VII
Lunis Lunaticus
El dueño de la posada demostró un interés muy profundo por los dos niños que le pedían una habitación para pasar la noche. El olor que salía de él (que era una mezcla entre jengibre y tabaco), y sus insistentes miradas, hacían sentir aturdidos a Chris y a John, con lo que Chris, sintiéndose algo nervioso, se apresuró a pasarle unas monedas sin preguntarle nada de lo que originalmente había pretendido.
Silenciosamente lo siguieron hasta una puerta de aspecto desvencijado, y que sin gran ceremonia abrió para luego cerrar con gran estrépito en cuanto ellos entraron. Chris se dirigió hacia la pared de la izquierda y prendió una lámpara de gas que se encontraba sobre una mesa pequeña de madera. En cuanto la lámpara de gas tomó fuerza, dio un vistazo a la habitación hasta detener su vista junto a John, que aún seguía delante de la puerta y viéndole a él.
Fue en ese momento cuando se fijó en la figura que se encontraba a la derecha de John, y de la cual ninguno de los dos se había percatado. El hombre tenía los brazos cruzados y contemplaba a Chris con una expresión de profunda curiosidad, su cabello canoso y su apariencia no inspiraban miedo, más bien le hacían sentir respeto y simpatía por él.
- Lunático – dijo Chris con voz embelesada, lo que provocó que John se estremeciera y a la vez que giraba la cabeza, daba un paso alejándose del hombre.
- Tendrán que perdonar la falta de modales, pero deben saber que un hombre de mi posición tiene que ser muy precavido. No por nada todos los mortífagos quieren mi cabeza o mi piel, lo que primero puedan conseguir – dijo el hombre a la vez que les indicaba con un gesto la cama de la izquierda de la habitación, y el mismo se sentaba en la otra.
John volteó a ver a Chris, quien le hizo un gesto de aprobación y se sentó en el regazo de la cama. Sin embargo, John, vio con desconfianza al conocido y se hizo al lado de Chris, pero no se sentó en la cama.
- ¿Y cómo podemos estar seguros de que usted es quien dice ser? – dijo John con gesto dubitativo, a la vez que daba un vistazo reprobatorio a las ropas andrajosas que vestía el hombre.
- Esa es una muy buena pregunta, es más, ustedes podrían ser mortífagos que han tomado poción multijugos. Entonces¿cómo puedo confiar en ustedes? – dijo con voz muy seria, a la vez que fijaba sus ojos grises en Chris.
Chris sintió como si alguien estuviera hurgando en su mente, como si esos ojos grises estuvieran buscando la verdad o la mentira en su cabeza. Sacudió su cabeza y siguió observando esos ojos que por un momento le recordaron a los del lobo que los había asustado la noche anterior.
- Bueno, veo que al menos no son mortífagos. Algo que ellos no saben y que me ha servido de mucho es que yo sé un poco de Legilimencia, con lo que muchas veces puedo detectar las mentiras en los demás. Pero si no son mortífagos, me pregunto quienes son… - esto último lo dijo más como si estuviera pensando en voz alta. – A ti no te conozco… - dijo observando a John, quien no logra dejar de sentir desconfianza hacia él. - Pero a ti¿nos hemos visto antes? - preguntó a Chris, quien lo veía con una expresión embotada.
- No señor. Estoy seguro que no -.
- No estoy muy seguro, pero me recuerdas a alguien… Aunque no podría decir a quién exactamente. – repuso Lunático, quién se quedó con los ojos en blanco, tratando de hacer memoria.
- Bueno, tal vez es porque le recuerdo a mi madre, Giselle Harper. – dijo Chris en tono seguro. - Ella fue la que me dijo donde buscarlo… - dijo con voz algo quebrada al recordar los últimos momentos de su madre.
- Gi… Giselle. ¿Ella está bien? Entonces tú eres su hijo. - Esas últimas palabras las dijo a la vez que la expresión de su cara cambiaba y su voz se hacía más suave. – Yo sólo te había visto una vez, cuando estabas recién nacido. Tienes los ojos de tu madre. - dijo a la vez que se inclinaba en dirección a Chris, y lo veía con un rostro paternalista.
