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5. De Cartas y Poemas

Después de haber hablado con el anciano, Odín nuevamente continuo su camino. El sendero estaba bordado por la suave hierba que se hundía en sombras y los árboles junto a él se alzaban temibles, así camino Odín hasta encontrarse en la casa de Darón, al entrar descubrió que Legolas y Darón permanecían en silencio y ya Laitalë, Osanwë y Esselya se encontraban durmiendo apaciblemente. Odín se sentó junto a ellos mientras que la expresión de Legolas se suavizaba al hablar.

-Ahora podéis decirme que es lo me habéis estado ocultando desde está tarde ¿o no es así Odín?-.

-Legolas...- inicio Darón – Hoy fuimos convocados ante el rey, y nos ha encargado algo...-

-Que os ha encargado??- pregunto exasperado.

-Ha decidido que partamos a una misión- concluyo Odín.

Legolas les miro profundamente a los ojos, y luego bajo tenuemente su mirada, una misión... pensó Legolas.

-No será tan malo-dijo en un susurro –Pero a donde??, por cuanto tiempo??, Cual va hacer nuestra obligación??, cuando partimos??- dijo al mismo tiempo que subía la mirada.

-Calma, Calma-río Darón – ¿a dónde? aun no lo sabemos, ¿cuánto tiempo? No lo tenemos claro, ¿cuál va hacer nuestra obligación? Pronto nos lo será dicho, ¿cuándo partiremos? En tres días-.

-¡En tres días!- Exclamó Legolas sorprendido-pero, ha sido muy pronto y empezaba a conocerme en verdad- dijo al fin un poco entristecido.

-No os preocupéis Legolas, no va hacer por siempre y tu mismo habías querido explorar las tierras que se extienden en Eriador, o acaso ese no era vuestro deseo??- Le pregunto Odín seriamente.

-Si, aunque.... –Pero su voz se perdió en el Silencio.

-No importa, saldremos en tres días y nos adentraremos en largos viajes- dijo Darón tratando de animar a Legolas.

-Dejemos este tema aun lado- dijo Odín mientras observaba a Darón con mirada penetrante, como si tratase de Escrudiñar en su mente.-Sin embargo, no nos habéis dicho que ha pasado con Amarië, Darón o Caso Legolas tu sabéis algo??-

-No, Darón no me ha comentado nada- Y de esta manera los dos Elfos Silvanos le miraron con curiosidad.

Darón levemente se sonrojo y trato de evitar la mirada de los dos elfos, sin embargo, no lo pudo soportar, la contemplación a la que estaba sometido le incomodaba ligeramente y en todo caso sabía que tendría que decirles algún día.

-Amarië y yo-dijo tímidamente y aun el escarlata teñía su tez blanca y fría- estamos entre lazados-

Legolas y Odín hicieron ademán de estupefacción. Era sorprendente que se los halla ocultando por tanto tiempo.

-Desde cuando??-Irrumpió Odín.

-Cuando Amarië partió a Lothlórien... escribí una carta que deposite en su equipaje, y al cabo de un mes recibí la respuesta afirmándome que también me amaba que no importaba la lejanía, aunque no contemplar su belleza es arduo para mi corazón, pero sé que algún día nos volveremos y el tiempo se acerca-.

-Y aun así conservas la carta que os ha llegado??- pregunto Legolas.

-No sólo una carta, han sido varias, creo que nunca me separare de ellas... es por poco mi razón de vivir- Darón dejo salir una ligera sonrisa - ¿por qué no pasáis a mi habitación? y allí podréis observar algunas de las cartas que me ha enviado Amarië-

Legolas y Odín asintieron al tiempo que se ponían de pie junto Darón quien iba ahora adelante, y ante ellos un pasillo se abrió y al final de este se encontraba la habitación de Darón, él entre abrió la puerta he hizo seguir a sus amigos y contemplaron la luz de la pálida luna y de las frías estrellas, pues justo en la habitación se encontraba un balcón que en sus costados crecía las flores multicolores y abundantes, entre la habitación y el balcón una dosel le separaba engarzado por pequeños cristales el cual la luz de la luna le atravesaba y este le fragmentaba en diversas luces que danzaban libres por la habitación como si una melodía incorpórea les alentara a seguir..., y junto a él se encontraba el amplio lecho de Darón cubierto por mantos de color pardo entre mezclado con suaves verdes que estaban bordados con flores y estrellas y hayas que daban un toque familiar al lugar, y seguida de esto se erguía el escritorio de Darón tallado ya en antaño y sobre él se encontraban dispersadas algunas hojas, varias manchadas por tinta y otras arrugadas. Odín se acercó a un compartimiento que abrió con un encantamiento el cual extrajo un pequeño cofre que destapo dulcemente, allí se encontraban las cartas de Amarië envueltas por un listón rojo que expedía un aroma agradable, entonces Darón se acerco junto a Odín y Legolas, y sus labios se posaron ligeramente sobre las cartas e inmediatamente empezó a leer...

