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Alexitimia.

Capítulo 3:

Una mala persona.

Le costaba abrir los ojos, sentía el cuerpo pesado; los insistentes ruidos del exterior (risas de niños que jugaban y mujeres que conversaban ruidosamente) eran como un timbre ensordecedor que le decían a su cerebro "Ya es tiempo, abre los ojos y levántate", pero sus ojos se negaban y su cuerpo, aunque quería levantarse, tampoco reaccionaba, no fue hasta que sintió algo viscoso cerca de su boca que parte de su cuerpo reaccionó.

Llevando pesadamente una mano a su boca vio que se trataba de un hilo de saliva que se estaba esparciendo por toda su almohada.

Amodorrada y asqueada se levantó perezosamente de la cama, estirándose para quitar el entumecimiento de su cuerpo, luego llevó su mano a sus ojos para tratar a punta de rozones quitarse la somnolencia que aún pesaba sobre ella.

Despertó, viendo confundida que se encontraba en la habitación de su departamento, no en el hospital.

— "Cierto, me dieron el día." —pensó Sakura azorada, llevando su vista después al mueble que estaba a un lado de su cama, donde había unas pastillas, así como un vaso lleno de agua hasta la mitad. —"La medicina para las náuseas y vómito podían causar somnolencia" — reflexionó.

Y si se había estampado dos pastillas al mismo tiempo era evidente que su cuerpo se sintiera como lo sentía en ese momento.

—¿Qué hora es? —se preguntó llevando ahora su vista, al mueble que reposaba del lado contrario.

6:00 p.m. – marcaba el aparato. Se había dormido un día completo.

A través de su ventana podía ver los colores anaranjados que ya cubrían a la aldea y que a su vez le recordaron a cierto muchacho que vestía con tales colores.

—"Ya es demasiado tarde para ir a revisarlo." —pensó aun desorientada y con ganas de seguir echada en la cama. —Mañana iré. —habló consigo misma, viendo con interés hacia el techo como si fuera lo más grandioso del mundo. —Creo que me excedí un poco con la dosis. —concluyó al ver que efectivamente se había drogado.

Por su bien y el de los demás, se tomaría otro día libre hasta que el efecto de la medicina se fuera de su cuerpo, así que, sin remordimiento, volvió a cerrar los ojos y durmió.

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A la mañana siguiente y con una notable mejoría, Sakura se preparó para ir de vuelta al hospital, pese a lo pasado hacía dos días, se encontraba extrañamente de buen humor, se bañó, desayunó y una vez que terminó de arreglarse se aventuró para ir al hospital.

Recién entrando al lugar, saludó afanosamente a todo el personal con una sonrisa, misma que desconcertó a los que la conocían, pues ya estaban enterados de la misión que había completado y que había involucrado a cierto muchacho que tenían por entendido ella estimaba demasiado.

—Y bien, ¿qué novedades? —preguntó animada a la recepcionista que se encargaba de guardar todos los registros médicos de los pacientes.

La recepcionista se extrañó con su actitud, pero viéndola que estaba muy alegre no le cuestionó nada y le pasó los registros.

—Sus pacientes, Sakura-san y los registros de lo que se les medicó y revisó el día de ayer.

Sakura los tomó, buscando la carpeta de al primero que le interesaba revisar y cuyo nombre en la tapa aparecía como "Uzumaki Naruto".

—¿Cómo se comportó Naruto ayer? Espero que no les haya causado molestias. —dijo bromeando.

La recepcionista que hasta ese momento había estado sonriendo, bajó su mirada preocupada.

—¿Qué pasa? —preguntó Sakura al notar el cambio de ánimo.

—Es mejor que lo vea, Sakura-san, no se tomó muy bien lo que pasó… bueno tú sabes. Hasta le gritó al Hokage.

—¡¿Qué hizo qué?! ¡¿Por qué?!

—Mejor habla tú con él, Sakura-san. Tal vez a ti sí te escuche.

La kunoichi sólo asintió, sin querer entrar tanto en detalles con la recepcionista, sólo se limitó a tomar sus registros para ir averiguar por ella misma lo que había pasado con su amigo.

— "¿Por qué Naruto se comportaría así?"

