Ha pasado un tiempo desde que se dio aquella noticia en Kanto. Puesto al parecer alguien había logrado vencer al Alto Mando y se había convertido en campeón, recuerdo muy bien ese día ya que sus combates habían sido trasmitidos por todo Johto unos días después, recuerdo bien el nombre de aquel entrenador, era Green Oak, un prodigio como entrenador llegando a haber tenido cuatro años más que yo y ya había ganado el título de maestro, era sorprendente como había hecho tanto en un año, tanto su personalidad como su equipo me parecían geniales, ahí fue cuando comencé a admirarlo. Su carta más fuerte era aquel Blastoise que había acabado con casi todos los pokemon de Lorilei, Bruno y Agatha, simplemente admiraba su forma de pensar y combatir, el viejo me había dicho que en un tiempo iríamos a Kanto de nuevo a buscar unos pokemon que necesitaba para un pedido y ahí yo aprovecharía para ir y pedir su autógrafo, pero al día siguiente...
Al otro día se dijo que había otro campeón, me quede incrédulo al pensar que lo habían vencido, busque información y descubrí que el que había vencido a Green era un chico llamado Red, al ver el combate en línea vi que había ganado con un Charizard, era imposible perder con tanta ventaja pero al parecer así fue, con una llamarada lo había vencido aparte de que fue crítico lo quemo quitándolo lo último que le quedaba de vida, para mi esa victoria fue más suerte que estrategia pero no podía hacer nada, actualmente sé que Green Oak es líder de gimnasio en Ciudad Verde y en unos días iremos, claro, si el viejo viene por mi esta vez.
Perdonen que me haya desviado del tema, mejor volvamos con mi historia en la actualidad, el comienzo de mi gran.. de mi gran... de mi...
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Ding dong... iiding dong... Ding ding ding dong ding dong...
Levantándose de una cama medio somnoliento, un chico de aproximadamente 14 años de cabellos oscuros más o menos largos y ojos azules, se dirigía a la puerta de aquel pequeño sitio a lo que poco a poco empezaba a despertar recordando más o menos lo que había estado soñando.
– Ya voy, tranquilo, donde está el incendio. Geez… – dijo sarcásticamente antes de ver a un hombre conocido para él, al verlo se llenó se empezó a preocuparse y a sudar al ver su mirada en el. – Ho-Hola, viejo ¿Qué haces aquí? No es día de visita. –
Una mirada junto a gran presión hizo que su espina dorsal temblaba.
– Me informaron de lo que hiciste. – Con una voz imponente y bastante seca. — Ven conmigo a dar una vuelta, vamos. –
– Este... me gustaría ir contigo volando encima de Lizard... dijo el chico retrocediendo poco a poco hasta un escritorio. Cientos de engranajes giraban a gran velocidad en su mente buscando una solución mientras más presión se podía encima de su cuerpo. — Es que… Tengo mucha tarea que hacer así que...–
– ¿Vas a hacer la tarea? – dijo el hombre levantando la ceja aun con su mirada seria puesta en el chico. – ¿Por tu propia voluntad? –
– Claro, como tú dices mejor tarde que nunca ¿no? –
– ¿Y qué materia es? –
– Matemática, es un poco difícil pero puedo hacerla yo solo… –
– Curioso. Hoy fui a tu salón y traje tu libro de matemáticas aun envuelto en su paquete. – dijo mostrando el libro envuelto, lo más que hizo el chico fue sonreír forzadamente mientras movía la mano de espaldas en búsqueda de algo de forma discreta. – Sabes que no eres bueno mintiendo así que ven, vámonos ya. –
– Pero...–
– Pero nada, vienes o le digo a Lizard que venga por ti. – dijo el hombre mientras entraba en el cuarto. Cada paso que se acercó daba más miedo al chico de ojos azules.
– Mejor ninguna de las dos– dijo a lo que toco lo que quería y con una sonrisa lanzo una pokeball directo al suelo. – Charlie, Pantalla Humo. –
Aquel imponente hombre solo cerró los ojos ante lo predecible.
Desde afuera, se vio como una cortina de humo se inició en unas de las habitaciones opacando cualquier visibilidad. De una de las ventanas del lugar, aquel chico salió disparado junto con un rápido Quilava. Por su parte, el hombre se quedó estático por unos segundos cansado pero a la vez acostumbrado a aquella actitud. Así solo terminó por sacar del cinturón profesional una Ultraball para lanzarla al aire, y que después un imponente pokemon de más de dos metros con grandes alas y una flama en su cola se hizo enfrente. Un Charizard con una piel oscura y flamas ardientes brotando de su cola. No hubo necesidad de palabras, solo basto con una sola orden para actuar.
– A él. – dijo mientras se subía al feroz Charizard en un asiento especial que ayudaba a mantener el control, al estar listo dio un salto inmenso para comenzar un gran vuelo.– Muy bien ¿Dónde estará? –
Viendo a la distancia encontró el rastro de su pokemon y a él corriendo. Con un movimiento de sus alas cortó la distancia en meros segundos.
