Notas aclaratorias: este fic es solo un producto de mi revoltosa imaginación, cualquier tratamiento indicado por los personajes o hacia los personajes no es real. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Si tienen problemas de cualquier tipo, favor de consultarlo con los respectivos profesionales.
Alexitimia
Capítulo 5: Diagnóstico.
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Los días siguieron pasando tan rápido que la aldea y sus habitantes regresaron a la cotidianidad como si nunca hubiera ocurrido una guerra, parte de eso se debía a que el conteo de bajas finalmente había terminado y con ello se pudo organizar el respectivo funeral y tributo para los shinobis caídos.
Ese fue un día triste para todos los habitantes de la aldea, en especial para los que eran familiares o amigos de los caídos, pero como parte de un todo, el funeral y el presentar sus respectivos respetos a esas personas que ya no estaban les dio tranquilidad y la fuerza para dejarlos ir.
Sakura por su parte, aunque estuvo presente en el funeral se mantuvo tan alejada como pudo del resto de la gente. Vio a Naruto con Hinata, compartiendo junto con ella el dolor, así como sus respetos hacia Neji, Tenten también estaba cerca junto con Lee, mientras que por otro lado Ino compartía sus penas con Shikamaru, otro que había perdido a alguien importante, y claro, Chouji, el ultimo integrante del equipo Ino-shika-cho estaba junto con ellos dos.
Había mucho dolor alrededor, pero no quería pensar en ello ni en su propio dolor o creía que sus emociones colapsarían para dejarla en un estado peor, así que se mantuvo tan impasible como pudo, sin llegar al borde de no mostrar empatía alguna, cosa que últimamente se le dificultaba sentir.
Cuando el funeral terminó y la gente comenzó a retirarse, ella se fue, sin hablar o despedirse siquiera de alguien, no creyó que a ninguno de sus compañeros le importara y así fue, después de todo ella no había perdido a nadie que fuera muy cercano, así que no sabía realmente el dolor por el que estaban atravesando las demás personas.
Pero… era algo que ansiaba poder comprender.
El comportamiento humano y sus emociones comenzaron a serle de gran interés, y tanto era así que después de hablar con Tenten comenzó a buscar libros que hablaran más sobre este tema y sus respectivos estudios, algo parecido a lo que Sai leía, pero sin caer en lo ridículo, le interesaba más que nada saber cómo trabajaba la mente humana y en base a eso buscar algún tipo de tratamiento para aquellos que estaban sumergidos en sus penas, tal como esa persona y como ella, que de vez en cuando se sentía perdida.
Así que en su tiempo de "vacaciones" se la pasó leyendo cuanto libro de medicina pudo, primero encerrada en su casa sin salir o hablar con alguien, salvo cuando tenía que ver a su maestra para las revisiones semanales con las que tenía que cumplir, pero cuando notó que caía en la monotonía y se estaba autoaislando optó por salir por lo menos a la biblioteca, donde apartada, casi en el rincón más solitario de la biblioteca, continúo con sus estudios.
Después de comprender unas cosas y que pasó el funeral, tomó la decisión de compartir ciertas ideas con su maestra, pero al ir a buscarla al hospital, se encontró con que esta se había tomado unos días de descanso fuera de la aldea…
—No está, Sakura, pero me dejó encargado tu tratamiento, ¿cómo has seguido? —le dijo Shizune, mientras ordenaba unos papeles de la oficina, ella también ya estaba muy enterada de su situación. —Ya casi no te dejas ver, salvo cuando vienes a la revisión que te hace Lady Tsunade.
—Ah… sí, las revisiones… —pensó Sakura con cierto sarcasmo pues el que le preguntaran. "¿Cómo seguía?" y que le dieran más medicinas por "si acaso" no lo llamaba precisamente una revisión y menos un tratamiento.
—¿Qué? ¿Te ha pasado algo recientemente?
—Nada relevante, o al menos eso creo. —respondió con tono aburrido.
Shizune frunció el entrecejo, desde que se había enterado de la condición de su compañera, pudo notar el cambio real que había en ella, ya no era la entusiasmada Sakura que había conocido, era claramente que había un vacío alrededor de ella.
—Ya veo, y… ¿vienes por más medicamento? Tenía entendido que Lady Tsunade te había dado el necesario para esta semana.
