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9. Fuera del Bosque Negro

El perezoso sol se estaba levantando lentamente en el este, al otro extremo del Bosque Negro. La niebla blanca se agitaba con suavidad desde el cielo, no era calurosa, diferente a la bruma que se levantaba en las mañanas en el Bosque. Habían pasado una noche agradable, más luminosa que otros días. Ahora estaban dispuestos a continuar con mejor ánimo. Legolas había despertado al despuntar el sol, se preguntaba cuando llegarían al fin al lado opuesto de las montañas, y estar en el hermoso valle escondido, había escuchado tantas cosas maravillosas que habían deleitado su corazón por los viajeros que ahora ansiaba ante todo estar allí, pero algo perturbaba también su corazón, aun remoto en el interior de Legolas, estaba en los mas profundo de sus deseos, él lo ignoraba es verdad, pero tal vez algún día podría ver el azulado del mar.

Legolas se encontraba sentado en una rama baja que se hallaba un poco alejada del límite del Bosque, contemplaba con curiosidad los lejanos picos de las montañas nubladas, las puntas blancas cubiertas por una bruma que lo deleitaba. Miró por un momento a sus amigos que aun se encontraban durmiendo sobre la hierba y agradeció a Eru por tener amigos tan fieles, recostó la cabeza sobre las rodillas mientras que pasaba los brazos alrededor de las piernas, los cabellos dorados caían con delicadeza entre sus brazos y por un momento, pensó en ella, pensó que la extrañaba, pero, estaba tan lejos, que tal vez no valía la pena recordarla. Y nuevamente se sumió en sus pensamientos.

-Despertad- dijo – que ya la luz nos ilumina-.

Los elfos entreabrieron lentamente los ojos, habían pasado una buena noche y pronto estarían en el valle, al cabo de unos días. Comieron un poco del pan de Camino y bebieron lo poco que quedaba de agua.

-El agua empieza a escasear- dijo Athrod. –Tendremos que apretar el paso, así podremos llegar al cabo de unas horas después del medio día al río que os hablo-.

Tomaron los fardos con rapidez, aunque es verdad que extrañaban la compañía de Mithrandir, pero, ahora había que seguir por el sendero que se les presentaba que se desviaba lentamente hacia el norte. Contemplaban con admiración todo en cuanto alrededor, las pequeñas briznas de hierba se ampliaban frondosas a los extremos del sendero y algunas piedras grisáceas bordeaban el camino, seguramente, los hubiese deleitado mas si fuese primavera, pero ya era mediados de otoño y ahora, las hojas y las flores crepitaban en el suelo, caminaron unas cuantas horas, en un silencio expectante, Athrod continuamente iba en frente y repasaba el camino con cuidado. Después, era seguido por Darón y Odín, y en la retaguardia aguardaba Legolas, siempre cauteloso.

Pequeños brillos de plata y de luz blanca se levantaban del agua clara, que golpeaba con estrépito las piedras que hallaba a su encuentro. Legolas giró la mirada hacia las ahora, mas cercanas montañas nubladas, y observó como el cielo se teñía de colores cobrizos, combinados con blanco y un débil azul. Y allá en el cielo, Legolas contempló como se levantaba una estrella solitaria y melancólica, pero con un fulgor enceguecedor. Legolas parpadeo y cuando volvió a dirigir la mirada al firmamento ya no se encontraba.

-Me he desviado por unos momentos a un sueño- dijo en voz alta. Mas sus palabras se perdieron en el aire y en el vacío, porque los demás Eldar contemplaban con admiración aquel rió que se presentaba a sus ojos, una manta clara y plateada que cubría con dulzura la hierba.

-No os imagináis, hace cuanto deseba ver un poco de agua al menos- dijo con pesadez Odín, mientras se dirigía corriendo hacía el agua, introduciendo sus ligeras manos por entre las aguas claras y agitando la mano por las alturas, esparciendo gotas de agua como pequeños diamantes que se fundieran en la tierra.

Darón y Legolas lo siguieron, dejando los fardos aun lado e introduciendo también las hermosas manos, chapoteando el agua y haciéndola caer como cristalizada. La suavidad del agua los reconfortaba y aliviaba, mientras que los sonidos producidos por los elfos se extendían por el lugar como signos de alegría.

