VERLOREN
(Perdido)
Rating: de momento, PG-13
Pairing: Hyde. Aka, HeixEd. Con implicaciones de Elricest y Altercest.
Advertencias: Angst, para variar. No sé hacer otra cosa. Shonen-ai que espera convertirse en yaoi. Uso de alcohol. Obsesiones, culpa, traumas. Lo usual, coño. Realismo.
Spoilers: Final de la serie y trailer de la película.
Timeline: 1923. Desde que Ed se encuentra con Alfons Heiderich en adelante.
Advertencias del capítulo: realismo historico, un par de alusiones a temas políticos, mención a un concepto en física, los famosos complejos de Hagane, vicios, mentiras blancas...
De hecho, "mentiras blancas" iba a ser el título de este capítulo pero el actual como que pega más.
Disclaimer: Me ven cara de japonesa? no. Estoy nadando en dinero? Obvio que tampoco. Si Hagaren fuese mío, el elricest sería aún más explícito. Lamentablemente, pertenece a Hiromu Arakawa.
La misma nota de siempre: esta web (que no me permite ni colocar su nombre) me come los signos de puntuación, algunos espacios, saltos de párrafo y una que otra vez alguna palabra. Soy perfeccionista, y me fastidia MUCHO que pase esto, así que pido que perdonen esas pifias que no son mi culpa.
Para Ishida Rio, que no quiere que le suban el ego pero lo hago igual, porque ayudó con este y el anterior...
Y Lila Negra, que me indicó un par de cosas que faltaban () y otras que sobraban (doble )...
GRACIAS POR AYUDARME A BETEAR! (no saben el favor que me hicieron nnU)
.
O8o8o8o8o8o8o8o8o8O
.
Capítulo Tres.
Eingeschlossen (Atrapado)
La sensación general era similar a la primera vez que despertó en un lecho ajeno, con la boca seca y una migraña comparable al dolor de los automails recién puestos.
No se refería a las consecuencias físicas, por supuesto, pues las resacas siempre eran así. Tenía más que ver con una incomodidad sicológica, igual o peor a la que trajo ver un cuerpo desconocido tendido junto al suyo, desnudo y dormido.
Había sido en esa misma ciudad, dos años antes.
En aquel entonces, no había sabido que hacer cuando el muchacho que descansaba a su lado despertó y le dedicó una cálida sonrisa de buenos días, incompatible con el tono profesional con que le pidió que por favor le pagara la noche. Ni siquiera se sorprendió de la condición masculina de su acompañante, se conocía a sí mismo. Lo que le había chocado había sido constatar su parecido con Russell Tringham.
Tal como en esa ocasión, se sentía atrapado. Impotente. La conversación de este muchacho Heiderich (tiritó al recordar el nombre y repetirlo para sí) le hacía daño, más que nada por las semejanzas que su mente insistía en establecer. Estaba indefenso, semirrecostado en la única cama de la habitación, y sin un solo plan. Pero su lado masoquista no podía dejar de oírlo.
-¿Te acuerdas de cuando cumpliste trece? Estábamos a minutos de tu ceremonia de Bar Mitzvah, y arrancaste. Cuando te fui a buscar me dijiste que no querías hacerlo. Tratabas de convencerme diciendo que la única verdad del mundo era aquella que la ciencia podía demostrar. Tuve que rogarte que fueras. A ti nunca te convenció el asunto de la religión, pero esa había sido la última voluntad de mamá.
El sucedáneo de café no lograba engañar suficiente a sus sentidos como para servir de placebo, y la jaqueca aún se resistía a dejarlo tranquilo. Aún así, no podía impedirse el meditar en aquellos "recuerdas" y "fueras" que el joven había usado para designarle. Semejante familiaridad de trato lo angustiaba. Le daba ganas de gritar, levantarse, negarlo todo. Pero era obvio que no podía decirle la verdad. ¿Quién podría creer algo como eso sin temer por su cordura? Y tampoco podía dar una explicación de su parecido con el hermano desaparecido sin comenzar a hablar de Amestris, la alquimia, La Puerta.
