¡Hola! ¿Qué tal están?

Espero que todo marche bien.

Por mi parte, no se si alguno de ustedes siga Pulse (El manhwa), pero yo estoy con el corazón roto desde ese último capítulo. Drama everywhere.

Btw, ya la película de Nanoha se estrenó en el país del sol naciente, y yo espero pacientemente encontrarla subtitulada en una calidad medio decente para calmar mi fiebre. Soñar no cuesta nada, supongo.

Gracias por sus comentarios! Y por seguir la historia! Es genial saber que alguien lee esto, la verdad. He estado con la cabeza un poco indispuesta desde hace un par de semanas, y focusearme en esto me está ayudando a no perder tanto el norte. En verdad, muchas gracias!

Por cierto, el punk es amor, el punk es vida. Es bastante cool saber que algunos de ustedes están escuchando las bandas que voy dejando por aquí. No me odien por eso hahahaha.

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen, todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 23: Es una promesa.

Abrió la alacena una vez más, solo para recordarse que tenían que ir al supermercado urgente a hacer la compra mensual. Si se aplicaba y le pedía consejos culinarios a Hayate podía hacer magia con algo de harina de trigo, un par de tomates y una lata de atún, pero si era realista, estaba muriendo del sueño.

Eso significaba que cualquier invento culinario que intentara en ese momento terminaría completamente quemado. Prefería no arriesgarse.

Quizá podía pedir comida china. O una Pizza. Era más rápido y, con el hambre que tenía la pizza iba mejor. Camino hasta el cuarto de Fate y abrió la puerta con cuidado, para encontrar a la rubia acostada en la cama con una cara de sufrimiento nada normal, mientras intentaba enfocar su atención en un reality show que estaban dando en la televisión.

- ¿Te tomaste el calmante? – preguntó Reinforce

- Hace diez minutos – gruñó por lo bajo Fate

- Qué raro que te duela – comentó Reinforce con una risita – Según tú ya estabas bien.

- Dale gracias a Dios que el dolor me impide darte una patada en estos momentos – murmuró Fate, enojada.

- Vamos, ya, no te pongas así – dijo Reinforce – Pediré una pizza ¿Te aguantas?

- Claro. ¿Puedes pedirla con pepperoni?

Reinforce asintió mientras tomaba el teléfono celular y marcaba el número de su pizzería de confianza. No duró más de tres minutos al teléfono, mientras tomaban su orden, le indicaban el precio y le aseguraban que su pizza de pepperoni y champiñones llegaría a su casa en un poco menos de media hora.

- Por cierto Fate – comentó Reinforce, mientras se sentaba en el suelo junto a la cama, frente al televisor - ¿Qué demonios haces viendo Mierda Shore?

- No estaban pasando nada bueno en la tele – contestó Fate, encogiéndose de hombros – Además, es divertido. Son como un montón de monitos locos peleándose por todo.

- Ok ¿Esos dos se acaban de conocer y ya están teniendo sexo?

- En media hora que lleva el programa he visto cosas peores.

Pensó en levantarse y esperar la pizza en la sala, pero se quedó haciéndole compañía a Fate mientras intentaba entender lo que estaba viendo en la televisión. Sabía que había gente loca en el mundo, pero esos de allí estaban exagerando. Por su bien, rogaba que fueran actores.

- ¿Estos serán así en la vida real? – preguntó Reinforce, con la vista pegada al televisor.

- Nah, no lo creo – respondió Fate – Seguramente les pagan por eso, ya sabes, le crean un personaje y esas cosas.

El sonido del timbre la sacó de su concentración. Se levantó rápidamente y, luego de verificar que llevaba el dinero en su bolsillo, salió a abrirle la puerta al repartidor. Pagó la pizza, asegurándose de haberle dejado al chico algo extra como propina y cerró la puerta tras de sí, poniendo la caja en la mesa mientras iba hasta el refrigerador a sacar una gaseosa.

Estaba por retomar el camino a la habitación de Fate cuando el sonido del timbre hizo que tuviera que desistir. Seguramente el repartidor no la había escuchado cuando le dijo lo del cambio, así que abrió la puerta para explicarle al chico que esa era su propina.

Pero quién estaba en la puerta no era el repartidor.

Se quedó paralizada cuando vio a la cobriza frente a la puerta, agitada. Nanoha, quien a su gusto era una de las chicas con más estilo de todo Uminari, lucía como si hubiese tenido el peor día de su vida. Su coleta estaba un poco más debajo de lo normal, lo que hacía que unos cuantos mechones de pelo saltaran en todas direcciones. Parecía haber llorado a mares, porque tenía los ojos irritados e hinchados, y un leve tic nervioso hacía que su labio temblara.

Cuando habló, confirmo que la cobriza no estaba para nada bien.

- Reinforce – dijo Nanoha, con voz quebrada – Dime que Fate está aquí.

