¡Hey!
Tiempo sin aparecer ¿No?
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 26: Noticias.
No sabía cuánto tiempo llevaba mirando esos trazos dibujados en una de las hojas de su libreta, pero cuando tomó el vaso de plástico que reposaba a un lado de la mesa y se lo llevó a los labios, la infusión caliente que había estado bebiendo se había enfriado. Pasó uno de sus dedos suavemente por las líneas que formaban el elaborado dibujo que a Nanoha le había tomado menos de una hora en hacer, como si de esa forma pudiera sentirse un poco más cerca de ella.
Realmente la extrañaba. Sentía que habían pasado siglos desde la última vez que la había visto.
Cerró su libreta con un suspiro y empezó a prestarle atención al panini a medio comer que había hecho a un lado en la mesa. No tenía apetito, pero Reinforce le había hecho prometer que iba a comer algo antes de que fueran al hospital, y sabiendo la capacidad que tenía la peligris para detectar todas sus mentiras, prefería portarse bien y hacerle caso.
Le dio un par de bocados a su desayuno/almuerzo y se obligó a tragar. Su teléfono celular vibro un par de veces antes de permitir que la pantalla se iluminara, mostrando un mensaje de Reinforce indicándole que en diez minutos Hayate y ella la alcanzarían en la cafetería de la universidad para irse juntas al hospital.
Si hubiese sido por Fate aún estuviese en la sala de espera del hospital, pero tenía que entregar un informe bastante importante ese día en la universidad, y no podía faltar a clases, mucho menos en ese momento, cuando estaban muy cerca de empezar los exámenes finales y cualquier punto extra contaba para asegurarse un aprobado en las asignaturas. Había sido difícil alejarse del hospital, y ahora la ansiedad la mataba por volver.
Estaría más tranquila si le hubiesen permitido ver a Nanoha el día anterior, pero justo cuando pensaban que permitirían que la cobriza recibiera visitas, la doctora que llevaba su caso salió a pedirle un par de autorizaciones firmadas a los padres de Nanoha para hacerle unos cuantos exámenes más.
Solo Momoko había podido verla.
Volvió a suspirar.
Acercó nuevamente la bandeja plástica que contenía los restos de panini y se dispuso a terminar de comer. A su alrededor el bullicio incrementaba. Ya se estaba acercando la hora del almuerzo, y la cafetería de la universidad estaba empezando a cobrar vida, por lo que las mesas que estaban cerca de ella estaban empezando a ocuparse. Aprovechó los últimos sorbos de su té para tomarse un par de los calmantes que le habían recetado, y, una vez terminado su desayuno, se levantó de la mesa para dejar la bandeja vacía en el bote de la basura.
Cuando caminaba hacia la salida de la cafetería observó cómo venían corriendo hacia ella Reinforce y Hayate. Sin tiempo que perder emprendieron la marcha hacia el estacionamiento, subiéndose al wolkswagen de Hayate para iniciar su camino hacia el hospital.
- Fate – dijo Reinforce, girándose en el asiento de copiloto para verla mejor en el asiento de atrás.
- Dime Reinforce.
- ¿Recuerdas ese festival de bandas medio de la alta que van a hacer este fin de semana en el Strikers? – preguntó Reinforce.
- Si – contestó Fate – Vice nos había dicho que nos iba a conseguir un par de entradas ¿cierto?
- Ese mismo. Bueno, verás, Vice me acaba de llamar preguntándonos si podíamos tocar allí.
- ¿Allí? – preguntó confundida Fate – Creí que ya tenían teloneros.
- No nos quieren de teloneros Fate – respondió Reinforce con una sonrisa – No sé qué diablos pasó, pero quieren que seamos la banda principal.
Fate miró a Reinforce confundida, como si no la hubiese escuchado bien. Ese festival tenía algo de tiempo planeado y, en su momento, intentaron hablar con Vice para que les consiguiera un puesto ya que iban a tocar un par de bandas nacionales algo populares, pero, como todo evento lleno de logística, los cupos ya se habían llenado hace mucho. Y ahora Reinforce le estaba diciendo que iban a tocar allí, y ni siquiera para abrir cuando el local apenas estuviese llenándose, si no como banda principal.
Esos calmantes como que eran más fuertes de lo que pensaba.
- Tienes que estar bromeando –murmuró Fate negando con la cabeza.
