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I. Fuerte como Roca.

– ¿Se van a quedar ahí todo el día en su luna de miel? – fue el comentario saliendo del cazador que se encontraba a varios metros de donde ellos estaban.

– Es un gusto volver a verte. – yendo hacía donde estaba el cazador este se preparó para lo peor, tomó una lata de su espalda rocío la frente haciéndolo quemar los ojos al entrenador.

– Ni se te ocurra mocoso. –

– Duele ¿Por qué fue eso? –

– Para ponerte en tu lugar, no vine por ustedes. – dijo el cazador frunciendo el ceño volteando a ver a los gravelers que empezaban a acercarse. – Aunque no sean un Alfa igual tienen un gran potencial, y eso los vuelve una presa valiosa a todos ellos. –

– Supongamos que te creo eso, ¿nos ayudaras a salir de acá? –

– Solo si me ayudas a despejar el camino. –

– Ouhh, si querías combatir a nuestro lado podrías habérnoslo dicho y ya. –

– Cállate, mocoso. – dijo Zeke enojado a lo que le lanzó una lata de colores bronce y oro. – No tenemos mucho tiempo, lo que haya pasado resúmelo y con detalles. –

– Bueno... – En menos de un minuto el entrenador le narró lo que había pasado de una manera veloz pero concisa narrando le a todo detalle lo que había sucedido junto a su teoría de lo que había pasado haciendo enojar al cazador al oír de lo de la Alfa (Aunque fuera por otro motivo).

– Malditas escorias. – dijo el cazador mientras apretaba el puño con fuerza. – Son unos completos idiotas… –

– Los pequeños solo obedecen por miedo y supervivencia. – Le dijo God viendo a los geodudes que poco a poco se intentaban alejar de la zona – Los grandes no importan. Solo son parásitos del golem. –

– ¿Que importan? si se dejaron intimidar o pisotear solo son insectos. –

– ¿Por qué esa frase me recuerda a un villano de una novela? –

– ¿Me seguirás insultando o vas a combatir? –

– ¿No puedo hacer ambas? – dijo God soltando una sonrisa al sentir de nuevo un poco más de confianza al tener al cazador a su lado, claro que se le fue arrebatada por un fuerte golpe en la cabeza de parte del mismo que le daba confianza. – Auh… ¿porque fue esta vez? –

– Para que se te quite un poco lo idiota. – dijo enojado el cazador. – Aunque seas duro de matar eso no significa que puedas confiarte. Un paso en falso en campo enemigo y es tu fin. –

– Si eres bipolar… – dijo God mientras se sobada el golpe.

– Cállate. – decía volviendo a ver a los pokemon que veían estupefactos la escena que hacían ambos. – Toma, úsalo en tu carga muerta para que no estorbe más. –

– ¿Maxirepelente? –

– Necesito que estés centrado. El saco de pulgas en llamas de la rubia y el lagarto rebelde de Biblioteca tienen un nivel decente y alejarán a los pokemon salvajes de aquí. No importa si están debilitados o no les hacen caso, los salvajes no se acercarán. –

– Guau es perfecto, gracias. –

– Cállate. Esto es solo para que no nos termines matando. –

– Ja, como digas cazador de tercera. – dicho esto God salió corriendo hacia donde estaban las otras dos jóvenes.

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Mientras que el cazador solo voltio a ver a todos los "salvajes" que se acercaban.

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Si, eso es... Acérquense. – Chasqueando los dedos de su mano izquierda el Onix soltó un fuerte rugido intimidando a los pokemon en la zona. – ¡Les mostraré cuál es su lugar en la cadena alimenticia! –

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Algunos de los gravelers para terminar de una atacaron en grupo con desenrollar al gran variocolor de la zona, pero este soltando piedras de su cuerpo como lluvia de meteoritos impactando en el campo deteniendo a los ataques. Algunos tratando de romper las rocas volvieron a usar desenrollar aunque simplemente chocaron contra ellas.

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– ¿Enserio creen poder romperlas? Esas rocas vienen del cuerpo de mi Onix, quien puede llegar hasta muy pocos kilómetros de las placas tectónicas. Si aún con eso quieren seguir intentándolo y romperse las cabezas pues si serán lacayos dignos de seguir a esos idiotas. Porque enserio, aun no me creo que hayan asesinado a quien era su protectora, esta cueva se caerá en pedazos por su culpa. –

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Oprimiendo un detalle con control pequeño en su mano oculta en el bolsillo de su polera el cazador activo una opción especial en su visor pudiendo escuchar una voz femenina robótica.

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– Buenas Noches, master. – se escuchó viniendo de su visor.

– Hora de trabajar S.A.M.I.P, necesito que hagas un escaneo de todo el perímetro. Hagas un análisis de los pokemon enfrente comparándolo con Onix. Calcula el porcentaje del cálculo de daño que debo hacer para no acabarlos de un solo golpe. El tiempo entre cada combo de ataques en grupo de los pokemon salvajes. También revisa si el área donde estamos puede soportar la magnitud del combate. No quiero luego quedarme más tiempo de lo necesario con ese idiota. –

– Si, en seguida. – aclaro la voz acatando la orden. – Quiere que le ponga "Mozart" mientras espera o prefiere la opción más "agresiva". –

– No, deja Mozart por ahora, aún no es momento para que empiece lo más divertido. – dijo cruzando los brazos mientras sonreía maliciosamente viendo a los pokemon. – En cuanto a ustedes, veamos qué valor pueden tener. –

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Al llegar a donde se encontraban las jóvenes vio el problema que ahora las detenía, no viendo opciones el entrenador se acercaban la joven tratando de la misma forma que había traído a Naomi cuando quedo supuestamente inconsciente, pero una cachetada de la misma Naomi no se hizo esperar al ver lo que intentaba.

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– ¿Porque ahora todos me golpean hoy? ¿Ahora que pasa Nao? – pregunto God mientras se preguntaba así mismo porque recibía ese trato hoy.

– Como que pasa?! No pienses que llevaras a Amber de esa! – le grito Naomi al oído a estando con su rostro rojo por una mezcla de vergüenza y enojo.

– Pero... si no puede caminar estará en peligro si alguno de ellos los ataca con un con un movimiento de distancia o es herida por un daño colateral de alguno de nuestros ataques. –

– Aun así, no puedes llevar de una manera tan confiada a una dama, aparte de que mira que no tiene con que cubrirse. – dijo sin cambiar de opinión acercándose enojada mostrando un rostro rojo al entrenador. Con esto logro entender volteando a ver a la joven de color miel que estaba haciendo algo mal puesto la misma apartaba la Mirada del chico cubriéndose su rostro con su cabello largo mientras que con sus brazos se cubría su pecho ahora notando que su camisa se encontraba mojada.

