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Alexitimia

Capítulo 21.

A primera luz.

Dejando atrás a Sunagakure, unos kilómetros más al norte, la marea que se había formado en el desierto debido a las intensas lluvias desapareció en las lejanías junto con aquella aldea para dar paso al desértico y arenoso suelo, típico del país del viento, el cual también era conocido por sus desoladas tierras, así como sus largas tormentas de arena que de repente los azotaban casi sin previo aviso.

Con dichas tormentas, la reliquia no podía intervenir para aplacarlas, no porque no pudiera, sino porque sabía que no debía intervenir en procesos propios de la naturaleza que, si bien el ser humano sólo podía percibir aquel fenómeno natural como algo fastidioso, nadie era 100% consciente de los beneficios que podrían traer esas tormentas de arena al ecosistema, y por dicho motivo ahora el equipo 7.2 y su protegida se encontraban varados dentro de una cueva desde hacía algunos días.

Estar encerrados en una cueva no era precisamente cómodo, pero como eran ninjas era su deber resistir cualquier tipo de lugar en donde se estuviera llevando a cabo la misión sin quejarse, o al menos es lo que se creía que un buen ninja debía hacer; sin embargo, siempre existían las excepciones…

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—Ne… Sakura-chan ¿De veras no puedes hacer nada con la tormenta? Ya duró mucho…—se quejó Naruto con su expresión de gatito fastidiado.

—No, ya te dije que no, y también ya te dije que la tormenta está próxima a terminar, no te desesperes.

—Es que es cansado estar aquí encerrados y la comida se está acabando.

—Sí, lo sé ¿crees que yo no quiero salir de aquí y darme un baño? Siento que tengo arena por todos lados.

—Ya es justo y necesario, yo también quiero tomar un baño. —concordó Hinata, tocándose los brazos los cuales sentía impregnados de arena y tierra.

Sasuke sólo escuchaba las quejas y resoplaba, era lo único que se había limitado a hacer los últimos días, pues no era alguien que dijera mucho, si hablaba era porque alguien le preguntaba algo, más no era precisamente el alma de la fiesta.

—Y tú Teme, ¡Por centésima vez! ¿No puedes sacarnos de aquí con tu rinnegan?

—Por centésima vez, puedo, pero no quiero. —Respondió este secamente y sin prestarle demasiada atención a su amigo, quien como acostumbraba posteriormente a la negativa, comenzaba a hacer berrinches mientras era calmado por su mujer.

Con lo poco que le importaba.

Sasuke sólo tenía su atención enfocada en su protegida, la cual después de negarle también lo que quería a Naruto se volvió a concentrar en escribir en su diario, aquel que había visto guardado en su mochila y en el que aparentemente guardaba información importante, pues en una oportunidad que había tenido, vio que ella escribía solamente con números, utilizándolos probablemente como una especie de código para que aquellos que quisieran fisgonear (como él) no supieran que decía.

"Bastante lista", fue lo que pensó de ella y, conforme más la conocía se dio cuenta que Sakura era más que una reliquia o una ninja médico, era una mujer con capacidades diferentes que, si bien tal vez algunos les parecía tonto lo que hacía, a él le parecían algo digno de admirar por todo el esfuerzo que ella le dedicaba o le dedicó en algún momento. Poco a poco esa chica a la que consideró alguna vez una fastidiosa le mostraba que era todo un estuche de monerías.

Ambos ya no habían vuelto hablar en privado como aquel día en Sunagakure, y si había un motivo por el cual él había optado por no usar el Rinnegan para salir de la tormenta era precisamente porque quería averiguar más cosas de ella, qué era lo que escondía y qué era eso que la asustaba. La advertencia del Kazekage lo tenían aún muy inquieto; sin embargo, su poca habilidad para socializar y sus remordimientos no le permitían acercarse más a ella, así que trataba de averiguar lo que fuera, aunque tuviera que hacerlo de lejos.

Sin embargo, lo que había averiguado en los últimos días no eran cosas tan "relevantes" (como solía decir) sólo pudo admirar algunas de sus otras cualidades y/o habilidades, tales como el peculiar lenguaje de señas que intentó enseñar a Naruto y a la chica Hyuga, su manera tan extraña de escribir o de tomar notas, también admiró que comía bastante, algo impresionante pues consideró que estaba muy delgada para lo que comía, aunque si la comparaba con la chica Hyuga de Uzumaki, esa mujer comía aún más que Sakura y era tal cual como Naruto en ese aspecto y si se estaba acabando la comida definitivamente era por culpa de ellos dos.

Rechistó al recordar a la parejita de casados, ya que era fastidioso escucharlos hablar del jodido ramen o verlos dándose arrumacos o besos frente a ellos como si no estuvieran presentes, al menos para él le era muy incómodo y vergonzoso verlos, en cuanto a Sakura, sólo podía ver como ella siempre esbozaba una pequeña sonrisa, como si estuviera feliz por ellos.

Cuando pasaba eso, solía preguntarse así mismo si Sakura no se arrepentía de haber rechazado a su amigo, ya que bien hubiera podido ser ella la que estuviera disfrutando de las atenciones y caricias de Naruto, pero en lugar de eso sólo era una espectadora de la felicidad de otros, también pensaba que, si Sakura se hubiera enamorado de su amigo, probablemente no tendría que estar lidiando con el peso de ser una reliquia y todos los problemas que ahora tenían, sin embargo; cuando se imaginaba ese "hubiera" el solo proyectar una escena entre su amigo y ella como la que protagonizaba Naruto en ese momento con su esposa le provocaba cierta repulsión que prefería desechar aquel pensamiento tan rápido como le fuera posible.

Pero dejando esas tonterías de lado, otra cosa que descubrió de Sakura es que le gustaba dormir abrazada a algo, ahí en la cueva, tuvo que limitarse a abrazar a su propia mochila, también vio que se movía demasiado, de un lado a otro como si algo la inquietara en sueños, para luego volverse a tranquilizar y dormir profundamente.

También pudo apreciar lo mucho que ella amaba su profesión como ninja médico pues a la menor oportunidad te podía saturar con sus conocimientos (sin que nadie se lo preguntara) y cuando lo hacía se podía apreciar una genuina luz de felicidad en su rostro y que sólo pertenecía a ella.

Una luz que parecía tener el poder de iluminar a cualquiera que estuviera cerca de ella, o al menos eso pensaba ya que él nunca había notado eso en ninguna otra persona.

El Uchiha sonrió levemente ante aquel pensamiento en mente, sin embargo, al reparar en lo que hacía gruñó molesto, aunque no sabía bien el motivo de su molestia.

Volvió a enfocarse en su objetivo y vio que Sakura cuchicheaba con Hinata. Entrecerró los ojos, viéndola con sospecha, ya que lo único intrigante que confirmó durante su estadía en esa cueva, era la manera en que Sakura se secreteaba con la Hyuga, hecho que se daba desde que habían salido de Konoha, generalmente en un momento en que se distraía o que Naruto lo tenía distraído con sus tonterías o ellas iban a hacer sus cosas de chicas. Seriamente pensó en sacarle la información a la mujer de Naruto, pero como realmente no quería lidiar con ella, optó por seguir investigando por su cuenta, tomando su debida distancia.

