N/A: La estupidez ha vuelto a apoderarse de mí! Definitivamente he perdido el toque para los números. Mira que decir que éste sería el último capítulo, siendo que todavía falta otro... pero bueno, como es semi-epiloguesco, no podría llamársele "Capítulo" con todas sus letras. Como sea...

CAPÍTULO III: Tierra.

—Nadorhuan! —exclamó Eärendil, despojó de su arma a un orco y se lanzó contra Morgoth, quien lo rechazó con un golpe de Grond.

—Paciencia, marinero de quinta —se burló Melkor—. Vivirás para ver el fin del mundo. No esperes que te mate antes de eso.

Algunos de los demonios más jóvenes se inquietaron. ¿Tanta lucha por el control de la Tierra, para que fuera destruida tan rápidamente?

—No se alarmen —dijo Morglin a Rogran y Esteldal—. En el centro del planeta no está sólo el Silmaril, sino también la Llama Imperecedera, que es lo que dio vida a Arda. Con ella, Melkor creará tantos mundos como se desee, y la gloria de su reinado no tendrá fin.

Vindur, sin decir nada, desenvainó la espada y la mató antes de que pudiera reaccionar (c/p: bonito regreso, mi niño!). después, miró desafiantemente a Rogran, quien primero pareció perplejo y después volvió la cabeza con indiferencia.

—Si es lo que quieres, adelante.

Sin más, Vindur atacó a Morgoth, quien detuvo el primer golpe, pero también sus ataques fueron rechazados.

Mientras peleaban, sin que la balanza se inclinara a favor de uno o de otro, Sakura espabiló (c/p: a buena hora, criatura!), y con un rápido gesto indicó a Yue y Kerberos que entraran en el báculo, y llamó a The Light. Pronto, Eriol y Shaoran se le unieron para revertir lo que ellos mismos habían hecho.

Los demonios no sabían qué hacer. No parecía que este último intento de insubordinación fuera a arruinar sus planes; y en su final se comprobó que fue sólo una pérdida de tiempo, pues Vindur fue arrojado de un golpe, igual que Eärendil.

Nemmírë fue hacia donde él cayó.

—¿Estás bien?

—Todo esto es mi culpa.

—No es así. El Destino del Mundo estaba escrito antes de que tú nacieras.

—Todo habría sido diferente si... —se detuvo al ver que se había quedado ida—. ¿Nemmírë? ¡Reacciona!

Hasta allí llegaron Eriol, Kerberos, Ruby Moon, Sakura, Shaoran, Spinnel Sun, y Yue (por estricto orden alfabético). También se les unió Rogran, llevando a Eärendil, quien también estaba ido.

—Que manía de los elfos, desconectarse en estos momentos —intentó bromear el demontre por última vez (c/p: quien esto escribe empieza a reír como maniática obsesiva que por fin ve cumplido su... bah, a quién le importa). No consiguió arrancar ni una sonrisa (c/p: y la risa continúa)—. Venga, no sólo ustedes morirán. A estas alturas los dioses están muertos, y cuando se destruya el mundo fallecerán los Valar y los Maiar también. Incluso dudo de la supervivencia de Melkor.

Silencio.

Aunque la magia de Sakura y Eriol dejó de oscurecer el cielo, las nubes de ceniza y humo que emanaban de los volcanes cubrían el sol, si bien el firmamento se tenía del color de la sangre seca por el resplandor de la lava y las rocas incandescentes que no dejaban de salir.

Los elfos, aturdidos, recordaban sus larguísimas vidas sin emoción alguna, pues sólo podían sentir desesperación e impotencia al escuchar los gritos desgarradores de las rocas, los árboles, las aves, las flores; toda la tierra se desgañitaba mientras agonizaba y sangraba por infinidad de llagas ardientes (c/p: órales... debe doler).

Entonces, con un grito que acalló todas las demás voces, Melkor invocó un terremoto tan poderoso que el eje de rotación de la Tierra se volvió absolutamente vertical y la partió en dos, obteniendo por fin el último de los Silmarilli y la Llama Imperecedera.

Y con ellos en su poder se presentó ante Ilúvatar, y frente a Ilúvatar sonrió.

Y, en sus Estancias Intemporales, frente a todos los seres que ha habido en el mundo y los Ainur, Ilúvatar le correspondió.

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Nadorhuan: "Perro cobarde"

Ainulindalë: "La música de los Ainur". Al principio de los tiempos, Ilúvatar comunicó a los Ainur ciertos Temas para que ellos compusieran una Gran Música. Y de su Canción se creó el mundo, pues Ilúvatar transformó en materia todos los pensamientos de la Canción, y envió al Vacío la Llama Imperecedera para hacerlo real. Cuenta la leyenda que Melkor discordó con todos sus hermanos, pues deseaba crear el mundo a su manera. La primera vez, Ilúvatar sonrió y de su mano izquierda brotó un Segundo Tema. Melkor discordó otra vez, e Ilúvatar hizo surgir de su mano derecha un Tercer Tema, al que ninguno de los Ainur le agregó nada, pues no lo comprendían, y que tomaba todas las notas triunfales de Melkor y las entretejía en su propia solemne estructura. Después, Melkor empezó a hacer ruido (porque eso ya no era música), e Ilúvatar, levantándose, serio, alzó ambas manos y todo terminó con un acorde increíble.

Ainur: "Los Sagrados". Vástagos del pensamiento de Ilúvatar, que estuvieron con él antes que ninguna otra cosa. Los que descendieron a Arda y se encadenaron a ella fueron llamados Valar, pero los menos poderosos que eligieron este camino fueron llamados Maiar.

Entre los Valar, los más poderosos son los Aratar, que son los que se sientan en el Mahánaxar.

Y ya me cansé. Sépanse que el semestre pasado hice un análisis de lectura de El Silmarillion. Si a alguien le interesa, se lo mando. Nada más denme su correo y espérenme un rato porque, como lo entregué a mano, nunca lo pasé a la computadora.

Y ya. Ahora sí, el próximo capítulo es el último y después sigue la Mitología completa. Si tienen alguna pregunta sobre alguno de los OC's mencionados, háganla de una vez, porque ya no se volverá a hablar de ellos (bromeo. No los aventaría al baúl de los recuerdos así como así. Bueno... a algunos tal vez sí)