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Pensando en algo rápido el chico sacando de su bolso tomo el pañuelo que envolvía aquel objeto con gran valor para el cazador legendario y su nieto, fue suficiente el tiempo para Naomi que por pocos segundos pudo ver la elipse dentro de aquella esfera reconociéndola, luego de eso el entrenador se quitó la chaqueta.

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– Amber rápido, quítate la camisa. – Aquellas palabras hicieron enrojecer aún más los rostros de ambas entrenadoras sorprendiéndolas, y antes de recibir la segunda cachetada de parte de la de ojos amatistas por decir aquella obscenidad (En su forma de pensar) el entrenador le entregó en sus manos la chaqueta que ella le había dado. – Quítatela antes de que te resfríes y ponte esto que aún sigue caliente. –

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– ¿Que? Pero...–

– Tranquila, no está sudada y no lleva tanto tiempo conmigo para que tenga mi olor. – le extendió nuevamente el brazo a lo que ella lentamente tomo y se cubrió con ella.

– G-Gracias...– susurro la joven viendo al suelo incapaz de cruzar su mirada con la de él, mientras que se cubría la mitad de su rostro. – Esto... —

– No tienes que decir nada, ya me volteo. – decía mientras iba a donde se encontraba su beedrill descansando mientras tomaba de su bolso otro objeto. – Gracias por cuidar a Bee y perdón por haberte hecho pasar esto, pero hey no te preocupes que cuando llegue el momento arrasarás con el próximo gimnasio como líder. –

Comiendo aquel objeto el beedrill recupero sus fuerzas pudiéndose levantar siendo luego rociado por una poción estando en mejor forma.

– Ya estas mejor. Siento pedirte esto pero necesito que respaldes a Naomi mientras me encargo de limpiar el suelo de este lugar. – Aquel pedido no fue tomado muy bien que digamos por el beedrill que apenas podía ver de nuevo a su entrenador veía como le pedía que se encargara del asunto sin el apoyo de su entrenador entristeciéndolo, aunque levantando la cabeza sintió la mano de este pisando sus antenas. – Tus reflejos y habilidad son mejores que los de Disc, incluso iguales que los de Rayo así que puedes combatir más sin que te guie. Sé que puedes ayudarla y por eso confío solo en ti para hacerlo, por favor te lo encargo. –

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Su entrenador con esas palabras de aliento le dio objetivo asintiendo el pokemon ante esa orden.

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– Muy bien, Nao. Bee te apoyara mientras yo este con el cazador, no tendrás problemas con es...– El entrenador volteando no pudo continuar hablando por un objeto volador no identificado que impacto con el tapándose la cara al no esperárselo.

– No te des vuelta así de repente. – grito Naomi tardándole unos segundos en entender volviéndose a voltear.

– Ya ya perdón. –

Y-Ya puedes voltear... – Dándose vuelta pudo ver a la entrenadora vestida con la chaqueta que el llevaba puesta aun cubriéndose con sus brazos al ver que igual que antes la diferencia entre su cuerpo y el del entrenador se hacía notar y la avergonzaba estar en un momento así enfrente del entrenador. Apenada solo podía ver el suelo incapaz de ocultarse en su cabello en parte aun dentro de la chaqueta. – Sigue... pequeña...–

– Perdona pero si hubiéramos sabido que estabas así hubiéramos traído más ropa, lo que tengo de extra están chamuscadas y con huecos, podrían romperse mientras las usas. – decía God con un tono más cómico y amigable. Al imaginarse ese caso la joven triplico su vergüenza junto al rojo de su rostro.

– N-No no no no no, a-así está bien... – dijo la joven color miel viendo hacia el suelo y abrazándose con más fuerzas tratando de ocultar sus piernas, claro que moverlas le hizo mover un poco su tobillo lastimándole soltando un pequeño quejido. – Auh...–

– No te muevas Amber, lo que menos quiero es que te duela. –

– Déjame hacer un torniquete. – Dijo Naomi viendo que podía hacer con su conocimiento en lo medico sacando de su bolso un par de cosas para tratarla. – God, tu otra camisa. –

– Enseguida. – Sacándola de su bolso por unos momentos Naomi quería ver la esfera de aquel objeto tan raro que llevaba su compañero. La situación en la que estaba ameritaba estar concentrada para evitar otros riesgos aún mayores. Usando la camisa luego de curar a la joven con un par de varas que tenía hizo el torniquete con unas vendas y la envolvió con la camisa para evitar que la humedad dañara las vendas. – Gua, sabes lo que haces. –

– Claro que sí, es una ventaja de haber tomado el curso de medicinas y primeros auxilios en primer año en el bachiller. – decía mientras guardaba todo de nuevo en el sitio. – Ya quedo, ahora por favor trata de no esforzarte mucho Amber, puede empeorar la herida si lo haces. –

– Entiendo… muchas gracias, Naomi-san…–

– Ahora el problema será saber cómo podemos llevarte para arriba. No creo que podamos contar con la ayuda del Têtu, y Nitro también esta incapaz de poder llevarla. No se me ocurre otra forma de poder llevarla de manera segura afuera de aquí. –

Amber…–

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La joven dándose vuelta vio como el entrenador se arrodillaba dándole la espalda muy cerca de ella. –Sube, yo te cargare. –

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– Eh?! –

– Porque eres tan persistente en llevarla en brazos estando así, pervertido. – replico Naomi enojada ante el contante intento de God malintencionandolo llena de enojo y asco dándose una mala idea.

– Que no es por eso. – dijo God cortándole el rollo enojado alzando la voz, cosa que jamás había (hecho con ellas gracias a lo aprendido con su madre). – Perdona que te grite pero ya no quiero que salgan heridas acá. – Esto sorprendió un poco a Naomi al ver que en su mirada regresaba a la que había tenido todo el camino para llegar ahí.

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Ella no reconocía al mismo chico con el que había viajado, la alegría de sus ojos se había ido y en ellos se veía como la preocupación se hacía presente viendo que su pupila se movía mostrando la duda que sentía y no quería mostrar. Naomi podía ver lo que le hacía dudar un poco de God, aun tras todo lo bizarro que era ver a alguien de ojos rojos. Con un cuerpo muy tenso para su joven edad. Con la capacidad para curarse más rápido que los mismo pokemon y para colmo una sonrisa que jamás se iba. Detrás de esto eso ocultaba aquellos sentimientos como lo son la duda o el temor. Con saber eso la joven podía verlo menos como algo bizarro, y más como un humano que solo buscaba corregir el error que había cometido.

