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La Cueva Unión, conocida también como el paso subterráneo bañado por las olas y sumido en lo profundo de la tierra, es una cueva situada en la región Johto, al sur de las Ruinas Alfa y al este de Pueblo Azalea, que conecta las rutas 32 y 33. Un lugar pacifico donde crecía toda clase de pokemon y para la mayoría que pasaba por esa zona era solo un lugar de paso hacia el Pueblo Azalea.

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Ese era el plan que tenía en mente el grupo, pero una gran explosión al comienzo de la cueva los alerto siendo que una roca habían bloqueado la salida a los entrenadores que estaban ahí.

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Aunque claro que el grupo del de ojos rojos sangre ya sabía lo que pasaría, pues él les conto.

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/RUTA 32/CENTRO POKEMON/1 HORA ANTES/

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Saliendo ya preparados los entrenadores de las habitaciones dieron una última revisión antes de continuar con su viaje en dirección a Ciudad Azalea. Otro dato que descubrió el grupo era el perfeccionismo de Naomi y era que jamás estaba contenta o satisfecha con las preparaciones que se hacían para el viaje, hasta ese momento fue que God se enteró no solo que Naomi ya había planeado la ruta, el tiempo, pedido los alimentos junto con Amber, había comprado 10 repelentes en caso de una emergencia y tres cuerdas huidas. Visto esto también pidió con el permiso de los otros dos del grupo en ser la encargada del manejo económico debido a que God casi se gastaba todo el dinero que llevaba en probar una cola Slowpoke pensando que era un objeto para combatir.

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— Bueno, si ya tenemos todo preparado, entonces ¡Continuemos con la aventura! — decía God animado acompañado de sus tres pokemon.

— Tienes que ser tan ruidoso en la mañana, son apenas las 6:45 de la mañana. — decía Naomi con una taza de café en la mano y debajo del brazo llevaba al cocodrilo miniatura dormido con una burbuja saliendo de su nariz. — ¿No podíamos continuar a las 8? —

— ¿¡Y perder dos valiosas horas?! ¡Por supuesto que no, Nao! — grito God estirándose con mucha emoción siendo este imitado por el ratón eléctrico y la lagartija. — Aparte, si salimos ahora y si no nos encontramos con muchos pokemon salvajes podríamos llegar a Pueblo Azalea en Cinco Días no? —

— Lo sé, yo fui la que lo dije ayer pero aunque salgamos ahora o dentro de 3 sería el mismo trayecto. — decía Naomi empezando a levantarse en animo. — Y seria en realidad una hora inmedia, no dos. —

— Vamos Nao, es mejor despertar con el pie derecho. — decía God caminando por el pasillo yendo hacia el salón principal del Centro Pokemon. — Mira por ejemplo a Amber, cuando ya volvía de ducharme luego del entrenamiento matutino ella no solo estaba despierta sino que había preparado el desayuno amablemente para nosotros. —

— ¿Y dónde está ella ahora? —

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Con estas palabras de Naomi God paro en seco mirando hacia el techo recordando lo que paso.

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— Mmmm bueno, cuando salía de ducharme me la encontré en el pasillo cuando iba a los dormitorios y parecía que tenía fiebre. — dijo God pensativo.

— ¿Que? ¿Fiebre? — dijo Naomi por fin despertándose alarma soltando al café y al cocodrilo siendo que este se despertó golpeando de cabeza y cuando se levantaba confundido y somnoliento para colmo le cayó el café encima. Naomi al oír sobre esa "fiebre" corto distancia con God poniendo sus manos en su pecho inconscientemente se acercó al chico de su propia altura. — ¿Que síntomas tenía el momento que la vistes? —

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— Ah... — era todo lo que podía decir God mientras veía como Wrecker corría desesperado de un lado a otro con la cabeza llena del café, una escena entretenida aún más cuando su entrenadora no se daba cuenta, solo que God no se reía por la penetrante mirada de Nao en el momento.