– Objetivo encontrado. – dijo mientras usaba sus lentes para aumentar el lente y verlos de cerca cuando dudo un momento. – A discreción, fuego de advertencia. –
Al instante, del hocico del Charizard soltó una suave pero potente llamarada en la zona, lo suficiente para asustar a la fauna sin provocar un gran daño en el ambiente. Tanto el chico como el pokemon pudieron evadirlo saltando a las ramas de un árbol y saltando entre arboles como un shinobi que adora el ramen. Aquel hombre encima de su Charizard contemplo su error. Había sido muy suave con el rebelde que tenía la ventaja de conocer el terreno.
– Grrr… –
– Es evidente. – Ante el gruñido del Charizard variocolor, el hombre veía con una mirada afilada la sombra del chico cruzar entre las ramas del bosque. Podía intuir que buscaba perderlo de vista, pero era algo imposible esquivar su mirada. – Ha mejorado, pero no suficiente. –
El hombre podía seguir a la perfección a cualquier individuo que tenga una chispa de vida. Sus ojos podían verla incluso a una larga distancia, pero el hecho de que no podía ver la chispa dentro del chicho o el pokemon hacia el trabajo de persecución más complicado. El sonido de sus pisadas, el viento al tocarlo, el crujido de las ramas al pisarlas, su olor corporal y el de sus ropas, e incluso su respiración y el latido de su corazón. El chico de ojos azules huía utilizando una presencia mínima. Era como si fuera parte del sitio, un camuflaje casi perfecto si no fuera visible mientras corría. Aquel hombre destacaba esa cualidad tan difícil de asimilar a una temprana edad, pero mantenía su vista en aquel chico. De lo contrario, seria problemático el encontrar su rastro.
– Ya puede ocultar su presencia con la naturaleza… – se decía así mismo mientras ponía la fría mano derecha en su mentón. – Apenas puedo sentir su presencia. Entiendo el motivo por el que los profesores y guardias de la academia no podían detectarlo.
El bosque cerca de donde vivían se terminó, y el chico junto al Quilava corrían ahora en una planicie más abierta alejándose de las zonas rurales de la ciudad. Ahora sin la protección de la naturaleza, era un blanco fácil de atrapar y ejecutar ante la ventaja de altura. Incluso cuando se movía en zigzag evitando recibir un golpe, era el momento de atraparlo con un ataque de área.
– Lizard. A discreción. Pantalla. –
Ante la orden, el Charizard ahora soltó una flama que se expandió en el campo cortando a gran cantidad del área en donde estaba. Estaba tratando de atrapar al chico de ojos azules, y cortarle toda vía de escape. No obstante, no espero que al momento de ser rodeados por todos lados ambos desaparecerían en el aire ante una cortina de humo. Tanto Charizard como aquel hombre vieron con duda lo que paso enfrente. Tardo unos segundos, pero pudo entender lo que había pasado en tiempo record para cualquier otro.
–… Sustituto. – El movimiento de estado de tipo normal vino a su mente explicando la situación. La última parte del rompecabezas se acoplo en como el chico había desaparecido...
1. Ocultar su presencia hasta el mínimo para ser difícil de rastrear.
– La práctica tuvo su resultado en este caso. –
2. Utilizar una zona con poca visibilidad para obtener distancia e incluso distraer al perseguidor.
– El bosque era perfecto para ello. Tenía práctica al conocer el camino. –
3. Alejar la atención del perseguidor con un sebo y cambiar de dirección de forma más discreta.
– Motivo por el cual iba en las ramas más altas de los árboles. –
Toda tenía sentido una vez tuvo un segundo para entenderlo. Tres pasos tan básicos usados de forma ejemplar en el calor del momento. No estaba preparado, pero se empleó de forma magistral para escapar incluso de él. Era un logro que premiaría si no tuviera el contexto de la persecución en primer lugar. No obstante, un pensamiento cruzaba por la mente de aquel hombre. Solo una leve risa.
JA. Una llamada leyenda superado por un chico de apenas 15 años. Nadie creería eso incluso si lo él lo decía.
En otra zona mucho más al sur, el chico corría entre las ramas de los arboles bajando su presencia lo más posible de las alturas.
– Tonto viejo, ahora si no me atrapara. – El chico por fin se había dado cuenta de que lo había perdido de vista. – Cazador Legendario, mi trasero. ¡Míralo con tus propios ojos, Charlie! ¡Hiroto 1, el viejo 0! –
El chico celebraba de forma callada pero casi bailando lleno de felicidad. El Quilava por su parte solo lo veía con un sudor frio en su frente. Llegando a un gran árbol jadeando fuertemente para luego sentarse en la base del árbol, sacando una libreta en perfecto estado empezó a escribir.