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– Por favor... solo no quiero... – la mirada del azabache empezaba a cristalizarse mientras observaba el suelo recordándolo. Él era el responsable de todo este problema, todo por su deseo de buscar retos que superar, había arriesgado a su grupo hasta el punto de casi perder a alguien importante para él. Y lo que más le sorprendió fue sentir como su cuello era rodeado por un par de cálidos brazos.

– Confió en ti. – Fue las palabras susurradas de parte de la joven color miel, quien con una sonrisa y cerrando los ojos como si no pasara nada, confortaba al entrenador. El entrenador solo se quedó paralizado al no entender la razón de aquel abrazo, pero la joven solo abrazo con más fuerza acercándose sin importar el contacto que tenía con él, solo mostraba ese gesto sin importar lo que pasaba. – Solo... vuelve a ser tú. –

–... – Inconscientemente una gota de agua salada descendió por su mejilla, una tormenta de sentimientos chocaban las paredes dentro del entrenador, alegría y tristeza se mesclaban entre sí. Aunque estos se encontraban en conflicto el entrenador despertó en si embozando una sonrisa regresando en sí, tomando con delicadeza de las piernas de la joven la manto mientras se levantaba de su sitio. – Venga, pongámonos en Movimiento. –

Jiji, así esta... mucho mejor. – dijo sonriente la joven al verlo de vuelta.

– Nao, escucha porque lo diré una vez. Cualquier problema que tengamos lo resolveremos después cuando salgamos de aquí. Ahora nos encargaremos de ellos. –

– Ehh, ok... –

– Zeke y yo os encargaremos del golem, y como veo que a Wrecker está disfrutando con el me sentiré muy mal si se lo arruino, Así que... crees poder encargarte del quagsire? –

– No te preocupes, estaremos bien. – dijo un poco fría la joven viendo a otro lado.

– Cualquier cosa, Bee estará a tu lado. Dile lo que necesites y el obedecerá, es un gran soldado. – termino diciendo God listo para continuar. – Va a ver turbulencia ¿Estas listas? –

– S-Si, lista. – susurro la joven sujetándose con más fuerza incomodando un poco al entrenador.

God... – La amatista llamando la atención de los entrenadores les hizo voltear. – Lo siento. –

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Esa palabra solo hizo soltar una sonrisa al entrenador listo para correr al peligro (Literalmente).

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Acercándose al cazador el entrenador con la joven en la espalda corría tratando de fijarse en el recorrido mientras trataba de tener el mayor cuidado posible. Evitando movimientos muy bruscos por la herida de la joven, pero también se sentía incómodo puesto que por la velocidad en que usualmente iba la joven al no estar acostumbrada se sujetaba con fuerza por el cuello del chico. Esto ocasionaba un sentimiento de incomodidad al sentir aquellos rasgos femeninos que la joven había tratado cubrir. God tenía dudas, pero entendía tanto lo incomodo como lo confuso de aquel suave tacto.

– Siento la tardanza, tuvimos un pequeño contratiempo. – dijo God mientras se acercaba a donde estaba el cazador. Zeke iba a responderle, pero al ver a la joven sosteniéndolo por su espalda y una idea errónea pasaba por su cabeza simplemente se limitó a dar una mirada que hablaba por si sola y que el despistado si pudo entender. – Sí, lo sé. No te preocupes. Yo me ocupo de ella. –

Tchh, como quieras… – el cazador viendo los resultados en su visor se quedó pensando por un par de segundos dejando un poco intrigado a los dos de ahí.

– Como que se volvió más loco ¿no crees? –

Esto... –

– Ya está listo Señor Zeke. – escuchó la voz femenina en su visor.

– Ya era hora, muestra me los resultados. – Tomándole un minuto más o menos. – Ya veo, entonces no esta tan lejos de mi pronóstico. –

– Ya estas listos o quieres dormir los de aburrimiento. –

– Escucha bien enano porque solo lo diré una vez. – decía Zeke serio. – Hay aproximadamente 38 subas se nivel bajo, 26 geodudes de igual nivel, 13 gravelers de nivel promedio, ese golbat que tiene un par de niveles menos que ese pulgoso en llamas de la rubia en tu espalda, ese golem que parece manipular a los demás posee un nivel cercano al de tu charmeleon, y claro ese quagsire que ha estado jugando con ese totodile sorpresivamente parece ser más fuerte que Onix y el más peligroso del sitio. –

– Entiendo ¿Que más me puedes decir? –

– Al parecer su patrón de ataque se enfoca en arrinconar en grupo y atacar a la vez a un solo objetivo. Mientras que los geodudes son usados más para recibir los golpes y cuidar a los otros. –

– En otras palabras son escudos desechables ¿no? –

– Simples peones. –

– Entonces solo debemos evitar lastimarlos. –

– Es algo que no me interesa y no está en los cálculos. –

– Tan dulce como siempre, cuidado que un día no muerdas con tu propio veneno. – dijo God volteando y llamando a su charmeleon quien se preparó junto a su entrenador para combatir. – ¿Cuál es el plan? –

– Tomaremos una estrategia defensiva por el momento, mientras estabas en tu "negocio", he esparcido el tumba rocas de Onix por el campo. Necesito que seas igual de molesto que siempre y los atraigas a los fragmentos de roca del color de Onix. Cuando te diga regresarás a tu charmeleon lo más rápido que puedas y yo los haré volar. Luego de eso se encontrarán desconcertados esparcidos por el campo. Así tomaremos la ofensiva y acabaremos con ellos. Claro, para eso tenemos que simplemente no deja que se agrupen. Tu encargarte de ese golbat para que no reagrupe que se quede separado y yo me encargaré de las ratas voladoras.

– ¿Qué hay de los Gravelers? –

– Ok… Entonces ¿Solo correr y evitar que nos atrapen, cierto? –

– De verdad eres lento en pensar. Si. – dijo Zeke frustrado. (Supongo que si sigo aquí también lo soy). Eso y espera mis órdenes para regresarlo. No lo arruines enano. –

– Tranquilo, anciano. – decía God intentando tomar las gafas pero recordó que estaba sosteniendo las piernas de la joven. – Uhhhh Amber podrías...? Está en el bolsillo de la chaqueta. –

Eh, esto... sí... – susurro la joven mientras que en el bolsillo tomaba aquel visor del chico, con un cuidado predecible de la suave joven quien le coloco dicho objeto. – Y-ya está... –

– Gracias, ahora sí puedo ver mejor. – dijo God sonriendo desafiante.

