Cuando Adrienne despertó lo primero que le vino a la cabeza de nuevo fue aquella horrible imagen de lo que, estaba segura, eran los restos de su hermano, lo había reconocido por la ropa.
Había sido una terrible conmoción para ella el ver aquello, ahí colgado bocabajo, sujeto únicamente por los tobillos, atado a aquella rama, como si se tratara de los restos de un animal preparados para actuar de cebo, y esta vez la presa había sido ella.
No podía imaginarse quien habría sido capaz de dejarle ahí, no creía que aquella cosa se hubiera molestado en hacer aquello y no pensaba que contara con esa clase de inteligencia, para ella solo se trataba de algo salvaje.
Inmediatamente se le vino a la cabeza la idea de que hubieran sido "los otros", ¿quién más podría haber hecho algo semejante si no ellos? El odio por aquellas personas, si se les podía llamar así, aumentó en cuestión de segundos haciéndole llegar a pensar por un momento en regresar, aunque fuera sola, armada únicamente con la lanza, y matarles a todos, o intentarlo, aunque le costara la vida.
Matt...,su querido Matthew..., la última persona en el mundo que podría merecerse una muerte así, al menos según ella.
Le echaba tanto de menos...no creía que esas heridas que habían vuelto a abrirse llegaran a sanar completamente jamás, y menos después de verle...vivo, y luego muerto. ¿Qué clase de broma macabra había sido aquella? No era justo, esa maldita isla, o tal vez su propia cabeza, le habían jugado una muy mala pasada y no creía haber hecho nada para merecerlo...
Una ligera punzada de dolor le hizo reaccionar y volver al mundo real. Se encontró tumbada y reparó en que Sawyer parecía estar limpiándole las heridas.
Fijó la mirada en él sin salir de su asombro, no entendía porqué, porqué tan pronto la trataba como si fuera mas insignificante que uno de esos lagartos y otras como esa, o como la de aquel beso..., la trataba así, como si le importara lo que le pasara.
Su comportamiento definitivamente la desconcertaba.
A lo largo de su vida en la ciudad, desde que tenía uso de razón, todo el mundo a su alrededor se había comportado de acuerdo a su personalidad, no estaba acostumbrada a tratar con gente que parecía una cosa y luego resultaba ser otra, todos habían sido siempre bastante sinceros con ella y ella misma les había respondido con la misma moneda.
Al menos hasta que habían llegado a aquel lugar, al menos hasta que había sentido que debía protegerse de la gente.
Pero con él había sido muy sincera en ese aspecto todo el tiempo, tratándole sencillamente como quería hacerlo, intentando ayudarle en lo posible, y ese deseo de hacer algo útil por alguien era el simple resultado de haber pasado demasiado tiempo sin serlo para nadie. Ahora que por fin les había encontrado no quería volver a estar sola pero, al mismo tiempo, el hecho de estar con ellos llegaba a intimidarla a veces, sobretodo cuando aquel hombre se acercaba a ella, y eso aún era incapaz de comprenderlo.
Siguió con la mirada puesta en él observándole, escrutando cada rincón de su perfecto rostro. Sus ojos, sus labios...
De repente Sawyer reparó en que le estaba observando y sus miradas se encontraron. Ella no la apartó y él se quedó paralizado, como inseguro de qué hacer. ¿Por qué tenía que haberse despertado justo en ese momento? Sólo habría necesitado un minuto más para poder apartarse de ella y hacer como que nada había ocurrido.
Se apartó rápidamente soltando su camiseta y se levantó.
- Yo...sólo intentaba que despertaras, estamos perdiendo mucho tiempo esperando a que reacciones, ya podríamos estar en la playa- se explicó rápidamente respondiendo a la pregunta que nadie le había formulado.
Adrienne se incorporó con cierto trabajo hasta quedarse sentada, luego agarrándose al tronco del árbol se puso en pie como pudo y le miró, tampoco esperaba esa contestación pero, sin saber por qué, no le importó mucho.
- Lo siento- se disculpó- es que ver aquello me impresionó, era...era mi hermano y era tan...- miró a su alrededor como esperando encontrar aquel esqueleto cerca pero pensó que Sawyer debía haberla alejado de él. Otro motivo más para darle las gracias...