-Tomare un Baño- dijo decidido Odín, esbozando una dulce sonrisa – desconozco, lo que vosotros deseáis, ¿acaso no os bañaréis después de tanto tiempo?- preguntó con cierta inocencia al igual que miraba uno a uno para explorar sus pensamientos. Ágilmente se despojó de las ropas desgastadas, introduciendo los pies con lentitud.

-Tenéis razón- comentó Legolas saliendo de sus pensamientos -Ya casi se ha borrado el recuerdo del agua, palpar mis miembros y borrar el cansancio-. Retiró la capucha que cubría el rubio cabello al igual que lo hacía con las sandalias que llevaba puestas. Darón guardó silencio por unos momentos, una expresión de seriedad asomaba lentamente por su rostro, Legolas y Odín lo contemplaron con notable curiosidad.

-¿Ocurre algo?- preguntó al fin Odín. Darón seguía en silencio, con la mirada gacha y dirigiendo sus pasos al borde del riachuelo, se inclinó con lentitud, introduciendo las largas manos entre el agua clara, se miró en el perturbado reflejo mientras la dejaba caer lentamente, desabrochó la capucha, lanzándola lejos, se despojó de sus vestiduras al igual que Odín pero con languidez, se sentó sobre una roca lisa y fina. Legolas y Odín lo miraban con expectación, no perdían movimiento alguno que realizara el elfo. Darón nuevamente introdujo las manos, permanecieron allí por un momento, echó una última vista a los dos elfos perplejos y con una vivacidad súbita, levantó las manos con fuerza llevando con ellos millones de gotas que caían esparcidas sobre los dos Eldar.

-No es justo- balbuceó Odín e imitando los movimientos de Darón. Legolas se encontraba riendo, observando aquella escena peculiar: las figuras de Darón y Odín batallaban con ligereza bajo la sombra del agua, por aquellos momentos todo cansancio y dolor fueron arrasados por el agua que se resbalaba en los níveos cuerpos de los elfos. Legolas agitó la cabeza dirigiéndose rápidamente hacía Athrod quien estaba de espaldas.

-¿Queréis tomar un baño?- Inquirió Legolas.

-Bañaos vosotros- Dijo Athrod –Si eso es lo que queréis, en tanto yo, tendré que rehusarme, así que iré en busca de algunas ramas secas- Se dirigió apresuradamente hacías el sentido opuesto de los elfos, al cabo de unos minutos, una baja colina se interponía entre la mirada de Legolas y la figura de Athrod, Legolas se giró nuevamente, dando pasó al jugueteo con el Agua.

La noche ya había caído por completo, los chapoteos producidos por los elfos se habían perdido en el silencio, el delgado cuerpo se dejó caer sobre la frondosa hierba, extendió con lentitud los brazos mientras los leños rodaban pesadamente sobre el pastal cerca del cuerpo, los ojos oscuros captaron con atención el firmamento, delatando vagas lucecitas del cielo, que nacían una a una. Athrod se incorporó después de un tiempo, dirigiendo la mirada a los elfos.

-Veo que habéis terminado de Bañaros- comentó en tono alegre.

Los elfos se miraron profundamente y al cabo de unos segundos, un melodioso sonido se escabullía de los labios de los Eldar, ajuntaron los leños en una pila y con el chasquido de algunas piedras las llamas empezaron a hacer presencia tímidamente ante los ojos de los elfos.

Antanelyë men melmë ar alassë,

ar renuvammet oialë.
Namárië, Ríanna vanima, Ardalótë!

Coacalinalya firnë ve lícuma súrinen,

nó melmemma len úva firë indommassen.
Namárië, Ríanna vanima, Indotári!

Sí wila Númenna rámainen laurië,

ar nai fëalya seruva oialmaressë.

