03 – Marzo – 2017


Cap 33 El misterio tras la máscara

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Temari enojada como estaba se dirigió hacia la persona que estaba segura que la haría enojar más que aquel ladrón de pudines.

- Kaede, este peinado me hace doler la cabeza ¡Quítamelo!

- Pero señorita, apenas si ha pasado una hora de la fiesta ¿cree poder soportar más? – preguntó persuasiva tras su diminuta máscara negra.

- Estoy harta – dijo abriendo mucho los ojos.

- Por favor. Solo espere un poco más. En media hora llegará su prometido para el baile tradicional.

- ¿Baile tradicional? – preguntó con curiosidad.

- Si… se tocará el himno de nuestro país, el cual, la preparo de una vez, es un poco largo.

- ¡¿Que?! Si querías prepararme debiste decirme hace días!

- Lo… lo siento señorita Temari. Temía que si se lo decía, haría lo que fuera por molestar a mi señor.

- No te mato ahora solo porque tenemos público. - Kaede sonrió, con los días había aprendido a lidiar con Temari y acercarse a ella para saber que nunca le haría daño realmente. Las amenazas de asesinato habían pasado a ser solo una broma.

- No se preocupe, el baile podría serle divertido.

Aquello había funcionado ligeramente, Kaede la había hecho enojar más que aquel enmascarado. Esa mujer tenía suerte, de verdad la quería matar, si no es porque ya la consideraba como su amiga, le habría puesto veneno en la comida hacía días.

Lo prometido es deuda. Tal como dijo Kaede, tras varios minutos muy aburridos el entorno presentó un cambió de luces y Temari vio al Daimyo acercarse a ella. Le sonrió y le pidió el baile. Temari no tuvo más que aceptar.

- ¿Estas disfrutando la fiesta? - ¿otra vez la misma pregunta? ¿Que no era obvio que no la disfrutaba?

- Claro…

- Bailas excelente. Supongo que la criada te enseñó este ritmo.

- No, como kunoichi parte de mis clases consisten en aprender otras culturas – así como seducir hombres a través de diversos bailes, pero eso no debía saberlo.

- Déjame decirte que lo haces muy bien. Y pensar que yo mismo estaba dispuesto a enseñarte como hacerlo – dijo presionando más su cintura hacia él y con cierta sensualidad nada acorde a lo que quería Temari.

- Ya ve que no es necesario.

- Es una lástima que deba compartirte con tantos invitados. Quisiera que no fuera tan larga la música para poder estar más tiempo contigo – dijo triste.

- ¿Compartir?

Sin que el daimyo pudiera responder a su pregunta, vio que a su lado se posó una persona desconocida.

- ¿Me permite?

- Con honor – en cuanto su nueva pareja de baile se acomodó para seguir el ritmo, vio que todos los invitados empezaban a bailar al mismo tiempo dejando la pista demasiado llena. Notó que el Daimyo bailaba con otra mujer y comprendió que así era la dinámica… bueno, a lo mejor ese baile si podría ser divertido si no tenía que bailarlo todo el tiempo con él.

Pero se estaba hartando… contó que tenía que bailar alrededor de tres minutos con cada pareja ¿Qué acaso nunca se acababa? Ya era el séptimo y notó que al menos la pisaba menos que el tercero y fue decente en explicarle que el baile era una muestra de resistencia física y mental. No cualquiera pasaba veinticinco minutos bailando sin cansarse o aburrirse.

- ¿Me permite? – Genial… el octavo

- Con honor – Respondió con una reverencia al igual que los anteriores. Su nueva pareja al tomarla de la mano con aquel brazalete le dio un giro inesperado hasta que quedara frente a él y tras posar la otra mano en la cintura empezó el baile.

- No puede ser cierto – dijo frunciendo el ceño intentando apartarse.

- Es una terrible falta de respeto cortar este baile. No querrás llamar la atención de todos ¿o si? - dijo apegándola más a él, Temari notó que era un poco más alto y robusto que Shikamaru lo que de cierta forma, la intimidó. No es como si nunca antes hubiera estado o combatido con hombres de esa contextura pero el solo pensarlo… ¡Ajj, ni sé por qué los comparo! ¡cálmate Temari!

- También es una terrible falta de respeto tomar lo ajeno.

- El bendito pudin estaba en la mesa, yo solo lo reclamé.

