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8. Recuerdos Junto al Fuego
Así transcurrieron los días: lentos y apacibles. Con algunos sonidos fugaces en la espesura del bosque como crujidos y siseos, y en rara ocasión se filtraban por entre las ramas, repentinos rayos de luz que asomaban por las somnolientas hojas dando una luz débil y crepuscular. De vez en cuando Athrod desmontaba y exploraba mejor el camino y se alejaba del grupo seguidamente, adoptando el silencio como lengua y las sombras sus aliadas. Habían decidido no avanzar por las negras sombras de la noche, porque últimamente se sentían observados por Ojos invisibles y miradas refulgentes, pero cada uno pensó que eran sueños que habían salido de su imaginación, así que siguieron con la penosa marcha.
-Creo que estos helechos serían un buen lugar para pasar la noche- dijo Athrod desmontando del Caballo y observando ahora el claro en que se encontraban. El suelo bajaba hasta convertirse en una hondonada cubierta de hierba y de casuales flores como una alfombra, y el círculo estaba bordeado por viejos árboles que ahora se veían oscuros.
-En todo caso- inquirió Legolas.-La luz se esta apagando, lo puedo ver por las sombras que se alargan por el recodo del sendero.
-Tenéis razón- dijo Darón.-Odín y yo buscaremos ramas secas para poder encender el fuego de esta noche-.
Y diciendo esto, Odín y Darón se alejaron del claro umbrío mientras las sombras lo devoraban en rededor del bosque. El sol ya estaba a punto de morir, atrás en las lejanas montañas nubladas, hundiéndose en las brumas del oeste. Athrod se dejó caer bajo un haya de corteza carrasposa y húmeda, y la copa del árbol estaba poblada por hojas otoñales tornándose desde un color verde hasta castaño. Legolas ató al caballo junto a los demás, en la corteza de un árbol delgado y joven. Miró a Athrod que parecía dormir bajo el capuchón, pero no divisó nada, así que siguió preparando la cena frugal que iban a tomar. Al terminar, llegó Odín y Darón cargando las hojas secas que iban a usar para encender una fogata apresurada, Athrod se incorporó acercándose a las ramas secas, y al chasquido de las piedras, las ramas se prendieron rápidamente. Los cuatro elfos tomaron la cena sin comentario alguno y sin mucha prisa. Al finalizar, Athrod se alejó del círculo de luz que producía las danzantes llamas hasta llegar nuevamente al árbol en donde había descansado durante el crepúsculo. Legolas lo siguió con la mirada y vió momentáneamente como la capucha se levantaba un poco, dejando ver una luz brillante en sus ojos oscuros, aquella luz se le hizo familiar mas no le dio importancia.
-¡Recordad!- exclamó Odín de inesperadamente con el corazón menos oprimido. La mirada de los tres elfos se giraron rápidamente hacía el Eldar.-Cuando las hojas eran mas alegres, hermosas y verdes-.
-Si- dijo aturdido Legolas.
-¿Más a que viene esto?- preguntó Darón.
-¿Acaso no recordáis cuando nos conocimos?- Preguntó Odín entre suaves risas claras.
-Si- dijo quedamente y avergonzándose un poco.
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Los grandes árboles se erguían imponentes alrededor, iluminados por la hermosa luz del sol que se posaba sobre sus raíces y las aves cantaban armoniosas melodías de árbol en árbol, y las criaturas silvestres miraban con atención los dos niños elfos jugando entre los árboles, estaban en una completa algarabía y alborozo.
-¡Legolas!- Exclamaba el pequeño Eldar apresurándose entre los árboles y las flores primaverales. –No podéis escaparte todo el día de mí, ¡JA, JA! – reía el pequeño tropezando con helechos y ramas secas de otros años. Había una haya próxima sobre una baja elevación del suelo, poblada de larga hierba a sus pies y de flores silvestres. Odín se acercó con cuidado, estaba seguro de haber divisado una figura bajo el regazo del árbol, se acercó con cautela, ningún ruido irrumpía el vigilante silencio, hasta las aves habían silenciado el canto y los animales sus actividades, sólo se oía el susurró de las ramas que se mecían. Un rayo de luz apuntaba exactamente hacía la figura.
