Capítulo 6

Gran error. Paola se quedó callada y lo miró pesarosa con lágrimas en los ojos.

-Eh...yo... –razonó Jun dándose cuenta que había hablado de más- Lo siento, no quería...

-¿No querías ser tan franco? –escupió Paola con desprecio

-Yo...

-¡Cállate! –estalló la muchacha- ¿Sabes algo? ¡tienes razón! Ryoma no me aguantó y por eso me dejó tan pronto

-Paola...

-¡¡Quieres saber algo más! –siguió ella rabiosa, mientras algunas lágrimas se deslizaban por sus mejillas- ¡Él no es el único que no me aguantó! Aun así yo traté de llevar nuestro matrimonio a algo más prolongado y le pedí que nos diéramos un tiempo... Sin embargo en ese lapso conocí a alguien muy bueno y amable conmigo que logró enamorarme, pero...él no sentía lo mismo, estaba enamorado de otra mujer ¡¡Sabes lo que se siente el saber que quien amas quiere a alguien más! Obvio que no...tú te casarás con una princesita de cuento que te espera; mientras a mi me espera la dura decisión de continuar o no con Ryoma

-No te entiendo...

-¿Sabes quién me espera en Nagoya? –indagó Paola con enojo, limpiándose con violencia las lágrimas- El mismísimo Ryoma Hino, que ya debió tomar una decisión acerca de nuestro matrimonio

-¿Pero no que tú y él...?

-¿Estábamos divorciados? –concluyó ella- Pues no, nuestro divorcio estaba en veremos...

-Lo...lo siento –se disculpó Jun cabizbajo y arrepentido- No quería...

-¿Lastimarme? No te preocupes, estoy acostumbrada

Paola iba hacia la puerta, cuando Jun la agarró de pronto y la abrazó con fuerza.

-No es cierto que no te soporto –confesó entre susurros- En este tiempo descubrí que despertaste nuevos sentimientos y emociones en mi...

-¿Qué?

-Una parte de mi quiere irse ya a Nagoya, pero otra...quiere quedarse contigo para siempre

Jun se separó suavemente de ella, que aun no creía lo que escuchaba, y la besó en los labios con delicadeza. Paola no tardó en responder al beso, sintiéndose muy feliz con él.

Momentos después ambos se dirigían nuevamente al bar dispuestos a desfogar su alegría contenida. En eso, cerca de la piscina, se toparon nuevamente con Machiko y Hikaru. Al verlos Jun empujó a Paola al agua y entró tras de ella.

-¿Los viste, los viste? –insistía Machiko que había reconocido a Jun, acercándose a la piscina

-¿Yo? No, nada –mintió Hikaru nervioso

-¡Hombres, siempre socapándose sus infidelidades!

-Déjalo ser, al fin que mañana se casa –pidió Hikaru tranquilamente

-¡Claro, como tú hubieras querido que "te dejen ser"! –ironizó su amiga indignada- ¿O no? Menos mal Oda es mejor amigo de lo que tú eres

-¡Óyeme, me ofendes!

-Pues deberías, no sé cómo estuviste a punto de estropear tu relación con Yoshiko

-¡Pero no lo hice! Así que deja de echarme en cara esas cosas

-¿Los ves? –insistió Machiko mirando dos figuras en el fondo del agua

-No –negó Hikaru --U

-¡Cómo que no! Sí están ahí, bien clarito se ve que son dos

-Déjalos, quizá son una pareja de novios que nada tienen que ver con Jun

Como no podían estar una eternidad bajo el agua, y casi a punto de asfixiarse, Paola salió a la superficie seguida por un Jun que sonreía nervioso.

-¡Ah, muchachos! –saludó, mientras Hikaru se golpeaba la frente

-¡Qué haces allí con esa mujer! –le reclamó Machiko

-Je, hola –murmuró Paola soplando para intentar quitarse todo el cabello mojado que le cubría el rostro

-¿Ella? Pues...le estaba ayudando a recoger un anillo que se le cayó –inventó el Príncipe de Cristal

Paola lo miró con cara de "¡o sea hello!" y se dispuso a salir de la piscina.

-¡No puedo creerlo de ti! –siguió Machiko- ¡Tú que te veías bien seriecito y responsable! Pero claro, los seriecitos son los que peores sorpresas traen –comentó, mirando de reojo a Hikaru que se indignó

-¿Quiere que la ayude? –ofreció Hikaru, ayudando a Paola a salir de la piscina

-Gracias –contestó ella despejando su rostro, quedándose luego bastante sorprendida- ¿Hikaru?

-¿Paola? –murmuró él estupefacto al reconocerla

-¿Paola? –repitió Machiko intrigada, acercándose- ¿Quién es, eh?

Jun también salió de la piscina y miraba a ambos alternativamente, que no dejaban de verse fijamente.

-Qué casualidad... –dijo Paola mirando en otra dirección

-¿La conoces? –insistió Machida

-Ella... –trató de explicar el águila del Norte

-Nos conocimos hace mucho –interrumpió Paola con cierto dejo de tristeza- Hace mucho, mucho tiempo

-Así es –corroboró Hikaru en un susurro melancólico

-Por cierto ¿cómo está tu novia? –preguntó Paola interesada

-Bien...

