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Al fin llegaron al Laboratorio después de unos minutos.
— Rayo, mira este laboratorio. — Dijo God con una emoción que sobresalía de él. — Parece como el de los libros que leímos. –
— (Si, el de esta página es igualita al Laboratorio de aquí.) —dijo la rata eléctrica igual de emocionado que su entrenador.
— Lo sé, parece que pudieran vivir como 30 o 40 científicos con sus pokemon y todo. — Dijo aún más emocionado que antes aunque con esa extraña conversación entre entrenador y pokemon que Liv se quedó viendo cómo hablar con su pokemon eléctrico.
— Él siempre ha sido así, le encanta hablar con sus pokemon. — dijo Daisy defendiendo a su amigo para que no pensara raro de el— Sabemos que se ve raro pero es muy bueno, de hecho así él se hace más fuerte...—
— Deja de decir mentiras, solo es puro instinto e intuición. – Dijo Tony cortándole el rollo a su compañera recibiendo otro golpe en su hombro. — No metas cosas que no son verdad. –
— Yo también lo hago a veces. Eso lo hace normalmente los entrenadores que están muy unidos a sus pokemon, él está muy unido a Pikachu, entonces eso explicaría como se compenetran entre sí. — dijo Liv con su forma serena y tranquila de antes.
— Bueno ya, entremos de una vez que me aburro aquí afuera. — dijo Daisy fastidiada y cansada por todo lo que pasaron y todo ese tiempo perdido.
Al entrar vieron a muchos científicos trabajando arduamente en distintas cosas y temas, el edificio parecía ser mucho más grande por dentro que por fuera gracias a la cantidad de personas que estaban en ese lugar. Parecía una reunión familiar ya que todos saludaban a Liv, todas las conocían, pero esta '' reunión familiar'' termino a cabo de la poca paciencia de Daisy para saber qué harían por el profesor o a donde irían y le devoraba la emoción saberlo, aunque no solo era ella sino que God estaba igual y lo que más asombraba era que Tony también aunque él lo escondía bastante bien.
Mientras iban explorando el lugar, la atención de Liv se fijó en un científico en particular, este era mucho más alto, de pelo negro algo corto y tenía entre sus brazos a un Eevee de color marrón, el hombre no parecía muy mayor aunque debía tener alrededor de 25 años. Liv al verlo se acercó con mucha felicidad a saludarlo, lo que para los demás parecía otra persona de la que habían visto.
— Tío León. — Dijo esto Liv abalanzándose sobre él.
— Hola, Liv, creciste mucho, ya no estás tan enana. — dijo el señor con una actitud algo infantil.
— Tío, ya crecí, entiende que ya no soy una niña. — dijo Liv algo enfadada por el comentario no deseado de su tío.
— Bueno, es cierto una cosa ya creciste aunque te costó dejar los pañales hasta los seis años. — Dijo el tío en el oído de Liv haciendo que ella se sobresaltara de la pena más roja que un tomate.
Este comentario lo escuchó el trio de amigos, lo cual hizo efecto diferente en cada uno de ellos. A Tony le daba igual, a God no le hizo efecto alguno y es que era bastante comprensivo con los defectos de los demás, mientras que en Daisy ese comentario había sido supe efectivo no podía retenerse las ganas de reírse a carcajadas por el comentario sobre los pañales de la tan gloriosa hija del profesor Boreal.
— Tío, eres un hijo de p... —
Al oír todo lo que le dijo Liv a su propio tío, todos quedaron con la boca abierta.
— Chica ruidosa. — dijo Tony con su forma indiferente y su actitud arrogante.
— Ya veo que tan hermosa es por dentro la hija del profesor Boreal. — dijo Daisy sarcásticamente con una sonrisa maliciosa en su dulce cara.
— Bueno, no perderé más tiempo contigo. Chicos vengan vamos a... ¡Esperen! ¿Dónde está God? — Al decir esto, Tony y Daisy vieron a su alrededor y vieron que su amigo de la infancia había desaparecido desde quien sabe cuánto tiempo.
— Con razón hubo tanto silencio. — Dijo el castaño al ver que no había pista alguna de donde se había metido.
— Bueno, recuerda que es muy silencioso a veces. — dijo Daisy mientras veía a donde se metió su amigo de la infancia.