- Ella murió, señor. La asesinó un mortífago, Draco Malfoy. – terminó diciendo en un susurro.
- ¿Muerta¿Malfoy? Pero sí ella sabía que no debía sobresalir, que debía esconderse. Dime¿Malfoy la vio con su verdadera apariencia? – preguntó Lunático, abriendo excesivamente los ojos.
Chris se demoró un momento en contestar, ya que estaba sorprendido por la reacción de él, y por la sensación de confianza que le transmitía. Parecía que Lunático le había tenido un enorme cariño a su mamá; pensando en eso, el corazón de Chris dio un vuelco. ¿Y si este hombre conocía lo suficiente a su mamá, como para saber quién era su padre?
- No, no lo creo. Estaba solo cuando su transformación se dio. –
- ¿Transformación¿De qué estás hablando Chris? – interrogó John a su amigo.
- Lo lamento. Debí habértelo contado hace tiempo, pero tenía miedo a tu reacción. Es más, ni yo mismo supe que pensar cuando mi mamá me mostró su verdadera apariencia. No es nada fácil descubrir de un momento a otro que mi madre no era realmente como la había visto a lo largo de mi vida – explicó rápidamente Chris, buscando con su mirada los ojos de su amigo, pero John rehuyó su mirada y empezó a pasear dando vueltas, enfrente de la puerta.
- Chris¡Chris¿Te puedo llamar así? -. Chris asintió con un movimiento de cabeza. - ¿Ella no te explicó nada¿cierto? -. Chris movió lentamente la cabeza afirmando, a la vez que sacaba el pergamino de su bolsillo y se lo daba a Lunático.
Chris desvió la mirada y se encontró con que desde su posición John le estaba observando, con lo que hizo un gesto, como diciendo que esperara y que después hablarían. John hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, pero no se volvió a sentar y continuó paseando a un lado y otro de la habitación.
Cuando Chris se volteó a observar a Lunático, miró que una lágrima se deslizaba por su mejilla, mientras leía las líneas escritas por la señora Harper. Esto lo convenció aún más de que aquel hombre tenía las respuestas que estaba buscando.
- Lunático. ¿Usted conocía a mi madre desde hacía mucho tiempo? – interrogó Chris suavemente.
- Claro que sí, sí me parece ayer cuando por primera vez le dicté Defensa Contra las Artes Oscuras, era una niña de doce años, y bastante hábil con la varita. – dijo con voz soñadora, a la vez que se secaba la lágrima con la manga de su túnica. - Pero eso no es lo que realmente querías preguntarme¿cierto? Pero siento tener que hacerte esperar, ya que primero necesito oír todo lo que ha pasado en los últimos días… Quiero saber cómo fue que pasó todo. – dijo con determinación, a lo que Chris sólo pudo asentir.
- Todo empezó hace cinco días, cuando John me invitó a ver un basurero… -.
Las palabras empezaron a salir por borbotones y con facilidad, y una vez empezó, nada interrumpió a Chris de contar la historia; salvo Lunático al pedir aclaraciones sobre uno que otro punto y el crujir de la madera con los recorridos de John, que sin embargo se detuvo y escuchó con atención las partes del relato que no conocía, en especial la parte del ataque del lobo. Y es que dentro de él, bullían un montón de preguntas y dudas que quería plantear a Chris; además que sentía una gran lástima por su amigo. Hasta ahora no se había puesto a pensar en la enorme carga que Chris debía soportar, en el montón de cosas que le habían sucedido en tan poco tiempo; quería hablar con él y decirle que podía contar con su apoyo, así él mismo sólo fuera un muggle sin idea de la magia, pero quería ayudar a su amigo.