Desde que Heiderich había salido para buscarle el café, se había forzado a pensar en él como en una persona individual, evitando mirarle a la cara. Necesitaba centrarse, mantener la cabeza clara, pues si comenzaba a compararlo con Alphonse podría cometer algún error. De todos modos, debía tener cuidado. Entendía lo por lo que debió pasar el muchacho, habiendo sufrido por lo mismo los últimos doce años. Además, el presentimiento de que en verdad había conocido a Edward Heiderich comenzaba a repetirse insistente como una gotera en su conciencia.
-Espérame un momento y vuelvo.- Malinterpretando la expresión de dolor confuso en su interlocutor, Alfons salió de la pieza, seguro preguntándose que podría traer para ayudarle a recordar ese pasado en teoría compartido. "Pobre niño ingenuo", pensó Ed con remordimiento al verlo traspasar la puerta, antes de retomar su línea de pensamiento.
Si tan sólo pudiese recordar cómo había llegado a esa casa... Quizá aquello le ayudaría a idear algo, cualquier cosa, que le sirviera para salir de allí sin lastimar demasiado a Heiderich. Confiaba en que tarde o temprano desaparecerían las lagunas mentales, como en su segundo aniversario, cuatro años antes.
Lento, los recuerdos habían vuelto para mostrarle la empañada secuencia de hechos, desde que saliera de la estación de trenes, sin más equipaje que un maletín, a vagar casi en trance por las calles. Aquel día se cumplían dos años desde que cayera en aquel mundo, acababa de llegar a Dublín, y nadie lo esperaba en el andén. Ni siquiera ese bastardo de Hohenheimm, que aún enseñaba en Cambridge por aquel entonces. Sintiéndose horriblemente solo y frustrado, había entrado en la primera taberna de su vida para beber el primer vaso de dios-sabe-qué bebida-fuerte, también de su vida. Juró no repetir la experiencia después de sentir las consecuencias punzándole el cuerpo.
Claro, se había mentido a si mismo. Una vez descubierto que fácil era sumergirse en los placeres mundanos para dar escape a las tensiones, le había costado poco auto convencerse de que aquello no le hacía menos inteligente o más débil de espíritu. Que era tan natural como agregarle una válvula a una olla de presión.
El crujido de la puerta retumbándole en los oídos lo distrajo de nuevo. Alfons entró a la pieza trayendo una caja entre las manos. Sonriendo con tristeza, se la colocó en el regazo. Ed reprimió una exhalación. Sobre papeles sin mayor importancia, había varias fotos. Muchas fotos de su madre.
-¿Y a mamá, tampoco la recuerdas? Murió a mitades de 1908. De tuberculosis, dijeron los médicos. -se sentó en la cama junto a él.- Tú le echaste la culpa a papá. Siempre dijiste que se dejó morir porque él no estaba.
Hacía años que no veía imágenes de Trisha... bien, siendo puristas, no era ella en realidad. Pero que importaba. Él... había destruido todas las fotos cuando quemó la casa. No se atrevió a tocarlas, y le costó un tremendo esfuerzo simular indiferencia. Después de todo, no quería darle falsas esperanzas al muchacho.
-Así que eres judío.- comentó, más para sí mismo que para Alfons, tratando de obviar el escalofriante parecido con su historia al cambiar de tópico, del mismo modo en que el chico pasó por alto el "eres" sin cambiarlo por un "somos" y reprimió su decepción.
-Ajá. Pero sólo de nacimiento. Hace tiempo que dejé la religión, poco después de que te fueras a la guerra.- Suspiró y añadió- Era difícil creer que hay un dios con tantas cosas terribles pasando en Europa.
-¿Entonces por qué mantienes la kipá?
Para su sorpresa, Heiderich rió.
-La gente de mi organización me preguntó lo mismo. "La religión es como el opio", dijeron. Pero sigo perteneciendo a mi pueblo¿no?
Buscando algo que lo distrajera del rostro del muchacho, Ed se aferró a la frase, dándole vueltas a aquello. Organización. Grupo. Partido. ¿Qué partido? Munich estaba en extremo politizada por aquellos días en que la inflación enervaba los ánimos y vaciaba los estómagos de los alemanes. Quejarse y plantear hipótesis para frenar el hambre era casi un deporte nacional.
