Uuufff… estuve siglos sin publicar. Culpa de tantas pruebas y tareas. Pero al fin estoy de vacaciones! Así que intentaré publicar más seguido, además he adelantado algunos capítulos. Si, no pierdo el tiempo. Pero en fin, aquí está el capitulo 8. Disfrútenlo.

8 – Una historia dolorosa

- ¡Espera Amy! – gritaba Calipso al reducir su velocidad mientras corría – No puedo ir tan rápido.

Amy dejó de correr y se detuvo para girar la cabeza y ver a Calipso detenerse para recuperar el aliento.

- Lo siento – dijo Amy – Olvidé que aún no te repones por completo.

- Descuida…- dijo Calipso.

Mientras descansaba unos segundos, observó a su alrededor. Se encontraban en el bosque, cerca de las proximidades a la ciudad. Era un lugar realmente hermoso. Tan vivo, con el color floreciendo en cada árbol y los rayos del sol colándose entre las ramas, igual que un tragaluz.

- Este lugar es maravilloso – dijo Calipso juntando sus manos.

- Bienvenida a Mobius – dijo Amy calidamente.

Sin decir más, ambas continuaron su camino, esta vez caminando más despacio.

- Amy – dijo Calipso mirándola directamente – Me gustaría saber… ¿Por qué me ayudaste?

Amy la miró sorprendida. No se esperaba una pregunta y menos de parte de Calipso.

- Bueno… - dijo Amy – Estabas lastimada. Y no podía dejarte así como si nada. No te veías peligrosa o algo parecido. Supuse que necesitabas ayuda o incluso podrías haber muerto.

Calipso la miró con ojos alegres y atónitos. Ella no estaba acostumbrada a esas muestras de preocupación y amabilidad, y menos por parte de alguien que apenas conocía.

- No… no estoy acostumbrada a esos gestos, pero en verdad fuiste muy gentil – dijo Calipso con suavidad – Gracias Amy. Eres muy buena.

- No es nada, Calipso – respondió Amy sonriéndole con dulzura.

Ambas siguieron caminando con una sonrisa en sus rostros. Entre ellas comenzaba a crecer un lazo de amistad que se iría fortaleciendo cada vez más.

Una vez que recorrieron un trecho largo, Amy divisó a lo lejos, la casa de Tails.

- Allí está – dijo Amy apuntando la casa – Esa es la casa de Tails.

Calipso dirigió la mirada hacia donde la eriza apuntaba. Vio una pequeña casa que se veía acogedora y al lado de esta, vio unos pequeños arbustos.

- Su casa se ve agradable – murmuró Calipso.

- Ven, vamos a saludarlo – dijo Amy jalando a Calipso de la mano y acercándose a la casa.

Cuando ambas llegaron a la puerta, Amy tocó tres veces y esperó unos segundos.

Calipso vio la puerta abrirse y vio salir a un zorrito color blanco y amarillo con dos colas. Sus ojos eran color celeste azuloso y ella pudo percibir un leve dejo de tristeza en ellos, pero calló lo que pensaba.

- Buenos días Tails – dijo Amy.

- Hola Amy – saludó él en voz baja.

- Uh… hola – saludó Calipso.

- Te recuerdo – dijo Tails mirándola fijo – El accidente de ayer…

- Si, lo sé – respondió Calipso – Bueno, es un gusto conocerte. Yo me llamo…

- Calipso – la interrumpió Amy – Se llama Calipso y creo que será mi nueva amiga.

Calipso se sonrojó levemente. La idea de convertirse en la amiga de aquella simpática eriza rosa la emocionaba mucho, pues nunca antes había tenido otros amigos.

- Es un gusto, Calipso – dijo Tails – Puedes llamarme Tails.

Calipso sonrió ante aquella petición.

- ¿Necesitan algo chicas? – preguntó Tails.

- Necesito que reúnas a todos – exigió Amy – Debemos hablar sobre un tema serio.

- ¿Qué cosa? – se alarmó Tails.

- ¡Solo hazlo! – exclamó Amy – Cuando estén todos lo sabrás.

- Intentaré ubicar a Sonic – dijo Tails – Llamaré a Cream y Vanilla y si es posible, le diré a Knuckles que también venga. Con él será difícil convencerlo de dejar la Master Emerald.

- Más difícil es ubicar a Sonic – comentó Amy.

