I. Un Tesoro que Cuidar.
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— Thunderbolt. —
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Impactando como un rayo a varios pokemon ataco el ratón eléctrico. Los pokemon salvajes que habían recibido salieron corriendo debilitados tras el impacto.
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— Muy bien Rayo, ya despejaste el camino. — dijo God mientras el ratón volvía a montarse en su hombro. — Ya podemos seguir avanzando. — Volteando a ver hacia atrás vio que solo estaba él y su compañero. — ¿Chicas? —
A lo lejos viniendo corriendo a un ritmo muy lento venían las otras dos entrenadoras que pertenecían a su grupo de viaje.
— ¿Que paso con ustedes? Se quedaron atrás. —
— No... No es así, vas muy rápido. — decía Naomi entre una respiración forzosa.
— ¿Ah sí? Lo siento, lo hice de nuevo. — dijo mientras sonría rascándose la cabeza. — Creo que debo bajarle al ritmo. —
— ¿Siempre viajas así con los que te acompañan? —
— Lo siento, nunca había viajado con nadie más que mi abuelito, y bueno, comparado con aquellas veces con él, esto es un paseo. — decía God mientras empezaba a ver el cielo con una mirada clara.
— Solo cálmate un poco. La próxima vez podríamos perderte de vista y no sé si puedas encontrar la... ¿Me estas oyendo? —
— Es un bonito día ¿no lo crees? — decía God mientras acariciaba en la cabeza al ratón haciendo que este chillara disfrutándolo. – No todos los días tenemos un día tan tranquilo como este. Luego de tantas cosas, no es malo solo respirar tranquilo. –
— ¿Bonito? — pregunto Amber viendo a la misma dirección mientras su cachorro daba vueltas alrededor de ella. – Natsu, compórtate. –
— Así es, solo miren. — Extendiendo sus brazos había afuera God veía aquel lugar con más calma. — El cielo azul, la suave brisa y las hojas que bailan en el aire. Esta calma en el aire no se vive todos los días, creo que sería mejor tomarlo un poco más relajado. —
— Bueno... si es así, pensaría que podríamos tomar un descanso. — dijo suavemente Amber bajando la cabeza y juntando las manos, una acción que le pareció interesante a Naomi que observaba antes de opinar. – Si le parece bien a ustedes, podríamos quizás comer algo de lo que prepare. Si quieren, por supuesto... –
— Claro, sería bueno aprovechar que estamos en una zona un poco más segura que las hierbas altas. — decía God más al voltear vio de reojo las sombras. — Pero apenas son las 2, no les parece un poco temprano para eso. —
— ¿Que es tarde para ti? — decía Naomi mientras veía la hora en su Pokedex sorprendiéndose de una cosa que no había notado. — ¿Y cómo sabes la hora? —
Diciendo esto God apunto hacia el solo aun viendo a los ojos amatistas.
— Con la posición del sol y las sombras en el momento. — A lo que ahora apuntaba hacia la sombra que había visto. Con esto dicho Naomi se quedó con más pregunta que respuestas y por la expresión que tuvo God le explico mientras se rascaba la cabeza. — Es un truco de supervivencia que mi abuelito me enseño. El truco es siempre saber encontrarte en el espacio, asi jamas te perderás. También puedes medirlo que tanto te queda para cuando el sol se oculte con tu pulgar. —
— ¿Y me puedes decir como haces eso? — Naomi estaba dudosa, pero a la vez intrigada de estos "trucos" suyos.
— Simple, en caso de emergencia siempre recordar que el musgo crece del lado norte de los árboles, y con saber el norte ya el resto es fácil. – dijo God apuntando nuevamente al árbol de antes, viendo más detalladamente vio que aquel dato era cierto viendo que el musgo apuntaba al camino por donde habían venido. – Al menos que sea un pantano o haya mucha humedad, siempre me ha servido para guiarme. —
— Sorprendente, ideal y práctico para un viaje. — Naomi sostenía su mentón mientras miraba al vacío pensando. — Al parecer en el requisito de exploración lo tenemos cubierto contigo. —
— ¿Eh? ¿Exploración? — God quedo dudoso al ver como en la mayoría de los arboles parecían cubrirse de musgo de forma anormal. Parecía haber demasiada humedad en ese lugar. – Esto es extraño. –
— Esto... Naomi-san, God-kun, esto, no sé si... ustedes quisieran... comer. — dijo suavemente Amber con un tono bastante bajo llamando su atención.
— Ah lo siento, Amber-san. Claro, vamos a comer... — fue lo último que pudo decir, puesto al voltear vio que en un mantel en el suelo estaba listo junto a unos cuantos platos había aparecido de repente. — Wow, ¿y todo esto? —
— Bueno, no sabía que... tipo de comida querían... así que prepare algunos pocos... — dijo en tono bajo con una sonrisa.
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Lo que la joven de cabellos color miel se refería a poco, era una colección de distintos platillos guardados en envases portátiles. Fideos Soba, Guisado Picante, Tempura de Sakuras, Pasteles de Arroz, Fideos udon. Había todo tipo de comidas que brotaban un aroma encantador. Los ojos de God se llenaron de éxtasis cuando reconoció varios de estos platillos. Había comidas típicas como brocheta de tres sabores, dangos tricolores, como también bebidas como leche de dango dulce, jugo de bayas y menta, y sidra de manzana preparados de antemano para perdurar.
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- Esto… Si es demasiado extraño su sabor, quizás prefieran algo más normal. Prepare esto también por si no les gustaba las comidas viejas y… –
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Los ojos de God y Naomi se abrieron a la par al ver a Amber sacar otros envases del bolso de viajero de La Liga que llevaba consigo.