Ya había tenido experiencias desagradables con el partido Nazi alemán, de reciente formación. Un par de semanas antes había pasado por una plaza, topándose con un mitin. Pudo oír algunas de las arengas que el líder proclamaba y que encontró escalofriantemente idénticas a aquellas que (había leído) llevaron a la masacre en Ishbal. Al parecer, el género humano estaba igual de loco en todas partes.
-¿No estarás hablando de los nacional-socialistas, verdad? -inquirió, desconfiado. Que este reflejo fuese parte del NSDAP sería una burla cruel y poco apropiada.
-¿Estás loco?- Heiderich le dedicó una mirada extrañada.- Esos de socialista no tienen nada. Además, ni aunque quisiera podría- jugueteó con la boina negra que cubría su nuca e identificaba su pertenencia al pueblo errante- En la universidad me uní a un grupo que... que quiere un mundo más justo, eso es todo.
Edward se sintió estúpido por preguntar. No quiso admitir su ignorancia respecto a esas materias y cambió el tema. Necesitaba ganar tiempo. Aún tenía que hallar la forma de irse.
La luz declinaba conforme el reloj de pared emitía sus cliqueos, plateada por las nubes de afuera. Difuminada así, era difícil saber en qué momento exacto se puso el sol, al rededor de las cinco de la tarde. Dieron las siete y aún estaban ahí, sentados uno frente a otro. Más que conversación, era un monólogo en que aquel chico intentaba provocar con ansia alguna señal de reconocimiento. De vez en cuando, hacía una que otra pregunta, que él trataba de evadir sin quedar en evidencia.
Seguro Heiderich era inconsciente del poder de su tristeza encubierta, apenas notoria en el temblor de sus palabras y sus manos. Luchando contra las facultades hipnóticas de la voz de su interlocutor, Ed intentaba juntar voluntad suficiente para contraponerse a sus deseos e irse de vuelta a la pensión. No era como si le preocupara que su padre no lo encontrase. Pero, razonándolo bien, no tenía nada que hacer en ese lugar. Alfons le hacía tanto daño como sus alucinaciones. Las muestras de cariño, la mirada de afecto y las caricias ocasionales le quemaban las entrañas. Dolían.
Debía regresar a su habitación y a su vida. Estudiar física como si el mundo fuera a acabarse, diseñar cohetes, cartearse con otros hombres de ciencia y emborracharse hasta quedar inconsciente cuando la nostalgia alcanzase cierto nivel. Y todo solo. Sonaba patético, pero tenía que ser así. Los espejismos de este mundo no eran más que distractores que lo apartaban de su auténtico hermano. Deseaba demasiado volver. Y darle un abrazo de reencuentro, y tal vez... decirle todo lo que nunca había podido.
Suprimió la última parte en su cabeza. Eso no. Jamás podría empañar su retorno con algo tan sucio e indigno. Sería demasiado terrible afrontar un rechazo después de todo ese esfuerzo.
-¿Edward? Otra vez te quedaste mirando a lo lejos...
-No es nada. Es que tengo que salir.- respondió, levantándose de la cama.
"Para no regresar" agregó su mente. Era muy tentador dejarse llevar por esta coincidencia maravillosa, pero quedarse y aparentar una vida en ese lugar sería falso, y el científico en él necesitaba de la certeza para no morirse. Se sentía maniatado -concluyó- al estar observando ese rostro sin poder actuar como él mismo, sin decir nada. Alfons parecía herido, pero calló y trató de sonreír, de retenerlo cambiando el tema. Haciendo un último esfuerzo por comprobar quién sabe qué.
-Espera. Estos años en que no estuviste... continué tu investigación. ¿Te acuerdas de la tesis que presentaste y que rechazaron? Me tomé la libertad de completarla.
No pudo negarse a la petición implícita en sus palabras. Heiderich le ayudó a levantarse, lo cogió del brazo, y lo condujo a la habitación que quedaba al fondo del pasillo. Ed pudo apreciar por el camino que era un departamento pequeño y bastante viejo pero no sucio, mientras procuraba no perder el equilibrio con su pierna real acalambrada por el descanso. Se preguntó como haría el chico para mantener una casa solo.