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Cuando finalmente la tormenta de arena terminó, los ninjas emprendieron de nuevo su viaje hacia Iwagakure, el cual conllevo más días de andar en áreas desoladas, hasta que hicieron una parada en el país de Hierro el cual afortunadamente no parecía estar en una situación de peligro y conservaba su clima habitual, para después llegar a las fronteras del país de la tierra en donde Sakura particularmente notó que no pasaba nada inusual con el clima y lo que la hizo cuestionarse

¿Por qué la habían mandado ahí?

La respuesta vendría casi por si sola en cuanto llegaron al territorio de los shinobis de la roca…

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—¡Bienvenidos sean todos a Iwagakure! En nombre de mi abuelo Ōnoki les doy la más cordial bienvenida a nuestra humilde aldea.

Saludó la entusiasta Kurotsuchi con una amplia sonrisa, dándoles la bienvenida al equipo 7.2 y compañía desde las puertas de entrada a la aldea escondida entre las rocas, junto con un grupo de shinobis que esperaban en formación detrás de ella.

—Kurotsuchi ¡cuánto tiempo! —saludó Naruto. —Pero… ¿por qué estás aquí? ¿Sabías que veníamos en camino?

—Así es, desde hace días. Una anciana, sacerdotisa del templo de la Tierra nos advirtió de la llegada del gran héroe de guerra y su esposa, o sea tú y ella. —señaló a Hinata. —También del chico Uchiha. —señaló a Sasuke. —y dijo que traerían consigo una reliquia que quiere que se utilice para la apertura del festival anual de la cosecha que celebran los aldeanos.

—Ah… así que es por eso… ¡Espera! ¡¿Un qué?! ¿Un festival? ¿Y el peligro? ¿Y el cambio climático? —cuestionó el rubio confundido.

"Esas viejas" pensó inmediatamente Sasuke, bramando maldiciones por lo más bajo ya que ni siquiera habían contabilizado a Sakura como una persona más, sino como un vil objeto.

—Mmm… ¿Cambio climático? ¿De qué me hablas? —cuestionó la kunoichi de la roca sin entender. —Yo sólo sigo ordenes de mi abuelo, que a la vez recibió instrucciones de esa anciana. Me dijo que en cuanto llegaras, los escoltara a unos aposentos que preparamos para ustedes y a esa mentada reliquia que, por cierto, me intriga, ¿qué es? ¿Es una clase de jutsu? ¿un arma? Aunque con la palabra "reliquia" me suena más a un tesoro o a una piedra preciosa. ¿Me la podrías mostrar? Tengo curiosidad.

Naruto resopló molesto.

—Ni lo uno ni lo otro… ella es la reliquia. —señaló muy a su pesar a la chica que estaba unos pasos detrás de él.

Sakura sólo hizo una pequeña reverencia para saludar.

—¡¿Qué?! ¡¿La reliquia es un ser humano?! —exclamó Kurotsuchi. —Te me haces familiar…—la señaló curiosa.

—Supongo, Sakura-chan estuvo activa en los campamentos atendiendo a los heridos durante la guerra y…

—¡¿Eres la loca que le gritó al Raikage?! —interrumpió la chica riendo. —Claro, mi abuelo me platicó que hiciste un escándalo en el juicio del Uchiha, ¡ay! como me hubiera gustado estar ahí para ver a ese hombre haciendo berrinches y a mi abuelo también.

Naruto y Sakura se quedaron congelados, mientras que Sasuke seguía gruñendo entre dientes, recordando lo mal que lo había pasado Sakura ese día por su culpa y la de los kages y esa tipa riéndose de ese suceso.

—Eh… sí, esa soy yo. —respondió Sakura con una risita nerviosa después de recuperarse del shock inicial.

—Ahh… no me lo tomes a mal, pero realmente me sorprendió, que una chica como tú lograra sacar a dos kages de sus casillas. Memorable.

—Sí, ajá… ¿Una… chica… como yo? —repitió la aludida con voz baja y sin saber si tomar eso como un cumplido.

—En fin, no perdamos el tiempo los escoltaré a un lugar más cómodo y también a un lugar donde puedan asearse porque parece como si se hubieran revolcado en la tierra.

Los recién llegados se vieron entre sí, viendo que en efecto tenían una facha espantosa encima.

No perdiendo más el tiempo, la futura Tsuchikage se abrió paso por en medio del grupo de shinobis que la escoltaban, siendo seguidos por el equipo 7.2 y Sakura que sólo admiraron a cada una de las personas que también los observaban con curiosidad y recelo.

Sakura paseó su indiferente mirada por todos los shinobis, cuando uno en particular se sobresaltó con su mirada y se irguió nerviosamente; esa reacción la intrigó y dándole nuevamente un vistazo rápido reconoció al hombre, que sonrojado, evitó volver a conectar sus ojos con los de ella, aunque de igual manera Sakura lo saludó con la mano en indicio de que aún lo recordaba.

Era el shinobi que le había dado una carta de amor y que, en su momento, rechazó.

El hombre al ver su saludo (y sonrisa) de reojo, sintió una emoción dentro de sí, sin embargo, esta no le duró tanto, pues de inmediato sintió otra mirada pesada sobre él, y esta provenía del tipo que vestía con capa negra y quien también lo observaba cuidadosamente por el rabillo del ojo.

Inmediatamente se tensó al ver ese ojo rojo y se irguió como el resto del grupo de shinobis hasta que la formación se rompió y se fueron detrás de los recién llegados, y finalmente hasta que fueron retirados por órdenes de la futura kage.

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—Es la primera vez que vengo a Iwagakure, se parece un poco a Konoha… ¿no creen? Esto parece el distrito comercial. —señalizó Naruto todos los comercios que había por las laterales. —Me pregunto si habrá un puesto de ramen como Ichiraku.

—¿Ramen? Por supuesto que hay un comercio donde lo venden, luego te digo cómo llegar, pero en general les digo de una vez que toda la comida que hay en Iwagakure es la mejor de todas las naciones.

—Oh… ¿En serio? ¡Eso suena genial! ¿Te gustaría ir Hinata?

—Sí, me encantaría. —aceptó esta sonrojada, hasta que…

—Naruto.

La voz del Uchiha hizo erguir a ambos Uzumaki.

La pareja al volverse hacia él, vieron con terror que ya los veía amenazantes con su Sharingan activado.

—¡Ah, Teme! ¡No pasa nada si nos detenemos a comer algo delicioso para variar! Dattebayo—reclamó el Uzumaki infantilmente. —Además creo que a Sakura-chan le gustaría. —señaló murmurante a quien iba más atrás de ellos.