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Croquetas de Papas con salsa picante, Pinchos de bolas de rábano frito, tostadas de pescador con salsa roja y vegetales, un abundante abulón vegetariano, tazones de puré de papas, e incluso un hermoso pudin de arroz que parecía brillar con luz propia.
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- Con razón estuvo ocupada todo este tiempo en la cocina. – God con cuidado y luego de agradecer la comida, noto el buen aroma que desprendía la comida. Con un bocado, God veía con una nueva luz a Amber enfrente de ella. – (¿¡Era solo juntar cosas, y llega a tener este sabor?! ¡Es increíble! ¿Acaso Amber es una divinidad?) –
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Entre los platos se encontraban diferentes comidas típicas de esa región, recordaba mucho los tiempos donde la cultura se hacía presente más que nada. Naomi estaba sorprendida de estas comidas y el aroma que brotaban de ella. Veía con cierta duda alguna de ella, pero admitía que sea veía demasiado bueno como para negarlo. Una nueva gastronomía que apenas conocía era un puente que no tenía duda de disfrutar. De hecho, Naomi estaba disfrutando de haber viajado una vez dio un primer bocado.
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God por su parte estaba agradecido cuando probó el primero rollito de huevo y sentir una inmensurable sensación del sabor en su boca. Tanto God como Rayo juntaron sus palmas mientras cerraban los ojos, y agradecían a los seres en los altos cielos de haber conocido a Amber. Aunque ella no lo sabía, God ya la consideraba alguien digna de ser considerada mágica si hacia comidas como esta. En verdad, God se alegraba de estar vivo. Tal parecía que se notó al ver una lágrima salir de su ojo derecho.
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En un viaje, no hay muchas oportunidades de tener comidas tan buenas como estas todo el tiempo, y debían de tener en cuenta el valor que alguien como Amber tendría para el viaje. Tanto God como Naomi compartieron una mirada considerando aquel pensamiento. Fuera de la sensación que traía mirarla solo por sus habilidades culinarias, tanto Naomi como God se dieron cuenta del tesoro en sus manos. Por lo tanto, se asegurarían de facilitar lo más posible el viaje de la joven color miel lo más posible. Con un asentir entre ellos, y dejando a Amber dudosa de lo que pasaba, se aclararon de aquella promesa entre ellos.
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— Nunca había visto esta comida ¿Así es la comida típica en Johto? — Sentándose en la manta junto a los demás probaron la comida. — Esta, increíble. —
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— Naomi-san, ¿es de su agrado? —
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Amber estaba agotándose en sus pensamientos. Dudaba de su propia habilidad cuando era la primera vez en bastante tiempo que cocinaba para alguien más fuera de su familia. Quizás era visible por la cantidad que había hecho, o por la gran diversidad de gustos para cualquier paladar, pero quería mostrar no ser una carga. Había oído que en muchos grupos de viajes, siempre habría alguien que quedaba atrás y siempre terminaba siendo molesta para otros. Amber temía que en esta oportunidad y con estas personas ella metiera la pata con algo como eso. Por lo tanto, estaba puesta a dar lo mejor con tal de no que ellos dos no la rechacen como muchos otros lo hicieron. Era un temor que tenía dentro, y tuvo que ocultar sus manos temblorosas.
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— Claro que sí, tiene un sabor bastante fresco, un aroma delicioso y una increíble imagen, un plato en toda su exquisitez. — Naomi mostraba la mayor sonrisa posible. Aunque con el sabor que tenían, no era tan difícil para ella. – Agradezco mucha esta comida, Amber. –
— Es increíble. — dijo God comiendo otro bocado tras partirlo en dos y compartirlo. — Hacia mucho tiempo que no comía algo así. Es increíble. —
— ¿Pero no eres de Johto? — dijo Naomi. – Creía que tú reconocerías varias de estos platillos. –
- Jajaja. Ojala. – decía God mientras le daba la mitad de una croqueta de papa picante a Rayo, y se preparaba para masticar la suya. – Aunque no lo creas no soy tanto de esta región. Digo, mi hermano y yo nacimos aquí, pero somos más de la nueva era y no tan conservadores que digamos. Aparte, lo que más comíamos eran cosas básicas como frutas y sándwiches. –
- (¿¡Es demasiado?! ¡Nooo! Ahora pensaran que soy una glotona!) – Amber lloraba por dentro. SU propia jugada de hacer un extra le jugaba ahora. – Eso es curioso, God-kun... —
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Rayo le llamó la atención recordándole que se olvidaba algo.
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— Ah sí, hay sacar a los demás. —
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Soltando a los otros de las pokeball salieron los dos estirando las piernas.
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— Cierto, hay que sacar a los demás. —
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Imitándolo, lanzo cuatro pokeballs al aire sorprendiendo al chico. Saliendo de ellas se vio al lagarto azul, el potro igneante, más otros dos pokemon que no conocía, uno era una serpiente azul con una esfera en la frente y grandes ojos, el otro era una bola de lana que como cayo se quedó.
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— Ese es el de antes en las Ruinas. — dijo God viendo a la serpiente.
— Si, discúlpeme, creo que se me olvido hablarles de él. — dijo Naomi. — Este es Spike, es como mi primer pokemon en la región de Kalos. Lo recibí en un intercambio prodigioso según fui informada. —
— ¿Intercambio... prodique? — pregunto God confuso.
