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I. Sentimiento Embriagador.

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En el paso subterráneo bañado por las olas y sumido en lo profundo de la tierra ambos entrenadores en cada lado del supuesto campo de batalla se preparaban para que en cualquier momento alguno de los dos dispara, mientras en un costado del lugar donde estuvieran fuera del fuego cruzado a petición del de ojos rojos estaban ambas entrenadores junto con el pequeño cocodrilo, el potro de fuego y el cachorro igneante que aun descansando un poco estaban alerta en caso de cualquier ataque o movimiento desviado que podía afectarles a sus entrenadoras, así podía God pelear con todo sin preocupaciones.

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— ¿Cuáles son las reglas esta vez? — pregunto God en tono serio acompañado por el ratón eléctrico en su hombro. – Es un uno a uno sin camiseta, o será el

— Igual que antes, reglas estándar, un pokemon cada entrenador sin sustituciones, gana el primero que debilite a su oponente. — dijo frio Zeke mientras bajaba de su enorme pokemon, Onix. — Mi pokemon como antes será Onix. —

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El pokemon tipo tierra/roca salto hacia el campo preparado para combatir.

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— Se ve... fuerte. Bueno, más fuerte que antes. — God al ver al gran pokemon noto cierto cambios que tenía el gran pokemon, todo si cuerpo parecía que tenía algunas pequeñas grietas más parecía que había crecido un poco más desde la última vez, aunque claro la otra vez era de noche y no tenía el mismo tiempo para poder contemplar otro aspecto parte que también era uno de los extraños pokemon variocolor. — Pero eso solo me hace querer pelear aún más. —

— Date prisa, saca a tu pokemon. — dijo impaciente el castaño con lentes. El cruce de miradas de ambos entrenadores parecía no parar aunque el rencor parecía no verse en ninguna de ellas, parecía más bien que el de ojos rojos carmesíes solo quería combatir, pero en los ojos grises de aquel sujeto no era muy entendible aquel sentimiento que se reflejaba.

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Preparado para todo el ratón soltaba chispas de sus mejillas con intensidad lista para que al llamado de su entrenador diera el salto al campo, cosa que no fue el caso.

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— Esta vez no, compañero. — Acariciándole suavemente (Acto casi extinto en los movimientos de God) el ratón con esta orden dejo de soltar las chispas, él estaba muy sorprendido de la decisión de su entrenador preguntándole el motivo. — La otra vez sé que apenas mostramos la mitad de lo que somos capaces, pero ahora en este sitio no hay mucho espacio por donde correr. —

— Pika... — respondió el ratón anaranjado bajando sus orejas pero aun manteniendo la mirada en la gran serpenterra.

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— Esta vez necesito alguien con agilidad y fuerza. —

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Tomando la pokeball del cinturón de su bolso que cortaba su pecho tomo la pokeball con los cuatro puntos que la diferenciaban.

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— ¡Adelante, Discharger! — Lanzo God con fuerza la pokeball hacia el techo, de la pokeball como un trueno lanzo un rayo de luz hacia el suelo donde se formó el lagarto mostrando su color dorado y dando la vuelta hacia atrás se puso en guardia apoyado por las estrellas que bailaban a su alrededor, y levantando el puño en guardia tanto el pokemon como el entrenador. — Cuando quieras, estamos listos. —

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— Charmeleon entonces será el que usara... —decía Naomi suavemente analítica mientras ponía su mano en su mentón. — Eligio bien esta vez. —

— ¿Eh? Naomi-san ¿De qué habla? — pregunto Amber quien volteo a verla algo confundida por la mayor parte de todo el suceso que ocurría.

— La otra vez que ellos combatieron fue hace más o menos un mes en la ruta 46 en un edificio a punto de derrumbarse. — decía Naomi sin dejar de observar el combate. — God uso a Rayo y el Têtu de pelo castaño uso ese Onix variocolor, al final el ganador fue God con su Cola Platino pero al mismo tiempo destruyeron todo el edificio de ocho pisos en el proceso. -

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— ¡¿Todo un edificio?! — se sorprendió la joven color miel mientras ponía sus manos en el esternón imaginándose animadamente en dibujos lo que le describía la de ojos amatistas aterrándose al final las maneras en cómo pudo derrumbar un edificio entero y recordando en donde se encontraba. — N-Naomi-san... —

— Dime. —

— Si... ellos dos derrumbaron un edificio... — preguntaba la joven color miel temblando un poco notado por el pequeño Growlithe de color distinto viéndola. — ¿Qué pasaría si combaten en una cueva? —

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Al oír aquella pregunta los ojos de ella se pusieron como puntos animados viendo algo tan obvio y que no se había dado cuenta.

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— Mejor traigo a Spike para que nos apoye. —

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Saliendo del objeto esférico del rayo de luz se formó la serpiente dragón quien al ver que lo habían despertado de su sueño lanzo contra la de cabello azul una furia dragón.

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Una explosión tomo la atención de los cuatro en el campo sorprendidos también por aquella cortina de humo.

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— Oye, aun no empezamos y ya estas atacando a mis amigas! — grito furioso God. - !Cuatro ojos fantoche! -

— Pero si yo no he sido, idiota! — se justificó el castaño ante la acusación.