Ante la insinuación, el confundido Sasuke se giró rápidamente para ver a su protegida.

Sakura, sin prestarles demasiada atención, tenía su vista enfocada en un pequeño local que estaba frente a ellos y que tenía como logotipo el dibujo de una rebanada de pastel; y en donde se podía apreciar que había unas cuantas personas degustando de café y postres bajo la sombra de una gran sombrilla; sin embargo, cuando esta notó que los demás habían retomado la caminata, excepto Sasuke y ella, fijó su vista al frente.

—Lo siento. —fue lo único que le dijo al inmóvil Uchiha, pasando a un lado de él.

—Hmph…

Resopló él, viendo con recelo aquel lugar y recordando una conversación que había sostenido con ella, unos días atrás.

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¿Qué es lo que te gusta comer?

¿Eh?

¿Qué… qué es lo que te gusta comer? —repitió con su indiferente expresión.

Sakura se extrañó y dudó en responder.

Responde.

Su-supongo que cualquier cosa… siempre y cuando no sea muy picante.

Sasuke inhaló y exhaló ruidosamente.

Pero… me refiero a… me refiero…

¿Mi comida favorita?

El Uchiha gruñó, en efecto eso era lo que quería saber, pero no había encontrado la manera de hacer la pregunta sin que esta se escuchara tan ridícula como pensaba que se escuchaba.

Anmitsu. —continuó Sakura, sin esperar la confirmación.

¿Anmitsu? pero eso es un dulce… ¿no?

Sakura asintió entre las sábanas.

Sí, pero, así como a Naruto le gusta el ramen y podría comerlo todos los días, yo podría comer anmitsu siempre si se pudiera.

Mmm… ya veo, dudo que, en un lugar como este, se pueda encontrar eso. —Pensó el Uchiha en voz alta, y quiso retractarse de lo dicho, pero al ver que a Sakura poco le había importado su comentario o no pensó siquiera algo extraño, optó por dejarlo así.

Eso creo. —fue lo único que respondió ella. — Así que creo que me tendré que conformar con una píldora de soldado…

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Después de eso, Sakura se había levantado de la cama para tomar de su mochila aquellas píldoras que le ayudaban a restaurar su energía, rememoró el Uchiha sin quitar su vista de aquel lugar donde se vendían postres, para luego retomar la caminata junto con el resto del grupo.

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—Bien, como realmente no especificaron que la reliquia era una persona, yo solo mandé a preparar 2 habitaciones. —explicó Kurotsuchi. —Una tiene una cama matrimonial, esa obviamente fue pensada para ti, Naruto, y para tu esposa.

—¡Oh! Que bien… ya extrañaba dormir en una cama ¿No es genial, Hinata? —dijo el feliz Naruto abrazándose a su esposa la cual sumamente tímida parecía entender a donde iba ese afecto y sólo pudo asentir totalmente enrojecida.

—La otra habitación tiene una cama individual, pero supongo que el chico Uchiha será un caballero y se la cederá a la reliquia en lo que yo busco otra en donde instalarte.

—No es necesario, yo puedo estar en la misma habitación con Sakura. —disintió este.

Al decir aquello, Naruto fue el primero en pegar el grito en el cielo, mientras que Hinata y Kurotsuchi se enrojecieron, esta última imaginándose cosas que no eran. Mientras que Sakura sólo los miró a todos con una ceja enarcada sin saber el porqué de sus exageradas reacciones si era evidente el motivo de su "protector".

—¡Pervertido! En el país de la tierra no se admite que dos personas que no están casadas duerman juntas. —acusó la chica de la roca.

—¿Qué tonterías dices? —se confundió el Uchiha.

—Kurotsuchi…—habló Sakura. — lo que Sasuke-kun quiere decir es que alguien tiene que estar vigilándome, lamentablemente y para desgracia mía no puedo quedarme sola, y… realmente no quiero quedarme sola. —se mordió los labios y resopló con molestia.

Sasuke entrecerró los ojos, notando aquello con recelo.

—Desde que salimos de Konoha, Naruto y Sasuke-kun se han estado turnando para vigilarme por las noches y he estado compartiendo tienda con Hinata.

—Ah… es por eso.

—¿Qué les parece lo siguiente? Yo me quedo con Hinata en la habitación con la cama más grande y que Sasuke-kun o Naruto tomen la otra habitación anexa, creo que ahí pueden descansar bien y hacer guardia al mismo tiempo y sólo consiguen otra, de manera que todos podamos descansar.

—O puedo traer un futón, y uno que se quede en el suelo de la habitación anexa. —sugirió la de la roca con una burlona sonrisa.

—Me parece bien. —concordó el Uchiha, pensando que era buena idea.

—Bien… entonces…

—Etto, chicos… Sakura-chan. —interrumpió Naruto, tímidamente.

—¿Qué pasa?

—"¿Qué le pasa al Usuratonkachi?"

Sasuke observó con extrañeza a su amigo, que cuando sintió el peso de su mirada y la de los demás comenzó a enrojecer como una olla con agua en punto de ebullición y no sólo él, su esposa y cómplice también se puso de la misma manera. Ambos sudando a chorros, él por lo que quería pedir, ella por lo que su esposo quería pedir.

Sakura al ver a ambos sólo resopló, y comprendió lo que sucedía.

—Está bien. Cambio de planes, tomaré la habitación con la cama individual.

—¿qué? Pero ya habíamos quedado que….

—Dije que TO-MA-RÉ la otra habitación, Sasuke-kun —repitió Sakura ensombreciéndose.

El Uchiha se asustó, echándose hacia atrás viendo aquello como un: "¿No captas lo que te digo?" Y cierto que tardó un poco en procesarlo, pues hasta Kurotsuchi se burló cuando entendió lo que pasaba. Para cuando finalmente captó lo que Sakura quiso decir, miró furioso a su amigo y a la esposa de este, que estáticos tenían una expresión en sus rostros de "disculpen las molestias".

Par de idiotas— Gruñó.

Le parecía inconcebible que al caliente de su amigo se le ocurriera hacer cosas con su mujer cuando estaban en plena misión.

—Hagan lo que quieran. —terminó cediendo entre gruñidos.

—Bien, veré que te traigan un futón, chico. —dijo Kurotsuchi. —Por lo pronto, pueden comenzar a instalarse.

—Sí, gracias… quisiera tomar un baño… —expresó Sakura, mientras se estiraba.

—¡Un momento! —se escuchó de repente detrás de los shinobis.

—Honorable sacerdotisa. —saludó Kurotsuchi con una reverencia.

El resto de los presentes reconoció también a la mujer que se acercaba; era Jin, la sacerdotisa de la tierra, aunque no dieron sus respectivos respetos tan rápido, no después del incidente que habían tenido también con esa señora y el resto de las sacerdotisas en el pasado.

—Vaya que modales. —dijo la mujer ante la falta de cortesía.

—Lo sentimos. —habló Sakura, haciendo una reverencia por mero respeto a un mayor más no por agrado a la mujer.

