Hola mis lectores!
Aquí una vez más regresando con una nueva actualización de "La pradera de Oro". Y déjenme decirles algo… este fic, YA VA A LA MITAD!
Si, así es. Aun nos falta mucho por recorrer en esta historia.
Así que sin más que agregar… a leer!
16º La llegada a Kokoro
Tails no había exagerado al decir que gracias a las esmeraldas caos llegaron en menos tiempo. Aunque también tenían en sus manos la Master Emerald gracias a Knuckles, el equidna había exigido que por nada del mundo la utilizaran. No quería que volviera a destruirse como en aquella batalla contra los Metarex.
Tardaron solo un día. Calipso y Tails estuvieron durante horas buscando la localización de la estrella-planeta Kokoro, pues sus condiciones les dificultaba poder ubicarla en el amplio universo. Pero al lograrlo, enfocaron el curso de la nave hacia allá, sin peligro alguno que les acechara, por el momento.
Los demás… no les quedaba otra que esperar hasta llegar a destino.
Al transcurrir 24 horas desde el despegue, Tails dio aviso de que estaban por llegar a Kokoro. Les tomaría una hora más.
- Debes tener cuidado Tails – aconsejó Calipso – Apuesto a que Marina se encuentra vigilando cualquier señal de que algún intruso externo llegue a Kokoro.
- Me lo imaginé – respondió Tails – Pero no te preocupes. He reforzado los motores y los escudos de la nave. No podrán derribarnos con tanta facilidad.
- Eso espero – murmuró Calipso y dando media vuelta, salió de la sala de controles y se encaminó hacia su habitación.
Al entrar en ella, abrió el cajón de un pequeño mueble que se encontraba junto a su cama. Extrajo aquel sobre que Rouge le había entregado y se decidió a leer su contenido. En la primera plana decía: "Proyecto Shadow".
- Bien… hora de saber la verdad – le habló al aire mientras soltaba un suspiro.
Una a una, leyó cuidadosamente cada página, cada párrafo, cada palabra. Y la verdad apareció ante ella como un nocivo rayo de luz cegadora.
Descubrió el origen de Shadow, su vida en el ARK, los motivos por los cuales fue creado, el ataque al ARK… y la muerte de María Robotnik.
- Es ella… - murmuró con un nudo en la garganta.
"Él vio morir a quien más amaba, frente a sus ojos"
Recordó las palabras de Amy. María era ese alguien. La respuesta a todo el misterio que giraba en torno a aquel erizo frío y severo. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Shadow había sufrido la peor tortura de todas: ver morir a la única persona que amó, sin poder evitarlo.
- Ahora lo entiendo – dijo en un susurro mientras cerraba los ojos con fuerza mientras las lágrimas mojaban sus mejillas – Te entiendo…
Aun no terminaba de leer aquel informe y con las lágrimas aun bañando su rostro, leyó la frase que daba por concluido el informe:
"…la niña falleció minutos después de recibir el impacto de bala, la capsula eyectada por acciones de la menor nunca fue encontrada… o eso se creía…"
Esa última frase la dejó pensativa. Su instinto le decía que era un mensaje implícito ajeno a la información del informe. Sus sospechas se confirmaron al leer un mensaje en la esquina de la última hoja.
"Eso, fue solo el comienzo".
- Rouge – musitó. Era algo obvio que ese mensaje lo había dejado para ella, pero…
¿Qué quiso decir con eso? ¿Acaso Shadow tuvo que pasar por algo peor que perder a María? ¿Había otra razón para su frialdad e indiferencia hacia los demás?
- ¡¿Por qué todos me ocultan la verdad?! – gritó desesperada, para luego caer rendida por el llanto sobre su cama, dejando caer las hojas del informe al suelo. Lloró como una niña pequeña, aforrándose a la desesperación.
Todos le ocultaban verdades y nadie le explicaba nada. Todos callaban.
Antonella, Shadow, Sonic, Tails…
Para ella, era demasiado.
