Hola a todos! Finalmente regresé con este fic.
Lamento la tardanza, es que me toma más tiempo pasarlo de mi cuaderno al computador
¿Por qué no escribo directamente en el computador? Porque no me nace la inspiración y solo funciona si lo hago a mano.
Dejando de lado mis explicaciones, los dejó con este nuevo capitulo: Ataque exterior.
11- Ataque exterior
- ¡¿Qué él te hizo esto?! – exclamó Amy con voz exasperada - ¡Ya verá! ¡Esto fue demasiado! ¡Ya estoy harta de ese sujeto!
- Oye, con calma – interrumpió Sonic – Estoy acostumbrado.
- Pero lo que Shadow hizo fue muy cruel, Sonic – comentó Cream - ¿Cómo fue que pasó?
- Lo encontré en la orilla del mar – relató Sonic – Le dije que creía que se había ido.
- ¿Eso fue todo? – se extrañó Amy - ¿O tú lo provocaste?
- Solo le dije que era un antisocial – contestó Sonic – No creo que sea para tanto.
Amy puso una mano sobre su cabeza y ladeó la misma en señal de reprobación. Sonic nunca aprendía a cerrar la boca.
- No creo que eso importe ahora – opinó Calipso – No le veo sentido a esta discusión.
- Lo único que me respondió y que no fuera un golpe, fue que buscaba respuestas – agregó Sonic.
Los cuatro se quedaron en absoluto silencio. Las dudas comenzaban a aclararse con respecto a Shadow.
- Tal vez por eso está aquí – dijo Amy.
- Pero ¿respuestas a qué? – preguntó Calipso.
- A su pasado – explicó Sonic – Desde que perdió la memoria, solo piensa en recuperarla.
- Ya veo – respondió Calipso.
- Pero dejando de lado ese tema, vine aquí por otras razones – dijo Sonic en tono cortante.
- Ya me extrañaba que solo vinieras a verme – dijo Amy con tristeza.
- Tails descubrió algo acerca del accidente de Calipso – prosiguió Sonic ignorando el comentario de Amy.
- ¿Sobre mi llegada? – preguntó Calipso.
- No fue un accidente – explicó Sonic.
- ¿Cómo dices? – se asombró Amy.
- Tails y yo fuimos hasta el lugar donde tu nave se estrelló, Calipso – relató Sonic – Tails encontró unas piezas muy extrañas entre los escombros. Pensó que eran parte de algún motor, pero luego de que las analizó y comparó, vio que no eran parte de la nave.
- Si no eran parte de la nave ¿Qué eran entonces? – preguntó Calipso preocupada.
- Eran piezas de un dispositivo explosivo – respondió Sonic en tono preocupado – Por eso tu motor falló. La bomba no era para hacer explotar la nave, sino para destruir el motor y causar una explosión para que la nave se estrellara y así, pareciera un accidente.
Calipso quedó paralizada ante estas últimas palabras. Ahora las razones de su casi fatal llegada se habían aclarado, pero en verdad aquellas noticias le eran perturbadoras.
- Eso solo puede significar una cosa – musitó Calipso.
- ¿Crees que tu hermana…? – Amy no concluyó la pregunta. Sabía que era un asunto muy delicado.
- ¿Qué? ¡No! – le gritó Calipso - ¡Debe haber otra explicación! ¡Mi hermana no sería capaz de matarme!
Cayó de rodillas, temblando ante esa idea. Sus ojos adquirieron un velo cristalino de tristeza.
- No llores Calipso – dijo Cream mientras se acercaba para abrazarla.
Calipso permaneció inmóvil, mientras Amy y Sonic la observaban con notoria preocupación.
- ¡Esperen! – exclamó Sonic – Calipso tal vez tiene razón.
- ¿Cómo dices? – se extrañó Amy.
- Calipso – dijo Sonic acercándose a la joven – Tú nos dijiste que la nave en que viniste era de tu hermana.
- Sí – respondió Calipso – Y era la única nave que poseíamos. Servía para espiar el palacio, sobrevolarlo y escapar de los guardias.
- Pero ahí está el punto – dijo el erizo azul - ¿Para qué tu hermana se gastaría tantas molestias en matarte? ¿Para qué destruir su única nave?
- No… no lo había pensado – musitó Calipso - ¿Crees… que… ella es inocente?
- O tal vez, ella era la victima – dijo Sonic con seriedad en su voz.
- ¿La victima? – se extrañó Amy.
- Es solo una suposición – aclaró Sonic – Tal vez, alguien más instaló la bomba con la idea de matar a tu hermana, Calipso. Pero sin saber que tú usarías la nave para escapar.
Calipso lo miró asombrada. Esa idea encajaba como si fuera la última pieza del rompecabezas.