– Muy bien Charlie, ya logramos hacer el Sustituto, ahora vamos a intentar... este, Excavar, parece un poco complicado pero aún tenemos un día para... –
– Para arreglar lo que hiciste. –
Un sudor frio cruzo su frente mientras su rostro se ponía pálido sin querer apartar la vista de la libreta. El chico dio un gran salto para tener distancia, y siguió la voz para ver que en una de las ramas estaba acostado cómodamente aquel hombre mientras veía la moneda atada a su cuello como si fuera un objeto valioso.
– ¿Cuándo llegaste? – dijo el chico retrocediendo un poco.
– Hace un minuto. Has mejorado tanto el movimiento Sustituto como tu capacidad de ocultarte en esta semana. – dijo aquel hombre sin apartar la mirada de la medalla hexagonal con la F en el medio. – Aun así, te las arreglas para cometer errores demasiados básicos. –
– ¿Cómo sabias que vendría aquí?– pregunto el chico dando un paso atrás.
– Tres errores. 1- Bajaste la guardia y tu presencia volvió a aparecer a mitad del camino. 2- Los pokemon pacíficos en la zona huían de algo que cruzaba la zona. Seguir el rastro del panorama en base a eso deja pocas opciones a saber cuál era tu dirección. 3- Si tu objetivo es perder al enemigo, no vayas a tus típicos lugares. Sobre todo al sitio donde todos saben que siempre estas. – Aquel hombre enumero los errores que encontró en el plan de escape de aquel chico a lo que bajaba su mirada hasta encontrar sus ojos azules. – Además de conocerte recuerda que no puedes esconderte de un Cazador. –
Sentándose en la rama dio vuelta atrás cayendo al suelo aterrizando en el suelo golpeando con su brazo izquierdo cubierto de un antebrazo.
Levantándose se podía ver que era una persona alta de 1.80 que demostraba una edad aproximada de 28 años, rasgos más definidos y afilados en un rostro serio lo hacían ver como alguien experimentado. Un cabello corto del color paja en punta peinado hacia atrás. Un par de ojos filados fríos de color amarillo con una pupila rajada. Este personaje vestía un abrigo azul oscuro largo, muy similar a una gabardina militar de invierno, junto con un aparato en su antebrazo izquierdo que cubría todo su brazo, pantalones oscuros y un par de botas.
– Si... que orgullo es tenerte como un miserable ladrón. – dijo sarcásticamente mientras miraba con cierta decepción.
– No cambies el tema. – dijo el hombre sin apartar la mirada del chico que parecía buscar alguna forma de alejarse. – ¿Sabes porque estoy aquí verdad? –
– Para molestar como siempre, es lo único para que sirves, maldito ladrón. – dijo a secas el chico cruzándose de brazos al resignarse con la presencia del hombre que decía solo un mensaje.
"NO HAY ESCAPE"
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...
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...
Un rato luego...
El chico limpiaba una estatua llena de pintura mientras el hombre lo observaba mientras bebía un café sentado en una roca cercana.
– Sigo sin entender que usaste para resaltar los trazos en piedra caliza. –
– Es fácil cuando tienes lo necesario a tus manos. – dijo tratando de quitar el bigote de aquella estatua. – El problema es que no se borra después… –
– No te iras hasta que termines de limpiar tu desastre. – dijo el hombre mientras miraba con frialdad al chico y tomaba otro sorbo de aquel café.
– Esta bien, de todos modos no creo que a alguien le importe que yo esté aquí. ¿Verdad?– dijo cabizbajo mientras tallaba con más fuerza, estas palabras solo hicieron que levantara levemente su mirada gélida viendo al chico. – Solo tu… –
– Tengo hambre. Iré a comer, pero tengo que vigilarte. – dijo mientras miraba hacia otro lado. – Si terminas rápido entonces te invitare a comer lo que quieras ¿te parece? –
Un grito de emoción del entrenador en forma de respuesta lo hizo suspirar al ver que sus palabras le habían hecho efecto.
– ¿En serio? Oh SI. Ahora si estoy motivado. – dijo el chico empezando con más fuerza y velocidad, el hombre solo miro hacia el vacío al ver que su amor por la comida era mucho más grande que su cansancio, que tanta energía por dentro tiene este chico. – ¡Ya van a ver porque me llaman Mister Musculo!
..
...
Rato después...
– Aquí tienen, una orden de Hamburguesa con papas y un orden especial de carne a la parrilla para el señor, espero que lo disfruten. – dijo la mesera mostrando un giño al hombre pero este ni se inmuto cruzado de brazos y piernas. Ante la actitud fría, simplemente retrocedió en silencio mientras forzaba una sonrisa.
– ¿Por qué siempre eres así?– pregunto el chico mientras mordía la hamburguesa con saliva en la boca.
– No es de tu incumbencia. – dijo el hombre mientras tomaba un vaso con agua. –Además no me interesa cosas como esta. –
– Claro, irresistible hasta que saben que eres un ladrón. – estas palabras hicieron al señor ahogarse con el agua por un momento.
