Hola mis amores y lectores.

¡Aquí vuelvo una vez más con nuevo capitulo para esta historia!

Como podrán ver, nuestros amigos han llegado a Kokoro, y además, se han encontrado con los rebeldes, de quienes Calipso les ha hablado, pero… ¿Qué hay del enemigo?

Eso lo van a descubrir ahora.

Y sin más que decir… ¡A leer!


18- Marina

Un avión de color negro sobrevolaba el bosque cuando la noche se adueñó de todo, cubriéndolo con su negro manto unida al poco visible firmamento.

El transporte aéreo se alejó del bosque y desvió su dirección hacia el palacio de Kokoro.

Aquel lugar, alguna vez fue el hogar y sitio central de reinado de los reyes de la estrella-planeta; un lugar hermoso, lleno de esculturas y decorados de la historia de Kokoro, acompañado de leyendas y mitos. Todos y cada uno de ellos impregnados en cada pared, columna y salón. Además de un pasillo condecorado con retratos de todos los reyes antecesores. El exterior del palacio era de color dorado, brindándole el don de brillar cada amanecer.

Pero esos días parecían haber quedado muy atrás, y el palacio ya estaba casi en ruinas. Había perdido su gracia, orgullo y color, las paredes, columnas y techo habían sido privadas de sus decoraciones y ahora yacían cubiertas de musgo verdoso. En los jardines externos, solo quedaban plantas muertas y espacios carcomidos. Parecía más una fortaleza militar abandonada que un palacio sagrado. Tanto por dentro como por fuera. Las habitaciones habían sido transformadas en cámaras de tortura y en lo que alguna vez, fue la habitación principal de los reyes, se hallaba un espacio hueco donde reposaba una capsula protegida con cientos de sistemas de seguridad que al primer movimiento iban a disparar. Pero el sistema estaba desconectado y la capsula, vacía. Aquel, era un espacio reservado para el cetro de Yumiko, el cual aun no había sido hallado.

En el resto del palacio, los pasillos eran apagados, llenos de cámaras de seguridad y armamento automático preparado en caso de intrusos. En las dos torres del palacio, se encontraban los calabozos, donde más de un habitante había perecido buscando justicia.

En el subterráneo del palacio en ruinas, quedaba la única habitación que no sufrió transformación alguna tras la invasión enemiga. La biblioteca real. Allí se resguardaba impreso en libros y planos toda la historia e información de Kokoro y solo una pequeña fracción de aquel conocimiento impreso en letras era acerca de otros planetas.

Por ultimo, otras dos habitaciones se encontraban llenas de computadoras y monitores, los cuales se conectaban al sistema de seguridad del palacio, además de almacenar toda la información sobre los planes de Marina y sus estrategias, sus armas, sus planes… y sus puntos débiles. Información clave para los rebeldes.

Más de una vez, estos habían logrado infiltrarse en el palacio, robando armas e información, desactivando maquinarias de forma temporal y luchando contra los guardias de Marina. Pero en los últimos meses, los seguidores del enemigo habían superado con creces a los rebeldes, causando la pérdida de muchos de ellos.

Pero volviendo al presente…

Esa noche, el avión aterrizó frente a la entrada del palacio. Dos guardias bajaron de este y se acercaron a la puerta, la cual consistía en una enorme reja color negro con espacios oxidados. Se acercaron a la misma y uno de ellos accedió a un pequeño teclado con números e ingresó una clave. Las puertas se abrieron con gran estremecimiento y lentitud, abriéndoles el paso al interior del lugar.

Ambos guardias entraron y avanzaron hacia unas enormes escaleras, decoradas con una larga y desgastada alfombra con mosaicos en forma de ojo de diferentes colores. El espacio que les rodeaba estaba en penumbras.

Subieron por las escaleras, hasta llegar a un largo pasillo donde la luz seguía extinta. Avanzaron por este, hasta que llegaron al final, doblando a la derecha para dar con una puerta que a primera vista parecía no estar allí.

Lo abrieron, prosiguiendo con su andar robótico al ingresar a la habitación. La puerta se cerró tras ellos como si fuera automática.

- Bien, díganme lo que saben – una voz femenina y fría los llamó desde las tinieblas de la habitación rodeada de cortinas azul oscuro. Un trono color plateado y tapizado con cojines de tono escarlata se hallaba al centro del lugar.