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Ya despejado el humo se pudo notar que ambas estaban bien y que al parecer la explosión fue bien contenida por una nitrocarga del ponyta que al último segundo salto para proteger a su entrenadora.

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— ¡Odio que hagas eso Spike! — grito más que nada avergonzada, el Dratini simplemente voltio soltando un bufido para luego deslizarse hacia un lado, enrollarse y volver a caer en estado de sueño voluntariamente, al ver esto a Naomi junto a un suspiro no le quedo de otra que dejar a su desobediente pokemon hacer lo que quisiera... de nuevo.

— Naomi-san ¿Estás bien? — pregunto algo preocupada por su compañera.

— Si, no te preocupes. Nitro sabe qué hacer cuando pasa esto. — decía Naomi peinándose con un cepillo para luego voltear a ver al dragón durmiendo desilusionada. — De todos modos tampoco es la primera vez. —

— Bueno... cualquier cosa tenemos las cuerdas huidas. — dijo Amber un poco tímida aunque trataba de mantener una pequeña risa. — Solo... habría que usarlas para escapar. —

— Si... tienes razón. — termino diciendo Naomi tratando de mostrar un poco de ánimo aunque en su cabeza el porcentaje de efectividad que salieran de una pieza era muy baja y salir de esta parecía muy poco probable, pero incluso con eso sabiendo God aun deseaba combatir.

— Muy bien... — dijo tomando de nuevo la compostura levantando la guardia. — ¿Continuamos? —

— Eh... si. — dijo el castaño aun desconcertado por lo que había pasado.

— Muy bien. Discharger, Garra Metal. —

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Lanzándose a atacar el pokemon corto distancia y de un salto con la garra espectral grisáceo hizo un pequeño en su rostro hiriéndolo un poco, con un segundo salto el charmeleon tomo distancia a orden de su entrenador puesto con lo que conocía de la batalla anterior el sujeto que tenía en frente tenía en su arsenal movimientos que podían ser muy peligrosos estando a corta distancia, aunque no se esperó que hiciera eso.

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— Tormenta Arena. — grito fuerte el entrenador mayor, la serpiente escuchando aquella orden se enrollo en sí y luego de un poderoso rugido azoto a todo el campo con una potente ráfaga que creo una tormenta de arena hiriendo en daños menores al charmeleon y bloqueándole un poco la vista a su entrenador.

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— Esto no es nada para nosotros, Disc, usa Garra Metal. — Acatando el lagarto empezó a correr creando la garra espectral grisácea.

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— No lo dejes pasar, Tumba Rocas. — ordeno el castaño, la gran serpiente volviendo a brillar soltó un par de rocas creadas de su cuerpo lanzándolas en el camino convirtiéndose en obstáculos, razón por la que God sonrió.

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— Vamos Disc, hora de acelerar. — dijo God dando un golpe de gancho al aire. El charmeleon mostrando una gran habilidad y velocidad esquivaba cada obstáculo que tenia o se le venía encima, un movimiento casi perfecto en lo que respectaba en la agilidad aunque no podía llegar al máximo de velocidad, pero si la suficiente para con un gran salto con la garra espectral grisácea golpeo en un costado de la cresta haciendo un buen daño con un efecto secundario.

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— Muy bien, si aumento. — Viendo en su mano el Pokedex noto lo que buscaba en el continuo ataque con la garra metal, para ser más preciso era el aumento en sus estadísticas de combate junto a una pequeña luz que rodeo por un segundo.

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— Entonces God si es un booster. — dijo Naomi tratando de ver como pensaba su compañero.

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Los conocidos booster eran entrenadores que como su nombre dicen utilizan estrategias las cuales hagan aumentar las estadísticas de su pokemon en pleno para hacerlos más fuertes, una manera muy eficaz aunque algo peligrosa de combatir. Desde la última vez que lo vio combatir Naomi recordó que aunque lo hiciera inconsciente veía ese estilo muy frecuente en sus movimientos.

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— I-increíble... — decía Amber asombrada al haber visto ese gran movimiento costándole un poco ver entre las ráfagas de viento. —Discharger es muy rápido, apenas puedo verlo con la tormenta. —

— Si, es verdad. — dijo Naomi recordando todas las cosas en cada mañana que hacía y se pasaba entrenando a la joven salamandra todo el día en extraños entrenamientos de todo tipo, al comienzo ella dudaba de su efectividad, pero ahora con lo visto pudo ver que la cosecha valió sus frutos.

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Mostrándose complacido por que el entrenamiento de velocidad dio fruto el pokemon sonría plácidamente aunque en el momento la tormenta de arena lo volviera a zandear dañando cada vez más.

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— Vamos por la Victoria. Garra Metal. — Saltando Nuevamente al campo de batalla se dirigió rápido hacia la serpenterra dándole un segundo golpe en su antena.

— Maldición. — ordeno el castaño.

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La gran serpiente de roca empezó a rodearse de una energía umbría, con ella el pokemon parecía ser más robusto y mostraba ser más agresivo, y haciendo que el tiempo pase la tormenta arena volvió a zandear al pokemon ya provocándole un daño considerable.

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— Maldición. — repitió Naomi viendo aquel movimiento.