– ¿Enserio, ves mejor en una cueva oscura de noche con lentes de sol? ¿No escuchas cuando hablas? –

– Solo este celoso de mi estilo. – dijo bromeando God con su típica sonrisa.

– (Es... raro, se insultan y parecen odiarse...) – pensaba la joven en su espalda mientras veía el comportamiento de ambos. – (Pero... se siente diferente al tétrico ambiente). –

– Listo ¿Cuatro ojos? –

– Ya cállate y ponte a trabajar. –

– Jajá claro. Vamos Disc, hacia adelante. –

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II. Mezcla Explosiva.

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Estando con los pokemon heridos y debilitados Naomi iba uno por uno viendo su estado y buscando la forma de sanarlos. Era una bendición que entre ella y God hayan traído suficientes pociones para sanar a los tres pokemon que se encontraban fuera de sus pokeballs.

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En el caso del kadabra tomar dos pociones basto para que este se decidiera a proteger ir a colaborar con God, pero por petición de Naomi se quedó cuidándola de cualquier ataque en falso que podía caerle. El maxirepelente no podía repeler piedras enormes o grandes bolas de fuego que le podían caer. En el caso del beedrill gracias a su entrenador que le había dado aquel carameloraro encontrado del suelo que de alguna forma le había revivido, y solo requería de dos pociones para recuperarse Aunque solo haya aceptado una para usar la otra en el cachorro de fuego, aún después de todo quería ayudarlo.

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En el caso del cachorro que seguía debilitado era diferente puesto ahora no podía recuperarse, apenas respiraba y para empeorar el momento la poción apenas le hacía efecto curándole heridas físicas aunque seguía sin responder, en un caso así Naomi guardaría al pokemon en una pokeball hasta llevarlo a un centro pokemon, el problema era que no tenía su pokeball y lo único que podía hacer era llevarlo con ella.

– Por Celestia, estamos en un problema grave… – decía Naomi viendo que ahora debía llevar con cuidado al cachorro. – Y Wrecker... –

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Volteando a ver la épica batalla del totodile y el imponente quagsire notaba que ambos estaban jugando con una esfera de hielo creada por el impacto de sus pistolas aguas y el colmillo hielo. El totodile hacía rodar la esfera rodeando al quagsire que alegremente aplaudía pareciendo pedir su turno. Esta imagen le sorprendió a Naomi viendo que más que un combate era como si jugarán entre ellos.

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– Supongo que lo tiene controlado. –

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El beedrill se mantenía observando a Naomi de una manera un poco acosadora para su gusto. Aunque su vista se fijara en las explosiones de las rocas de vez en cuando la mirada del beedrill seguía fija en ella.

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– Ya Bee ¿Qué pasa, tienes o necesitas algo? – el beedrill se acercaba a ella volando a lo que suavemente con la punta de uno de sus aguijones en el collar en forma de estrella, pero más específicamente en la piedra del color del arcoíris en el centro sorprendiendo ese dato a la joven. – Espera tú puedes sentirla... o no, esto significa que tu... –

Naomi iba a acercarse al avispón, pero una explosión muy cerca de donde estaban la hizo reaccionar. Tomando al cachorro en brazos y seguida por el avispón fue a buscar un refugio, pero aún la duda seguía en su cabeza acerca de esa conexión extraña del beedrill y la esfera que poseía God en su bolso.

El plan de Zeke estaba dando frutos, el charmeleon con gran velocidad golpeada a varios gravelers con nitrocarga mientras los hacían seguirlo a la trampa. Mientras tanto, el Onix lanzaba más rocas a los zubats que intentaban frenar de nuevo al destello rojo que pasaba por el campo. El golbat tratando con su bomba lodo frenarlo tomándole al charmeleon ahora a máxima velocidad unos segundos en esquivar el disparo y envestirlo envuelto en llamas tumbándolo al suelo en respuesta.

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Cruzado de brazos y golpeando el suelo al compás de la melodía que escuchaba veía analizando la situación esperando el momento preciso, y diciéndole al entrenador que hacer. Amber veía sorprendida como tenían el control en ese momento. Al compás del ritmo cada acción tomada por el cazador ponía en ventaja a él y les permitía dar un paso más adelante que los pokemon salvajes sorprendiéndole como había alguien de mente tan tranquila en un momento tan crítico. Cuando los fragmentos estuvieron esparcidos, los pokemon esparcidos y sin molestia o inconveniente alguno, parte de su plan se había cumplido y era tiempo de pasar a la fase dos.

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– ¡Ahora enano! – decía antes de tronar sus dedos de su mano izquierda dándole la mencionada señal, aunque este tenía otro plan en mente.

– Disc Salta hacia el techo y sostente ahí. –

– ¡¿Que?! –

El charmeleon aun envuelto en llamas acató la orden. Sin mucha dificultad saltó hacia el techo y con sus garras se sostuvo de una estalactita. Aquel sonido le basto para saber que lo había logrado justo a tiempo cuando la cueva Unión se alumbro.

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Era un gran espectáculo de luces que llamo la atención de todos en el lugar, la explosión de tantas piedras a las vez provocó una retroalimentación de la energía que al consumir el mismo aire se unieron en una explosión capaz de verse a varios kilómetros. Esto obligó al cazador y al entrenador a retroceder y cubrirse del impacto. Curiosamente el más rápido físicamente se retrasó en su reacción debido al sobrepeso que llevaba más su herida. La cortina de humo los absorbió y cerrando los ojos la joven solo espero lo peor, aunque al abrirlos vio todo el sitio más oscuro y sintió como el entrenador la tomaba y la cubría con su cuerpo.

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– ¡God, Amber! –

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Naomi observaba con preocupación la cortina de humo de aquella explosión esperando tener la posibilidad de encontrar a sus compañeros solo desilusionándose solo al encontrar al cazador encima de su Onix sudando frío. Aunque unos momentos después se alegró al ver a God saliendo de un salto del lugar lleno de aquel polvo, pero se le cruzó un extraño sentimiento al ver que ahora llevaba a la joven en brazos usando su visor.

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(Al menos... están a salvo...) –

– ¿Q-Que, que paso? – pregunto Amber solo pudiendo sentir una sensación familiar, al abrirlos noto que God la llevaba nuevamente en brazos cambiando al trabarse la lengua no pudiendo decir nada.