- Pero si ningún enemigo conoce nuestra ubicación – contradijo Calipso – A no ser que…
- ¿Qué cosa? – preguntó Cream.
Calipso se puso de pie con brusquedad y con el temor y la rabia llenando su ser.
- ¡Uno de los rebeldes es un traidor! – gritó presa del pánico - ¡Eso pasa! ¡Ahora todo encaja! Esto es horrible… ¡Matarán a Antonella!
- ¡Calipso, cálmate! – dijo Sonic sosteniendo con suavidad las manos de la joven - ¡No debes desesperarte!
Calipso calló sus palabras, miró a Sonic y en un arranque impulsivo, se inclinó y lo abrazó, dejando atónito al erizo.
- ¡Tengo que regresar! – dijo ella sin soltarlo – Sé que es peligroso. Y si ya no puedes ayudarme yo…
- Calipso – dijo Sonic apartándola para verla a los ojos – No vas a volver sola, iremos todos contigo.
- Para eso son los amigos – agregó Amy acercándose a ella – Los amigos no te abandonan.
Calipso miró a ambos erizos y luego observó a Cream que la miraba con aquellos ojos llenos de inocencia. Les dirigió a todos una cálida sonrisa.
- No tengo como agradecerles – murmuró.
Un fuerte golpe en la puerta los sacó de aquel breve estado de calma. Alguien azotaba la puerta con impaciencia y reiteración.
Amy corrió a la puerta y la abrió con un movimiento brusco y el ceño fruncido.
- ¡Hasta que por fin abriste! – fue la respuesta del autor de los golpes en la puerta - ¡Agradece que no está lloviendo en este instante o habría derribado la puerta!
- Deja tus escándalos y entra de una vez, Knuckles – dijo Amy con voz cortante y molesta.
El equidna entró rápidamente en la casa y se dirigió a los demás, quienes lo miraban algo asombrados por su visita.
- ¡Tails los está buscando! – soltó de golpe.
- ¿Para qué? – preguntó Calipso.
- ¡Algo está ocurriendo con las bases de Eggman! – explicó Knuckles con impaciencia.
- ¿Ese perdedor les instaló nuevo armamento o qué? – se burló Sonic.
- ¡No! Algo mucho más extraño ¡Se están desvaneciendo! – explicó con voz preocupada.
- ¿Cómo que desvaneciendo? – se extrañó Amy.
- ¡Vamos con Tails! ¡Él nos lo explicará! – dijo Knuckles en tono apresurado. Fue suficiente para que los demás salieran de la casa de Amy. Para su ventaja, ya no llovía, pero la oscuridad de la noche lo envolvía todo.
- Genial. Otra noche de aventuras – comentó Sonic.
- ¡Cállate y vamos! – ordenó el equidna de mala manera.
No habían dado ni tres pasos, cuando un fuerte trueno retumbó en el cielo. Detrás de aquel estruendo, las nubes que cubrían el cielo se fueron abriendo lentamente, hasta formar un agujero oscuro en el centro del cielo nocturno.
- ¡Por Chaos! – gritó Amy - ¿Ahora qué?
Alrededor del agujero, giraba una especie de tornado hecho con las nubes color púrpura, mientras destellos de luz con un fuerte sonido se esparcían por el cielo, dando la impresión de un agujero negro. Calipso y los demás miraban este fenómeno sin poder convencerse de que fuese algo real.
- ¿Qué es eso? – preguntó Cream asustada abrazando a Amy.
- ¡Parece una especie de vórtice! – gritó Calipso.
Al mismo tiempo, un fuerte viento comenzó a soplar, como si aquel raro fenómeno lo estuviera provocando. El viento levantaba y se llevaba hojas y ramas delgadas de los árboles, levantando cortinas de polvo y sacudiendo violentamente la vegetación.
- ¡No estamos a salvo aquí! – gritó Sonic - ¡Vámonos!
El grupo echó a correr con dificultad, pues el viento parecía aumentar cada vez más su descontrol y voracidad, impidiéndoles correr. Incluso a Sonic, quien sentía que luchaba contra una fuerza invisible.
- ¡Buscaré a Tails! – gritó Sonic - ¡Me adelantaré!
Ya disponía a arrancar, cuando vio que Amy, quien intentaba luchar contra las corrientes violentas de aire, tropezaba bruscamente y caía de bruces al suelo.
- ¡Amy! – gritó Calipso al verla desplomarse.
Todos se acercaron a la eriza, quien al intentar levantarse, volvió a caer, dejando escapar un quejido de dolor.
- ¿Qué pasó Amy? – preguntó Cream cubriéndose su rostro con su mano para protegerse del viento.
- Mi pierna… - se quejó Amy - ¡No puedo moverla!