— Es una rama tecnológica en una plataforma en línea donde intercambias con toda clase de personas en el mundo sin especificación alguna. Es decir, puedes poner un pokemon y te puede venir un pokemon completamente al azar. —
— Eh... — Al voltear a ver a God noto que estaba en las nubes.
— Se nota que no tienes idea alguna de la tecnología. — dijo Naomi cruzándose de brazos. — Imagina que tienes un pokemon que no puede dar mucho y tienes la posibilidad de obtener un pokemon nuevo el cual traiga más posibilidades al equipo de un entrenador, tantas variables disponibles en tantas opciones. El intercambio prodigioso es una gran herramienta que tenemos los entrenadores sin mucha experiencia, así... —
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Naomi estaba en "La zona", un punto donde sus ideas eran tantas que no cabían en su cabeza y por tal motivo no se daba cuenta que empezaba a pensar en voz alta.
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— ¿God? — decía Naomi explicando hasta que cuando volvió en sí, vio a God con ojos en forma de espiral.
— Mucha información. — Con esto Naomi suspiro, de verdad era malo o no sabía nada de la tecnología. — Bueno y esto ¿qué es? —
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Acercándose y tomando la bola de lana en sus manos la vio de cerca tratando de identificarlo. Entre la lana encontró lo que parecía una pequeña cola azul, por curiosidad la tomo y la apretó un poco, un gran error. Tras hacer esto fue sometido a una gran descarga de más de 5000 voltios y como era de suponerse el medio brazo de metal funciono como pararrayos golpeando a la otra del brazo que eran células chamuscándolas provocando mucho dolor en él, claro que aparte estaba recibiendo una gran descarga de electricidad en su cuerpo. En el momento God se veía como un espectáculo de luces siendo que todos los pokemon veían un poco sorprendido lo que pasaba, en cuanto el ratón eléctrico veía el espectáculo con una sonrisa mientras llevaba puesto el visor.
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Al terminar salió chamuscado a excepción de la ropa que solo se ensucio un poco terminando God por caer de espaldas.
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— Eso... dolió... —
— ¿Estas bien? — Naomi ayudaba a levantar al chico quien se limpiaba el rostro. — Discúlpame God, Mareep es muy miedoso con las personas. —
— No te preocupes. Siempre que conozco un pokemon o entrenador nuevo termino combatiendo. — dijo levantándose nuevamente de un salto. — Aunque si quisiera saber cuándo los atrapaste. A ese recuerdo que me salvo de un ataque en las Ruinas Alfa, pero al pequeño lanudo no lo conozco. —
— Ah, es que mientras estabas inconsciente lo atrape en la hierba alta por la ruta 36. Lo perseguían muchos pidgeys. — dijo mientras lo tomaba de brazos a lo que temblaba un poco. — Creo que es mejor para el tener a alguien que lo cuide, así que por eso lo atrape. —
— Naomi-san... — volteando a ver a la chica color miel quien se cubría la boca con las largas mangas verdes de su suéter. — Que gran corazón tiene. Hacer esa acción para proteger al pequeño mareep, es una muy buena persona. —
— Bueno... — God veía con una sonrisa forzada pasando un sudor frio por su frente. — Y de igual forma ¿Que pokemon es ese? — dijo apuntando a la serpiente que hasta el momento mantenía su vista con sus ojos caricaturescos y tiernos tanto en Rayo como en Discharger.
— Spike es un Dratini. — dijo en un tono un poco más bajo que antes con una mirada algo triste.
— ¡Wow, un tipo dragón! — dijo God acercándose a verlo pero al estar enfrente del dragón este perdió el interés y simplemente se alejó hacia una sombra cerca del "picnic" a descansar.
— Lo siento, God. Es que Spike aunque es mi primer pokemon es de nivel alto. – decía Naomi observando a la serpiente dragón dormir. – Hubo problemas entre nosotros, y no me obedece. —
— Bueno, no importa, de todos modos es un gusto conocerlos a ambos. — dijo God terminando con una sonrisa, antes de ser interrumpido por el rugido de su tripa. — Ahora que todos nos conocemos a todos, es hora de comer. —
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II. Misión que Cumplir.
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/SINNOH/MONTE CORONA/ACTUALIDAD/
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En aquellas cuevas se escuchaban fuertes disparos junto con grandes explosiones pareciendo el sitio un campo de batalla. Entre ataques distintos se encontraba en pleno movimiento saltando un Umbreon evitando varios ataques de algunos pokemon cercanos.
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— Vaya vaya, si ustedes fueron los que empezaron diciendo que me harían pagar por meter mis narices en sus asuntos, que decepción me dan caballeros. — dijo el hombre vestido de gala mientras peinaba uno de los pelos crecientes de su leve barba con una sonrisa tranquila. — Light y yo buscábamos un reto que nos hiciera estirar un poco las piernas, que lamentable ver con mis ojos que no pueden resistir un ataque. —
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De lo lejos vinieron varios ataques no solo contra el tipo siniestro sino también por el pokemon, pero no eran lo suficientemente rápidos para alcanzarlo siendo que apenas lograban ver al umbreon cuando se mantenía quieto por breves momentos. Varios hombres sacaban más pokemon mientras otros intentaban disparar con armas de fuego pero parecía que ninguna de ellas funcionaba correctamente. Fue muy poco tiempo para que terminara ese conflicto, hombres desarmados y desmayados en el suelo, pokemon liberados y enviados a donde los habían atrapado esos sujetos.
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Entre ellos pasaba aquel hombre vestido en esmoquin silbando una mientras con un pañuelo limpiaba aquella arma, poco a poco se acercaba a un sujeto que aún permanecía consciente pero muy herido siendo que una roca inmensa que en medio del conflicto cayó.