—No, no vine por eso… y todavía tengo medicamento, pero gracias. —cortó rápidamente. —Shizune, tengo entendido que Naruto fue dado de alta hace unos días ¿es cierto?
—Sí, justo el día del funeral, y ahora sé que se encuentra en la academia pues Iruka cree que debe ponerse al corriente con sus estudios para subir de rango, ya que como sabes, sigue siendo un genin.
—Sí, lo sé… —sonrió levemente Sakura al imaginarse a su amigo llorando y haciendo escandalo entre un mar de libros.
—Puedes ir a buscarlo allá si quieres.
—No, la verdad es que no quiero verlo, no aún. —dijo con cierta melancolía. —De hecho, el saber que ya no está aquí hace más fácil que pueda pedir esto…
—¿Pedir? ¿Qué cosa?
—Shizune… ¿Crees que pueda ver a algunos pacientes?
La mayor titubeo nerviosa.
—Ah, bueno… Sakura. Sabes que ahora tú no puedes…
—¡Lo sé! No quiero ver a los pacientes para atenderlos o tratarlos, sé que ahora soy incapaz de hacerlo. —bajó la cabeza. — Yo… simplemente quiero observarlos.
Shizune la observó curiosa, sin entender realmente lo que quería, pero como vio que el semblante le había cambiado con su petición y que incluso sonaba a la Sakura que ella conocía se le hizo imposible negarse.
—Entiendo, te autorizo, pero te tendré que acompañar, ya que como sabes, no puedes andar ahí sin supervisión y, conociendo a algunas personas del hospital, al verte puede que quieran que los ayudes o algo por el estilo.
—Sí, comprendo y no hay problema si me acompañas. Sólo quiero ir a un área en específico.
—Ah sí, ¿cuál?
Sakura sonrió, visualizando dentro de ella una cálida luz blanca.
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"Área pediátrica."
Se podía leer en el letrero de la puerta que conducía al área que la kunoichi quería visitar. Detrás del cristal que separaba al equipo médico de los niños que en ese momento estaban internados, Sakura y Shizune observaban a los pequeños que se encontraban jugando o estaban reposando en sus camas.
—Muchos niños quedaron huérfanos después de la guerra, algunos ni siquiera son de Konoha, pero el Hokage dio su autorización para darles asilo en la aldea, me pareció una excelente idea.
—Sí, pero… ¿es suficiente? —cuestionó Sakura, viendo atentamente a un solitario niño que, recostado en su cama, les daba la espalda a los demás niños. El cabello oscuro que tenía ciertamente le recordó a alguien.
—Estamos viendo la manera de construir un orfanato en donde puedan estar después de que se recuperen de sus heridas, un lugar en donde no les falte nada hasta que se puedan cuidar por si solos.
—¿Y eso es suficiente? —volvió a cuestionar Sakura, sin despegar su vista de aquel pequeño.
—¿Qué quieres decir?
—Sólo observa Shizune. —señaló con la mirada al niño que estaba recostado. —Hay niños que todavía tienen heridas y no hablo precisamente de heridas físicas. Estas son heridas invisibles, son las heridas del alma.
La mayor observó al pequeño niño, viendo que tan ausente estaba del resto pese al escándalo que hacían los demás, y no era algo que no hubiera notado antes, pero era claro que no se le daba la importancia necesaria.
—Si tan solo esos niños tuvieran la ayuda que realmente necesitan, una mano amiga que los ayude sin esperar algo a cambio, tal vez así podríamos evitar que en un futuro hagan tonterías, que sean vengativos o solitarios y sólo porque no fueron escuchados o comprendidos.
—¿Lo dices por… Sasuke? —preguntó con titubeo la mayor.
La menor se mordió los labios, sintiendo un dolor tanto en el pecho como en el estómago al escuchar ese nombre. Su luz interna comenzó a parpadear aceleradamente casi al ritmo de su corazón.
—Lo digo por… ¡todos! —exclamó, logrando liberar un poco de la tensión que sentía. —Por esa persona, por Naruto, ese niño… e incluso por mí, por eso quería ver a Lady Tsunade, para que me diera su punto de vista sobre una propuesta que planeo hacer y que abarca un tema que pareciera que no es de importancia en la aldea o que casi se podría considerar un tabú hablar de eso.