Hay una estrella que brilla en mi corazón,

Una luz que no perece,

Un fuego que arde y consume,

Una llama imperecedera.

Un amor fluye,

Un amor que corre por mis venas,

Un amor que palpita,

Un amor que desalma.

Largo tiempo vacile para escribirte, pero al ver la carta, el aliento se me llenaba, la mano cobraba fuerza y de está manera decidí escribirte, aunque nos encontremos lejos, sé que de algún modo nuestros destinos se volverán a encontrase y juntos moraremos en los bosques y que los ruiseñores cante a nuestra felicidad, porque cuando estemos juntos nuevamente, ninguna tristeza caerá a nuestro corazón y el silencio cesara y la alegría volverá a nuestras vidas.

Tenna Rato, Amarië

Darón concluyo de leer la carta y la cerro, y enseguida tomó otra que le continuaba mientras que Odín y Legolas lo miraban con asombro, pero con alegría.

En claros umbríos,

En Mallorn los grandes,

La Elanor se extienden,

Mi amor no apacigua.

Luz de Aurora,

Luz de la Mañana,

Suave y tierna golpeas mi cara,

Que en dulces matices té profanas.

Bosque Dorado,

Por todos amados,

Calma mi tristeza,

Porque mi amor no cesa.

Ya han pasado largos días desde nuestra llegada, fuimos gratamente recibidos por la Dama Blanca y el señor del Bosque y por los Galadrim, que en ellos los ojos vislumbra belleza y Sabiduría, nos instalaron en bellos flets que en lo alto se admiran como la luz dorada del sol juega con las hojas de los mallorn y danza entre ellas, los días en este lugar pareciese que no corriera el tiempo y durante el Invierno sus hojas no caen y dulce son los aromas de las Elanor y las pálidas y juguetonas niphredil alegran nuestros días.

Namarië

Darón tomó otra carta seguida de está.

Tal vez la distancia nos separe,

Y el tiempo nos aleje,

Los días se esfuman y sin embargo,

No te borro de mi mente.

Me acerco a la ventana,

Y miro hacia el horizonte,

Y veo como el rojizo del atardecer

deleitan mis ojos,

y pregunto al viento si trae noticia alguna

y a cambio roza mis mejillas

como si fuesen tus manos

Y en tanto las hojas caen a mis pies,

Y me acompañan en este momento de soledad,

Mientras que el agua brilla como esperanza a mi oscuridad,

Ya que no pierdo el anhelo de volverte a ver.

Grandes cosas hemos aprendido de los Galadrim por los señores del bosque son grandes en sabiduría y belleza, sin embargo me poso en el flet mas alto y miro con tristeza y somnolencia al lugar que alguna vez fue mi hogar y escrudiño en la oscuridad del sur que aparenta a ser mas densa, aunque los exploradores que ha enviado mantienen a margen todas aquellas criaturas malignas que tratan de quebrantar las fronteras es una paz vigilante pero no me siento enteramente segura.

Tenna Rato.

-Aun me quedan más, pero ya la noche estará pronta a envejecerse y no me gustaría Odín que llegues tarde a vuestra casa y tu Legolas, no creo que sea bueno que no paséis buena noche-

-Tenéis toda la razón y espero que sigas escribiendo a Amarië- le dijo Odín.

-Espero escribirle pronto tal vez no me tarde-

-Creo que ha sido hora de partir que paséis buena noche-

-Alasse´ Lome- correspondió Darón. Sin embargo Legolas continuo en Silencio con la mirada baja y sin movimiento alguno.

-¿Legolas os sentís bien? No hace mucho no estabais así- Inquirió Odín.

