Dicho sea de paso, para hacer una breve reseña del presente fic, el mismo está basado en la película "Fuerzas de la Naturaleza", propiedad de alguna compañía cinematográfica de la cual no me acuerdo ahorita, pero le pertenece a ella y nadie más que a ella. No pierdo nada recordando que todos los personajes de capitán Tsubasa con propiedad del sensei Yoichi Takahashi y Shueisha. Otros personajes emergentes durante el transcurso del fic son propiedad mía, al fin que yo me esforcé creándolos, ¿no? Disfruten la lectura: Tsuki
Golpe del DestinoEn un bar de la ciudad de Tokyo varios integrantes de la selección japonesa se habían reunido para celebrar la despedida de soltero de Jun Misugi, un apuesto e inteligente muchacho, que además de ser un excelente jugador, se había ganado la simpatía de muchas personas por su amabilidad y buen trato a todos. Además de dedicarse al fútbol, Jun había iniciado su primer año de Medicina, alternando sus estudios con sus entrenamientos, así que poco o nada de tiempo le quedaba para dedicarse a otras cosas, a excepción de su relación con su novia, y ahora prometida, Aoba Yayoi; una encantadora joven que había conocido desde la infancia, y sin cuyo apoyo y constancia no habría podido salir con bien de serios problemas de salud que había padecido hasta hace unos años, pero que habían ido resolviéndose satisfactoriamente posterior a una cirugía de una válvula del corazón. Después de su recuperación su vida había sido como miel sobre hojuelas, con buenas noticias, una tras otra. Finalmente, tras armarse de valor después de ver casarse a su amigo Tsubasa Ozora con su amor de la infancia, decidió que era su turno, por lo que en una sencilla pero muy romántica cena en su casa, a la luz de las velas, le había pedido a Yayoi que se casara con él, pedido al que la chica accedió encantada, sabiendo que como su amiga Sanae Nakazawa, uno de sus mayores sueños se hacía al fin realidad.
Aquel día él y sus amigos conversaban animadamente en un exclusivo bar de Tokyo, acerca de todo lo que un casado debe hacer.
-Para no estar ahondando más en el tema con meras suposiciones –dijo Ryo Ishizaki- Preguntémosle a Tsubasa cómo es la vida de casado
-¿Qué? –se atoró Tsubasa porque lo cacharon tomando de su vaso de refresco
-Sí Tsubasa, dinos cómo es la vida de casado –le pidió Mamoru Izawa
-Pues...no es muy diferente de la vida de soltero –balbuceó Tsubasa nervioso de sentir todas las miradas sobre él
-¡Imposible! –exclamó Hikaru Matsuyama convencido- Tiene que haber una diferencia abismal: de despertar todos los días solo a despertar cada día con la misma mujer a tu lado; de comer solo en tu departamento a comer acompañado por ella; no sé...de sentirte solo a saber que habrá alguien siempre contigo
-Qué se me hace que a alguien más le está dando "matrimonitis" –se burló Urabe- Por mi parte, YO PASO, no tendría chiste despertar todos los días con la misma mujer
-¡Fresco! ¡cínico! ¡pervertido! –fueron algunos de los insultos que le llovieron al muchacho
-Creo como Hikaru que casarse debe ser diferente y a la vez especial –comentó Jun muy seguro
-Y lo es –añadió Tsubasa pensativo- Aunque cuesta acostumbrarse, pero estar casado es divertido
-¿Divertido? –preguntó Taki con cara de fuchi- ¿Qué puede tener de divertido?
-Cuando te cases, lo sabrás –contestó su amigo imprimiéndole cierto misterio a sus palabras
-Qué raro –comentó Ryo viendo su reloj- Ya es tarde, Jito ya debía de estar aquí con la striper que se supone traería
-¿Le pediste a Jito que se encargue de la striper? –preguntó Kisugi incrédulo- Amigo, me sorprendes, a esta hora se debe estar dando una sesión solito...
-Pérdida de tiempo –opinó Morisaki- Estar aquí sólo será pérdida de tiempo sin una entretención
-Pues conversando todos nos divertimos ¿no? –inquirió Jun inocente
-¡Ay mi amigo! Te me casas y aun no has probado la delicia de la infidelidad –le dijo Ryo triunfal, siendo visto con reproche por algunos, con burla por otros
-¿Infidelidad? –repitió Misugi extrañado
-No me digas que tú le fuiste infiel a Yukari –preguntó Hikaru desconfiado
-Alguna vez, alguna vez, debo admitirlo... pero sólo cosas pasajeras, ya saben...
-¿Asuntos de una noche? –preguntó Urabe divertido
-Eh, son cosas que no se cuentan –se avergonzó Ryo, riendo como tonto
-Pues no le hallo el sentido –dijo Jun seriamente- Amo a Yayoi, ¿para qué querría estar con otras mujeres?