Cuando sus lágrimas dejaron de brotar, un cansancio profundo la invadió por completo. Cerró los ojos con pesadez y un hechizo de sueño se apoderó de su voluntad.
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Iba caminando por un largo pasillo, blanco como el mármol. El suelo emitía un sonido metálico a cada paso que daba. Unos pocos focos en el techo del pasillo alumbraban débilmente el depresivo lugar.
No sabía por qué, pero debía huir. Huir de aquello que la acechaba, pero la fuerza de su cuerpo la traicionó vilmente. Su vista se fue volviendo borrosa y sus pies estaban cansados. Era hora de rendirse.
Una mano le sostuvo la suya y la obligó a seguir corriendo. Su mirada se volvió clara una vez más y logra ver que alguien la está jalando hacia delante mientras corre. Le siguió el paso como podía, sintiéndose protegida por aquel desconocido. Cuando sus ojos ya no estaban nublados por el agotamiento, logró reconocer a quien le obligaba a correr.
- Tú…– musitó, provocando que unos ojos color rojo la miraran y penetraran en su alma.
Era él.
Se detuvo bruscamente, dejando de correr y la obliga a ella a detenerse por igual, sin soltarle la mano en ningún momento. Ambos miraron hacia atrás. Tres siluetas de aspecto poco confiable estaban a unos pasos de ellos. Calipso sintió el miedo abrazarla y clavarle los pies al suelo.
Miró a su compañero, quien le regresa la mirada con esos ojos penetrantes y fríos; pero ahora irradiaban preocupación.
Una de las siluetas escondió la mano tras su espalda, y al volver a enseñarla, se vislumbra una pistola. El blanco fijado es ella. La chica cerró los ojos, no tenía salvación.
¡BANG!
Un estallido retumba en sus oídos, pero es extraño. No siente dolor alguno en su cuerpo. Abrió los ojos, para verlo a él. Se espantó.
Aquellos ojos carmín se apagaron paulatinamente y su cuerpo cayó pesadamente. Inerte. Sin vida.
- ¡SHADOW!
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Abrió los ojos abruptamente y se sentó de golpe sobre la cama. Su respiración era acelerada. Llevó una mano hasta su pecho, sintiendo los latidos de su corazón. Eran apresurados y violentos, como si aquel órgano vital intentara escapar de su pecho.
Cerró los ojos y con lentitud, recuperó la calma, mientras intentaba respirar despacio.
- Eso… fue horrible – musitó con un nudo en la garganta.
Unos suaves golpes en la puerta de su habitación captaron la atención de Calipso.
- Calipso ¿Puedo entrar? – la voz de Sonic se escuchaba del otro lado de la puerta.
- Si, claro – ella trató de parecer lo más tranquila posible al responder. El erizo azul entró a la habitación y encontró a la chica castaña sentada a la orilla de la cama, con las manos sobre sus rodillas, las mejillas húmedas y los ojos enrojecidos de tanto llorar.
- ¿Ocurre algo? – preguntó ella sin mirarlo.
- Vine a decirte que Tails avisó que llegaremos en unos minutos más – contestó Sonic – Ahora tu respóndeme ¿Por qué estabas llorando?
Calipso le dirigió una mirada cristalina. No sabía como explicarle todo. El hecho de que él y Shadow se llevaran tan mal, dificultaba aun más las cosas.
- No es fácil de explicar – se excusó tratando de evadir la pregunta.
- Si se trata de Shadow nunca es fácil de explicar – dijo Sonic con su humor sarcástico y burlón.
Calipso lo miró extrañada y asombrada a la vez ¿Cómo lo sabía? ¿Alguien le habría contado?
- ¿Cómo lo sabes? – inquirió aun asombrada.
- Solo fue una corazonada – respondió el erizo mostrando una expresión seria.
Calipso suspiró con pesar y apoyó una mano sobre su rostro.
- Debo de parecer muy egoísta – musitó.
Sonic se acercó a ella y sentándose en el borde de la cama, le dirigió una mirada compasiva.
- No eres egoísta – corrigió – Solo… tratas de ayudar a alguien que no quiere que lo ayuden.
