6- Lo que trajo la tormenta
La tormenta que todos habían predicho, se manifestó con violencia, como si deseara vengarse de todos. Nubes grises y opacas cubrieron las estrellas del firmamento, dejando caer pesadas gotas de agua cristalina, acompañadas de una capa de duro granizo. Un viento helado y fuerte corría por las ciudades, bosques y praderas de todo Mobius, ni siquiera la isla donde se hallaba la Master Emerald se salvó del aguacero feroz. Afortunadamente, Knuckles ya estaba allí, protegiendo aquella poderosa gema como dictaba su deber.
Todos se hallaban resguardados de la poderosa lluvia, con excepción de cierto erizo negro, que yacía sentado sobre unas rocas al pie de las montañas sobre las cuales había estado hace una hora contemplando a su alrededor.
Shadow permanecía dormido en aquel desolado sector, mientras la lluvia lo empapaba de pies a cabeza. Permanecía imperturbable a cada gota y granizo que caía sobre él. Si alguien lo hubiese visto, hubiera creído que estaba muerto, pero no lo estaba. Solo parecía no sentir nada con el frío y la tormenta.
Poco a poco, sus ojos se cerraron con fuerza, como si algo le estuviera doliendo.
"…Shadow…" escuchó en su cabeza "Shadow"
Cerró los ojos con más fuerza, intentando ignorar la voz que estaba oyendo. Parecía que esta estaba sobre él. Se escuchaba delicada, dulce y femenina.
"Shadow, por favor prométeme que la protegerás. Ella está sola".
"Dime que lo harás. Ella te necesita".
Despertó sobresaltado. La lluvia, indiferente a su reacción seguía cayendo y mojándolo cada vez más.
Con su respiración acelerada y los ojos muy abiertos, Shadow observó a su alrededor. No había nada más que las mismas rocas en donde se había detenido y la lluvia torrencial, que ahora daba paso a los truenos.
- ¿Qué demonios fue eso? – se preguntó tan confundido como molesto.
- No me parece que este sea un buen lugar para dormir – escuchó decir eso a una voz muy familiar. Giró la cabeza hacia la derecha y reconoció de inmediato a la dueña de esa voz. Rouge la murciélago.
- Eso no te incumbe – respondió Shadow con desgano.
- Vaya. Te desapareces un tiempo y vuelves peor que antes – se burló Rouge.
- Es irónico que lo diga una ladrona de joyas – contestó el erizo.
Rouge le lanzó una mirada fulminante. No sabía si él o Knuckles lograba sacarla con mayor facilidad de sus casillas.
- Supuse que regresarías – dijo Rouge mientras aterrizaba y se sentaba al lado del erizo.
- ¿Por qué lo dices? – preguntó él.
- Supongo que sigues buscando respuestas – explicó la murciélago – Después de todo, sigues sin recordar muchas cosas.
Shadow le lanzó una mirada asesina. Ella tenía razón, pero no tenía ningún derecho a meterse en su vida.
- ¿Es que acaso te importa? – le preguntó él con voz fría.
- ¡Por supuesto que no! – negó ella – Solo digo lo que es obvio. Pero si buscas respuestas, aquí no encontrarás nada.
- No vine a eso – contradijo Shadow – Digamos que mi llegada fue un accidente.
- ¿Accidente? – se extrañó Rouge - ¿Qué hiciste ahora?
- Eso no te importa – respondió Shadow poniéndose de pie y permaneciendo inmune ante la tormenta que parecía no tener manera de detenerse.
- ¿Y vas a irte sin decir nada? – se quejó Rouge - ¡Eres un testarudo!
- Y tú una aprovechadora – se defendió él – No te cruces de nuevo por mi camino ¿Entiendes?
- ¡Como quieras! – respondió la murciélago – Solo diré que ya te extrañaba.
- ¿Uh? – se asombró Shadow en el acto, pero un segundo después el asombro murió como llegó: en un instante.
- Sigo sin confiar en ti – dijo Shadow y se alejó a gran velocidad, dejando sola a Rouge bajo la lluvia.
- Solo confías en ti, erizo terco – le respondió ella, segura de que él no la escucharía. Se levantó del suelo, estiró sus alas y emprendió el vuelo.
- ¡Genial! Arruiné mi ropa y mi maquillaje para nada – se quejó en el aire.
Mientras tanto, en la casa de Amy, Calipso seguía profundamente dormida, pero el lado positivo se reflejaba en el hecho de que la fiebre había desaparecido.
- ¡Esta tormenta es insoportable! – se quejó Amy.
- Quejarte no hará que la tormenta se detenga – le respondió Sonic.
Ella lo miró molesta. Cuando Sonic quería, podía ser muy desagradable.
- Piensa en otra cosa – le insistió él.
Amy se sonrojó, pues lo único en que podía pensar si no era en la lluvia o todo lo ocurrido esa noche, era en su amado Sonic.
Intentando distraerse, vio el reloj de la pared.
- ¡No puede ser! – exclamó - ¡Son casi las dos de la mañana!
- Si, creo que ha sido una noche emocionante – sonrió el erizo azul. Amy rió con su comentario. Él siempre sabía hacerla reír. Pero después, soltó un ligero bostezo.
- ¿Estás cansada? – preguntó Sonic.
- Un poco – respondió Amy – Iré a mi cuarto a buscar algo y vuelvo.
- No te vayas a dormir en las escaleras – se rió Sonic, guiñándole un ojo.
Amy lo miró con algo de molestia y subió a su cuarto.