-Hantalë por la canción- dijo en voz baja Athrod quien estaba aturdido, se alejó lentamente de los demás elfos, resguardándose en la sombra de la copa de un árbol, el capuchón aun lo llevaba puesto, por alguna razón no se había despojado de ella durante el camino, mientras que en pocas veces hablaba. Y allí bajo aquella sombra fría Athrod descansó bajo el cielo oscuro. Legolas lo observó por un momento el cansancio lo había invadido a pesar de ser un elfo de alta estirpe, sin embargo se sentía alegre, lo embargaba una ligera satisfacción, ordenó algunas ramas secas y posó la rubia cabeza sobre los helechos mientras Darón y Odín imitaron los mismos movimientos, dejándose deslizar por entre la hierba.

Las rocas frías se bañaban entre el agua clara en tanto las demás criaturas silvestres continuaban descansando, Los elfos tenían un sueño apacible que se denotaba en el rostro de los elfos, ningún rastro de abatimiento se delineaba en la suave tez. Crac – crac, las ramas no dejaban de agitarse con la suave brisa que recorría sus hojas, sin embargo el monótono sonido fue interrumpido por violentos sonidos, la hierba gemía con horror, las pocas ramas que habían cerca se caían precipitándose hacía el yerto suelo. Los sonidos que eran producidos por los Trasgos se levantaban y se extendían en todo el territorio, estaban al menos a un Kilómetro cuando Legolas despertó de súbito.

-Los Trasgos- Exclamó haciendo llamar la atención de sus compañeros quienes se incorporaron inmediatamente.

-Es verdad- susurró Athrod tomando el arco y la daga –esas repugnantes criaturas desconocen el concepto de cautela, ¡oíd como la hierba gime a pesar de la distancia!-

-No demoraran en rodearnos- dijo un tanto aturdido Darón sintiendo como los sonidos golpeaban con fuerza el suelo. Las vociferaciones se acercaban cada vez más, los Trasgos aun cuando fueran corpulentos y torpes pueden llegar a tener una velocidad sorprendente en especial bajo el manto de la noche y ahora estaban apareciendo una tropa desordenada de aquellas criaturas, vociferando y blasfemando entre ellos. Legolas calculó al menos cincuenta de ellos. No tardarían en hallarlos…

-No tardaran…- la bella voz de Odín fue interrumpida por el silbante sonido de una flecha.

-Ya no hay tiempo- exclamó Legolas sosteniendo el arco, los Trasgos habían llegado con las miradas desorbitadas, las manos inyectadas por sangre, las vestimentas impulcras y desgastadas, sólo había una oportunidad… escapar era esa, no tenía caso quedarse allí aun cuando esto lastimara el orgullo de los elfos. –Hay que escapar- Dijo con el pensamiento Legolas, los demás Laquendi asintieron cruzando algunas miradas, los trasgos obstruían la parte este, y el río el lado oeste, sólo el norte y el sur estaban despejados, no habían tiempo, tenían que apresurarse.

De pronto, Los Trasgos se abalanzaron feroces sobre ellos, Legolas y Athrod realizaron ágiles movimientos escapando de aquellas garras huyendo por el norte en tanto Odín y Darón huían al sur. Los Trasgos se habían divido, sin embargo la mayoría de los Trasgos habían comenzado la persecución en busca de Legolas y Athrod.

-No podremos… - jadeó Athrod.

-Apresúrate- giró Legolas rápidamente, viendo como decenas de trasgos los seguían –Escaparemos-.

Los Trasgos estaban prontos a darles alcance, no tardarían mucho era sólo cuestión de algunos minutos, sin embargo el camino empezó a volverse abrupto e inclinado requiriendo mayor esfuerzo tanto a los elfos como para aquellas criaturas del mal. Athrod cerraba aquella marcha, respirando con notoria dificultad, sin embargo tomó un último aliento colocándose a la misma altura de Legolas, este lo miró de reojo, sorprendido de aquella repentina fuerza que había crecido en el interior de Athrod.

-Lo siento… - musitó Athrod con dificultad, Legolas lo contempló nuevamente, los rayos de luna se habían extinguido y la capucha de Athrod se había dejado caer dejando entrever el cabello ondulante y el rostro cubierto por los doseles de la oscuridad, al cabo de segundos Athrod tomó nuevamente fuerzas agitando el delgado cuerpo hacía Legolas logrando el objetivo que pretendía. Legolas se tambaleo por unos momentos aquel golpe no se lo hubiese esperado, más no logró mantenerse en pie, el níveo cuerpo cayó sobre la hierba rodando en bajada hasta caer en una cavidad del suelo que había al pie de la Colina en tanto los últimos sonidos llegaban lejos mientras las oscuridad caía precipitante ante los ojos de Legolas.