Cuando finalmente abrió la puerta en donde estaba internado, notó dos cosas: la primera a Naruto, su amigo, quien estaba sentado viendo pensativo hacia la ventana y la segunda cosa: que la cama en donde el "otro" debería estar reposando, estaba vacía.

¿Dónde estaba Sasuke Uchiha?

Naruto al notarle, se giró hacia ella, su semblante no se veía muy bien.

—Umm… ¿Naruto?

—Sakura-chan… ¿Por qué? —interrumpió él cabizbajo, parecía estar triste.

—¿Por qué? ¿qué? — se acercó ella, llevando consigo una base con ruedas y cuya parte superior sostenía una charola metálica donde tenían todos los utensilios médicos y donde también dejó los registros médicos.

—¿Por qué permitiste que se lo llevaran? ¿Por qué no evitaste que pasara?

—¿Qué cosa?

—¡Sakura-chan! ¡No estoy bromeando! ¡Sé lo que hiciste! ¡Se llevaron a Sasuke y tú les ayudaste! —gritó Naruto, agitando su brazo de tal modo que golpeó accidentalmente la charola con los utensilios, los cuales cayeron ruidosamente junto con los registros médicos que se esparcieron por el suelo.

Ese movimiento por parte de su amigo, le trajo un recuerdo a la pelirosa, uno de cuando niña le ofreció unas manzanas picadas a cierto muchacho, quien las rechazó cruelmente arrojándole el plato.

"Eres realmente molesta"

Los recuerdos de otro evento golpearon en su pecho y en ese momento otros más llegaron, ella, encerrándose en la sala de cirugía donde durmió a un resignado Sasuke para que los jounin lo pudieran escoltar a la prisión de máxima seguridad de Konoha.

— ¡Eres una mala persona, Sakura-chan!

De repente, otra voz la despertó de su letargo, al dirigir su mirada a quien le había hablado se encontró con unos ojos rojos, dominados por el chakra del Kyuubi.

—Naruto… —musitó asustada.

—¡Cállate!

De repente sintió como su cabeza golpeaba contra la pared de la habitación, la confundida Sakura sólo vio con ojos de terror y completamente sofocada como aquel al que llamaba amigo, ahora la tenía del cuello, apretándola con furia.

"¡Eres una mala persona!" —le gritó él, mostrando unos dientes que comenzaban a tornarse unos filosos colmillos con los que pretendía acabar con ella.

Empapada en lágrimas, sólo cerró los ojos esperando su inminente final, cuando…

—Lo siento Sakura-chan.

—¿Eh?

Abrió los ojos, viéndose nuevamente en medio de las dos camas, y Naruto, él se había levantado de la cama para recoger lo que había tirado.

—Pero trata de comprender… —seguía hablando él, reuniendo todo lo que podía con su único brazo.

¿Había estado soñando?

Sakura estaba alterada que ni siquiera le estaba prestando atención a lo que estaba diciendo Naruto, hasta que un nombre salió de su boca.

—Es sólo que me preocupa Sasuke…— terminó Naruto, al mismo tiempo que colocaba los papeles sobre la bandeja que recién había colocado en su sitio.

Ella no mencionó nada, sólo miró como Naruto después de recoger todo se sentaba nuevamente sobre la cama.

—¿Por qué Sakura-chan? —le volvió a preguntar con más amabilidad, pero aún cabizbajo.

A la médico le temblaron los labios, recordó lo que había hecho hacía dos días, algo que por extraño que pareciera había decidido borrar de su cabeza hasta que Naruto nuevamente se lo recordó.

—¿Por qué? ¿qué? —volvió ella a cuestionar, viendo sólo un vacío dentro de ella.

Naruto pareció exasperarse, pero igual se mostró calmado.

—Lo de Sasuke… quiero saber por qué lo hiciste.

Entonces una luz dentro de ella hizo acto de presencia, mostrándose con un leve tono color rojo.

—¿Qué esperabas que hiciera? —respondió cortante.

El Jinchūriki se sorprendió con tal respuesta y estaba a punto de replicar, cuando ella nuevamente habló.

—Es un criminal… ¿qué esperabas?

—Es nuestro amigo. —replicó Naruto a tan frío comentario.

¿Nuestro? —pensó Sakura por sus adentros, comenzando a enfadarse, aunque luego se serenó al igual que su rojiza luz interior, realmente no deseaba discutir con Naruto y menos por él. —Eso no lo justifica de todo lo que hizo. —fue lo único que dijo.