Mierda... me confíe, arden... – el joven cayendo de rodillas cerraba los ojos bruscamente tratando de calmarse. – ¿¡Por qué no me dijiste que nos podía alcanzar la explosión?! –

– Era un dato que no tenías que saber. –

– ¡Por poco golpea a Amber! ¿¡Qué demonios te pasa?! – grito aún más enojado God gritando al vacío por aquella respuesta. Amber mientras con esa respuesta se sorprendió que el origen de su enojo no era que había recibido el golpe sino que la hubieran herido si no fuera porque él se opuso. Esto era posible comprobarlo al tener ella el visor del entrenador puesto, pero por esto mismo por la capa de polvo que los rodeo fue que sus ojos recibieron daño ahora incapaz de ver.

– No me interesa, tu sabes que solo vine por mis presas, aparte tú fuiste el que no hizo caso a mis órdenes, te dije que regresaras al charmeleon a su pokeball. – le respondió con el mismo tono. – Tienes suerte de no estar muerto por no obedecer idiota. –

– No íbamos a bajar nuestra velocidad y que te lleves la experiencia. – decía God enojado aunque a la vez soltaba una sonrisa junto a una expresión de miedo. – Ahora... no puedo ver. –

God-kun, déjame... – tomando el mismo pañuelo que le había dado él antes le empezó a limpiar el rostro y sus ojos. God ante esto solo dejo que lo hiciera aunque sentía algo familiar en esas acciones. Ya luego de eso la joven trataba con sumo cuidado limpiarle alrededor de los ojos y al estar concentrada en eso la voz suave del entrenador la tomó por sorpresa dando un pequeño salto.

Amber... ¿Funciono, se fueron? – pregunto el entrenador dudando de si había funcionado la explosión.

Esto... – Volteando a ver la cortina de humo vio que algunos de los pokemon ante aquel golpe salieron debilitados por lo que salieron huyendo del sitio asustados por miedo a recibir otro ataque semejante a ese. – Si... los pobrecitos se están yendo. –

– Es mejor así, no había otra opción Amber. Siento haberte metido en todo esto. – decía el azabache tratando de abrir un ojo. – Supongo que esto detendrá el conflicto. – Era lo que pensaba el chico dando tomando un respiro tras tantos cambios en la atmósfera. – Supongo... que es todo. –

Pero... no se siente que es todo. – susurro Amber sintiendo un mal presentimiento.

– ¡Cuidado! – el grito de la joven de color amatista se oyó alarmando a los dos que estaban ahí, pero solo God por un segundo pudo verlo. El gran golbat se había adelantado e iba a cumplir lo que más temía, y era que se había abalanzado por detrás de la joven para arrancarle la cabeza de un solo mordisco.

– ¡Chaaaaaaaaaaaar! – el charmeleon envistió por encima al golbat en una carga de fuego dejándolo tendido en el suelo (De nuevo), poniéndose encima de él gran murciélago lleno de soberbia. – (Puedo hacer esto toda la noche, baticito). –

– ¿Qué pasó? – La joven sorprendida noto al murciélago derrotado en el suelo y el charmeleon estaba sentado encima de él.

– Justo a tiempo, Disc. – decía God sorprendido y aliviado a la vez, este solo le hizo la señal de "Todo bien".

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Rompiendo su prisión y soltando un potente rugido el mismo golem fuera de la escena propuesta por el cazador. Aquel rugido hizo temblar a la mayor parte de la cueva sorprendiendo a todos los de ahí y a la vez preocupando un poco al cazador.

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– Samip ¿Es lo que creo que es? –

– Tan perspicaz como siempre, master. –

– Lo que temía. – Los pokemon que se estaban yendo del sitio tras oír aquel rugido temeroso regresaron a sus posiciones realizándose lo que esperaba el cazador. – Habrá un cambio de planes entonces. –

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Zeke solo volteo a ver a God.

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– ¡Oye, enano! ¡Levántate que aún no ha terminado! – decía el cazador metiendo sus manos en sus bolsillos. – Parece que viene el plato fuerte. –

– No digas eso que me da hambre en pensar en comida ahora. – dijo God tratando de hacer comedia ocultando su preocupación levantándose intentando abrir sus ojos.

P-por favor descansa. Apenas puedes ver... – le dijo la joven en sus brazos preocupada por la salud del entrenador.

– No te preocupes. – decía confiado God alentándose determinado a cumplir aquellas palabras. – No dejaré que te lastimen más. –

Pero... el que me preocupa... eres tu... – dijo susurrando la joven viendo hacia otro lado avergonzada por decir esas palabras. Aunque God al oírla se paralizó por unos segundos con una mirada que desprendía confusión sudando frío para voltear a ver a la joven que no podía soportar su mirada ocultándola entre su cabello.

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- ¿Eh? Creo que me pegué muy fuerte la cabeza… Escuche mal, ¿puedes repetir lo que dijiste? –

– ¡Idiota, Vuelve a la realidad! – el grito del cazador trato de llamarlo, se había confiado tanto y no notó que su charmeleon estaba frenando a dos gravelers de atacar a su entrenador, pero un tercer desenrollar logró pasar y estuvo a punto de atacar al despistado entrenador. Reaccionando a tiempo dio un par de saltos hacía atrás pudiendo esquivar el desenrollar.

– ¿Que paso? Solo había que esparcirlo y luego terminaríamos con los fuertes ¿cierto? – decía God cambiando a un tono serio de voz.

– El Golem se liberó y parece que aún tiene controlados a los demás. En otras palabras volvimos al punto de origen del problema, por lo que cambiaremos de plan ahora. –

– Soy todo oídos. –

– Lo arrancaremos de raíz, hay que vencer al golem que es la cabeza y los demás huirán. –

Entiendo. Disc... – El charmeleon sabiendo lo que iba a decir asintió a lo que volvió a rodearse de llamas de su nitrocarga cortando la distancia entre este y el golem. Al estar enfrente de él se dispuso a atacarlo con un puñetazo en plena nitrocarga, mientras que el golem cargó un puño trueno en el que neutralizo ambos ataques en un choque de impactos.

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– Onix, Tumba Rocas. – grito el cazador.