-Ha sido complicado. Digo, estudiar... y tener para comer. Tuve que buscarme un trabajo de medio tiempo cuando la universidad ya no pudo darme los fondos de investigación. Cuesta que alcance, pero si recorto gastos...- abrió la puerta de un cuarto cuyos muros estaban cubiertos de libros, con un escritorio bajo la ventana. Dio gas a las lámparas de pared para alumbrar un poco el lugar.- Aquí. - señaló un manojo de carpetas. En las hojas sueltas, una serie de ecuaciones llenaban la blancura del papel.
- ¿Física cuántica?- Abrió mucho los ojos. Leyendo a la rápida, todo parecía complementar sus propias teorías. Aquellas que lo tenían al borde de la histeria, incapaz de concluirlas.
-¡Exacto! - Se le iluminó la cara, como si de golpe hubiese recuperado todas sus esperanzas. Añadió:- Pero me falta afinar muchos detalles. Hay cosas que no calzan. Pensé que, ahora que estás aquí... me ayudarías a terminar.
Nueva pausa. El silencio se colaba por la puerta entreabierta en forma de corriente de aire. La expectativa, mostrándose explícita por fin, agregaba presión al ambiente.
-Esto podría aplicarse en cohetería.- murmuró Ed, recorriendo con la vista el conglomerado numérico en que fórmulas relativas a la gravedad, la energía y la aceleración se repetían, entremezclándose.
-Por supuesto que si. Querías mandar un cohete al espacio. Sé que podemos hacerlo.- Alfons lo abrazó desde atrás, en un ruego mudo seguido de otro verbal.- ¿Te quedarás?
En contra de su voluntad racional, Edward entrelazó sus dedos con los de Heiderich, percibiendo su respiración expectante en el cuello, el peso de su mejilla descansando sobre el hombro de la prótesis. Cerró los ojos, disfrutando la calidez de ese aliento. La memoria le jugaba malas pasadas, pues sabía que jamás había podido estar así con Alphonse, y sin embargo la agridulce sensación se le hacía conocida. Natural.
- Está bien.- respondió luego de un rato. Lo sintió sonreír, con los labios apoyados esta vez sobre su omóplato real.
Había fracasado. En realidad era sencillo acostumbrarse a la salida fácil, pensó Ed, odiándose por ello. Y lo más cómodo en aquel momento, era callar.
Por más que su conciencia reclamara que estaba utilizando al muchacho.
OoOoOoOoOoOoOoOoO
.
Menos mal que era sábado.
Tenía la cabeza demasiado llena de cosas, de palabras dichas en la reunión cuyos ecos continuaban rebotando en su memoria. Estaba advertido que el encuentro duraría toda la noche, y no debería quejarse. ¿Quién lo mandaba a meterse en política? Pero no se arrepentía. El mundo avanzaba, Alemania no, y ya estaba cansado de su posición pasiva al respecto. Los judíos no solían manifestar nacionalismos, siendo apátridas condenados a vagar mientras no tuviesen una tierra propia. Pero no era el apego al orgullo alemán lo que le había decidido: Siempre le había parecido que el chauvinismo barato era ciego y contraproducente. Su motivo tenía más que ver con la visión cotidiana de la pobreza que, para no variar, en tiempos de crisis golpeaba más duro a los mismos de siempre.
Francia había ocupado la provincia minera del Rhur, lo único que salvaba al país de la quiebra, y hasta los mismos gitanos estaban huyendo del conflicto, si debía darle crédito a lo que Noah había mencionado en algún momento de su conversación. Ahora si que se pondría difícil la vida. Como si la inflación no estuviese ya en niveles prohibitivos.
-Que frío hace...- suspiró, acomodando su bufanda. El aire helado le lastimaba los pulmones al respirar, y el abrigo no era suficiente para resguardarlo. Parecía ser que su destino era debatirse entre caer dormido o no congelarse.