-¡Te tengo!- dijo Odín balanceándose sobre la sombra. hasta que al fin, el pequeño bulto había quedado de bajo del delgado y níveo cuerpo de Odín.
-¿A quien habéis atrapado?- preguntó con curiosidad una vocecita que provenía de las ramas. Odín miró confuso al árbol alto y orgulloso que se levantaba a unos cuantos pasos hacía la derecha. Un niño elfo con unas flores ceñidas en la cabeza había bajado ágilmente de las hojas y miraba con curiosidad a Odín.
-¡Legolas!- exclamó estupefacto.-entonces, ¿quien esta debajo de mi?-.
Legolas se acerco al ovillo que yacía bajo Odín, este inmediatamente se retiró y contemplaron por un instante el cabello azabache que se esparcía sobre la poblada hierba. Legolas miró rápidamente a Odín y luego volvió su mirada al niño que sostenía unos pergaminos y una pluma en las níveas manos. Odín se inclinó para divisar mejor lo que había acontecido tomándole de la mano.
-Creo que esta inconsciente- dijo con voz temblorosa.
-Será mejor llevarlo a las casas de curación- dijo el niño de cabellos dorados.
-¡Ja, Ja!-reía Odín contemplando la mirada de Darón. –Me asuste bastante, temía que algo os hubiese pasado-.
-Fue solo una coincidencia- dijo Legolas tratando de animar a Darón mientras miraba con interés las llamas danzantes de las ramas secas que producían un círculo de luz. Athrod en tanto, contemplaba el filo de su daga y jugueteaba con la punta.
-Pero, así los conocí- dijo Darón confortado.
-Aunque creímos que nunca despertarías de tu sueño- comentó Odín.
-Me había desviado entonces a los mares de los sueños, cualquier marinero sería feliz- dijo Darón. –Igual que Eärendil.- en esos instantes Darón miró hacia el firmamento contemplando a la estrella mas brillante –igual que él-. Finalizó.
-Por un momento creí que Amarië nunca nos iba perdonar después de haberte dejado inconsciente-. Dijo Legolas.
-Amarië- susurró Darón y los viejos recuerdos se recobraron en su mente.
-Extraño en verdad- dijo Odín recordando una vieja historia. –La manera en que vuestros padres se ligaron-.
-Si- contesto Darón –Gracias aquella joven llamada Miluinel, se ha dicho que era un buen arquero y que seguramente lo es y aun vive en Imladris-. Darón se detuvo por un momento –Fue entonces cuando la Isla de los Númenóreanos sucumbió- dijo con tristeza.
-Su codicia ocupó todo su corazón y la razón se alejó cada vez más de su mente, triste final, pero siento que aun hay esperanza para los edain, porque recordad que el don que se les fue otorgado es el de la muerte-. Dijo Legolas.
-Extraño don el que les fue concebido.- musitó Odín.
-Pero, son los únicos que pueden cambiar su destino o morir si eso es lo que prefieren para no seguir ligado con el mismo mundo hasta que todo termine- replicó Legolas.
-Es verdad, nuestra vida esta ligada con Arda, ¿a donde partirán los Edain después de la Muerte?- Preguntó Odín para si mismo. Hubo un silencio y la noche siguió avanzando lentamente, Odín apagó el fuego y cada uno de los tres elfos se acomodó lo mejor que pudo, para poder descansar, aun quedaba un largo trecho por recorrer. Pero, Athrod aun no dormía y seguía sumido en sus propios pensamientos, inmóvil junto al árbol, contempló el cielo y los oscuros ojos se clavaron en la infinita oscuridad que se extendía a su ojos mientras las ramas susurraban y se mecían sobre su cabeza, no había ruido alguno, de pronto el silencio se hizo vigilante y Athrod se había incorporado instantáneamente mirando con cautela hacía los flancos esperando, tal vez, un golpe repentino.