- ¿Por qué no quiere? – preguntó la castaña - ¿A qué le teme?
- No puedo responder eso – dijo el erizo volviendo a sonreír – porque ni yo lo sé.
Calipso miró a su divertido amigo. Ya no le cabía duda de que era lo opuesto a Shadow. Eran como el agua y el aceite.
- ¿No podrías por lo menos decirme por qué perdió la memoria? – preguntó Calipso en un tono casi suplicante.
Sonic la miró por unos segundos, quitando la sonrisa de su rostro, para después bajar la mirada y dirigirla hacia sus zapatos. Hablar de ese hecho para él no era fácil, pero la mirada dolida y suplicante de Calipso fue más fuerte y lo hizo ceder.
- Supongo que ya sabes lo que es el ARK – dijo sin entusiasmo.
- Si. Allí fue donde lo crearon – respondió ella.
- Bueno – relató el erizo azul – Hace algún tiempo atrás, esa colonia espacial estuvo a punto de estrellarse contra el planeta Tierra, y en ese entonces, mis amigos y yo nos encontrábamos allí. Descubrimos que el ARK había sido programado por el mismo sujeto que creó a Shadow. Quería eliminar el planeta entero.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! – se horrorizó Calipso.
- Quería vengar a su nieta María, ella había muerto asesinada – explicó Sonic intentando recordar algunos detalles – Shadow ayudó a concretar ese plan, porque María había sido su única amiga y quería que todos pagaran por lo que le habían hecho. Por suerte, logró recapacitar y entender que esa no era la solución. Al final, entre los dos logramos evitar que aquella colonia espacial se estrellara contra el planeta. Pero al hacerlo… él se sacrificó.
Calipso lo miró con incredulidad. A primera parecía algo irreal, y al mismo tiempo tan injusto.
- ¿Quieres decir que…? – preguntó sin poder acabar. De solo pensar en esa palabra sentía unas horribles nauseas.
- Si, así es – respondió Sonic omitiendo aquel término, pues a él tampoco le causaba agrado alguno decirlo – Luego, cuando ocurrió la guerra contra los Metarex, de alguna forma, Eggman lo revivió. Era obvio que quería tenerlo bajo su control. Pero al regresarle la vida…
- Shadow olvidó su pasado – completó Calipso con tristeza.
Sonic asintió con la cabeza. Su explicación había concluido.
- No sé si algo más ocurrió con él – agregó el erizo azul – Lo que te he dicho es todo lo que sé.
Calipso esbozó una pequeña sonrisa y apoyó una mano sobre el hombro de su amigo. Sus miradas se conectaron.
- Gracias – musitó.
Sonic le regresó la sonrisa.
¡BOOM!
Una explosión que provocó una brusca sacudida en la nave, los hizo tambalearse.
- ¿Qué fue eso? – se asustó Calipso. Se puso de pie y Sonic le imitó. Este ultimo se acercó a la ventana de la habitación para observar hacia fuera, en búsqueda de una explicación. Y vaya que la encontró. Vio pasar una criatura monstruosa, a tan solo metros de la ventana, muy similar a aquella que los había atacado en Mobius. Se podría decir que hasta era mucho más grande.
- ¡Otra vez esas cosas! – gritó exasperado.
- Marina nos descubrió – Calipso tembló dominada por el miedo.
- ¿Qué dices? – se extrañó Sonic.
- Debe de haberse dado cuenta de nuestra llegada – explicó ella – Te lo dije. Ella no dejará que nadie intervenga en sus planes. Tiene ojos en todas partes, hasta en el último milímetro de Kokoro.
- ¡Eso no me detendrá! ¡Debemos eliminar a esa cosa! – ordenó Sonic, cogiendo a Calipso de la mano y sacándola de la habitación, en dirección a la sala de controles. Llegaron para encontrarse con los demás. Todos habían visto a ese monstruo pasar cerca de la nave.
- ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Amy asustada.
- Creo que ya sé como derribarlo – dijo Sonic, luego se acercó a Tails quien seguía piloteando aquella nave de guerra – Tails, saldré a la cubierta, a la pista de aterrizaje.
