Interlude15

No podía creer lo que estaba haciendo, estaba corriendo dejando tras de sí a Adrienne, se hubiera quedado allí, pero ella desapareció, se escondió. No podía dejar de pensar que tal vez la perdiera, que no volvería a verla más, que estaba en serio peligro. Rogaba para que no la pasara nada, para que el árbol aquel no fuera derribado.

Había perdido de vista a los otros que habían echado a correr mucho antes que él. No les veía pero instintivamente iba en línea recta, estaba seguro que ellos se habían dirigido por allí. Les dio alcance antes de que ese sonido se esfumara, siguió corriendo a su lado hasta que desapareció el ruido. Se pararon cansados de correr. Se dio cuenta de que ninguno sabía por donde dirigirse, ni siquiera para regresar al lugar de donde habían salido corriendo.

No podía dejar de pensar en Adrienne, estaba sola…eso si lo había conseguido…No podía olvidar la cara de terror que había puesto cuando lo oyeron juntos por primera vez, ese ataque de pánico, ¿y si le pasaba de nuevo? intentó no pensar en ello, pensar que estaba bien, que se encontrarían.

Todo era por culpa de ese niñato ¿Por qué les había acompañado? no encontraba ningún sentido en su empeño por ir con ellos…bueno, quitando a Adrienne. Ese crío era el culpable, ¿Por qué no miraba por donde iba? se juró a sí mismo que como le pasara algo a Adrienne ese chico se las pagaría.

De repente Jack echó a correr, Adrienne se encontraba a unos pocos metros de ellos. La abrazó, aun le jodía ese gesto aunque fuera sobrina de Jack. Además se le había adelantado, él también deseaba abrazarla ¡y de que manera! pero se contuvo cuando Jack se separó. No podía permitir que le vieran cariñoso.

Continuaron la marcha, estaba contento, no le había pasado nada a Adrienne después de todo, aunque se había preocupado por esa mancha de sangre…

Estaba intrigado por esa trampa ¿Quién las podía hacer? ¿La francesa? ¿Los otros? la verdad es que la isla no estaba tan desierta como pensaron en un principio. Se podía hacer hasta una fiesta…Este último comentario lo dijo en alto, casi sin darse cuenta y Adrienne se rió. Era genial oír esa risa, tan dulce, suave e inocente, le encantaba.

A cada minuto se daba cuenta de que la deseaba más, que no sabría vivir sin ella, pensaba incluso que la quería más allá del deseo, que poseer su cuerpo solo sería una forma más de demostrarla que sentía algo por ella. Se sorprendió pensando en eso ¿demostrarla a ella? ¿De verdad la quería tanto? no sabía qué pensar y si no se aclaraba se volvería loco.

La lluvia constante y la humedad habían hecho que su camiseta se le empapara y se le pegara al cuerpo como si tuviera pegamento. Realmente le molestaba. Decidió quitársela. La escurrió y un chorro de agua salió de ella.

Al mirar hacia atrás Adrienne tenía los ojos fijos en él, le miraba de forma curiosa o eso parecía…se dio la vuelta. Al menos estaba seguro de que a ella le atraía físicamente. Sonrió, no podía evitarlo, pero parecía que ella no se había dado ni cuenta. Le miró a los ojos, esa mirada arrebatadora que tenía, salvaje e ingenua, hacía que el pulso se le acelerase.

Ella intentó disimular, parecía que estaba hablando en serio. Pero todas hacían eso ¿por qué ella iba a ser diferente? Se acercó tanto a ella que sintió su aliento en la cara, su deseo se incrementó. De manera sutil y divertida la dijo que él estaba dispuesto a todo con ella, que quería hacerle el amor. Por un segundo temió que no le entendiera o que se escandalizara por la propuesta.

Ella en un tono también divertido le contestó con un "ya quisieras tú". Condenada niña…no parecía tan ingenua después de todo…Él estaba siendo su maestro y aprendía rápido. Pero era cierto, sí que lo quería, era lo que más deseaba en el mundo, tenerla, disfrutarla y que ella disfrutara con él. Y así se lo hizo saber. Quería estar con ella, y ella lo sabía bastante bien.

En ese momento ella se intimidó y bajó la mirada, pero luego sus ojos se dirigieron a Kate que caminaba por delante de ellos. Eso fue más doloroso que una bofetada. No podría mentirla, decir que la Pecosa no le interesaba era mentir y a ella no podía hacerle eso…pero era por ella por quien se estaba volviendo loco, por ese primer beso en el barro, por esa vez que estuvo a punto de poseerla, por ese beso aquella mañana.

Decidió que no mentiría pero tampoco se lo diría y que intentaría alejarse de Kate, para que la tentación no sucumbiera aunque sería difícil.

Ella volvió a adelantarse y siguió guiándoles. Por un momento creyó que estaba perdida, que se habían perdido pero enseguida vio como se decidía seguir una dirección. Confiaba en ella. La admiraba.