Hola mis lectores. Una vez más, he actualizado esta historia ¿Sorpresa? Tan poco tiempo. Digamos que "tiempo libre" decidió acompañarme esta vez.

Y sin más que agregar, vamos al fic. Espero que les guste xD


14- Verdades que duelen

Un leve dolor de cabeza se manifestó al recuperar el conocimiento. Entreabrió los ojos, recibiendo un fuerte resplandor de luz que se posó indiferente sobre estos, atravesando sus hermosas pestañas. Volvió a cerrar los ojos, para después parpadear con lentitud hasta que aquella luz ya no le fue tan molesta.

Su mirada apuntó hacia arriba. Solo pudo ver un sencillo techo de resistente madera. Sonrió levemente. Sabía que nuevamente estaba a salvo.

Bajó lentamente la mirada, recorriendo la habitación completa. Realmente era de aspecto acogedor y seguro. Además, tenía un color rosa que le fascinaba. Incluso las sábanas de la cama donde reposaba su cuento eran de color rosa.

Se incorporó con lentitud, pues aun sentía dolor en su cabeza, aunque ya no era tan intenso como antes. A su lado, en la pared, una pequeña ventana dejaba ver la tibia mañana que la invitaba a salir y conocer el exterior de aquel planeta desconocido para ella.

- Veo que despertaste.

Se sobresaltó levemente al escuchar eso. Giró la cabeza hacia el lado opuesto para encontrarse con la sonrisa divertida de Sonic, quien estaba apoyado de espaldas sobre el marco de la entrada.

- Hola – musitó ella con una sonrisa en los labios.

- Te ves muy bonita cuando sonríes – halagó el erizo azul.

Calipso se sonrojó ante el cumplido y desvió la mirada hacia abajo. Nunca nadie antes le había dicho algo así y para ella había sido tan lindo y halagador como algo vergonzoso.

- ¿Cómo te sientes? – preguntó Sonic cambiando el tema.

- Bastante bien – respondió la joven.

- Anoche nos preocupaste a todos – comentó él con cierta seriedad.

- Lo lamento – musitó ella con voz temblorosa. Bajó la cabeza, levantó sus rodillas y con sus brazos las abrazó, ocultando su rostro entre sus rodillas.

- Oye, tranquila – dijo Sonic acercándose a la joven. Apoyó su mano sobre el hombro de ella – Lo importante es que estás bien.

Calipso levantó la cabeza y miró con duda y a la vez con dulzura a aquel erizo.

- Gracias por no abandonarme – le agradeció en un susurro.

Sonic le dirigió una mirada amable y le guiñó un ojo.

- Sonic – murmuró ella con cierto nerviosismo - ¿Puedo preguntarte algo?

- ¿Qué sucede? – inquirió el erizo con cierta preocupación.

- ¿Qué… qué es lo que… ocurre con ese erizo negro? – titubeó ella con evidente temor a la reacción de su acompañante.

- Shadow… - murmuró Sonic desviando la mirada. Ese nombre era capaz de provocarle escalofríos en algunas ocasiones, pero obviamente, no se lo iba a decir a los demás.

- Si. Él – musitó la joven, mientras colocaba sus dedos en sus labios con un gesto nervioso.

- ¿Te hizo algo? – preguntó Sonic levemente exaltado.

- No – dijo Calipso negando con la cabeza – pero… pude percibir su dolor otra vez.

- Quien lo diría – comentó Sonic con tono de sarcasmo y desprecio – Así que esa roca tiene sentimientos después de todo.

- Sonic regañó ella con suavidad – Quiero que me digas que pasó con él.

- Eso es una idea terrible – negó el erizo azul con la cabeza. Retrocedió un paso. Esa petición nunca había esperado escucharla. Menos aun de parte de Calipso.

- Lo sé – aclaró ella aparentando estar tranquila – pero, yo fui capaz de descubrir que está lleno de dolor. Y si fue capaz de salvarme la vida…

- ¡No confíes en él! – se apresuró a advertirle Sonic. No quería que por una acción de caridad, ella inmediatamente se hiciera una falsa imagen de su rival.

- Por favor, ayúdame – suplicó ella.

- Es difícil hacerlo si se trata de alguien que ha tratado de matarme – respondió Sonic llevando sus brazos a su nuca, en actitud despreocupada.