- ¿Decías algo? – se escuchó una voz detrás de ella.

Amy se sobresaltó y Calipso solo giró la cabeza para ver y reconocer al erizo azul que la noche anterior le había hablado.

- ¡Ay, Sonic! – se quejó Amy – No me asustes.

- No exageres Amy – dijo Sonic, luego dirigió su mirada a Calipso – Veo que estás mucho mejor.

- Si. Gracias – respondió Calipso - ¿Tú eres Sonic, verdad?

Sonic la miró algo confundido y asombrado.

- ¿Ya sabias quien soy? – preguntó curioso.

- He oído sobre ti y tu batalla contra los Metarex – dijo ella en voz baja.

Esas palabras, aunque fueron sencillas y sutiles, fueron como una puñalada para Tails, quien cerró los ojos tratando de no llorar. Sonic se percató de ello y trató de cambiar el tema.

- ¿En donde no se ha sabido? – comentó con orgullo.

Calipso y Amy mostraron una leve mirada de fastidio que desapareció en segundos.

- Me alegro que estés mejor, Calipso – dijo Sonic – Anoche te veías como si te hubiera atropellado un camión.

- Mi nave se estrelló contra tu planeta – dijo ella siguiendo su juego - ¿Cómo podía estar entonces?

Ambos rieron ligeramente.

- Amy ¿ahora para qué necesitabas encontrarme? – dijo Sonic mirando a Amy.

- Necesito a todos – se explicó ella y volteó a ver a Tails – Busca a Cream y Knuckles. Los necesitamos.

- Ya voy Amy – respondió Tails, para luego salir de la entrada de su casa y con sus dos colas, irse volando.

- No me imaginé que pudiera hacer eso – comentó Calipso.

- Bueno, ahora lo sabes – respondió Sonic.

- Será mejor entrar – dijo Amy – No me parece lógico estar en la puerta de la casa y no entrar.

Los tres ingresaron a la casa y se acomodaron en el sillón de la pequeña sala.

- Calipso – dijo Sonic a la joven - ¿Viniste aquí por alguna razón o solo fue un accidente?

- Diría que ambas – respondió Calipso.

- Ahora si estoy confundido – se quejó Sonic.

- Descuida, te lo puedo explicar – dijo Calipso – Pero te diré que la razón por la cual estoy aquí es porque necesito ayuda.

- ¿Ayuda? – se extrañó el erizo.

- Sonic – interrumpió Amy – Su hogar corre peligro.

- ¿Su hogar? – repitió Sonic en tono interrogativo – Pero ¿de donde eres Calipso?

- Vengo de una estrella-planeta – respondió la joven.

- ¿Estrella-planeta? Nunca he oído algo parecido – respondió Sonic.

Antes de que Calipso pudiera contestarle, la puerta de la casa se abrió y entraron Knuckles, Cream y Tails.

- Por fin aparecieron – comentó Sonic.

- No empieces, Sonic – respondió Knuckles fastidiado.

- ¿O qué? ¿Me romperás la nariz? – se burló Sonic.

- ¡No me provoques, erizo! – dijo Knuckles alzando la voz.

- ¡Los dos, cállense! – ordenó Amy ya algo molesta.

Sonic sonrió triunfante y Knuckles solo soltó un gruñido.

Cuando todos se acomodaron en el living, Calipso estaba dispuesta seguir con su explicación y relato.

- Exijo saber todo – dijo Knuckles con voz autoritaria – Y asegurarme de que no eres una amenaza, niña.

- Se llama Calipso – lo confrontó Sonic - ¡Ahora cállate, aguafiestas!

Knuckles solo le lanzó una mirada asesina.

- Mi hogar – empezó Calipso – Es una estrella-planeta llamado Kokoro. Actualmente vivimos muy lejos de aquí. Son tres días de viaje.

- ¿Actualmente? – se extrañó Sonic.

- Así es. Mi hogar al ser una estrella-planeta es capaz de trasladarse en el tiempo y el espacio – explicó Calipso – Podemos viajar al futuro o al pasado, trasladarnos e instalarnos donde queramos. Eso depende de la decisión de los reyes de mi planeta.

- ¿Cómo pueden trasladarse así? – preguntó Cream.