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El Onix acatando desprendió de su cuerpo fragmento de rocas que debilitaron a varios Zubats. Al ver que el gran Onix era imparable algunos graveler decidieron utilizar ataques más potentes. Estos mandaron a atacar a los geodudes mientras los gravelers trataban de frenarlo. Lo que le daba mala espina al cazador era que los gravelers parecían tener algo entre manos atacando por turnos tratando de llamar la atención de Onix, y hasta que el cazador se dio cuenta de que varios geodudes se sostenían del Onix.

Malditos insectos, van a... – Era muy tarde para poder ordenar una contra estrategia puesto todos los geodudes al mismo tiempo usaron unos de los movimientos más poderosos y letales que podían aprender. – Maldita Autodestrucción. –

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El onix recibiendo de lleno las explosiones de los geodudes le empezaron a hacer más daño (No por la efectividad, sino por la cantidad).

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– Samip. –

– El daño causado fue de un 37%, coraza de piedra dañada. – oyó la voz femenina saliendo de su visor. – Le recomiendo tomar una opción más efectiva en el movimiento. –

– Supongo que sí será buena ocasión para probar este moveset. – decía el cazador revisando un dato en su visor. –

– ¿Quiere que calcule la posibilidad de éxito ante su técnica? –

– No, déjalo por esta vez. – decía Zeke mientras observaba el conflicto que estaban el charmeleon contra el golem acompañado de dos gravelers y que el charmeleon por la desventaja de número y de tipo estaba en problemas. Luego observar como el totodile seguía divirtiéndose contra el quagsire. Luego terminar observando a quien estaba oculta en la sombra captada por su rastreador desde el comienzo. – Tengo algo planeado, y es algo arriesgado pero creo que puedo mover todas las piezas para una última jugada. –

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El charmeleon con bastante esfuerzo intentaba evitar los ataques pero le costaba bastante debido al cansancio de ahora. Uno de los gravelers aprovechó esto y atacó con fuerza al charmeleon mientras que el otro le seguía el paso. Aunque quedó estático en el aire rodeado de una luz rosada que lo lanzó contra el golem quien solo lo lanzó a un lado como si no fuera nada más que un muñeco. Apareciendo al lado del charmeleon el kadabra asintió con la cabeza al lagarto significando que le ayudaría en el combate.

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En el combate del quagsire y el totodile este ya empezaba a mostrar índices de que se aburrían. Por lo que el quagsire viendo hacía otro lado noto al beedrill recordando lo divertido que era combatir en él. Por lo que un portazo fue dirigido hacia donde estaba él y junto a la entrenadora del totodile. Fue casi una sorpresa para la joven amatista que el quagsire estuvo a un segundo de atacarla con su dura cabeza, pero fue más sorpresivo para ella ver que su pequeño pokemon se interpuso entre ellos y trato de detenerlo lográndolo a un costo. Su entrenadora vio como los colmillos del lagarto se cayeron uno por uno asustándola y dejándola en shock.

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Wrecker... – susurró Naomi viendo como el pequeño totodile aún contra todo se metió para protegerla, y su mayor sorpresa le recordó el dato tan importante por lo que quería combatir para la experiencia, y en ese momento superó de nuevo su nivel. – Lo logró... –

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Una luz empezó a rodear el cuerpo del pequeño tomando ahora este la atención de todos viendo como su cuerpo empezaba cambiar de forma a uno más grande mientras que el quagsire sentía ahora como era más fuerte su mordida. Cuando llegó el momento la luz se esparció mostrando un rasgo único de los aquellos conocidos como "monstruos de bolsillo", pasaba al siguiente nivel obteniendo su nueva forma, gracias a la evolución.

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– ¡! Eso no lo esperaba. Un peón obtuvo una promoción. – dijo el cazador sorprendido mientras ahora veía nuevas posibilidades. – Samip, analiza y... –

– Hecho. Aquí están los resultados, master. –

–… Y recuérdame hacerle un chequeo a tu programa de auto aprendizaje, hay cosas que debo cambiarte. Me asusta tu evolución. –

Ouh… También lo quiero mucho, master. – dijo cómica la voz.

Wrecker... superaste tu nivel. – El croconaw sintiendo una gran emoción empezó a dar vueltas para luego lanzar a lo lejos al quagsire mostrando una mayor fuerza sorprendiendo a su entrenadora de su gran mejora. – Ahora eres más fuerte. –

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El croconaw soltándole un grito a su entrenadora esperaba la siguiente orden sorprendiendo que le pidiera su ayuda notando que el pokemon empezaba a tomarlo enserio. Evolucionar era un paso importante para los pokemon, y Naomi temía que su actitud pareciera cambiar demasiado. Solo pudo sonreír ante ese cambio.

– Allons ensemble pour gagner. – le dijo Naomi tomando una actitud sería preparada, a lo que el croconaw salto al ataque preparado para lo que debía hacer con el quagsire. Patearle el culo.

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III. Compasión y Temores.

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Una gran cantidad de zubats atacaban en grupo al kadabra, pero este tenía ventaja de tipo y esquivando con su teletransporte saltaba de un lugar a otro. Mientras tanto, derribaba a un grupo tras otro de aquellas molestas plagas voladoras según decía el cazador. Por su parte, el testarudo charmeleon se rehusaba a ser detenido por aquellos graveler aún si no fuera eficaz, literalmente era más cabeza dura que los gravelers.

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Su entrenador mandaba al lagarto a superar a los rivales al igual que el kadabra como si fueran ambos sus pokemon haciendo maniobras juntas superando a los de la cueva. El golem se dignaba a ver con aires de superioridad a los demás combatir. La cantidad disminuía de enemigos enfrente y en aquel trabajo en equipo hacia más sencillo eso, aunque claro que los enemigos no paraban de atacarlos y el número no estaba tampoco a su favor. Eso animaba más al charmeleon variocolor, y era contagioso ese ánimo para el kadabra.

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– Muy bien chicos, así se hace. –

– God-kun, por favor no te muevas. – Amber trataba de limpiarle un poco el sucio alrededor de sus ojos con el pañuelo del entrenador y un poco de agua de aquel lago para humedecerlo.

– Ya, lo siento. – decía God sintiéndose animado, la joven poco a poco limpiaba con cuidado pero paró en seco con una preocupación en su cabeza.

God-kun... ¿aún... puedes sentirla? – preguntó susurrando Amber cabizbaja refiriéndose a la pequeña cría.

– Creo que no es un buen momento para eso, aunque no pueda ver bien puedo oír sus latidos y son rápidos. –

Tiene miedo... ella ha estado sola y... esta confundida. –

– Lo sé, pero no podemos hacer nada al respecto. Hay que salir de aquí cuanto antes. – dijo God serio viendo hacia el combate.