- Ni sé para qué insisto, usted es demasiado problemático.

- Con que problemático, eh?… aquí parece ser usted la problemática – Temari se sonrojó. No pudo evitar recordar los ojos negros que si deseaba ver, no aquellos azules estorbosos.

- No me llame así – dijo frunciendo el ceño.

- ¿Algún problema con eso? Usted empezó.

- Solo no lo haga, no tiene el derecho para hacerlo.

- ¿Acaso la pongo nerviosa? – dijo apegándola más a él.

- Mire, bailo esto con usted porque es una tradición, pero usted no me altera en lo más mínimo. Sabrá que amo a otro hombre y estoy comprometida.

- ¿Y es la misma persona? – preguntó son suficiencia haciéndola irritar.

- ¡¿Cómo se atreve?! Es una pregunta estúpida. – Dijo frunciendo el ceño con más ímpetu.

- ¿Y por qué no la responde? - presionó

- Porque no es de su incumbencia.

- Quizá si lo es. – dijo susurrándole al oído pero lo alejó… si la ponía nerviosa.

- Ni siquiera intente coquetear conmigo, dejé esos jueguitos hace mucho tiempo y si no me interesa, no logrará nada.

- Aun así la siento temblar en mis brazos.

- Es rabia. Normalmente no dejo que nadie tome mis cosas y el que usted siga vivo es molesto para mí. – él vio su brazalete por breves segundos.

- Podría matarme con esa cosa si quisiera. – Temari supo a lo que se refería y respondió extrañada.

- No sin levantar sospechas.

- Podría admitir que me prefiere vivo.

- O usted podría confesar por qué retiró sus guantes. – Dijo ella señalando lo obvio.

- ¿mis guantes? – preguntó extrañado – bueno, el pudin estaba tan delicioso que no me pude resistir a escarbar hasta el último rincón – dijo sonriendo y picándole el ojo y con los dedos anular y medio de la mano que sujetaba la de ella hizo una presión sugerente como masajeándola sobre el dorso. Cuando lo hizo, notó de nuevo aquella familiaridad que le molestó y se sonrojó notablemente al imaginar lo que le evocaba aquel movimiento, notando que también lo hacía con la mano que tenía tras su espalda.

- No podrá seguir molestándome con eso. Ya no le doy mayor importancia… solo era un pudin – dijo intentando restarle importancia.

- ¿ah si? Bueno, la verdad pensé que podría divertirme con esto un poco más, aunque supongo que lo haría si hubiera sido un pudin de castañas – Temari frenó el baile en ese momento, pero él la guio para continuar el baile.

- ¿Qué dijo? - ¿Cómo sabía aquello?

- Dije que si hubiera sido un postre de castañas ya estaría mutilado… pero puede estar tranquila… prometo que cuando te vuelva a ver, te recompensaré con más postres. – Temari lo miraba extrañada sin saber qué pensar. ¿Me…. Me está tuteando? ¿cómo sabe eso sobre mí?

- ¿Qué? … ¿qué le hace pensar que nos volveremos a ver?

- No solo lo pienso, estoy seguro de ello.

- Es un completo iluso. No planeo volverme a cruzar con usted tras esta fiesta.

- Yo no estaría tan seguro de eso… la próxima vez que la vea será muy… estimulante…

- ¿Estimulante? ¡¿Que se cree?! – dijo ya con grandes ganas de estrenar el brazalete que le había dado Shikamaru

- Permítame ponerlo de esta forma… le daré su delicioso pudin y todos los postres que quiera para que los lama y saboree como desee en la comodidad de un lujoso Motel… con un fino sake, la comodidad de una cama con sábanas de seda… pero tendrá que prometerme que me dejará a mi relamer hasta la última gota, hasta donde alcance mi lengua, de aquel delicioso manjar… el pindín… quiero decir…- dijo mirándola de arriba abajo sin pudor picando de nuevo el ojo y sonriendo tras la máscara mordiéndose sutilmente el labio. Temari con un autocontrol digno de admirar atinó a apretar su mano hasta el punto del más fuerte dolor que podía causarle para no pegarle en la entrepierna y llamar la atención de todos.

- Mire malparido, hijo de puta, no me está gustando nada su jueguito. Si cree que puede venir aquí y tratarme como a una cualquiera solo porque ahora no puedo defenderme, está muy equivocado. Ya amo a alguien y no voy a permitir que crea que puede poner una mano sobre mí sin mi permiso.