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— Vaya vaya, pero que tenemos aquí. — el hombre en gala se acercaba con una cara tranquila pero mantenía esa sonrisa maliciosa. — El caballero que quiso jugar sigue de pie, o mejor dicho, aplastado. — El sujeto intentaba retroceder por el terror pero estaba atrapado sin tener ninguna opción estando a su merced.
— ¿Q-Quien eres tú? — decía el sujeto herido.
— Tu Peor Pesadilla. – Destiny disparo a un costado, y aquel hombre sintió una herida en su mejilla abrirse con ello. – O eso debería decir. ¿Yo? Es simple. Solo soy otro Prodige que viaje por ahí. — dijo mientras se acercaba más al sujeto. — Ahora mi amigo, me dirás de dónde eres, con quien trabajas y que significa ese bello símbolo que dice Chaos en estos chalecos. –
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Destiny levanto un poco el sombrero mostrando sus ojos amarillos siniestros.
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— Claro, al menos que quieras que sigamos jugando un poco más. — dijo ocultando esos ojos amarillentos mostrando una sonrisa que desprendía por así decirlo "maldad".
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/JOHTO/RUTA 36/1 HORA DESPUES/
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Pasado el tiempo el almuerzo logro culminar de forma agradable trayéndole un buen momento de descanso a los entrenadores, una acción necesaria en un viaje donde arriesgas su propia vida en cumplir sus metas y sus sueños, eran esos breves momentos los que hacían esos largos viajes valieran la pena.
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En ese pequeño descanso Naomi pudo observar ciertas cosas de los integrantes del grupo de viaje, en el parecían que unos más que otros se relacionaban bien, Discharger como Wrecker se llevaban bien jugando y haciendo bromas, Nitro y Bee parecían disfrutar del cálido clima, Mareep se encontraba cerca de Spike siendo uno de los pocos con quien se sentía cómodo, mientras que tanto Rayo como Natsu permanecían descansando con sus entrenadores siendo en el hombro de su entrenador como en la piernas de su entrenadora respectivamente. En lo que era la conversación de los entrenadores se basaban las cosas en breves recuerdos de cómo habían pasado a llegar hasta ese punto (Con la obvia excepción de God de tratar de ocultar lo raro de su viaje, en otras palabras, casi todo su viaje desde que dejo el suelo de Pueblo Esperanza).
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Aun así, continuaba con dificultad en el uso de palillos, incluso cuando tanto Amber como God le decían y daban trucos para ello.
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- (Tontos palillos… ¿Por qué es tan difícil juntarlos? Que complicado…) – Naomi luchaba en una disputa con sus propios dedos mientras el deseo de atravesar el rollito de huevo enfrente de ella pasaba por su cabeza. – (¡Ya veras, rollito de huevo salado! Ríe mientras puedas… ¡La venganza será mía!) –
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Luego de eso, solo se dedicaron a recorrer la ruta, vencer a los pokemon salvajes que se les cruzaban en el camino (Trabajo de God y Naomi debido a que Amber no deseaba y no le gustaba ver combatir a los pokemon), y encontrar algunos objetos en el camino, esto último era una acción que no esperaban el grupo puesto en el trayecto lograron obtener entre los objetos curativos 3 superpociones, 2 antiparalizis, un despertar, 2 repelentes, y entre los objetos estaban una flecha venenosa, una semilla milagro y dos superballs. En eso, se los dividieron en forma que God se había quedado con la Flecha Veneno y una superball, Naomi la mitad de las medicinas y la otra superball, y Amber quedándose con la otra mitad de las medicinas y los dos repelentes.
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En el trayecto había muchos entrenadores quienes desafiaban al grupo. En otras palabras God los veía como un buen calentamiento en preparación para el siguiente gimnasio, aunque dentro de su cabeza tenía otra intención, una dada por el mismo profesor Boreal...
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En aquel recuerdo...
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— Pero profesor... ¿Qué es lo que me está diciendo? —
— Unos días después de irte hice un análisis más profundo en el sistema de la Lineball que llevas contigo. — Dijo el profesor preocupado revisando unos papeles que tenía en mano, este sentimiento le extrañaba bastante a God puesto era la primera vez que lo veía más sorprendido. — En el análisis usando el método de algoritmos inversos encontré una variable desconocida al programa que procede la información, y en el sistema de transferencia de datos encontré algo muy extraño. —
— Esto... Profesor. — El profesor al oírlo levanto la cabeza notando a God muy confuso imaginándose un gran signo de interrogación levitando encima de él. — ¿Puede repetirlo en español?