– ¿Entiendes que te estoy invitando a comer, cierto? – dijo mientras fijaba su vista fría en el chico que al verla un sudor frio paso por su frente.
– Lo-lo siento, pero… – dijo juntando sus manos y bajando la cabeza. – No te mataría ser algo más abierto con las personas. Digo, ellos te conocen y tal. –
– Solo come, aun tienes cosas que hacer. – dijo el hombre tranquilizándose cruzando sus brazos
– Provecho. – Dando el segundo mordisco mostro una cara de satisfacción. El hombre solo se quedó observando al niño recordando lo que le habían dicho.
/Oficina del Rector/Horas antes/
– Quería verme Doc. – pregunto el hombre a un señor calvo sentado en un escritorio.
– Pase Doctor Wil, tome asiento. – dijo aquel mostrando una grata sonrisa.
– Gracias pero prefiero estar de pie. – dijo frio Wil a lo que cruzaba sus brazos temiendo lo peor y los motivos por lo que estaban ahí.
– Como gustes, creo que sabes por qué te pedí venir. –
– ¿Que hizo esta vez?– pregunto después de dar un soplido.
– Esta semana ha estado prácticamente viviendo castigado, el lunes falto a matemáticas, biología y lenguaje mientras que llego tarde a estudios sociales. –
– Entiendo pues...–
– Por favor déjeme terminar. – dijo el rector a lo que de un cajón saco una enorme carpeta de dos metros llena mientras veía el expediente con muchas hojas a lo que una gota de sudor frio pasa por su cabeza ¿Tanto pudo hacer en semana y media?
– Martes, estuvo en un pleito en la cafetería con unos de tercer año, miércoles libero los pokemon del laboratorio para las pruebas de creación de medicina, jueves quedo castigado por haberse dormido en casi todas las clases y viernes pinto la estatua y los muros del patio incluyendo la estatua de nuestro fundador. – dijo mientras veía unos papeles, Wilson veía sorprendido al rector de la academia manteniendo aun su fría mirada mientras parecía aguantar una carcajada. – Prácticamente se ha mudado al salón de castigos a vivir por un tiempo, para haber estado seis meses aquí ya la mayoría de nuestros estudiantes saben quién es él. De alguna forma siempre está en la centro de la espiral cuando hay problemas. –
– Me encargare de él ahora. – dijo Wil mientras daba media vuelta hacia la puerta.
– Espere un momento, Doctor Wilson. – Al escuchar al rector voltio lentamente.
– Ya le he dicho que no me diga Doctor, solo tengo ese puesto por el doctorado. –
– Ah cierto, perdone pero es un habito. – dijo el rector mientras se rascaba la cabeza. – Bueno, la otra cosa con la que quería conversar con usted es sobre los estudios del joven Hiroto. –
Dando media vuelta se paró enfrente de su escritorio.
– ¿Que necesita saber? –
– Según en su registro de inscripción el joven Hiroto no ha estado en alguna institución de aprendizaje aparte de esta, ¿correcto?–
– Así es, él nunca ha estado en alguna escuela desde que lo encontré hace 6 años en Ciudad Ferrum. – dijo mientras miraba al suelo recordando. – ¿Qué tiene que ver eso? –
– Veras, en los 6 meses que ha estado aquí no ha mostrado ninguna mejora. Hemos intentado varios métodos para ver si tenían éxito, pero lamentablemente ninguno tuvo efecto en el joven. –
– Es cierto que tiene sus debilidades, pero yo mismo he visto su potencial. – Dijo Wil aun con su tono frio. – Le pido que tengan paciencia con él. –
– No me malinterpretes Wil. Tu muchacho es bastante interesante, pero los métodos del instituto no son efectivos con él. Puedo ver por eso quisiéramos hablar con usted para ver si le interesa meterlo en un curso especial. –
– ¿A qué se refiere con el curso especial? Dígame, de que se trata. –
– Veras, el curso se llama Maestro en Proceso. Vera, lo normal sería que tras graduarse de la academia este tendría la oportunidad de comenzar su viaje con todos los preparativos ya hechos. – dijo el profesor mostrándole a Wil los planos de todo lo que era ese Curso Especial. – No obstante, este curso es algo diferente a lo acostumbrado, se trata que se le permitiría al joven Hiroto comenzar su viaje bajo la tutela de un profesor de clase avanzada, este mediría sus pruebas y métodos, continuaría en la academia siendo que el profesor registre su progreso y se verá así si se le eleva de rango.
– ¿Quiere que Hiroto participe en este nuevo curso especial? – dijo Wil levantando levemente su ceja.
