Capítulo 19

Cuando Sawyer regresó a su tienda Adrienne ni siquiera había cambiado de postura, seguía tumbada tal y como él la había dejado pero no dormía, tenía los ojos abiertos.

Sintió un nudo en el estómago al verla así pero intentó aparentar estar tranquilo. Se tumbó junto a ella asegurándose primero de que no había ningún curioso cerca y la miró.

- Hey niña, todos los hombres fuera están preguntándose quien es esa top model que hay en mi tienda ¿sabes? Están muy celosos- dijo intentando arrancarle una sonrisa pero Adrienne ni siquiera le miró.

Sawyer suspiró y apartó la mirada un instante, no tenía ni idea de qué hacer, volvió a intentarlo.

- Tengo mala memoria pero seguro que he metido la pata en algún momento y estás enfadada conmigo, por eso no me hablas ¿no?- preguntó, sabía que esa no era la razón pero intentaba obligarla a hablar.- venga, dímelo, dime qué he hecho, di que soy un cabrón, no me importa, estoy acostumbrado, vamos Adrienne...

Nada.

- De acuerdo...no me hables, yo tampoco te hablaré- apartó la mirada pero siguió observándola de reojo para captar cualquier reacción, sin embargo no hubo ninguna. Se rindió, sabía que no conseguiría nada, no tenía ni idea de qué se hacía en esos casos.

Volvió a mirarla y reparó en el barro seco que llevaba pegado por la cara y prácticamente por todo el cuerpo. Cogió un trozo de tela, lo humedeció en agua y comenzó a limpiárselo suavemente tras hacer que se sentara.

Ella le miró por primera vez al notar la presión sobre su piel, cómo si hubiera vuelto en sí parcialmente y le reconociera por primera vez.

Él la miró a los ojos pero no se atrevía a decir nada más, ella puso una mano sobre la de él mientras éste le limpiaba el barro de la cara. Sawyer sonrió, ¿era posible que lo hubiera logrado?

Sin embargo Adrienne apartó la mirada entonces y la fijó fuera de la tienda.

- ¿Dónde...dónde estamos?- susurró.

Le dio un vuelco el corazón al escucharla hablar.

- Hemos llegado a la playa, Adrienne, lo conseguimos, nos trajiste de vuelta- explicó con una sonrisa.

- ¿Estamos vivos?

Sawyer rió ante la pregunta.

- Pues espero que sí porque sino es que hemos ido al infierno...- comentó. La chica le miró preocupada.- sólo bromeaba Adrienne, tranquila, estamos vivos y a salvo, no te preocupes.

Ella volvió a fijar la vista en la playa, ya casi había amanecido del todo y el sol asomaba por el horizonte, sobre el mar, casi por completo.

Alguien se acercó a la tienda entonces, Sawyer se incorporó para evitar que quien fuera entrara pero se detuvo al ver el rostro de Sun.

- Hola...- saludó la chica con su dulce vocecilla.

- eh...hola- respondió Sawyer al recobrarse de la sorpresa, era la última persona que se esperaba ver allí.

- Yo...- continuó la mujer- he pensado que ella necesitaría ropa y...he encontrado algo que podría servirle.- enseñó una camiseta color verde pálido y unos pantalones de algodón cortos color beige.- creo que le irán bien.

Sawyer miró la ropa y luego a Adrienne quien parecía muy interesada en la mujer.

- Gracias, yo la guardaré...ella...

Sun la miró y le sonrió.

- Hola, me llamo Sun, bienvenida...

Para asombro de Sawyer, Adrienne se acercó.

- Soy Adrienne...- Sun le dio la mano sin dejar de sonreír.

- Puedo acompañarte si quieres lavarte y cambiarte de ropa- se ofreció la mujer.

- A mi no me importa acompañarte- comentó Sawyer con una sonrisa socarrona.

Adrienne se levantó y salió junto a Sun.

- Eh, encima de que me ofrezco, serás desagradecida niña...- murmuró, pero Adrienne y Sun ya se habian alejado- mujeres...al menos lo he intentado- sonrió.