-¡Por Elbereth!- dijo Quedamente.
Entre los troncos de los árboles donde la oscuridad era impenetrable, ojos de varios tamaños empezaron hacer aparición, uno a uno se iban encendiendo como si fueran luces que despertaran, los ojos se movían con pasos cautelosos acercándose a la nueva presa que habían rodeado, los ojos eran vidriosos y viscosos.
-¡DESPERTAD!- Exclamó Athrod apresurándose hasta a tomar el arco y una flecha.
Los tres elfos despertaron de inmediato divisando la figura de Athrod en frente de ellos con una postura firme
-¿Qué esta pasando?- Preguntó aturdido Darón, aun en medio de los sueños.
-¡Arañas!- Fue la única palabras que logró escapar de los labios de Athrod, porque la flecha que sostenía había volado por el aire hasta empuñarse en el soso cuerpo de una araña vieja y gorda que se había lanzado con imprudencia, porque hacía largo rato que no probaba otro bocado aparte de pequeñas criaturas distraídas o de las ardillas negras que empezaban hacer aparición por el lado norte del reino. Ahora los cuatro Eldar escucharon los siseos de las arañas y las ramas que se quebraban a medida que se acercaban. Odín tomó un arco y un carcaj que se encontraban cerca del equipaje bajo el regazo de un árbol. Darón y Legolas también imitaron este movimiento.
Las arañas se estaban acercando cada vez más, mientras que las flechas de los Elfos silbaban en el aire casi como un sonido musical atravesando la fétida piel de las arañas o destruyendo sus ojos multifacéticos, así los mantenían a raya, fuera del Claro, pero las arañas parecían interminables, cada vez que una caía otra las suplía. Ahora no sólo las arañas tenían hambre, sino que estaban deseosas de venganza porque el odio estaba domando sus corazones mientras siseaban con ruidos alarmantes. Pronto las flechas se terminaron, y con desesperación desenvainaron las dagas que habían llevado consigo, las arañas se balanceaban sobre ellos, una a una se disponían a atacar y una a una los Elfos las detenían, empuñando las dagas en los sosos cuerpos y derramando la fétida sangre sobre la hierba corrompiéndola y tiñéndola de negro. Pero tal situación no podía durar por mucho tiempo y ya los cuatro elfos empezaban a desfallecer, levantaban ahora las dagas con pesadez.
Las ramas se mecían con agitación en el aire y aun las arañas no se daban por vencidas, cada vez más coléricas y hambrientas. De repente una luz iluminó el claro Umbrío y unas cuantas arañas cayeron muertas a los pies de los elfos, mientras que otras corrían despavoridas a las espesuras del Bosque. Los Elfos se detuvieron inmóviles, contemplando las arañas que yacían muertas, sin embargo no entendían lo que había sucedido, así que se sentaron sobre la hierba corrompida.
-¡Los Caballos!- dijo con agitación Athrod. Odín se incorporó de inmediato y con decepción descubrió que las cuerdas se habían quebrado con la fuerza que los caballos habían ejercido en ella y lo único que pudieron recuperar fueron las provisiones que habían caído de las montaduras de los caballos, aunque mas tarde descubrieron que los cuatro caballos habían vuelto intactos al reino de Thranduil ya que Astaldo los guío con sabiduría, pero por ahora los elfos no lo sabían y se sentían desdichados.
El día nació lúgubre al igual que el frió cielo que se levantaba por sobre la cabeza de los Elfos y prontamente el sueño les fue arrebatado. Tomaron los pocos fardos que les quedaban y los distribuyeron lo mejor que pudieron para que cada carga fuera de igual peso que la anterior, continuaron la marcha y a medida que avanzaban los árboles se volvían mas fríos y se inclinaban poco a poco sobre los viajeros formando una arcada, ya los rayos de luz se habían evaporado en el aire y la oscuridad se estaba apoderando del bosque lentamente y al igual que el aire, se estaba volviendo denso. Los elfos se detuvieron un momento para tomar un breve descanso dejando los fardos aun lado, se sentaron sobre los breves brotes de hierba y comieron un poco de pan de camino que había obsequiado la dama Adranla a los Elfos.