Una vez allí, abrió el cajón de un ropero color rosa y decorado con flores blancas pintadas sobre las puertas. Extrajo de allí, un vestido para dormir. Era largo hasta los tobillos, color rosa pálido y los hombros parecían de un vestido de princesa.
Se quitó su vestido rojo y la diadema roja que acostumbraba a usar sobre su cabeza, se puso su vestido de pijama, para después quitarse sus botas y las dejó sobre una silla que había cerca de la puerta.
Se acercó lentamente a su cama. Era tamaño mediano, con dos almohadas blancas y unas sabanas color rosa con unas flores bordadas en la orilla. Se sentó sobre la cama y trató de analizar lo ocurrido.
- ¿Es bueno o malo? – susurró por lo bajo.
La llegada inesperada de Shadow la tenía confundida. Era como si un agujero negro se lo hubiese tragado para luego enviarlo a Mobius. No sabia si buscaba algo o no, pero solo sabia que si él estaba cerca, Sonic no estaba a salvo.
- ¡No le pondrás un dedo encima a mi Sonic! – exclamó en voz baja, como si amenazara a Shadow.
Recostó su cabeza sobre las almohadas, aunque su intención no era dormir. Quería hablar con Sonic, aunque solo fuera sobre lo ocurrido esa noche, no solo para buscar o intentar encontrar alguna hipótesis, sino también para estar con Sonic.
- ¿Cuándo lo notará? – se lamentó la eriza.
Inconscientemente, sus ojos empezaron a cerrarse, impulsados por el sueño que la dominaba. Cayó dormida sin poder resistirse.
Al pasar 30 minutos desde que había subido a su habitación, Sonic comenzó a preguntarse que estaba haciendo Amy en su cuarto.
- ¿Un momento? ¿Cuánto es eso para una mujer? – se preguntó divertido.
Miró a su lado para ver a Calipso quien seguía durmiendo.
- Sigue descansando – le dijo a la joven inconsciente – Mañana será un mejor día.
Pensó en irse de allí, a pesar de la lluvia que parecía intensificarse a cada segundo, correr a la casa de Tails y pasar la noche allí. Pero por alguna razón, sintió el impulso de ir a ver a Amy y asegurarse de que estaba bien. Algo lo estaba empujando a hacerlo y no saberlo, lo exasperaba con facilidad.
- ¡Ya qué! – exclamó exasperado y comenzó a subir las escaleras.
Cuando llegó a la habitación de Amy, esta tenía la puerta cerrada. Tocó suavemente sin obtener respuesta alguna. Esperó unos segundos y volvió a tocar suavemente y el silencio fue su única respuesta.
- ¿Amy? ¿Todo bien? – preguntó. Nada. Silencio y nada más.
Algo inseguro y con el ligero temor en su cabeza de llegar a ver algo que no debía ver, giró la perilla de la puerta y la abrió despacio.
Recostada sobre su cama y encima de las sábanas, sin algo que la cubriera y usando un vestido diferente como pijama y sin zapatos, Amy dormía placidamente como una niña pequeña, aunque parecía tiritar debido a que no estaba arropada.
- Y decías que no tenías ganas de dormir… - se burló Sonic en voz baja.
Entró en la habitación de puntillas para no hacer ruido alguno y se acercó a la eriza.
Se cruzó de brazos y la miró unos segundos. Por primera vez, le pareció verla más hermosa que otras veces. Esa expresión de calma y serenidad que el rostro de Amy mostraba, lo hicieron sentir tan extraño. Por primera vez no sintió el impulso de querer salir huyendo de ella.
La miró unos minutos más, observando cada fracción de su cara y su cabello. Verla así era como ver a un ángel dormido.
Sin embargo, unos instantes después, ella comenzó a tiritar de frío. Sonic la miró algo preocupado. No quería que se enfermara.
Con sumo cuidado, comenzó a deslizar las sábanas sobre las cuales ella estaba acostada. Las fue deslizando de debajo del cuerpo de ella. Para su buena suerte, ella no despertó.
"Funcionó" pensó aliviado.
Luego levantó las sábanas y con ellas cubrió a la joven eriza, dejando solo su cabeza al descubierto.
Una vez que lo hizo, vio como ella dejaba de tiritar para luego relajar su cuerpo y al fin dormir tranquila.
Él la volvió a mirar con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. De pronto, en un acto impulsivo, se sentó en la orilla de la cama, muy cerca de Amy y con su mano, cogió un mechón de cabello de ella y comenzó a pasarlo suavemente entre sus dedos. El cabello de ella era realmente suave y hermoso.
Abruptamente se detuvo y retiró la mano como si hubiera hecho algo nocivo con ella. Ligeramente se sonrojó.
- ¿Qué estoy haciendo? – se preguntó a si mismo.
Miró hacia la ventana que estaba junto a la cama de ella. La lluvia no cesaba nunca de caer.
Sonic se levantó despacio de la orilla de la cama, miró una vez más a Amy, caminó hacia la puerta y salió de allí. Bajó por las escaleras hasta llegar al living. Calipso seguía durmiendo.
Sin decir una palabra, Sonic fue hasta la puerta, la abrió despacio para no hacer ruido y salió al exterior, sintiendo como el viento y la lluvia lo abrazaban. Para suerte suya, ya no caía granizo.
Cerró la puerta detrás suyo y mirando el camino cubierto por la lluvia, partió corriendo hacia la casa de Tails y al igual que Shadow, ignorando por completo que la lluvia lo estaba mojando de pies a cabeza.
Otro capítulo terminado. Espero reviews para saber si continúo o no con esta historia. Espero sus opiniones. De ellas depende la continuidad de esta historia XD.