— ¿Entonces? —

— Bueno... — God volvía a recordar la escena de lo que paso. — Salí de la ducha, iba al cuarto, me la encontré y la salude como siempre hago, pero ahí me pareció raro, era como un termómetro, subió el color rojo hasta llegar arriba y me pareció extraño pero le parecía salir humo por las orejas, extraño ¿no lo crees? —

— Espera, entonces... te estabas duchando... te la encontraste... vistes que estaba roja... y echaba "humo" por las orejas ¿Correcto? — decía Naomi uniendo los puntos en su cabeza, aunque claro era una escena algo obvia. — Para confirmar, estabas saliendo de la ducha. —

— Por tercera vez, si, acababa de salir de ducharme, pero no le veo... — fue hasta que se dio cuenta, una chica tímida sumándole a un chico semidesnudo le daba en la solución ese resultado. — Ah, ya entendí, supongo que fue mi culpa. —

— Debes tener cuidado con ese tipo de situaciones, recuerda que ya no viajas solo. — decía la de ojos amatistas regañándole aunque este miraba hacia el techo tratando de no mirar hacia abajo.

— Nao... —

— Recuerda que es una chuca muy tímida y nunca ha estado. Acordamos tratarla bien para que mantenga su cocina. Ten un poco de tacto, o de lo contrario ella se podría sentir incomoda.… ¿Qué pasa? —

— Estas muy cerca. — Con eso Naomi se dio cuenta que estaba pegada completamente al él y lo tenía acorralado contra la pared. Mientras tanto, el ratón eléctrico tomo un vaso de agua y se lo hecho encima al pequeño cocodrilo haciéndole sentir menos la quemadura por el café.

— Naomi-san, God-kun. — Ambos al voltear vieron a Amber que mostraba una expresión donde mesclaba un poco de vergüenza, confusión, mientras se cubría los con las manos para luego abrir un poco los dedos. — ¡¿Q-Q-Q-Q-Que hacen?! ¡Están en público!—

— Pues supuestamente te estábamos buscando. — dijo God cambiando el tema mostrando una sonrisa algo forzada para luego susurrarle al oído. — Nao... aun estas muy cerca. —

— ¡Désolé! —Con una velocidad sorprendente, Naomi llego hasta impactar uno de los muros al alejarse. God por su parte juraba que había oído a las ruedas de un carro derrapando cuando se movió.

— ¿Desoque cosa? — repitió God curioso. — Jamás había oído esa palabra. —

Es... lo siento en francés... — dijo Nao volviendo en si a su actitud más serena. — Hmff, no era que nos íbamos ya? —

— Ah cierto, vamos, Rayo. — dicho esto God puso su brazo izquierdo hacia abajo y el ratón eléctrico lo camino hasta ponerse a su hombro derecho. — Muy bien, vámonos chicos. —

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E-esperen un momento. —

— No otra vez… — God perdió el impulso, pero de un salto se levantó junto con ayuda del tipo veneno/bicho. — Amber, te lo explicamos en el camino lo que paso. —

— N-no, no es eso. — decía Amber con voz baja mientras unía sus dedos índices. — Es que... bueno... la doctora me pidió que te buscara God-kun. —

— ¿Eh? ¿A mí? — Levantando sus cosas God tomo rumbo directo hacia el salón principal del centro pokemon.

Y... bueno... Naomi-san... — Amber volteo a ver de nuevo a la de ojos amatistas mostrando la misma expresión que la que tenía cuando encontró a sus dos compañeros de viaje casi compartiendo el mismo oxígeno. — ¿Q-Que estaban haciendo? —

- Gracias por su sacrificio. – God solo sonrió al salir del lugar con un saludo militar.

— ¿¡EHHHH?! — dijo Naomi ahora sabiendo la razón por la que el otro se había ido tan rápido. — (¡Cobarde!)—

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— Estuvo cerca... — decía God ya un pasillo lejos de aquella tensión.

— Pikapi — le dijo el ratón eléctrico en su idioma.

— ¿Y tú que quería que hiciera? Me sentía incómodo. — le respondió God tratando de justificarse.

— Pikapi Pika. — dijo el ratón volteando la cabeza varias veces mientras cruzaba sus pequeños brazos.

— ¿¡Tu quien te crees para regañarme?! — decía God levantando un poco la voz. — Recuerda que soy mayor que tú por 8 años. —

— ¡Pika! —

— Ya deja de amenazarme con tus rayos, recuerda que puedo dejarte sin voltaje. — le respondió God.

— Pikakakakapi. — decía el ratón eléctrico riéndose a mas no poder recordando todas las veces que lo había dejado chamuscado contra la pared.

— Jajá Muy gracioso. — dijo God agarrándole de su mejilla roja, el ratón con este dolor le susto sin querer 100 voltios al chico en su brazo derecho provocándole un dolor inmenso cayendo al suelo.