- ¡Intenta levantarte! – insistió Knuckles.
- Sigan sin mí – dijo la eriza.
- ¡Imposible! – respondió Calipso - ¡No voy a abandonarte!
Sonic la miró detenidamente. La sonrisa que siempre llevaba consigo, se había esfumado.
- ¡Yo me encargo! – exclamó mientras con un movimiento rápido cargaba a Amy en sus brazos y se alejaba de allí, dejando un destello azul como rastro.
Mientras corría, vio como dejaba atrás a Calipso, Knuckles y Cream, quienes pese a no ir tan rápido, no se quedaron quietos ante el inminente peligro.
Pero luego, su mirada se posó en Amy, quien debido al fuerte viento y la velocidad de Sonic, había cerrado los ojos y se había aferrado con sus brazos al cuello de Sonic.
El erizo azul siguió corriendo sin despegar la mirada de Amy. Pese al peligro, le parecía estar sosteniendo en brazos a una princesa de un cuento de hadas.
- ¿Sonic? – musitó ella mientras abría lentamente los ojos y lo sorprendía mirándola.
- ¡Amy! – exclamó Sonic a la vez que detenía su carrera frenando con brusquedad, provocando que la eriza se aferrara con más fuerza a él. Sonic no pudo evitar sonrojarse levemente. Pese a que en otras situaciones de peligro, ella solía aferrarse a él, generándole bastante molestia.
Era la primera vez que no sentía molestia por eso. Hasta se sentía agradable. Pero ¿por qué?
- ¿Estás bien? – preguntó él a la eriza intentando ignorar esas extrañas sensaciones y sentimientos que comenzaban a florecer.
- Tengo miedo Sonic – murmuró Amy.
- ¿Dé qué? – quiso indagar él.
- A perderlo todo – confesó ella con la voz quebrada – A perder mi hogar, mis amigos, a Calipso… a ti.
Sonic no pudo sentirse más sorprendido. Solo consiguió sonrojarse más y no saber qué hacer.
- Amy… - musitó él.
Ella lo miró a los ojos, mientras de los de ella brotaban pequeñas lágrimas cristalinas.
Sonic, sin dejarla de cargarla en sus brazos, se arrodilló en el suelo, ignorando el peligro, el viento salvaje, el fenómeno que ocurría en el cielo. Ahora ella, aunque fuera por unos segundos, sería su única prioridad.
- Todo saldrá bien – le aseguró con una sonrisa juguetona – Lo prometo.
Amy esbozó una pequeña sonrisa, para después abrazarlo de manera sutil.
Era la primera vez que ella no lo abrazaba de esa forma tan acosadora e insoportable como solía hacerlo. Esto desconcertó a Sonic, quien por primera vez aceptó su abrazo en lugar de apartarla de si mismo.
Con sus brazos, rodeó a la eriza y el deseo de que ese abrazo nunca acabara se apoderó con fuerza de su ser, mientras cerraba los ojos.
Un fuerte estruendo, como el derrumbe de una pared los alejó de ese momento y los hizo despertar a la realidad.
- ¿Qué fue eso? – se asustó Amy.
- ¡Sea lo que sea, se las verá conmigo! – amenazó Sonic poniéndose de pie.
- ¡Sonic, mira! – exclamó Amy apuntando al cielo.
El erizo dirigió su mirada hacia arriba, para observar incrédulo y asombrado, como del agujero que se había formado surgían dos horribles y extrañas criaturas que nunca había visto. Parecían serpientes de color negro con escamas plateadas y lo que parecía su cola era una larga cadena oxidada enganchada al cuerpo que les desgarraba la piel. Su cabeza parecía la de una lagartija gigante con ojos color gris perla y unas extrañas espinas enormes sobresalían de la parte superior de la cabeza. Eran enormes y era evidente que no venían en paz. Sonic al lado de ellos parecía tener el tamaño de un ratón.
- Bien, veamos que tanto puedo divertirme con esas cosas – se burló Sonic con altanería.
Un grito desde el cielo y unas pocas luces lo alertaron de que alguien se acercaba. A lo lejos pudo ver quien se acercaba. Era su amigo y hermano, Tails.
Venía en el Tornado X, gritando el nombre de su amigo para llamar su atención. Lentamente comenzó a descender.
- ¡Sonic! – gritó Tails mientras aterrizaba cerca de él.
- Un gusto encontrarte amigo – respondió Sonic agitando la mano a modo de saludo.
- ¿Dónde están los demás? – preguntó Tails.
- ¡Acá! – gritó Knuckles desde lejos, acompañado de Calipso y Cream.
- ¿Están bien? – gritó Amy, pues la fuerza del viento impedía que los demás escucharan desde lejos.