- No tenemos demasiada información, majestad – respondió uno de los guardias.

- Pero al parecer, alguien ha conseguido ingresar a Kokoro – completó el otro.

Ambos iban vestidos con largas túnicas grises que les cubrían los pies. Una capucha sobre sus cabezas impedía que sus rostros se vieran. Su habla era fría y sin expresión.

- Hmm… ya veo – respondió la voz femenina – Y yo que les pedí que se encargaran de todo aquel que osara entrar en mis dominios.

- Enviamos a una de sus Dark Snake – argumentó uno de ellos sin inmutarse – Pero al parecer el enemigo la aniquiló y…

- ¡¿Y cómo se atreven ustedes a fallarme?! – vociferó la voz con rabia.

- Encontraremos su ubicación, Majestad – dijo el segundo guardia.

Un silencio tenebroso se adueñó hasta de la más pequeña fracción del lugar.

Errores como esos, no eran dignos de perdonar ante los ojos de la reina.

- Lo siento por ustedes – dictó la misteriosa mujer con notable sarcasmo – Pero ya no me son de utilidad.

Un extraño brillo blanco emanó del suelo, debajo de los pies de ambos guardias. Una cortina de humo los envolvió y un estallido silencioso se manifestó en la habitación. Tras la explosión, solo quedó un rastro de humo y chispas de metal que se esparcieron por el aire hasta ser invisibles a los ojos normales.

Detrás de una de las cortinas, asomó una delgada figura femenina, ataviada con un largo vestido color morado oscuro que llegaba a sus talones, descubriendo sus pies calzados con botas doradas de fino tacón. Llevaba en sus muñecas brazaletes de color cobre que cubrían ambos antebrazos por completo. Su vestido escotado en v, descubría su cuello que llevaba un colgante color turquesa con un diamante blanco. Su cabello, largo negro y rizado, era decorado con una tiara de color oro adornado con rubíes.

Una boca con una sonrisa perversa y color rojo sangre, unos ojos azules y violentos como el mar agitado y unas mejillas pálidas y algo demacradas, componían el rostro de la villana.

Caminó con elegancia y orgullo hasta donde hace unos segundos, habían estado sus guardias. Estiró la mano y cogió del aire dos partículas blancas, tan pequeñas como un copo de nieve y las sostuvo en la palma de su mano, mirándolas con desprecio.

- Persona o robot, nunca sirven para nada – musitó sonriendo con maldad.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

Dos días les tomó organizar su siguiente plan. Dos días de arduo trabajo. Dos días aprovechados para conocerse y trabajar en equipo.

Cuando Calipso llegó junto a Sonic y los demás, le explicó a su hermana detalle por detalle y palabra por palabra lo que había pasado. Su llegada a Mobius, su breve estancia allí, la amabilidad de sus habitantes. Con mayor dificultad emocional le contó lo de aquellas serpientes y el aparente secuestro del villano de Mobius: El doctor Eggman. Ese ultimo detalle fue más que suficiente para Antonella, quien de inmediato quiso averiguar si aquel suceso estaba relacionado con Marina, suponiendo que no podía ser mera coincidencia.

Al mismo tiempo, el equipo de los rebeldes conoció con detalles a Sonic y sus amigos. Sus habilidades, debilidades, historias de aventuras y batallas enfrentadas, incluyendo la odisea de los Metarex, lo que dejó a todos con la boca abierta y la clara idea de que ellos serían de gran ayuda para el equipo. Calipso omitió todo detalle con respecto a Shadow, pues con lo impredecible que él era, ya no podía confiar en que la ayudase.

Y en cuanto a los demás…

Rouge fue enlistada de inmediato en el equipo de espías de los rebeldes, lo que sorprendió a muchos, pues aparte de Calipso y Angie, todos los otros espías eran hombres. Tener a alguien como Rouge en sus filas, era bastante interesante, más aun después de saber que ella era una ladrona profesional de joyas que no trabajaba gratis.

Tails en cambio, fue asignado para trabajar junto con Paloma.