— ¡Rata inmunda! — dijo God en el suelo sintiendo el calambre. — Eso duele y lo sabes. —

— Pikapi. — El pikachu solo suspiro cansado.

— Si, ya lo sé, no llegamos a nada con esto. — dijo God mientras se sentaba estirándose. — Supongo que ella si nos separaba cuando actuábamos así, aún tengo los moretones de su mazo. —

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Con esto ambos se sobaron la parte de arriba de sus cabezas al mismo tiempo recordando todos esos golpes, y al levantar y ver al otro haciendo lo mismo no aguantaron la risa.

— Pikapikapikapikachuu. —

— Tan poético como siempre, compañero. — dijo God mientras le empezaba a acariciar debajo del cuello.

— Pikaaaa. —

— Vamos, hay que ir con la doctora. — dicho esto se preparó y empezó a caminar hacia la recepción. En el mismo sitio donde estaba tanto el charmeleon como el beedrill se habían quedado viendo esa escena sin saber qué hacer, y para colmo su entrenador los había dejado de lado en el sitio, de verdad era descuidado.

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II. Mitos Sospechosos.

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Ya en la recepción God fue hacia donde usualmente se en centraba la doctora más parecía que estaba tratando una urgencia de unos entrenadores mayores que el enfrente, así que debía esperar aunque sin querer escucho lo que decían esos entrenadores.

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— Oye ¿Escuchaste de lo que paso en Ciudad Azalea? — dijo uno de eso entrenadores.

— Te refieres a los entrenadores desaparecidos. — le dijo otro.

— Dejen eso chicos, ustedes saben que no me gustan esas cosas. —

— Pero si es la verdad, del radar del busca pelea han desaparecido muchos entrenadores por esa zona, según dicen parece que son atraídos por una clase de raza pokemon extraña. — decía el entrenador mayor. — Aunque según entendí se trataba de un entrenador con un pokemon de diferente color. —

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Esto último retumbo en la oreja del de ojos carmesíes quien ahora se alegraba un poco de su bajo tamaño.

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— ¿Un pokemon de color diferente? ¿Cómo es eso? —

— Son llamados pokemon variocolor. — seguían platicando de los variocolor mientras God escuchaba empezando a desesperarse por saber más de lo que hablaban antes. — Pero ese no es el punto. El punto es que un entrenador con ese pokemon extraño combaten de una manera agresiva. —

— Y que según dicen quien se enfrenta a él no vuelve a parecer, hasta entrenadores de nivel elite lo han enfrentado y no han logrado verlos de nuevo. —

— Por favor chico, eso suena a un cuento como la GSball o el pokemon legendario en la Cueva Unión. —

— Pero de todos modos, según dicen merodea cerca de aquella Ciudad, es un entrenador tan poderoso que de un solo golpe te puede hacer cenizas. —

— (¡Cenizas!)— pensó God alarmado mientras seguía escuchando, con aquella palabra ya se había hecho una idea de quien mientras un pirómano pasaba por su cabeza.

— Yo de todos modos no voy, mejor rodeo hacia Ciudad Trigal, prefiero no arriesgarme. —

— Oistes Rayo. un entrenador poderoso con un pokemon variocolor en su equipo y que deja a todos en cenizas, te recuerda a alguien también. — le decía God en voz baja a su pikachu el cual asintió sabiendo a quien se refería. — Si es así lo que pensamos, ese entrenador debe ser nuestro emo pirómano, debió entrenar más por el sitio, de seguro provoco daños. –

— Pikapi. —

— Si, recuerdo bien cuando casi lo echan del pueblo por casi quemar toda la hierba alta en la ruta 31, es por eso que solo puede practicar en el pantano. — le dijo en susurros al pokemon mientras cruzaba los brazos. —

— Pikapika. —

— Si, lo sé, no tengo que ilusionarme. — dijo subiendo un poco la voz para luego decir determinado golpeando como un mazo su otra mano. — ¡Ya está decidido, iremos tras ese entrenador misterioso! —

Chico... —

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Al notar el salto que dio vio que había tomado la atención de los entrenadores mientras en su hombro el ratón negaba con la cabeza por aquella mala elección diciéndole en su idioma "Misión de espionaje fallida".