- ¿Estás loco? – intervino Rouge - ¿Acaso planeas hacer el ridículo o qué?
- Voy a llamar su atención – dijo Sonic ignorando las palabras de Rouge – Cuando lo haya logrado y se encuentre lo suficientemente cerca de nosotros, Tails lo atacará con los misiles.
- Espero que estés en lo correcto Sonic – respondió Tails con cierta inseguridad – Solo tenemos una oportunidad.
- Más que suficiente – respondió el erizo azul con orgullo.
Tails oprimió unos cuantos botones, preparando así de antemano los misiles para eliminar a aquel engendro antes de que fuera demasiado tarde. Sonic salió al exterior, a la pista de aterrizaje que el Tifón Azul poseía, en el mismo instante en que el enemigo volvía a aparecer frente a ellos. Esta vez, sería mucho más peligroso.
- ¡Aquí voy! – gritó Sonic mientras realizaba un Spin Dash y se lanzaba contra el monstruo, ante la mirada atónita de los demás.
Al arrojarse contra aquella enorme serpiente, comenzó a correr sobre el cuerpo viscoso de la misma, haciéndola enfadar y provocando que comenzara a acercarse a la nave, para ser fijada como blanco.
- ¡Tails, dispárale! – le gritó Knuckles al zorrito de dos colas.
- No hasta que Sonic salga de allí – contradijo el aludido.
Abruptamente, la mirada de todos se transformó en una llena de sorpresa y horror, al ver al erizo azul rodar por la cola en forma de cadena del monstruo y este ultimo, sin ninguna piedad, agitó su cola, arrojando a Sonic hacia arriba, para luego, ser golpeado salvajemente por la misma cola y acabar aterrizando de golpe, incrustándose en la pista de aterrizaje. El estruendo de la caída sacudió a todos.
- ¡Sonic! – gritó Amy.
- ¡Tails, dispara ese maldito misil! – gritó Knuckles preocupado y enfadado al mismo tiempo - ¡Esa cosa hará añicos a Sonic si no la eliminamos!
Pero Tails no respondió. Parecía absorto viendo el exterior de la nave, donde su amigo era golpeado incontables veces por aquella bestia. Estaba en un estado de shock, mientras por su cabeza se cruzaban los crueles recuerdos de la muerte de otro ser importante. Aquella escena que sus ojos ahora apreciaban le evocaba dolorosas sensaciones, aislándolo de la realidad.
- ¡Ya basta! – gritó esta vez Amy con lágrimas en los ojos, al ver que aquel engendro desfigurado levantaba con su cola a Sonic, quien yacía herido y aturdido por tantos golpes, para luego lanzarlo y volver a golpearlo, esta vez, con aun más brusquedad. El erizo acabó incrustado en una de las paredes del exterior del Tifón Azul, malherido e inconsciente.
- ¡Esa cosa lo matará! – gritó Calipso - ¡Hay que ayudarlo!
E ignorando las protestas de los demás, salió a la pista de aterrizaje del exterior. Tras unos segundos de duda, Amy la siguió.
Al llegar afuera, encontraron el más escalofriante de los espectáculos: Sonic yacía boca abajo en el suelo, sin dar señales de estar consciente y la enorme serpiente se disponía a aplastarlo una ultima vez con su cola y así darle muerte, pero Calipso fue más rápida y se abalanzó sobre el erizo, para luego tomarlo en sus brazos y sacarlo de allí impulsándose con un salto, a solo un segundo antes de que la cola se estrellara contra el suelo.
- ¡Sonic! – gritó Amy mientras corría hacia ambos.
- Sácalo de aquí – le ordenó Calipso – Yo distraeré a ese monstruo.
- ¡Te matará! – contradijo Amy con las lágrimas rodando por su rostro.
- ¡Solo hazlo! – le gritó la castaña mientras sus ojos comenzaban a tornarse brillantes por las lágrimas llenas de temor que se negó a derramar.