- ¿Eso significa que ahora tengo tu permiso? – preguntó como si le diera igual el dolor en su mano y en su hombro, reafirmando su agarre.

- No por mucho tiempo, en cuanto acabe este estúpido baile me encargaré de que seas asesinado en la próxima hora con la mayor discreción posible… nadie se dará cuenta hasta dentro de dos días que vean su cadáver en el desierto siendo devorado por las aves carroñeras – respondió con tal seriedad que él supo que era cierto… y si… era cierto.

- Tú eres una mujer de armas a tomar ¿no? – respondió intentando ocultar su temor tragando saliva.

- Por algo soy llamada la kunoichi más cruel y considero que agradecerás no volverme a tutear porque eso hará su muerte más dolorosa de lo que ya tengo planeado – él resopló con algo de miedo ante la fiera mirada a pesar de la máscara que ella tenía puesta.

- Ah…. Supongo que no puedo evitarlo. Siento con usted una paz y confianza que no suelo sentir. – dijo mientras que con la mano que había tenido tras la espalda de Temari, se restregaba un ojo. – Es usted una persona muy impresionante – Tras mencionarlo, Temari pudo notar un cambio notorio en la voz.

- Imposible… -dijo casi sin aliento al notar que aquel ojo ya no era azul.

- Más imposible es seguir coqueteando bajo el riesgo de salir golpeado o asesinado…además te ves demasiado sexy enojada y no es bueno que te veas demasiado sexy para mi ahora. – Dijo estregando sutilmente su pelvis contra ella. Temari no sabía cómo reaccionar. Podía golpearlo y entrar en ira, así como podía desmayarse dramáticamente como una princesa auténtica, pero claro… como siempre optó por la salida más problemática.

- ¿Así que me considera sexy, joven?

- Demasiado como para ser un pecado. – dijo acercándola más, pero ella se alejó.

- Cuide sus palabras – respondió coqueta – a mi novio no le gustaría verme en semejante situación tan comprometedora.

- ¿su novio o su prometido?

- Quizás ambos…

- ¿Y qué harían si me ven bailando con usted?

- Seguramente no pase la noche. Yo misma he prometido asesinarlo.

- En tal caso creo que hay mejores formas de pasar la noche. – dijo haciéndola girar con la música.

- ¿Acaso me está proponiendo algo?

- ¿Le gustaría que le propusiera algo?

- Viniendo de usted, seguramente declinaría.

- No lo harías, no te perdonarías si haces eso.

- Tengo mejores pretendientes, usted estaría al final de la lista; además mi novio sabe complacerme muy bien.

- Olvídate de ese idiota, mientras estés conmigo no recordarás ni su nombre.

- Por favor no me tutee, además considero un poco difícil que lo supere.

- Dígame qué le hace su novio que no cree que pueda hacerle yo.

- Él sabe bien donde tocar… cada caricia es sorpresiva, pueden ser suaves como plumas, y pueden ser fuertes como una fiera.

- Yo puedo hacer eso…

- ¿Y qué más?

- Podría volverte loca con mis labios… se ponerlos en los lugares correctos… desde cada dedo de su delicado pie, hasta la coronilla de tu hermosa cabeza. – dijo deslizando la mano desde la espalda hacia la abertura del vestido en una de sus piernas haciéndola erizar y agradecer que las luces fueran tenues y que hubiera demasiada gente bailando como para notar algo.

- Nada de lo que dice parece prometedor… sus palabras no causan nada.

- Quizá prefiera que se lo diga dentro de veintinueve minutos cuando finalice esta pieza musical… usted decide en donde se las digo…

- No me interesa…- respondió con indiferencia

- No es cierto… la espero en veintinueve minutos en su alcoba.

- ¿Mi alcoba? – preguntó sorprendida.

- Si… esa en donde te vestiste…

- Tu… ¿?

Temari planeaba continuar, pero la música por fin había terminado ¿A dónde se había ido el aburrimiento? ¿A dónde se había ido el cansancio y el dolor de pies? ¿A dónde se había ido el idiota con la máscara? No sabía ahora… pero sabía dónde estaría en veintinueve minutos.

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Continuará...

(23 de agosto, 7 meses 4 semanas desde que inició la guerra )

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