Hinata igualmente saludó, para pesar de Naruto, solamente este y Sasuke la vieron con desagrado y no saludaron.

—Veo que llegaron sanos y a salvo, debió ser un viaje largo.

—Sí, así fue… así como nosotros observamos que aquí no pasa absolutamente nada. —recalcó Sakura molesta.

—No pienso discutir eso contigo niña, al menos no aquí con ellos presentes. —señaló al resto del grupo. —Sígueme… tienes que purificar tu cuerpo antes de que comience el festival. —se dio la vuelta, esperando que la reliquia la siguiera.

—¡Espere vieja! —replicó Naruto con el puño alzado.

La anciana lo vio sobre su hombro.

—¿Qué quieres?

—Que no ha aclarado nuestras dudas, aquí no pasa nada, el trato era que Sakura-chan tenía que ayudar a los lugares que tuvieran problemas con el clima. ¡Y aquí no pasa nada!

—Eso no es de tu incumbencia.

—Pues no opinamos lo mismo. —se entrometió Sasuke con el sharingan activado. —Sólo la están utilizando.

—Repito: esto no es de su incumbencia jovencitos, y si hay alguien a quien le daré las explicaciones será sólo a ella, no quiero que unos tontos muchachos que no saben nada le llenen la cabeza de ideas erróneas, son una mala influencia para ella.

—¡Ay, mire quien lo dice!

—Naruto, por favor…—lo detuvo Sakura.

—Pero Sakura-chan.

—Andando… ¿a dónde quiere que vayamos?

—Sólo sígueme.

—No puedes ir sola Sakura…—intentó detenerla Sasuke.

La anciana resopló.

—Está bien. La chica esa puede venir. —señaló a Hinata. —Porque parece ser la más sensata de su pequeño grupito.

Los varones rechistaron, pero Hinata con la paciencia que se cargaba les pidió a ambos tranquilizarse, al mismo tiempo que se disponía a seguir a Sakura y aquella anciana, no sin antes darle una seña a su esposo para que confiaran en ella.

A Naruto y Sasuke no les quedó de otra más que tragarse su coraje.

—Vaya… que intenso fue eso, esa anciana sí que tiene su carácter. —opinó Kurotsuchi, quien seguía ahí y había visto todo con mucho interés.

—¿Es en serio? Kurotsuchi… —resopló Naruto. —¿Por qué pidieron que trajéramos a Sakura-chan? Ella no es un objeto que puedan estar utilizando a su antojo.

—Les juro que no sé, y sí, me disculpo por lo de antes con su amiga, pero esa anciana en serio nunca se refirió a la reliquia como una persona, por eso yo pensé que era un objeto, tampoco sé nada de eso de los cambios climáticos… ¿me pueden explicar?

Naruto volvió a resoplar, pero con toda la paciencia del mundo le explicó a la chica de la roca la actual situación que se estaba viviendo en diferentes países.

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Las horas pasaron y fue desesperante para los chicos ya que después de haberse instalado lo único que pudieron hacer fue asearse dentro de un baño público, en donde se estuvieron quejando de las sacerdotisas y las injusticias hasta que el agua caliente les caló y optaron por salir.

Después le siguió una larga espera dentro de las habitaciones, hasta que ya más tarde un shinobi fue por ellos, informando que ni Sakura ni Hinata volverían, ya que ambas serían llevadas directamente a donde se realizaría el mentado ritual para bendecir las cosechas.

Apenas saliendo de la posada, Naruto y Sasuke vieron que el cielo ya se había oscurecido, sin embargo, el ambiente exterior estaba bellamente iluminado por diversas luces que le daban mucha ambientación de festival a la aldea, y no sólo eso, sus enormes adornos con flores y listones e incluso sus aldeanos, los cuales en su mayoría iban vestidos de blanco (excepto los shinobis de guardia), hacían lucir todo muy alegre, en especial por los niños que corrían de un lado a otro, siendo las niñas y las mujeres las que relucían más por sus coronas de flores con incrustaciones de luces que las hacían ver muy esplendorosas.

Ambos fueron escoltados hacia donde se llevaría a cabo el ritual, pasando por la zona comercial en donde Naruto fue reconocido por varias mujeres que quisieron mostrarle algo de su afecto, y sin saber exactamente quién era su acompañante (más que los conocedores) Sasuke también fue asediado por estas, aunque con su mala cara y sus respuestas cortantes rápido se las sacaba de encima, a diferencia de Naruto que amablemente rechazaba a todas diciendo que ya estaba casado.

Finalmente, ambos llegaron a donde se haría un ritual, un lugar que parecía ser un escenario no muy grande y también adornado por unos cuantos listones y flores y en donde también se podía apreciar por detrás de este que estaban todos los plantíos de la aldea. Estaba repleto de gente por lo que se abrieron paso entre la multitud, hasta llegar casi al frente del escenario.

—¿Dónde estarán Hinata y Sakura-chan? —se preguntó Naruto, tratando de divisarlas, entre los que parecían ser los organizadores del evento, ya que detrás de ese escenario había alcanzado a divisar al Tsuchikage que iba con su respectivo traje de kage, Kurotsuchi que estaba vestida como la mayoría de las mujeres del festival y también notó a la sacerdotisa Jin, que vestía una hakama típica del país de la tierra.

—¡Naruto-kun!

De repente aquella vocecilla tímida, atrajo la atención del rubio, que apenas girándose a su costado quedó embelesado pues Hinata acudía con él, arreglada con un hermoso vestido blanco parecido al que llevaban las demás mujeres, y su cabello siendo adornado por una pequeña corona de flores que resaltaban por unos pequeños foquitos color amarillo.

—Hina-Hina…

Se quedó sin palabras y eso decía más que mil palabras para la tímida Hinata que se enrojeció con tan sólo ver a su marido.

En tanto Sasuke, sólo los observaba de reojo, viendo todo aquello como algo cursi y ridículo, pero a la vez creyendo que se veía así porque su amigo estaba realmente enamorado de esa mujer. Cosa que evidentemente él no sabía que se sentía porque nunca, hasta la fecha, no había nadie que hubiera podido deslumbrarlo como pensó que se suponía debía pasar si en base a sus conclusiones el amor de ese tipo era como una luz que iluminaba. Y no cualquier luz, debía ser una luz muy especial para que realmente pudiera deslumbrarse y hacer brillar a sus demás sentidos.

Rechistó, esbozando una discreta sonrisita, pues no sabía de donde pensaba él también tanta tontería, cosas que de seguro ni siquiera existían y que lo hacían sugestionarse al ver tantas muestras de afecto.

—Hinata, te ves hermosa…—halagó Naruto cuando finalmente pudo hablar, tomando sus manos. —¡Estás radiante!

—Gracias, Naruto-kun—respondió ella tímidamente. — Unas doncellas consiguieron este vestido… ¿Te gusta?