— ¿Y? ¿Qué esperan? Hay que buscarlo. — dijo Liv preocupada. Empezaron a buscar al chico con el Pikachu medio naranjazo...
Mientras que en otro lugar...
— Mira amigo, este lugar es enorme. No me sorprendería porque este profesor es tan famoso, con un lugar así cualquiera se le nombraría con el nombre del profesor más importante de la región de Johto. — dijo emocionado mientras observaba a todos los científicos en sus actividades.
— (Si, mira que conseguí). — dijo el ratón eléctrico en su idioma mostrando una pokeball en sus pequeñas patitas. Al tomarla, el entrenador se había quedado observando dicho objeto un buen rato. Ciertamente tenía un vasto conocimiento en los diferentes tipos de pokeballs, esto se debía al gran conocimiento de su abuelo que se la pasaba ensenándole a su pequeño nieto los diferentes tipos de pokeballs. Gracias a eso, el chico de ojos carmesíes pudo identificar la pokeball parecida a la parkball con el símbolo del wifi, como el nuevo modelo que su madre hace poco le había hablado.
— Es una Lineball, la pokeball de conexión especial. —Preguntó el entrenador asombrado por la rareza de pokeball y curios mientras observaba cada detalle de esta. – Rayo ¿Dónde la conseguiste? Según se dice que aún no estarán a la venta durante un largo tiempo. —
— (Una de esas mujeres con bata me vio algo extrañada pero luego de un par de cositas, me dejo ir y me dio esta cosa como regalito). — Dijo el tipo eléctrico respondiendo a su entrenador.
Al escuchar eso, God vio a más profundidad de la pokeball misteriosa examinando cada detalle por dentro y por fuera sin prestarle atención al camino dejando al cuerpo moverse inconscientemente. Al pasar un rato algo largo caminando, God había llegado al techo tras subir unas escaleras en ese lugar, el campo de batalla era el techo en el cual se definía o se suponía que ahí los pokemon eran investigados mientras luchaban entre ellos. Al ver eso, God, pensó en empezar a entrenar un poco a Discharger, aun debían entrenar un poco más la fuerza de disparo antes de pasar a entrenar la velocidad y el tiempo de reacción.
— Sal, Discharger, ven a entrenar. — Lanzo la pokeball de cuatro estrellas al aire donde al abrirse se vio descender a un Charmander dorado con estrellas brillantes bailando alrededor de él.
— Disc ¿Recuerdas lo rápido que fuimos al despertar en la mañana? Esa velocidad puedes llegar a tenerla en tan solo 6 pasos. — dijo God animando a su compañero para comenzar su gran y difícil entrenamiento. — Comenzaremos por el principio, el Esfuerzo. —
— Bueno vamos a... ¿Pero qué…? — Se había oído un poderoso rugido de alguna parte, se sentía como el viento había cambiado de tan tranquilo hasta el punto que unos remolinos casi son mandados a volar por su inmensa fuerza y velocidad a la que se movían las aspas En esos momentos una extraña sombra apareció en el cielo, era un pokemon enorme del tipo dragón o parecido, más o menos se podía decir que era un pokemon tipo volador.
— ¿Que pokemon es ese? — dijo eso mientras forzaba la vista para intentar identificarlo.
— Es un Aerodactyl. — dijo una voz tétrica y fría.
— ¿Quien está ahí? — dijo God sorprendido mientras buscaba a la persona dueña de esa voz de pesadilla. Veía a su alrededor pero no encontraba señal alguna del origen de dicha voz, pero el rayo de luz absorbiendo al Aerodactyl en pleno vuelo hizo volteara a verlo.
— Estoy aquí. — dijo esa voz siniestra en forma de eco. Tras eso, God descubrió que el extraño estaba en la antena más grande de todas, justamente en la punta de esta se encontraba parado cruzando sus brazos más la luz del día no le dejaba verlo bien.
— ¿Quién eres tú? — Preguntó God dando un paso hacia atrás al ver y sentir una extraña sensación por su espalda al oír esa tétrica voz. — ¿Y qué onda con esa voz? Apenas puedo entenderte. –
— Me han llamado de muchas maneras, pero puedes llamarme Mz. — dijo o más bien se alcanzó oír lo parecido ya que esa tétrica voz no se le podía entender debido al eco siniestro. — Soy por así decirlo… un Mediador entre dos bandos. –
De un sorprendente salto bajo colocándose justamente en frente de God haciendo que este retrocediera de un salto junto a sus pokemon. Apenas se podía verlo bien, era de cuerpo delgado bastante alto y por su traje parecía un poco más alto pudiendo decir que tenía cerca de 20 años de edad. Su vestimenta a decir verdad era un tanto extraño para la zona en que se encontraba, usaba un abrigo de invierno donde salía gran parte del cuello pelos amarillos alrededor del cuello, unos jeans ajustados negros que mostraban un poco de cintura, y zapatos negros de punta.