— ¿¡Naomi-san!? — le llamo la atención a su compañera por decir aquello. — N-no debe decir groserías como esas. —

— No espera, así se llama el movimiento en la lengua común. — decía Naomi justificándose. — O bueno malédiction de dónde vengo. —

— ¿Pero... qué movimiento es ese? Jamás lo había oído. —

— Es un movimiento avanzado de tipo fantasma, en un pokemon de cualquier tipo aumenta su ataque y defensa pero reduce su velocidad. Es una opción muy útil en el juego de estrategia aunque es muy poco visto. — decía Naomi cambiando a una expresión más seria. — Pero lo que me pregunto es como lo utilizara. —

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— Vamos, encadena Garra Metal. — dicto God estirando el brazo con la palma abierta.

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Asintiendo a aquella orden y viendo a repetir la misma rutina el charmeleon rápidamente volvió a correr.

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— Tumba Rocas. —

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El gran tipo tierra soltó de nuevo las rocas en el campo tratando de aplastar a la salamandra, aunque este de igual manera que antes con un par de acrobacias pudo esquivar con facilidad los enormes proyectiles quedándose estos aun en el campo.

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— ¡Vamos! Con fuerza. —

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Tomando el ánimo de su entrenador God recorriendo lo que quedaba de distancia con un salto gritando a todo pulmón con sus garras espectrales grisáceas dándole a la gran serpenterra en su antena con tres fuertes zarpazos y con una patada al final dio una pirueta hacia atrás tomando de nuevo distancia cayendo de pie impactando el puño en el suelo empezando a jadear por la falta de oxígeno, y claro recibió nuevamente el daño de parte de la tormenta.

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— Muy bien compañero, aunque esas piruetas no eran tan necesarias. — dijo God forzando una sonrisa al ver ese toque especial que le daba su pokemon.

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El Onix tras haber recibido varios ataques ya parecía que se encontraba muy herido y mostraba ya índices de cansancio en su respiración.

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— (Ya no debe faltar mucho, con dos golpes más ya caerá.)— pensaba God en voz baja antes de voltear a ver a la salamandra variocolor y terminar volteando a ver decidido la silueta del otro entrenador. — (Debemos acabar con esto rápido, siento que esta tormenta no es ni el comienzo de lo que tiene preparado el cuatro ojos). —

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— Maldición. — fue lo que lo saco de sus pensamientos. El Onix volvía arrodearse de un aura morada y parecía que el pokemon se hacía más resistente.

— Otra vez ese movimiento... — dijo God en voz baja, el ratón en su hombro empezó a soltar estática en señal de peligro y calmándolo God lo acaricio el cuello sin quitar la mirada del gran tipo tierra. — Lo sé... algo no está bien. —

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— ¿Que pasa, mocoso? ¿Rompí tu cabeza? — dijo Zeke sarcástico mientras veía con soberbia al ojos carmesíes.

— Veras que te vamos a romper, Disc usa Garra Metal. — dicto con decisión. El charmeleon con la estrategia más original se abalanzo y lanzo un último Garra Metal, pero antes del impacto el pokemon pudo reaccionar a la orden de su entrenador.

— Maldición. — Antes del impacto el pokemon logro rodearse de aquella aura aumentando su defensa y con ella por muy poco logro sobrevivir aquel ataque, recibiendo el daño por la arena la salamandra tenía que tomar distancia pero aun recibía el daño leve pero constante.

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— Otra vez ese movimiento. — susurro God un poco frustrado. — ¿Porque siento que esto se pondrá feo? —

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— Por fin te has dado cuenta. — dijo Zeke mostrando una sonrisa de sobrado mientras tomaba un pequeño objeto de su bolso con el que empezó a rociar al gran tipo roca, poco después pudo notar que sus heridas empezaban a desaparecer.

— ¿Que rayos? — fue lo único que pudo decir mientras veía como ahora todo el daño que habían logrado se había desaparecido trayéndole a God esa sensación desagradable de nuevo, aquella sensación que había sentido la primera vez que reto al Líder de Gimnasio sobre nombrado como "Pegaso", ver que todo su esfuerzo y todo lo que había hecho se había ido, esa frustración empezó a ahogarlo. — Se ha... recuperado. —

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— E-Eso, eso es trampa. — grito Amber acompañada por unos ladridos del cachorro de fuego. — No puedes curarte en medio de un combate, eso no es justo. —

— Lamentablemente podría decirse que si es legal. — dijo Naomi en un susurro. — Separando lo moral de lo competitivo, en un combate no oficial de torneo se pueden permitir el uso de objetos sanativos, curativos, o incluso objetos de batalla. —

Pero... no es justo, God jamás... — trato de decir Amber con algo de enojo en su voz.

— Lo sé, God no haría eso, él sigue muy rígido sus principios de entrenador, aparte de su orgullo. — decía Naomi. — Pero el otro chico piensan diferente a él. God es un booster pero combate con estrategia. —

— ¿Eh? ¿Piensa diferente? — Amber volteaba a ver al sujeto con anteojos.