– Así es. En unas evaluaciones recientes hemos diagnosticado su estado actual, nada fuera de lo común excepto una. Según los profesores, saco un 98% en supervivencia, algo que no hemos visto antes y creemos que este método sea la mejor manera para él y como su representante queríamos pedirte su autorización. –
– Entiendo... me parece una decisión razonable pero no lo hará. – dijo Wil aun frio sorprendiendo al rector. – Para ser un entrenador no solo se necesita saber de ellos sino también se debe tener un entendimiento de este mundo. Ese niño es muy inmaduro e impulsivo, en una emergencia no sabemos si estará preparado o no. –
– Comprendo su preocupación pero el Consejo cree que es la mejor opción para el joven. –
– Aunque fuera así, ese niño no podría sobrevivir con su fuerza actual. Yo he explorado todo este mundo y puedo decir que para los novatos no es un juego. – dijo volteándose con firmeza retirándose de la habitación parando al estar casi tocando la perilla de la puerta. – Si hubiera aceptado, ¿quién hubiera sido puesto como su maestro? –
– Los maestros y yo lo hemos discutido y hemos decidido que pondremos al más experimentado rango SS, me refiero a usted Doctor Wil. –
– ¿Por qué yo? –
– Hemos visto que al parecer entiende cada lección que le has dado y lo ha mejorado, por eso pensamos que ha mejorado tanto bajo tu tutela y creemos que siendo aprendiz suyo tendrá más posibilidad en este nuevo curso. –
– Aun así me siento inseguro. Necesitare tiempo para pensarlo, daré mi respuesta mañana. – dijo mientras se dirigía a la puerta.
– Muy bien, tomate el tiempo que necesites, Wil. Pero por favor ten en cuenta que esto afectaría el futuro que tomara el joven Hiroto, por eso mismo quisiéramos que lo piense con detalle. –
– Siempre lo hago, Doc. – Abriendo la puerta de la habitación el cazador le dio una fría última mirada al rector de aquel sitio institucional. – Pienso en lo mejor para él, cada día a cada minuto, es parte de mi pecado. –
Eso era lo que había pasado hace unas horas antes de atrapar al chico. Las dudas abundaban sobre aquella decisión.
– Hiro. Dime algo ¿Por qué sigues haciendo problemas en la academia? Pasas más tiempo arreglándolos que entrenando a ese quilava. –
– Simple viejo, se lo merecían por creerse mucho. No te imagines. – dijo Hiroto levantándose y apuntando a Wil. – No caeré a su nivel, Seré el mejor de los mejores, el primer clase triple S. Les demostrare mi habilidad como entrenador y así les ensenare como se debe tratar a los novatos. –
–… ¿Solo por eso? – dijo Wil dudoso sobre lo que había oído. – La categoría de los entrenadores se basa en su utilidad y capacidad como entrenador para la Liga. El hecho que no exista una clase después de la SS, que solo tiene tres individuos en ella, demuestra que
– En ese caso tendré que ser más fuerte, justo como tú. – decía aquel chico con más animo que antes. – ¡No! ¡De hecho! ¡Más fuerte que tú! –
El cazador veía sorprendido al chico manteniendo su mirada fría pero no aguanto y empezó a reír por dentro.
–… ¿Más fuerte que yo? ¿Entonces, ese es tu propósito?– dijo levantándose mientras aparecía una leve sonrisa en su rostro que al segundo trato de esconder, poniendo su mano en la cabeza del chico. – Si es cierto lo que dices entonces demuéstralo mañana, es tu tercer intento para tu licencia de entrenador, ahora termina de comer que debes enseñarle excavar a Quilava, ¿no?–
– Ah cierto. – dijo mientras se volvía a sentar a terminar su comida a lo que Wilson lo imito– Ya lo veras, mañana serás el primero en ver lo que Charly puede hacer. –
– Vale, vale. Solo come tu comida. – dijo el cazador solo alzando la mirada hacia el techo de aquel restaurante, con aquella señal de partida el futuro entrenador devoraba su alimento sin piedad alguna, mientras que Wilson observaba de reojo al chico comiendo.
– (... Ser su maestro, ¿eh?... Pff que tontería...) – pensó mientras empezaba a comer. – (Tal vez... pueda ser... veremos que tal mañana.) –
/REGION KANTO/ZONA NORTE/SIERRA ECO/RESINTO ESCOLAR/TECHNOARENA/
Al día siguiente... en un campo de combate dentro de un gimnasio se realizaban las pruebas para entrenadores de aquel instituto. Una prueba importante para los entrenadores donde podían demostrar sus capacidades como entrenadores lidian en combate con sus equipos. Mientras mejor se hace y se evalúa por los profesores es que los entrenadores pueden recibir un aumento de rango. Era una oportunidad para aquellos de rango bajo de subir de categoría. Una oportunidad que muchos de rango bajo utilizarían para subir de rango y tener mejores beneficios de parte de La Liga. Por supuesto que tenía su dificultad al tener que enfrentarse a pokemon preparados de una categoría superior. Una derrota era un reprobado inmediato, así que todos estaban preparados para ello.