—¡Por supuesto! Te queda muy bien, te ves muy hermosa. —volvió a decir el rubio, viendo que algunos atributos de su esposa resaltaban bellamente frente a él, lo que hizo que su imaginación volara al máximo.

Sasuke entonces gruñó, para llamar la atención.

—¿Dónde está Sakura? —preguntó exigentemente.

—Ah, lo siento Sasuke-kun. —se disculpó la tímida Hinata, cayendo en cuenta de que seguían en una misión. —Está allá atrás, se prepara para hacer el ritual.

—Hinata… ¿qué le dijo esa vieja? ¿La trató mal? ¡¿Te trató mal a ti?! —preguntó Naruto rápidamente.

—No, para nada. De hecho, fue bastante amable, muy diferente a la sacerdotisa Akane o Kumiko.

—¡¿Qué?!

Hasta Sasuke se sorprendió con esa revelación.

—Sí, bueno… al principio sí pareció que se comportaría igual que las demás, ya que no mencionó nada camino al otro sitio donde se hizo el ritual de purificación, al cual no me dejó entrar, pero no se preocupen, de igual manera me quedé cerca y sólo había mujeres en donde estábamos. Al terminar el ritual, fuimos a unos baños termales privados, donde nos aseamos y ahí es cuando vi una nueva actitud en la anciana, pues se comportó amable y hasta bromista, diciendo cosas como que le gustaría ser joven o cosas así, aunque no pudimos charlar demasiado ya que con Sakura chan ahí, el agua se enfrió bastante rápido y luego nos marchamos a otro sitio.

—¿Y explicó porque estamos aquí si no está pasando nada? —cuestionó Sasuke, sin creerse nada de esa inesperada amabilidad.

Hinata asintió, rememorando lo sucedido.

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Después de asearse y relajarse en las aguas termales, Hinata, Sakura y la sacerdotisa, acompañadas por otro puñado de doncellas, fueron a la habitación de aquel otro sitio, en donde había más mujeres que se preparaban con sus vestimentas blancas para acudir al festival.

Ahí la anciana les mostró a ambas chicas, la ropa que se había preparado exclusivamente para ellas, pero antes de que Sakura se fuera a cambiar, la anciana solicitó la oportunidad de peinar su cabello.

Sakura aceptó recelosa, pues aún se le hacía demasiada extraña tanta amabilidad, lo mismo pasando con Hinata que se abstuvo de irse a otro sitio. Así que la esperó, viendo como la anciana Jin, peinaba cuidadosamente el cabello de su amiga.

Tienes un cabello realmente precioso y llamativo. —halagó la mujer, mientras pasaba de arriba abajo un pequeño peine por todas aquellas hebras rosas.

Mmm… gracias. —musitó Sakura un tanto cohibida.

Deja esa actitud, niña… me imagino qué estás pensando que estoy tramando algo.

Sinceramente, sí…

Lo sé, sé que fuimos muy crueles mis compañeras y yo al quemar todas tus cosas, pero como te dijimos era necesario para que no tengas apegos materiales y puedas concentrarte, aunque siento que no lo has podido lograr del todo.

Pues es como un todo, es como si yo le dijera a un paciente con cierta enfermedad que dejé de comer lo que no debe de golpe o que no haga cosas que antes hacía.

Comprendo, y créeme que lo entiendo, yo soy la más joven de las 5 sacerdotisas y hay cosas en las que no concuerdo al 100% con mis colegas de vez en cuando, y debido a eso, es por eso que pedí que te mandaran aquí.

¿Por qué?

Para que despejes tu mente, para que veas que ser una sacerdotisa/guardián de la naturaleza o como quieras llamarlo no es sólo para aplacar lo malo de este mundo, sino para dar nueva vida y esperanza.

¿Nueva vida y esperanza? —musitó Hinata atenta a la plática.

Sí, tengo entendido que la energía natural te rechazó por 5 días en Sunagakure.

Sí, así fue. —respondió Sakura inquieta.

Me imagino lo presionada que debiste estar, y, por ende, pensando sólo en tus deseos.

S-supongo…

A lo que tenía entendido, por la difunta sacerdotisa Yuki, para manipular la energía natural se debe entrar en contacto con esta, ofreciéndole algo para recibir algo a cambio.

Sí, así es.

Pero, me imagino que si no ofreces las cosas de corazón por más que intentes serás rechazada.

No lo había pensado de esa forma.

Es lo que yo creo, por eso te aconsejo lo siguiente, cuando te comuniques con esa energía, hazlo como si trataras de enamorarla. ¿Alguna vez te has enamorado de alguien?

No estoy segura.

Sakura-chan. —musitó Hinata entristecida.

Mmm… eso hace difícil las cosas, pero has pensado en la idea de enamorarte alguna vez.

Sakura se encogió de hombros sin saber que decir, esas cosas la confundían y cuando trataba de pensar en ello, lo único que podía ver era blanco.

Ay, niña que difícil eres. —musitó la anciana a punto de rendirse.

Sakura-chan. —interrumpió Hinata, pensando rápidamente en algo. —Si pudieras darle tus sentimientos a alguien o en este caso a la energía natural en forma de un color, ¿qué color escogerías?

¿Darle un color a la energía natural? —lo pensó esta seriamente, comenzando a pensar en la luz en su interior y los colores que esta tenía.

Pensó en sus tres favoritos: amarillo, verde, y anaranjado, aunque este último lo descartó pues ese color era solamente de Naruto y de nadie más. Entonces quedaba el amarillo y el verde. Ambos colores la hacían sentir bien y eran hermosos, pero ya relacionándolo con la naturaleza pensó que uno era más apropiado que el otro.

El verde. —respondió finalmente con una sonrisa. —Gracias Hinata.

La kunoichi sonrió también al ver que había podido ser de ayuda.

Y también gracias a usted anciana. —se giró para ver a la sacerdotisa. —Ya sé ahora qué es lo que debo de hacer.

No entiendo qué es exactamente lo que pasó, pero me alegro haber ayudado. Tu cabello está listo, sólo falta ponerte unos cuantos adornos y luego pasas a cambiarte…

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—Y eso fue todo, luego nos escoltaron hasta aquí… ¿Qué piensan Naruto-kun, Sasuke-kun?

—Parece que nos equivocamos con esta mujer. —opinó Naruto.

—Hmph… yo tengo aún mis sospechas. —gruñó Sasuke, sintiendo que de igual manera se le estaba obligando a Sakura a "entregar" sus sentimientos a cualquiera.

—Teme, tú sospechas hasta de tu sombra. Lo importante aquí es que Sakura-chan esté tranquila y en paz sin estar presionada por nadie.

—Yo pienso lo mismo. —creyó Hinata.

Con que no le hagan más daño, está bien. —pensó Sasuke, rechinando los dientes.

—¡Ah, con que aquí están! — se escuchó la voz de Kurotsuchi cerca.