Tanteando la fuerza de sus piernas dio un paso hacia él, quien la miró extrañado.
- Estoy bien- dijo ella.
- Yo no he dicho nada...
- Lo sé...- la chica dio otro paso hacia él pero esta vez Sawyer no se movió, ahora estaban a apenas unos centímetros de distancia. Adrienne levantó la mirada hacia él, era alta pero aún así él le sacaba media cabeza.
Podía sentir su respiración contra su rostro, entrecortada, ella estaba igual, no lo comprendía, nunca había sentido esa reacción con nadie.
Levantó su mano y acarició su mejilla. Sawyer se estremeció ligeramente y cerró los ojos. Era el momento que ella esperaba.
Lentamente acercó sus labios a los de él, insegura al principio pero fue tomando más confianza conforme él le devolvía el beso. Notó cómo la respiración del hombre se aceleraba, y su urgencia por besarla, como si fuera a perderla si se separaba de ella unos centímetros para tomar aire.
Adrienne sintió una sensación totalmente nueva para ella, como la que había comenzado a sentir la primera vez que la besó, pero multiplicada por cuatro. Notaba un cosquilleo por el estómago, como una corriente que la recorría comenzando en su boca, bajando por su pecho y perdiéndose en algún lugar bajo su estómago.
Era como si todo hubiera desaparecido a su alrededor, no le importaba dónde estaban, lo que había pasado ni lo que pudiera pasar, simplemente lo que estaba ocurriendo en aquel preciso momento.
Reparó entonces en que la mano de Sawyer había bajado desde su nunca recorriendo su espalda y ahora se encontraba en su cintura, inmediatamente aquella sensación de calor la inundó por completo incrementándose hasta un punto que no habría imaginado.
Los besos del hombre aumentaron en pasión y casi empezó a costarle tomar aire. Apenas separaba sus labios de los de ella entre uno y otro y su lengua recorría su boca uniéndose con la suya.
Notó como la empujaba levemente intentando llevarla contra al suelo pero sintió que se resistía y la espalda de ella topó contra el tronco del árbol imposibilitándole el apartarse.
Sawyer sonrió para sí, la tenía justo donde quería y no pensaba dejarla escapar esa vez, había estado aguantando demasiado tiempo alejado de aquellas deliciosas sensaciones y ya era hora de cobrar su recompensa.
Sin embardo Adrienne pareció volver en sí al sentir el golpe contra el árbol, la hizo reaccionar y entreabrió los ojos mirándole, Sawyer parecía encontrarse muy lejos aún estando a su lado.
Entonces se sintió confusa, como si de repente no supiera lo que estaba haciendo ni cómo debía responder a aquello.
- Sawyer...
- Hhmm...- siguió besándola.
- Sawyer- insistió elevando la voz.
- Qué- dijo bruscamente mientras abría los ojos y la miraba. Ella apartó la cara.- ¿qué? ¿a qué viene eso?
Adrienne se apartó de él por completo y se agachó a recoger su mochila mientras volvía a ponérsela. Él la miraba sin entenderla.
- ¿Qué estás haciendo?
- Tenemos que seguir, es mejor no detenerse hasta...- le temblaba la voz y tragó saliva antes de continuar- hasta que sea de noche, debemos...aprovechar las horas de sol.
Sawyer no acababa de creerse lo que estaba oyendo, ¿en serio pensaba irse sin más? ¿Después de aquello? Eso habría sido muy rastrero hasta para él, pero ella...¿qué pretendía exactamente?
Se acercó a ella no muy contento y la cogió del brazo con fuerza girándola hacia él.
- ¡Eh! ¿puedes explicarme a qué ha venido eso?
La miró a los ojos fijamente, fríamente, esperaba una buena respuesta.
- Quería darte las gracias.
Adrienne se volvió y echó a andar para reunirse con Jin y continuar el camino.
- Genial, estupendo, ¿algo más podría completarme el día?- pensó Sawyer.
Justo en ese momento empezó a diluviar de nuevo.