— Ha planificado todo esto, cada turno, cada movimiento, cada detalle, todo el combate en si ya lo había preparado. — decía Naomi mientras veía bastante seria con su mano en su mentón viendo hacia el vacío. — La tormenta de arena buscaba bloquear la vista y dañar un poco cada turno, pero su prioridad ante nada es hacer presión en God quien no tiene mucha experiencia en combates bajo un clima. —

— Naomi-san ¿Has podido ver todo? —

— Y solo ha sido un factor de su estrategia, no me imagino como puede terminar esto. — decía cruzando los brazos muy seria volteando a ver a God quien solo mostraba una expresión que demostraba el punto que había dado y luego volteando a ver al oponente de su compañero. — God, esta vez sí encontró a un fuerte rival. (Tristemente, es un sucio y asqueroso cazador). —

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El charmeleon al ver lo que había pasado demostraba una actitud similar a la de su entrenador.

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— Vamos compañero. —

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El charmeleon volteo a ver a su entrenador quien le empezó mostrando una sonrisa optimista y una mirada decidida le devolvió la confianza que lo caracterizaba, aunque God tuviera sus dudas no podía demostrárselo a quienes confiaban en él, era una norma que su abuelo había aprendido: " Si el entrenador tiembla ante la adversidad, como será que se sentirán los pokemon que confían en él", ese mensaje se mantenía en su cabeza, asintiendo ante la actitud de su entrenador la salamandra recupero su actitud bufona preparado ante cualquier orden.

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— Garra Metal. — Creando una garra espectral grisácea empezó a correr nuevamente hacia la serpiente de roca.

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— Maldición. — La serpiente nuevamente se ilumino con aquella aura fortaleciendo su ataque y defensa aún más, con una fuerte sacudida el pokemon tierra usando su cola impacto su cola contra la garra espectral siendo así contrarrestado el movimiento tipo acero lanzando de nuevo a la salamandra a una cierta distancia, al final noto que la tormenta había amainado.

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— La arena desaparece. — dijo Amber alegrándose. — Ya podemos ver bien. —

— Tal vez, pero God ya ha caído en la trampa. — dijo Naomi seria. — Aunque se haya aumentado la estadística del ataque y Disc posea un gran ataque, ese ónix ya ha incrementado no solo su ataque sino también su defensa tres veces. Significa que si los ataques como el Garra Metal hacían un daño decente ahora no se si con suerte le haga cosquillas. God, de verdad no sé qué debe hacer para salir de esta. —

— God-kun... — La joven color miel volteando a ver al joven que en su expresión trataba de ocultar ese sentimiento mostrándole a ella que también conocía más o menos ese detalle, pero no sabia que podia pensar. Lo unico que podia hacer era apoyar a quien estaba combatiendo, aunque a ella no lo entendia porque tanta emocion. — Puedes hacerlo, God-kun. —

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— Vamos, Disc, Garra Metal. — dijo de nuevo el entrenador y acatando su orden se lanzó nuevamente contra el pokemon repitiendo la misma escena que antes siendo repelido de igual manera que antes.

— No ganaras nada si continúas combatiendo así. — dijo Zeke de manera seria viendo ahora que el gran tipo tierra había aumentado su ataque y defensa. — Solo acéptalo, esta vez has perdido. —

— ¿Te parece eso? — dijo God mostrando una sonrisa desafiante. — Aunque tú lo veas así, no pretendemos dejar que pase. —

— Tcch. — solo pudo rechistar ante esa actitud, no sabía la razón pero esa mirada y esa forma de actuar le hacía sentir enojo. — Veamos que pensaras después de esto. — Asintiendo a su pokemon el gran tipo preparado para todo con su antena hizo un extraño sonido tomando la atención de todos al ver lo que pasaba.

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— Mierda mis oídos. — Tratando de detener aquel ruido se tapaba los oídos viendo que aquel provenía de la misma antena del tipo tierra, pero lo que le sorprendió fue ver que él no era el único que era afectado puesto noto que las mismas rocas que habían quedado esparcidas en el campo de los Tumba Rocas. — ¿Están... temblando? –

— Dime, mocoso ¿Alguna vez oíste hablar de las ondas magnéticas y sus efectos en las estructuras? —

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Con un chasquido de sus dedos varias de las rocas explotaron creando así una fuerte explosión lastimando así a la salamandra.

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— ¡Discharger! — grito sorprendido su entrenador preocupado por aquel impacto, al haber que entre el humo salió disparado el charmeleon aun consciente aunque si parecía que le había hecho bastante daño aliviando un poco más a su entrenador para luego volver en si su mente al combate. — ¿Qué clase de movimiento fue ese? —

— En nuestro último encuentro me quede un poco impresionado en ese movimiento con el que noquearon a Onix. — decía Zeke mientras la imagen del gran impacto de la cola Platino noqueando a su pokemon pasaba por su cabeza, esa imagen le hace apretar los puños llenos de ira al recordar aquella primera patética derrota, pero luego de unos segundos retomo la calma. — Solo por esa forma de concentrar la energía de manera que esta se canalice de forma condensada formando así una mayor fuerza al impacto, aunque claro eso provoca también un aumento de masa la cual ralentiza al usuario. —

Esto... ¿me lo explicas en español? — pregunto algo perdido con esa explicación.

