VI

Nuevo Camino

El atardecer se perfilaba, por entre las calles de Nuevo Camino y una luz rojiza iluminaba el rostro de un niño que miraba con inusitada atención un viejo afiche al que nadie le dedicaría más de una segunda mirada. Era un aviso de recompensa, y en él se veía un hombre de aspecto algo anciano, y de ojos grises que devolvía con atención la mirada a Chris.

- ¡John¡Ven aquí! Es él, lo encontramos. – exclamó Chris con gran satisfacción, a la vez que deslizaba sus dedos por la superficie de papel.

- ¿Pero cómo puedes estar tan seguro? No veo que indiquen su nombre, ni el motivo por que lo busquen, además que tú no lo has visto nunca¿o sí? – dijo Jhon en un susurro, a la vez que miraba hacia ambos lados de la calle, asegurándose de que nadie los oía.

- Yo no sé porque, pero estoy seguro. Y no me veas con esa mirada¡sólo lo sé! – dijo a la vez que encogía los hombros y volteaba también a observar la calle desierta.

- Bueno, aún en caso de que este sea Lunático, no hemos avanzado mucho¿o sí? Dudo mucho que a la vista de todo el mundo esté como encontrar al jefe de la resistencia contra Tú-ya-sabes-quién. - terminó susurrando, y teniendo un leve estremecimiento al decir lo último.

Chris no supo que responderle a su amigo, pues al fin y al cabo era de ilusos pensar que esto fuera a ser tan fácil. Pero en el fondo de su corazón deseaba que lo peor ya hubiera pasado, puesto que ya no era poco lo que les había pasado en esos tres días de camino.

John se quedó observando a Chris, por su mirada, sabía que nuevamente estaba pasando, algo inexplicable, algo mágico. Desde aquel día en el bosque, John supo que Chris era un mago y le atemorizaba que la magia pudiera cambiar a su amigo y las cosas que les quedaba por afrontar antes de terminar su viaje.

Y es que todo había empezado con ese súbito despertar, que solo les dejó el tiempo justo para tomar algo de comida, algunas prendas y salir corriendo en dirección al bosque, en el sentido contrario al que habían seguido para ir a mirar el castillo. Corrieron como nunca y no se detuvieron hasta media hora después a la sombra de un gran roble, y mientras recobraban el aliento, una voz que rompió el silencio les hizo saber que los estaban buscando, a la vez que escuchaban ruidos de pasos cerca de donde se encontraban. En ese momento John supo que no iban a escapar de esa, pero, entonces Chris hizo algo muy extraño; sacó una capa vieja de su mochila y los cubrió con ella al mismo tiempo que cogía la varita de su madre y susurraba algo a la capa. John quedó mudo de la impresión y no tuvo tiempo de preguntar nada a Chris, puesto que quedó paralizado al ver a través de la capa como dos mortífagos se acercaban a ellos, pero su sorpresa fue mayor cuando pasaron de largo, como si no los hubieran visto. Después de una hora de permanecer quietos en el mismo sitio, cubiertos por la capa, decidieron salir y seguir en su camino.

Para cuando John trató de preguntarle a Chris, acerca de lo que había hecho, se encontró con que su amigo sólo le dijo que no sabía porque, sólo le dijo que era como si alguien dentro de su cabeza le hubiera dicho que hacer. Desconcertado ante esa respuesta, calló pero sabía que probablemente más de esas situaciones extrañas seguirían ocurriendo, con lo que decidieron seguir el viaje, siempre hacia el sureste, pero algo alejados del camino principal.

Los dos días siguientes nada extraño sucedió, aunque dos veces, John observó a Chris aprovechar la noche para sacar la varita de su madre de su bolsillo, y cómo hacía que aparecieran unas chispas rojas de la punta. Pero por no incomodarlo no le había comentado a Chris que lo había observado, ni éste demostraba que quisiera hablar sobre eso. Pero la noche antes de que llegaran a Nuevo Camino, era cuándo lo más extraño les había ocurrido.

Había sido una noche fría y ya estaban un poco cortos de alimento, con lo que habían hecho una fogata y asado un conejo que increíblemente John había cazado con sólo una cauchera. Habían hablado, recordando como habían sido sus días felices en la aldea, pero pronto la conversación murió; el recuerdo de la muerte de todos y en especial de la madre de Chris, era todavía muy reciente y por lo tanto, muy doloroso. Pronto ambos estaban cabeceando, con lo que decidieron acostarse al lado de la fogata, cuyos rescoldos aún ardían suavemente.

Más tarde, un ruido, como el de una ramita al quebrarse, despertó a John, quien entrecerrando los ojos, echó un vistazo alrededor suyo. Al no ver nada extraño, pensó en recostarse nuevamente, pero justo cuando estaba reclinándose un resplandor en la oscuridad le dejó helado. Lentamente, levantó su mirada y por unos instantes se quedó extasiado viendo la belleza de la luna llena que recién se asomaba entre las nubes. Pero, pronto su instinto de supervivencia tomó el control de la situación, con lo que primero que hizo fue tratar de despertar a Chris, a la vez que observaba como el lobo se acercaba lentamente hacia ellos. Al principio, no se inmutó y cuando finalmente lo logró despertar, éste lo increpó por despertarlo tan temprano, hasta que extendiendo su mano, logró que se fijara en el gran lobo que se acercaba, y que tenía una expresión casi humana, como si se estuviera burlando de ellos.