- No es fácil – explicó Calipso, su tono de voz parecía ir quebrándose – Cada estrella-planeta en el universo posee una reliquia para poder realizar estos viajes. La reliquia de mi planeta es el Cetro dorado de Yumiko. Ese cetro le perteneció a Yumiko, una guerrera de mi planeta que durante una época oscura, protegió al planeta del peligro. Aquel cetro le permitía tener un enorme poder. Se desconoce de donde lo consiguió y cuando murió, el cetro fue guardado en un templo sagrado para que no cayera en manos equivocadas.

- Entiendo – dijo Sonic - ¿Y tu hogar está en peligro por eso?

- Así es Sonic – respondió Calipso – Pero quien realmente es la amenaza, es Marina.

- ¿Marina? – repitió Amy en tono de duda - ¿Quién es ella?

- Marina es la hermana menor de la reina Anahí – explicó Calipso – y Anahí era la soberana de mi planeta, junto a su esposo Leo. Ambos eran hechiceros y tenían poderes para mantener la paz y resguardar el planeta del peligro. Eran de corazón muy noble.

- Entonces ¿qué pasó? – preguntó Tails, absorto por el relato de la joven.

- Hace dos años atrás, Marina atacó el planeta – respondió Calipso con voz quebrada de rabia y llanto – Logró introducirse en el templo sagrado donde se ocultaba el cetro y lo robó. Fue hasta el palacio de los reyes y despiadadamente mató a Leo. Para ella fue fácil, pues también era hechicera como su hermana, pero ella controlaba los conjuros oscuros y destructivos.

Lo peor vino después. Marina y Anahí se enfrentaron en una batalla feroz. Utilizaron sus poderes durante semanas, pero la fuerza de Marina era demasiado superior, pues estaba usando el cetro y no sus propios poderes. Anahí fallaría y estaría condenada.

El último día del combate, Anahí logró quitarle el cetro a su hermana y lo escondió usando sus poderes, para que Marina jamás lo volviera a encontrar. Pero al hacerlo, Marina logró asesinarla, esta vez, usando sus poderes. Luego de cometer el crimen, secuestró a los soldados de los reyes y los sometió en un hechizo de control mental. Luego los envió al pueblo a buscar el cetro y les ordenó que asesinaran a todo aquel que se cruzara en su camino.

Calipso guardó silencio unos minutos. Esta realidad le partía el corazón.

Todos los demás la miraron sin poder creerlo. Marina era un verdadero peligro, incluso peor que Eggman.

- ¿Qué hay de ti? – le preguntó Sonic - ¿Cómo sobreviviste a esa masacre?

- Fue una verdadera odisea – respondió la joven – Mi familia y yo vivíamos en el pueblo y trabajábamos en el campo. La gente de mi pueblo podía vivir en paz y eran felices. Cuando ocurrió el asesinato de la reina, Marina se adueñó del trono y envió a los soldados a buscar el cetro, la gente perdió la paz y vivió invadida por el temor. Muchos por oponerse o defender a otros, murieron asesinados… entre ellos, mis padres.

Todos abrieron los ojos anonadados. Era evidente que Calipso había sufrido mucho con todo lo ocurrido, pero jamás pensaron que ella había perdido a su familia.

- Yo había cumplido los 15 hace poco – prosiguió Calipso – No vi nada, pero los escuché gritarme a mi y a mi hermana Antonella que huyéramos de la casa y nos ocultáramos en el bosque. Mientras salía de la casa, escuché disparos y comprendí que los habían asesinado.

Mi hermana y yo escapamos al bosque y durante dos meses vivimos de manera muy difícil. Como mi hermana es un año mayor que yo, me cuidó como si fuera mi madre. Creíamos que no sobreviviríamos, hasta que los rebeldes nos encontraron.

- ¿Los rebeldes? – preguntó Knuckles repitiendo aquella última palabra.

- Son un grupo de guerreros que busca derrocar a Marina y traer la paz a Kokoro – dijo Calipso en respuesta – Estábamos durmiendo entre unos matorrales cuando tres rebeldes nos encontraron y nos llevaron a una base secreta. Ambas pedimos unirnos a su ejército. Cuando el líder nos conoció, supo nuestra historia y descubrió nuestras habilidades, nos dejó entrar. Nos entrenaron para pelear con armas y combate cuerpo a cuerpo. Antonella siempre me ayudaba.

Pero hace cuatro meses, el líder de los rebeldes fue capturado y asesinado mientras protegía a unos niños de un grupo de soldados enemigos. Los rebeldes necesitábamos un líder que lo reemplazara y mi hermana asumió ese deber. No fue fácil para ella.