-Para experimentar otras pasiones –opinó Taki pensativo
-Yo apoyo a Jun, si tienes a la mujer que amas, ¿qué sentido tiene serle infiel? –analizó Hikaru
-¡Tú no hables que a punto estuviste de pisar el palito! –le recordó su amigo Oda Kazumasa
-Ni me lo recuerdes –le pidió el Águila del Norte apenado- Pero nada pasó, y ahora estoy feliz con Yoshiko
-Bah, romanticismo –agregó Mamoru amargamente- Sólo te sirve para sufrir. Por mi parte, aunque no estoy totalmente de acuerdo con Ryo, pienso que no es posible estar sólo con una mujer para toda tu vida
-Pues sigan pensando eso –se indignó Hikaru- Pero verán que cuando se enamoren realmente, pensarán como nosotros, ¿tú que piensas Tsubasa?
Pero Tsubasa no respondió, ya que se hallaba durmiendo a pierna suelta, apoyándose en el hombro de Morisaki.
-Qué se me hace que no tomó sólo refresco –se burló Ryo, oliendo el vaso que estaba a punto de caerse de la mano del capitán de la selección japonesa
-Será mejor irnos –opinó Kisugi- Es tarde y debemos llevar a Tsubasa sano y salvo a su casa o Sanae nos matará a todos
Todos quedaron de acuerdo con la idea del ex jugador del Nankatsu y salieron del bar. Mamoru se ofreció a llevar a Tsubasa, así que del resto, cada quien se fue por su camino, quedando en verse 3 días después en Nagoya, lugar donde se realizaría la boda de su amigo; y donde se encontrarían con el resto de sus compañeros, ausentes en ese día.
Cuando Jun llegó a su casa, le dieron la desagradable noticia que su abuelo se había puesto mal y que debía ir al hospital. Regresar a uno de esos lugares para él no fue grato, pero sabía que tenía que luchar contra ese rechazo si quería ser médico. Buscó la habitación indicada y notó que sus padres ya se encontraban allí.
-Qué bueno que viniste hijo –le dijo su madre abrazándolo- Tu abuelo ha estado queriendo verte
-¿Está mejor? ¿qué le pasó?
-Una crisis de hipoglucemia –contó su padre preocupado- Si la sirvienta no entraba a preguntarle si no se le ofrecía algo más, no lo contábamos nunca más entre nosotros
-¿Pero ya está mejor?
-Sí, los médicos le colocaron una serie de sueros y ahora está descansando –le dijo su madre
Jun entró sigilosamente a ver a su abuelo, quien efectivamente se hallaba durmiendo. Buscó un asiento cercano y se quedó ahí, mirándolo fijamente. Rato después sus padres entraron a llamarlo.
-Vámonos, mañana debes irte temprano –le sugirió su madre entre susurros
-No, no me iré hasta que mi abuelo no esté mucho mejor –contestó Jun muy seguro
-Pero Jun, Yayoi estará esperándote –le recordó su padre
-Ella comprenderá y me esperará en Nagoya, no se preocupen –concluyó Misugi, cubriendo con las sábanas a su abuelo, que con un movimiento se había destapado
Sus padres se miraron y se encogieron de hombros, sabían que desde chiquito, si a él se le metía una idea en la cabeza nadie se la quitaría. Así que mientras iba por un café, llamó a Yayoi y le contó las malas nuevas. Si bien ella se preocupó por el estado del anciano, comprendió las razones de su novio para quedarse y accedió verse con él en Nagoya. Después de todo, ¿cuánto podría tardar? No más de cuarto día.
Al día siguiente Jun amaneció apoyado sobre la cama de su abuelo, quien ya había despertado y lo veía enternecido.
-Oh...abuelo –murmuró restregándose los ojos- ¿Cómo te sientes?
-Mucho mejor, créeme –contestó su abuelo- ¿Y tú cómo estás? Seguro con el cuello adolorido, mira que dormirte en tan incómoda posición
-Estoy bien, por mi no te preocupes
El médico entró en la habitación y le comentó a Jun que para el mediodía el anciano saldría con el alta, directo a su casa con las recomendaciones pertinentes. Sus padres volvieron a insistirle para alcanzar el vuelo con Yayoi, pero Jun se obstinó a acompañar a su abuelo hasta su residencia, sólo así estaría tranquilo marchándose a Nagoya. Como sus padres debían tomar sí o sí el vuelo de la mañana para ir a adelantar los últimos detalles de la boda, se despidieron y lo dejaron con el anciano.
Hacia el medio día, una vez que dejó a su abuelo sano y salvo en su casa, quedó de encontrarse con Hikaru para tomar el vuelo de la tarde.
-¡Jun, hola! –saludó su amigo agitando el brazo
-Creí que no llegabas –le dijo Jun más tranquilo
-Es que me entretuve charlando con Yoshiko –reconoció el norteño- Ella irá directamente de Hokkaido a Nagoya
-¿Trajiste los anillos? –preguntó Jun recordando que como padrino suyo, ésa era la misión de Hikaru
-Oh, oh...