- ¡¿C-Cómo?! – se aterró Calipso. Ella ya había oído por parte de los demás que Shadow no era de fiar y que si debía o quería atacar, no lo dudaba ni un segundo. Iba y lo hacía. Pero saber algo como esto, era diferente.

- No te sorprendas. Jamás nos hemos llevado bien – agregó Sonic en tono de broma – aunque a veces se ha visto obligado a trabajar con nosotros.

- Amy me dijo que él tuvo un pasado tortuoso – recordó la joven las palabras de la eriza rosa - ¿Qué fue lo que pasó?

- Nadie lo sabe con exactitud – respondió el erizo – Además, no creo que debas preocuparte por ese sujeto. Piensa en tu hogar, en tu gente.

Aquellas palabras causaron que Calipso tensara los hombros.

- No lo olvidó – musitó – No hay minuto que no piense en ellos. Pero ahora no sé como regresar. Mi nave se destruyó y el avión de Tails…

- Eso ya está solucionado – interrumpió Sonic.

- ¿Pero… cómo? – se extrañó Calipso.

- Tails posee otra nave – explicó Sonic – El tifón azul.

- ¿Tifón azul? – repitió Calipso extrañada por aquel nombre.

- Es una nave mucho más grande y resistente que el Tornado X – relató el erizo – Con esa nave, podremos ir a tu planeta.

- ¡Eso es fantástico! – se alegró Calipso, pero su sonrisa se esfumó a los segundos de aparecer – Espero que lleguemos pronto. Luego de que anoche esas criaturas escaparan con fuerzas enemigas…

Un silencio tenso se interpuso entre ambos. Calipso jugó nerviosa con sus dedos.

- Calipso – habló Sonic, ganándose la atención de la aludida - ¿Por qué anoche estabas desmayada?

- Fue por Shadow – musitó ella algo avergonzada – su dolor… fue demasiado fuerte y no lo pude resistir.

Sonic bajó la mirada, cruzándose de brazos. Trataba de entender por qué Calipso insistía tanto en querer saber sobre Shadow y además, ofrecerle su ayuda. Eso si que no se veía todos los días.

- ¿Es… el único que te ha causado esa sensación de dolor? – preguntó intentando evadir el tema.

- No – contestó Calipso recordando un evento hiriente de la noche anterior – Tu amigo Tails también.

- ¿Tails? – repitió el erizo.

- Anoche cuando huíamos – relató la muchacha – Él… me dijo que no quería perder otro amigo. Entonces, sentí su dolor. Era realmente espantoso. Fue como si su corazón estuviera sucumbiendo por ello.

Sonic sintió una leve punzada en el pecho. Él sabía perfectamente la causa del dolor de su amigo. Cerró los ojos y agachó la cabeza.

- Y al parecer, no es el único – dijo la joven de las estrellas con la voz apagada, mientras una leve sensación de molestia dolorosa se posaba en su pecho. El erizo azul alzó la mirada y se encontró con los ojos de aquella enigmática muchachita.

- No quiero que tú también me lo ocultes – dijo ella con dulzura. Su mano se apoyó sobre el hombro del erizo – Te está haciendo mal.

Sonic cambió la expresión de su rostro. Su sonrisa forzada se borró y sus ojos se opacaron por una sombra de tristeza.

- Le fallé – musitó. Calipso se confundió por su respuesta.

- ¿Qué fue lo que pasó? – insistió.

- ¡Él confiaba en mi y le fallé! – gritó Sonic lleno de rabia.

- ¿Dé que estás hablando? – interrogó la chica. Sus ojos se nublaron.

- Él se enamoró de una niña. Se llamaba Cosmo – relató el erizo azul mientras luchaba por que su voz no se quebrara – La amaba más que a nadie. Pero… ella se sacrificó por nosotros. Por todo el universo – alzó la voz - ¡Quise hacer algo para evitarlo, pero no pude! Tails creía en mí. Creyó con todo su corazón que la salvaría, pero no lo hice. ¡Ella murió frente a todos nosotros! ¡Tails la vio morir!

Calipso sintió el ardor de su pecho crecer y crecer. El dolor de Sonic se comenzaba a manifestar en su verdadera magnitud. Llevaba escondiéndolo tanto tiempo que ahora lo había liberado como una ola salvaje.