El equipo vio que la shinobi de la roca se abría paso entre la multitud para alcanzarlos, pero no sólo ella, alguien más la seguía y Sasuke inmediatamente lo reconoció como aquel shinobi que se mostró alterado al ver a Sakura cuando recién llegaron, y tal como hacía un par de horas atrás el tipo ese se mostraba tímido, pero lo que llamaba la atención es que traía un ramo de flores consigo.

—¿Les importa si vemos el ritual de su amiga con ustedes? —preguntó la shinobi de la roca, posicionándose a un lado de Hinata.

—No, claro que no. —respondió Naruto, viendo con atención a quien la acompañaba.

—Ah, no lo conocen… él es Morio, forma parte de mi cuadrilla de shinobis, me pidió permiso para acercársele a su amiga y darle un presente, ya que dice que ella lo atendió durante la guerra y está muy agradecido desde entonces, yo le dije que sí, pero que ustedes lo tenían que autorizar primero. Creo que está enamorado de su amiga. —lo señaló nada discreta.

Naruto y Hinata no pudieron evitar enrojecerse. Mientras que Sasuke sólo observaba de reojo, con aparente indiferencia.

—Kurotsuchi-sama, por favor. —pidió el hombre para que su jefa fuera más discreta.

—¡¿Qué?! ¿No es así? ¿No dijiste que hasta le escribiste una carta de amor?!

—Kurotsuchi-sama. —volvió a enrojecer el hombre y más al sentir la pesada mirada de los dos ninjas más poderosos que habían acabado con la cuarta guerra ninja.

—Eso es muy lindo, Morio-san. Estoy segura de que a Sakura-chan le gustarán, ella ama las flores. —alentó Hinata con una sonrisa al ver al hombre tan cohibido, aunque el que ella mencionara eso hizo que tanto su marido como Sasuke se alteraran.

—Hinata…—chilló Naruto.

Mientras Sasuke tronaba los dientes, pensando que quién rayos le había dado la autoridad a esa mujer para que cualquier tipo se le acercara a su protegida.

—¿Qué tiene de malo? —preguntó la Uzumaki al sentir ahora las miradas sobre ella. —Sakura-chan merece ser feliz también.

—Exacto, ¿qué tiene de malo? ¿qué los shinobis de la roca no son suficiente para su amiga? —le apoyó Kurotsuchi, defendiendo el honor de su compañero. —Porque déjenme decirles que otros también la reconocieron por la guerra y están muy agradecidos con ella.

—¡Un momento cálmense ambas! Digo, hablan como si eh… no sé. —dijo Naruto confundido.

—Lamento los disturbios ocasionados. —habló el tímido Morio. —En realidad mis intenciones con Sakura-san son sólo darle este presente, ella durante la guerra me aclaró sus sentimientos y me dijo que estaba enamorada de alguien más, supongo que debe estarlo aún, así que yo sólo quiero darle este presente por lo que hizo por mí, sin intenciones de otra índole.

—Ah…Sakura-chan ¿te dijo eso? —preguntó Naruto curioso, mientras percibía el aura de Sasuke un tanto extraña.

El Uchiha se había cohibido.

—Sí, aun puedo recordar cuando me lo dijo, se veía un poco triste, pero me rechazó con amabilidad, yo por un instante me desboqué y le pregunté que si ella estaba enamorada de alguien de su aldea, pero me di cuenta que no tenía que estarle preguntando cosas que no me concernían, creo que de igual manera no pude quitarle esa sensación de incomodidad por haberme rechazado así que sólo me retiré, pero antes le dije que de seguro la persona que ella amaba debía ser una persona maravillosa, pues no imagino otro motivo para que ella hubiera puesto sus ojos y corazón en él.

—Morio-san. —musitó Hinata, sintiendo no sólo pena por ese shinobi de la roca, sino también por el shinobi que estaba en su equipo.

Naruto, igualmente cabizbajo, vio a Sasuke de reojo, como este se mostraba ensombrecido, tronando los dientes, molesto como siempre, pero ¿qué le podía hacer? lamentablemente para todos, su amigo no era la persona "maravillosa" que había descrito Morio, al menos no para su amiga.

En cuanto a Sasuke, parecía querer triturarse los dientes, le había molestado escuchar esa anécdota, enterarse de que Sakura, después de que intentó matarla y ella a él en su encuentro en el puente Samurai, aparentemente siguió conservando la esperanza de que él recapacitaría, y sí, tal vez lo hizo, pero había sido demasiado tarde cuando lo hizo, pues antes de eso le había causado un daño terrible. Así, sentía que no la merecía.

"¿Merecerla?" entonces reparó en lo que pensaba, y no entendía, no lograba entender porque le daba esa importancia, ni porque se creía siquiera con autoridad para imponerse ante los demás como si fuera de su propiedad. "¿Qué demonios me está pasando?"

—¡Ah, ya va a empezar! —anunció Kurotsuchi, llamando nuevamente la atención de todos quienes enfocaron su vista al escenario, en el cual los adornos de luces fueron bajados de intensidad casi al grado de que parecieron apagarse.

Sasuke tragó saliva, con sus remordimientos y demás sentimientos revueltos, quedó boquiabierto con la mujer que hacía acto de presencia en el escenario, siendo iluminada por las tenues luces que adornaban su cabello, pero no sólo por estas, también por esa luz que siempre admiraba de ella y que—Mierda—cayó en cuenta que lo tenía deslumbrado.

Pero parecía que no era el único impactado, Naruto y Morio, así como otros aldeanos se impresionaron pues la chica frente a ellos lucía como una autentica reliquia viviente que emanaba lo que según la sacerdotisa Jin, era la flor de la pureza, desde cada uno de sus extremos, en especial por el símbolo que tenía a la altura de su corazón y la cual fue repintada por una mezcla fluorescente.

Vistiendo de blanco como las demás mujeres, con una ligera diferencia de que su falda tenía unas aberturas por ambos extremos y la parte de arriba exponía un poco más de piel, la confiada Sakura se hincó en el escenario y rezó por unos breves momentos, para después hacer la posición de manos (lenguaje de señas) con la súplica: "escúchame, por favor" para posteriormente iniciar con algo nuevo, una danza con la que pretendía estrechar lazos con la energía natural.

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—Sakura-chan se ve hermosa. —opinó Naruto.

—Sí, se ve muy linda. —concordó Hinata.

Y lo mismo pensó el boquiabierto Uchiha, sin poder quitar su vista de encima de ella y de la luz que ella emanaba, pese a las adversidades.

Entonces la música empezó, y ella comenzó a moverse de una forma que se podría decir era danza interpretativa, en la que ella parecía querer alcanzar algo que se iba fuera de su alcance.

Aquellos con dojutsu podían percibir que solamente había una luz a su alrededor que parecía jugar y se negaba a ir con ella, mientras que Sakura seguía intentando persuadirla.

Sasuke podía ver que, a pesar de ello, Sakura no parecía estar molesta y seguía danzando mientras esta luz la acompañaba, sin embargo, llegó un punto interesante, en donde tanto ella como esa luz parecieron llegar un acuerdo y ella…

—No.