— Que tú misma fuerza es la que te hace lento, por eso la usabas en momentos precisos en que el golpe fuera certero, incluso cuando no fuera efectivo podrías derribar cualquier obstáculo, simplemente una magnifica manera de usar un movimiento como la cola férrea, una manera muy avanzada como para que tú la hayas descubierto. — decía Zeke analizando aquel movimiento, el ratón eléctrico se estremecía cuando el castaño lo veía queriendo tratar de comprenderlo como si fuera una clase de mecanismo. — La última vez me diste una gran lección, me mostraste que los pokemon pueden hacer cosas más allá de lo que imaginamos. —

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— Mucha cháchara, Disc, Garra Metal. — Ya un poco más recuperado la salamandra salto de donde se encontraba y creando la garra de energía gris dio un fuerte golpe inesperado y saliendo una onda anaranjada de aquel golpe God noto que su ataque se había incrementado por segunda vez. — Muy bien, analiza eso. —

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— Onix, Doble Filo. — Envolviéndose en una capa de energía el pokemon tierra usando su cola impacto aquella con el lagarto que utilizando sus garras pudo neutralizarlo pero estando en pleno aire y por la gran diferencia de tamaño el lagarto fue mandado hacia la zona donde Zeke esperaba que cayera estando repleta de esas rocas del tumba rocas. — Jaque Mate, mocoso. —

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Terminando con un chasquido de sus dedos y a los tres segundos la rocas resonaron explotaron dañando otra vez al lagarto de manera grave.

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— ¡Discharger! — grito God preocupado buscando con su vista en la cortina de humo a su compañero, poco después que se esparciera pudo verlo intentándose levantar jadeando sobre su rodilla izquierda, la explosión le había ocasionado más daño que el que esperaba. — (Mierda, esto no es bueno, Disc...) —

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El entrenador veía preocupado y algo dudoso a su pokemon quien jadeaba por la falta de oxígeno que se encontraba en ese lugar cerrado, podía notar las heridas que poseía en su cuerpo, temía por el daño que había sufrido temiendo de no estar sobrepasándolo, pero...

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Con un fuerte golpe en el suelo la salamandra dio un poderoso grito con todo pulmón siendo que la llama de cola incremento drásticamente llegando a medir el triple de su tamaño original, al ver esto God se quedó impresionado para luego notar que el lagarto sonreía decidido esperando alguna norma.

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— Tienes razón... Disc... — Sonriendo al igual que su compañero y dando un gancho hacia el aire. — ¡No retrocederemos ante nadie! — Grito con fuerza tomando la atención de todos en la zona. Al ver esto un recuerdo le vino a la cabeza a Zeke trayéndole más ira.

— Onix, derríbalos con Tumba Rocas. — grito enfurecido, la gran serpenterra volvió a disparar de su cuerpo grandes fragmentos de rocas solo que esta vez fueron disparadas a una velocidad apenas posibles de ver para pokemon de alto nivel, pero el objetivo no solo era el lagarto variocolor sino que un par de rocas también iba en dirección del de ojos carmesíes sorprendiendo un poco al castaño debido a ese extraño impulso, aunque de un salto con voltereta hacia un lado logro esquivarlo fácilmente pensando que había sido un accidente.

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— Vamos Disc, acelera. — dijo dando un gancho hacia el aire con mucha fuerza para luego extender su brazo con la palma abierta. — ¡Nitrocarga! —

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— ¿Qué? —

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Con el ánimo de su entrenador contagioso y forzando los músculos en su cuerpo empezó a incrementar el calor corporal llegando a tana alta temperatura que al segundo soltó en si una llamarada feroz rodeándolo y preparado para saltar salió disparado como un misil ardiente, el Onix observando cómo se acercaba no podía esquivar aquel ataque noto lo que buscaba, dando un fuerte golpe con su puño rodeado completamente de fuego y así el lagarto se ilumino de nuevo por un segunda con un aumento en velocidad.

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— Eso... no estaba en la base de datos (Maldito franchute. Lo que me diste estaba mal). — decía Zeke tomando de alguna parte la tableta que le habían dado pero de un momento a otro la lanzo a un lado. — Da igual, no cambiaras el resultado del combate. —

— ¿Eso crees? Bueno, será divertido comprobarlo. — dijo God retándolo trayendo al castaño más ira. — Vamos ¡Nitrocarga! —

— ¡Tumba Rocas! — grito con fuerza Zeke determinado.

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El gran tipo tierra lanzo nuevamente fragmentos de su cuerpo a una gran velocidad pero el lagarto lograba esquivar las enormes rocas con un poco de dificultad pero logro llegar envuelto en llamas a impactar contra la serpenterra subiendo de nuevo su velocidad.

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— ¿Que tratas de hacer? ¿No lo entiendes aun? Es inútil ya que sigas intentando buscar otro aumento. — Dijo el castaño sorprendiendo al azabache puesto la paz y calma que había mostrado — Hasta tú deberías entender que no importa lo que hagas, la victoria es mía. —

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— ¿Sigues diciendo eso? No podrás pararnos si trabajamos juntos. — El lagarto tomando la señal hizo la nitrocarga nuevamente aun cuando el Onix intento protegerse o esquivar pero no pudo más que recibir el golpe haciendo la lagartija aumentaría su velocidad.

— Ya entiendo. — dijo Naomi observando con una sonrisa en su rostro. — Amber-san ¿Lo puedes ver? —

Si... — decía la joven viendo que el chico castaño mostraba en si un enojo tratando de ocultar aquel sentimiento lleno de furor. — Los dos se están divirtiendo. —

— ¿Quién lo diría? — decía Naomi soltando un leve risita. — God con sus ojos pudo ver el amor por combatir en el Têtu, ahora entiendo porque quiso aceptar esto, supongo que quiso pelear no con el cazador, sino con quien fue antes. —

— ¡Nitrocarga! — grito emocionado God.