—Tranquila. —le sobó Shizune la espalda al notarla un poco agitada. —Y con respecto a lo que piensas hacer, me parece excelente… es algo digno de la Sakura que conozco. —halagó con una sonrisa.
Pero pese al halago, Sakura no sintió nada que la extasiara, al contrario, su luz interior se tornó azulada, pues no se sentía como la Sakura que solía ser antes.
—Me tengo que ir. Vendré cuando lady Tsunade vuelva. —dijo dándole la espalda a su superior, para que no notara sus inquietudes. —¡Nos vemos!
—Claro… nos vemos. —susurró Shizune en voz baja, comprendiendo aún más lo que le dijo Sakura sobre aquellas heridas del alma.
Giró su vista nuevamente al área pediátrica, precisamente hacia aquel niño que había señalado la kunoichi y consideró que era momento de que se tomaran cartas en el asunto y dar ese primer paso que nadie, hasta el momento, se había atrevido a dar; así que sin más entró al área de los niños para preguntar "¿Cómo se encontraban?" pero no sólo de dientes para afuera, realmente interesada en saber cómo se encontraban tanto física como mentalmente.
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Días después…
Su luz interior a veces se quedaba quieta o se alejaba, a veces parpadeaba y en otras ocasiones a veces ni la distinguía. Los días buenos, si se le podía decir así, era cuando la luz se mantenía quieta en un solo sitio y con un color que iba entre beige y blanco. Los días malos, eran cuando definitivamente se desaparecía o se quedaba quieta, pero con un color entre azul y morado. ¿Y qué lo provocaba? El mismo recuerdo de siempre.
"Eres realmente una molestia."
Era un día malo para Sakura, empezando porque se había despertado sobresaltada a mitad de la madrugada y todo gracias a ese recuerdo. Tal fue su conmoción que casi se vomitaba del susto, pero se abstuvo, pese al dolor que le quedó en el estómago y que sólo se disolvió cuando se ausentó de toda emoción.
Al nuevamente recuperar el sentido (hablando emocionalmente) se dio cuenta que estuvo ausente por casi 4 horas, en el exterior se podía apreciar que ya había amanecido. Se sentía cansada pues no había dormido precisamente durante su colapso, pero aun así para tratar de despejar la mente y encontrar algo positivo en el día, se preparó para ir a la biblioteca a seguir estudiando.
Llegando al lugar, tomó todo lo que pretendía leer durante el día y se sentó en la misma mesa de siempre (la más apartada), leyendo página tras página y anotando lo que le parecía importante en su agenda.
Estaba tan concentrada que ignoraba en su totalidad el tiempo que le estaba dando a su investigación, así como a todos los que entraban o salían de la biblioteca, hasta que, a cierta hora determinada del día, una voz la sacó de su concentración.
—Así que este es tu lugar secreto… ¿eh, Sakura?
La kunoichi levantó el rostro, encontrándose con una genuina y linda sonrisa.
—Sai… —nombró en voz baja.
—Hace mucho que no te veía, Sakura, pensé que estabas de vacaciones o al menos eso es lo que nos dijo el Hokage a Naruto y a mí.
—No… —Se sacudió ella confundida. —Quiero decir, estoy de vacaciones, pero… estoy aprovechando mi tiempo para hacer unas investigaciones.
—Es lo que veo… ¿Puedo sentarme aquí? Vine a leer un poco. —preguntó, mostrándole una revista que decía, "Las claves para una vida feliz y exitosa".
—Claro, no hay problema… —le concedió ella, preguntándose si esos libros realmente servían, ya que ocasionalmente daban buenos consejos, pero a veces eran pura charlatanería sin sustento profesional, puro y mero marketing para vender.
—¿Pasa algo? —preguntó Sai al sentirse observado o más bien como su compañera analizaba su revista.
—Nada en especial…—titubeó, bajando la cabeza, aunque rápidamente la alzó de nuevo al reparar en algo que quería saber de su amigo. —Sai… ¿puedo hacerte una pregunta personal? Además de esta. —aclaró antes de que su compañero dijera una tontería como "Ya lo hiciste".
El ninja bajó su libro, sintiendo curiosidad.
—Adelante.
—¿Cuándo estabas en Raiz bajo las órdenes de Danzou en serio no podías sentir nada? Es decir, emocionalmente.
Sai torció la boca y colocó una mano en su barbilla, pensando.