—Lo sé, pero no creo que mandándolo a la prisión sea una opción para ayudarlo y cerrar este ciclo de odio.

La médico gruñó cabizbaja.

—Lo dices como si yo lo hubiera decidido.

—Sé que no fuiste tú, que fue el concejo quien lo dictaminó, pero ayudaste, y es lo que no termino de comprender, Sakura-chan, tú sabes que lo que menos necesitaba Sasuke era eso.

—Te equivocas. Realmente no lo sé. —replicó ella con neutralidad en su voz.

Naruto frunció el entrecejo, ante tal respuesta.

—él no necesitaba que lo traicionaran nuevamente, al menos eso es lo que creo. —dijo él, tratando de acomodar sus palabras. —Tú sabes por todo lo que ha pasado y no, no estoy justificando todas las estupideces que hizo, sólo digo que pudo haber otra forma de hacer las cosas.

—Pues…—exhaló Sakura, viendo como su luz interna se tornaba de un triste azul. —Perdóname por no comprenderlo como tú… para ti…debo parecerte una muy mala persona ¿no? —dijo recordando ese instantáneo sueño. — Siempre lo he sido… una persona egoísta, caprichosa que sólo piensa en sí misma y no es capaz de comprender a los demás. Perdóname por ser una mala persona contigo y con… Sasuke.

Naruto se volvió confundido hacia ella.

—Sakura-chan yo no…

—Pero… no te preocupes, Sasuke… kun estará bien. —alentó ella con una sonrisa sincera. —Te lo prometo, así será… yo me aseguraré de que así sea.

—Pero… Sakura-chan… tú no…—titubeó Naruto, sintiendo que de alguna manera la había lastimado.

—Por favor, recuéstate… —interrumpió ella. —Necesito revisarte.

El rubio se sobresaltó desconcertado, pero si quería hacer las paces con ella, optó por obedecer.

—Quiero revisar algo en tu espalda, podrías girarte viendo hacia la ventana.

—¿Cómo? ¿así?

Naruto se acomodó a como le dijo, escuchando posteriormente como se escuchaba el removerse de los utensilios que pensó ella utilizaría para la revisión.

—Sakura-chan. —habló, viendo hacia la ventana. Quería decirle algo antes de que ella empezara con la revisión. —Yo no creo que seas una mala persona, al contrario, yo siempre he creído que tú…

Y de repente un azotón en la puerta interrumpió el discurso del rubio, quién, confundido, se giró para ver si había entrado alguien, llevándose una gran sorpresa al ver que era totalmente lo opuesto. Su amiga ya no estaba en la habitación.

—¡Eh¡¿Sakura-chan?! —gritó escandalosamente. —¡Me dejaste hablando solo!

A tientas, el rubio se levantó de la cama para aclarar las cosas con su amiga, pero al abrir la puerta, el rostro de una regordeta enfermera se topó con la de él.

—Ah… yo… lo siento… Sakura-chan, yo tengo… que —dijo tratando de pasar por un lado de la enfermera.

—Oh, la doctora me pidió que lo asistiera, Naruto-san. Me dijo que le dijera que no hiciera escándalo, que ella después volvía.

—¡¿Qué?!

—Sí, así que vuelva a la cama. —lo empujó esta con suavidad.

—No, espere. —se quejó él, tratando de evitarla, pero esa mujer después quitó su cara de amabilidad y con una cara similar a la del capitán Yamato, lo obligó a volver a la cama.

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Mientras tanto, Sakura se perdió entre los pasillos del hospital, por suerte se había topado con la enfermera más ruda del hospital y le pidió de favor que se hiciera cargo de Naruto.

Por una extraña razón no se sentía digna de atenderlo, y eso la entristeció, de tal modo que su luz interior se volvió en un muy amargo color azul y se mantuvo en ella a diferencia de las otras luces que de repente la abandonaban, dejándola en el vacío.

—Oh… Sakura, viniste.

Escuchó la voz de Shizune.

La kunoichi levantó el rostro, olvidándose momentáneamente de su luz imaginaria.

—Pensé que te tomarías más días. —dijo su alegre compinche.

—Tal vez sí debí. —respondió esta con una falsa sonrisa, y recordando su discusión con Naruto.