— ¡No lo dejes pasar! ¡Tumba Rocas! — grito Zeke.

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Disparado como un misil de fuego impacto contra el serpenterra en el medio de su cuerpo, pero este soltando las enormes rocas de su cuerpo logro alejarlo aunque no logro darle ninguna roca.

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Dando un salto hacia atrás en pleno aire la lagartija empezaba a burlarse del tipo tierra ya que no podía alcanzarlo lanzándole insultos acerca de su peso y su poca movilidad trayéndole más ira.

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— Onix, Doble Filo. — La serpiente variocolor cubriéndose totalmente de energía y con un fuerte salto fue a envestir al pequeño lagarto.

— Vamos Discharger. — Extendiendo su brazo derecho al aire con él para ponerse en guardia tanto el entrenador como el pokemon, sin notarlo sus puños empezaban a brillar al unísono y al dar un paso atrás ambos retornaba su brazo derecho y saliendo levemente una onda en espiral extendió al final ambos el brazo liberando así en una forma muy específica, había creado una mano grande espectral que. — ¡tipo acero, Mano del Cielo! —

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Aquella gran mano grisácea había llamado la atención de todos quien lo veían sorprendidos, aquella luz celestial que desprendía en aquel lugar oscuro basto para cegar a todo quien estuviese tanto entrenadores como pokemon salvajes que observaban aquel enfrentamiento dejando a todos desconcertados, pero sobre todo al castaño quien no entendía que era eso exactamente.

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Sin titubear el chico de ojos rojos dio orden a su compañero en el campo, mas este parecía no poder responderle al estar agobiado por aquella técnica que por medio de "energía" parecida a relámpagos unía su garra envuelta en poder con aquella gran masa de energía que por así decirlo lo mantenía anonadado observando aquella luz, la mano empezaba a destellar poco a poco desapareciendo del lugar, pero aun así logro su objetivo de alguna forma puesto con una de las ondas de energía basto para mandar a volar al gran tipo tierra chocando con una de las paredes de la cueva.

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— ¿Que mierda fue eso? — pregunto confuso Zeke viendo a su pokemon quien trataba de mantenerse consciente aunque no lograba moverse. — Esto... no estaba en mis cálculos. Mierda… Mierda. ¡Mierda! ¡Seguí cada paso de mi estrategia como lo planeaba! Como es posible que... —

— ¿De nuevo con los cálculos? ¿Acaso no lo entiendes? No importa nada de eso, lo único que importa es la fuerza que tú y tus amigos compartan, de eso trata combatir con tus pokemon. —

— ¡Déjate de mariconeras como esas! Da igual. No importa que haya pasado, un decimal mas no afectara mi ecuación. — dijo furioso Zeke yendo a ver a su pokemon aun incrustado en la pared. — ¡Onix, levántate! No hay tiempo para ser una pintura abstracta. —

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La serpiente aun en el punto de sucumbir logro abrir un ojo para luego ver a la mirada de su entrenador notando aquel brillo detrás de esos ojos fríos...

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... y recordando al niño que vivía dentro que lo había atrapado hace tiempo. Toda la cueva empezaba a temblar llenando de preocupación a las entrenadoras debido a que su temor se hacía realidad, la cueva empezaba derrumbarse encima de ellas, el que ocasionaba esos temblores era el gran tipo tierra que de algún lugar sacaba fuerzas de donde no había para desprenderse de la pared y con un fuerte rugido el pokemon veía decidido al lagarto esperando ordenes de su entrenador. God se sorprendió por un momento al ver esa mirada decidida para luego sonreír decidido de igual forma.

— De acuerdo, aceptamos el desafío. — dijo decidido God acompañado por su charmeleon variocolor.

— ¡Tumba Rocas! —

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Lanzando las rocas de su cuerpo como balas el lagarto por reflejo empezaba a correr esquivando por poco los proyectiles mientras se mantenía girando alrededor de la gran serpiente, fallando los disparos las rocas se esparcían por todo el suelo levantando una cortina de polvo bloqueándole la vista no dejándole ver al tipo tierra donde se escondía.

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— Acelera y que pruebe plomo. — dijo God haciendo los rasgos.

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El lagarto yendo a una gran velocidad rodeado de fuego aumento el ritmo y saliendo de la cortina de polvo corriendo literalmente en la serpiente de roca al llegar ya ha tres cuartos del camino dio un salto en llamas. Usando su garra espectral grisácea impacto en su quijada tratando de levantarla, este al saber lo que intentaba haciendo fuerza contrarrestaba aquel golpe, pero esto no detenía a la salamandra que encabronado continuaba impulsándose.

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— ¡Vamos, Discharger! — animaba a su compañero de manera frenética gritando a todo pulmón.

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Con aquel grito lleno de furia remato incendiado con otra garra metal logrando levantar al pesado pokemon hiriéndolo aún más.

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— ¡Aplástalo Onix! — Abriendo los ojos e iluminando su cuerpo con su cola y aprovechando que el lagarto estaba descubierto en el aire sin poder escapar le dio un fuerte golpe lanzándolo a varios metros.