—Mentiría si te dijera que no, pero siempre creí que, en lo más, pero en ¡lo más profundo de mi ser!, había una pizca de humanidad en mí, digo al menos es lo que pienso por el libro que siempre llevé cargando conmigo. ¿Lo recuerdas?
—Sí, lo recuerdo.
— Sin embargo…—continuó Sai con seriedad. — cuando estaba en una misión era como si eliminara toda emoción para enfocarme solo en esta, nada me importaba y creo que a ti te tocó ver esa horrible faceta mía ¿no? Casi te mueres una vez porque yo no te ayudé.
—Sí, algo me había dicho el capitán Yamato…
Sakura recordó aquella emboscada en el puente con cierta molestia, había odiado ser inservible en esa ocasión, y en general consideraba que siempre era inservible para todo, como si fuera un defecto en ella.
—Otra cosa… —bufó sacudiéndose, para eliminar esos pensamientos patéticos.
—¿Sí?
—¿te fue difícil recuperar tus emociones? Es decir, sé que lees libros de esos para tratar de comprender los sentimientos de los demás y con ello, comprender los tuyos y que la convivencia con Naruto y el equipo en general te ayudó mucho, pero ¿dentro de ti no había nada que te impidiera recuperarlo? ¿No sentías alguna clase de dolor al intentarlo?
Sai negó con la cabeza.
—No, para nada. Al contrario, comencé a experimentar el sentimiento de felicidad cuando comprendía algo sobre los demás o algo de mí mismo.
—Ya veo… —musitó Sakura, poniéndose cabizbaja, su luz interna se tornaba azulada, pero en cambio con Sai era como si pudiera ver en él una brillosa luz dorada, perfectamente acomodada en el centro de su corazón.
—¿Puedo decirte algo?
Levantó la mirada ante el cuestionamiento de su amigo.
—¿Qué cosa?
—No es lo mismo ser entrenado para no sentir emociones al haber vivido con ellos toda una vida y que de repente alguien te los quite de golpe.
Al escucharlo, Sakura sintió justamente un golpe en el pecho y con ello el recuerdo de esa persona, más intentó reprimir todo lo que sentía cuando lo recordaba para no verse inmersa en la oscuridad que generalmente le acompañaba después de perder la batalla, así como su luz interna.
—Algo te pasó… —afirmó Sai con seguridad al notar su inquietud. —¿Verdad?
Sakura, tragó saliva con nerviosismo, pero ante la insistente y penetrante mirada de Sai ya no pudo ocultarlo y asintió, sintiendo tristeza en ella, aunque su luz interna se tornó de un color que iba de un azul a celeste.
—Fue Sasuke ¿verdad? Por eso no titubeaste en mandarlo a prisión.
—¿Naruto te lo dijo? —susurró ella, sin negar los hechos.
—Sí, y para ser sincero me sorprendió, pues no te creí capaz de hacer eso, no cuando antes lo defendías a capa y espada.
Sakura bajó la cabeza apenada, recordando incluso como había golpeado a Sai por defender a Sasuke. Que estúpida había sido.
—Lo siento. —musitó.
—¿?
—Por lo que te hice en aquella ocasión.
Sai frunció el entrecejo sin comprender, aunque no tardó en captar a lo que se refería y con una sincera sonrisa, sólo respondió.
—No hay problema, gracias a eso aprendí mucho ese día.
Sakura sonrió levemente pero no satisfecha, se seguía sintiendo estúpida, y dentro de ella la tenue luz celeste amenazaba con desaparecer.
—Puedo ver que algo te quitaron, Sakura. —siguió hablando Sai. —Si pudiera saber lo que es te ayudaría a buscarlo, tal como Naruto y tú me ayudaron.
La chica se confundió.
—¿Yo? ¿Yo te ayudé? —cuestionó con sarcasmo.
—Sí, a tú manera, pero lo hiciste. —se levantó Sai de la mesa. —Creo que ya van a cerrar la biblioteca.
Sakura miró hacia el reloj de la biblioteca viendo que ya era tarde y que en efecto pronto cerraría, así que tomó sus cosas y junto con Sai se dirigieron a la salida.
—Ya sabes… puedes contar conmigo para lo que sea. —se despidió el ninja. —Te diría que también hablaras con Naruto, pero supongo que ya no quieres ser una carga para él.