- Te juro que lo que te estoy diciendo es cien por ciento real no fake – dijo Reinforce – Yo creía que Vice me estaba tomando el pelo, pero parece que va bastante enserio.
- Pero ¿¡Cómo diablos!? – Exclamó Fate sorprendida – Esto es un puto sueño, en serio.
- Parece que tocar con Streetlight Manifesto nos dio un poco de atención – respondió Reinforce, encogiéndose de hombros – Ahora, aún no le he dicho a Vice que sí, porque necesitaba hablar contigo primero. Sé que Signum no tendrá ningún problema, pero tú literalmente acabas de salir del hospital y bueno, no sé si ya tengas la energía suficiente para aguantar un set completo como siempre lo haces.
- ¡Claro que sí! – afirmó Fate – Escríbele ahora mismo diciéndole que si lo haremos.
- ¡Esa es mi chica! – exclamó Reinforce, chocando los cinco con Fate.
- Dios, espero que si se vuelven famosas no empiecen a lanzarte ropa interior Rein – comentó Hayate suspirando – Porque me pondré tan celosa que tendré que montar una cerca alrededor de tu batería.
La noticia que le acababa de dar Reinforce sin duda alguna había mejorado su ánimo en general. Después de tanto estrés, parecía que poco a poco su esfuerzo estaba dando frutos. Eran solo pequeños pasos, pero sin duda era más de lo que se había esperado. Su semblante mejoró un poco a medida que se acercaban al hospital, y ya estaba deseando poder hablar con Nanoha para contarle lo del futuro concierto.
A partir de ese momento el camino hasta el hospital se le hizo súper corto. Aprovecharon el atasco vehicular que se encontraron para llamar a Signum, que también se escuchó notablemente sorprendida con la noticia, y empezaron a ponerse de acuerdo sobre que canciones tocar. Lo más probable era que en el próximo ensayo terminaran de decidir el set list definitivo, pero por lo menos ese tipo de conversaciones les podían dar una idea del ambiente que querían lograr.
Una vez llegaron al estacionamiento del hospital, Fate se bajó del auto casi corriendo, invitando a las demás a hacer casi lo mismo. Caminaron juntas hacia la sala de espera, en donde encontraron a Momoko sentada en una de las sillas. Se acercaron a la matriarca Takamachi siguiendo sus indicaciones, mientras la cobriza finalizaba rápidamente la llamada telefónica en la que estaba enfrascada y se levantaba aa saludarlas.
- Llegaron justo a tiempo – dijo Momoko con una sonrisa – Justo acabo de salir de su habitación, y me informaron que podía recibir visitas, así que no pierdan tiempo.
Asintieron como muestra de agradecimiento y se apresuraron hacia la puerta de la habitación en la que se encontraba Nanoha. Al entrar, se encontraron con una habitación perfectamente ordenada, con un gran ventanal que, al tener las persianas corridas, permitía entrar una cantidad considerable de luz natural. La calma de las cuatro parees blancas en las que se encontraban solo era interrumpida por el continuo bip del monitor que se encontraba junto a Nanoha.
Nanoha, se veía tan cansada.
Su cabello cobrizo caía libremente, apenas con algunos mechones traviesos sobre su cara. Las ojeras que bordeaban sus peculiares ojos daban una muestra de lo estresada que parecía estar por esa situación, aunque sus labios ya se habían iluminado en una inmensa sonrisa.
Los labios de Fate también habían formado una.
No pudo contenerse ni un segundo más. Prácticamente corrió hacia una Nanoha que la esperaba con los brazos abiertos, y sin dudarlo ni un segundo se dejó envolver por el calor que su pareja desprendía. Se mantuvieron por unos segundos así, enredadas la una entre la otra mientras se daban pequeños besos que solo reafirmaban lo mucho que se habían extrañado en esos pocos días. Un carraspeo de Hayate fue quién las hizo separase, visiblemente sonrojadas.
- Vamos Fate, sé que es tu novia pero por acá también la extrañamos – dijo Hayate aguantando la risa ante la expresión de vergüenza de Fate.
Hayate también se tomó unos segundos para abrazar a Nanoha, mientras que Reinforce se conformó con chocar los cinco con ella y alborotarle suavemente el cabello entre risas.
A Fate la tranquilizaba enormemente verla, y sobre todo, verla feliz. Eso solo significaba que Nanoha estaría bien, y eso era lo único que le importaba.
