Capítulo 2
Minutos después, haciendo grandes aspavientos, Paola regresaba corriendo hacia él.
-¡Vámonos, ya solucioné el problema! –le dijo, jalándolo de un brazo
Jun no sabía qué hacer, realmente la actitud de la chica lo estaba exasperando. Al fin llegaron con un hombre cincuentón, robusto y calvo, que leía con interés un mapa.
-¡Éste es el señor Makoto! –presentó la joven emocionada- ¡Dijo que nos puede llevar a Nagoya!
-¿Y cómo? –preguntó Jun incrédulo
-Tengo un camión –contó el hombre, poniéndose a caminar
Paola se puso a seguirlo y le hizo señas a Jun para que los siguiera.
-¿Cómo lo convenciste? –preguntó Jun entre susurros
-Le entablé conversación y ahí me enteré que es transportista de productos al por mayor –contó Paola en el mismo tono- Cuando le pregunté de a dónde se dirigía me contestó que a Nagoya, así que le pedí que nos llevara
-¿Y aceptó así sin más?
-Obviamente le ofrecí un pago por el favor
-¿Y cuánto es?
-Por eso no te preocupes, todo corre por mi cuenta –aclaró ella guiñándole un ojo
El hombre los llevó hasta un depósito, donde aguardaban varios camiones. Entre ellos se subió a uno de color rojo y blanco, con letras oscuras que decían "Kenshin import & export".
-¡Suban! –les dijo, a lo que Paola obedeció sin más sentándose con él en la cabina, seguida de un nada convencido Jun que se puso a su lado
Partieron, para amenizar el viaje el conductor puso un tipo de música muy al estilo camionero (algo así como los Tigres del Norte en japonés XD), que le produjo al ex capitán del Musashi un tremendo dolor de cabeza, pero a Paola le dio igual, porque se puso sus audífonos y a todo volumen comenzó a escuchar Mägo de Oz.
-¿A qué van a Nagoya? –preguntó el hombre
-Eh... –balbuceó Jun codeando a Paola
-¿Qué pasa? –dijo ella, sacándose los audífonos
-Aquí el señor pregunta que para qué vamos a Nagoya
-Pues yo voy por un asunto familiar –contó Paola seriamente- ¿Y tú Jun?
-Yo voy a casarme –admitió el muchacho, sorprendiendo a los otros dos
-¡Quién lo creería! –exclamó Paola sonriendo
-Yo te conozco –murmuró el camionero luego de unos segundos de mirar al jugador japonés- ¿Eres futbolista, verdad?
-Eh...sí
-¿Ah sí? –indagó la joven curiosa- ¿Y de qué equipo, eh?
-Eso no importa –respondió Jun incómodo de ser el centro de atención
-Juega en la selección japonesa –aclaró el otro hombre- Le dicen "El príncipe de Cristal"
-¡Vaya apodo! ¿Y por qué? ¿algo que ver con la empresa de tu familia, o qué? –preguntó Paola interesada- ¿Se dedican a la vajillería fina? XD
-No –contestó Jun conteniendo la risa- Es sólo que hace unos años yo estaba algo enfermo del corazón y era algo delicado que juegue al fútbol
-Oh... pss, en fin, a mi el fútbol no me llama mucho la atención –admitió la muchacha algo melancólica- Pero creo que yo sí llamo la atención en el fútbol...
-¿Perdón?
-Je, nada, nada –lo despreocupó ella- Cosas mías
-¿No quieren un trago? –ofreció el conductor sacando una botella de whisky de la cajuela
-¿No se supone que debería conducir sobrio? –se indignó Jun
-¿Crees que aguantaría un viaje tan largo, sobrio? –devolvió el hombre bufando
-Yo sí, gracias –aceptó Paola dando un trago largo directamente de la botella
-¡Eres valiente jovencita! –añadió el chofer sorprendido
-Yo diría ebria –murmuró Jun sarcástico
-La vida te enseña –dijo la muchacha, limpiando la boquilla de la botella con una mano
El viaje prosiguió en silencio, bueno, a excepción de ser la tercera vez que tocaba el mismo CD en el reproductor de aquél camión.
-¡Mira, llegamos a Yokohama! –exclamó Paola emocionada, haciendo despertar a Jun que estaba tomando una siesta
-Haremos una parada de media hora –contó el conductor- Pueden bajar si quieren
Se dirigieron a un gran depósito, donde iban y venían varias personas llevando y trayendo cosas en grandes cajas. Lo primero que hizo Paola al bajar fue estirar los brazos relajadamente.
-¿Quieres algo de comer? –le preguntó Jun, sacándose el suéter, ya que hacía mucho calor
-Claro, vamos –contestó la joven, acompañándolo hasta un kiosco cercano, donde comieron un par de sándwiches y refrescos- Así que vas a casarte –comentó casualmente
-Ahá, voy a casarme
-¿Novia de años?