—Sai, tú siempre tan perceptivo. —suspiró Sakura con su bolso y libros entre brazos. — Pero estás en lo correcto, esto que me pasa… quisiera resolverlo por mí misma, o al menos averiguar primero lo que me pasa para así después buscar una solución, así como la ayuda que se requiera.
—Entiendo, de igual forma… no te pierdas mucho.
Con un ademán, el ninja se despidió para luego marcharse saltando entre las propiedades de la aldea.
Sakura suspiró exhausta, había perdido la noción del tiempo dentro de la biblioteca que ahora su estómago demandaba comida, pero cuando se disponía a irse a casa, una voz a lo lejos la llamó.
—¡Sakura!
Era Shizune, quien apurada la llamaba agitando su mano para captar su atención.
—Shizune… ¿qué pasa?
—Te he estado buscando por horas. —contestó esta agitada. —Lady Tsunade volvió y quiere verte, ahora…
La kunoichi frunció el entrecejo, preguntándose para que la estaba buscando su maestra.
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La respuesta se presentó ante ella, cuando llegó a la oficina de su maestra, la cual no se encontraba del todo sola, un hombre de edad avanzada le acompañaba. Este era un poco bajo de estatura, de pelo corto y canoso, su postura era encorvada y por lo tal necesitaba apoyarse de un bastón.
—Sakura, quiero presentarte al Dr. Arata Yoshi, un colega en el arte del ninjutsu médico y también un gran investigador en el ámbito de enfermedades de la mente.
—Un placer, señor. Haruno Sakura. —se presentó la chica haciendo una reverencia.
—Fui hasta una ciudad de la frontera del país del Fuego a buscarlo para que analizara tu problema. —contó Tsunade, apoyada sobre sus manos en el escritorio. —¿Te parece bien?
—Gracias Maestra. —agradeció la chica haciendo una respetuosa reverencia. —¿Cree que me puede ayudar? —preguntó después al anciano con una voz casi impasible, en tiempo pasado se hubiera emocionado de conocer a un colega de tal calibre.
—Necesitaría ver y escucharte primero. —analizó el anciano, ajustándose las gafas que llevaba puestas.
"Observar y escuchar" los primeros pasos. —pensó la kunoichi para sus adentros, por lo visto iban por buen camino.
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Minutos después, la kunoichi se encontraba recostada en una camilla de hospital, a su costado izquierdo se encontraba aquel anciano y del otro lado su maestra, ambos analizándola con gran interés.
—¿Y cuándo comenzaste con este problema? —preguntó el anciano, comenzando a palpar ciertas partes de su cuerpo, haciendo un chequeo general.
Sakura se sintió incómoda, y no tanto por el toque del médico que sólo estaba revisando en ese momento sus brazos, sino por el recuerdo de aquella persona.
—Vamos, Sakura… —alentó Tsunade. —cuéntale lo que pasó.
—Deje que ella lo intente, princesa Tsunade. —pidió el anciano respetuosamente.
La princesa de las babosas se retiró un poco de su alumna para darle su espacio.
—¿Y bien, pequeña?
Sakura juntó sus manos, apretándola una contra la otra, que casi parecía que se rompería los huesos. Se mordió los labios, tratando de abrir la boca para hablar.
—Fue…
"Eres realmente una molestia"
Entonces ese recuerdo nuevamente le golpeó los sentidos, tan fuerte que el pecho le dolió y la tenue luz que alcanzaba a ver dentro de ella desapareció.
—¡Sakura! —exclamó Tsunade al verla ida, como si estuviera ebria o somnolienta.
—¿Lady Tsunade? —frunció Sakura el entrecejo al notarla. —¿Dónde estamos?
—Estás en una revisión, pequeña. —respondió el doctor con amabilidad, siguiendo el hilo de la conversación. —Me estabas contando cuando comenzaste a experimentar estos drásticos cambios de humor.
—Ah… cierto. —suspiró la kunoichi con aburrimiento. —Fue después de que Naruto y él terminaran con esa tipa, Kaguya. Él quiso pelear con mi amigo, traté de detenerlo, le dije cosas muy estúpidas, no me escuchó obviamente y me noqueó con un genjutsu. Ojalá me hubiera quedado callada. ¿Verdad?
—¿Puedo preguntar a quién te refieres con "él"?