Por asociación libre, pasó de Noah a la predicción y de aquello a su hermano. Claro, nunca esperó verlo ahí, tirado sobre la nieve de la acera. No lo reconoció de inmediato. Para ser sinceros, casi había tropezado con él cuando caminaba somnoliento. La primera reacción había sido murmurar una disculpa a esa especie de bulto pasado a aguardiente y seguir avanzando. Pero no pudo evitar pensar en que aquel pobre tipo no podía permanecer inconsciente en mitad de la vereda, y lo tomó para arrastrarlo hacia los peldaños del portal de una de las antiguas construcciones de ese lado de la calle.
Fue entonces cuando, al girarlo para acomodarlo mejor, le vio el rostro.
Y no pudo evitar gritar. Era... fortuito. Jamás imaginó que el reencuentro sería en aquel estilo. Gritó de sorpresa, de alegría, también de alivio. Había encontrado a su hermano desaparecido. Tantos años negándose a darlo por muerto, recordando de manera obsesa cada uno de los gestos, haciéndolos suyos al copiarlos. Ahora estaba libre.
De no ser él, de buscar, de callar, de alimentar esperanzas difuminadas.
Todo lo demás se esfumó para él. Lloró, abrazándolo aunque el otro no pudiera devolverle el gesto y repitiendo su nombre de forma incoherente, como si fuera un mantra. Le apartó el pelo de la cara para observar mejor los rasgos, comprobando cada uno de ellos, casi sin poder creer su suerte. Olvidó su cansancio, las horas de sueño negativas, cuando el entusiasmo llenó su sangre de adrenalina.
No dudaba que Edward seguiría queriéndole, sí, y él le correspondería, y estarían juntos siempre y... tendrían que ocultarlo. Tal vez en Berlín fuesen más tolerantes con la gente como él, a quien nunca habían interesado las mujeres, pero Münich era otra cosa. E incluso en aquellos círculos de la capital en que poco importaban aquellos asuntos, era difícil que aceptaran la trizadura de un tabú tan grave como el incesto.
Alfons sacudió la cabeza, tratando de dispersar las inseguridades. No era momento para el miedo. Que importaba la opinión ajena, serían ellos dos en una relación, no la sociedad completa.
Eran las seis de la mañana, y la humedad del aire llenaba de escarcha lo que pillaba a esas horas. Alfons tomó al joven en brazos, envolviéndolo un poco con su abrigo y rogando por que no estuviera muerto de hipotermia. Le sorprendió lo delgado que estaba, y la extraña liviandad que se repartía en una diagonal simétrica en las extremidades. Se lo llevó a casa, acostándolo en su cama. Prendió la salamandra a leña que hacía las veces de cocina, para que calefaccionara el departamento. Él durmió en el sofa, despertando cerca de las tres de la tarde con un dolor catalogable de asqueroso en la región del cuello.
Cuando el reloj dio las tres y media acabó de levantarse para ir en busca de una bebida caliente. Preparó una taza de café de cebada, el único que podía encontrarse ahora en el desabastecido mercado, pensando con tristeza que aquel sucedáneo no ayudaría a su hermano a despertar. Necesitaba preguntarle tantas cosas... la memoria de tantos años...
Mantuvo la habitación en semipenumbra. Había oído decir que no era bueno exponer demasiado a la luz a quienes están pasando por una resaca tan colosal como la que seguro tenía ese muchacho mal afeitado que reposaba en la cama. Sonrió cuando lo vio despertar, sentándose a su lado y acariciándole la cara.
La desilusión se le clavó como un montón de gravilla rugosa sobre la piel. Nada era como había esperado. Su hermano no lo recordaba, y era probable que ni siquiera supiese quién era él mismo. Necesitaba llorar pero debió aguantarse. Ocultó la cabeza en su regazo un rato, luego lo abrazó. Su situación dejaba corta a cualquier novela dramática, decidió, sonriendo mentalmente ante la comparación. Tenia que ser fuerte y perseverar, para hacer que el otro recuperara su memoria.
Cuando Edward le puso la kipá sobre la cabeza, pudo ver la prótesis del brazo. Bien analizado, no debió extrañarle tomando en cuenta la crudeza de las guerras de trinchera. Pero aquello era otra cosa más que lo tomaba de sorpresa, y cuando buscó los ojos de su hermano pidiendo respuestas en silencio, vio una mirada amarilla revestida con harapos de fiereza.