—Pero qué bueno que estás aquí. —dijo Shizune tornándose seria. —Porque sabes…

Todo parecía que el día iría de mal en peor, pensó Sakura, pues Shizune le confió que iba directo a la prisión de máxima seguridad, pues acababan de recibir un reporte de que Sasuke Uchiha se encontraba en muy mal estado y habían solicitado un médico para que fuera a revisarlo.

—Sí, al parecer ese chico no dice a nadie qué le molesta o qué le duele, y ahora tiene fiebre y por los reportes parece que la herida se le abrió de camino a la prisión.

"Dale algo al Teme para el dolor"

Recordó Sakura espantada, dos días atrás había ignorado la advertencia de Naruto y sólo había sedado a Sasuke sin darle su respectivo tratamiento primero.

—Lady Tsunade y el Hokage me pidieron que fuera personalmente a revisarlo. —mostró Shizune la orden, misma que Sakura le arrebató con rudeza para luego salir corriendo de ahí.

—¡Sakura!

—¡Lo siento, Shizune, iré yo a revisarlo, avisa a Lady Tsunade y a Kakashi sensei! —le gritó esta, desapareciendo entre los pasillos del hospital.

—¡Ay, el amor! —suspiró la castaña con una sonrisa.

Pero aquellos pensamientos, no podían estar más desatinados, pues en la mente de Sakura Haruno había un revuelo de emociones que ni ella misma era capaz de comprender.

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Al llegar a la prisión, fue rápidamente recibida por los jounin a cargo de vigilar la puerta principal, para ese entonces ya habían sido notificados de que ella sería la que iba a asistir al Uchiha.

Luego, siendo acompañada por uno de los tantos guardias que tenían como encargo hacer recorridos por las instalaciones la guio hacia la celda en donde se encontraba Sasuke.

No podía haber sitio más deplorable, pensó la kunoichi, cuando la condujeron a un calabozo subterráneo, donde en una de las tantas celdas que en ese momento se encontraban vacías, había una en donde esa persona reposaba amarrado y adolorido sobre una cama de concreto.

Sakura ya había sido advertida que le habían despejado al Uchiha el brazo herido para que lo atendiera, pero el otro lo habían dejado atado a la camisa de fuerza. Sus ojos seguían sellados y por órdenes tenía prohibido quitárselos, así como tenía prohibido dirigirle la palabra. También notó que los guardias habían amarrado sus pies, no cabía duda de que estaban extremando demasiadas precauciones.

—Estaré cerca para cuando termine. —advirtió el guardia, dejándole espacio una vez que le abrió la celda.

Sakura se acercó sigilosamente, una parte de ella, sintiendo ese pánico que recién le provocaba ahora el Uchiha, mientras que su otra parte sentía culpabilidad al recordar lo que le había hecho y todas las cosas que Naruto también le había reclamado.

—Sa-Sakura… ¿eres Sakura? —balbuceó el Uchiha, tratando de incorporarse sin mucho éxito.

Ella no respondió, sólo se acercó con piernas temblorosas y llevó su mano suavemente a su frente.

Sasuke estaba ardiendo en fiebre, tanto que hasta el antifaz que lo sellaba se encontraba empapado.

—Sa…

—Shuu… —musitó ella levemente para que no la escucharan.

El Uchiha se silenció y dejó de tensar su cuerpo para posicionarse un poco más relajado. En tanto Sakura, remojó un paño que llevaba entre sus utensilios en el viejo lavabo que estaba dentro de la celda, y con la misma delicadeza con la que lo había tocado, se la colocó en la frente dándole una sensación de confort a Sasuke.

Después el Uchiha sintió como su "compañera" de equipo procedía a quitarle el vendaje del brazo.

Estaba muy mal, observó Sakura, comenzando a aplicar su ninjutsu médico sobre la herida.

Como ninja médico, sabía que podía cerrar en su totalidad aquella herida para que dejara de causar molestias, esto no lo había hecho desde el inicio ya que dicha práctica requería de demasiado chakra, algo que, desde el final de la guerra, estaba tratando de recuperar en su mayor cantidad, pero que debido a los recuentos de los daños por el momento aun no lograba, sus represas de chakra estaban al límite.

Pero si no lo hacía, si no lograba aminorar el dolor el Uchiha, entonces…

"¡Eres una mala persona, Sakura-chan!"