Pasado el rato varios entrenadores habían pasado ya y la mayoría con honores habían logrado superar la prueba satisfactoriamente, pero la atención de todo el lugar se enfocó cuando le tocaba al chico de ojos azules no con intenciones amigables.
– Muy bien. Número 10, Hiroto, preséntese en el campo de combate. – se escuchó en los alta voces a lo que el joven de cabellos negros fue corriendo a su posición.
– Muy bien, Hiroto, toma dos pokemon de los seis de la izquierda y prepárese para la batalla. –
Observo por unos segundos los pokemon en la selección y hecho un vistazo rápido de sus datos en los nuevos y modernos PCs.
– Tomare... estas. –
Ya hecha su decisión la bandeja decenio y el niño iba hacia el puesto de batalla en el campo.
– La prueba consistirá en un combate 3 contra 3 con cambios permitidos en el cual se medirá sus habilidades en combate. No se permiten el uso de objetos en pleno combate y la prueba acabara cuando alguno de los lados ya no tenga pokemon. –
– ¡Comience! –
De una maquina salió disparada una pokeball hacia el campo donde salió un Graveler listo para todo.
– ¡Muy bien sal Quilfish!– dijo lanzando la pokeball saliendo el pokemon tipo agua/veneno.
Las risas no faltaron al ver al pequeño pez globo tocar el campo y empezar a salpicar al estar fuera del agua.
– Púas toxicas. –
Del pokemon salieron como véngalas unos rayos morados que cayeron en el campo esparciéndose y despareciendo en el suelo.
– Graveler, usa terratemblor. – se escuchó decir la máquina.
El pokemon de tierra dio un salto y al caer creo un pequeño temblor más este fue muy efectivo debilitando de un golpe al pokemon.
Los maestros veían a lo que empezaban a escribir el informe de progreso mientras que otros estudiantes simplemente se reían de él mas no se inmuto a Hiroto, simplemente saco su siguiente pokemon.
– ¡Adelante, Pidgey!– dijo lanzando su segundo pokeball saliendo el pequeño pájaro.
Más risas se escucharon. Desde las tribunas, había gritos y "ánimos" de parte de los demás estudiantes. Hiroto no tenía buena fama al buscar problemas por sí mismo, y ahora estaba haciendo el ridículo.
– Viento Afín– El pokemon volador empezó a aletear con fuerza poniendo el viento en contra del equipo de la computadora.
– Graveler, desenrollar. – El pokemon roca se sujetó así mismo para hacer una esfera lanzándose contra el pokemon pájaro debilitándolo. Empezaron a ver algunos insultos hacia el chico y risas alrededor suyo, parecía que no esperaban más del chico que una paliza para él, mas no se inmuto devolviendo el pokemon a su pokeball.
En un balcón cercano veían algunos profesores y alumnos de la academia observando las pruebas, entre ellos estaba aquel hombre de ojos amarillos con su mirada fijada en el campo.
– Parece que tu chico no le está yendo bien no crees, Wil. – pregunto un profesor algo presuntuoso mientras se ponía al lado del cazador.– Ahora solo le queda un pokemon, me pregunto qué truco le habrás enseñado.–
– Usar la cabeza, algo que no aprende en tus clases, Profesor Boxes. – dijo sin inmutarse en absoluto.
– Se nota, no le ha hecho daño en absoluto a ese graveler pero él ya le ha dado una paliza, tranquilo que Hiroto puede hacer la prueba dentro seis meses. – dijo burlonamente mientras se apoyaba el tipo en el hombro del cazador.
– Quita el codo o te rompo el brazo completo. – dijo si mover ningún musculo.
El hombre por la advertencia rápidamente se movió y tomo un poco de distancia algo asustado.
– Co-como sea, de todas formas no entiendo como el chico ya ha repetido la prueba dos veces y va por la tercera, mejor sería que vaya a una escuela normal y sea otro empleado más. – dijo aquel profesor tratando de tocar la herida del cazador más este se mantenía frio con su mirada en el campo.
– (... Hiroto ¿Que planeas hacer? De los seis tomaste pokemon de categoría baja, has puesto púas toxicas y el viento a tu favor pero solo te queda el quilava, tienes desventaja de tipo con ese graveler, ese esta aproximado al nivel 25, Quilava debería superarlo por 5 pero...) – Su expresión cambio a una de tristeza pero su mirada fría.
– Muy bien ¡Es hora...– Sacando una pokeball de su manga izquierda esbozo una sonrisa retadora.
– De avanzar al siguiente nivel! – dijo lanzando la pokeball y de ella salió el pokemon lava. – ¡Tan tarara! ¡Charlie esta en casa! –
El cazador en el banco veía curioso al pokemon, notaba algo extraño en el puesto tenía una decoración y era extraño en el chico que le pusiera un adorno, simplemente no encajaba. El graveler aun en el desenrollar iba directo hacia el ratón fuego.