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— Ah, aquí estas God. — Llegando en su rescate venia la doctora encargada del Centro junto con una camilla que llevaba encima tres pokeballs. — Muchas gracias por esperar, vuelvan cuando quiera. —

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Con esto los entrenadores mayores agradecieron y se fueron del lugar aun observando al chico de ojos rojos, mientras se iban God pudo escuchar ese último comentario como burla hacia él y su comportamiento.

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— God. — le llamo la atención la doctora.

— ¡Ah sí! — God se acercó al mostrador con la misma pregunta de porque le había llamado. — ¿Que necesita? —

— Hoy te enviaron esto por correo al Centro Pokemon. — dijo con una mirada algo alegre aunque intentaba ocultar algo. Con esto extendió su mano mostrando un sobre blanco con detalles rojos y azules. Al tomarlo God lo vio por los dos lados intrigado de lo que era y se lo mostro al ratón haciendo lo mismo que su entrenador siendo que también uso su olfato.

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— Creo que no sabes que es en realidad ¿cierto? — pregunto la doctora al ver esa reacción a lo que solo se rasco la cabeza el entrenador. — Es un Reto de Batalla, un reto que se hace entre entrenadores de manera especial. En el sobre hay dos papeles, uno es la confirmación del combate, ese se lo debes volver a entregar al mensajero. Veras en el otro papel que te darán las especificaciones del combate, el lugar, la fecha y la ganancia que obtienes al ir y la que obtienes si ganas. —

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— Wow, suena bien. A ver... — Abriendo la carta vio que era cierto todo lo que le dijo la doctora aunque en lo que eran los datos no decía mucho más que Planta Media Cueva Unión en la ubicación junto con la fecha estaba escrito "¡ESTA NOCHE!" en color rojo de manera agresiva. Y en la parte de atrás de la hoja estaba escrito de igual manera "¡NO FALTES!".

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— Que raro, no tiene el nombre de quien la envió. — dijo God buscando en los papeles alguna firma o algún símbolo que eran usados por diferentes familias o clanes, pero no encontraba ninguna, al menos no escrita. — Supongo que se le habrá olvidado. —

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— Si aceptas una sugerencia de mi parte, te sugiero que no vayas. — dijo la doctora tomando la atención del chico. — Recibir uno de estos retos ahora es una de las maneras en que los cazadores atacan de manera que atrapan a los sujetos con engaños. Los Centro Pokemon son refugios para todos los entrenadores que se aventuran en las rutas, pero siempre habrá peligros como estos —

— ¿Enserio? Bueno, pues parece que no le pusieron mucho esfuerzo en esta. — dijo God burlándose de lo simple que era la misteriosa carta aunque había logrado su cometido. — Aunque claro... puede que sea verdad el reto. —

— No creo que sea bueno que vayas. — Naomi lo paro en seco.

— Oiga, tampoco es que sea alguien fácil de tumbar ¿Verdad chicos? — dijo cruzando los brazos siendo solo respondido por el ratón en su hombro. — ¿Verdad, Chicos? —

Volvió a preguntar confiado pero al pasar los segundos noto que no estaban volteando de una vez.

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— Disculpe, pero no ha visto por casualidad a una salamandra dorada con sobrepeso de un metro y a un enorme avispón volando pasando por aquí. —

— ¿Eh? —

— Bueno, no importa los buscare yo mismo. — dijo alejándose del sitio corriendo mientras se despedía. — Gracias por todo Doc.

— Que energético… — dijo la doctora a cargo del centro contagiada por aquella energía. — Ojala le vaya bien. —

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Ya saliendo del lugar God volvió a ver el papel contra la luz del día tratando de buscar esa supuesta marca del retador. Algo que había aprendido de su madre era que aunque todo parezca improbable todo puede ser una mentira, había que tener los ojos bien abiertos para ver los pequeños detalles que pueden ser dejados accidentalmente en el crimen perfecto, o incluso alguno que haya sido intencional.

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En su búsqueda no encontró ningún símbolo o marca aparte de la letra aun viendo de todas las formas ese papel solo pudiendo notar que esta arrugado.

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— Arrugado... arrugado... — decía God cerrando los ojos recordando esa frase que su madre le decía: "En un mundo donde todos ven lo mismo, cerrando los ojos es lo mejor para ver más allá de lo que se esconde entre las luces."

Tomando del papel cerrando los ojos God empezó a sentir las arrugas del papel y por habito empezó a sentir cuando lo doblaba que le estaba dando la forma que le había dado originalmente el autor de ese reto, esto le traía a God aquella vez que su abuelo le había enseñado su abuelo el arte de doblar papel, el origami, ahí había obtenido la respuesta.

