Capítulo 39

Parecía que una vez más iban a tener que retrasarse y permanecer parados en lugar de continuar la búsqueda de Michael y Walt, no les gustaba la idea pero no podían dejar tirado a aquel chico.

Regresaron al claro en el que habían pasado la noche mientras Jack llevaba al niño en brazos. Adrienne le miraba de ve en cuando, se sentía tan culpable que ni siquiera había intentado recuperar la pistola, tampoco había mencionado el porqué de haberla cogido, no quería hablar de ese tema, quería imaginar que ella no había tenido nada que ver, aunque era imposible.

Miró a Sawyer una vez hubieron parado, mientras Jack permanecía a parte examinando la herida del chico junto a Kate, parecía haber abandonado, o por lo menos aplazado, la idea de regresar a la playa.

Se acercó y se sentó junto a él.

- ¿Estás enfadado conmigo?- preguntó en un susurro. Prefería hablar de cualquier cosa que no tuviera que ver con lo que había hecho.

Sawyer levantó la mirada del suelo y la fijó en ella.

- ¿Qué? ¿por qué iba a estarlo?.

La chica apartó la mirada.

- No sé... ibas a irte...

Notó la mirada del hombre sobre ella pero no era capaz de mantenérsela, se sentía ridícula, como si no pintara nada en todo aquello, como si no tuviera que ver con ellos, como si estando su tío y Kate, incluso Sawyer, ella ya no tuviera nada que ofrecer, era como si la presencia de ellos la eclipsara. La continua preocupación de Jack por ella hacía que se sintiera de nuevo como cuando llegó a la isla, como una niña, y el reciente "incidente" con la pistola... ¿qué podía esperarse de dejar a una "niña" con una pistola en las manos?

Era justo lo que debían de pensar todos en aquel momento, todos excepto quizás Terry. Se sentía bien cerca suya y le gustaba estar con él porque era quien le llevaba menos edad de todos y notaba que le entendía, lo sentía más cercano a ella, y estaba seguro de que no la veía como a una niña, al menos no la trataba como tal.

Con Sawyer era distinto, porque Sawyer la desconcertaba, lo mismo podía hacerla sentir tan mujer como cualquier otra que recordarle el considerable margen de edad entre ellos y hacerle ver que tenía mucho que aprender en cuanto a según qué temas, y eso cuando no la llamaba "niña".

Y en ese preciso momento se sentía así, muy insegura, en cierto modo tenía miedo de no estar a la altura de lo que se exigía de ella.

Notó la mano de Sawyer en su barbilla, le hizo mirarle.

- ¿Y dejarte sola con ellos? No soy tan cruel... - le dijo en un susurro, Adrienne sonrió.- en realidad me pica la curiosidad con ese niño, y no quiero perderme el sermón que te echará tu tío sobre la pistola que "tomaste prestada"- rió.

- Muy gracioso... – le empujó suavemente.

- No bromeaba, va en serio- dijo seriamente, al ver la cara de preocupación de ella no pudo aguantarlo más y soltó una carcajada.

- Deja de tomarme el pelo- se quejó ella.

- Eres demasiado ingenua- rió.

- Supongo...

Adrienne apartó la mirada, ¿por qué tenía que hacerla sentir así? Parecía disfrutar recordándole que no era como los demás, que por mucho que se esforzara por comportarse como... como Kate por ejemplo, o como se supone que lo haría una mujer, nunca lo sería, sólo físicamente.

Le vino a la mente la imagen de su madre, tan elegante siempre, tanto vistiendo como en sus gestos, en su forma de andar, terriblemente femenina pero con carácter, siempre le había recordado a una diosa griega, siempre había querido parecerse a ella al ser mayor.

¿Pero cómo se podía ser así en medio de la selva? Allí lo superficial no importaba, allí sobrevivía el más fuerte, no el más atractivo, allí las modas no tenían ningún sentido, allí lo importante era lograr aguantar un día más.

