Capítulo 43

Adrienne y Terry continuaron caminando durante lo que parecieron horas mientras la oscuridad iba aumentando y el sol desaparecía por completo.

Pudo notar como el nerviosismo del chico aumentaba considerablemente conforme todo quedaba en sombras y lo único que se oía era el sonido de algunos grillos y de pájaros nocturnos.

No entendía muy bien por qué tenía tanto miedo, o mejor dicho "de qué", no habían vuelto a encontrarse con aquella cosa y siempre les alertaba de su presencia con aquel espeluznante ruido, ahora todo estaba en una calma absoluta.

- ¿Por qué no volvemos ya Adrienne...? Podemos seguir buscando por la mañana, con luz...

- No pienso dejarle solo toda la noche, tampoco lo haría si fueras tú.

- Ni siquiera sabes si está vivo, a lo mejor buscamos un cadáver, a lo mejor no queda ni eso.

- ¡NO ESTÁ MUERTO!- gritó sin pararse a pensarlo, pero no quería aceptar aquello aunque cada minuto que pasaba y no lo encontraban esa posibilidad aumentaba.- lo siento... – se disculpó.

El chico la miró asombrado por su reacción pero no dijo nada más, nunca la había visto así, por lo general ella siempre parecía muy dulce, vale que últimamente había tenido sus discusiones con Jack pero nunca había visto la mirada que había notado en ella en aquel momento, lo que le heló la sangre fue que, por encima del enfado en sus ojos había visto el miedo. Su propio miedo reflejado en el de ella, sólo que el de la chica era casi pánico, no tenía ni idea de que le importara aquel imbécil hasta ese punto.

Dejó a un lado sus pensamiento al reparar en la repentina reacción de la chica. Se encontraba con el cuerpo totalmente quieto pero en tensión, levemente agachada y con la mirada fija en un punto entre la maleza, frente a ella, pero lo más alarmante era que tenía la pistola en la mano.

- Adrienne...

- Shhhh...

La chica giró cuando, como él, oyó el ruido de algo deslizándose entre las hojas a unos metros de ellos, por su derecha.

- Quizás sea él...

- No es Sawyer.- murmuró en un tono que no dejaba lugar a dudas.

Terry sintió helársele la sangre por segunda vez, si no era Sawyer y no habían oído aquel sonido...

Oyó los susurros casi al instante y por alguna razón no le pillaron por sorpresa, era como si los esperara, no era la primera vez que los escuchaba.

Empezaron siendo un leve murmullo, fácilmente confundible con el viento si no fuera porque no soplaba ni la más leve brisa, y cada vez se hicieron más intensos hasta que casi, casi podían entenderse las palabras.

Miró a Adrienne, ¿tenía los ojos cerrados? Era difícil distinguirlo debido a la oscuridad pero juraría que era así, ¿se había vuelto totalmente loca? Quizás tanto tiempo sola en realidad sí la hubiera afectado y acabara de descubrirlo ahora... a lo mejor era como aquella francesa que vivía sola en la isla, completamente pirada.

Y él estaba con ella, eso era lo peor.

- Adrienne ¿qué coño haces?

Se calló al instante en cuanto sintió sus ojos mirándole no muy amigablemente, sin embargo la chica no volvió a cerrarlos, en lugar de eso se acercó más a él.

- No te separes... - murmuró.

- Tranquila no pensaba... ¿también los oyes...?

Apenas había acabado de hacer la pregunta cuando los susurros desaparecieron dejando lugar a un silencio sepulcral aun peor que ellos. Ni siquiera se oían los pequeños insectos ni el ulular de ningún ave nocturna. El silencio era tal que ponía la piel de gallina.

Pero cuando se oyó el sonido de la primera rama quebrada bajo un pie Adrienne ya estaba preparada. Lanzó el primer disparo pero falló y alguien la agarró por la espalda.

Intentó soltarse pero fuera quien fuera tenía demasiada fuerza y lo único que podía hacer era oponer resistencia para que no la arrastrara.

A su lado apenas podía distinguir a Terry pero por fortuna sus ojos se habían adaptado a la oscuridad y veía su silueta lo suficiente gracias también a la leve luz de la luna que se filtraba entre los árboles.