Sakura abrió la boca, pero aquel nombre que deseaba decir no salió de su boca, era como si algo la bloqueara.
—Niña… ¿puedes decirme el nombre de esa persona? ¿De la persona que te atacó?
En ese momento, las manos de la kunoichi comenzaron a temblar y su mirar recobró un brillo que había perdido.
—Vamos Sakura… —pensó Tsunade, colocando una mano sobre la de ella.
Al sentir aquella mano que le apoyaba, la kunoichi inhaló y exhaló profundamente, viendo dentro de ella una tenue luz color morada.
—Uchiha… Sasuke. —dijo finalmente, con tanta dificultad que parecía que le doliera pronunciar ese nombre.
—Interesante. —siguió analizando el doctor, viendo el drástico cambio que había tenido la chica, pero a la vez notando una gran fuerza de voluntad en ella.
—Me estoy volviendo loca ¿Verdad? —preguntó desanimada.
—Por supuesto que no, aún no termino con el análisis, pequeña, si no te es difícil ¿Me puedes explicar cómo ese hombre te noqueó con su genjutsu?
Sakura apretó la boca, las palabras no pudieron salir de ella, pero con la voluntad que aún le quedaba y esa tenue luz ahora color celeste, llevó su puño a la altura de su pecho.
—¿Te golpeó en el pecho?
Sakura negó, era cierto que había sido un golpe, pero algo más había pasado.
—Te rompió el corazón. —dedujo Tsunade con tristeza.
La kunoichi asintió con tristeza.
—Ya veo… —siguió analizando el hombre imparcialmente. —Voy a analizarte aquí, si no te importa… —dijo removiendo su puño de su pecho con cuidado, para colocar su mano a unos poco centímetros por encima de su pecho y empezar a emanar un energía que no era visible a los ojos de las mujeres.
Sakura trató de relajarse y nuevamente respiró profundo y con dolor, sintiendo sólo una energía por encima de su pecho que parecía entrar en ella para analizarla.
—Mmm… interesante.
—¿Qué Dr. Arata? ¿Encontró algo? — preguntó Tsunade.
El anciano retiró su mano de la kunoichi y volvió a ajustarse los lentes.
—¿Han oído del "Anahata", el chakra del corazón?
—¿Se refiere a uno de los 7 chakras especiales? Los que definen las emociones. —respondió la princesa insegura.
—Sí, así es. Estos 7 chakras se encuentran ubicados en una parte más profunda de nuestra ya conocida red de chakra que utilizamos para hacer cualquier jutsu y están más bien orientadas a las emociones que al poder, en pocas palabras es como la energía que define nuestra personalidad espiritual.
—¿personalidad espiritual? —repitió Sakura.
—Así es, y estas a la vez trabajan en conjunto con nuestro cuerpo físico, en específico el sistema límbico que regula las emociones. Así como un ninja utiliza su energía espiritual y física para dominar jutsus, nuestro cuerpo y estos 7 chakras principales trabajan en conjunto para mantener el equilibrio emocional.
—¿Y pasa algo en específico con este chakra, Dr.? ¿El chakra Anahata? —cuestionó la kunoichi preocupada.
El Dr. Arara gruñó un poco y volvió ajustarse los lentes antes de responder.
—Me temo que sí. —respondió con seriedad. —Traté de localizarlo en la zona donde se encuentra, a la altura del corazón. —señaló hacia su pecho. —pero no logré detectarlo, es como si hubiera desaparecido.
Tanto Sakura como Tsunade emitieron un grito ahogado.
—Entonces… ese chico…—gruñó la ex Hokage con coraje. —¿Acaso adquirió un poder como para llegar a tanto?
Mientras que Sakura, sólo sintió nuevamente un vacío dentro de ella, aunque de repente le pareció ver que había un poco de luz, aunque una de un triste color azul.
—No creo que sea eso. —musitó Sakura, viendo al techo con tristeza. —Más bien, creo que es mi culpa.
—Sakura… no lo defiendas.
—No lo hago, sólo digo la verdad.
El Dr. Arata carraspeó para llamar la atención de ambas mujeres antes de que discutieran por algo.