— De verdad. Eres igual que tu padre. — dijo el profesor forzando una sonrisa para luego retomar esa actitud seria que no lo caracterizaba. — Me refiero que hay cosas en la pokeball que no hicimos nosotros. —
— ¿Y eso es malo? —
— La verdad no lo sé, jamás había visto el caso de una pokeball así, es como si se hubiera construido de forma que no contengan al pokemon, sino de contraer su forma de luz en un bucle de energía cinética de un vórtice con una abertura. —
— Profesor... —
— Perdón, lo hice de nuevo. A lo que me refiero es que parece que los tres espejos parecen que crean un vacío en que no solo absorbe al pokemon. Parece que tiene un sistema de regresa al pokemon en si a su forma natural, es como una clase de sistema... —
— De purificación... — termino de decir God quedándose viendo a la extraña Lineball que había recibido. — Entonces es por eso que volvió a la normalidad. —
— Eh? ¿A qué te refieres? —
— Bueno... en el combate de Ruinas Alfa. — God recordaba lo que había pasado en aquel sitio justo después de haber vuelto a subir aunque eran breves recuerdos lo que veía. — Cuando me enfrente a Suicide sentía en mi cuerpo algo que me hacía seguir, una voz me decía que debía atraparlo para liberarlo de su sufrimiento, como espiar sus pecados o algo. —
— ¿Y cómo lo hiciste? Según lo que me testificaron tus amigos fue que con un programa especial de tu Pokedex absorbiste partículas Link oscuras y con la Lineball atrapaste a Suicune. —
— Si le soy sincero ni siquiera sé qué fue lo que hice o como lo hice, era como una clase de modo automático. —
— ¿Cómo así? —
— Pues era como si estuviera consciente pero mi cuerpo actuaba por instinto, como si ya lo hubiera hecho antes. — decía God mientras recordaba esa sensación en su cuerpo. — Como si estuviera consciente pero era como un sueño, aunque me cuesta recordar algunas cosas. —
— Mmmm, supongo que debe haber sido algo estresante para ti. De todos modos también quería pedirte algo. — decía el profesor con un tono más calmado volviendo poco a poco a su personalidad de siempre.
— ¿Otro encargo? A este paso tendrá que darme empleo como repartidor. — decía God con una sonrisa algo forzada tratando de cortar la tensión del ambiente. — Bueno, lo que necesite lo ayudare en lo que pueda, todo por alguien de la familia. —
— ¿Conoces a un llamado Cesar? —
— Si, es un artesano que fabrica pokeballs especiales con bonguris, me hermano me contaba bastante de él, decía que sus pokeballs eran tan especiales que eran reconocidas mundialmente. — decía God recordando aquellos comentarios de su hermano. — Según recuerdo vive en Ciudad Azalea. —
— Me gustaría que fueras a visitarlo y le muestres la Lineball. —
— ¿Y eso profesor? —
— En el análisis logre ver que algunos de los componentes eran biológicos, con esto puedo suponer que fue hecha en parte con bonguris específicos, pero para comprobarlo necesito que lo revise un profesional. —
— Si eso ayuda en descubrir este secreto... — God miraba aquella extraña pokeball que poseía un color entre el oro y el negro y que ahora sabía que era de procedencia misteriosa siendo otra pieza del rompecabezas en el que se encontraba metido. — Entonces partiremos a Ciudad Azalea. —
— Muy bien, le avisare a Cesar que iras en mi nombre y le explicare los detalles. — dijo Boreal ya regresando a su actitud más calmada. — Pero eso sí, con todo esto lo estamos haciendo te pido que lo mantengas en un constante secreto esto, no deseo que estos incidentes y este misterio se involucren con la futura salida de las Lineballs, por eso mismo es que te pido que lo hagas, sé que el hijo de mi mejor amigo puede lograrlo.
— Si profesor. —
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Y junto a eso volvió en si a la realidad...
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No tardaron mucho en llegar hasta el final de la ruta donde encontraron cerca de la Cueva Unión un Centro Pokemon. En tal sitio se preparaban cada uno para continuar el viaje aunque si deseaban todos descansar en ese sitio, y esto les permitió aprender más de cada uno en ciertos hábitos que tenía.
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Por ejemplo:
Naomi mantenía un registro exacto de todo los acontecimientos en su viaje en un cuaderno, cada vez que le preguntaba God le decía que era importante para ella tener conocimiento de todo su viaje.
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Amber prefería estar con los pokemon y verlos disfrutar mostrando un habito de tranquilidad, y una cosa que era algo impresionante para los demás era que Amber poseía la habilidad de comunicarse perfectamente con los pokemon, incluso mejor que God con los pensamientos de Rayo siendo este último debido a que todos los años que pasaron juntos. Pero en la chica de ojos color miel era distintos, parecía que ella los entendía y los comprendía, un camino perfecto para alguien que no le gustaba ver a los pokemon combatir.
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En cuanto al chico de ojos carmesíes lo más que se basaba su día era fortalecer su cuerpo en ejercicios. Sentadillas, escaladas, spinning, cardio, eran unos de los muchos ejercicios que hacía, esto apenas lo notaba Amber quien al parecer empezaba a ver un poco más al chico de ojos carmesíes lo que provocaba que el pequeño cachorro de fuego perdiera atención de la joven y por los celos atacara o mejor dicho, chamuscara a God dejándolo tendido en el suelo.
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III. Luna Llena.
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Las horas pasaban y el anoche se aproximaba, estando en el techo del Centro Pokemon el entrenador junto al ratón eléctrico descansaban un poco viendo el cielo anaranjado levantando su mano bloqueando el sol viéndola muy concentrado y como el anaranjado cielo se empezaba a oscurecer tomando color azul oscuro y un gris siniestro. En su mente pasaba aquel recuerdo de lo que él podía considerar uno de los combates más intensos que ha tenido, en el que gracias al de ojos color zafiro había logrado ver la manera de sacar ese movimiento tan especial de su abuelo, la Mano del Cielo.
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Aquella luz que soltaba esa mano hecha de energía le traía una antigua sensación que no había sentido hace ya mucho tiempo, esa sensación que era fuerte y poderosa, la sensación que le traía su primer maestro, la sensación que le traía a él su abuelo.
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— Abuelo... como pasabas todo el tiempo en los cielos... — susurraba aun observando su mano derecha con nostalgia de forma calmada pero a la vez un poco triste. — Me pregunto si... me estarás viendo... —
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— Esto... God-kun... —
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Al oír esa voz el chico de ojos carmesís salió de sus pensamientos para voltear a ver la dueña de esa voz junto con sus grandes ojos color miel.