– ¡Charlie, usa Excavar! – El ratón lava rápidamente se metió bajo tierra esquivando el desenrollar, continuando la rodada justo enfrente del pokemon salió disparado cubierto de un aura marrón impactando al pokemon, la pantalla a un lado del campo se vio como la barra de vida del graveler bajo a 0 debilitado.– Muy bien Charlie, va 1 faltan dos.–
En las tribunas vieron sorprendidos lo que paso escuchándose murmuro entre los estudiantes pensando que fue un simple golpe de suerte. Aun así, Wil solo veía intrigado, de la maquina salió disparada otro pokemon, un tipo veneno.
– Aparece, Nidorina. –
– ¡Rápido Sustituto! – De la llama del lomo del pokemon empezó a salir una cortina de humo a lo que se esparcía.
– ¡Nidorina, toxico!– obedeciendo la pokemon veneno lanzo un escupitajo a la silueta entre el humo dándole de lleno.
– ¿Cómo supo… – El profesor que acompañaba a Wilson veía con sorpresa tal cosa. – Tsk, golpe de suerte. –
–… (Buena predicción.) –
– Ruega fuego– De lo más adentro de la cortina de humo salió envuelto en una rueda en llamas dando un fuerte golpe al nidorina, en la pantalla se vio su vida reducida a la mitad.
– Contoneo. – se oyó de la máquina, el pokemon obedeció y efectuó el ataque más fue una sorpresa que de la nube de humo saliera otro quilava poniéndose en el medio recibiendo el golpe, varios en las tribunas vieron asombrados lo que pasaba sin entender más el cazador veía cabizbajo como celebraba el chico de ojos azules mientras veía como otra rueda de fuego terminaba con el pokemon tipo veneno.
– ¡Van dos, hora del jefe final!– decidido sonreía a lo que el quilava asintió– Charlie atento, aquí viene el plato fuerte– dijo mientras la maquina hacia girar el dispensador de pokeballs descendiendo para salir otro dispensador con superballs.
– Sal, Miltank– De la pokeball salió la pokemon mostrando una cara algo tierna, al verla Hiroto estallo de risa a lo que el cazador se sorprendió.
–... ¿Por qué van a usarla? Se supone que solo serían pokemon clases E, D o C ¿Que hace un clase B aquí? – se preguntó a si mismo Wil en su cabeza.
– Charlie, nos sacamos la lotería. Muy bien, muy bien. – La confianza rebosaba en Hiroto. ¡Terminemos con esto, usa Rueda fuego! –
Envolviéndose de nuevo en fuego envistió con fuerza a la pokemon mas no hizo mucho.
– Miltank, Golpe Cuerpo. – El pokemon dio un salto abalanzándose contra el quilava más el sustituto tomo su lugar recibiendo el golpe y desapareciendo en una cortina del humo.
Hiroto noto la velocidad y fuerza que tenía aquel pokemon de apariencia tana afable si elimino al clon de un solo golpe.
– ¡Rápido, excavar! – dijo apresurado al ver a su pokemon descubierto, el quilava se metió de nuevo bajo la tierra más una sorpresa le esperaba.
– Miltank, Terratemblor. –
Dando un gran puñetazo al suelo creo una onda que hizo temblar todo el campo, la barra de vida de quilava en la pantalla descendió lentamente hasta el final, todo le era lento hasta oír el sonido de la campana mostrando un letrero en rojo.
El tiempo se paralizo para Hiro mientras oía el sonido de la gran pantalla en el lugar.
– Debilitado... – susurro viendo la pantalla, volteando rápidamente corrió hacia el hueco hecho por su amigo empezando con sus manos a excavar desesperado. – ¡Charlie! ¡Charlie! ¿Dónde estás? ¡CHARLIE! –
Escavando vio que se hacía más caliente entonces un poco después lo encontró tomándolo entre sus brazos con fuerzas. Dando un gran salto el cazador aterrizo con su puño en el suelo arrodillado, callando cualquier ruido en la habitación, caminando hacia el niño con una mirada perdida en el vacío.
– Hiroto, has fallado en la prueba, más cumpliste todas las categorías menos una de las más importantes, la mía. – Al escucharlo el chico volteo a ver su mirada gélida. – Mandaste tanto a Quilfish y Pidgey solo por la ventaja y dejarle el resto al quilava, simplemente usaste a tus pokemon como carga de cañón. Gastaste recursos y oportunidad para hacer brillar a tu pokemon. Si te enfrentaras así a pokemon salvajes no sobreviran no solo tus pokemon sino que tú también estarías muerto. –
Tras oír eso el chico abrazo con un poco más de fuerza al pokemon en sus brazos.