-Estamos cerca de los lindes del Bosque- comentó Athrod bajo el capuchón sacando de una bolsita un pergamino un tanto arrugado y señalando con el níveo dedo algunas ubicaciones.- En dos día estaremos allí al crepúsculo, seguiremos avanzando por el Oeste hasta arribar al rió que se abre por las tierras ásperas y giraremos al Norte-.
El silencio nuevamente habitó por los senderos y entre las ramas que musitaban en el bosque. Odín se encontraba recostado en la corteza de un árbol, contemplando con atención el sendero que se abría ante sus ojos y reflexionando sobre el camino, de pronto, fijó la mirada con atención al recodo que giraba al norte en el sendero, una extraña sombra alargada se encontraba bajo el regazo del árbol, Odín se puso de pie y se dirigió lentamente a la sombra, atraído por una extraña razón y sin apartar la mirada. Legolas y Darón lo miraron con curiosidad y diversión por aquellos movimientos, mas no se movieron. Al fin Odín se detuvo reprimiendo un grito y con renovado asombro.
-Aiya, Muchacho- dijo la sombra -¿Qué te trae por estos lados? Está tan oscuro el bosque que no es bueno salir de casa, podría decir que me estabais siguiendo-.
-Pero, Pero- dijo titubeando Odín haciendo llamar la atención de los demás elfos. – ¡Eres el anciano que ví aquella noche!- terminó de decir en una exclamación.
-OH, si- asintió él con un asentimiento –pero anciano no es la forma de tratar a tus mayores jovencito- dijo agitando la vara sobre el hombro de Odín.
-Discúlpeme- dijo Odín inclinando la cabeza. – ¿Más como os debo llamar si nada sé de vuestra vida?-
-Es verdad, es verdad- repitió el anciano –y es mejor que no sepas mucho, muchacho y a mí podréis llamarme Mithrandir o Gandalf, llamadme cómo te plazca-.
-Mithrandir estará bien- dijo Odín pensativo. –Odín a vuestro servicio- e hizo una respetuosa reverencia.
En esos instantes se acercaron los tres elfos y contemplaron con sorpresa al anciano sentado sobre la hierba.
-A ti te conozco- dijo Mithrandir apuntando con el dedo arrugado –eres el guardia que me atendió en aquella noche fría, aunque luces algo extraño-. Lo miró con cautela bajo las espesas cejas. –Ya veo, te ves diferente por la capucha- Athrod asintió, pero, las cejas pobladas se dirigieron a Darón y Legolas.
-Alasse´Undómë- dijeron al tiempo.
-Darón a vuestro servicio-.
-Legolas…- Mithrandir lo irrumpió.
-Eres el hijo del rey Elfo, ¿no es así?-
-Así es-.
-Más decidme- dijo Darón. – ¿Que os traéis por estos oscuros lugares?-.
-Algo que no te incumbe muchacho- Respondió – En cuanto a vuestra misión, estoy enterado, así que no os preocupéis por ocultar lo que ya sé-. Pausó un momento mientras palmeaba el bastón –Bueno, será mejor que os acompañe hasta los lindes del Bosque-. Se puso de pie, parecía tan encorvado que casi la barba tocaba la hierba, aunque los elfos pensaron que tardarían más tiempo en llegar a los mismos lindes del bosque. –Y no os preocupéis que puedo llegar a caminar tan vigorosamente como vosotros-.
Así empezaron nuevamente la marcha con el anciano, algunas veces discutieron con él, daba consejos y les agradaba al igual las noticias que el anciano les trasmitía por medio de sus labios.
-Si, las cosas han cambiado en el mundo y seguirán cambiando – solía decir en compañía de los elfos.