- No pude ayudarla… - continuó el erizo mientras empuñaba sus manos – Le fallé a mi mejor amigo. Eso… nunca me lo voy a perdonar.

- No, no es cierto – contradijo Calipso con lágrimas en los ojos – Tú hiciste todo lo que pudiste. No siempre se logra salvar a quien amas, pero al menos lo intentaste. Estoy segura de que Tails… no te odia por esto. Está muy afectado y lo sé pero…

- ¡Ella fue el amor de su vida! – interrumpió Sonic cerrando los ojos con fuerza – Yo creí que estarían juntos mucho tiempo y que serían felices, pero ella… ¡tenía que morir!

Calipso se acercó más a él y tomó una de sus manos, provocando que el abriera los ojos y la mirara. Ella dejó caer un par de gotas de rocío de sus ojos.

- Ahora comprendo – dijo ella – pero esto no es tu culpa. Debes perdonarte a ti mismo. Ya no te sigas atormentando por ello. Ahora debes permanecer al lado de Tails y ayudarlo a superar esa pérdida. Él te lo agradecerá.

Le regaló una leve sonrisa triste. Sonic correspondió a ese gesto. Estaba decidido a no derribarse y mucho menos frente a Calipso.

- Gracias por confiar en mí – concluyó ella y le soltó la mano.

- Eres alguien única Calipso – contestó él, recuperando su humor característico. Ella asintió y limpió los restos de lágrimas escondidos en sus orbes.

- Iré a comprobar si todo está listo para partir – dijo Sonic – Te veré en casa de Tails.

- Sonic… - lo llamó ella cuando este se dispuso a salir de la habitación – también… debes saber algo.

- ¿Si? – preguntó él.

- No le tengas miedo a tus emociones – dijo con suavidad y luego sonrió de forma pícara – Tampoco a tus sentimientos. Y sabes a que me refiero.

Sonic desvió la mirada y sin volver a darle la cara, salió de la habitación mientras un fuerte sonroje se apoderaba de sus mejillas en contra de su voluntad. Porque sabía que la chica de las estrellas hablaba implícitamente de Amy Rose.

¿Cómo se había dado cuenta? Supuso que Amy le había dado algún indicio, pero en parte, estaba equivocado. Él mismo, sin darse cuenta le había indicado con su actitud que sus sentimientos por aquella eriza iban más allá de la amistad. Algo que ni él mismo aun lograba descubrir por completo. Culpa de su orgullo.

Bajó por las escaleras y llegó a la sala principal de la casa de Amy. Esta ultima, no se encontraba en casa, por el momento. El erizo azul se dirigió hacia la puerta y luego de exhalar como si se quitase una carga de encima, la abrió. Su mirada se encontró de frente y de sorpresa con la eriza rosa, dueña de aquella casa.

- ¿Amy? – se sobresaltó como si acabara de ver a un fantasma.

- Sonic – murmuró ella con preocupación entristecida - ¿Cómo está Calipso?

- Está bien. Ya despertó y se ve un poco mejor – contestó este, intentando no evidenciar una leve sensación de remordimiento que le recorría por dentro.

- Iré a verla – dijo Amy mientras ingresaba a su hogar.

- ¡Espera! – la detuvo él, sosteniéndola del brazo con suavidad para no lastimarla.

- ¿Uh? – lo miró ella sonrojándose a toda velocidad al sentir la mano de él sostenerla.

- Solo… no te tardes – dijo él con cierta dulzura. Luego la soltó y echó a correr.

Se maldijo durante su trayecto. Había querido disculparse por haberla hecho sentir mal la noche anterior. No justificaba que le hubiese gritado a su mejor amigo, pero él no había tenido derecho a responderle del mismo modo. ¡Demonios! ¿Por qué cuando se trataba de Amy todo tenía que ser tan complicado?

Por otro lado, a Amy no le extrañó su comportamiento, pero si su repentina acción al retenerla. Había tenido la idea de que Sonic había intentado decirle algo, pero al final, se había comido sus palabras. Sonrió levemente, aun sintiendo ese suave tacto sobre su brazo. Al despertar de su breve trance, subió las escaleras, en dirección a su habitación. Necesitaba ver a Calipso. La noche anterior, después de que Shadow les llevara a la joven inconsciente, Amy insistió en que la llevaran a su casa. Nadie se opuso. Después de todo, no sería la primera vez que la eriza lo haría. Al llegar a destino, habían trasladado a la joven inconsciente hasta el cuarto de Amy y la habían dejado recostada sobre la suave cama. Amy se conformó con dormir en el sofá de la sala principal.