– Has demostrado un gran falta de madurez que se requiere para estar a cargo de un título como ser un entrenador, por eso he tomado la decisión de que pasaras estudiando más tiempo en la academia. No podrás hacer la prueba hasta dentro de un año. Esa es mi decisión. – Al escuchar eso, el chico volteo mientras veía como a quien consideraba su "padre" irse por el pasillo, llenándose de frustración iba a gritarle algo más el cazador paro en seco prediciendo al chico.
– ¿Y aun no te das cuenta del daño que le hiciste? Lastimases a esos pokemon con tal de superar esta prueba y aparte por tu orgullo mira lo que pasó con Charlie, necesita atención médica avanzada por tu capricho. –
– C-Charlie yo...– Los ojos azules del chico se abrían mientras lagrimas empezaba a formarse enfrente de todos en el lugar. La presencia del cazador y profesor había callado a todos, pero la escena enfrente del publico empezaba a dar lastima para todos.
– No lo entiendo, creía que sabias la cosa más importante de un entrenador que a mí me costó tanto aprender. Los pokemon son seres vivos como nosotros, no son máquinas ni armas ellos sienten, tienen sentimientos, un entrenador pokemon debe saber eso, es el principio para formar un lazo con un pokemon y de eso se trata ser un entrenador, espero que lo entiendas ahora. –
El chico solo abrazo con un poco más de fuerza a lo que unas lágrimas salían.
– Charlie, Lo-lo siento compañero, es mi culpa y-yo Lo lamento, por mi pasaste esto. – Saliendo a uno de los pasillos cabizbajo por lo que había dicho a su "hijo" una lagrima paso por su mejilla.
–... (Hiroto...) – El cazador se detuvo por un momento al ver lo que estaba haciendo. – No, no mires atrás, no mires atrás...– se dijo así mismo en su cabeza mientras aceleraba considerablemente hasta salir de aquel pasillo oscuro.
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Horas después... La academia estaba en la ceremonia de graduación, tanto padres como nuevos entrenadores estaban reunidos charlando y presumiendo de ese "logro" que habían tenido mientras a lo lejos en un columpio del parque observaba de lado a todas las familias felices hablando, riendo, estando juntos, ver esto deprimió realmente al chico empezando a mirar al suelo tratando de buscar en su mente algún consuelo, más una delicada mano en su hombro hizo salir de sus pensamientos a lo que al verla vio una sonrisa celestial, ella era Celeste Etern.
– Hola Hiroto-kun~ – dijo ella sonriendo a lo que el chico respondió.
– Ah, hola Celes. Por favor ya te he dicho que no uses honoríficos conmigo. Es vergonzoso… – dijo viendo a otro lado ruborizado.
– Hoo… pero es una muestra de mi afecto, eres el único a quien le digo así. – dijo aun con esa típica sonrisa. – Es parte de nuestro lazo, ¿no te parece? –
– Hmff… eres siempre igual… – dijo mirando a otro lado, aprovechando el momento se sentó en el columpio a su lado. – Por cierto, felicidades por pasar la prueba, ahora si puedes salir del pueblo y convertirte en Ídolo ¿Cuándo es que empieza tu gira? –
– En unas semanas, aún hay tiempo para preparar todo– dijo Celes viendo al chico que estaba cabizbajo. — dijo sonriendo mientras tomaba con sus dos manos la mano del chico sonriendo un poco a lo que el chico solo bufo y aun tomado de la mano camino con ella. – Siento que no lo hayas logrado ¿Qué te parece si vamos a comer los dos? –
– ¡A HAMBURGUESAS TAUROS! – Grito el chico a los 4 vientos a lo que la joven le jalo el brazo.
– ¡EH! ¡Oye no! – dijo Celeste algo molesta mientras hacía pucheros. – ¡Ya fuimos el sábado ahí, me toca elegir a mí ahora, iremos al Sirviente y la Princesa! –
– ¿¡Que?! – refuto el chico. – Pero ese lugar es muy aburrido y sus hamburguesas son malas, no iremos ahí! –
– ¡Pues me toca elegir a mí, siempre vamos a Hamburguesas Tauros y no me gusta! – empezó gritando la chica a lo que así ahí comenzó la discusión entre ambos chicos siendo que cada vez se veían más enojados uno del otro. – ¡Es muy sucio, iremos esta vez a un lugar más elegante!
Sin saberlo una mujer de aproximadamente 25 años de edad de cabello naranjas largos puestas en dos colitas y con ojos azul celeste como el mismo cielo los veía a lo que se le salía una sonrisa.
– Gracias Celeste. Hiroto necesitaba distraerse un poco… – dijo la mujer empezando caminar de nuevo. – Muy bien, un problema menos, ahora a buscar a mi marido y calmar este problema familiar –
Con ánimo levantando todo el brazo empezando a marchar imitando a un soldado algo infantil, más no era el único debido que a lo lejos por la ventana de un salón veía el profesor Boxes sonriendo.
– Tan fácil me está dejando las cosas. — dijo a lo que salía de aquella oscura habitación. – Ahora sé dónde implantar la semilla. –