Y sin embargo a esa lucha por la vida parecía sumarse otra lucha interna en la que lo aparentemente irrisorio era lo más importante.

Pudiera ser que en esa pelea no fuera capaz de ganar.

- ¿Estás bien, Niña?

Adrienne le miró cansinamente, empezaba a cansarse de aquello.

Pero no dijo nada, realmente no sabía qué decir sin que sonara estúpido.

- Sí..., estaba pensando en quién será ese chico- mintió.

- Otro nuevo fenómeno sin explicación de la Isla Misteriosa, añádelo a la lista, niños que desaparecen y otros que aparecen de la nada, justo debajo de la cosa que derriba árboles y los osos polares.

- ¿Osos polares?

- No me digas que en todo el tiempo que llevas no los has visto.

Negó con la cabeza y le preguntó sobre aquello, le gustaba hablar de cosas de la isla, era en lo que más conocimiento tenía y en lo único que les superaba a ellos, pero nunca había visto osos polares. Jabalíes sí, algo parecido a monos, lagartos, roedores, toda clase de aves... pero osos no.

Sawyer le explicó el incidente que habían tenido al poco de llegar, haciendo hincapié en cómo él solo se había cargado al oso.

La hizo reír, a Adrienne le encantaba ver cómo se emocionaba contando algo para intentar impresionarla y ella respondía como creía que él quería que lo hiciera, aún pese a que en su tiempo en la isla había pasado por peligros de todo tipo y le costaba asombrarse por algo.

- Niña... no me estás escuchando, ¿a que no?

- ¿Qué? Claro que sí...

- Claro... – susurró, se sentó más cerca de ella, la miró a la cara unos instantes- me gustaría saber en qué piensas cuando te aíslas del mundo como ahora...

Adrienne sonrió tristemente.

- Créeme... no te gustaría... - volvió la mirada hacia Jack y Kate, su tío examinaba aún la herida del chico, probablemente pensando cómo extraer la bala.

- ¿Por qué no pruebas, Niña? No me asombro tan fácilmente, encanto.

Cerró los ojos y apretó los dientes, "niña"..., les demostraría a todos que no lo era.

Se incorporó apartándose tan bruscamente de Sawyer que casi lo hizo caer. Ignoró sus protestas y sus preguntas y abrió su mochila. Sacó de ella el recipiente donde guardaba el ungüento y siguió buscando hasta que encontró unas tijeras que prácticamente había olvidado que tenía.

Decididamente las cogió junto al ungüento y se acercó arrodillándose junto al cuerpo del chico. Notó las miradas de todos fijas en ella, en especial la de Jack.

- ¿Qué piensas hacer con eso?- le preguntó seriamente.

- Salvarle la vida.

Cogió las tijeras y las untó con el líquido viscoso, luego se acercó hacia la herida de bala pero la mano de su tío la detuvo cogiéndola del brazo en el que las llevaba.

- ¿Pero qué haces? ¡Esto no es un juego, Adrienne!

Miró a Jack a los ojos, él no recordaba haber visto nunca esa mirada en su sobrina, sin embargo la conocía, era la misma voluntad enérgica y decidida de su propia hermana, la madre de Adrienne. Sus fuerzas flaquearon por un momento y sintió que estaba a punto de derrumbarse.

- Déjame hacerlo..., confía en mí.- le pidió.

Nunca lo habría hecho, Jack en ninguna otra ocasión, bajo ninguna circunstancia, habría permitido algo semejante, ni siquiera se le habría pasado por la cabeza... pero en ese momento no fue capaz de negarse, algo le decía que debía darle un voto de confianza, quería hacerlo, se lo debía a su hermana... y se lo debía a Adrienne. Además había comprobado la efectividad de ese líquido en las heridas de ella.

La miró.