- Primero quiero felicitarlos, a los dos. Pocos niños son tan valientes como para intentar un viaje así. – dijo Lunático, en cuanto Chris terminó su historia, lo que hizo que ambos se ruborizaran un poco. – Ahora, puedo ver en tus ojos cuál es tu pregunta más importante. Y antes de respondértela, debes saber que tu padre fue un gran mago… - dijo Lupin con voz cansada, y con un poco de dolor al hablar del padre de Chris; mientras que éste sentía cómo el corazón se le quería salir del cuerpo. - Tu padre es… -
Un ruido muy fuerte interrumpió la frase de Lunático, con lo que los tres giraron sus cabezas en dirección a la puerta, justo para ver como ésta caía como impulsada por una gran fuerza.
- ¡AVADA KEDRAVRA! – rugió una voz de mujer, una voz cargada de odio, pero también de demencia.
Chris sintió todo lo que pasó después, como si el tiempo pasara cien veces más lento de lo normal. Vio como el rayo verde que había salido de la punta de la varita que sostenía una sombra encapuchada avanzaba lentamente e impactaba en el hombro izquierdo de John, quien lentamente caía, con sus ojos inexpresivos mirando hacia el techo. No tuvo tiempo que gritar, ya que a la vez que el tiempo volvía a su velocidad normal sintió como un brazo poderoso lo empujaba hacia atrás, con lo que recibió un golpe seco cuando su cabeza aterrizó sobre la baranda de la cama. En medio de su aturdimiento, alcanzó a escuchar como Lunático decía ¡Protego, a la vez que la mujer soltaba una maldición.
Rápidamente se incorporó y observó una extraña escena. Al lado de la puerta derrumbada, se encontraba la mortífaga, con la máscara partida en dos en el suelo, con lo que ahora se podía apreciar su rostro, que estaba deformado por el odio que transmitía cada fibra de su cuerpo; sostenía la varita en alto y sus ojos parecían evaluar la situación. Lunático se encontraba en una pose muy parecida, su rostro que momentos antes habían demostrado tanta amabilidad, había cedido y pareciera como si arrojara chispas por sus ojos. Ambos estaban quietos esperando a que el otro hiciera el primer movimiento.
- ¡Ah! Mi querido Lupin. ¡Tanto tiempo sin vernos! La última vez te escapaste de mí gracias a esa estúpida metamórfica, por lo menos espero que hayas llevado flores a su tumba, Lunático - escupió con un profundo rencor, y enfatizando las sílabas en Lunático.
- ¡Desmaius! – dijo Lupin, haciendo un movimiento con la varita.
Por poco el hechizo alcanza a la mujer quién logró evitarlo en el último momento, arrojándose al piso.
- ¡Crucio! – gritó la mortífaga desde el suelo.
Chris miró sobrecogido la expresión de terror de Lupin, que expresaba un dolor casi infinito, pero sin palabras. Lentamente la mortífaga se acercó hacia donde se encontraba Lupin, en su rostro se podía ver la cruel satisfacción de torturarlo.
- ¿Por qué no gritas Lupin¿La rata te comió la lengua¿lobito?- exclamó con gran satisfacción viendo como Lupin se retorcía de dolor. - Cuando el Señor Oscuro sepa que te atrapé me llenará de honores, y reemplazaré al idiota de Malfoy, para poder ser la mano derecha de mi señor. Pero, me pregunto… ¿qué haré con el otro chiquillo? – se preguntó, a la vez que dirigía la mirada a Chris, que se quedó paralizado por el temor.
- Mmm… creo que ya sé. ¡Imperio! – dijo apuntando nuevamente a Lupin, quien inmediatamente se relajó y adoptó una expresión laxa. - Contigo me voy a divertir tanto o más de lo que no pude divertirme con mi primito¿lo recuerdas? El amante de sangres sucias, la desgracia de la familia Black y el padrino del famosísimo Potter – afirmó con una expresión de locura impresa en su cara.
- ¡Tú¡no te atrevas a moverte! – le vociferó a Chris, a quién había visto de reojo, moviéndose y tratando de alcanzar la mochila que se encontraba reclinada contra la pared. - Para ti tengo algo muy especial -.