Paloma era una chica de 11 años, la misma que les había recibido en la puerta cuando llegaron todos. Ella era una experta en computación, maquinaria y mecánica. Durante los últimos meses había descifrado, claves, desbloqueado accesos, reparado naves averiadas y manipulado el sistema de seguridad del palacio de Kokoro, permitiéndoles el acceso a los rebeldes, pero en las últimas ocasiones, habían fracasado sin explicación aparente. Eso no la desanimaba, por el contrario, solo la alentaba a seguir. Y ahora con la ayuda de un genio como Tails, podría llegar mucho más lejos.

Físicamente era muy hermosa, pero no demasiado alta. Apenas era media cabeza más alta que Tails, y de los rebeldes era la más joven.

Tenía un rostro amable y pálido, con mejillas redondas y unos preciosos ojos verde agua. Su boca era de una tonalidad rosa pálido. Su cabello era corto, liso y llegaba a sus hombros. Solía llevarlo atado en una cola con un desgastado elástico color rosa, pero al llevarlo suelto… era como una ninfa de belleza envidiable.

Calzaba botas negras y unas calzas del mismo color, algo desgastadas, con unos bolsillos imperceptibles donde guardaba algunas herramientas de trabajo. Vestía una polera sin mangas color verde musgo y en el brazo izquierdo llevaba un vendaje blanco con manchas carmín secas. Señal de una herida de bala o arma blanca. En su muñeca derecha, llevaba un brazalete que su hermana mayor le había hecho. Estaba armado con pequeñas dagas que producían cortes letales en caso de algún ataque enemigo.

Ella, al igual que Calipso, también era huérfana y solo tenía a su hermana mayor Flavia, que la pasaba por un año. Así se lo hizo saber a Tails el día que comenzaron a trabajar juntos, que fue precisamente el mismo día de su llegada junto a Calipso.

Ese día…

- Toda mi familia fue capturada y exterminada – relató – Nunca pude despedirme de mis padres. Solo mi hermana y yo sobrevivimos. De no ser por los rebeldes, nos hubiesen asesinado.

Tails pudo ver una profunda nostalgia y tristeza en su mirada cuando ella le relató de manera tan sencilla su pasado.

- Pero no estás sola y eso es bueno – trató de ser positivo con ella – Tienes a tu hermana. Ambas pueden cuidarse entre si.

- ¿Tú no tienes otros parientes, además de tus amigos? – le preguntó la castaña con curiosidad – ¿Hermanos, primos o una novia?

Esa ultima palabra expresada con inocencia, fue como un disparo en el pecho para Tails. La imagen de Cosmo y su sonrisa diáfana invadieron su ser con amargura.

- ¿Dije algo malo? – murmuró Paloma con culpa al ver el cambio de expresión en el rostro de Tails.

- No, no… es que…– balbuceó Tails empuñando las manos y temblando de pies a cabeza.

- Tranquilo – le dijo ella mirando fijo sus ojos celestes cristalinos – No te pongas así. Si dije algo malo, lo siento.

- Descuida – respondió él – Mejor volvamos a lo nuestro.

Paloma asintió y lo llevó hasta una computadora de uso táctil con teclado de igual uso, que estaba en una habitación cerrada y cubierta de algunas cajas. La única luz manifestada en ese cuarto era aquella irradiada por la pantalla.

- Mencionaste que ustedes llegaron en una especie de nave de combate – le dijo ella mientras tecleaba algunos botones y mirando fijo la pantalla – ¿Dónde está ahora?

- Oculta en la vegetación del bosque – respondió el zorrito a la vez que le mostraba el rastreador en la muñeca – Con esto, podemos hallarla.

- ¿Y qué tal con esto? – dijo la chica sonriendo con prepotencia y oprimió un botón del teclado. En la pantalla apareció la imagen directa captada por una cámara, mostrando al Tifón Azul intacto, tal como lo habían dejado.

- ¡¿Cómo es qué…?! – preguntó Tails evidentemente sorprendido de ver su nave en la pantalla gigante.

- Antonella me pidió que instalara un sistema oculto de cámaras de vigilancia por toda la zona forestal, en caso de que el enemigo esté cerca – le explicó Paloma pacientemente – Las mismas están ocultas de tal modo que siquiera el resto del equipo sabe donde las pueden hallar.

- ¡Vaya! Debo admitir que es ingenioso – comentó Tails

- Eso que viste, es cosa de niños – respondió ella con altanería – Lo ingenioso es esto – extrajo de uno de sus bolsillos, un diminuto chip, más pequeño que una mosca – Ahora dame tu rastreador.