—En realidad ambas pueden tener la razón—comentó. — un genjutsu no es más que una ilusión, pero que dependiendo del tipo de ilusión puede afectar de manera grave a quien sea la víctima. En este caso, a lo que veo, ese hombre te lastimó haciéndote creer que rompía tu corazón, pero fue tal la ilusión que tu cuerpo y mente reaccionó como si realmente lo hubiera hecho, autodestruyendo al parecer el chakra del corazón, lo cual a su vez desestabilizó tus demás chakras. El que de repente te sientas perdida, olvidadiza o sin sentir emociones es una manera que también tiene tu cuerpo de autoprotegerse del dolor que sentiste en esa ocasión.
—¿Hay algo que se pueda hacer, Dr.? —preguntó Tsunade.
El anciano lo meditó.
—No lo sé, ciertamente nunca me había tocado ver un caso así, había atendido casos de chakras bloqueados, muy difíciles de tratar y sin resultados exitosos, debo advertir, pero… este no es el caso, en ti, niña, es como si ese chakra ya no existiera.
—Pero si existe… —interrumpió Sakura, aun con la vista en el techo. —Lo puedo ver… sé que algo de ese chakra especial sigue ahí.
—¿Cómo puedes estar segura?
—Veo luces. —contestó con voz bajita. —A veces está, a veces no, a veces parpadea y en ocasiones se va, tiene diferentes colores… azul, blanco, morado, rojo…
—Increíble. —admiró el Dr. Arata, ajustándose los lentes. —No cabe duda de que es un caso excepcional.
—¿Por qué lo dice? ¿Y por qué de esa manera? —preguntó Tsunade gruñona, sintiendo que tenían a su alumna como una especie de conejillo de indias.
El anciano rio un poco apenado.
—Discúlpeme, princesa… pero créame, lo que la joven Haruno comenta no es tan descabellado, así como hay personas que pueden ver el color del chakra de los demás, aquí al parecer estamos frente a un caso de una persona que tiene una percepción especial que yo llamo: sinestesia, aunque en tu caso, pequeña, es como una sinestesia interna, es decir puedes ver el color de tus emociones es… realmente increíble.
—¿Lo es? —cuestionó la kunoichi de forma apática.
—Claro que sí, y no sabes cuantas teorías locas he tenido con respecto a la sinestesia, pero enfocándonos en tu caso, con esta habilidad que tienes, puede que te sea más fácil controlar tus emociones, y aunque no estoy muy seguro del cómo, tal vez te pueda ayudar a llevar al chakra de Anahata a donde pertenece.
—Pues… ¿ya qué?... —comentó la kunoichi sintiéndose exhausta.
—Para tu tratamiento, creo que comenzaremos con unos días más de descanso, pero descanso de verdad, no aislarte. Después debes regresar a tus actividades normales, pero además de estas tendrás que buscarte actividades que motive a todo tu sistema, así como periodos de meditación para conectar con tus chakras, en pocas palabras ejercicio y relajación. De medicamentos te recomendaré ciertos te de hierbas que son excelentes como antidepresivos naturales. Las sesiones con tu maestra las tienes que seguir haciendo cada cierto tiempo para determinar tu evolución y no sólo eso, para escuchar lo que sea que tengas que decir o puedes escribirlo si en todo caso se te dificulta el hablar. ¿Entendido?
—Sí, entiendo. —respondió Sakura, reincorporándose de la camilla. —Trataré de hacer todo lo que me recomienda.
—También…—continuó el hombre enseriándose. —Es sólo una recomendación… pero si puedes evitar contacto con la persona que te dañó, sería lo mejor.
Sakura sintió una punzada en el pecho, tratando de no acordarse de esa persona.
—Con sólo verte, puedo notar que la sola mención o recuerdo de ese hombre te atormenta, así que de un principio te recomendaría, que de cierta forma lo perdones de corazón por lo que te hizo y después lo dejes ir, para que así puedas sentir calma en tu ser porque tengo entendido que ese hombre está recluido como un prisionero en la aldea y no sólo eso que en algún momento fue alguien importante para ti, según me contó la princesa ¿no es así?
La kunoichi no respondió, pero se mantuvo con la cabeza baja, dándole a entender al médico que todo lo que había dicho era cierto.
—Entiendo, entonces… sólo perdónalo, olvídate de él, y concéntrate en ti misma. —suspiró. —Sin embargo, tengo que hacerte unas advertencias.