- Nos asustaste bastante ¿eh? – dijo Reinforce, acercando un par de sillas.
- Lo siento – murmuró Nanoha apenada.
- ¿Te sientes bien? – preguntó Fate, sentándose en el borde de la cama mientras rodeaba a Nanoha nuevamente con sus brazos.
- Estoy bien – respondió Nanoha – Por supuesto todo esto del hospital y las inyecciones no me agrada mucho que digamos, pero definitivamente estoy bien.
- ¿Estás segura? – preguntó Hayate – Mira que lo que menos queremos es que trates de hacerle la fuerte.
- No es para tanto – contestó Nanoha – Es más, no sé ni siquiera porque estoy aún acá.
- Ni tu mamá ni yo dejaremos que salgas de aquí hasta que estés completamente bien – comentó Fate, mientras le pellizcaba una mejilla a la cobriza – Así que más te vale que te portes bien.
- Está bien – murmuró Nanoha resignada – No creo poder hacer nada contra ustedes dos juntas así que me rindo.
- ¡Oh! – exclamó sorprendida Reinforce – Si es verdad que ya Fate se lleva bien con su suegra.
- ¡Reinforce! – la regaño completamente sonrojada Fate.
- Vamos Fate ¡Deberías estar feliz! – dijo Hayate – Ahora es oficial que triunfó el Nanofate. Es más – continuó, mientras sacaba su teléfono – Debemos tomarnos una foto conmemorativa.
- ¡Hayate! ¡Voy a parecer un fantasma! – se quejó Nanoha.
- No hay nada que un filtro no pueda arreglar – refutó Hayate – Ahora vamos, acomódense todas, foto para el Instagram.
Como pudieron se acomodaron juntas para salir en la selfie de Hayate, que, ni corta ni perezosa, se apresuró a subirla al Instagram etiquetándolas en el proceso.
- ¡Listo! – exclamó Hayate.
- Hayate ¿En serio? – preguntó Fate alzando una ceja – Hashtag "El Nanofate siempre gana"
- No te quejes, se me pudo haber ocurrido algo peor – se defendió Hayate.
Tuvieron unos diez minutos más para seguir bromeando hasta que una enfermera entró a la habitación para indicarles que el tiempo de la visita se había terminado. Luego de un par de abrazos para despedirse salieron de la habitación y se reunieron con la señora Momoko, quien se hallaba sentada junto a un malhumorado Shiro.
Por supuesto, a pesar de que Fate había empezado con buen pie los lazos con Momoko, todavía la rubia seguía siendo una delincuente sin futuro ante los ojos del señor Takamachi. Por supuesto, a Momoko eso la tenía sin cuidado, y las invitó a almorzar a todas en un restaurant cercano luego de que se reunieran con la doctora que llevaba el caso de Nanoha. Si todo salía bien, posiblemente ya Nanoha estuviera de alta en el hospital para final de la tarde.
Mientras Momoko y Hayate decidían cual era el sitio más conveniente para almorzar, la doctora que estaban esperando apareció en el umbral de la puerta de la sala de espera, haciéndoles señas para que la acompañaran.
Fate miró a Momoko expectante, y ella asintió con la cabeza dándole su aprobación para acompañarlos ante la mala cara de Shiro.
Esta vez la doctora los hizo subir un par de pisos hasta su consultorio, tomando asiento detrás de su escritorio mientras los invitaba a sentarse en las sillas que se encontraban frente a ella. Buscó entre unas pocas carpetas que tenía a un lado hasta encontrar aquella que estaba timbrada con el nombre de Nanoha, y la puso frente a ella.
- ¿Cuándo darán de alta a Nanoha? – preguntó Shiro, más calmado que la última vez que Fate lo había visto.
- Bueno, ya tenemos el resultado de los últimos exámenes que le practicamos a la paciente, y con eso descartamos otras patologías. Lamento tener que informarles que Nanoha tiene Leucemia linfocítica crónica.
Fate sintió como si alguien le hubiese propinado un violento puñetazo en el estómago, dejándola repentinamente sin aire. Intentó por un momento respirar, pero parecía que sus pulmones estaban negándose rotundamente a ayudarla, mientras en sus oídos un intenso pitido empezaba a aturdirla. Tenía que haber escuchado mal. Es más, se sentía tan irreal que lo más probable es que estuviese soñando todo eso, pero la expresión abatida de la doctora solo le daba mil veces la razón a sus palabras.