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— Ah Hola Amber-san. — dijo God cambiando de actitud mostrando una sonrisa al ver a la señorita. — Perdona, no vi que estabas ahí. —
— P-p-p-p-perdón por interrumpirlo. — dijo volteando la mirada rápidamente mientras se tomaba de las manos y miraba al suelo.
— No te preocupes, de todos modos no estaba haciendo algo importante. — dijo mientras se sentaba en aquel sitio casi en el borde del techo. — ¿También vienes a pensar aquí? —
— Bueno... yo... solo quería ver... si podía... bueno... — trataba de decir entre susurros pero la voz no lograba salir, mientras parecia que temblaba un poco. — Y-yo... —
— Oye... ¿estás bien? ¿Tienes frio? — decía God mientras se levantaba mientras recordaba las estrictas normas de un "caballero" (Reglas que obviamente le había enseñado para evitar el mismo comportamiento de su padre). — Ten, póntela. —
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Con esto God tomaba la chaqueta cerrada con capucha y caminaba hacia la joven extendiéndosela dejándola más sorprendida y más "roja" que los ojos carmesíes.
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— ¿Q-que? ¿P-para mí? — dijo junto a un paso hacia atrás.
— Bueno a mí no me afecta tanto el frio y no lo estoy usando por el momento. — decía God rascándose la cabeza viéndola con una sonrisa. Y un tono un poco más serio pero manteniendo su sonrisa. —Y claro, debes tener frio, y no quiero que te resfríes. —
— G-Gracias... — fue lo único que pudo susurrar que con el gesto no lo notaba pero sonrió levemente. Al ver esos ojos rojos profundos, Amber no podía hablar, tal vez por los nervios o por su timidez, pero esas dos esferas llamativas provocaban en ella ese efecto a gran escala. Suavemente movió sus manos y tomo la chaqueta. — Esto... God-kun... —
— Dime. —
— ¿P-podrías voltearte? — dijo Amber viendo al suelo mientas que con la chaqueta se cubría como si fuera una manta. God no tardó mucho en conectar los puntos en su cabeza y recordó otra norma que su madre le decía, jamás ver cambiarse a una dama, motivo por lo que a su padre lo había mandado a volar con un poderoso vendaval.
— Ah ya... lo siento. — dijo God dándose vuelta volteando a ver al cielo donde empezaba a verse las estrellas en el oscuro cielo, le tomaba más tiempo de lo que creía pero al final disfrutaba de ese cielo con leves luces que lo decoraba, una ventaja que poseía esa región era no solo la gran cultura e historia, sino que también era donde podía verse que la Luna brillaba más de cerca. – (Tarda mucho… SI me diera vuelta… NoNonoNo. Ya aprendiste la lección con Rosemary. God. Aunque Amber sea distinta, no te arriesgues a salir disparado por los cielos…) –
— Y-ya puedes voltear... — escucho God decir a la joven de color con un tono muy bajo. Con esto God voltio a ver y medio se sorprendió de algo que no había notado. En todas las veces que la había visto (Aparte de la camisa y short que usaba para dormir) siempre había llevado su falda y suéter que le quedaban holgados. Pero al usar la chaqueta noto la diferencia que tenían entre ella y el, o también conocidas como las diferencias que God no notaba tanto, el de chicos y chicas al crecer, un dato que aunque haya sido criado por una mujer siempre le había hecho falta en el conocimiento común de cualquier persona.
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God aun teniendo 14 poseía ya un cuerpo un poco más ejercitado teniendo un poco de musculatura en los brazos aunque aún parecían ser bastante delgados. Las piernas eran la excepción siendo la parte de su cuerpo que tenía más fuerza recompensas de correr todos los días junto con ejercicios que apoyan en su crecimiento. Alguien que vivía de un lado a otro con un cohete en el ojete, este era el resultado. Siendo esto por el entrenamiento de su abuelo a una temprana edad y otra gran parte por petición de su madre, en cuanto al resto de su cuerpo parecía común para un chico de su edad, misma razón por la que noto la diferencia en Adán y Eva.
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Las ropas que la joven le había hecho eran a la medida, o bueno, aproximada a la suerte, cosa que si acertó quedándoles perfecto a su gusto, razón mismo por la que al voltear God veía que en la cintura le quedaba pequeña, la espalda le quedaba holgada y el pecho... bueno, se notaba una inmensa diferencia.
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—…Se te ve bien. — dijo God volteando levemente mostrando una pequeña sonrisa.
— G-gracias... – susurro ligeramente y la joven viendo hacia abajo tratando de no mostrar lo rojo por aquel alago. – (Es cómoda, pero esta apretada…) —
God luego se sentó en el lugar donde estaba antes viendo aun las estrellas que aparecían en el azul cielo. Pasado los minutos Amber con un ritmo lento e inseguro camino hasta God con la intensión de sentarse al lado del de ojos carmesíes pero este al voltear de nuevo viendo a los ojos color miel de ella la hizo dar un brinco hacia tras haciéndolo el confundirse por su reacción, luego de tomar la calma se logró sentar a un metro y medio de él.
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Pasaron los minutos y ambos entrenadores veían diferente la situación, mientras God disfrutaba viendo al cielo sintiendo el viento sentándose con las piernas abiertas y los brazos hacia atrás, mientras que Amber era todo lo contrario siendo que las piernas la tenía retraídas y las sujetaba con sus manos metiendo la mitad de la cabeza entre las piernas y cubriendo su vista con el de los ojos carmesíes con su cabello.