Tails arqueó una ceja extrañado, evidenciando su desconfianza.

- No lo voy a dañar, tranquilo – aseguró ella leyendo su pensamiento a través de la mirada algo temerosa del zorrito.

Tails, algo inseguro, se quitó el rastreador de la muñeca y se lo entregó a Paloma, quien lo recibió y posteriormente, sacó un desarmador del bolsillo de su cintura, abrió el dispositivo con mucho cuidado, ante la mirada algo temerosa de Tails. Luego de un par de minutos, que para Tails fueron horas, la chica acabó de manipular el rastreador y lo dejó a primera vista igual a como estaba antes.

- ¿Qué le hiciste? – le preguntó el zorrito de dos colas.

- Le instalé el chip que te mostré – respondió Paloma – Ahora observa la pantalla.

Tails obedeció y miró por la misma, pero la imagen enseñada era exactamente la misma. No entendía nada.

- Ahora oprime dos veces el botón que usas para encender tu rastreador – dijo ella – Y mantente atento a lo que ves por la pantalla.

El menor obedeció y oprimió el botón de encendido dos veces, sin despegar sus ojos de la pantalla. Sorpresivamente, la nave comenzó a desvanecerse con lentitud, hasta desaparecer.

- ¡¿Qué ha pasado?! – se alteró el zorrito al ver lo sucedido.

- Tranquilo, no ha desaparecido de verdad – lo calmó la chica – Gracias a ese chip que le instalé, su nave ahora es invisible y puedes controlarlo desde tu mismo rastreador. Si quieres que vuelva a ser visible, tienes que oprimir nuevamente dos veces el mismo botón.

Tails la miró anonadado. Posteriormente, volvió a mirar la pantalla y finalmente, observó su rastreador. Era realmente asombroso. La inteligencia de Paloma era extraordinaria, casi inefable desde su punto de vista.

- ¿No dirás nada? – inquirió la susodicha arqueando una ceja.

- ¡En verdad es asombroso! – exclamó él como si fuera un niño en una dulcería y hubiese hallado sus caramelos favoritos – ¡Es fascinante lo que acabas de lograr!

Paloma lo miró algo extrañada. Ella no acostumbraba a que alabaran su trabajo o inteligencia de esa manera, tan entusiasta. Sonrió levemente, encogiéndose de hombros.

- Muchas gracias – agradeció Tails al final – Esto en verdad nos ayudará.

- No acostumbro a que halaguen mi trabajo de esa manera – confesó en un susurro que solo ella misma y su acompañante pudieron oír – Es mi deber como parte de este equipo.

- No para mí – dijo el menor con entonación suave – Me encantaría ver con mis propios ojos que otras cosas puedes hacer.

Paloma lo miró a los ojos, intentando buscar algún atisbo de broma en ellos, solo para leer en la mirada del contrario que este decía la verdad y que no era una forma falsa de tratar de quedar bien con ella.

- Creo que por mi va lo mismo – respondió con una sonrisa.

- ¡Chicos, vengan de inmediato! – Knuckles abrió la puerta de golpe, interrumpiendo el calmado ambiente y causándoles un respingo con sus gritos – ¡Antonella nos está llamando!

- Iremos de inmediato – respondió Paloma con voz cortante sin voltearse a verlo. Tecleó algunos botones, apagó la computadora y salió junto a Tails, siguiendo ambos al equidna en completo silencio.

Entraron a la misma sala donde los habían recibido por primera vez. La sala central donde el resto del equipo ya los esperaba allí.

- Llegan tarde – se quejó Antonella.

- Lo siento – se disculpó Paloma con falsa humildad.

- Necesitamos un plan para infiltrarnos en el palacio – prosiguió Antonella dirigiéndose al resto del equipo, ignorando por completo la disculpa de Paloma – Con la ayuda de Sonic y su equipo, será más fácil y rápido. O eso es lo que especulo.

- No te vamos a fallar, Antonella – aseguró Sonic.

- Más les vale – exigió la líder – Debemos actuar rápido. De alguna forma, Marina ha logrado reforzar la seguridad y captado algunos de nuestros puntos débiles.

- Probablemente sus continuos ataques la hayan alertado – intervino Rouge – Eso es demasiado predecible ante tanta insistencia.