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Athrod corría apresuradamente, hacía ya algunos minutos que Legolas había caído y los Tragos habían perdido rastro de él, pero por otro lado la persecución se había centrado en Athrod.

-No, no podré más…- las palabras se hundieron en los labios rojillos mientras las manos ya descansaban sobre la hierba, Athrod perdió el conocimiento al igual que tiempo y espacio.

-¡Oh! Mirad que hemos encontrado- señaló un Trasgo rodeando el cuerpo de Athrod –parece aun estar vivo-.

-Os daré muerte entonces- dijo uno más corpulento acercándose al cuerpo, apuntando con la daga el pálido cuello.

-¡no daréis muerte a nadie!- Exclamó el jefe de aquella tropa -debemos llevarlo a la cavernas son ordenes de arriba-.

-Pero el camino es demasiado largo- replicó el otro.

-Ordenes son ordenes Sereg- finalizó. El trasgo rastreador y Sereg se retiraron no sin antes vociferar. –Levántenlo– ordenó. Dos trasgos se apresuraron sobre el cuerpo tomándolo con dificultad cada uno de un brazo, el Trasgo corpulento se acercó inspeccionando cada detalle y murmurando algunas palabras, tomó de la barbilla al elfo.

-Con que una doncella elfo- dijo inspeccionando el semblante –Nos divertiremos un rato- Los demás trasgos levantaron las oxidadas armas como símbolo de regocijo ante las palabras dichas.

-Ven aquí imbécil- dijo dirigiéndose hacía un trasgo que tenía delante – Yo, Bör- habló en tono orgulloso – traedme el agua encantada y las especias que vienen de las profundidades del mismo Bosque-.

-¿Aquellas hierbas que encontramos en la parte sur?- preguntó aturdido.

-Así es, ¡Traedlas pronto!-.

Las estrellas se veían frías en el firmamento oscuro, el tiempo transcurría lentamente hasta que al fin el pequeño trasgo trajo consigo un cuenco lleno de agua y unas hierbas en la mano.

-Aquí esta el agua del rió encantado… el mismo que corre en las entrañas del bosque-.

-Pues bien, dadle de beber a la doncella elfo, tal vez cuando despierte pueda recordar algo- dijo con ironía mientras tomaba con sus descomunales manos el rostro de la doncella elfo.

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Las pequeñas gotas recorría la delicada piel, recogiendo la suciedad y cayendo directamente a la hierba. Golpeaban una y otra vez mientras las ropas se humedecían y se adherían al cuerpo y ensuciándose con el lodoso suelo. Legolas se incorporó lentamente mientras se pasaba la manga por el rostro frotándose los ojos porque las visiones se habían vuelto borrosas y blanquecinas a pesar de que la luz de la mañana ya estaba asomando en el mundo. Legolas se quedo inmóvil tratando de reflexionar, pensar lo que había sucedido, de repente se preguntó en que momento había sucedido y esto y si no sería mejor encontrarse aun en Bosque Negro, junto a su gente, en ese momento se sintió desdichado pues lo mas seguro era que Athrod ya caído y que los Trasgos hubiesen acabado con él. Sin embargo, algunos sonidos familiares lo despertaron a la realidad.

-¡Legolas!- aquel sonido llegaba lejano y profundo. Legolas se puso de pie tambaleándose sin poder mantener el equilibrio mientras que las voces llegaban cada vez más cercanas. -¡Legolas!- volvía llegar el sonido.

-Aquí- dijo con pesadez en tanto caía sobre la hierba. Dos delgadas siluetas se abrían paso por la cortina de lluvia, tanteando con las manos y la mirada el lugar, cuando descifraron que su compañero estaba en el suelo.

-Legolas, pero ¿Qué ha pasado?- dijo con sorpresa Darón mientras lo tomaba de brazos recostándolo suavemente.