Había esperado que fuera castaña.
Casi echó a reír. Amarilla. No había manera en que una persona pudiera cambiar el color de sus ojos, a menos que hubiese quedado ciega, y le constaba que no era así. Que estúpido había sido. Sólo un pobre tonto, inocente, crédulo de cuentos de gitanas.
Cuando el dolor alcanzó niveles físicos, huyó de la habitación. La visión de esos ojos desconocidos le lastimaba la retina. Entró a la cocina e hizo un último esfuerzo por retener la pena al tratar de servir otra taza de café para sí mismo.
-Eli, Eli... lama azavtanii... - murmuró. Cogió un estropajo del lavaplatos para ayudarse a tomar la tetera caliente, virtiendo el agua sin ningún cuidado sobre el café. Hacía años que no pensaba en el dios de su madre, pero era demasiado obvio que la piedad divina lo había abandonado.
El agua hirviente le salpicó la mano.
.
O8o8o8o8o8o8o8o8o8O
.
Fortgefahren werden
Continuará.
(Annie, no me mates) Coño, esto fue DOLOROSO de escribir. Aún considerando que tuve un montón de ayuda, algo tiene que no me agrada... tal vez toda la primera mitad? y parte de la segunda XD No por una cuestión de prosa, ni nada. Es que está como... forzado, no sé si me entienden. Damn, lo rehice varias veces, porque no quería que tuviera sabor a capítulo de relleno. Pero, igual que la sal en exceso, no se le quita. En fin. Dejaré de autoflagelarme, está visto que la gente que lee suele opinar distinto a mí en relación a lo que escribo.
Argh. Si alguien no me cree, le mando los prototipos y ya.
Voocabularioo! n.n
-Bar Mitzvah: Ceremonia judía en la que los niños, al cumplir los 13 años, leen la Torah por primera vez en la sinagoga y se integran a dicha comunidad religiosa. Es como si se hicieran adultos.
-NSDAP: sigla en alemán del partido nazi. Significa "Partido Nacional-Socialista Alemán de los trabajadores".
-La frase de Heiderich está en hebreo y significa "dios mío¿por qué me has abandonado?" La dice cierto personaje cuando lo están crucificando, si mal no recuerdo, pero eso no tiene demasiada importancia para Hei, porque los judíos no creen en Jesús. Simplemente la recordé y pensé que pegaba.
Otra aclaración: Emmm... sé que debe haber gente que odia la política por acá, pero si estamos hablando de Alemania en 1921 es casi obligatorio hacer alusión como mínimo a los nazis.
Premio a quien adivine en dónde demonios se ha metido Heiderich.
Ehm, ya saben que si algo no quedó claro (algún término, o hecho histórico) me preguntan no más... es que si he de ser honesta, cuando uno está escribiendo no se da cuenta de que a lo mejor el resto no entiende de que demonios hablas XD así que les agradecería si me dicen que falta por explicar.
Ah, y una última cosa. No pude aguantarme las ganas de meter un ligeeeeríiiisimo toque de RussellxEd. Aunque sea un Alter!Russell. ¿Por qué? (avergonzada) Por la poco objetiva "razón" de que son adorables juntos. Yeah. Lapídenme. ("Nadie tiene tanta química como dos alquimistas", como dicen en la comu de esa pareja.) No es que muera por ellos, pero... ¿nadie quiere regalarme un fic con esa pareja? (ojos de cachorrito)
REVIEWS!
Mara: Nuuu, si te creo con lo de final insólito… ya me lo contaron TT ojalá pudieramos formar una partida de caza para asesinar (o reemplazar) a la gente del Estudio Bones. ¿Te apuntas? O.o Edo y su whisky… no andaba tan descaminada, parece. ( corre a buscar imágenes ) ¿Qué le ha hecho este mundo a mi niño? ; ; Hoho… weno, él es adorable. Y debe querer a su hijillo, aunque no le guste reconocerlo, porque si de otra forma no sería tan metido, ne? ( silba con las manos en los bolsillos ) ¿Qué razones podrá tener, de otra manera?