Sí, Sakura le estaba entregando su luz, su corazón a la energía natural y esta en respuesta, la estaba aceptando.

Inmediatamente de que eso pasó, algo cambió en el estilo de baile que fue perceptible para todos los demás, pues las flores que estaban de adornos y tenían pequeños botones sin brotar comenzaron a florecer, así como los plantíos que había detrás de ellos, comenzaron a emerger, trayendo consigo nuevos alimentos.

—Que increíble… —musitó Morio, pues hasta las flores que llevaba se acrecentaron en el ramo.

—¿Y pueden verlo? —habló Hinata. —Es como si ella ya no estuviera bailando sola.

El Uchiha al escucharla, observó con más detalle y en efecto, era como si alguien ahora estuviera acompañando a su protegida, aunque no hubiera nadie realmente con ella, era algo increíble de ver, pero también le hizo sentir dolor y tristeza, pues era ver como si ella se estuviera entregando voluntariamente a esa cosa que le estaba dando ese nuevo poder.

Pero para Sakura, quien ignoraba todo lo que su protector sentía, terminando el ritual se enorgulleció de su nuevo logro, pues había logrado bendecir todo los cultivos y hasta más en menos de 4 minutos, y por fin, desde que tenía ese poder con ella, se sentía en armonía con la energía natural. Era lo único que le importaba para lograr uno de sus tantos objetivos.

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—Muchas gracias, muchacha. Es la primera vez que tenemos una apertura de festival tan exitoso, realmente no lo esperábamos. —agradeció el Tsuchikage, ofreciéndole la mano.

—¿La primera vez? —repitió Sakura confundida, mientras respondía a su agradecimiento.

—Ah, reliquia-sama… ¿Por qué no va a dar un recorrido por la aldea y festival? Creo que se lo merece. —intervino la sacerdotisa Jin.

—Eh…

—Adelante, sea más que bienvenida. —concedió el Tsuchikage.

—Pero… —miró ella a sus custodios.

—¡Sí! Vamos Sakura-chan. —alentó Naruto. —Divirtámonos un poco.

Sin embargo, parecía haber opinión dividida pues sólo Naruto y Hinata opinaron que debían darse un descanso, Sasuke ni siquiera opinó, pero por su sombrío semblante, se podía intuir que era un rotundo No.

Pero como era la mayoría a favor, se hizo lo que Naruto designó, así que se retiraron del área del ritual, no sin antes presentar a Sakura ante Morio, a quien le aceptó de buena fe las flores que le ofrecía, aunque entristecida ya que le comentó que no podría llevarlas con ella una vez que partieran.

El tímido Morio, comprendió y le prometió que, en su próxima visita, si es que había otra, le iba a dar algo que pudiera llevar con ella. Sakura solamente agradeció el gesto y se retiró con el resto del equipo.

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Paseando por los diferentes puestos de comida, y rechazando a más chicos o chicas que se le insinuaban a las dos chicas del equipo y a Naruto fue como pasaron los amigos el resto de la noche.

El único que no mencionó nada, y tampoco disfrutó siquiera de la comida fue Sasuke, que con remordimientos internos se decía así mismo que el que no tenía permitido siquiera sentir algo era él, pero su mente y cuerpo lo traicionaban pues no podía evitar sentir lo que estaba sintiendo por Sakura, ella ya no sólo le estaba envolviendo sus ojos con su luz, estaba envolviéndole todo los sentidos con todo lo que ella era, aun con su corazón roto.

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—Awwww…. ¿Les importa si nosotros nos retiramos? estamos cansados. —dijo Naruto dando un falso bostezo.

Sakura de inmediato captó la indirecta, y no sólo por como Naruto tendía a pedir las cosas, Hinata había sido muy obvia por cómo se había enrojecido.

—Claro, adelante… creo que yo me iré a dormir… en media hora. ¿Les parece bien?

—¿Tan rápido?, digo… más que suficiente. —dijo el nervioso Naruto. —Teme… te encargo a Sakura-chan.

—Hmph… —respondió este, desviando su mirada, era muy evidente para todos lo que esos dos harían. —Tómense su tiempo.

—Eh… pero ¿qué dices? Si solo vamos a dormir…ay comí demasiado, dattebayo.

—Ya váyanse o el que se irá soy yo. —amenazó el Uchiha.

La parejita Uzumaki entendió de inmediato y se retiraron tan rápido como les permitieron sus dos pies.

—¿Ahora qué? —preguntó Sasuke un tanto grosero, comenzaba a incomodarle estar con Sakura y mucho más después de lo que descubrió y lo que no quería permitirse sentir.

—Si tanto te molesta estar aquí, puedes irte, yo esperaré en alguna banca o donde sea que me pueda sentar. No quiero ser una molestia para ti. —respondió ella con neutralidad, apagando la corona de luces y comenzando a caminar a donde no había tanto bullicio.

El Uchiha resopló, viendo que nuevamente estaba errando con su comportamiento con ella, cuando el único culpable de lo que sentía era él mismo, pero claro que eso no se lo podía decir a ella, no podía decir lo miserable que se sentía, así que sólo la siguió, no tan de cerca porque sin Naruto y la otra, Sakura podría tener uno de sus colapsos.

Sakura continuó caminando, pasando por varios callejones solitarios hasta que dio con un camellón que apenas era iluminado por unas cuantas luces, con la intención de sentarse en una banca que se encontraba a unos cuantos metros; sin embargo, antes de que pudiera llegar a esta, se paró en seco al escuchar voces, en su mayoría de hombres, aunque hubo una voz de mujer que resaltó en particular.

Era la sacerdotisa Jin.

Al principio no le encontró nada raro, la mujer debía estar paseando también, sin embargo, cuando le pareció escuchar decir la palabra "reliquia", todo cambió, pues era evidente que estaban hablando de ella.

—Sakura…

Llamó Sasuke una vez que la alcanzó; sin embargo, ella lo silenció y sin avisarle lo que pasaba, lo llevó con ella hacia la copa de un árbol cercano.

El Uchiha no entendió lo que pretendía, no hasta que vio a la vieja sacerdotisa, andando con otro montón de ancianos.

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—¿Pero en serio no puede persuadir a la reliquia para que venga a los campos del norte?, el tenerla supondría mayores ganancias para nuestra empresa.

—Por órdenes de mis superiores, ella tiene que moverse a otro sitio que está emproblemado, creo que irá a Kirigakure, pero descuiden creo que la tengo en mi bolsillo, basta con que la tratemos bien para que ella haga lo que queramos.

Sasuke y Sakura se alteraron al escuchar aquello. Él por supuesto se puso furioso y ella sólo pudo sentir sus emociones revueltas; sin embargo, aun así, lo siguieron espiando, llegando hasta un sitio alejado, cerca de un rio, donde había una especie de cabaña abierta, en donde los ancianos y anciana, seguía hablando de futuros planes.