- ¿Y como fue que llegaste aquí? – preguntó Sonic.

- Hace unos días atrás, mi hermana, los rebeldes y yo nos infiltramos en el palacio – respondió Calipso – Queríamos descubrir los planes de Marina para desbaratarlos y a la vez, rescatar a dos compañeros que habían sido capturados la noche anterior. Pero Marina nos descubrió y envió a tres soldados a matarnos. Nuestros compañeros lograron distraer al enemigo y Antonella me llevó hasta la nave que había utilizado durante los últimos meses para espiar a los soldados de Marina y me ordenó que escapara y no regresara.

Esas últimas palabras fueron pronunciadas entre suspiros de llanto por Calipso.

- ¿Por qué? – se indignó Amy – Se supone que eran un equipo.

- Creo… que quería salvarme – dijo Calipso suspirando – Me dijo que si la paz regresaba a Kokoro, ella misma me buscaría para volver a casa. Sentí una gran tristeza por dejarla, pero obedecí y me fui de Kokoro.

Sonic y los demás la miraron con tristeza. Cream se puso a llorar.

- Tranquila – consoló Amy a la conejita – No llores Cream.

Cream solo pudo abrazarla. Los demás permanecieron quietos intentando comprender la historia de Calipso.

- ¿Y por qué viniste a Mobius? – preguntó Knuckles a Calipso – Nosotros no tenemos nada que ver.

- Lo sé – murmuró la joven – pero, supuse que era la mejor opción.

- ¿Cómo? – se extrañó Tails de aquella respuesta algo abstracta.

- Lo puedo explicar – dijo Calipso – Cuando ocurrió el desastre con los Metarex, todos los planetas sufrieron algún efecto de su ataque. El mío no fue la excepción, pero afortunadamente nada grave ocurrió.

La gente de mi pueblo, una vez que acabó el desastre, no dejaban de decir que un erizo azul y un grupo que lo acompañaba, habían salvado al universo de una enorme catástrofe, así que decidí averiguar por mi cuenta si era verdad. Investigue lo básico, pues Marina ya se había adueñado del trono antes de que los Metarex trataran de invadir el planeta. Durante esa crisis, fue más fácil allanar el palacio y conseguir información. Pues allí, existe una habitación donde se recolectan datos sobre cada especie del universo. Allí descubrí que el único planeta habitado por seres como los que todos describían, era Mobius. Sus descripciones coincidían con las del erizo azul del que todos hablaban.

- ¿Qué decía exactamente? – preguntó Tails curioso.

- Información básica – respondió Calipso – Decía que Mobius era un planeta tranquilo y lleno de vida, donde habitaban diversos seres, entre ellos un erizo azul, cuya velocidad sobrepasaba la del sonido.

- Pues no se equivocaban – dijo Sonic con orgullo.

- Hay algo que no entiendo – dudó Knuckles - ¿Por qué dices que fue fácil allanar el palacio y los Metarex y Marina estaban atacando?

- Marina es muy ambiciosa – contestó la chica – Quiere todo para ella y no permitiría que los Metarex ni nadie le robaran todo un planeta. Durante ese tiempo, se aseguró de que ningún Metarex o amenaza externa llegara a Kokoro.

Sonic la miró estupefacto. Era tan increíble como repugnante que alguien protegiera un planeta, solo para adueñarse del mismo.

Nadie dijo nada. Sin duda, Calipso y su gente corrían un serio peligro.

- Pero hay algo que no encaja – comentó Amy - ¿Para qué quiere Marina el cetro si ya tiene suficientes poderes?

- Porque no solo planea aumentar su poder – respondió Calipso – Quiere usar el inacabable poder del cetro para dominar todo el universo. Conquistar cada planeta. Lo descubrí junto con los rebeldes mientras buscábamos datos en el palacio, el mismo día que Antonella me obligó a huir.

Todos abrieron los ojos estupefactos y asustados ante lo dicho por Calipso. Ahora ellos también corrían peligro.

- Por eso viniste aquí – resumió Sonic – Necesitas ayuda para salvar a tu gente y derrocar a Marina.

- Y encontrar el cetro – completó Calipso – Si los rebeldes obtenemos el cetro, tendremos la energía y el poder para acabar con Marina. Algunos tenemos habilidades especiales y el cetro hará crecer esas habilidades.

