Todo estaba muy silencioso, el débil fuego de la hoguera apenas alumbraba ya y únicamente se escuchaban de vez en cuando los sonidos de algún pájaro nocturno.
Jin descansaba tranquilamente a un lado de la orilla mientras que Sawyer y Adrienne estaban al otro.
El primero se encontraba sentado junto a una roca, acariciando dulcemente el pelo de la chica, quien dormía a su lado con la cabeza apoyada en él.
Por primera vez en mucho tiempo se sentía segura e inconscientemente podía sentir sus caricias y eso la reconfortaba.
Fue la primera noche que no soñó ni tuvo pesadillas desde que estaba en aquella isla, ni siquiera volvió a aparecérsele en sueños aquel esqueleto, tampoco su hermano ni su padre, por primera vez estaba descansando por completo.
Cuando el chico no pudo evitarlo y la besó ella sintió la leve presión y la textura de su barba sobre su frente y se despertó.
Entreabrió los ojos lentamente, con aire cansado, y le miró algo confusa. Él también parecía sorprendido, no se esperaba que fuera a despertar, aquella niña tenía esa tendencia a volver en sí en el momento más inoportuno.
Sawyer se apartó unos centímetros aguantando el tipo, aunque por dentro sentía como si miles de personas estuvieran riéndose a su costa por lo que había hecho. Apartó la mirada avergonzado pero Adrienne le sorprendió nuevamente cogiéndole de la barbilla con suavidad y obligándole a mirarla de nuevo.
Volvió a besarle, con más seguridad de la demostrada antes, con más experiencia, dulcemente al principio y más apasionadamente luego.
Sawyer se recostó sobre ella sin dejar de besarla, con cuidado de no dejar caer todo su peso sobre su cuerpo. Acarició su cuello mientras besaba sus labios como si llevara años sin hacerlo, con urgencia y pasión, mientras aguantaba su peso con la otra mano.
Recorrió su cuello con sus labios, besándolo repetidas veces y mordisqueándolo con suavidad. Adrienne gimió suavemente comenzando a excitarse con esa simple sensación. Acarició su pelo entrelazando sus dedos entre sus cabellos y buscó sus labios para volver a besarle. Al encontrarlos ambos se fundieron en otro apasionado beso.
Sawyer comenzó a desabrochar la camisa de ella sin separar sus labios de los de la chica. Metió la mano por debajo de su camiseta y acarició su vientre con suavidad evitando rozar la herida.
Su respiración se aceleró al igual que la de ella, la sentía contra sus labios cuando se apartaba unos milímetros para intentar respirar pero el agobio que sentía sin besarla era mayor que el que suponía quedarse sin respiración por hacerlo. La necesitaba junto a él, ansiaba poseerla, la deseaba como nunca había deseado nada ni a nadie.
Volvió a besar su cuello mientras ella acariciaba su espalda, creía irse a derretir por completo bajo sus caricias, creía irse a morir si no sentía su cuerpo contra el suyo.
Tan absorto estaba en ella que no reparó en que la chica había dejado de besarle y le había soltado, no reparó en ello hasta que no sintió por si mismo la tierra vibrando a su alrededor.
Adrienne se levantó bruscamente haciendo un gran esfuerzo para apartarlo de ella pero esta vez él no se quejó, también lo había sentido. La chica cogió su mochila y Sawyer se incorporó para buscar las lanzas, se encontró cara a cara con Jin al otro lado de la hoguera, que ya no era tal, y éste le pasó su lanza y la de la chica.
En ese instante escucharon aquel escalofriante sonido semejante a un rugido que tan bien conocían.
La chica palideció.
- Es esa cosa...- susurró con la voz quebrada de puro pánico y retrocedió hasta que su espalda dio contra un árbol.
De repente el sonido se hizo más intenso, incluso obligándoles a taparse los oídos, y Adrienne no pudo retener las lágrimas, recordaba ese preciso rugido de poco antes de que su padre y su hermano desaparecieran para siempre.
- No...- sollozó mientras se acurrucaba contra el árbol en cuclillas, no le importaba no disimular lo asustada que estaba, no le importaba recobrar la apariencia de esa niña perdida de 13 años...no quería morir.
Sawyer la miró y se le partió el corazón al verla tan aterrorizada. Se acercó hasta ella y la abrazó rodeándola con uno de sus brazos de manera protectora mientras mantenía la lanza con la otra mano. Si aquella cosa tenía que encontrarles que lo hiciera, pero iba a arrepentirse si le tocaba un solo pelo a ella.
De repente todo quedó en silencio y la sensación fue peor que si les hubiera aparecido delante, pues les dejó aún más desorientados al no saber qué ocurría.
Jin les miró, Sawyer miró al hombre y luego a su alrededor. ¿Qué coño pasaba ahora?
Sólo se escuchaban los gemidos de la asustada chica que no podía dejar de sollozar, Sawyer notó su corazón a cien.
Entonces, cuando nadie se lo esperaba, el rugido se hizo más agudo y los árboles a su alrededor comenzaron a desaparecer y fueron derribados uno a uno.
Adrienne salió corriendo presa del miedo, sin saber adónde ir, tomó la primera dirección que se le ocurrió y echó a correr. Le dolía el pie, le dolía el pecho, pero no podía parar.
Escuchó los gritos de Sawyer llamándola pero no pensaba detenerse. El hombro corrió tras ella, Jin también salió corriendo.
Los árboles seguían cayendo alrededor de ellos, cada vez más y más cerca, les pisaba los talones aquella cosa, y ese insoportable sonido.
Corrieron y siguieron corriendo pero cuanto más corrían más de cerca parecía seguirles aquello.
Adrienne chilló y Sawyer la alcanzó cogiéndola de la mano con fuerza, obligándola a correr más rápido de forma que por poco hizo caer a la chica. Jin corría pegado a ellos. Aquello estaba apunto de cogerles.
Las imágenes de su padre y su hermano desapareciendo se apoderaron de ella. De repente la imagen del esqueleto colgando se apoderó de ella. El pánico se apoderó de ella por completo, tropezó y cayó al suelo, Sawyer cayó junto a ella y Jin tropezó con sus cuerpos, los árboles delante suya fueron derribados, los que los rodeaban también, todos cerraron los ojos intuyendo el final y Sawyer cubrió a la chica con su cuerpo...
Pero no pasó nada.
Mantuvieron los ojos cerrados sin atreverse a abrirlos hasta que una voz les animó a hacerlo.
- ¿Sawyer? ¿Jin?- preguntó la voz masculina con un marcado acento árabe. Al abrir los ojos se encontraron con Sayid que les observaba de pie delante de ellos, detrás de él se extendía la blanca arena y el mar.