Solo hay que doblar esta esquina aquí, y este lado por acá, y si doblamos esto por aquí... — God usaba lo que podía decirse el "Sexto" sentido usando solo su imaginación y dejando que su cuerpo trabaje por su cuenta, y para cuando abrió los ojos noto que el papel había sido doblado en forma de Z.

Rayo... ya se quien la envió. — dijo God mostrando una expresión seria en su rostro mientras miraba aquella Z de papel.

— ¿Pikapi? —

— Si, es lo que piensas compañero, es de un cazador. — dijo God cambiando su expresión a una sonrisa retadora recordando los problemas en los que se habían metido el ratón y él contra aquel sujeto. — Pero es nuestro cazador exp favorito. —

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Con esto último dejo intrigado al ratón eléctrico.

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— God. — Una voz llamando desde atrás tomo la atención del chico notando que las entrenadoras venían y junto a ellas venían corriendo el lagarto mediano y el gran avispón.

— Hey chicos ¿Dónde se habían metido? Los andaba buscando. — dijo forzando una sonrisa, cosa que les parecía increíble por lo que compartieron miradas por un segundo. — Bueno, al menos ya están aquí. —

— ¿Qué tal te fue con la doctora? — pregunto Naomi ya llegando con él.

— Bien, supongo, alguien me envió un reto batalla. — dijo God mostrando el papel en forma de Z.

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Luego de un rato God termino explicándole a ambas entrenadores todos los detalles del extraño reto diciéndoles también su teoría de quien era el extraño entrenador, y junto a esto la opinión de ambas entrenadoras parecía coincidir con la doctora, aunque God tuviera en consideración la opinión de Naomi quien podía decirse era la voz de la razón del grupo siendo contraparte de God, su deseo de no solo saber si era quien él creía sino también que deseaba combatir de nuevo contra él, y con eso mismo decidió ir al encuentro aun con la opinión de Naomi en contra God buscaba al mensajero de rutas que según la doctora se encontraba por ahí, pero no creyeron al ver al cartero quien era, buscando en su Pokedex ambos entrenadores vieron quien era.

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— A ver… este es Diglet. — dijo God buscando su información en su "nueva" Pokedex. — Si un Diglett excava un terreno, lo deja perfectamente arado y preparado para sembrarlo. —

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— Si un Diglett excava un terreno, lo deja perfectamente arado y preparado para sembrarlo. — termino de decir Naomi.

— ¿Alto nivel de captura? — Logro leer esto último al final en letras rojas. — Esto... es nuevo. —

— Entonces... en esta región utilizan Digletts preparados para recorrer las zonas montañosas, es interesante. — dijo Naomi tomando una foto con la Pokedex del diglett que en el momento llevaba puesto un gorro de cartero y tenía amarrado un pequeño bolso donde llevaba las cartas. – Ciertamente es una manera rustica. No obstante, con los pocos recursos que

- (¿Es que es diferente en otras partes del mundo?) – Amber dudaba por dentro aquello último.

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- … Ya. – dijo God con pensamientos contradictorios por dentro. – (¿Por qué me acabo de sentir tan insultado?) –

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El Diglet veía la carta esperando con paciencia.

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— ¿Ahora solo se la doy no? — dijo God confuso tomando el papel que debía enviar en un sobre de respuesta (Cosa que le explico Naomi un par de veces).

— Primero debes mostrarle la dirección, según wikiteca estos son entrenados para entender el código en las cartas, luego el debería pedirte que le pongas la carta en el su bolso y así iría hasta el remitente si se encuentra en las rutas, sino lo llevara al próximo centro donde lo recibirá. —

Así... — Acatando lo anterior el entrenador hizo lo pedido paso por paso siendo que el mismo diglett se había aburrido de esperar. — Muy bien, te lo encargo, Diglett. —

— ¡Dig! — respondió el pokemon hundiéndose en el hoyo en la tierra.

— ¿Y cuánto tardaría en llegar? —

— Según esto él envió puede llegar dentro de una o 12 horas. — dijo Naomi leyendo la información en su Pokedex.

— ¿Ves? Comprar esa guía de Johto si fue una buena inversión, ahora podremos saber cosas que no sé yo aún. — dijo God con una sonrisa.