- Es una posibilidad existente – respondió Antonella – Y por eso debemos evitar dejar huellas o ser detectados antes de ejecutar nuestros planes.

- ¿Alguna idea? – consultó Angie.

- ¡Es por eso que los llamé, tonta! – se alteró Antonella – Necesito sugerencias de ustedes para alguna estrategia lo antes posible.

- No tienes que ser grosera – le regañó Calipso con carácter maternal.

- ¡Concéntrate! – le exigió su hermana. Era claro a todas luces que Antonella era muy opuesta a Calipso. Y algo de lo que carecía, era de amabilidad – Piensen en alguna idea o estrategia.

- Puedo intentar buscar un atajo por los ductos de ventilación del palacio – sugirió Paloma – Solo debo infiltrarme en el sistema de seguridad de ese lugar.

- ¿Y eso sería para qué? – reprobó Antonella mirándola con seriedad.

- Los espías podemos introducirnos por allí – agregó Angie antes de que su compañera pudiese responder – Entrar y robar información o armamento.

- Eso ya no es suficiente a estas alturas – contradijo Antonella – Debemos pasar a la segunda fase: desestabilizar por completo a Marina. Ya nada sirve el solo conocer sus puntos débiles, porque sus puntos fuertes se han incrementado y ya comienza a pisarnos los talones.

- Entonces, busquemos directamente esos puntos débiles y ataquemos allí – dijo Vincent, otro de los rebeldes – Paloma puede encargarse de buscar esos puntos fallidos en la "impenetrable" fortaleza y armada de Marina y nosotros iremos allí y los destruiremos.

- Creo que estamos olvidando el hecho de que no estamos peleando contra una tirana cualquiera, sino con una experta en armería, tecnología y para colmo, con poderes sobrenaturales – les recordó Calipso – ¿Qué tanto nos servirá que acabemos con sus armas, guardias y sistemas de seguridad si ella posee poderes que superan nuestras capacidades y que nos pueden aniquilar en menos de lo que podemos imaginar?

- ¡Marina no es más que una maldita cobarde escondida detrás de las paredes del palacio! – gritó Knuckles de forma impulsiva, ya hastiado de oír acerca del enemigo. ¡Por Chaos! Era peor que Eggman.

- Exacto – corroboró Antonella – Y por eso mismo, nunca peleara de forma limpia. Si desbaratamos sus defensas, tendrá que luchar cara a cara con nosotros. Y si atacamos sin error alguno, podremos derrotarla, o al menos debilitarla lo suficiente como para que no pueda usar sus poderes por mucho tiempo.

Los demás guardaron silencio. Comprendían que cualquier alternativa era similar a una operación Kamikaze, pero no les quedaba otra alternativa. Era eso, o sentarse de brazos cruzados a esperar la muerte.

- Bien, pues adelante – concluyó Calipso luego de aquel momento de silencio – Empecemos a preparar todo.

Paloma y Tails se harían cargo de buscar un punto de acceso al palacio que fuera imperceptible a los ojos de Marina. De este modo, ingresar y cortar de raíz con la fuerza armada de Marina, y si era posible, robar algo de información respecto a sus actuales movimientos. Espías y soldados se harían cargo de ello y con la ayuda de sus nuevos aliados, esperaban tener éxito.

Entre los soldados, estarían Knuckles y Sonic. Un trabajo más que adecuado para ellos. Por otro lado, Paloma y Tails irían con los espías para desbloquear el acceso y los sistemas de seguridad desde el interior del palacio, pues ya no era posible desde la base misma como antes.

- Flavia irá a cargo de los soldados – dictó Antonella – Ha demostrado destreza y liderazgo durante nuestros últimos combates y merece este puesto que le estoy otorgando.

- Será un placer – afirmó Flavia.

Ella, era la hermana mayor de Paloma y a diferencia de esta, ella era experta en combate, gracias a sus desarrolladas y arduamente entrenadas habilidades en cuanto a defensa, artes marciales y manejo de armas blancas. De hecho, le había hecho una pulsera de dagas a su hermana, para que ella pudiese defenderse en caso de algún ataque sorpresivo. Las filosas hojas se ocultaban en aquel brazalete de modo que parecía un adorno común y corriente a primera vista.