Amy le dirigió una mirada llena de tristeza y asintió en contra de sus intenciones. Cargó a Sonic y salió de allí tan rápido como pudo, volviendo al interior de la nave.
Calipso, al verlos alejarse, caminó con decisión hacia delante, en el mismo momento en que el monstruo notaba su presencia y se disponía a asesinar a la hermosa joven. Por reflejo, la chica cerró los ojos.
Un grito ensordecedor la obligó a cubrir sus oídos y volver a abrir sus orbes con lentitud para comprender que había pasado.
El monstruo había sido quien había soltado aquel rugido espantoso, además había retrocedido. La castaña supuso que Tails había disparado los misiles en contra del esperpento, hasta que algo cayó a sus pies, provocando un leve tintineo al rebotar contra la superficie metálica. Eran dos brazaletes dorados… demasiado familiares para ella.
- ¿Pero qué…? – se extrañó mientras recogía las argollas doradas, cuando un resplandor similar al de una estrella fugaz, e incluso aun más intenso, pasó por el lado del Tifón Azul. Calipso dirigió la mirada hacia aquel fulgor, el cual avanzaba a una increíble velocidad, lanzándose con gran intensidad contra aquella monstruosa criatura, y en unos segundos, una potente explosión se hizo presente en el lugar. Aquel engendro había volado en mil pedazos, ante la aliviada y anonadada mirada de la habitante de las estrellas y los tripulantes de la nave.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Cream con temor.
- No lo sé – respondió Rouge – pero nos salvó a todos de una muerte segura.
En la pista de aterrizaje, junto con el estallido, un cegador rayo de luz apareció, obligando a Calipso a cerrar sus ojos. El resplandor provocado, no perduró mucho tiempo y Calipso descubrió sus ojos, para notar entre la luz una silueta conocida. Confundida ante esto, se acercó más, para notar como aquella sombra comenzaba a caer pesadamente, hasta caer de forma estrepitosa sobre la pista de aterrizaje. El miedo corrió por sus venas.
La castaña se acercó corriendo hasta donde aquella silueta había caído, sintiendo su corazón latir a mayor velocidad, culpa de las tensiones y el miedo. Pronto, reconoció a la figura que yacía sobre el suelo. La culpa se adueñó de su alma.
- ¡Shadow! – gritó mientras se agachaba, quedando de rodillas al lado de él. Se veía realmente lastimado y parecía no reaccionar.
Ella, temiendo lo peor, acercó su oído al pecho del erizo, para con alivio escuchar su corazón latir. Aun estaba con vida.
- Me salvaste… – fue todo lo que pudo escapar de sus labios.
Lo miró por unos segundos. Su rostro, antes frío e inexpresivo ahora se veía cansado. Estaba lleno de rasguños por todo su cuerpo y parecía debilitarse más a cada segundo. Nunca se había imaginado verlo así de indefenso.
Calipso sintió sus ojos llenarse de lágrimas de solo verlo así. Por más insensible o cruel que fuese con ella, siempre supo que era porque él estaba sufriendo. Cerró los ojos y las lágrimas cayeron de estos, aterrizando con suavidad sobre el rostro de Shadow, mientras el espacio, las estrellas y el silencio quedaban absortos viendo aquella conmovedora escena.
Calipso abrió lentamente los ojos y manteniéndose arrodillada, colocó con suavidad la cabeza de Shadow sobre sus rodillas y apoyó sus manos sobre la cabeza de él. El tiempo para ella se había detenido.
- Te lo agradezco – musitó la joven, mientras inclinaba su cabeza sobre la de él, cerrando los ojos.
Una mano sobre su hombro la hizo reaccionar dando un respingo y voltear la cabeza hacia atrás.
- Calipso, salgamos de acá, debemos entrar a la nave – le dijo Knuckles en un tono más gentil que de costumbre.
- De… de acuerdo – respondió ella con un nudo en la garganta.
- Llevémoslo a él también – agregó el equidna, sintiendo que traicionaba sus propios pensamientos e ideas al ayudar a Shadow. Calipso le dedicó una sonrisa funesta y luego, entre ambos, llevaron a Shadow al interior de la nave.