-Oh, oh, qué –murmuró su amigo frunciendo el ceño
-Je, los olvidé por charlar con Yoshiko –respondió Hikaru avergonzado- ¡Pero no te preocupes! Aun hay tiempo, nos vemos en Nagoya
-¿Estás bromeando, verdad Hikaru? –dijo Jun apretando los dientes
-Eh, no...pero ya te dije, nos veremos allá –confirmó su amigo tomando el taxi más próximo- ¡Buen viaje!
Jun vio atónito cómo su amigo se alejaba en el taxi, así que sin más remedio, entró solo en el aeropuerto. Estaba en la fila de embarque esperando impaciente que la larga fila avance, cuando una muchacha se le adelantó.
-¡Oye, yo estaba antes! –alegó Jun indignado
-Je, lo siento, pero yo estaba antes –alegó la muchacha sonriendo y dirigiéndose al señor de adelante- ¿Verdad señor?
-Eh...sí –balbuceó el hombre embobado al ver a la joven vestida con un top blanco y unos pantalones cortos de jean, además de unas sandalias
-¿Viste?
-Pero... –trató de alegar el jugador japonés
-No te estreses, soy sólo una delante de ti –aclaró la joven quitándose las gafas de sol y mostrando tras ellas unos lindos ojos verdes que sorprendieron al propio Jun
Una vez dentro del avión Jun buscó su asiento en primera clase y acomodó sus cosas. Se sentó y sacó una revista de deportes para entretenerse. Entonces escuchó a alguien carraspear, por lo que levantó la vista y se sorprendió de ver a la muchacha de hace instantes parada frente a él.
-Je, ¿puedo pasar? Ése es mi asiento –le dijo la chica sonriendo
-Claro, pasa –respondió Jun poniéndose de pie y dejándola pasar
-Gracias –dijo ella, sentándose junto a la ventanilla
Mientras esperaban a que el avión despegase Jun seguía leyendo su revista, cuando notó que no era el único.
-Eh...¿te molesta? –le hizo notar al descubrir a la chica leyendo su revista
-Lo lamento, es que estoy aburrida y no tengo qué hacer
-¿Por qué no pides una revista del avión?
-Porque ya me las sé todas –alegó la joven- Y son muy cansadas
Al fin el avión comenzó a despegar, y al pobre muchacho le impacientaba el ruido que la muchacha hacía golpeando con sus dedos la bandejita de plástico a manera de batería. Iba a explotar y a reclamarle, pero de pronto el avión comenzó a mecerse bruscamente y el piloto les pidió por el altavoz mucha calma y que se aseguraran bien sus cinturones. Obviamente los siguientes segundos fueron de pánico total, porque se habían enterado que por extrañas razones uno de los motores estaba humeando debido quizá a una falla eléctrica, así que no pudieron despegar y estuvieron a punto de estrellarse con otro avión que estaba estacionado cerca de allí, pero gracias a buenas maniobras del piloto lo habían esquivado. Sin embargo, mientras los pasajeros trataban de salir con urgencia una vez superado el evento, en la desesperación uno de ellos golpeó con fuerza con su maletín en la cabeza a la muchacha que acompañaba a Jun, provocando que caiga conmocionada. Jun iba a irse, pero su buen corazón le ganó a su lógica y ayudó a la muchacha a salir. Una vez afuera la joven le llovía en agradecimientos.
-Gracias, gracias de verdad –repetía ella una y otra vez estrechando su mano- No creí que me ayudarías
-No podía dejarte ahí –argumentó Jun sobrecogido por tanto agradecimiento
-De ahora en adelante serás mi héroe...
-Je, no exageres
-¡Cómo no! A donde vaya diré: un héroe salvó mi vida... por cierto ¿cómo te llamas? –preguntó curiosa
-Misugi Jun
-Pues mucho gusto Jun, ¿porque puedo decirte así, no?
-Claro –respondió el muchacho sin más remedio
-Y qué gustazo, mi nombre es Paola –se presentó ella sonriendo
-¿Paola? Ése no es un nombre japonés
-Ni alemán, pero fue el capricho de mi madre –explicó ella tranquilamente- Y como no soy ni japonesa ni alemana completamente, dejemos que mi nombre es un intermedio de algún país de en medio
La ocurrencia le causó gracia al joven jugador, que no pudo evitar sonreír.
-Linda sonrisa –halagó Paola con sinceridad, avergonzando al chico- Por cierto ¿ahora qué haremos? Tengo urgencia de llegar a Nagoya
-¿Haremos? Me suena a manada...
-¡Obvio que no te dejaré aquí tratando de solucionar esto solo! Voy a ayudarte, como retribución a lo que hiciste por mi. Ahora vengo –dijo Paola resuelta alejándose entre la gente, mientras Jun se sentaba, agobiado por tantas preocupaciones