— ¡Discharger! — En pleno aire al oír a su entrenador el lagarto tomo control y plantando los pies en el suelo disminuyendo la velocidad de vuelo hasta hacerla cero dejando las marcad en el suelo por haber sido arrastrado. — Muy bien compañero, hagamos otro combo. —

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Con esto el lagarto ahora más rápido que nunca se volvió a impulsar en una nitrocarga a lo que repetía la estrategia de ir en círculos alrededor del tipo tierra.

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— No ganaras nada con eso de nuevo. Boom. — dijo tronando los dedos, las rocas que estaban a su alrededor empezaron a detonar creando grandes explosiones, sin embargo con bastante dificultad pudo esquivarlas teniendo que reducir su velocidad y siendo interceptado por un coletazo de la serpenterra lanzándolo igual de lejos impactando contra una de las paredes, esto más las explosiones provocaron que los temblores en aquella cueva empezara a evolucionar a que pedazos del mismo techo empezaba a caer asustando uno que había caído a unos cuantos metros de las entrenadoras. Alarmándose, aunque claro quiénes combatían no veían este detalle concentrados en dejar tendido a su oponente.

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De verdad su defensa es muy alta. Ni un rasguño… le hemos dado lo mejor y no veo que seda. Ya empiezo a sentir el calor… — decía God respirando agitadamente con una sonrisa en su rostro apretando con su mano su pecho sintiendo como su corazón se aceleraba sabiendo que llegaba al clímax, el punto más alto del combate. — Si quiero romper esa defensa, tendremos que intentarlo aunque no lo hayamos practicado suficiente. —

— Disc, intentemos el Tiro de Suerte. — dijo God a lo que el lagarto volteo dudoso a su entrenador. — No me mires con esos ojos, tú sabes que hay que hacer. — dijo testarudo God haciendo el intento de forma algo confusa aunque aún en su cuerpo recordaba el fracaso de esa "técnica".

Volviendo a impulsarse envuelto en una nitrocarga empezó a correr a una distancia aproximada de 17 metros, preparado para el impacto con su Doble Filo. Cargado en una carga de fuego que iba aumentando con la distancia recorrida y su velocidad incrementaba casi siendo imposible verlo entre las intensas llamas.

— Si levantas muros gruesos solo me queda derribarlos. — Pensaba God con una sonrisa recordando aquellas palabras. — Como en una justa, si quiero romper ese escudo deberemos perforarlo. —

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Charmeleon continuaba usando Nitrocarga una y otra vez contra el Onix que apenas podía ver la estela de luz que dejaba. El Onix variocolor recibía los impactos de la Nitrocarga, con un daño similar al sentir un empujón tras otro. No lograba alcanzarlo, pero poco a poco empezaba a molestarle las constantes ráfagas de ataques. Discharger por su parte continuaba corriendo y tomando impulso para luego impactar de costado con el Onix. Aunque sus ataques no eral todo lleno, atacaba de forma rápida con tiempo para acercarse y alejarse sin ser aplastado por el gigantesco pokemon de tipo roca y tierra.

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Con una gran velocidad ambos pokemon impactaron entre sí, pero haciendo fuerza entre ellos desprendían chispas de energía y ocasionaba que el lugar temblara de tal manera que le llamo el interés. Las entrenadoras veían asombradas el impacto de ambos movimientos notando que las diferencias de tipo, fuerza o ataque se habían suprimido. Una fuerza inamovible contra un objeto imparable. Era lo mismo que ver un choque de autos en primera fila, no podían apartar la vista incluso cuando el resultado sería horrible. Lo que veían eran dos fuerzas opuestas que buscaban superar a la otra, aunque esto provocara el derrumbe de la cueva. Fuertes temblores se sentía en con cada impacto, tanto por las potentes y constantes pisadas de Discharger envuelto en fuego como por los bruscos ataques de Onix. Fue hasta que empezaba a desquebrajarse el techo que el peligro se hacía eminente.

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— ¡God, deténganse ahora mismo! La cueva colapsara si continúan de esa manera. — decía Naomi mientras tomara entre sus objetos la cuerda huida de antes con su plan anterior, escapar del lugar en caso de que pasara algo. — No hay tiempo, Amber hay que salir de aquí cuanto antes. —

— ¿Y God-kun? —

— Él no escucha razones, a este paso todo se derrumbará si no nos vamos. — le decía Naomi mientras guardaba al ponyta y al dratini. — De todos modos God debe tener consigo su cuerda, en un apuro él puede escapar también. —

Pero... él no la tiene. — dijo Amber mostrando ambas cuerdas en sus manos.

¡¿Que?! ¿Cómo que no la tiene? Le entregue una. Acaso el... — noto Naomi que era lo que planeaba en primer lugar el de ojos rojos.

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No quería intervenir en el combate como la última vez. Había notado ese fallo en su personalidad como si fuera tan crudo. La primera vez que lo vio vendado debió haber sido una pista. Luego el tener que ayudarlo con un edificio abandonado colapso, también se había ido solo y por su cuenta a una zona peligrosa como las Ruinas Alfa para luego enfrentarse a un pokemon legendario. Ahora estaba dispuesto a arriesgarse en una zona peligrosa con tal de batirse a duelo contra un sucio cazador. Ese era la verdad, God no parecía ver el peligro como algo más que una prueba a superar, o un obstáculo en la pista. Era como si no le importara arriesgar su propia vida, como si no tuviera miedo o quizás estaba demasiado acostumbrado a eso. Debió conocer el miedo, y aun así no deja de caminar al peligro. ¿Qué tanto había pasado para vivir de forma tan temeraria?