Reinforce parpadeó unos segundos antes de reaccionar e indicarle que pasara. Nanoha miró a su alrededor rápidamente antes de atravesar el umbral.

- Esto es, wow, Nanoha – murmuró Reinforce, preocupada - ¿Qué te pasó?

- ¿Está Fate? – preguntó Nanoha – Han pasado demasiadas cosas Reinforce, necesito hablar con ella.

- Si, si está aquí, pero, wow. – dijo Reinforce – Ahora sí que no entiendo nada.

- ¿Está en su habitación? Puedo…

- ¿Nanoha?

Fate se había levantado al escuchar las voces, y ahora las observaba desde la puerta de su habitación, sosteniéndose de la pared para tener algo más de estabilidad. Nanoha la miró con toda la preocupación del mundo reflejada en sus ojos violeta, mientras se acercaba rápidamente a ella. Quedó a solo centímetros de ella, dudando si abrazarla o no debido al estado de Fate, pero cediendo cuando la rubia extendió su brazo hacia ella.

- No tan fuerte por favor – se quejó por lo bajo Fate, con una pequeña mueca de dolor.

- ¡Por Dios Fate! – exclamó Nanoha entre lágrimas -¿Qué paso?

- Creo que han pasado muchas cosas – contestó Fate en un susurro, mientras se perdía en la calidez del cuerpo de Nanoha junto al suyo.

- Bien, muy bonito el reencuentro, pero ahora necesito que alguien me explique qué paso – dijo Reinforce. – Ya la cena llegó y Nanoha, me imagino por la pinta que tienes que traes algo de hambre, así que vamos, sentémonos en la sala y arreglemos este enredo.

Nanoha le sirvió de apoyo a Fate para caminar hasta el sofá y sentarse. El calmante ya había empezado a hacer efecto, pero aún podía sentir algún remanente del dolor. Reinforce colocó rápidamente la pizza en la pequeña mesa de la sala y, luego de llenar tres vasos con gaseosa y tomar un trozo de pizza, empezó el interrogatorio.

- Nanoha, no es por ser injusta, pero sé lo que le pasó a Fate y no sé lo que te pasó a ti, así que creo que tendrás que contarnos primero que fue lo que te pasó a ti para que podamos entender – dijo Reinforce.

- Vale. Intentaré explicarlo lo mejor posible, pero ni yo misma logro entender cómo fue que pasó todo esto.

La cobriza se permitió un par de segundos para respirar profundamente. Aún le costaba creer que hubiesen pasado tantas cosas de un momento a otro, y encima llegar a casa de Fate para encontrarla en ese estado. Sabía que lo que le había pasado a ella tenía relación directa con lo de Fate, y sentía que su sangre empezaba a hervir de la rabia, pero necesitaba calmarse. Reinforce tenía razón. Primero debían aclarar todo.

- Bien – dijo Nanoha – Cuando dejé de escribirte, el día del concierto, me acosté a dormir un rato. Estaba muy cansada y no quería estarme durmiendo luego en el concierto, así que dejé cargando mi teléfono e intenté dormir. Luego de no sé cuánto tiempo apareció la asistente de mi papá, entró a mi habitación y me dijo que habían tenido una emergencia con mi padre y necesitaban que fuera urgente con ellos. Por el apuro dejé el teléfono en casa, apenas si me dio tiempo para tomar la mochila.

- Vaya, eso explica entonces por qué nunca nos contestabas las llamadas – murmuró Reinforce, dándole un sorbo a su gaseosa – Pero ¿Tú papá si está bien? ¿No fue nada grave?

- Mi papá no tenía absolutamente nada – respondió amargamente Nanoha – Después de viajar no sé cuánto tiempo en uno de los helicópteros de la empresa me encontré con la sorpresa de que mi papá estaba absolutamente bien.

- ¿Cuál era la emergencia entonces? – preguntó confundida Fate.

Nanoha suspiró nuevamente. De solo recordar las palabras de su padre sentía que su estómago se llenaba de plomo. Su propio padre. Aún le costaba entender como había sido capaz.

- Me iba a obligar a casarme con Yunno – dijo Nanoha, abatida.

- ¿¡Qué!? – Exclamó Reinforce, casi escupiendo su gaseosa - ¡Ese maldito cara de rata! ¡Ahora sí lo mato!

- Reinforce, cálmate – pidió Fate - ¿Cómo iba a obligarte? ¿Te amenazó?

- Tienen fotos tuyas y de Reinforce saltando por el paredón del restaurante, la vez de la cena con Yunno. Dijo que si no me casaba con Yunno iba a meterte en la cárcel y un montón de cosas. No creí que fuese capaz, pero con todo eso de obligarme a casarme ahora dudo que no intente hacerte algo Fate.

- Pero tú no... – murmuró Fate, con un nudo en la garganta – No lo hiciste ¿Cierto?

