No dejó de llover durante el resto del día, ni siquiera amainó cómo Adrienne había supuesto que pasaría.
- Creo que tendrías un gran futuro como mujer del tiempo, aciertas tanto como ellos.- comentó Sawyer mientras todos permanecían a la entrada de la cueva esperando en vano que cesara la lluvia.
- En realidad dije que no tenía porqué estar así todo el tiempo, en ningún momento aseguré que fuera a parar.
- Ya, claro...
Estaba atardeciendo de nuevo pero el cielo estaba tan oscuro a causa de las nubes que lo cubrían que era cómo si hubiera anochecido hacía horas, además el viento soplaba con bastante fuerza.
- Parará, al menos unos minutos...
Como si acabara de recitar un conjuro para hacer que aquello pasara inmediatamente dejó de llover.
Todos la miraron boquiabiertos.
- Empiezas a darme miedo...- susurró Sawyer. La chica rió y desapareció corriendo en el interior de la cueva, en unos instantes estaba de vuelta con un largo palo acabado en una afilada punta. Con él agarrado hacia abajo, la camisa manchada de tierra y el pelo como lo llevaba, cortado irregularmente y revuelto tenía un aire salvaje, a Sawyer le recordó a aquellas ilustraciones de los libros sobre guerreros prehistóricos, con la diferencia, claro, de que ella era sin duda mucho más atractiva.
- ¿Adónde vas?- preguntó Michael confuso.
- A buscar la cena, justo cuando deja de llover es el mejor momento, esos lagartos espinosos salen a cazar entre el barro. Y yo los cazo a ellos- explicó mientras se colgaba una bolsa de tela de la espalda, parecía haber sido remendada varias veces lo cual explicaba lo de "espinosos".
- ¿Lagartos?- Sawyer hizo una mueca de asco.
- No están tan malos ¿sabes? Anoche Jin y yo probamos un poco.
Adrienne asintió mientras Sawyer les miraba como si estuvieran locos.
- Sí, eso era uno de ellos.- corroboró la chica.- esperadme aquí, no creo que tarde, con suerte lograré regresar antes de que empiece a llover de nuevo.
- Voy contigo- se ofreció Sawyer, él la miró extrañada.- no voy a dejar que salgan a buscar mi comida y me alimenten.- explicó- es...vergonzoso.
Michael la miró.
- Quizás deberíamos ir todos.
- No es seguro.
- ¿Por qué?
- Bueno...los lagartos no son los únicos que aprovechan el cese de las lluvias para salir a comer, también están los jabalíes...
- Oh, vaya, estupendo...- dijo Sawyer poniendo los ojos en blanco.
Adrienne le miró de reojo y continuó fijando la mirada de nuevo en Michael.
- Además es muy fácil resbalar, el terreno se vuelve muy peligroso. Prefiero que os quedéis, no tardaré mucho.
- Tardaremos, yo sí voy contigo.
Adrienne suspiró.
- De acuerdo, pero vosotros quedaos aquí, no salgáis de la cueva, podrías perderos fácilmente.
Michael asintió.
- Descuida..., tened cuidado.
- Oye...¿no tendrás otra lanza rústica para mí, no? iría más seguro...esos jabalíes no se llevan demasiado bien conmigo.
- Dentro, al fondo de la cueva, date prisa.
Sawyer corrió a buscarlo pero cuando regresó Adrienne ya no estaba.
- Maldita sea...¿dónde...?- miró a Michael que no dijo nada y luego abajo a los alrededores de la cueva hasta que la vio bajando por la ladera.- ¡Adrienne!- la llamó mientras cogía la lanza con la mano del brazo sano y derrapaba ladera abajo resbalando sobre el barro y la hierba.
En unos segundos estaba a su lado.
- Buen intento, ya veo que tenía razón...
- ¿Respecto a qué?
- No se puede confiar en ti.
- Venga ya, me has alcanzado, ¿no? pues ya está. No estés siempre tan a la defensiva.
Siguieron bajando por la ladera hasta el valle, el viento era más intenso allí al no estar resguardados por las rocas de la montaña.
- ¿A la defensiva? Simplemente no me gusta que me tomen el pelo, encanto.
- No pienso discutir.
- Bien, yo tampoco tengo ganas de hablar.
- Perfecto.
- Genial.
Adrienne le miró de reojo y él hizo una mueca. La chica miró hacia otro lado. Iba a tener que armarse de toda la paciencia que había ido desarrollando en los ocho años en la isla sólo para poder soportarle a él.
- ¿Y dónde están esas lagartijas?
- Lagartos. Creía que no ibas a hablar.
- Tengo que informarme.
La chica miró hacia delante y señaló una pequeña zona arbolada junto a unas rocas.
- Ten cuidado, el suelo por ahí está totalmente embarrado. Los lagartos son fáciles de ver ahora porque su piel verdosa destaca sobre el barro. Miden de uno a dos palmos y son un poco agresivos...si les das la oportunidad te morderán, y créeme, no te arrancarán una pierna pero duele bastante. Si ves alguno usa la lanza y acércate lo menos posible, aunque les pilles por la espalda se vuelven antes de que puedas darte cuenta.
Sin embargo si fallas olvídate de él porque no lograrás pillarlo, son extremadamente veloces.
- Gracias por la lección del National, ¿empezamos ya?
Adrienne se introdujo entre los árboles con la vista fija en el suelo, un metro detrás de ella la seguía Sawyer.