Él, al igual que ella, intentaba hacerles frente pero le agarraron también, de ellos no podía distinguir mucho, parecían llevar la cara cubierta por barro o cualquier otra sustancia para camuflarse, pero no eran más corpulentos que ellos dos.

Adrienne, mientras luchaba por poder soltarse los brazos y usar el arma distinguió por lo menos cuatro figuras.

Gruñó reuniendo todas sus fuerzas y logró girar la pistola hacia quien la tenía agarrada por detrás, volvió a disparar y escuchó un gemido de dolor, al menos había acertado.

Sin embargo sólo la soltaron el tiempo suficiente para darse la vuelta y plantarle cara a quien fuera.

- ¡Adrienne!

Miró a Terry, lo habían agarrado de los brazos y de las piernas y estaban a punto de llevárselo.

Le dio una fuerte patada a quien la agarraba pero logró esquivarla y la asió del otro brazo de nuevo. Intentó usar el arma una tercera vez pero entonces sintió la punzada de dolor en la muñeca y el calor de la sangre resbalando por su piel, soltó la pistola con un gemido de dolor y ésta cayó al suelo con un golpe sordo.

Luego un tacto conocido en su propio cuello, el tacto frío que tantas veces había sentido en sus propias manos, sólo que esta vez no era ella quien agarraba el cuchillo de piedra.

Levantó la cabeza instintivamente intentando separar su cuello de la afilada hoja pero quien la amenazaba la tenía demasiado pegada a su piel.

Su pulso se aceleró y cerró los ojos mientras sentía el corte y la sangre resbalando hacia su pecho, el dolor era intenso, ¿por qué no terminaba de una vez?

No podía ni llorar, estaba aterrorizada, ocho años sobreviviendo sola e iba a acabar así..., y con su propia arma... pulida concienzudamente por ella misma, preparada para diseccionar una garganta, la suya en este caso.

No oyó el disparo, era como si estuviera ocurriendo en otro lugar aparte, en otro universo paralelo, como si fuera parte de un sueño, y sin embargo había ocurrido realmente.

Y en un momento sintió el golpe de su cuerpo contra el suelo, cayó de bruces, no se atrevió ni a abrir los ojos hasta que sintió el barro contra su mejilla, el cuchillo cayó apenas a unos centímetros de ella.

¿Había acabado todo? ¿iba a morir ya? Creía estar bien pero no podía moverse por más que lo intentara, era como si algo se lo impidiera, no tenía fuerzas.

De repente se sintió más ligera, más libre, y comprobó que el cuerpo le respondía, podía moverse levemente.

Algo cayó a su lado con un golpe sordo, cuando abrió los ojos y lo miró se encontró con un cuerpo inerte en el suelo, bocarriba, afortunadamente no podía ver la sangre que manaba de la parte de atrás de su cabeza, por donde había penetrado la bala que le había matado en el acto.

Pero alguien empujó el cuerpo sin ningún miramiento y lo lanzó lejos de ella, cuando se arrodilló a su lado no pudo evitarlo y rompió a llorar.

- Sawyer... - murmuró débilmente.

El hombre sonrió pero la miraba preocupado, fue a preguntarle si estaba bien pero antes de poder pronunciar una palabra Adrienne se abrazó a él con fuerza sollozando levemente.

La rodeó con sus brazos y se le llenaron los ojos de lágrimas destrozado al verla así aunque se alegraba de haber llegado a tiempo.

Intentó calmarla pero no sabía qué decirle, sabía que las palabras servirían de poco así que se separó unos centímetros y simplemente la besó.

Poco a poco ella comenzó a calmarse, dejó de temblar y los sollozos se interrumpieron, entonces le miró a los ojos y acarició su mejilla. Sawyer reparó en la sangre de su cuello y maldijo a quien lo había hecho, al menos había pagado por ello. La abrazó de nuevo sintiendo su cuerpo contra el suyo y besando suavemente su cabeza, no volvería a separarse de ella nunca, no se arriesgaría a no llegar a tiempo en una próxima ocasión, de no haber sido por los disparos no la habría encontrado, de haber tardado un solo minuto más la habría perdido para siempre.

- Nos... nos rodearon... – susurró, aún intentaba recuperar el aliento. Miró a su alrededor. – Se han llevado a Terry...