Al igual que su hermana, Flavia era muy atractiva. Tenía el cabello largo y rizado de color castaño claro que llegaba a su cintura, siempre suelto y a merced del viento. Los mismos ojos verde agua y los labios rosa pálido que poseía Paloma, ella los tenía. Compartían además la característica de tener el mismo tamaño, aun cuando una era mayor que la otra por un año. Vestía unas botas militares, más unos pantalones color café, una polera sin mangas color blanco y llevaba una pulsera de dagas en su muñeca. Un atuendo simple que no le restaba puntos en cuanto a atracción.

- ¿Dejarás que una niña dirija a una tropa de soldados? – se mofó Knuckles – Realmente no tienes idea de lo que haces, Antonella.

- ¡¿Crees que por ser una mujer y tener solo doce años no puedo dirigir una tropa?! – lo confrontó Flavia con molestia, en frente de todos los demás – ¡Realmente eres un machista de mala racha!

- No, solo digo que eres demasiado débil como para al menor dar una pelea decente – volvió a burlarse el equidna.

- ¡Bien! – lo desafió Flavia - ¡Si me crees tan débil… enfréntame aquí mismo!

- Este no es el momento adecuado – intervino Antonella.

- Déjalos – la detuvo Sonic mirándola con expresión maliciosa – Esto será divertido.

La líder le miró con enfado, pero prefirió mantenerse al margen y dejar que el par en cuestión resolvieran sus asuntos de una buena vez.

- Será un placer, señorita – respondió Knuckles con sarcasmo a las palabras de su desafiante. Ambos se posicionaron frente a frente, en posición de ataque.

- ¿Estás listo? – preguntó ella con falsa amabilidad.

- ¿Tú que crees? – respondió su adversario.

No bien terminó de responder, cuando ella se abalanzó sobre él, golpeando su mentón con su mano empuñada, arrojándolo hacia arriba. Luego, dio un salto, llegando a la altura donde el equidna había llegado y antes de que este pudiera descender o por lo menos contraatacar, le dio una patada en la espalda y con su palma extendida le golpeó la nuca. Ambos movimientos hechos al mismo tiempo, aventándolo de este modo contra el suelo, agrietándolo al recibir al zoomorfo. Knuckles había acabado, literalmente, incrustado en el suelo.

- Ay, como lo siento – se burló Flavia – Creí que ya estabas listo.

- Ja ja ja, muy graciosa – respondió Knuckles con sarcasmo y evidente dolor físico al hablar.

- Espero que con eso hayas aprendido la lección – le habló Rouge con desdén – Nunca subestimes a una mujer.

- Y mucho menos a una como Flavia – agregó Sonic, luego dirigió sus palabras a la aludida – Debo reconocer que me sorprendiste. Tienes carácter, y eso me agrada.

- Lo tomaré como un cumplido, Sonic – respondió ella con una sonrisa prepotente.

- Bien, si el par de chistositos terminaron de hacer su espectáculo, será mejor que todos vuelvan a lo suyo – interrumpió Antonella, evidentemente de mal humor – En tres días más, se ejecutara nuestro plan.

- Me las pagarás, niñita presumida – masculló Knuckles refiriéndose a Flavia, antes de retirarse, siendo ayudado por Cream y Amy.

Y así, todos tuvieron un lugar asignado dentro de la fortaleza rebelde. Rouge con los espías, Sonic y Knuckles con los soldados, Tails junto a Paloma y Amy junto a Cream se encargarían de enfermería y primeros auxilios. Y como extra, Amy tendría el privilegio de ir con Sonic y Knuckles en caso de emergencia o falta de personas.

"Espero que esto funcione" era lo único que Antonella podía pensar.

Cada parte del equipo se organizó meticulosamente durante esos días previos al ataque. Espías y soldados entrenaron arduamente junto a sus nuevos integrantes, aprendiendo y mejorando técnicas de pelea, camuflaje y defensa. Quien más resaltó fue Rouge, no solo por el hecho de sus habilidades como espía, sino por el hecho de ser una ladrona profesional, ganándose la admiración del equipo rebelde, pues ellos mismos, no eran precisamente unos santos en cuanto a su pasado como personas.

Tails y Paloma investigaron a más no poder, buscando un punto de acceso, además de trabajar instalando armamento, misiles y escudos protectores en las escasas naves que los rebeldes aun poseían. Obviamente, habían sido hurtadas.

