"¿Qué piensas hacer cuando salgamos de esta isla?" ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Con qué derecho la preguntaba eso ese crió? Al ver la expresión de Adrienne deseó poder matar al chico. Él sabía demasiado bien que ella fuera de ahí no tenía mucho… o más bien nada. Sabía perfectamente que desde tan joven ahí no la podía haber quedado mucho en la civilización.

Estaba su tío Jack pero dudaba seriamente de que ella aceptara ser una carga para su tiíto. Era demasiado orgullosa para irse con él sin más, además estaba lo que les había pasado años atrás y aún no se la veía muy cómoda con él.

Sin duda el tío Jack haría todo lo posible para que viviera con él, el gran héroe no podía dejar desamparada a su propia sobrina.

Sin embargo él no sabía qué hacer, él no tenía ningún tío que le ayudara, nadie que le diera "cobijo", nadie en el que pudiera confiar. Además después de salir de allí estaba seguro de que serían el centro de atención durante algún tiempo, y no estaba dispuesto a que sus enemigos le vieran, no podía permitir que a los que había engañado y timado durante tantos años le vieran aparecer por la televisión o en los periódicos, sonriente y sin preocupaciones.

En cuanto su trabajo... no sabía si podría seguir por esa pequeña fama que alcanzaría, y no estaba seguro de querer seguir mintiendo y sacando dinero fácil de tontos que se dejaban estafar, sin darse ni cuenta. Aquella isla le estaba cambiando, había cambiado su afecto por las personas, y estaba cambiando su forma de ver la vida. Ya no estaba seguro de querer seguir buscando al hombre que tanto daño le había hecho siendo un niño, no estaba seguro de querer seguir toda su vida haciendo daño a la gente.

Debería esconderse durante algún tiempo, posiblemente no mucho, aunque no tenía nada sabía que por lo manos gracias a esa isla le darían una indemnización ¿no? era lo que se solía hacer en los casos de accidentes…con eso tendría suficiente para sobrevivir escondido hasta que se normalizaran las cosas.

Adrienne caminaba delante de él, no podía dejar de mirarla, esa niña tan dulce y salvaje, deseaba que fuera de la isla formara parte de su vida, que siguieran viéndose, poder seguir disfrutando de su risa, y por qué no, también de su cuerpo. Miró a Kate, también quería que formara parte de su vida, no soportaba la idea de dejar de verla, no soportaba la idea de dejar de ver a ninguna de las dos.

Pero seguramente ellas dos estarían más metidas en la vida del medicucho, él se las llevaría de su lado, no las volvería a ver más.

Sacudió la cabeza, tenía que dejar de pensar en eso, probablemente no salieran de esa isla. No debía preocuparse de perderlas, todavía no, tenía que aprovechar el momento, y de momento ellas estaban con él, las dos, tenía que vivir ese instante.

Cuando oscureció decidieron parar, bueno en realidad lo decidió Jack, Adrienne quería continuar, decía que ya quedaba poco para llegar a su cueva. Qué poco conoce a su tío, es un cabezota, y cuando dice algo tiene que ir a misa, así que se quedaron allí a pasar la noche.

Se quitó la camisa para cambiársela y así las féminas podrían contemplar su torso, que tanto parecía gustarles. De lo que estaba seguro era que era más atractivo que los otros dos hombres que les acompañaban, si a aquel crío se le podía considerar hombre.

Adrienne siguió hablando con Terry, como le jodía que no le hiciera caso apenas. Pero allá ella, podía divertirse de otra manera.

Se sentó al lado de Kate y sacó dos botellitas de licor, que aun conservaba para "casos especiales", y ese era uno. Le ofreció una a Kate y ella la aceptó encantada. Para entablar conversación se acordó de aquel juego, al que hacía tiempo habían jugado, pero ella pronto se escabulló de ese plan.

Dejó de hablar, el licor comenzó a hacer su efecto calentándole desde dentro. Ahora solo veía una cosa: esos apasionados labios que deseaba probar de nuevo, esa ardiente boca que le había hecho disfrutar llena de deseo.

Miró a su alrededor, Jack estaba frito o eso parecía, y Adrienne, su Adrienne, hablaba con el maldito muchacho. Eso le encendió aun más y deseó esos sugerentes labios más fervientemente. No podía mirar a Adrienne y desear aun más a Kate, no sabía a ciencia cierta si era sólo por darle celos o porque el deseo por Kate no había desaparecido. Deseaba besarla desde que la vio por primera vez y ahora ese deseo crecía por culpa del desdén de Adrienne.

Se acercó a ella, estaba decidido a besarla, no podía resistirse más, necesitaba sentir esos labios, aunque ella lo rechazara le robaría el beso, y ese beso ya sería suyo. Entonces ocurrió, sus labios se rozaron suavemente y luego subió la intensidad, al momento la lengua de ella jugaba con la suya dentro de su boca, le devolvía el beso…increíble.

Después de eso ella se separó bruscamente, y le dio un buen puñetazo. Quedó dolorido pero la sonrisa de su boca no se fue, lo había conseguido aunque ahora ella se fuera a dormir cerca de Jack.

Pero esa felicidad le duró poco. Le duró hasta que se dio cuenta de que unos preciosos ojos marrones estaban fijos en él. ¿Qué había hecho? Adrienne le miraba con la expresión más triste que jamás había visto.

Sintió que la había decepcionado, que se había portado como un cabrón, que era un capullo. Se dijo a sí mismo que había jugado con ella, que no se la merecía, y se maldijo mil veces. Pero nada sirvió para que se sintiera mejor.

"Lo siento mi Niña..." susurró, aunque sólo él pudo oírse.

Pero sentirlo no valía, la había mentido, traicionado, estafado, como a tantas otras. Pero ella no era una mas, a ella la quería de verdad.