– Pero... – Acurrucando su cabeza en el pecho del joven lo tomo por sorpresa al sentir su cabeza y que su a su camisa caían gotas saladas.

Amber... –

No podemos dejarlos así... tenemos que ayudarlos... a todos...– la voz rota de la joven fue como sentir una espina clavándose por primera vez en la planta de su pie. Ese sentimiento que la joven le hacía sentir le recordaba cómo era sentirse de esa manera tan frustrante.

–… ¿Qué quieres que haga? –

– Debe haber otra manera... sé que debe haber una... – las palabras con la voz rota de la joven le llegaban al alma al entrenador sabiendo cómo se sentía y recordando esas palabras de parte de él soltando una pequeña risa mientras sonreía.

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Amber no lo veía, pero había tocado los botones correctos para comandar a God.

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De verdad tienes un gran corazón, Amber-san. – le dijo suavemente God con una sonrisa en su rostro. – Tienes razón, siempre hay otro camino. –

Si tuviera mi ocarina... –

– ¿Dónde está? La puedo buscar. –

N-no importa ahora... hay que salir de aquí. –

– Jajá, eres mala mintiendo. – dijo animándola. – No te preocupes, luego de esto te ayudaré a buscarla. –

G-gracias... – la joven notando que había estado hablando bien con el entrenador, aunque claro que luego de esto volvió a una actitud más sumisa. Las palabras le costaba salir, y su voz volvía a no tener volumen por algún motivo.

– Oye, enano. – el cazador terminando de hacer el cálculo sabía que era momento de terminar todo ese asunto. – Cuando termines ahí de flirtear aún tenemos trabajo que hacer. –

– Oye, hay que buscar una manera para ayudar a los pokemon de la cueva. –

– ¡¿Qué, y ahora me vienes con eso?! ¡Es el tercer plan que diseño! –

– Solo hay que cambiar unos detalles. Por favor, solo hay que... – pensando en algo rápido God recordaba lo que había dicho antes, si el entrenador muere el pokemon perderá. – Y si fuera igual... claro, así venceremos. –

– ¡¿Que?! – una fuerte explosión los interrumpió mostrando al Onix acabando con varios geodudes estos se multiplicaban. – ¡Habla claro que nos están masacrando! –

– Hay que vencer al golem y sacarlo de aquí, los demás se irán con ellos y los pequeños podrán vivir tranquilos. –

– ¡Es más probable que nos maten si sigues hablando! –

– Solo centrémonos en el golem, hay que sacarlo a patadas de aquí. – decía God ya decidido a tomar esa meta, sacarlos de ahí para que no regresen. – Disc, Señor Bigotes, hay que concentrarnos en el Golem. Trabajen con Onix y acabemos con esta dictadura. –

God-kun... –

– No te preocupes Ambercita. – Una sonrisa que apaciguaba su inseguridad le fue regalada por God. – Limpiaremos este problema e iré a buscar tu ocarina. –

No... No es eso, es que... mira... – la joven apuntando hacia un lado le mostro God que uno de los geodudes se encontraba estático enfrente de ellos, este poseía una gran marca en la frente con lo que God había identificado al geodude que había recibido el ácido. – ¿Eso no es...? –

– Sí, es él. Lo que me pregunto es que está esperando para atacarnos, si estamos sin pokemon estamos desprotegidos pero no aprovecha el momento. – decía God viendo con un poco de dificultad que el pokemon estaba temblando aunque no parecía ser por miedo ante ellos, más bien era que sus decisiones se contradecían entre sí. – Al menos que no quiera combatir contra nosotros. –

– Escúchame, por favor. No queremos combatir contra ustedes. Sentimos entrar en su territorio pero como ves mi amiga cayó aquí herida y vinimos por ella a rescatarla. – decía decidido God hablándole al geodude que lo escuchaba dudando en sí de sus acciones. – Haríamos lo que fuera por lo que queremos cierto, no importa que tengamos miedo si es que queremos protegerlos, eso sí coincidimos con los pokemon. –

- (¿Es idiota o qué? ¿Cree que le va a detener con palabras? – Pensaba Zeke oyendo a God. –¿Acaso es el mismo tipo de persona que intentaría parar un tiroteo dialogando? –

God-kun... que estas... –

– Y parece sé que no quieren pelear con nosotros, están asustados y tienen miedo de lo que pueda pasar, pero esto no es el camino correcto. – decía God haciendo dudar al geodude que retrocedió ante su mirada seria y sus palabras. – Por eso mismo los ayudaremos, peleen a nuestro lado y todos saldremos de esto. Solo hay que hacerlo un geodude a la vez. –

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Una fuerte explosión corto el discurso de God recordándole que estaban en pleno conflicto. Un par de gravelers dispuestos a atacarlos, peor estando preparado para esquivar dio un par de saltos hacia atrás hasta llegar a un costado del lago quedándose sin salida. Aprovechando de ello los gravelers atacaron con fuerza y claro que God sabiendo esto hizo lo que pudo recibiendo el golpe cuidando de la joven. El kadabra había llegado a tiempo y con un reflejo psíquico logro disminuir el daño, pero de toda la fuerza basta para que el entrenador soltara por error a la joven quien cayó al suelo al no poder sujetarse de él a tiempo.

– ¡Amber! – el kadabra al no poder retener los ataques y por mero reflejo tocando al entrenador uso el teletransporte saltando a otro lado, más preciso al lado del cazador que se sorprendió de eso, sin notar que la joven se le había escapado de las manos. Y ahora se encontraba sola enfrente de los dos gravelers que viendo que ahora solo se encontraba la joven humana sola pensaron que era lo mismo y se abalanzaron contra ella. – ¡Amber! –

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Dos placajes se preparaban pero el geodude se interpuso encestándole un placaje al máximo de su capacidad impidiéndole el paso a ambos apenas. El geodude queriendo parar este conflicto trataba de detener a los gravelers de causar más daño y empeorar la situación con los humanos, pero eso nos los detuvo.

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– No... Por favor... – los gravelers atacaron al geodude tomando la atención de los demás pokemon que pensaban igual que al pequeño que estaban lastimando y hace un segundo estaba combatiendo a su lado. Las lágrimas empezaron a salir al saber el motivo de esto viendo cómo alguien era lastimado…

Y no poder hacer nada.

Por favor ¡Basta!

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Un grito lleno de pena y dolor tomo la atención de los gravelers sintiendo como si no pudieran moverse, ellos respondían a su voluntad.