- Guarda silencio y haz el menor ruido posible, son muy sensibles a las vibraciones.
- Sí, gran cazadora de la lluvia- comentó poniendo una voz grave.
Comenzaron a andar en silencio durante unos minutos, los pies enfangados en el barro, apartando las ramas de los árboles que se cruzaban dificultando el camino. Sawyer apenas podía fijar la vista en el suelo, estaba más pendiente de no sacarse un ojo con una de ellas. Miró a Adrienne que caminaba agachada ligeramente de forma que apenas le rozaban y siguió su ejemplo pero con un mayor volumen de cuerpo no le era tan sencillo.
De repente vio cómo ésta hacía un rápido movimiento y clavaba la lanza en la tierra medio metro por delante de ella. Sawyer no podía ver nada salvo un gran arbusto pero cuando ella levantó la lanza vio que no había fallado, un gran lagarto de palmo y medio permanecía inerte atravesado en la punta del palo justo por el pecho. Adrienne se acercó para enseñárselo.
- Esto es un lagarto espinoso...
- No se porqué lo llamas así, la verdad...- comentó sarcásticamente mientras observaba las afiladas espinas que cubrían su lomo.
Adrienne sonrió.
- Pues ten cuidado porque eso sí que duele, es peor que los pinchazos de erizo, y eso también puedo asegurártelo.
- Veo que has tenido tiempo de experimentarlo todo...- dijo Sawyer con una media sonrisa. Adrienne no reparó en el doble sentido de la afirmación, estar desde los 13 años sola en esa isla la había vuelto bastante inocente respecto a eso.
- Bueno, muchas cosas sí- respondió tranquilamente mientras sacaba un trozo de tela de la bolsa y envolvía el cuerpo del lagarto en ella para evitar pincharse, luego lo echó a la bolsa y volvió a colgársela.
Iban a seguir andando cuando vio que Sawyer hacía un movimiento brusco con la lanza e intentaba clavarla sobre algo, sin embargo falló y la presa se convirtió en cazador- Adrienne pudo ver una mancha verde saltando contra él y él saltando hacia un lado intentando ponerse a salvo instintivamente, el lagarto falló pero Sawyer no pudo mantener el equilibrio sobre el suelo y resbaló.
Lo malo es que fue a agarrarse a lo primero que tuvo a mano que vino a ser el brazo de la desconcertada chica que cayó con fuerza sobre él sin haber tenido apenas tiempo de reparar en lo sucedido. Adrienne gritó al no esperárselo y Sawyer al quedarse sin respiración por un momento cuando ella le cayó encima.
Mentalmente dio gracias de que no fuera como Hurley.
Adrienne se incorporó un centímetros como pudo clavando un codo accidentalmente en el pecho del hombre.
- ¡Hey! Cuidado.
- Lo siento...- miró a su alrededor y vio la bolsa que contenía el lagarto a unos metros y el otro animal vivo escurriéndose entre los matorrales frente a ellos.- creo que has perdido a tu presa- sonrió, luego le miró- ¿estás bien?
- Extrañamente bastante bien...- susurró él con una sonrisa maliciosa. Ella le miró confusa durante unos segundos que parecieron horas, no entendía qué le pasaba pero, aunque intentaba levantarse y apartarse su cuerpo no respondía, cuando por fin iba a hacerlo una mano sobre su cabeza se lo impidió y se encontró con los labios de él contra los suyos.
Era una sensación totalmente desconocida para ella. Era la primera vez que alguien la besaba así.
Sintió cómo el corazón empezaba a latirle con más fuerza y a más velocidad, podía sentir sus latidos contra el pecho de Sawyer. La respiración también se le aceleró y sintió cómo si fuera a quedarse sin aliento.
El hombre le agarraba firmemente la cabeza impidiendo que pudiera apartarse de él, sin embargo ella no pretendía hacerlo. Se sorprendió a sí misma separando los labios al notar la lengua de Sawyer recorriéndolos y la dejó entrar en su boca y recorrerla jugueteando con la suya propia. Cuando ambas se encontraron Adrienne cerró los labios levemente sobre su boca y le devolvió el beso algo insegura de cómo hacerlo.
Cuando notó la mano de él deslizándose desde su cabeza hasta su cintura experimentó una extraña sensación de calor que inundó todo su cuerpo y su respiración y pulso se aceleraron aún más. Sus propios besos se volvieron más apasionados pero entonces Sawyer apartó sus labios lentamente de los de ella y la miró a los ojos con una sonrisa sarcástica.
Eso le dio a Adrienne los segundos necesarios para recobrarse y poder reaccionar dándose cuenta de lo que estaba haciendo. Se apresuró a apartarse de él y ponerse en pie torpemente, muy ruborizada.
Sawyer rió y se levantó tras ella.
- ¿Qué...qué has hecho?
- Se llama "beso francés"- dijo sonriente.- supongo que será nuevo para ti...
Adrienne lo miró unos segundos antes de apartar la mirada de nuevo.
- Por...¿por qué...?
- Bueno, me apetecía..., y quería darte las gracias...por lo de ayer ya sabes.- la miró y rió ante su incomodidad- tranquila, no lo has hecho tan mal...
Unas gotas empezaron a caer a su alrededor y sobre ellos.
- Deberíamos regresar...- dijo ella mientras se acercaba y recogía la bolsa, empezó a caminar de vuelta a la cueva mientras sentía la mirada de Sawyer clavada en ella. Sonreía, parecía estar disfrutando con aquello.