El detalle más preocupante de todo el sujeto era que llevaba una extraña máscara plateada. Los detalles de esta parecían estar hechas de alguna aleación de metal liviano que estaba sujetada al rostro del sujeto por medio de una correa que pasaba por la nuca de su cabeza, no tenía tantos detalles aparte de que parecía el rostro de un Mecha o de algún robot siendo su ojo izquierdo una clase de ojo de águila humanizado. Esta mascara le cubría completamente el rostro solo mostrando un orificio en el lado derecho que se suponía era para ver. Tenía un cabello largo del color amarillo pálido que sobresalía de su máscara y completamente levantado por la estática.
— Hace tanto que no veo a un Forcehold, los grandes… "campeones" del mundo. La última vez que fue que uní me camino con uno fue hace varios años con tu hermano, el antiguo campeón. — se le logro oír entre ese eco y la estática de la máscara.
— ¿Conociste a mi hermano? ¿De dónde lo conoces?— preguntó God bastante apresurado aunque no podía culparlo ya que era la primera pista que oía de su hermano desde su desaparición. Cuando se trataba de cosas en las que su hermano había participado el chico de ojos rojos era demasiado agobiante y quería saber cada detalle, claro que no se le podía culpar el querer encontrar a su hermano mayor quien había desaparecido dos años tras. Cualquier pista le podía ser muy útil para ver si encontraba algún indicio que le diera el paradero de su hermano, esa era ante todo su mayor meta.
— Él y yo fuimos aliados una vez… teníamos una misma meta y podría decirse que éramos un buen equipo… pero desde entonces no sé nada de Corona Negra…— le escucho decir esas palabras entre el ruido molesto.
— ¿Porque estás aquí entonces?— preguntó God aun preocupado y apresurado.
— Ayer sentí una extraordinaria cantidad de energía y el rastro me ha traído hasta aquí. — Se escuchó decir más o menos al extraño enmascarado. — También quise confirmar los rumores… —
— ¿Qué rumores? ¿Qué es lo que dicen? Habla. — Grito God aumentando cada vez más su enojo y su impulsiva actitud ya que no le estaba diciendo nada de lo que le interesase sobre su hermano. — Tengo poca paciencia, así que habla ya. –
Aquel misterioso sujeto solo dio como respuestas el frio silencio junto al fresco sonido del viento que había llamado su atención. El sonido de sus pasos fue lo único que pudo escuchar mientras Mz se acercaba a la cerca de metal, de ahí se quedó viendo al cielo azul por un par de segundos como si sintiera que el viento trataba de susurrarle algo dejando extrañado al chico de ojos rojos junto a los dos pokemon variocolor. Al final, God estando ahora más irritado iba a volver a hablar, pero antes de que pudiera hacerlo el sonido de aquella voz mecanizada junto a la estática disonante cortara la tensión.
— Sabes… Este mundo no es como lo crees en realidad, hay miles de cosas que no pueden ser vistas ni siquiera para los ojos de los altos mandos. Es tan frágil… este sitio es demasiado manipulable para ambos bandos, ni siquiera pueden ver como todo esto terminara, ni siquiera saben cómo todo comenzó de nuevo... –
— Espera ¿De qué estás hablando? – Preguntó God sin entender, o casi pudiendo oír, lo que decía aquel extraño sujeto.