Madame Juster: Arigatou por tus buenos comentarios… wenu, en cuanto a Niño… Pues no es que tenga tanto que ver… es como una especie de "que podría haber pasado"… pero ud. Ya vió que no fue tan así nn Y seh, no me funciona hablar de lo que no sé, de modo que no quedaba otra. Menos mal que me gusta la asignatura XD Nos vemos!
Annie-Chan Diethel: NOOO! NO MUERAS! ( la transmuta en homúnculo y pierde la cordura por el touka koukan ) Uhhh, era lo menos que podía hacer nn ese día andaba muy como las pelotas (ya no recuerdo por qué exactamente) y me devolviste el alma al cuerpo con lo que dijistes. En cuanto a lo de ser homúnculo… tiene sus ventajas XD Ho-la! Estamos en el abismo? ( suena eco ) lalalala… Te ayudaría a matar a Winry con todo gusto, pero me temo que la muy maldita vendría a hacernos compañía en el averno, así que prefiero que se quede viva pero lejos. A mi me ha pasado eso de dormirme en clase muchas veces, pues suelo trasnochar. Pero procuro que sea en clases molestas, como matemáticas, para huir de ellas. Recordatorio: tomar las siestas siempre con la boca cerrada TT Niño es una especie de "podría haber pasado", más que un hermanito de Verloren, porque no va incluído en la línea temporal, si no que tomé esa escena y la desarrollé de otra forma. Cromos repetidos! XD Los cuatro y luego cada uno a su casa? Neh, yo los dejaría a todos en Amestris haciendo cositas en cuarteto a lo Blondpile.
Carolina Kolansky: Waaii! Gracias!n,n Alfons ha pasado como seis años sumergido de cabeza en el trabajo (y una vida mugrienta), sería raro que fuese tan ingénuo como su contraparte allá en Amestris. Pobre Ed. Ya ves por qué andaba en esos pasos. Yo también hubiera estado peor de pasar por lo que él nn en realidad, creo que cualquiera. En cuanto a Noah… ¡eso¡Eso era lo que quería! ( se abre el cielo y un coro canta la 5ª Sinfonía) Que tuviera esas características como medio traumadas medio alegres, que esconden una tristeza profunda típica del rechazado social (me incluyo). Me alivia saber que estoy haciendo bien mi trabajo con el tiempo y sus tecnologías. Lo hace todo más real, incluso la conexión con ustedes… y así trato de que, no solo la ambientación, si no los sentimientos, sean realistas también nn
Lila Negra: (quotes) ", a mí me pasó eso del vacío existencial -- y sí, ahora me queda el manga. Guay... y tu fic XD" ¿Y el vuestro, Lila-sensei? Nyuuu¿dónde está YARAC? A mi no me gusta el nazismo (se nota que me cae mal?), pero me llama la atención como fenómeno de masas y hecho histórico. Es… interesante, por decirlo de alguna manera. Respecto a los desórdenes temporales… es que este de acá (el tercero) iba directo luego del 1 pero se me ocurrió un par de cuestiones que luego no podría haber puesto en ninguna otra parte, así que… ¡charán! Tenemos una línea tipo Back to the Future (que película más crackosa, jaja, es remala pero me gusta nnU) Noah… necesita redención XD y a Hoho nunca lo usan, casi… me reservo mis intenciones para con él. Manga!Hoho tiene una personalidad taaaaan especial (hombres mayores… mmm, sessual). Deja buscarte lo de Melissa y te lo mando, créeme que necesitas escucharla XD Perdón por lo de Winry! Espero que haya sido sólo una volá lo de esa viñeta… pero no te preocupes, aún no pasa nada concreto. A lo mejor y hasta lo malinterpreté ..U Lo de Lj… pues yo no me quejo! XD Y ya ves, ahora salió incluso una página más que en el capitulo anterior… ah, dios, ya estoy viendo que este fic se va a comer mi alma TT
Bueno, posh eso ha sido todo. Gente, ustedes me alegran el dia. Perdonen el retraso, es decir, este de ahora y los posibles futuros --U ahhh, no puedo creerlo, otra vez hay dos páginas de puros comentarios…
Damas y caballeros, un incentivo no hace mal a nadie. Dejen review antes de que sea absorbida por el espíritu del angst y me corte las venas de una buena vez