Sun condujo a Adrienne a un sitio más alejado donde pudiera asearse sin que nadie la mirara, le ayudó a lavar su ropa pero al observar cómo estaba, tan llena de jirones y desgarros sugirió que sería mejor deshacerse de ella. Adrienne estuvo de acuerdo.

Observó a la mujer enterrar la ropa mientras ella seguía sumergida en el agua desnuda. Estaba tan agradecida por encontrar a alguien de su mismo sexo que no le importaba acabar de conocerla, además no sabía porqué pero ella le inspiraba confianza y mucha tranquilidad, se sentía cómoda a su lado. Supuso que esa tal Sun sería la mujer del hombre con el que había pasado los días anteriores, Jin.

Cuando la mujer regresó ella ya había terminado de enjuagarse el pelo y limpiarse todo el barro, las heridas le escocían aún un poco pero parecía tener mejor la del pecho, aunque aún cojeaba por la del tobillo.

Sun le tendió un trozo de tela para que se secara y luego le dio la nueva ropa que había logrado encontrar entre la de los supervivientes, comprobó que afortunadamente parecía ser de su talla, quedándole sólo la camiseta ligeramente estrecha, pero le sentaba bien ya que realzaba su figura y debía reconocer que tenía un porte muy hermoso, además de ello su piel tostada contrastaba con el color claro de la camiseta haciéndola destacar aún más.

Adrienne se miró una vez terminó de vestirse y le agradeció a Sun todo.

- Gracias...- dijo amablemente, aún se notaba en sus ojos aquella mirada extraña y perdida, pero parecía encontrarse mejor.

Sun asintió, se alegraba de haberle sido útil a aquella chica, sobretodo después de todo lo que Jin le había contado sobre ella, sobre cómo les había ayudado, tenía que agradecerle que hubiera traído a su marido sano y salvo y lo que había hecho por ella no era nada comparado con eso.

- Gracias a ti por ayudar a mi marido- respondió ella- casi había perdido la esperanza de volver a verle...de no ser por ti puede que nunca lo hubiera hecho.

Adrienne se emocionó al oír aquello, era la primera vez que alguien le agradecía algo de aquella forma, se sentía muy contenta de haber podido ser útil y de haber encontrado compañía tras tantos años de soledad, ya ni siquiera le importaba el no salir nunca de allí, apenas...todo era casi perfecto, pero ese casi implicaba demasiado dolor como para poder ser eliminado.

- Regresemos...- le animó Sun.

Cuando volvieron con los demás todos estaban despiertos y en pie y el sol ya se elevaba sobre el horizonte por completo.

Pero si Adrienne había estado demasiado mal al llegar como para darse cuenta de las miradas que se fijaban en ella ahora las sintió perfectamente.

Todos giraban la cabeza hacia ella cuando Adrienne pasaba cerca de ellos, en un primer momento dudosos y sorprendidos de que esa chica fuera la misma que habían visto hacía una rato, antes llena de barro y sangre, con el rostro completamente pálido y el pelo revuelto y ahora impecable, vestida con ropa limpia, con el pelo ligeramente mojado pero sin rastro de suciedad y con un mejor color.

Shannon arqueó las cejas al verla, tenía que comerse las palabras dichas anteriormente por su aspecto, la miró de arriba abajo y luego apartó la mirada ligeramente molesta o avergonzada quizás.

Jin alabó la magnífica ayuda prestada a la chica por su mujer y la abrazó afectuosamente cuando volvió a su lado susurrándole unas palabras de afecto.

Otro chico, no muy conocido por ellos pero también superviviente al accidente aéreo, fijó sus ojos con especial interés en aquella chica recién llegada. Su nombre era Terry y siempre había preferido mantenerse en un segundo plano, sin llamar la atención y alejado de aquel aparente "grupo principal", sin embargo ahora empezaba a replantearse si no sería mejor idea acercarse más a ellos.

Apenas tenía un par de años más que Adrienne, era tan alto como ella, con el pelo castaño corto y los ojos de un color verde grisáceo. Su rostro apuesto y juvenil, aunque lo más llamativo de él eran esos ojos.