- Yo haré eso... y tú te ocupas después con esa cosa, ¿de acuerdo?- dijo refiriéndose al líquido. Adrienne aceptó el trato, la verdad es que estaría más tranquila si no tenía que cargar con el peso de sacarle la bala, lo había hecho con Sawyer pero mejor no tentar a la suerte.

Jack logró extraerle la bala y gracias al líquido que Adrienne había extendido por las tijeras la herida no sangró demasiado. A continuación ella se ocupó de untar un poco más por encima y con un trozo de camisa vendaron la herida.

Kate, Sawyer y Terry les observaron ensimismados durante todo el tiempo sin perder detalle, ahí juntos se podía notar la relación entre ambos, tío y sobrina, no sólo físicamente sino en aquella compenetración, aquel aura de completa serenidad que les envolvía a los dos en todo momento y que eran capaces de extender a los que se acercaran a ellos.

Kate la había notado, Sawyer y Terry también, aunque el segundo únicamente con Adrienne.

Al parecer todo había ido al menos todo lo bien que podía ir dadas las circunstancias, Jack esperaba que aquel chico volviera en sí, todo dependía de ello. Miró a su sobrina, quería darle las gracias pero ella ya se había levantado y se lavaba las manos unos metros más alejada. Vio que Sawyer se acercaba a ella pero no dijo nada, de pronto confiaba en ella plenamente, se lo merecía.

- Asombroso niña...

Adrienne fijó la mirada en él. Era extraño pero en aquel instante ese calificativo no le importó tanto. Sonrió al hombre.

- Gracias, espero que haya servido de algo.

- Conmigo sirvió... - dijo en un susurro.

- Bueno, al menos conservas el brazo, sí.

La chica se alejó.

- ¿Adónde vas?

- Se me ha acabado ese líquido, tengo que buscar la planta, a este ritmo creo que podríamos necesitarlos.

Sawyer fue tras ella, rozó su cintura al pasar a su lado.

- ¿Y qué aspecto tiene esa cosa?

- Pues...es...verde y...

- Vaya, no me digas más...

- No sé decirte, tengo que verla- le dijo en tono de reproche.

- Vaaaale, recoge tus plantitas... – Adrienne se inclinó sobre unas- ...yo te vigilo... –añadió mientras la miraba de arriba abajo con una media sonrisa.

- Se parecen a estas... - comentó la chica.

- Para mí todas se parecen.

Adrienne se volvió hacia otro lado y entonces soltó un gritito.

- ¡Esas!

- ¡Genial!- imitó su tono. La chica lo ignoró y corrió hacia las plantas, se arrodilló y comenzó a guardarse unas cuantas en la mochila.- ¿te ayudo...?- se acercó arrodillándose junto a ella y extendió una mano para agarrar un tallo, en lugar de eso cogió su muñeca.

Ella se detuvo y fijó la vista en las plantas sin atreverse a mirarle pero Sawyer fue acariciando su brazo y subiendo hasta llegar a su mejilla, le hizo mirarle.

- ¿Has encontrado lo que buscabas... ?- le preguntó en un susurro mientras acercaba su cara a la de ella.

Adrienne fijó sus ojos en los de él, aquellos ojos que no creía llegar a ser capaz de olvidar nunca...

Notaba su respiración contra ella, miró sus labios...

- Yo... creo que sí... - murmuró.

- Será mejor que te asegures... ¿no crees?- acercó su rostro aún más a ella, casi rozando sus labios, pero no quería besarla, quería que le besara... y casi podía palpar el deseo...

Casi como si hubiera oído sus pensamientos Adrienne entreabrió los labios y los pegó a los suyos rozándolos con su lengua suave pero insistentemente, tal y como había notado hacer a él las veces anteriores, puede que no tuviera experiencia pero aprendía...

Eso fue todo lo que Sawyer necesitaba, le bastaba con esa invitación, no la rechazaría. Puso una mano tras su nuca e hizo que pegara su boca más a la de él fundiéndose ambos en un apasionado beso.