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Así pasaron los minutos más largos de la vida de Amber, teniendo muchas cosas que decir se sentía frustrada de no poder decir ninguna palabra no teniendo el valor de hablarle o poder saber qué era lo que le había pasado para pasar por esos cambios, y cada vez que volteaba a verlo y este volteaba esta se sonrojaba al ver sus ojos y se escondía en sus lizos cabellos color miel viendo a otro lado repitiéndose en su cabeza palabras de desaliento de ella misma ya hasta llegar al punto en que por la frustración sus ojos se humedecían empezando a verse las lágrimas con miles de preguntas
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— (¿Qué puedo hacer?... ¿Qué es lo que hago mal?)— Eran una de las muchas preguntas que Amber tenía entre sus pensamientos en las miradas que hacia el de ojos carmesíes. — (¿Que... pensara... de mí?) —
— Oye... Amber-san. — Con esas palabras Amber salió de sus pensamientos y volteo levemente a ver al otro entrenador. — Es una bonita noche ¿No crees? —
— ¿¡Ehh?! Bueno... si... lo parece... — decía muy nerviosa empezando a ver hacia arriba y notaba la razón de que hubiera tanta luz en la noche. — Es...está linda la luna... —
— Hoy supuestamente es Luna llena, el momento favorito de descanso de mi abuelo. — Amber con este comentario se recogió el cabello para así poder ver el rostro del otro. — Me trae buenos recuerdos de mi entrenamiento con él. —
— Esto... ¿fue muy duro? — susurro Amber uniendo las puntas de sus dedos índices. — Es que... bueno... tu cuerpo esta... —
— Si, lo sé, golpeado. — dijo God con una sonrisa. — No me permitía hablar de eso con un acuerdo de silencio, aunque sí, me destrozo físicamente. Más de una vez me llevaba en su espalda hacia el campamento. —
— ¿Pero... cómo pudiste hacerlo? — Amber empezaba a mostrar un poco más de interés en aquel entrenamiento. — Digo... es que... bueno, me parece que debió ser algo muy difícil para usted... —
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Con lo dicho anteriormente God volteo algo confuso ante esa respuesta, al saber lo que acababa de decir Amber se sorprendió.
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— N-no es que pensara que no pudieras hacerlo, es que... con lo que he visto de ti es raro... — volvió a decir Amber hundiéndose más y sacando otro signo de interrogación a God encima de su cabeza. — ¡Tampoco es que seas raro malo! ¡Sino más bien como un raro bueno o un raro extraordinario! — dijo Amber "explotando" con todo lo que tenía que decir.
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Al ya haber dicho todo en su cabeza noto lo que acaba de hacer y con todo le dijo al entrenador se apeno poniéndose de nuevo roja sin saber cómo el reaccionaria.
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— Mmmmmm... Pfff — God aguantaba la risa hasta que no pudo más y empezó a reír considerablemente. — Jajajaja. —
Esa risa era todo para Amber, en su cabeza ella se imaginaba como se hacía más pequeña en cada instante y como el entrenador se volvía una gran sombra destacable con una sonrisa roja macabra, la joven se sentía atemorizada siendo iluminada por la luz de un reflector aumentando su temor siendo el centro de atención de ahora miles de sombras riéndose alrededor de ella y se lamentable diciéndose así misma:
— (Lo arruine, lo arruine todo.) —
— Jajaja. — terminaba de reír recuperando el aliento mostrándole una sonrisa a la joven. — Que tierna y complicada forma de alagarme, gracias. —
Con este comentario Amber volvió en si a la realidad y vio que lo había exagerado... de nuevo... Acomodándose nuevamente el pelo logro ver aquella sonrisa tranquila que desprendía esta vez no solo energía sino que también mostraba paz en el fondo. Luego de aquella escena el silencio incomodo los abordo por unos momentos más, pero esta Amber parecía no tener tantos nervios o tal vez era que empezaba a tenerle un poco más de confianza, aunque claro, se mantenía a la defensiva aunque no lo deseaba.
— Oye... Amber. — dijo God manteniendo la mirada en el oscuro cielo, tomando la atención de la joven que se ocultaba entre sus piernas. — Perdón, Amber-san, hace tiempo que no utilizaba Honoríficos, creo que la última fue cuando fui a ver a unos viejos amigos de mi abuelo. —
— N-no es necesario que los utilices conmigo si no lo deseas... — dijo Amber con su tono tímido de vuelta.
— ¿Eres de alguna antigua familia de Johto? —
— ¿Eh? —
— Es que según se esos valores se han estado perdiendo con los años y mi madre me ha contado que solo las familias que han vivido en la región desde hace mucho tiempo hablan con Honoríficos, aunque claro, solo estoy especulando imitando a mi madre. — dijo rascándose la cabeza mientras sonreía. — No tienes que responder si no quieres. Solo es curiosidad. –
— En realidad no lo sé... nunca se lo he preguntado a mi abuelita. — decía ella con una mirada algo más tranquila. — y... Bueno... mi abuelita nos enseñó en casa a mi hermano y... a mí. —
— ¡¿Tienes un hermano?! — decía sorprendido. — Porque no lo dijiste antes. —
— ¡¿Eh?! — levanto la mirada. — Esto... si. Aunque siempre esta... de viaje, apenas lo veo. Apenas la veia… —
— ¡Era como mi hermano entonces, siempre se mantenía afuera combatiendo y defendiendo su título de campeón! —
— ¿Cam-campeon? — pregunto Amber con un tono un poco más bajo algo sorprendida, esa palabra le había traído a la mente un viejo recuerdo...