La mujer se puso del lado de la puerta y manipulando a Lupin con la varita hizo que éste le diera la espalda y se pusiera frente a Chris. Éste al ver que Lupin impedía que la mortífaga viera lo que hacía, sacó la varita de su madre de su bolsillo, preparándose para hacer algo realmente temerario.
- Con que te resistes Lupin, lo veo en tus movimientos. Supuse que no serías tan fácil. Aunque eso es lo que lo hace divertido. ¡Lobito malo! ¡Crucio! – dijo riéndose, pero
con una risa maléfica.
En el instante entre la acción de los dos hechizos, la mirada de Lupin se encontró con la de Chris, quien le dijo más con su mente que con su voz: - Cuando yo te haga una seña, agacháte -.
- Vamos, no lo hagas más difícil. Sí lo único que quiero es que lo mates y pronto, para que pueda hacerle compañía al otro tonto. ¡Son realmente estúpidos, aunque debo agradecerles, si no hubiera sido por ellos, no habría terminado de encontrarte… ¡Imperio! –
Durante el momento que duró la tortura de Lupin, Chris rezó mentalmente porque éste le hubiera entendido y porque fuera capaz de lograr hacer lo que tenía planeado. Para cuando escuchó que Lupin era hechizado nuevamente, le hizo una seña con la mano izquierda a éste, con lo que se agachó.
- ¡Desmaius! – dijo Chris, imitando el movimiento que había visto a Lupin realizar unos momentos antes.
El rayo alcanzó a rozar el hombro derecho de la mujer, con lo que ésta tambaleó hacia atrás el tiempo suficiente como para que Lupin se incorporara y apuntara hacia ella con su varita.
- ¡Expelliarmus! – exclamó triunfalmente Lupin, pero tambaleó hacia delante, ya que sintió como ella le había logrado herir en una pierna, al mismo tiempo que él la desarmaba
En el piso se encontraba inconsciente la mortífaga. Con gran destreza Chris se incorporó y se paró frente a la mujer, sintiendo un odio inmenso circular con sus venas.
- Tú, tú mataste a John. ¡Asesina! – gritó Chris, quien por fin sintió como las lágrimas rodaban por su rostro.
- Déjala, Chris. ¡Yo soy el que tengo una cuenta pendiente con Bellatrix Lestrange desde hace mucho tiempo! – dijo Lupin, quien se había acercado cojeando.
Las palabras de Lupin hicieron que Chris recobrara la razón, ya que por unos instantes, había deseado de corazón poder realizar una maldición para matar a la asesina de John. Lentamente, dio varios pasos hacia atrás y se sentó en la otra cama, con los ojos ahora fijos en el cadáver de su amigo.
- Lo siento mucho Chris – dijo en voz baja Lupin, a la vez que posaba un brazo en su hombro derecho.
En cuanto Lupin se dio la vuelta para dedicar su atención a Chris, Bellatrix abrió los ojos y rápidamente se desapareció de la habitación. Esto pasó tan rápido que ninguno de los dos alcanzó a reaccionar, ni a hacer nada para evitarlo.
- ¡No! No importa ahora Chris.- dijo Lupin, que por un instante se había quedado sin habla luego de decir una palabrota al darse cuenta de que Bellatrix se le había escapado. – Hay cosas más importantes que hacer, ya que algo en tu relato me hace pensar que tú eres la primera persona en diez años que tiene acceso a Hogwarts. Tenemos que irnos rápidamente, además que Bellatrix no demorará en conseguir refuerzos –
Chris no tuvo tiempo de protestar, ya que Lupin sólo exclamó: - ¡Accio mochila! -, y a continuación lo único que sintió Chris fue una sensación muy extraña que duró sólo un instante, para luego encontrarse frente a una casa pequeña de madera semidestruida de aspecto muy familiar.
¡Hola de nuevo! Este nuevo capítulo es el más largo que he escrito hasta ahora, supongo que en parte por las escenas de "acción", y también porque creo que estoy mejorando en los diálogos... Espero que lo disfruten y que cada vez se enganchen más con la historia.