-Dejadme así- replicó –No estoy tan mal como suelo aparentar y en cuanto a lo que sucedió- Legolas cerró los ojos lentamente, evocando imágenes ya del pasado –Corría con Athrod, ascendiendo esta pendiente… cuando de pronto se balanceo sobre mi e hizo que cayera en esta cavidad del suelo lo mas seguro es que este en las manos de los Trasgos ¡debemos buscarlo-

Los tres elfos cruzaron miradas al tiempo que asentían con la cabeza, ayudando a poner en pie al príncipe elfo.

-Mas contadme, ¿como os habéis librado?- dijo con las cejas en alto, pasando el largo dedo sobre la nariz limpiando una cristalina gota. Odín se descubrió el semblante anteponiéndolo al impenetrable cielo, contempló las nubes por unos segundos hasta que nuevamente se dirigió hacía Legolas.

-Cuando partisteis al norte, yo y Darón tomamos hacía le sur –apuntó hacía su espalda –mantuvimos un paso firme y constante a la vez que no aventajamos por el descenso que presentaba la tierra, pronto llegamos a unos árboles y allí trepamos para escondernos, esperamos cautelosamente a que pasasen con imprudencia ante nuestros mismos ojos. Mantuvimos en alto el arco y la flecha hasta después de que hubiese pasado toda la tropa y al fin… dejamos escapar nuestras flechas, silbando por el aire con su voz victoriosa y clavándose cruelmente en los desgarrados cuerpos de los Trasgos. Aun no se habían percatado hasta que un Trasgo de pequeña estatura chilló con una voz aguda, haciendo que tapásemos nuestros oídos, los demás trasgos se dieron la vuelta y desafortunadamente ya habían localizado el lugar donde nos encontrábamos y las flechas ya se habían extinguido del todo. Darón y yo desenfundamos las dagas, balaceándonos sobre nuestros enemigos y manchándonos con su asquerosa sangre que salpicaba las espadas y las dagas –Odín mostró entonces a Legolas la daga que llevaba consigo manchada y colorada e inmediatamente dio a relucir los gastados penachos de las puntas de las flechas –fue una empresa difícil y peligrosa el terminar con todas aquellas criaturas-.

-Al menos salimos airosos de la contienda- comentó Darón.

-Es verdad- dijo en tono pensativo Legolas –mas habéis contado entonces con mayor suerte, pero ahora el tiempo apremia y no podemos dejar en manos de los Trasgos a Athrod ¡Es hora de partir!- exclamó mientras la vos se perdía en las numerosas e incansables lluvia que caían sobre ellos.

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Explicación……. El agua que hay en el cuenco es la misma del rio del boque negro, en la que se cayó bombur y quedo como hipnotizado y las hierbas es para que tenga mas efecto sobre la persona que lo vaya a toma!!! Ahora os estareis preguntando porque tres fics seguidos!!! Es que hoy es mi cumpleaños!!!!!!!!!! Y que mejor que empezandolo publicando lo que escribo!!!!!!!!!!!!!!

Asi q muchas gracias por los reviews!!!!!! Las quiero a todas!!!!. (por cierto, si les gusto la aparicion de Gandalf pues me hacen mas feliz!!! Gracias!!!!).

Vegalone86, jejeje, ahora si lo escribi todito!!!! Ojala te guste el silmarillion es buenisimo!!! Y perdón por la tardanza!!!!.

Eowyn007, lastima que casi no tienes tiempo, pero bueno ahí sacas un ratito.

Lothluin, creo que mejor dejo de menospreciarme para que no me des unas cuantas bofetadas, pero muchas gracias por tu amistad (y jejeje, ya sabes porque pasan algunas cosas en mi historia….)

Legolas´ Girl, con gusto te puedo ayudar un poquito con las canciones!!! Y ojala te sientas muy bien en esta page.

Elanta, gracias por decirme que he mejorado, tal vez se deba a mis buenas amigas que escriben muy bien y no son malas con sus personajes y con sus seguidoras (ummmm, para cuando el cap de hijo del pasado???).

The Balrog of Altena, si, si como que si nos parecemos en escribir y a mi tb me encanta como escribes!!! Jejeej, lo haces muy bien!!!!:

Bueno, gracias por todo, espero publicar esto pronto