Capítulo VII: Pactos con el demonio.

Nada. La búsqueda no había arrojado ningún resultado. Cuando se convenció de que no encontraría nada, Rogran abrió los ojos, y lo primero que vio fue a Esteldal. Puso cara de espanto.

— ... por un segundo creí que eras el monstruo del pantano — le dijo, bromeando.

— ya despertó — le espetó Esteldal, sin saber si estaba molesto o no.

— ¿y?

— ¿cómo que "y"?

— ¿no le has explicado nada?

Esteldal soltó un bufido

— Ni siquiera lo entiendo yo, ¿y pretendes que se lo explique?

— ... eres un completo inútil.

Sakura no pudo mantener oculta la existencia de las cartas por mucho tiempo. Touya se había enterado desde el principio y su padre unos cuatro meses después de que Eriol regresó a Inglaterra. Y ahora estaban los dos tratando de averiguar porqué Sakura tenía que irse tan intempestivamente a un lugar indeterminado con dos sujetos desconocidos. La discusión iba para largo...

— Mira, no te estoy pidiendo que nos lleves — dijo Rogran. Empezaba a exasperarse por la vaguedad de la elfa, que decididamente se mostraba reacia a cooperar — basta con que nos digas cómo llegar

— bebed una copa de cianuro, y estaréis allá antes de lo que imagináis.

— ¡llegar vivos, mujer, llegar vivos!

— me temo que es imposible

— ... entonces... ¿ésas dos están muertas? — preguntó Rogran, esperanzado.

— No

— eso quiere decir que hay una forma de llegar vivos.

— Ellas son inmortales

— ¡Nosotros también!

— el único inmortal sois vos, y sois un demonio

— ¿y eso qué? (n/a: los prejuicios son malos!)

— vos ni siquiera podréis acercaros

— ... hagamos esto. Tú regresas y de algún modo las convences de que regresen, las mato, y todos felices.

/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ FLASHBACK /ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/

El rayo destinado a Esteldal también al alcanzó, pero no le hizo gran daño. Sólo le había provocado una gran somnolencia... la barca de la Luna había descendido completamente, y flotaba a escasos centímetros del suelo. Tilion, su timonel, desembarcó.

— Ha pasado mucho tiempo. Creí que ya habías vuelto. — le dijo a Nemmírë

— Esa senda, al parecer, me ha sido vedada — respondió ésta.

— espero que no sea así, porque ya no tienes otra opción

Nemmírë lo miró sin comprender. ¿Qué quería decir?

— ... Mandos ha hablado.

Eso fue suficiente aclaración para ella (n/a: pero no para el resto del mundo, lo sé.) , que se resignó y aceptó el olvido temporal que le concedieron las artes de Tilion, que la hicieron dormir sin soñar.

/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ FIN DEL FLASHBACK /ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/ˆ/

(n/a: ... pa' flashback que resultó)

— ... eso tampoco será posible.

Rogran se llevó la mano a la frente, y apretó los ojos y las mandíbulas. Acto seguido, respiró profundamente, y dijo:

— bueno, entonces tendré que posponer mi venganza y pasar directamente a la siguiente fase del plan. ¿Qué hora es?

— ... las once y media — respondió Esteldal. — ¿No debería haber regresado Sakura ya?

— Sí. Debería... en fin... voy por ella.

— Te acompaño — dijo Esteldal rápidamente

— No, tú te quedas aquí... traten de portarse bien. — dijo, y salió

— ... eso significa... — dijo Nemmírë tras un breve silencio, negándose a creer lo que sospechaba.

— bienvenida al grupo — le dijo Esteldal, adivinando sus pensamientos.

Rogran tocó la puerta de la casa Kinomoto. Fue Fujitaka quuien abrió

— ¿Puede salir Sakura a jugar? — preguntó Rogran (n/a: aaaah... imagínenlo con su gorra y su bat de beisbol y su mirada de niño inocente diciendo eso... -.-U ok, es imposible)

Fujitaka, sin decir palabra, lo hizo pasar a la sala, y cuando llegaron allí cuestionó a Sakura

— ¿éste es uno de ellos?

— sí — respondió Sakura, y se dispuso a irse.

— eres un demonio — le gruñó Touya al recién llegado (n/a: O-O y tú eres un humano!)

— Ésa es una fea acusación (n/a: lo del humano, o lo del demonio?). ¿qué me conoces para afirmar tal cosa?

— Es demasiado evidente.

Sakura estaba incómoda. Obviamente, no había dicho que Esteldal y Rogran eran una compañía nada recomendable. Pero también sabía que, no importara lo que hicieran, su padre y su hermano no podrían detenerlos. Esperó.

— ... por un instante, pensé que en serio creías en ángeles, demonios y cosas de ese estilo — rió Rogran, aparentemente aliviado (n/a: "La más hermosa habilidad del diablo es habernos persuadido de que él no existe" - Baudelaire)

— No creo. Me consta.

— Ah, claro. Ya recuerdo donde había escuchado el apellido "Kinomoto" antes. ¿no es algo hipócrita tratar de proteger a tu hermana de la misma fuente que te regresó tus "habilidades"?

La frase cayó como un balde de agua fría sobre todos los presentes.

— no sabía que él era uno de ustedes — se defendió Touya

— ... así que fuiste víctima de un perverso engaño... qué cosas... bueno, para que no te vuelvan a ver la cara de idiota, te diré que sólo los demonios ofrecemos ayuda sin que nos la pidan — se detuvo para reflexionar y agregó — claro, eso también aplica para los "santurrones" que pretenden ganarse el cielo, pero nuestra ayuda es más efectiva que la de ellos, ¿o no? Los espero afuera — terminó, dirigiéndose a Sakura y los guardianes. Salió, y antes de que pudiera darse cuenta ya tenía a Touya enfrente de él mirándolo con cara de pocos amigos (n/a: aaaah!! Que mello!! El coco!!! Corre, Rogran, corre!!!)

— ¿ahora qué quieres? — le preguntó, fastidiado.

— si algo le pasa a Sakura...

— ¿a eso le llamas amenaza? — rió Rogran — mira, si le pasa algo, no será por mi culpa (n/a: rajón), y lo más probable es que no te enteres.

— ... ¿regresará?

— no tengo idea.

Entonces salió Sakura, se despidió de su hermano y se dispuso a seguir a Rogran, que ya había empezado a caminar. (n/a: es más, ya había llegado, y se había vuelto a ir, y había vuelto a regresar.)

— Yue, Kerberos — llamó Touya — ... cuídenla bien

— claro — le respondieron ambos.