La eriza rosa se desenfocó de sus recuerdos de la noche anterior e ingresó a la habitación. Encontró la cama vacía. De pie, Calipso miraba el paisaje a través de la ventana con aire distraído.

- ¿Calipso? – dijo Amy en voz baja.

La aludida se volteó al escuchar su nombre ser murmurado, encontrándose con la presencia de aquella gentil y amable eriza que la había acogido desde el principio.

- Hola Amy – saludó Calipso.

La aludida no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Realmente había temido por la vida de Calipso. Sonrió con tristeza y algunas gotas brillantes se deslizaron por sus mejillas, corrió hacia la chica y la abrazó.

- ¡Me asusté tanto! – gritó la eriza con un nudo en la garganta - ¡Pensé que tú…!

Calipso dio un respingo al sentir aquel abrazo. No se esperaba algo tan afectivo como aquello. Pero se sintió reconfortada al mismo tiempo. Se agachó hasta quedar a la altura de la eriza y correspondió a su gesto.

- Tranquila. Ahora estoy bien.

Amy siguió llorando y sin soltar a Calipso. A pesar de conocerla hace tan poco tiempo, se había encariñado profundamente con la joven y ya la veía como una amiga. No podía evitarlo. Calipso era demasiado dulce.

- ¿Te sientes mejor? – preguntó Calipso luego de unos minutos.

- Si, eso creo – la eriza se apartó con suavidad de la chica – Lamento si me puse algo sentimental. Es que… no puedo evitar sentirme así si mis amigos corren peligro.

- No te disculpes – dijo Calipso negando con la cabeza – Eso es muy empático. Y para mí, es muy valioso ya contar con una amiga.

Amy enfocó su mirada en los orbes color chocolate de la joven. Una sonrisa enorme se dibujó en su rostro.

- Puedes contar conmigo, amiga – respondió la eriza con actitud divertida, causando que tanto ella como Calipso soltaran una leve risa discreta.

- Debemos ir con Tails – le recordó Amy.

- Sonic me dijo algo al respecto – Calipso se puso de pie - ¿Nos hace falta algo?

- Bueno, nos faltan provisiones para el viaje – respondió Amy.

- Si gustas, yo puedo ir a buscar – se apuntó Calipso.

- ¿No te asusta perderte? – dudó la eriza. Sentía cierto temor luego del incidente de la noche anterior.

- Descuida. No me ocurrirá nada – aseguró la chica con una sonrisa.

- Si tu lo dices – Amy no acababa de convencerse, pero cedió al final – En el bosque hay una gran cantidad de árboles frutales. Podrías traer algunas frutas y regresar aquí. Así nos vamos juntas hasta la casa de Tails. Yo debo preparar otras cosas para el viaje. Lamento no poder acompañarte.

- Descuida – Calipso hizo un gesto de afirmación – Nos vemos en un par de horas – dichas estas ultimas palabras, se acercó a la ventana y la abrió. Para sorpresa de Amy, la chica saltó desde allí, cayendo de pie, afuera de la casa. De inmediato, echó a correr hacia el bosque, tardando solo unos segundos en desaparecer de la vista de Amy.

- Realmente eres impredecible – le dijo Amy al viento con una expresión asombrada.


Y bueno… otro capitulo que se ha terminado. Como pueden ver, quise ser más suave en esta ocasión y mostrar una escena algo más sentimental en medio de tanto caos. Es necesario de vez en cuando. Y como pueden ver, muchos de nuestros personajes están sufriendo en esta historia. No podrán callarlo mucho tiempo. En algún momento deben dejar salir sus miedos y sanar sus heridas.

En el siguiente capitulo, ocurrirá un evento importante, así que atentos.

Over the dreams: gracias por seguir fielmente mi historia. Y descuida, estas actualizaciones ya no tardarán tanto, debido a que mi tiempo libre se ha dignado a regresar.

Y a todos los lectores fantasmas que no se han presentado, les agradezco por su apoyo.

Y sin más que agregar, nos vemos.

Saludos!