-Exactamente, técnicamente desde niños –contó Jun, sonriendo levemente
-¿Se casan por amor o...por problemas de inflación?
-¿Problemas de inflación?
-Ya sabes, ¿no está embarazada o sí?
-¡No! –contestó el chico, atorándose y sonrojándose levemente
-Ahá, entonces ustedes...nada de nada –concluyó Paola como si fuera maestra en el tema
-¿De qué hablas? –preguntó Jun colorado, presumiendo de qué hablaba la chica
-Ya sabes...eso –aclaró ella, frotando sus dedos índice uno con otro
-¡Eh, muchachos, hora de irnos! –los llamó Makoto, a lo que Jun agradeció y fue el primero en llegar al camión
Volvieron a emprender la marcha y llegaron a la autopista; iban unos pocos kilómetros de recorrido cuando una patrulla policial los detuvo. El chofer bajó y le entregó al policía su identificación y papeles; sin embargo minutos después, por el retrovisor, los chicos notaron que el hombre era enmanillado. Otro policía abrió la puerta izquierda (en caso de los japoneses que manejan por la derecha) y los obligó a bajar, esculcándolos y poniéndolos contra el camión.
-¿Pero qué está pasando aquí? –preguntó Paola intrigada, mientras la enmanillaban
-Debe haber un error, oficial –dijo Jun preocupado
-Ningún error –aclaró el primer policía- Están arrestados bajo sospecha de tráfico de sustancias controladas
-¡¡Qué! –exclamaron ambos incrédulos, mientras eran llevados a la patrulla XD
Durante el camino a la comisaría nadie dijo nada. Una vez allí los encerraron en una misma celda, tomándole primero la declaración a Paola, luego a Jun y finalmente al conductor.
-¿Acaso no le preguntaste qué transportaba en el camión? –exclamó Jun fuera de sí golpeando los barrotes de la celda
-¿Cómo iba a saber? Me dijo que eran productos al por mayor –se defendió la joven- Aunque con eso del import & export...debí imaginar que importaban droga a la sangre y exportaban vómito y orina, jaja –bromeó, siendo callada por una mirada de fuego de su acompañante (la frase del import & export es de la serie "Scrubs", por si acaso, para que no me demanden)
-¿Te parece gracioso? ¡No puedo perder así mi tiempo!
-¿Y crees que yo sí? Ya te dije que tengo asuntos familiares que resolver, además tu futura esposa puede esperar
-¡Pero yo no!
-Ja, no te preocupes, en unos meses la querrás fuera de tu vida, te lo aseguro –se burló Paola
-¿Por qué tan segura, eh? –preguntó Jun fastidiado
-Porque aunque no me creas, y aquí donde me ves joven y risueña, ya tengo un divorcio en mi haber –aclaró la chica con orgullo
-¿Hablas en serio? –inquirió sorprendido, porque ella no aparentaba ser mayor que él
-Ahá, me casé en EEUU, en un viaje de vacaciones que hice a Las Vegas
-Eso explica todo ¬¬U
-Jajaja, pues sí, entre copas me casé con un uruguayo que también estaba de vacaciones y que acababa de conocer horas antes
-¿Un uruguayo?
-No te sorprendas, que aunque seas hombre, al verlo se te caía la baba –aclaró Paola sonriendo pícaramente- Era taaaaaaaan lindo, algo presumido, pero lindo al fin. Lastimosamente también era futbolista
-¿Qué? Cómo que lastimosamente
-No tengo buenas experiencias con los futbolistas, créeme
-Y la verdad no querría saber por qué
-El caso es que al día siguiente nos despertamos en el hotel y fue grande nuestra sorpresa cuando hallamos el documento que certificaba nuestro matrimonio. Mis amigos quisieron matarme y ni qué decir a él, al fin tuvimos que resolver el problema en una semana, durante la cual viví con él, pero no nos soportamos demasiado y concluimos que el divorcio era la solución más razonable
-¿Y después?
-Después nada, cada quien tomó su camino: yo regresé a Japón y...él también, porque resultó ser uruguayo-japonés, ¿no es gracioso?
-Francamente no
-Nunca olvidaré a Ryoma –aseguró Paola suspirando
-¿Ryoma Hino? –se escandalizó Jun
-¿Lo conoces?
-Me suena el nombre –mintió preocupado
-Ah...
Pasaron como 3 horas, posterior a las cuales un policía fue a abrir la celda y los dejó salir, para llevarlos frente al jefe máximo del lugar.
-El señor Mukura confesó todo y asegura que ustedes no tienen nada que ver en el asunto...
-¡Claro que no! ¡por supuesto! –dijeron ambos muchachos
-Por lo que no tiene sentido que permanezcan aquí –continuó el oficial- Así que pueden irse
Sin decir más, sólo con un simple "gracias" Jun y Paola salieron de la comisaría luego de que se les entregasen sus cosas y se alejaron lo más que pudieron del lugar.