-Qué bueno, espero que sean felices y coman perdices –agregó la germano japonesa fingiendo indiferencia y marchándose- Adiós

-Adiós –murmuró Hikaru sin salir del trance

-¿De dónde la conoces? –inquirió Jun ceñudo

-Ella...

-Oh...¡ella era ésa, verdad! –estalló Machiko mirando detenidamente a Paola- ¡Por ella fue por quien casi dejas a Yoshiko!

-Basta Machiko –pidió Hikaru avergonzado

-¿Paola? –repitió Jun asombrado- ¿Ella...?

-La conocí hace mucho –confesó su amigo

-No puede ser... –balbuceó Jun- Por eso...

Y sin decir más se fue tras ella.

-¡Paola espera! –gritó al darle alcance

-Qué quieres –preguntó ella sin voltear

-¿Era Hikaru? ¿el hombre del que te enamoraste era él?

-Por qué querrías saberlo –murmuró ella cabizbaja

-Mírame –le pidió levantando su rostro por la barbilla- ¿Era él o no?

-¿Y qué si te dijera que fue él? –respondió Paola con tristeza

-Por eso nos pusiste como "la pareja Matsuyama" –dedujo Jun pensativo

-Fue el primer apellido que se me ocurrió –confesó ella encogiéndose de hombros

-¡Señores Matsuyama! –exclamó contento el señor Okita- Qué bueno verlos, quería avisarles que mañana a primera hora partiremos ya que el señor Hijikata está mejor

-¿Señores Matsuyama? –repitió Hikaru incrédulo, que se había acercado junto a Machiko que tenía cara de pocos amigos

-¿Amigos suyos? –preguntó el guía sonriente

-Ex amigos –aclaró Machiko enojada- El señor Misugi y al menos yo, somos ex amigos

-¿Misugi? –murmuró el señor Okita- Pero si ellos son Paola y Jun Matsuyama

-¡El único Matsuyama aquí es éste que está aquí! –estalló la muchacha de lentes señalando a Hikaru- ¡Éste es un indecente mentiroso y su nombre es Jun Misugi!

-¿Jun Misugi? ¿o sea que no es el doctor Matsuyama? –preguntó el guía confundido

-¡Cuál doctor si apenas sí está en la Universidad tratando de serlo!

-¡Nos mintieron! Cómo se atrevieron...

-Mejor es decir aquí corrió que aquí quedó –sentenció Paola, echándose a correr jalando a Jun del brazo

-¡Oigan, esperen! –exclamó Okita enojado

-Pero de esto Yayoi se va a enterar –refunfuñó Machiko viéndolos escapar, mientras Hikaru tampoco les quitaba la mirada de encima- Claro que se va a enterar...

Después de recoger rápidamente la mochila de Paola, Jun y ella se fueron con rumbo desconocido a recorrer la ciudad: sin dinero y sin soluciones.

-¿Ahora qué haremos? –preguntó Jun descorazonado

-Pues encontrar una forma de conseguir dinero –respondió Paola caminando mientras pateaba una piedrecita

-La policía –murmuró preocupado, volteando frente a una vidriera

Cuando Paola notó la cartelera del lugar frente al que estaban, puso cara de haber tenido una buena idea y empujó a Jun al interior. Una vez adentro notaron que había mucha gente rodeando una especie de cuadrilátero.

-¿Cuánto? –preguntó Paola al cantinero

-Cuánto qué –respondió aquél con desgano

-¿Cuánto es el premio del primer lugar?

-Treinta mil yenes

-¿Qué estás haciendo? –inquirió Jun curioso

-No te preocupes, déjamelo a mi –pidió la muchacha sacando de su mochila su discman- ¿Esto cubre mi parte de la apuesta?

El cantinero vio con detenimiento el lujoso aparato y asintió, dándole una ficha.

-Ven –le dijo Paola a Jun, yendo a buscar un asiento

-¿Qué estás haciendo?

-Buscando la forma de ganar dinero seguro –respondió ella buscando con la mirada y acercándose nuevamente al bar

Cuando regresó lo hizo con una máscara de yeso de arlequín, que se la acomodó a Jun.

-¿Pero qué haces? –inquirió él haciéndose el quite

-Mira –explicó Paola- Aquí hacen todo tipo de apuestas, y en esta ocasión apostaremos tus piernas –dijo, dándole unas palmaditas en cada pierna

-No entiendo...

-Ponte esta máscara –le pidió la chica- obviamente tú eres un futbolista, y para que no te reconozcan lo harás de anónimo, de todos modos nadie creería que un profesional de la J-League está aquí haciendo esto

-¿Haciendo qué?

-Dominios con el balón por dinero en un bar –terminó de explicar Paola sonriente

-¡¡Qué!

-Póntela –insistió ella acomodándole la máscara

-Pero Paola...

-Pero nada, hazlo bien. Tienes que estar así por al menos 2 horas

-¡Qué! ¿te volviste loca?

-No, así me demostrarás tu buen estado físico...

-¡Es turno del "Enmascarado futbolero"! –llamó un hombre desde el centro del escenario, mientras salía un hombre con la cabeza chamuscada (decía ser un tragafuegos infalible)

-Suerte –murmuró Paola, dándole un fugaz beso en los labios a Jun y bajando más la máscara