— Hace mucho tiempo atrás… hubo un accidente catastrófico. Después de la creación de Arceus, hubo una explosión que destruyó todo lo que existía y todo lo que iba a suceder jamás pasaría, un mal cálculo en la expansión de la materia provoco un gran cambio universal en el flujo del espacio y tiempo. — Se le logro oír en todo el ruido que hacía, esto atrajo bastante la atención de God y sus pokemon. Así tras esto Mz continuo con la historia. — Todo fue erradicado, todo a excepción de dos seres que por azares del destino habían obtenido la fuerza para sobrevivir. Quienes el mundo les concedieron una segunda oportunidad fueron un pokemon y un humano. Esos dos seres estuvieron al punto de pasar a otro mundo, estaban completamente indefensos y sin ninguna posibilidad de sobrevivir, para era ellos era el final de todo. –
— Lo que al gran Arceus le tomó tantos siglos en hacer mucho tiempo atrás fue desvanecido en la nada, el gran Alfa despertaría millones de años después para ver que la vida que había creado fue destruido hace miles de años atrás y saber que el plan maestro fue completamente deshecho sin siquiera poder ver el Milagro de la Vida. —
Iba a seguir contando la historia pero fue interrumpido por God.
— Oye, señor enmascarado. Es una buena historia pero ¿Que tiene que ver con que tú estés aquí? — preguntó God un poco más calmado pero ya perdiendo la paciencia por la desesperación y las respuestas que le exigía al enmascarado. Algo que no esperaba el chico con el Pikachu variocolor en su hombro fue Mz apuntándole con su mano izquierda y se le escucha decir de una forma algo alta la voz escalofriante.
— Todo a su tiempo, Ryuseiider. Todas tus preguntas se responderán a su tiempo, todo será aclarado. — Tras haber oído al misterioso Mz God no tuvo más que conformarse y seguir escuchar su historia.
— Al verse perdidos en la nada ellos creyeron que era su fin, pero descubrieron que un poder oscuro había sido atraído por ellos. Ella les propuso un trato, ella les daría el poder para comenzar otra vez, un nuevo mundo y una nueva vida. Tentados por el miedo pensaron que debían tomarlo, pero el precio era muy alto para ellos, tenían que sacrificar sus valores, sus emociones, sus sentimientos y su libertad. -
- La oscuridad les dio un tiempo para decidir lo que harían, pero el humano sin vacilar ni un segundo se negó ante esa oferta, él prefería desaparecer en la nada antes que ser un esclavo del odio sin objetivo alguno lo cual el pokemon lo apoyó, aunque esa decisión no le importo en lo absoluto a las oscuras tinieblas. Ella solo los ignoró e intento poseerlos en lo cual tuvo éxito, la oscuridad los había absorbido y adentro de ellas los seres estaban peleando por intentar salir, pero sus continuos intentos fueron en vano. -
— ¿Y luego que paso? — Preguntó God lo que era increíble para Rayo ya que era la primera vez que se interesaba su entrenador en algo que no fuera ni una batalla ni una comida o incluso algún concurso o algo relacionado con esos seres conocidos como pokemon.
Después de dos minutos de calma mientras Mz veía las nubes siguió contando la historia a God.
— Imagínate tener o poder tener todo ese poder en tus manos. Algo así enloquecería a cualquiera, pero esos dos seres… seguían peleando... para poder salir ayudándose mutuamente para poder salvar al otro. Fue la primera unión de toda la historia, la primera interacción entre pokemon y humano, es sorprendente ¿No lo crees?— Se le escucho decir eso entre la estática y los ruidos molestos de la máscara. — Ellos nunca se habían dado por vencido, no se rindieron y esa no fue a la primera vez. Era increíble, pero ese ''afecto'' logró algo que nunca se podrá olvidar. — Se le oyó decir a Mz.
Era increíble pero había dejado a God y sus compañeros con la duda hasta que se hartó de la espera y gritarle al enmascarado: — ¿Y qué pasó luego? —
— Ellos formaron un vínculo, un lazo que los unió por un breve periodo de tiempo, la unión del cuerpo del pokemon con la mente del entrenador. —
— Lo estas inventando. — Grito God con mucha impaciencia.