- Si, descuida – respondió Calipso mientras se acercaba al lugar, junto a Cream y Knuckles.
- ¡Debemos acabar con esas cosas! – ordenó Sonic.
- ¡Andando! – exclamó Tails con seriedad, así los demás subieron de inmediato al avión de Tails. Sonic y Knuckles quedaron sobre las alas del avión. A ellos les gustaba así.
- ¡Vámonos! – gritó Tails haciendo despegar el Tornado X en dirección a las dos criaturas monstruosas que terminaban de salir del enigmático agujero en el cielo.
Para sorpresa de todos, el agujero se cerró y el cielo adquirió un tono morado con nubes carmín. El viento no cesó y parecía empeorar más.
- ¡Alguien debió enviarlas aquí! – dijo Knuckles con desgano y enojo.
- Fue Marina – murmuró Calipso.
- ¡¿Y cómo es que tú…?! – preguntó Tails con asombro, pero sin concluir la pregunta.
Todos miraron a Calipso y ella permanecía con la cabeza inclinada y cabizbaja.
- ¡Esas criaturas fueron las que atacaron mi pueblo hace tan solo unos días! – recordó Calipso con voz fría y sin esperanza - ¡Las reconocería en cualquier parte!
Todos quedaron con los ojos muy abiertos. Ya no tan sorprendidos, pero aun así dolidos por todo lo que Calipso había pasado y seguía haciéndolo.
- ¡Ve hacia esas cosas Tails! – le gritó Sonic a su amigo - ¡Que comience la fiesta!
Tails sonrió brevemente y aumentando la velocidad se dirigió hacia las criaturas, las cuales ahora flotaban en el aire con gran facilidad sin necesidad aparente de moverse.
- No logro entender que hacen aquí – se extrañó Calipso – pero esto no será nada bueno.
Pero inesperadamente, mientras se dirigían a su objetivo, los dos monstruos emanaron un extraño brillo grisáceo a su alrededor y desaparecieron sin dejar rastro, ante la atónita mirada de Sonic y los demás.
- Genial, lo que nos faltaba – se quejó Knuckles.
- No logro ubicarlos – dijo Tails mientras observaba un radar en los controles – Y no puedo lograr que la nave vaya más rápido. No sin una esmeralda caos.
- ¿Esmeralda caos? – preguntó Calipso. Nunca había oído algo como eso.
- Una esmeralda caos es una gema altamente poderosa – explicó Amy – Si logras obtener una, puedes causar diversos efectos. Entre ellos el Control Caos.
- Solo dos seres que conocemos pueden hacerlo – dijo Cream – Y uno de ellos es Sonic.
- El Control Caos te permite transportarte de un lugar a otro – explicó Tails – Y eso es solo uno de los logros.
- ¿Hay más de una esmeralda? – preguntó Calipso.
- Son siete esmeraldas – dijo Amy – Y si reúnes todas podrías…
- Esperen, miren allá abajo – apuntó Calipso al exterior de la nave - ¿Quién es ella?
Con excepción de Calipso, todos reconocieron a quien ella señalaba: Rouge the Bat. Llevaba algo brillante entre sus brazos y parecía ocultarlo a la vista de todos.
- ¡Esa ladrona tiene las esmeraldas! – gritó Knuckles enfurecido.
- Debe de haber descubierto mi escondite – dijo Tails – Llevo días ocultándolas en mi taller. Debí tener más cuidado.
- ¡Pues vamos tras ella! – exclamó Sonic con un tono de voz irritado.
- ¿Qué hay de las bestias? – se asustó Calipso – Pueden aparecer en cualquier momento.
- Descuida. Si aparecen las distraeré – respondió Sonic con optimismo.
Calipso le dirigió una mirada preocupada y luego enfocó sus ojos hacia la murciélago que se alejaba cada vez más.
Pero no fue por mucho tiempo, pues Knuckles en un acto impulsivo, saltó de la nave y con todas sus fuerzas, se abalanzó sobre Rouge.
- ¡Idiota! – exclamó Rouge - ¿Qué crees que haces?
- Eso respóndelo tú – contestó el equidna - ¡Suelta esas esmeraldas!
Ambos luchaban en el aire. Knuckles la sujetaba por el cuello y los hombros y ella solo giraba de un lado a otro intentando zafarse.
Su cómica pelea se detuvo cuando ellos y todos los que estaban en el Tornado X, escucharon un rugido parecido al de un tigre fusionado con el grito de un halcón: aquellas bestias habían vuelto a aparecer.
Uh! Las cosas comienzan a tornarse negras y el peligro les pisa los talones a nuestros héroes y su nueva amiga.
¿Quieren saber que pasará? Esperen a mi próxima actualización.
Nos vemos.