- Chicos – murmuró Rouge al verlos entrar.
- ¿Qué fue lo que…? – Tails no acabó su pregunta, pues la respuesta estaba frente a sus ojos. Guardó silencio.
- Shadow – musitó Cream con discreto asombro.
Un silencio algo incómodo se adueñó del ambiente. Cada mirada estaba posada en el erizo negro lastimado.
- ¿Dónde están Amy y Sonic? – preguntó Calipso, expulsando al silencio del lugar.
- Están en la enfermería de la nave – respondió Rouge – Parece que este muchachito travieso también debería ir allá.
Obviamente, hablaba de Shadow.
- No – se negó Calipso a la sugerencia – Lo llevaré a mi habitación.
- Que petición tan extraña – se burló Rouge con picardía.
- ¡Tú cállate! – interrumpió Knuckles a la murciélago – Lo está sugiriendo para que este tarado no se pelee con Sonic otra vez. Si los dejamos a los dos en la enfermería, no van a poder evitar querer arrancarse los ojos mutuamente.
Calipso miró al equidna con confusión. Esos no eran sus verdaderos motivos, pero comprendió que este lo había dicho para acabar con las incómodas preguntas de la murciélago.
- Andando – prosiguió el equidna retirándose de la sala de controles, seguido por Calipso.
Ambos llegaron a la habitación de ella y recostaron a Shadow sobre la cómoda cama. Calipso dejó los brazaletes del erizo negro sobre la mesita de noche y se arrodilló al lado de la cama.
- Tu planeta está a tan solo unos kilómetros de distancia – avisó Knuckles a la hermosa chica – En cualquier momento llegaremos.
- Dile a Tails que busque una zona forestal para aterrizar – pidió Calipso – La vegetación de mi planeta es gruesa y será útil para poder ocultar esta nave de los ojos de Marina.
- Bien, se lo diré – dijo el equidna y de inmediato, salió de la habitación.
Calipso lo vio alejarse y apenas desapareció, su atención se enfocó sobre el erizo negro. Apoyó con suavidad una mano temblorosa sobre la cabeza de este y sonrió con dulzura.
- ¿Por qué lo hiciste? – musitó como si él pudiese escucharla.
La velocidad del Tifón Azul comenzó a verse reducida paulatinamente, dando a entender a sus tripulantes que estaban a punto de aterrizar.
Calipso se puso de pie y se asomó a la ventana, desde donde notó que una ligera neblina lo cubría todo. Hacia arriba, se expandía un enorme cielo color violáceo, bañado en nubes color gris. Notó que estaban aterrizando en una zona forestal lleno de frondosos árboles. Tails había escuchado su petición. Suspiró aliviada.
- He vuelto – dijo en voz baja.
La nave aterrizó, con gran cuidado de no causar mucho estruendo, en el bosque, en la zona más oculta y oscura para no ser descubiertos.
Además…
Calipso tenía otros motivos por haber escogido aquel lugar para ocultarse. Al ser la única zona forestal no devastada de su carcomido planeta, aquí se ocultaba la última esperanza de Kokoro. El grupo al que ella pertenecía.
Los rebeldes.
Y un nuevo capitulo llega a su fin mis fieles lectores!
Intentaré actualizar el siguiente capitulo en el menor tiempo posible, pues en nuestro siguiente capitulo… CONOCERÁN A LOS REBELDES!
Así es, la aventura en Kokoro acaba de comenzar y dentro de poco descubrirán el verdadero peligro y la amenaza mortal que podría acabar con el universo.
Antes de decir adiós, responderé reviews:
Over the dreams: muchas gracias por tu apoyo a esta historia. Me alegra que la trama te interese y que lo leas y veas como si fuera la serie misma xD
Pues ahora si viene lo bueno, así que prepárate.
Lector de fan: tranquilo, no es que haya abandonado la historia. Porque si, me demoro en actualizar, pero jamás dejo un relato a medias. Eso lo aseguro.
Y por ultimo… los espero en una futura actualización Xd
Saludos!