-No sucede nada… nada importante – dijo en palabras sueltas que lleva el viento, Darón y Odín no insistieron, pero las palabras de Legolas un tanto desconcertantes, seguramente por el viaje. Y en la plenitud de la luna Odín camino entre las sombras para volver hacia su casa y fijamente miraba alrededor y contemplaba el caer de las hojas tenuemente y que ahora se extendía una alfombra dorada y los ligeros pies de Odín se hundían entre ellos, empero Odín también se encontraba pensativo, porque el sólo recordar la Imagen de Adranla y su esencia le atormentaba y cada vez que abundaba en su mente más apresuraba el paso hasta que al fin llego a su destino. Se detuvo de súbito y se inmovilizo y con torpe lentitud abrió la puerta, Elvëa seguramente ya dormía y sin hacer ruido alguno se adentro hasta la habitación y nuevamente los pensamientos lo embargaron y entre todos ellos llego el recuerdo de aquel anciano y leves dudas recorrieron por la mente, hasta que al fin su mente canso y cayo en un profundo sueño.

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La débil luz de la mañana traspasaba con dificultad las ramas hasta caer suavemente por la ventana, la mañana era fría y el exterior se hallaba silencioso, una calma imperturbable. Eran los primeros rayos del día en tanto Anariel ya estaba despierta porque los pensamientos la turbaban y no le era posible descansar y así inmediatamente se puso de pie y se coloco un vestido azul claro y suave y cerca tenía un broche de plata para sujetarse el cabello, tenía la forma de una mariposa y tenía engarzado algunas perlas, era la compañera de la mariposa que guardaba Adranla que Legolas había obsequiado a las dos con gran afectó. Tomó los cabellos azabache con delicadeza y lo sujeto con el broche e inmediatamente salió a caminar un rato por entre el Bosque porque aun era temprano para presentarse en el Palacio.

El día era claro pero no igual como era en antaño porque en todo caso se sentía una pesadez que flotaba en la brisa y descalza ahora corría Anariel cómo un siervo, ligera y veloz rozando tan sólo la hierba y aspirando la fragancia de los árboles, al fin se detuvo y se sentó sobre aquel césped verde ahora cubierto por las hojas que dan inicio al otoño de colores dorados, Anariel alzo la mirada y encontró una que otra rama desnuda, sin embargo se percato que su cabello andaba suelto y que el broche que lo sostenía se había perdido entre la hierba y ahora allí ya hacía y seguramente ella no volvería a ver el broche que tanto amaba y se lamento amargamente por largo rato hasta que se percato que el tiempo había corrido rápido como los vientos de las costas y que era hora de volver al palacio porque sus obligaciones requerían de su atención.

-Buenos Días Anariel- Saludo con cortesía Athrod.-No os veo muy bien-

-He perdido algo de gran estima que no puede ser nuevamente restituido- Y apretó el puño con fuerza-Pero decidme que ha sucedido últimamente-.

-No sabéis de las últimas, veo – Contesto Athrod- pues sabed que en la noche anterior a altas horas arribo hasta aquí un anciano, sin embargo vigoroso, de cómo habrá podido entrar al bosque sin ser percibido por los guardias no lo puedo asegurar en todo caso se encontraba ahora en frente de las puertas y yo me encontraba allí porque me encontraba en guardia, se acerco hasta a mi e inmediatamente le pregunte que donde venía y que me dijera su nombre, vengo desde Lothlórien después de hablar con la dama blanca y en tanto mi nombre no me es concebido decírtelo, sin embargo en el norte seré llamado Gandalf y en el sur mithrandir, llamadme como mas te plazca me dijo al fin y a mi parecer sus ojos relampaguearon por unos instantes nuevamente pregunte que noticias le traía a lo que él me contesto lo que traigo es para comunicarlo con el rey hacedlo llamar por que las nuevas que traigo no son buenas por un momento me hizo dudar – Athrod recordó aquel momento como si un presentimiento corriera por todo su ser, por un tiempo callo hasta que al fin volvió hablar –Inmediatamente me apresure al encuentro con el rey, lo encontré en la Biblioteca observando desde la ventana las estrellas, le hable del anciano que se encontraba en frente de las puertas, creo que no le agrado que yo le halla interrumpido sin embargo dio la autorización de que entrase y desde anoche han estado conferenciando las nuevas noticias- finalizo Athrod.

-Notablemente son urgentes las nuevas que trae ¿has sabido cuando partirá?-

-Lo más posible es que parta hoy mismo- Athrod le tomó de la mano a Anariel para luego besarla en la nívea piel–Tenna Rato- y desaprecio entre los árboles del bosque dejando aturdida a Anariel que se encontraba de pie junto a las puertas incapaz de moverse.

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Gracias a Elanta, Lalwen, Lothuin y Eowyn007 por los reviews.