Amy y Cream no tuvieron necesidad de practicar como los demás. Pues su cargo en la enfermería era algo que ambas conocían de pe a pa. Aun cuando los recursos en caso de heridas graves, lesiones, envenenamiento o fracturas era bastante reducido.

Y por su parte, Amy también en ocasiones dedicaba algunas horas del día a mejorar sus golpes y ataques con su Piko Piko Hammer*.

Además, entre espías y soldados, había quienes resaltaban por sobre los demás.

Angie, a quien habían conocido primero los zoomorfos, era una experta en armas de fuego y espionaje. De todos los rebeldes, era la más ágil y rápida. Nunca dejaba huella por donde pasaba.

Dante era quien mayor habilidad poseía si se trataba de robar información con respecto al enemigo. Ya fuesen planes, estrategias o puntos débiles. De alguna forma, siempre conseguía aquello, lo que lo convertía en la mano derecha de Antonella.

Era un poco más alto que ella y vestía un traje azul, similar a los que usaban los agentes de la G.U.N, además de botas negras y un chaleco antibalas. Tenía el cabello corto y negro y unos ojos castaños. Su boca siempre formaba una línea recta e inexpresiva que le daba un aire enigmático. Sus únicas sonrisas escapaban si un plan ejecutado lograba funcionar.

Y el tercer destacado, era Vincent. Soldado de los rebeldes y un experto en armas y explosivos. En un inicio no fueron tan solicitados, pero con los fracasos de las últimas semanas, sus invenciones habían sido más requeridas y útiles.

Tenía la misma estatura que Calipso y poseía una atmósfera seductora, pese a su nociva labor, lo que le daba un encanto peculiar con el sexo opuesto. Su cabello era corto y algo alborotado, con un flequillo que ocultaba su ojo derecho, regalándole una imagen algo misteriosa. Sus orbes eran de azulino color y sus labios eran tersos y algo resecos. Al sonreír, una hilera de perfectos y blancos dientes se enseñaba. Solía calzar unos zapatos color café y usar pantalones azules y desgastados, agregándole un suéter negro y unas gafas protectoras que usaba con frecuencia. Razón por la cual las llevaba sobre su cabeza, ocultas en su cabello. Usaba además unos guantes negros sin dedos, como los de Calipso y sus manos solían estar llenas de cortes y cicatrices como evidencia de su complejo trabajo en cuanto al manejo de tan peligrosa arma como lo eran los explosivos.

Además de conocerse mutuamente y con más profundidad, tanto zoomorfos como los habitantes de las estrellas, y coordinar sus habilidades, consiguieron organizar con mayor claridad y plenitud luego de dos días de esfuerzo, una estrategia que estaban seguros que no fallaría esta vez.

Partirían al día siguiente. Paloma y Tails, luego de arduas horas de trabajo, habían conseguido hallar un punto ciego al sistema de vigilancia de Marina. Era efectivamente, una entrada por los ductos de ventilación. El equipo ingresaría por allí. Los dos genios del equipo se abrirían paso hasta llegar al cuarto principal de controles para así desbloquear al acceso al lugar, además de una bóveda secreta de la cual habían obtenido solo su ubicación y casi nula información tras la indagación de la más joven de los rebeldes. No tenían absoluta claridad de lo que había en su interior, pero de alguna forma se relacionaba con el armamento o el equipo de seguridad de Marina, el cual en su mayoría actualmente estaba constituido por robots. Vincent ingresaría a ese cuarto, acompañado de algunos compañeros encargados de cuidarle la espalda. Instalaría explosivos para dejar inutilizable aquel cuarto y si era posible, de antemano robaría algo que les fuese de utilidad.

El resto de los espías buscarían en otras ya exploradas habitaciones, destruirían todo sistema de seguridad, robarían todo lo que fuese posible del armamento enemigo. Y en caso extremo, extraerían información acerca del mismo para así adelantarse un paso nuevamente y no permitir que les siguiera pisando los talones como lo hacía actualmente.