La kunoichi sintió una sensación de piel de gallina al escuchar la seriedad con la que habló el doctor.
—No puedo garantizar que el tratamiento que te di sea exitoso, puede que funcione como puede que no. También advertirte que con el tiempo puede que tu condición mejore, pero también puede ser que empeore y esos cambios tan drásticos que experimentas en tu persona pueden llegar a meterte en problemas ya que es como si estuvieras en una función para reaccionar de forma automática y neutral.
Los ánimos de la pelirosa estaban por los suelos, pero asintió tratando de esbozar una sonrisa.
—Entiendo, espero que no llegue a pasar nada de eso.
—Tiene una determinación enorme, jovencita, confiemos en que todo salga bien. —alentó el viejo médico.
—¡Muchas gracias, Dr. Arata! —agradeció Tsunade con una reverencia, la cual Sakura imitó también para dar sus respectivos agradecimientos.
—Es un placer siempre ayudar a los colegas, en especial cuando son abiertas de pensamiento.
Aquel comentario hizo un tic en la cabeza de Sakura.
—Dr. Arata, Lady Tsunade… antes de que se vayan, ¿puedo hablar de algo con ustedes?
Los médicos se miraron entre sí, sintiendo curiosidad.
Fue entonces que la kunoichi les habló de sus recientes investigaciones a partir de la teoría de pasos que creía eran esenciales para entender el comportamiento humano. Tanto Tsunade como el Dr. Arata escucharon y vieron con gran interés el avance de su investigación, que no sólo se limitaba en el campo de la ayuda física al paciente, sino también a la mental, para finalmente comentarles sobre la propuesta que planeaba hacerle al actual Hokage.
—Vaya, no cabe duda de que es una idea estupenda, digna de una alumna mía. —Se jactó Tsunade orgullosa.
—Y que, en caso de ser aprobada, rompería con un tabú que se ha silenciado por años, hasta yo me vi en mi tiempo en la necesidad de callar, pues muchos no consideran ese tema como algo de importancia, pero tú, niña, si te esmeras, puede que abras una nueva puerta a la medicina tanto para pacientes como para especialistas que sé que también basan sus estudios en estos temas, pero que no han tenido aún el valor para hablar.
—¿En serio? Me encantaría conocer a esas personas y saber si me apoyarían en caso de que mi proyecto sea aprobado. —dijo Sakura más entusiasmada.
—Les comentaré y con gusto te compartiré los contactos de quienes quieran ayudarte.
—¡Muchas gracias, doctor! —agradeció la chica dando una frenética reverencia y con una enorme sonrisa.
"Al parecer esa es su nueva motivación" pensó una feliz Tsunade, esperando que aquella sonrisa de su alumna nunca más se viera opacada por el recuerdo del Uchiha.
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Días después, oficina del Hokage.
—Naruto, Sakura… serán convocados al juicio de Sasuke para testificar, lo que digan de él determinará si lo dejan en libertad o lo condenan… ¿Cuento con su presencia para el día del juicio?
Continuará.
Notas de autora: el primer capítulo medio largo de este fic, espero les haya gustado. No soy experta en medicina ni nada por el estilo, pero como puse al inicio esto es meramente para fines de entretenimiento.
(*) Anahata: según la wiki, es el cuarto chakra primario de las tradiciones budistas e hinduistas. Curiosamente es representado por una flor de loto.
(*) Alexitimia: creo que no había puesto lo que era, pero es una especie de "padecimiento" en donde las personas tienen dificultad para expresar las emociones, entre otras cosas. Si tienen curiosidad pueden leer más acerca de esto en Internet, realmente es muy interesante.
(*) Sinestesia: Según lo que leí, es una clase de percepción, tipo que las personas puedan ver lo sonidos o incluso olerlo cosas más o menos así.
No cabe duda de que el ser humano es un estuche de monerías.
Por ahí me preguntaron si habría parejas o algo así, y como respuesta solo puedo decir que trataré de mantener todo lo más canónico posible, por el momento estoy enfocada en inventarme ciertos acontecimientos que mencionan en la novela Sakura Hiden, (muy buena novela, por cierto)
Agradecimientos especiales a blossommarie, KassfromVenus, Yoyi1801, Dickori 5 por sus comentarios. :D
A los favoritos, seguidores y ánimos, gracias. Nos seguimos leyendo.
Saludos.