—Solamente esperamos que no salga como esa tal Yuki Nohana, que nos quería cobrar una fortuna sólo por cantar una canción.

—Oh, descuiden, si logro convencer a esta chica, hasta gratis lo hará, ustedes solamente no olviden darme mi respectiva comisión por cada cultivo exitoso, y recuerden, ninguna palabra al Tsuchikage con lo que pasó hoy, él creía que esa chica solamente venía a decir unas oraciones y cosas así.

—Ni que lo diga. —rio uno de los ancianos. — no queremos escuchar sermones del trabajo duro o que se metería en problemas con otros países, en especial con el que dominará ahora a esa chica… tengo entendido que será ¿el país de fuego?

—Sí, así es… aunque todo dependerá, debido a que es impura y que dudo que algo catastrófico pase, a los 30 años, a más tardar, tendrá que concebir una hija a la cual le deberá ceder ese poder, así que más vale que vayamos buscando un candidato del país de la tierra con el cual emparejarla, pero debe ser uno bueno, la última vez se le dejó escoger a la sacerdotisa y esta escogió a un vago del país del rayo, como consecuencia: una hija descarriada.

—Sí, comprendo, este caso podría ser cualquiera de los hijos del Sr. Feudal. — opinó otro anciano. — pero Jin-sama… ¿qué pasaría si ella tiene un hijo varón?

La anciana sonrió.

—Las sacerdotisas de la naturaleza nunca han tenido hijos varones.

Los ancianos comprendieron y posteriormente continuaron charlando de cosas banales y futuros planes, sin saber que eran espiados por los shinobis de la hoja. Cuando el tema de conversación cambió por completo, Sasuke y Sakura dejaron de espiarlos y se encaminaron de vuelta a la posada.

El Uchiha estaba que la ira se lo carcomía, pues no sólo estaban usando a Sakura, ahora pretendían que esta pariera a una nueva sacerdotisa. ¿Qué les pasaba? ¿qué estaban todos locos? No dejaba de cuestionarse. Ahora comprendía lo que Sakura había contado sobre esa chica muerta, sobre cómo la utilizaban.

Pero ¿qué opinaba ella?

Al volverse hacia Sakura, vio que ella tenía su semblante sombrío, estaba cabizbaja, pero al sentir su mirada, sólo levantó la cabeza y le sonrió forzadamente, aunque su decepción era más notoria de lo que hubiera querido ocultar.

—Ya estoy cansada, ¿te importa si me voy? Creo que Naruto y Hinata ya han de haber terminado.

Sasuke sólo resopló y de no ser porque esos dos estaban haciendo sus cosas, la hubiera sacado inmediato de ahí, mas no dijo nada y sólo acató lo que quería. La acompañó de vuelta a la habitación que le habían asignado, o más bien que ella tuvo que asignarse a sí misma.

Al pasar por el cuarto anexo, agradecieron no estar escuchando ruidos raros, por lo que supusieron que el matrimonio había caído rendido. Mientras que, de su lado, antes de que Sasuke pudiera entrar a la habitación, ella le pidió tiempo para cambiarse de ropa y quitarse todas las baratijas que tenía encima y que en ese momento la estaban haciendo sentir muy tonta.

Él no replicó, sin embargo, notó que Sakura nuevamente se decaía y su luz amenazaba con apagarse con tanta estupidez que había escuchado, así que, rompiendo su protocolo como custodio, abandonó momentáneamente el pasillo para ir a otro sitio.

Lo hizo rápidamente, no había tardado ni 10 minutos en hacer o más bien traer algo, aunque luego se sintió estúpido, pues ni siquiera sabía del porqué de su impulso, pero tenía dos opciones ahora. La primera: entrar como si nada a esa habitación y hacerse el indiferente y la segunda: intentar hacer algo.

"Tú no puedes hacer ya nada por mí" recordó aquellas palabras de su recurrente sueño y tronó los dientes, así que, aunque fuera estúpido lo que haría, se decidió a hacerlo, ya no por él, sino por ella.

Tocó la puerta un par de veces y entró al escuchar el "puedes pasar" de ella.

Al entrar, lo primero que sintió fue un aire gélido que envolvía a la habitación, extraño, pues no hacía tanto frío en esa aldea, luego divisó la cama, en donde estaba ella, cubierta hasta la cabeza como en Sunagakure, dándole la espalda en dirección en donde él tenía el espacio para tender el futón. Pero Sasuke, en lugar de hacer eso sólo dejó algo sobre el buró anexo a la cama y se sentó en el piso, recargándose en esta.

No era necesario que tuviera que preguntar, ya que podía sentir perfectamente lo que ella estaba sintiendo.

—¿Quieres hablar de lo que pasó?

—Quisiera dormir. —respondió ella cortantemente.

Estaba molesta, y era comprensible, él se sentía encabronado por la manera en la que esa vieja la había utilizado, jugando con lo poco que ella podía llegar a sentir, pero no dejó que la ira lo invadiera de nuevo, bastaba con la ira que ella de seguro sentía y que se reflejaba con la frialdad que había en la habitación.

Ahora él tenía que ser el sensato, si es que eso era posible.

—Te traje algo… —soltó de repente, cambiando por completo el tema y pudo sentir como Sakura se removía en la cama al escucharlo. —En realidad… no fui yo… —carraspeó abochornado. —una tipa me lo regaló hace un momento, pero yo no lo quiero, pensé que tú tal vez si lo querías.

Sakura, sin entender el parloteó de su protector, se giró en la cama y lo primero que notó, además de la parte trasera del cabello de él, fue una cajita que estaba sobre el buró y la cual tenía la imagen muy parecida al logotipo del local de postres que había visto recién llegaron.

—Detesto todo lo dulce. Realmente lo odio.

—Descuida, Sasuke-kun. —susurró Sakura, sin saber exactamente que sentir. —Dale las gracias de mi parte a la tipa que te lo dio.

—Claro que no haré eso.

—Como quieras, igual… yo…te lo agradezco. —musitó ella, dándole de nuevo la espalda para intentar dormir.

Mientras que Sasuke, él ya no se movió de su lugar, se quedaría ahí, junto con ella, prometiéndose así mismo que, aunque no pudiera restaurar su corazón, haría todo lo que estuviera en sus manos para protegerla.

Era lo menos que podía hacer por ella.

Continuará.

N/A: el nombre del titulo viene de mi melodía favorita, First Light de Lindsey Stirling el cual me hacía alucinar con una baile entre las luces, y sorpresa mía, cuando esta artista sacó el video, bailando a como más o menos me imagina y que también sirvieron de inspiración para este capítulo. Lo recomiendo.

Gracias a los que siguen leyendo, esperó les siga gustando.

Agradecimientos especiales a vett85, Susana y Margaces de FF, y a todos lo que envían sus comentarios en Wattpad o FB. Anónimos, favoritos y seguidores. Saludos.

21 de agosto de 2022