- Claro que no Fate – respondió Nanoha, negando con la cabeza – Le dije que lo haría y me escapé hoy en la mañana. Llevó viajando todo el día. No podía ni siquiera arriesgarme a llegar en avión porque sé que deben de estar buscándome hasta debajo de las piedras – siguió, intentando que su voz no se quebrara – No sé qué hacer. Esto es una locura. De paso te veo y estás toda golpeada y ni siquiera estuve allí para ti.

- Vamos, ya – murmuró Fate, rodeándola con su brazo – Lo importante es que ya estás aquí. No voy a permitir que eso pase.

- ¿Y tú Fate? – preguntó Nanoha, mirándola preocupada -¿Quién te hizo eso?

- Señor cara de hurón – se apresuró a contestar Reinforce.

- ¡Rein! – exclamó molesta Fate.

- ¿Yunno? – preguntó Nanoha enfadada - ¿Yunno te hizo esto?

- Si – admitió avergonzada Fate – No fue el solo pero sí.

- Ahora se las tendré que ver conmigo – murmuró seriamente Nanoha – No voy a permitir que te vuelva a hacer daño. Va a pagar con creces todo esto.

- Tu mujer tiene más bolas que tú – comentó Reinforce, tomando otro trozo de pizza.

- ¡Rein! – exclamó nuevamente Fate.

- Ya, no te enojes – pidió Reinforce – Al menos estás en un lugar seguro. Aquí no te podrán hacer nada, y, por supuesto, tampoco le podrán hacer nada a Fate. Ahora, ¿Qué es lo que sigue?

- Tengo que hablar con mi mamá – dijo Nanoha – Ella podría ayudarnos y sé que ella es la única capaz de mediar con mi papá.

- Bueno, ya es bastante tarde, así que no se si prefieras hacerlo ahora o esperar hasta mañana, después de que hayas descansado algo – dijo Reinforce – Ahora, ambas deben comer. Le avisaré a Hayate que ya estás con nosotras, estaba muy preocupada por ti.

Nanoha asintió, sintiendo como el enorme peso que sentía sobre sus hombros disminuía considerablemente. No había pasado siquiera una hora de haber llegado a la casa de Fate, y ya se sentía segura. Era como si de pronto, luego de más de 24 horas de estrés, tensión y desesperación, pudiera mágicamente desprenderse de todo eso sin miedo.

Miró a Fate mientras la rubia se estiraba para tomar su vaso de gaseosa, con los ojos hundidos y haciendo una leve mueca de molestia por el frío contacto del vidrio con los puntos de su labio, y no pudo evitar sonreír al pensar que, a pesar de encontrarse en muy malas condiciones, seguía siendo hermosa. Se veía tan fuerte pero a la vez su mirada irradiaba tanta calma, y mientras hablaba con Reinforce su boca se curveaba en una pequeña sonrisa que la hacía sonreír a ella también.

Y, tan solo con esos pequeños gestos, era capaz de infundirle tanta paz. No podía permitir que su padre le hiciera daño. Ni su padre, ni Yunno, ni Une, ni cualquiera que se atravesara en su camino con esa intención. No sabía que se inventaría, pero iba a proteger a esa chica a toda costa. Ella definitivamente valía la pena. Valía el día completo de viaje, valía las lágrimas, el miedo, todo ese sentimiento de opresión que desaparecía cuando sus ojos conectaban con los suyos.

Precisamente para evitar lastimarla se ofreció a dormir esa noche en el sofá, pero Fate no lo permitió. Se acomodó con cuidado junto a Fate en la pequeña cama de la rubia, mientras escuchaba entre risas como Reinforce les recordaba que la doctora había indicado que la rubia debía permanecer en extremo reposo.

No podía negar que pasar la noche junto a Fate era una tentación, pero en ese momento solo se conformaba con acomodarse junto a ella, escuchándola respirar suavemente, mientras observaba como su ceño se relajaba y se sumía en un sueño profundo. Con cuidado se acobijó bajo el brazo de Fate, teniendo cuidado de no apretarla tan fuerte para no causarle dolor.

- Nanoha – murmuró por lo bajo Fate - ¿Estás dormida?

- No – contestó Nanoha, en un susurro.- ¿Te sientes bien? ¿Estás cómoda así?

- Gracias.

Sabía que la rubia debería estar completamente sonrojada, o eso era lo que le indicaba su manera de hablar, pero en vez de intentar hacer que se avergonzara más como usualmente hacía se mantuvo en silencio, disfrutando de su voz, y de la calidez de sus brazos.

- Tenía algo de miedo – confesó Fate – Gracias por regresar.

- Siempre voy a regresar a ti Fate – murmuró Nanoha – Y siempre estaré a tu lado. Así estemos a kilómetros de distancia, siempre buscaré la forma de llegar a ti, y siempre me quedaré aquí – dijo, posando su mano sobre el corazón de Fate.

- ¿Es una promesa? – preguntó Fate, cerrando sus ojos.

- Es una promesa.