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Guau... –

– ¿Que rayos...? Pararon en serio. – el cazador sorprendido noto algo grande viendo a todos observándola. – Los detuvo a todos, pero como carajos lo hizo. –

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Un chillido incesante se hizo presente en el sitio rebotando en todo el sitio obligando a todos a cubrirse sus oídos, con aquel chillido regreso a todos a la normalidad y paralizando a God que no podía soportarlo.

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– ¡Maldición!, es Eco metálico. – decía el cazador. – ¡Samip! –

– Me encargo, frecuencia baja ritmo bajo. Listo para emitir. –

– No son los únicos que pueden elevar el nivel. – el cazador usando un artefacto en su brazo emitió una onda que repelió aquel eco ayudando al entrenador. – Con eso podrás estar mejor con tu agudo oído. –

Ah... ugh... gracias. – decía levantándose un poco aliviado volviendo a su actitud para luego tomar un par de cascos de la mano del cazador. – ¿Y esto? –

– Uno de mis juguetes, evitarán los daños de sonido para el entrenador, al menos podrás servir de algo con eso. –

Entiendo... – God volviendo al tema del sitio recordó el problema observando a donde estaba la joven junto a los gravelers que seguían con lo que deseaban hacer, asesinarla.

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La joven paralizada del miedo sostenía con lo que podía al pequeño geodude tratando de protegerlo. Ella quería ocultar su miedo, pero ella debía proteger a quien le había ayudado. Era el sentimiento que le recorría por dentro, ayudar a los demás, y con fuerza cerró los ojos esperando otro milagro que la salvara.

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Pero se sorprendió al ver que estos estaban congelados en un gran bloque de hielo enfrente de ella, viendo cómo era la forma del hielo pudo ver que de donde venía. Era de la pequeña lapras que con lágrimas en los ojos había logrado llegar, la voz de Amber la había alcanzado...

Acercándose a la costa la pequeña pokemon se acercaba con la mirada baja a la joven que veía el miedo en sus ojos al pensar que podía haberla perdido si no se hubiera armado de valor para atacar.

Oye... tranquila, aquí estoy pequeña. Gracias a ti estoy bien. – la joven con delicadeza pego su cabeza con la cabeza de la Lapras confortándola. – Me salvaste, gracias... –

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La lapras dando vuelta le decía a la joven con un gesto que se subiera en ella, así podría moverse y estar a salvo. La joven entendiendo esto y agradeciendo el gesto con suma precaución se subió con mucho esfuerzo en la lapras.

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No te preocupes, vamos a salir de esta... juntas. –

Uff que alivio, es un alivio que este en nuestro lado. – dijo God sudando frío ante ese salvación de parte de la Lapras.

– ¿Tú hiciste eso? –

– Eh ¿Qué cosa? –

– No te hagas el slowpoke, tú hiciste que ese geodude protegiera a la rubia. Lo que quiero saber es como. –

Ah bueno... supongo que es el mismo caso que fue contigo, no importa que tan profundo hay que ir, en todos existe algo de brillo. – dijo con una sonrisa llena de malicia sorprendiendo al cazador volteándolo a ver. – Solo hay que pulir con un poco de esfuerzo el carbón para convertirlo en diamante. –

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Zeke se molestó con ello. Un comentario así era basura cuando buscaba algún truco como forzarlos a cooperar o domarlos de forma rápida.

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– …Bah. Das ganas de vomitar con tanta cursilería. – le respondió en seco el cazador empezando a hacer un cálculo.

– En el fondo lo admites. –

–…Tchh, como sea. – sin saber cómo responder a eso simplemente desvió la mirada hacia el golem que enfurecido a paso lento se acercaba a ellos. – No tenemos tiempo que perder ahora, sin distracciones ahora pienso que deberemos acabar con esto. –

– Los pequeños de la cueva. Solo hay que vencer y sacar a patadas de aquí al golem, el resto se encargaran ellos. –

– En otras palabras nosotros hacemos el trabajo sucio. – dijo cortante.

– Jaja algo así, y creo que ya tienes un plan. –

– Siempre tengo uno, enano. Pero lo que me pregunto es si harás caso esta vez. – decía el cazador revisando unos datos. – Según lo que tengo, golem usa el cuerpopesado para defenderse de ataques como agua y hierba, pero eso le deja más vulnerable al fuego y supongo que al luchar le cuesta movilidad. El lanzarrocas lo usa para objetivos aéreos, pero tiene un rango bajo de alcance, mantente en movimiento con ellos. –

– Entiendo, ¿algo más? –

– De hecho si, el eco metálico es un problema en cuevas como estas para distraer a los pokemon y aprovecha eso para rematar con su puño trueno, ese tarda entr segundos pero puedes detectarlo con escuchar las chispas mientras lo carga. –

– Entiendo, iremos con todo. –

– Si no quieres convertir a tu charmeleon en una salamandra asada a las rocas te sugiero que me escuches. – dijo el cazador sarcástico parando al entrenador. – Lo que si deberías estar pensando es como distraerlo para poder acercársele. –

– ¿Puede Onix usar Tumba Rocas alrededor de él y hacerle daño y bajarle la velocidad? – decía God con una sonrisa retadora sabiendo ese dato. – En eso le regalaremos un fuerte nitrocarga. –

– Dividido su daño entre cuatro, recuerda que no es para nada eficaz. Harías más daño si lo mandas a volar con una confusión del kadabra. –

– El problema es que no es mío, y creo que tampoco pueda levantar al golem con una confusión. –

– Pero si lo suficiente para hacerlo perder el equilibrio y que ruede para dar un chapuzón. –

– Ah, ya entendí. Muy bien, entonces vamos con todo. –

– Disc, Señor Bigotes. Hora de ponernos en movimiento. – Ambos pokemon asintieron en su llamado, aunque el kadabra ante aquel mote parecía sentir pena por ser llamado así sin quitar la vista del enorme golem que se posaba enfrente de ellos.

– Jajajaja lindo mote, le queda a ese amarillo. – se bufo el cazador antes de ajustarse el visor. – Onix, es hora. –

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El Onix entendiendo la señal de su entrenador su cuerpo empezó a desprender una luz parecida a cuando usaba el Doble filo, más este desapareció y el mismo Onix mostrando un cuerpo un poco más colorido se notó como este de un rugido demostró su fuerza haciendo sonreír al cazador. – Por ser un caso especial, probare ahora mismo tu hipótesis. –

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– ¡Adelante! –

– Ya es la hora, Pulimento. –