- ¿Dé qué habilidades hablas? – preguntó Tails.

- En mi planeta, muchos tienen habilidades especiales – explicó Calipso – Desde habilidad física hasta el control mental. Pero todos aquellos que tienen o tenían esas habilidades, fueron masacrados por órdenes de Marina. Por eso, mi hermana y yo fuimos de gran valor para el difunto líder. Ambas éramos de los escasos habitantes con habilidades así.

- ¿Y qué habilidades poseen tu hermana y tú? – preguntó Amy, algo más emocionada.

- Ambas poseemos la misma habilidad – respondió la joven de las estrellas – Poseemos habilidades curativas, pero además de eso, yo poseo otra habilidad… o mejor dicho, maldición.

- ¿Maldición? – se extrañó Sonic ante aquella palabra negativa.

- Si – murmuró Calipso – Yo… puedo percibir el dolor de otros. Cuando alguien está sufriendo por algo o alguien, sea dolor físico o emocional, yo lo percibo… pero también lo siento. Como si el dolor ajeno fuese mío.

Lo ultimo dicho por ella, fue como un golpe en el rostro para los demás. Calipso no era una criatura cualquiera, pero sus propias habilidades la estaban lastimando.

- Arma de doble filo – murmuró Knuckles con cierta tristeza.

Nadie más dijo nada. Calipso solo cerró los ojos y juntó sus manos, entrecruzando sus dedos.

- Calipso – dijo Sonic luego de un momento de silencio – Lo que ocurre en tu planeta es realmente preocupante. Y por lo que nos acabas de contar, no solo tu planeta está en peligro, sino todo el universo y también nosotros.

- Si Marina llega a encontrar el cetro… - murmuró Calipso - … estaremos condenados.

- ¡Pues no será así! – exclamó Sonic poniéndose de pie y colocándose frente a ella - ¡Porque te ayudaré a salvar a tu planeta y a proteger el universo… y a mi hogar!

Calipso lo miró a los ojos. Desde el principio tuvo el temor de que el peligro que significaba ayudarla a derrocar a Marina, provocara que Sonic se negara a ayudarla, pero no era así. Él estaba dispuesto a hacerlo, y teniendo en cuenta que apenas se conocían.

- ¿Hablas en serio? – preguntó ella tímidamente.

- Por supuesto – respondió Sonic guiñándole un ojo.

- ¡Yo también iré contigo! – dijo Amy – Necesitas mucha ayuda… y quiero dártela.

- Yo también voy – dijo Tails – Creo que necesitas un buen mecánico… sobre todo después de que tu nave se estrellara y terminara hecha una bola de fuego.

- Espera ¿Qué dices? – se asustó Calipso - ¿Quieres decir que…?

- Perdón, olvidé que habías perdido la conciencia cuando te vimos llegar – se disculpó Tails – Tu nave se estrelló y de no ser por Sonic y Knuckles, tal vez hubieras muerto.

Calipso echó la cabeza hacia atrás y lanzó un enorme suspiro.

- No recuerdo eso – confesó atemorizada – Solo recuerdo que al llegar aquí, el motor falló y comenzó a expeler humo. Luego la nave se sacudió y me golpeé la cabeza y me desmayé. Luego cuando desperté, estaba en casa de Amy. No sabía que por poco pude haber perecido. Supuse que la nave tenía una falla leve o algo así.

- Tranquila – dijo Sonic, apoyando su mano sobre la de ella – Lo que importa es que estás aquí y nosotros estamos contigo.

Calipso lo miró de nuevo. Él sonreía amablemente. Luego, ella miró a Knuckles, quien le dio una pequeña sonrisa.

- Ambos me salvaron de morir y no tenía idea – dijo con voz dulce – Gracias por eso. Les debo la vida.

- No es nada, niña – respondió Knuckles – Y si necesitas ayuda… ¡Puedes contar con la mía!

- Yo también quiero ayudar – dijo Cream con ternura – Y así seremos amigas, Calipso.

Calipso le sonrió a la conejita y acarició su cabeza suavemente, a modo de afirmación.

¡Oh no! Parece que una nueva amenaza ha comenzado y esto es solo la punta del iceberg.

¿Listos para una nueva aventura para salvar al universo?

Espero sus reviews. Y gracias a quienes siguen esta historia XD.