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— Lo hubiera sido si hubieras sabido que era digital y supieras que tu Pokedex no es compatible con ella, cosa que no sabías antes de pagar 2000 créditos a un extraño en la calle. — dijo Naomi mientras leía serenamente su Pokedex, aquel comentario fue como una flecha que le atravesó el pecho al chico quien solo soltó una sonrisa algo forzada.

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— Fue un pequeño detalle, aparte de que fue solo una vez. — dijo God tratando de justificarse.

— Como usted lo desee Monsieur Cola Slowpoke. — Y ahí lanzo la segunda flecha dando en el blanco dejando a God en blanco siendo que este hacia la actuación. Con esto Amber no aguanto la pequeña risa que contenía al verlos.

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— Bueno, al menos tiene salud. — dijo Amber como en un leve susurro siguiendo el juego, y ahí justo en el corazón del de ojos carmesíes le dio la tercera flecha derramándolo al frio suelo.

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— ¿Tú también, Amber? — susurro God casi llorando, con esto pudo oír a la entrenadora de ojos miel disculpándose tímidamente pero aun manteniendo su pequeña sonrisa.

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— A-apropósito, God-kun… — dijo la joven color miel acercándosele aun manteniendo una actitud algo tímida no pudiendo ver a los ojos al entrenador puesto aun tenia fresca en su memoria la imagen del anteriormente en paños menores. — Naomi-san ya me conto todo. —

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— ¿Eh? ¿Qué te conto? — pregunto God curioso viendo de reojo a Naomi que aun alejándose mostraba una sonrisa algo maliciosa en su cara.

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— No se preocupe por su condición, es normal para cualquier persona. — decía Amber de manera un poco nerviosa al creer estar hablando un tema bastante delicado para el entrenador. — No debe avergonzarse de una infección de hongos, es bastante normal en las personas que están en el ejercicio continuo. —

— ¡¿Una que cosa?! — pregunto sorprendido y a la vez algo asqueado. — ¿De que estas hablando? —

— Naomi-san ya me lo conto, no se preocupe que no lo diré a nadie sobre su problema. — decía tratando de mantener un poco la tensión más baja ante aquella "revelación". — Si lo desea puedo con un par de hierbas hacerle una medicina natural que te ayude. —

— Espera Amber ¿Quién te dijo eso de los hongos? —

— Es lo que estaban hablando Naomi-san y tu tan cerca esta mañana, no querías que nadie lo escuchara y bueno, por eso le pediste que se acercara. — dijo Amber con calma esa falsa explicación ahora God viendo ahora Naomi quien parecía ser la autora de esa mentira sonriéndole.

— NoNoNo. Espérate tantito, Ambercita. — decía God explicándose algo apresurado aunque en su hombro no paraba de reír el ratón eléctrico no le permitía pensar con claridad y por tal no lograba explicarse todo terminando rindiéndose pensando que con que ella supiera o que le contestara luego bastaría para quitar ese dato erróneo. – Lo que te dijo Naomi es una mentira. No es verdad. Te lo juro. —

— ¿Eh? Pero… —

— ¡Muy bien! — Dando un salto hacia adelante levantándose del suelo y con su puño izquierdo golpeando su mano derecha con mucha fuerza miro hacia la entrada de la Cueva Unión. — ¡Antes que algún otro lance el toque final pongámonos en movimiento! —

— ¿H-hacia dónde? — pregunto Amber tomando en brazos al cachorro de fuego junto a su bolso.

— Muy simple, a arreglar cuentas. — dijo God con una sonrisa retadora y en su mirada se veía el deseo de pelear. – Iremos a ver a mi cazador favorito. –

III.

¿Si alguien lo golpeara, usted devolvería el golpe?

Muchos tienen en cuenta una manera de pensar, pero la mayoría siempre tiende a tener cierta forma de verse a sí mismo como el centro en el mundo. Por tal motivo, cuando tenían o sufrían un problema podía cambiar su perspectiva. Si alguien te pegara un chicle en el pelo, le tendrías mania o cambiarias tu opinión al respecto. En este caso era una disputa entre dos perspectiva. Quien había sido arrastrado en los problemas por haber ayudado a alguien en peligro, y alguien quien sus planes habían sido frustrados por un entrometido externo. Ese era el comienzo de todo esto, pero de ello brotaba una motivación inesperada para ambos. Ese era el deseo de superar al otro. Eso era lo que el otro buscaba. Un deseo egoísta que ambos querrían cumplir, y todo por una cosa tan vulgar como el deseo de ver al otro en el suelo.