Rápidamente se incorporaron, y empezaron a retroceder, hasta que quedaron al pie de la fogata. A ambos se les pasó por la mente salir corriendo, pero en el fondo sabían que era inútil y que el lobo les alcanzaría; por lo tanto se quedaron parados y quietos. Con la mirada John recorrió el suelo en busca de piedras, cuando de repente, se le ocurrió usar un palo como antorcha, pero entonces volteó y miró como la fogata ya se había extinto. Decidido a no morir sin luchar, John se apartó un poco de Chris y alargó el brazo para recoger uno de los palos de la fogata.

En ese momento oyó un gruñido y volteó a ver como el lobo corría hacía él, y como sus fauces abiertas se hacían más grandes, a medida que lentamente (o al menos eso le pareció) se acercaba hacia él. Un segundo después, creyó oír a Chris gritar algo y un rayo amarillo golpeó al lobo en el costado, haciéndolo rodar varias veces, hasta que dando un gemido se incorporó y escapó a toda prisa. Saliendo de su atontamiento, John volteó su rostro para encontrarse con que Chris, se encontraba apuntando la varita de su madre en dirección a donde el lobo había sido alcanzado, con una expresión de asombro impresa en su cara.

No cruzaron palabra el resto de la noche que pasaron despiertos junto a la reanimada fogata, claro, si no se tiene en cuenta el aturdido gruñido de agradecimiento de John, que a su vez fue respondido por un sonido indescifrable por parte de Chris.

El recuerdo de los últimos días, también se agitaba en la mente de Chris, pero a la vez la certeza de que no sabía cómo pero que sería capaz de encontrar a Lunático; él era su único vínculo a ese mundo del cual su mamá lo había protegido durante toda su vida y era el que respondería a todas sus preguntas. Con este pensamiento en mente, se sorprendió al observar un dibujo diminuto en la esquina inferior izquierda. El trazo, que parecía haberse hecho de prisa, parecía representar la luna llena en medio de dos nubes. Lentamente Chris acercó su rostro al afiche, con el fin de apreciar mejor el dibujo.

- John¿lo ves¿el dibujo de la luna llena? Aquí, en esta esquina – dijo Chris, al mismo tiempo que apuntaba en dirección al dibujo.

Chris se hizo un poco hacia atrás para dejar espacio a su amigo, que puso sus ojos a escasos centímetros del afiche.

- Yo sólo veo un borrón. ¿Estás seguro? – preguntó John con un cierto tono de confusión en la voz.

Y en ese momento Chris supo que nuevamente él veía las cosas de forma diferente que su amigo, y que por lo tanto ese dibujo era mágico, y probablemente una pista para encontrar a Lunático.

- Ya sé que es lo que pasa y creo saber que es lo que tengo que hacer – exclamó con determinación Chris, al tiempo que apartaba a su amigo y apuntaba con la varita de la señora Harper al dibujo. - ¡Reveláte! –

El dibujo desapareció para mostrar unos rasgos finos, que Chris leyó a John, ya que éste no podía leerlos.

"Para ti, amigo que tanto has indagado, ven a Luna Nueva a conocer al más buscado".

- ¡Luna Nueva¿Recuerdas Chris? Es el nombre de la posada que nos mencionó el vagabundo a la entrada del pueblo. – dijo John, visiblemente emocionado. – Dijo que allí pasaban cosas raras, y vaya que tienen que pasar si Lunático realmente se encuentra ahí. –

- Entonces vamos. Según lo que le entendí a ese viejo chiflado, queda al otro lado del pueblo. – dijo Chris, al mismo tiempo que dedicaba una mirada a los trazos que en ese momento se desvanecían para nuevamente convertirse en el dibujo.

Los dos amigos siguieron su camino sin advertir la sombra que escondida en un callejón les había observado todo el tiempo, y que en cuanto ellos doblaron la esquina, se acercó y se quedó mirando fijamente al afiche, para luego desaparecer en la oscuridad de la noche.


N.A: En realidad pensaba publicarlo el lunes o martes, pero parece que voy a hacer un viaje de por lo menos una semana, con lo que preferí anticiparme y de una vez actualizar, pero advirtiendo que el próximo se va a demorar más de lo habitual. A Ginebra, Hermionita y Eternal Wings, muchas gracias por susvaliosas opinionesy espero que continuen sintonizados con la historia; y a aquellos que han leído pero no han dejado reviews, espero que al menos se hayan entretenido un rato y desde luego agradecerles también por haberse tomado su tiempo para leerme y que continúen haciéndolo.