Aparte de todo aquello, Calipso había hablado con su hermana acerca del incidente en Mobius que involucraba el aparente "secuestro" de Eggman, quien era un peligroso rival de los habitantes de aquel planeta. Esto ocasionó que Antonella sospechara que Marina intentaba ahora aliarse de manera forzosa con seres externos. Era eso lo que la había movido principalmente a intentar conseguir información al respecto, o por lo menos bloquear al enemigo para que aquello no se llevara a cabo. Aun cuando solo era una suposición, si se trataba de Marina, era necesario no descuidarse.

Tras repasar incontables veces aquel plan, todos ya tenían más que claro su papel y finalmente, pudieron retirarse a descansar.

Dormían en el suelo, pues las pocas habitaciones restantes de la fortaleza estaban inutilizables como para al menos dormir decentemente. Además, servían más como bodega de armamento que como otra cosa.

Cuando el silencio reinó finalmente el interior del escondite rebelde y cada ser viviente allí dormía profundamente, una mirada color chocolate se mantenía en medio de las tinieblas, pensando que había sido de aquel erizo negro. O si al menos, seguía estando en Kokoro o ya había partido de aquella estrella-planeta.

- Descansa, Shadow – musitó con voz consternada, antes de caer finalmente dormida.

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- Majestad – habló una voz ronca – Su agente encubierto ha traído noticias.

- Que me las comunique por el transmisor – exigió ella – No tengo ánimos de verle la cara.

Quien había dado el aviso, simplemente asintió, emitiendo un sonido robótico al retirarse del salón en tinieblas. La mujer que se hallaba en aquel espacio, cogió un pequeño transmisor y lo encendió.

- Majestad, aquí el agente 3471. Cambio – se escuchó por el aparato.

- Si. Ya recibí la señal – respondió ella de mala manera – Imagino que me tienes novedades.

- Por supuesto – respondió la voz ronca desde el otro lado – Es acerca de los rebeldes.

Marina abrió los ojos con sorpresa, a la vez que una sonrisa retorcida se dibujaba en sus labios.

- Empieza a cantar pajarito – respondió con amenaza – Quiero saberlo todo.

- Ahora cuentan con nueva ayuda externa – se oyó por el transmisor – Al parecer, los nuevos miembros fueron traídos por la espía Calipso, hermana de la líder de los rebeldes.

Los ojos de Marina echaban chispas de furia. Empuñó su otra mano y golpeó uno de los brazos del trono, descargando la ira acumulada.

- Bien – respondió ella con malicia – Si tuvo la osadía de regresar, entonces lo pagará muy caro.


* Piko Piko Hammer es el nombre del martillo que usa Amy Rose.


Y eso fue todo por ahora mis amados lectores.

¡Pues si! Les presento a Marina, la enemiga que ha llevado a Kokoro a la ruina absoluta y la mayor villana existente (o al menos en mis fics jajajajaja)

¿Qué peor que alguien que es una combinación entre conocimiento militar, tecnología y poderes sobrenaturales? Si, es como mezclar de todo en un solo villano.

Pero… ¿Por qué Marina no recurre a sus poderes para acabar con todo y prefiere ocultarse detrás de las paredes del palacio? Eso lo sabrán pronto. Pero obviamente, no es nada bueno.

Y además, aquí han conocido a los Rebeldes de Kokoro. Si bien en un inicio, su idea era solo sabotear los planes de Marina, ahora que ella les pisa los talones, deberán buscar la forma de enfrentarla… y salir con vida de eso.

¿Qué pasará después? Solo yo lo sé. Muajajajajaja.

Solo les dejo una advertencia: ¡Prohibido encariñarse con los personajes, ya sean originales u OC!

Y antes de irme:

LinkZX: ¡Muchas gracias por tu review en el capitulo anterior! Ya comenzaba a perder las esperanzas con este fic, principalmente por el enfoque y universo en que está ubicado. Gracias por tomarte el tiempo de leerlo. Pues si, quería desarrollar más a fondo el personaje de Shadow, además de que me cabreó mucho que en el anime (Sonic X) él pierda la memoria y no recuerde nada incluso cuando todo termina. Además, sentí muchas cosas inconclusas cuando acabó la serie, y por eso quise darle un final nuevo, desde mi punto de vista. Me hace muy feliz que Calipso sea de tu agrado (No es fácil lograr eso con un OC). Y descuida, NO abandonaré esta historia. Puede que tarde, pero jamás abandono. Espero leerte en un futuro review.

Y bueno… los espero en una futura actualización.

¡Saludos!