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— Tonto, no es momento de hacer cosas así. — Naomi le grito de forma frustrada. No había forma de acercarse con el techo derrumbándose sobre ellos.

— Tengo que darle su cuerda a God-kun. — dijo la joven color miel a lo que fue a donde estaba el entrenador.

— Amber, no espera. — trato de detenerla Naomi pero era tarde, con los fuertes temblores no podía caminar bien la joven pero con un paso lento y seguro se iba acercando al de ojos rojos. Naomi estuvo a punto de ir tras ella, pero con dudas y segundas opiniones se quedó estática en su lugar. Quizás por miedo, o quizás porque no lo veía seguro para ella. – ¡No es seguro, vuelve! –

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— ¡Vamos, Discharger! — animaba God con todo aliento pero el ratón eléctrico le dio una pequeña descarga tomando la atención de su entrenador. — ¿Qué? ¿Qué pasa Rayo? ¡Estoy ocupado! —

G-God-kun… — Al voltear vio que la chica empezaba a acercarse a él, pero aparte de eso volvió a pasar. Fuera por su imaginación o por sus propios sentidos, pero sintió que todo se movía en cámara lenta, y un fuerte latido volvió a sonar en su cabeza. Notando un gran fragmento de roca que empezaba a caer, viendo la distancia y velocidad a que venía podía ver que le caería a su compañera. Sea una reacción natural o por su propio instinto, su cuerpo se desplazó de inmediato al primer estimulo.

— ¡Rayo, cola platino! — dijo el entrenador lanzando a su ratón contra aquella gran roca quien acato la orden logro destrozarla. Rayo fue atrapado en los brazos de quien salvo trayendo enojo y celos al pequeño growlithe variocolor.

— R-Rayo ¿Que estás haciendo? — Amber veía sorprendida al ratón. — No es hora de jugar, tenemos que salir de aquí. —

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Con esto el ratón sonrió algo forzado al ver que la entrenadora no tenía idea de lo que iba a pasar.

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— ¡Chaaaaaaaaaar! —

Un gran grito tomo de nuevo la atención y vio que el proyectil de fuego empezaba a crecer aún más. Charmeleon había sido suficiente para poder activarse el Mar Llamas, habilidad del charmeleon variocolor, la cual incrementó el poder de fuego de la nitrocarga haciendo la diferencia en el ataque. La emoción tomó a God olvidándose de sus alrededores.

— Ahora Disc ¡Con todo! — Dando un último gritando a todo pulmón su nombre dio un poderoso zarpazo a la antena con un movimiento el doble de fuerte que lo habitual, un Golpe Critico. No obstante, no espero escuchar un fuerte chirrido tras golpear dicha antena. Sin notarlo, las últimas rocas sueltas por la serpenterra explotaron en reacción terminando con las estructuras de las paredes y dando fin a esa parte de la cueva colapsando encima de ellos.

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God sintió el peligro debajo de él, pero en el momento en que trato de salir de ahí se dio cuenta que no estaba solo. Vio el rostro de Amber que no había parado hasta acercarse para darle la Cuerda Huida, pero el suelo debajo de ella colapsó. Abriéndose un hueco, Amber cayó junto al cachorro de fuego y el ratón eléctrico ante los ojos del ojo carmesíes. La misma Cuerda que tenía fue lanzada a God aun en el último momento pensando por su bienestar. De manera desesperada extendió su brazo tratando de alcanzar lo inalcanzable. Antes de que la cuerda huida lo sacara del sitio con un mal sabor de boca, God lanzo la última pokeball en su cinturón siendo expulsado de la cueva dejando a su compañera atrás, recordando la expresión de miedo y shock mientras se hundía en la oscuridad de la cueva. Un acto que jamás olvidaría.

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No hubo tiempo para reaccionar cuando God abrió los ojos y se encontró en la entrada de la Cueva Unión. Su mirada encontró a su Charmeleon que fue teletransportado con él, encontró a Zeke junto a su Onix demostrando que tenía una forma de salir de ahí, y encontró a Naomi en un costado viendo con temor como God se encontraba solo. God miro a su alrededor, pero no encontró a Amber. Recordaba haberle dado su Cuerda Unión para no tener dudas y usarla para huir ya que no quería que le interrumpieran el combate en el mejor momento como la otra vez. Se suponía que ella tenía una, o acaso lo había perdido en el medio de todo el colapso de la cueva. God no sabía cómo reaccionar estando de rodillas incapaz de asimilar lo que había pasado, incrédulo e incapaz de aceptar la verdad de todo.

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–… ¿Amber? –

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Algunas veces ser apasionado en una cosa puede hacerte llegar lejos, pero también puede provocar daño no solo a él sino también a los que le rodean. Puede crear una cadena de daños que puedan ir creciendo así en grandes estragos como la destrucción de toda una ruta como lo puede ser el derrumbe en aquella cueva, todo por un conflicto en plena Unión...