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Pero un dolor de cabeza paso de repente haciéndola retorcerse por el dolor.
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— ¡Amber! —
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Al ver lo que paso God corto la distancia entre ellos acercándose a ella y tomándola con cuidado para que no cayera del borde del techo suponiendo que lo haría por aquel movimiento tan brusco que God hacía por aquellos fuertes dolores de cabeza en su experiencia. Le tomo dos segundos de que se fuera aquella jaqueca repentina, aunque eso sí, luego de ver al de ojos carmesíes tan cerca como un termómetro el color rojo empezó a elevarse hasta que al llegar al tope le parecía que le salía vapor por las orejas.
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— ¡CON PERMISO! — dijo Amber mostrándole a God una gran velocidad saliendo de aquel lugar en segundos pareciendo haber dejado un camino de humo.
— Que... veloz. — dijo God sorprendido y a la vez confundido de lo que acababa de pasar, aunque como vino esa impresión se fue rápido al surgir una nueva idea. — No sabía que podía ser tan rápida corriendo. Mañana le pediré que corra contra mí, tengo que convencerla que me enseñe. —
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Con esto último God volteo por última vez hacia las estrellas para luego asentir y dirigirse hacia el centro pokemon.
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IV. Deseo de Revancha.
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/REGION JOHTO /12:00 PM/CUEVA UNION/
PLAY
"Game Changer"
Most Epic Battle Music Ever: Game Changer* (Action/Rock)
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Una serie de explosiones empezaron a escucharse haciendo retumbar todo el lugar, entre la cortina de humo se podía ver una silueta masculina viendo hacia otra parte mientras anotaba ciertos datos.
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— ¿Vamos, apenas puedes hacer eso? Por favor, creía que venias a dar más pelea. — se escuchó la gruesa y rasposa voz de aquel sujeto. — Onyx, como practicamos, Tumba Rocas. —
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Grandes rocas caían sin parar como meteoros en la cueva, pero ninguna podía tocar aquella luz rosada que se desplazaba rápidamente por el campo mientras se acercaba más y más a la gran serpiente de roca, con un fuerte brillo del color de arcoíris dejo ciego a todo el que lo vio. Al terminar de aquel brillo se pudo notar que aquel ataque lo había detenido con una capa de energía y en el intento se lanzó contra la luz rosada, pero está en el instante desapareció del sitio.
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— Mierda ¿dónde diablos esta? — el sujeto veía alrededor del sitio en búsqueda de alguna pista, pero no fue suficiente tiempo puesto de repente empezó a flotar la gran serpiente de piedra rodeada de una luz rosada. — Ni lo sueñes. Onix, usa terratemblor. —
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Dando una vuelta en el aire golpeo el suelo así creando una fuerte onda que hizo mover toda la cueva, gracias a este ataque la luz tuvo que detener de levantar al tipo roca para evitar recibir daño, con esto la gran serpiente volvió a soltar las rocas pero esta vez en pleno aire explotaron al mismo momento, esto lo vio venir la luz rosada y usando el mismo truco apareció detrás del entrenador preparado para atacar frenar a quien daba las órdenes...
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Una acción que el sujeto logro entender... y contrarrestar al instante usando un repelente en el aire. Con eso la luz tomo distancia al oler ese gas toxico para el haciéndolo retroceder.
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— Buen intento, pero veras que no soy un idiota incompetente como mis antiguos subordinados. — decía con soberbia el chico mientras ya de cerca con aquellos lentes pudo identificar el pokemon que tenía enfrente y de forma autónoma la gran serpiente de tierra se preparaba a cualquier orden de su entrenador detrás de él. — Aunque seas más fuerte que antes cuando te atrape no significa que me dejare vencer por un pokemon salvaje. —
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Entre la luz empezó a verse el cuerpo del tipo psíquico, mostrando principalmente sus ojos brillando tenuemente de color azul, y también mostrando en su frente una estrella rosada. Sin notarlo a unos metros un grupo pequeño de rocas empezaron a levitar y fueron lanzadas ferozmente hacia el entrenador, y le hubiera dado sino fuera porque la gran serpiente uso parte de su rocosa cuerpo para proteger a su entrenador.
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— Como si no lo hubiera visto venir. Recuerda quien te enseño esos viejos trucos. — decía mientras seguía anotando ciertas cosas, pero con un último flash cerca de su persona cegó tanto al entrenador como al enorme tipo tierra. — Mierda, daño la visión del visor… —
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Viendo el lugar tras aquel brillo ya no se podía ver al pokemon que lo había atacado y con aquel movimiento no solo escapó, sino que pudo ganar tiempo para los pokemon de la zona también dañando temporalmente el rastreador en el dispositivo que llevaba junto a sus lentes.
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— No importa, de todos modos ya no necesito nada más de esto. — decía mientras se quitaba aquel visor y miraba al inmenso Onix que lo acompañaba. — De todos modos ya tenemos lo necesario, según Don D, pasara por aquí mañana y así por fin ajustaremos cuentas. —
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Con esto miro hacia la entrada de aquella gran cueva a varios metros de donde estaban él y su pokemon y apuntando una greatball lleno de furia y cara de pocos amigos recordando aquellos malos ratos que le provoco. Un sentimiento de rabia le recorría. Recordaba cómo no solo le habían superado, sino que también había sido salvado por el mismo mocoso. Eso le frustraba. Le molestaba aquella sensación, y por eso mismo quería hacerlo una vez más. De forma justa, quería patearle el culo, y quitarse de una vez esa espina que le molestaba.
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— Solo espera. Te aplastare esta vez, enano. —