La chica también se fijó en él, primero de pasada y con más interés al verle mejor. Una palabra cruzó rápidamente por su mente.

"Matt..."

Pero sabía que no era él, esta vez con total seguridad, aún así le recordaba mucho, con ese aire desgarbado y esa tímida sonrisa.

Ella también le sonrió tímidamente y gracias a eso el chico encontró el valor suficiente para acercarse a ella.

- Hola, ¿eres la chica nueva, no?- dijo.

Adrienne asintió aunque estaba algo confusa.

- Supongo que sí...

- Soy Terry, ¿cómo...cual es...cómo te llamas?- preguntó con dificultad maldiciéndose a sí mismo por ponerse tan nervioso, pero no podía evitarlo, no solía lanzarse así a hablar con chicas, le costaba mucho.

Adrienne lo notó pero le pareció divertido.

- Adrienne.

- Bonito nombre...

La chica sonrió.

- Gracias.

Iba a seguir con sus preguntas cuando algo le interrumpió. Terry observó de reojo como aquel tío tan borde salía de su tienda y se acercaba a ellos con una expresión no precisamente de amigos.

Sawyer había escuchado la voz de Adrienne desde su tienda y esperado a verla entrar de nuevo, sin embargo al ver que tardaba y escuchar la voz de otro chico no pudo evitarlo y tuvo que salir rápidamente.

Miró hacia donde estaban y durante unos segundos dudó pensando que quizás había confundido la voz de Adrienne con la de otra chica, pero luego se fijó en su pelo y en que llevaba la ropa que Sun había cogido para ella y por poco le dio un infarto.

Conforme se acercaba a ella y, aunque no podía borrar esa mirada de odio al fijar sus ojos en aquel chico, sintió que se le aceleraba el corazón al mirarla. Adrienne estaba absolutamente impresionante. Su amor por ella y su ganas de poseerla se incrementaron hasta puntos insospechados. Tenía que ser suya, la necesitaba.

Cuando llegó junto a ellos y tras fulminar con la mirada a Terry buscó las palabras más adecuadas, pero cualquiera era insuficiente.

- Vaya cambio, niña.- dijo mirándola de arriba abajo.

Adrienne sonrió.

- Él es Terry, ¿le conocías?

Sawyer le miró.

- Creo que no, recordaría ese ridículo nombre.- respondió divertido mirándole fijamente. El chico apartó la mirada intimidado.

- Yo...- miró a su alrededor y luego a Adrienne- tengo cosas que hacer...nos vemos luego.

- Claro, Terry, podemos tomar algo juntos- respondió Sawyer. El chico le miró, luego a Adrienne y se alejó tras un tímido "hasta luego".

Sawyer soltó una carcajada.

- ¿Crees que me tiene miedo?

- ¿Por qué habría de tenértelo?

- Yo impongo mucho, niña. ¿Aún no te has dado cuenta? Forma parte de mi atractivo personal, la gente se pone nerviosa cuando le miro...- dijo mientras se pegaba a ella sin apartar sus ojos de los de la chica, ésta no retrocedió pero su respiración volvió a acelerarse- ...normalmente...apartan la mirada...- ella siguió mirándole pero entonces pasó la vista a sus labios.-...y si no...

- ¡Sawyer!

El hombre cerró los ojos y apretó el puño con rabia, ¿¿por qué siempre tenía que pasar algo? Sintió deseos de matar a aquel maldito árabe.

Sayid se acercó a ellos pero no notó nada raro en la mirada fulminante de Sawyer ya que siempre solía mirar igual.

- El grupo está listo, ¿vas a venir?

- Sí.

- ¿A dónde?- preguntó la chica.

- A por el doctorcito, a ver en qué problema anda metido ahora.

- Voy con vosotros...

Sawyer iba a negarse pero entonces recordó a aquel chico, prefería que Adrienne fuera con ellos a dejarla sola con él cerca.

- Como quieras mujer maravilla- respondió, luego miró a Sayid.- ¿quién más viene con nosotros?

Sayid miró a su alrededor y señaló a un chico que parecía guardar algo en una mochila.

- Aquel, acaba de ofrecerse, creo que se llama Terry...