Gimió angustiada, no quería ser una mala persona.

"No te preocupes, Sasuke… kun estará bien. Te lo prometo, así será… yo me aseguraré de que así sea."

—Sasuke, idiota… —gruñó para sus adentros.

"Es un criminal ¿qué esperabas?"

"Si le duele es porque él mismo se lo buscó"

¿Por qué tenía que pensar en eso?

Se sacudió confundida, no quería ser una mala persona, pero estaba muy triste y enojada al mismo tiempo. La luces dentro de ella arrojaban destellos azules y rojos al mismo tiempo.

— "Sasuke, idiota… esto es lo último que haré por ti."

Y con ese pensamiento en mente, las luces en su interior se disiparon, mientras que en el exterior la luz verde que emanaba el ninjutsu médico comenzó a sobresalir de una neutral Sakura, que concentrada dio todo su potencial en la curación.

El doliente Sasuke, sintió de golpe la energía que su compañera le estaba brindando, al mismo tiempo que sentía cada vez más una mejoría en la herida de su brazo, tanto, que la fiebre comenzó a disiparse, le pareció fascinante, pero a la vez un sentimiento de preocupación le invadió y no por él sino por la persona que lo estaba tratando.

—Sa-saku-ra… ya basta. —le dijo, sintiéndose un poco entumecido por la posición en la que se encontraba. —Ya es-toy bien.

Pero su compañera no lo escuchó, siguió tratándole y dándole todo el chakra a través del ninjutsu que cada vez más reconfortaba su herida.

—Sakura… ya… —insistió con ganas de arrancarse el maldito sello y la camisa de fuerza, para detenerla, no sabía porque ella estaba haciendo eso por él cuando era evidente el tipo de afecto que ahora le tenía.

Pronto comenzó a sentir cicatrizado todo el brazo, casi podía imaginarse la forma del muñón que tenía, Sakura lo había ayudado a sanar por completo, pero a ¿qué precio?

—¡SAKURA YA BASTA! —le gritó, pero en cuanto lo hizo sólo pudo escuchar como si alguien se hubiera desplomado en el piso. —¿Sakura?

La kunoichi, saliendo del letargo del vacío, cayó agitada al suelo, reparando apenas en lo que había hecho. Con las fuerzas que le quedaban, vio de reojo a su excompañero de equipo y luego se levantó a tientas, pese a su esfuerzo, aún tenía un poco de energía.

—Sakura… ¿estás bien? —insistió Sasuke sin poder moverse demasiado.

Pero ella siguió sin hablarle, lo único que alcanzó a escuchar Sasuke es como esta abría la puerta de celda y se retiraba con pasos lentos.

—Perdón…

Musitó furioso consigo mismo y más se enfureció cuando escuchó a lo lejos como unos guardias gritaba el nombre de su compañera.

Sakura se había desplomado en medio del pasillo.

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El cuerpo le dolía, sentía como si la hubieran aplastado un millón de rocas. Al abrir los ojos, lo primero que notó fue la luz que emanaba el foco del techo de una habitación de paredes blancas, le era familiar, sí, era la habitación de su departamento.

¿Qué hacía ahí?

—Vaya, hasta que por fin despiertas. —escuchó una pícara voz a un lado de ella.

Era Ino, quien con ropa de civil le recibía con una sonrisa.

—Como te gusta hacer tonterías ¿verdad, frente de marquesina? —le dijo. —Mira que curar a Sasuke-kun más allá de tus límites. Naruto está histérico por ti.

—¿Ino? —nombró la kunoichi confundida.

—Ay, sí… ¿Qué pasa? —respondió esta relajada.

—Volviste.

—Sip, por fin cerramos las campañas en el área de la batalla, todos hemos vuelta a casa y mira que apenas pensaba relajarme en mi casa cuando me asignaron cuidarte por tu reciente tontería. Aunque no me quejo, he podido descansar bien aquí, además de que no quisiera llegar aún a casa. —dijo un tanto melancólica. —Y mamá lo entiende… te mandó unas flores. —dijo con una sonrisa.

Sakura sabía a lo que se refería su amiga y se puso igual de melancólica, luego giró su rostro hacia su mueble notando que había un jarrón con dos margaritas amarillas, que, si bien recordaba de sus lecciones con Ino, esa flor significaba amistad y felicidad. Así que concluyó que también esas flores eran de parte de su amiga.