Una noche y dos días permanecieron con Mithrandir hasta que al fin a la hora del crepúsculo llegaron al flanco del Bosque. Los árboles a medida que se acercaban se anchaban a los lados y la luz llegaba con mayor fuerza hasta ellos, la luz reanimaba los corazones, las últimas lucecitas que expedía el sol se aferraban con fuerza a las ramas, tejiéndose en las hojas y ondeando en el aire, hasta que al fin la luz cesó y el sol se extinguió. Cuando el sol se había ocultado al fin, Mithrandir nuevamente habló.
-Ha llegado a término de nuestro viaje, aunque corto en verdad- dijo Mithrandir pasándose la mano por la barba gris. –he de partir al sur ahora mismo, pues la dama debe estar esperando- dio una última mirada al grupo y empezó alejarse, los elfos lo seguían con su penetrante mirada, pero, de repente vieron como el anciano se detenía y se volvía, hasta que al fin estuvo en frente de ellos, mas exactamente en frente de Athrod.
-OH, si, ya me olvidaba, toma- el anciano metió la mano dentro de la mochila y extrajo un objeto realmente hermoso. Era un broche de plata con algunas perlas engarzadas e imitaba la figura de una mariposa en vuelo. –Te pertenece muchacho encapuchado, y guiadlos bien al igual que a ti mismo-. Le depositó el broche en la mano de Athrod y a pasos lentos se fue alejando del grupo. –Cuidad vuestros caminos- Fue lo último que oyeron decir por ese entonces.
Ahora bien, Athrod envolvió en un lienzo el broche y lo guardo con aprecio en una bolsita que cargaba junto a la daga. Legolas no estaba muy contento, en verdad que conocía aquel broche, era aquel que había obsequiado a Anariel y Adranla hace un tiempo, pero prefirió no decir nada y continuar la marcha bajo las estrellas, suponía que Anariel se lo había obsequiado Athrod en prenda de algo que él no sabía y ni le interesaba saber, mientras que Athrod ahora se preguntaba de que lugar lo habrá encontrado Mithrandir (aunque esto nunca lo supo) y porque habría de entregarle el Broche a él.
Flores que bordáis la primavera,
¿Donde estáis para deleitarme?
Ya el invierno se acerca,
¿Acaso moriréis a mis pies?
Si es así no seáis crueles,
No me embrujéis con tu tierna fragancia,
Ni me encantéis con la hermosura que guardas,
¿He de esperarte tanto tiempo?
Pues bien, tendré que hacerlo
Pero esperadme también,
Porque quiero verte,
Si antes no muero por tu ausencia.
-En realidad, no es muy buena- dijo disculpándose Darón. – lo hice pensando en que tengo frío y que extraño a Amarië-.
-No os preocupéis- le dijo Legolas –Seguid teniendo esperanza y continuad mirando adelante, tal vez encuentres una luz que te guíe por un buen camino-.
-Que así sea- dijo divertido Odín –Pero, que sea después de un poco de comida y descanso-.
Los cuatro elfos se echaron a reír mientras alistaban todo para una cena rápida y un descanso breve, habían olvidado por unos instantes todo peligro que habían pasado, o toda pesadumbre que existieran en sus corazones. La noche era negra a pesar de las vagas lucecitas que iluminaban el cielo incierto.
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Aiya!! Creo que ya os están acostumbrando a mis caps raros, bueno no importa, la verdad es que una de mis razones de vivir o lo realmente gratificante para mi es que les guste lo que escribo, gracias por los reviews y aun mil gracias por leer esto.
*Yersi, muchas gracias por querer publicar mi fic en tu page, te lo agradesco.
*Lothluin, muchas gracias por tus animos, en todo caso cuenta siempre conmigo en lo que quieras.
*Metarel, hantalë por el rebién.
*Eowyn007, fijate como has mejorado, asi que sigue asi!!!.
*Elanta, gracias *hace reverencia* por tenerme tanta paciencia para ayudarme en esto, y en cuanto a andurrial, supongo que me quedo sin palabras.
*Vegalone, recibid mis mas sinceras disculpas, espero que esta vez lo halla escrito bien. ^___^, gracias a todas!!.
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