- ¿Qué? – alcanzó a preguntar Momoko, incapaz de procesar por un momento la información que le acababan de dar.
- Sé que es una noticia dura para ustedes – empezó a decir la doctora mientras suspiraba – Casos como el de Nanoha no son muy comunes a su edad, y definitivamente pueden buscar segundas o terceras opiniones si eso los hace sentir más tranquilos, pero la punción de médula ósea que tomamos ayer fue la prueba definitiva. Los resultados de sus exámenes y los síntomas son bastante claros.
- Oh por Dios – alcanzó a murmurar Momoko, antes de romper a llorar.
Shiro rodeó con sus brazos a Momoko, con una expresión en su rostro que era completamente ajena a alguna emoción que Fate le hubiese conocido a ese hombre. Lejos quedo la prepotencia para dar paso al abatimiento total, y sus ojos solo reflejaban el shock de alguien que se encontraba en la cima y de pronto tuvo que cargar todo el peso del mundo sobre sus hombros.
Mientras Fate estaba rogando despertar de esa trastornada pesadilla, pero cada sollozo de Momoko solo confirmaba que ese momento era más real que lo que podría desear.
- Si prefieren que demos a Nanoha de alta para que ustedes puedan buscar otras opiniones también lo pueden hacer – dijo la doctora – pero yo en lo personal les recomendaría que iniciaran con el tratamiento de una vez. Cada día que pasa es vital para asegurarnos que Nanoha pueda entrar en remisión.
- ¿Qué necesitarán para empezar? – preguntó Shiro con un hilo de voz
- Mañana podemos hacerle una evaluación general a Nanoha para decidir cuándo podremos empezar con el tratamiento, y definir cuánto durará el ciclo de quimioterapia. Una vez allí le pediré a administración que les pase el presupuesto de los ciclos y quedaremos a la espera de su autorización para empezar.
- No se preocupe por el dinero – murmuró Shiro – El dinero… Es lo de menos.
- Ahora, en ningún momento le hemos comentado de esto a la paciente. Si quieren puedo hacerlo yo, o pueden hablar primero alguno de ustedes, como prefieran.
- Lo haré yo – dijo Momoko, intentando recomponerse
- ¿Está segura señora Takamachi? – preguntó la doctora.
- Lo haré yo – repitió Momoko – solo deme unos minutos para pensarlo.
- Está bien. Mientras contactaré a los otros especialistas para que podamos empezar a revisar el caso de Nanoha. Pueden esperarme afuera un momento mientras se preparan, y avísenle a mi secretaria cuando ya se sienta lista para ir a la habitación de Nanoha.
Salir del consultorio fue más difícil para Fate de lo que pensaba. Sus piernas se negaban a responder, y aún no alcanzaba a entender lo que terminaba de ocurrir. Afuera, Momoko se giró hacía ella, estrechándola entre sus brazos.
- Prométeme que no la dejarás sola Fate – le susurró Momoko al oído – Prométeme que no la dejarás sola ahora que te necesita más.
- No lo haré – contestó Fate, intentando conseguir las palabras – Le juro que no lo haré.
- Déjame hacer esto a mí por hoy – le pidió Momoko, mientras la soltaba y tomaba asiento junto a Shiro.
Fate solo alcanzó a asentir mientras se daba la vuelta y caminaba hacía la salida del hospital. Sus piernas se movían cada vez más rápido mientras intentaba no empezar a hiperventilar, y la presión en su pecho crecía más con cada segundo que pasaba. Las imágenes de su madre y su hermana aparecieron en su mente, llenándola de miedo. Quizá por eso no había escuchado los pasos apresurados que se acercaban tras ella.
- Fate ¡Wow! – exclamó Reinforce – Pero ¿Qué te pasó?
Reinforce la miró a los ojos y solo vio dolor reflejados en ellos. Sus pupilas detallaron a una pobre muchacha rubia que parecía haber perdido todo el color, con el labio inferior temblando violentamente y gruesas lágrimas que caían como una cascada por sus mejillas, rompiéndose en mil pedazos en el suelo. Era la misma muchacha perdida que había visto en otras ocasiones, con esa carga que parecía incapaz de soportar por sí sola, solo que esta vez también parecía que, ni siquiera con ayudar, podría lograrlo.
- Na… Nanoha… - alcanzó a murmurar Fate antes de romper a llorar en los brazos de Reinforce.