—Gracias, Ino. —agradeció sinceramente—… ¿Hace cuánto volviste? —preguntó, tratando de reincorporarse de la cama.

—Con cuidado, llevas dos días dormida. Respondiendo a tu pregunta, el resto de los jounin volvimos la noche en que te desplomaste en la prisión, Lady Tsunade no quiso que se te atendiera en el hospital, dijo que sería mejor que estuvieras en el confort de tu casa y me asignó a mi para cuidarte.

—Oh… ya veo. Lo siento.

—No te preocupes, más bien suelta… ¿qué cuentas? ¿eh? ¿Ya me llevas ventaja con Sasuke-kun? —preguntó divertida la rubia.

—Sasuke…

Repitió ella y a su mente otra vez la imagen de él, atravesando su corazón, se hizo presente, pero no sólo eso, el cómo ella lo había enviado a prisión, los reclamos que soñó de Naruto, su discusión con él, la manera en que últimamente olvidaba o trabajaba sin ser consciente de su panorama o las emociones, el cómo seguía viendo dentro de ella un vacío en el que de repente aparecían esporádicamente lucecitas.

Apretó temblorosa las mantas de su cama, sintiendo en ese momento como una luz morada se hacía presente en su interior y parecía temblar al ritmo de ella.

Ino, desconoció el rostro de su amiga, parecía ida, pero a la vez asustada.

—Sakura… ¿qué pasa? —preguntó más seria, dejando las bromas.

Entonces, Sakura derramó unas lágrimas.

—Ino… —chilló.

La rubia, preocupada, abrazó a su amiga y esta correspondió apoyándose en ella.

—¡No sé exactamente lo que me pasa! —confesó abrumada.

—Calma, Sakura —frotó Ino su espalda para confortarla, mostrándose muy preocupada.

—Por favor… necesito ayuda.

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Tsunade, estaba por dejar la oficina del hospital, aunque ya no era Hokage se había otorgado la tarea de hacerse cargo de este hasta que las cosas se calmaran y ya con los jounin de vuelta y las cosas más apaciguadas en el hospital se dio la oportunidad de regresar a su hogar o tal vez a irse a embriagar a un bar.

Sin embargo, dichas intenciones parecía que se verían pospuestas cuando escuchó que alguien tocaba a su puerta. Cuando permitió la entrada se sorprendió de ver a sus dos alumnas frente a ella, cuando se suponía que una debía estar cuidando a la otra, aunque por las caras que mostraban ambas, intuyó que algo pasaba.

—Lady Tsunade, ¿podemos hablar con usted? —dijo Ino, quien ayudaba a sostener a Sakura de un brazo.

Esas palabras nunca significaban algo bueno, pensó la Senju, pero les concedió la palabra.

Una vez que las chicas entraron, fue su imprudente estudiante, que recién había cometido una tontería y a la cual se estaba ahorrando el regañarla, la que comenzó a hablar, exponiéndole una situación que últimamente sucedía con ella, a raíz de un problema con el Uchiha.

"Mataré a ese chico" había pensado la mujer conforme su alumna hablaba y caía en cuenta de lo que pasaba.

—Ya veo, Sakura. —musitó apoyándose en sus brazos. —Creo que tanto tú, como Ino y yo podemos intuir más o menos lo que ocurre ¿no?

Sakura asintió con angustia.

—Parece ser que sufres de estrés postraumático a raíz de la estupidez que cometió ese muchacho, pero en base a lo que me has contado y los episodios que has tenido no sólo con Sasuke, Naruto sino con tus otros pacientes creo que hay algo más en tu condición que se debe analizar. —suspiró. —Sabes lo que significa esto ¿verdad?

La kunoichi volvió a asentir derramando algunas lágrimas.

—Lo siento, Sakura… pero en tu condición por el momento no podrás seguir ejerciendo medicina.

Continuará.

Bien, espero que les haya gustado. Escribir sobre estos personajes es difícil, pero a la vez entretenido.

Agradecimientos especiales a Yoyi, Yomi, Pao, y Blossommarie por sus comentarios. Siempre son bien recibidos.

A los favoritos, seguidores y anónimos muchas gracias, nos seguimos leyendo.

13 de marzo de 2022