— Entiendo tu incredibilidad acerca de esto pero he pasado estos años buscando la verdad y mi palabra es real. Esa "unión" se convirtió en un poder increíble, su fuerza había sido incrementada por ese pequeño periodo de tiempo, pero era suficiente para poder salir de ahí. Estaban al mismo nivel que la oscuridad que por el resplandor ella les dejó salir, y los dos seres, frente a frente, con extraordinarios poderes en una pelea para la recreación de todo. –
— Aunque pareciese que la batalla no tuviera final, esa unión resultó ser mucho más fuerte que la siniestra oscuridad, pero como la oscuridad supo que no podía ganar quiso destruir a ese ser explotando y destruyendo a ambos seres en la absoluta nada. Sus poderes fueron tan fuertes que se esparcieron por todas partes incluyendo en el espacio, en el tiempo y hasta en el otro mundo. Esa energía se fue desarrollando como luz y oscuridad aunque parte de esa energía sigue rondando ente nosotros, pequeñas partículas invisibles ante nuestros ojos conocidos por su vínculo junto a la vida, todas las personas y pokemon poseen cierta cantidad dentro de ellos. –
— Así que eso, pero ¿Que paso con la pelea? — preguntó el chico y sus variocolor a la misteriosa identidad enmascarada que había dejado la curiosidad con intensión, pero lo que siguió dejo perplejo a God. Mz le apunto con una greatball sin mirarlo a los ojos.
— Antes me habías preguntado acerca de los rumores que me trajeron hasta aquí ¿No es así? – Dijo Mz tétricamente con aquella voz mecánica junto al frio eco que provenía de aquella mascara. — En una región lejana me habían dicho que el balance en esta región ha estado en un constante cambio desde hace tiempo, sin un guardián que proteja el mundo estamos destinados a vivir en la oscuridad y continuaremos el camino que hace mucho El Orgullo y La Empatía nos salvó, pero a la vez nos condenó a vagar por nuestra cuenta. Todos los caminos en este mundo llevan a la destrucción, los pokemon fueron creados para vivir y los humanos para sobrevivir. —
— ¿Qué? ¿Ahora te volviste poeta? Eso no tiene nada que ver con un rumor. Te he estado escuchando todo este tiempo esperando a que me digas más acerca de mi hermano, pero no. Me cuentas un cuento para niños, ya estoy harto de esperar. – Grito God completamente enojado, una parte de lo que tenía dentro había salido y ya no podía aguantar más aquel sentimiento de culpa que residía en su pecho. – Dame una razón para que no tome mis cosas y me largue de aquí. –
— ¿Quieres saber el por qué? ¿Quieres saber por qué sigues soñado el mismo sueno uno y otra y otra vez? —
— Ese sueño… — Al haber oído aquellas palabras hizo que el chico abriera completamente sus ojos carmesíes y un sudor frio paso por su frente recordando aquella sensación tan desagradable, para que luego volteando a ver sus manos recordara como estas estaban manchadas de la sangre de aquel extraño Charizard. Los dos pokemon simplemente no entendían que era todo eso de lo que se referían, pero de algo si estaban seguros y era el chico de repente parecía como si el miedo lo consumiera. — ¿Ese sueño… tu sabes qué significa? –
— Ha acertado, yo sé que es usted y también a la otra cara en su interior. Siempre has vuelto para perder ante tus instintos, y esta vez no será diferente a las demás. La destrucción y la muerte es un camino al cual no puedes renunciar, Ryuseiider. –
— Otra vez con eso. ¿De qué carajos estás hablando? – El entrenador no entendía nada de lo que se refería aquel sujeto, aunque sentía que lo que estaba diciendo era importante no lograba entenderlo y claro está que el molesto eco junto a la estática que se escuchaba en cada una de sus palabras no le ayudaba a entenderlo mejor. — ¿Qué quieres que haga para que me digas lo que quiero oír? –
— ¿Qué es lo que quiero? Es algo que ya deberías de saber a estas alturas. – Dijo Mz mientras tomaba aquella greatball en su mano y lo atrapaba con la otra. — Quiero que despiertes, aunque para eso tenga que obligarte a liberar tu verdadero tú. –
— ¿Qué? Entonces… —
— Has acertado, joven Forcehold. Quiero que me muestres si eres tan fuerte como tu hermano, es hora de que me muestres tu fuerza. — Se le escucho decir el enmascarado. En esas palabras, God, había sacado fuerza y ganas de pelear ya que el entendió que; si lo vencía le diría todo lo que sabía.
— Muy bien, acepto. — El entrenador soltando aquel grito se preparó para combatir aun sintiendo aquel sentimiento que lo acosaba desde el momento en que se había levantado de la cama, aquella sensación que lo presionaba a tal punto que su misma cabeza sentía que tal vez estaba perdiendo el tiempo. Aun así, era una oportunidad para quitar sus dudas de su cabeza, y eso bastaba para que el entrenador estuviera decidido en ganar. — ¡Adelante! –
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