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Orgullo.

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Se puede considerar como el exceso de estimación hacia uno mismo. No obstante, también era el sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio. Una vez que encuentras a alguien o algo que puede frustrar por su dificultad hacia que ese sentimiento de superación fuera más satisfactorio. Enfrente del otro estaba ese obstáculo el cual debían superar. Era un sentimiento que existía en cada ser vivo. Ahora mismo, ambos se quitarían esa espina de una vez por todas.

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/CUEVA UNION/PLANTA MEDIA/ACTUALIDAD/

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Llegando ya al sitio acordado el grupo notaba que el sitio se volvía cada vez más estrecho y más cerrado, el lugar perfecto para una trampa, para eso el grupo estaba preparado para enfrentarla o en el peor de los casos, para escapar.

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Ya llegado al fondo de una de las cuevas God logro notar aquella silueta entre las rocas en la pared más lejana de ellos que empezó a caminar y de un salto al vacío soltando a una gran serpiente de roca que con la luz de las estrellas de aquel pokemon God ya supo de quien se trataba. Tanto Naomi como Amber vieron al inmenso Onix variocolor y tuvieron pensamientos opuestos. Por parte de Naomi, veía al inmenso Onix como alguien a quien tomar en cuenta por su gran tamaño mayor al de otros que había visto en su propia región. Por parte de Amber, veía al majestuoso Onix de color dorado como un pequeño saludable que parecía estar bien criado por su entrenador.

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Tanto God como quien estaba encima del Onix estaban viendo al otro. En esta ocasión, las palabras no hacían falta.

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— Hora de Terminar con esto, fenómeno. — La voz grave de Zeke se escuchaba por encima del gran tipo roca mientras el gran ónix variocolor se acercaba a lo que parecía un improvisado campo. – Arreglemos esto de una vez por todas. –

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— Adelante, cuatro ojos. — dicho esto con aquella vista en su oponente aquella sonrisa maliciosa apareció nuevamente.

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La calma de la tormenta había hecho bien para despejar su mente, pero ahora ardía en el ese deseo de pelear con todo su alma, ese deseo que lo hacía ir ante nada a enfrentar nuevos retos y lo consumía por dentro, ese fuego buscaba retos que superar.

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EXTRA:

X. Viejos Vientos.

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En las altas planicies en alguna parte del norte del viejo continente, un hombre alto con una masara metálica y un largo abrigo de invierno rojo se mantenía en unas viejas estructuras echas polvo por el mismo paso natural del tiempo. Aquel hombre veía un colosal pilar negro azabache incrustado en la tierra, y al colocar su mano envuelta en una tenue aura esmeralda hizo que varios símbolos extraños aparecieran en el pilar. Aquel hombre investigaba con detenimiento aquellos símbolos hasta que de repente fue rechazado.

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- Las puertas del abismo permanecen cerradas. – Un pensamiento se escapó de aquel hombre para luego escuchar la máscara hacer un zumbido tras ello. – El sello está roto… Solo es cuestión de tiempo para que vuelvan a la vida. Aún es temprano, pero él ha ganado tiempo. –

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Mientras esto pasaba, un inmenso Pidgeot se mantenía con la mirada en el horizonte mientras leves recuerdos pasaban por su mente. Recordaba el sentimiento en el primer momento en que empezó a seguir a un humano por simple curiosidad, y termino consiguiendo una maravillosa vida a su lado. Ahora continuaba en un sendero completamente distinto al anterior. Ya no buscaba alcanzar la sima o mantener una corona en la cabeza de su compañero. Ahora su misión era seguir a aquel de mascara plateada, ya que ese era el deseo de su viejo entrenador.

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- Es hora. –

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Aquel hombre alto puso su mano en la cabeza del inmenso pájaro quien acepto la caricia con calma. Ese gesto era algo nostálgico para él, pero al mismo tiempo era ese sabor agridulce de saber que no volvería a verlo otra vez. Aun así, debía cumplir su voluntad. Ese era su papel ahora. Todo por aquel que le dio una vida que vivir. Cuando emprendió el vuelo alejándose de aquel horizonte tan cálido. Todo por la simple orden de su entrenador. Aun así, tenía un último anhelo en su interior. Un deseo simple lleno de nostalgia y melancolía. Si solo pudiera volver a ver otro atardecer junto a su querido viejo amigo.