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I. Par de Reactivos.
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PLAY
United We Stand Extended
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El golem se rodeó de metal pero su mismo cuerpo empezó a salir púas de color morado oscuro que empezaban a brillar su luz siniestra. Ante esta luz los pokemon mostraron una expresión de disgusto y miedo dando un paso atrás, el único que parecía mantenerse en sí era el Charmeleon, que detrás de él sentía la presencia de su entrenador y la llama en su cola ardía como fuerza.
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— Escucha, esa luz será un problema. Parece que los debilitan si los tocan, dame un momento y veré como contrarrestarlo. — dijo el cazador empezando a escribir unos datos en su visor. — Por ahora quiero que los distraigas y seas lo más molesto posible. —
— ¿Ser carnada, podemos probar algo más? Si quieres hasta le cuento chistes… —
— Por favor, es tu papel indicado. Es tu don volver locos a la gente, y te juro que le pongo mi aprobación para la hipótesis. — dijo el cazador mandando al Onix a soltar rocas alrededor de él. — Solo corre en círculos con charmeleon y kadabra se teletransporte con ataques de confusión. Yo le daré más emoción al espectáculo de luces, así su luz no les afectará por el momento. —
— Vale, Disc y Bigotes. Ya saben qué hacer. —.
Soltando un potente rugido el golem lanzaba ataques a su alrededor tratando de eliminar a sus dos molestos objetivos que saltaban de un punto a otro, esto junto al hecho de que lo estaban bombardeando cada por tres segundos imposibilitándolo a contraatacar.
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Ahora el número no hacía que la balanza estuviera a su favor, apenas podía pensar en que hacer junto a aquellos gritos en su cabeza. Poco a poco perdía la consciencia, hasta el punto en que este se sintió como una vela apunto de apagarse y dejándose consumir por la oscuridad.
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— Bien Disc continúa así pero evita el malgaste y retrocede, Bigotes cuando estés cerca usa confusión y detenlo por unos segundos para que Disc se aleje y teletransportate para evitar la explosión. — Los pokemon acataron a la perfección la orden del entrenador, el charmeleon envuelto en llamas impactó con el golem y dio un salto atrás con unas piruetas mientras que el kadabra uso confusión y retuvo al tipo tierra lo suficiente para que las rocas cayeran encima de este y por orden del cazador explotaran. — Bien chicos, vamos... —
— ¿Enano...? — Ante la vista del cazador, el entrenador cayó de rodillas. Viendo al vacío la mirada del azabache se perdía sintiendo una gran presión en su cabeza, pero la escala era menor que antes aunque igual le cortaba la respiración costándole tomar aire. — Oye ¿qué te pasa? ¡Oye! —
El cazador movía al azabache tratando de hacerlo volver en sí, pero al ver que no respondía sonrío al ocurrirse una idea. — No te mentiré, esto te dolerá más a ti que a mí. — Sacando de su bolso un guante de goma empezó a vibrar, y al tocarlo en la nuca con un de dedo el entrenador reaccionó a la descarga eléctrica.
— Mierda-a-a. — el entrenador ahora temblaba en el suelo por aquella descarga aun sintiendo la electricidad corriendo por el metal en su cuerpo. — D-D-Dol-li-lió… —
— Claro que debe, este guante es un desfibrilador en pequeña escala. —
— Podrías avisarme la próxima vez vale. —
— Pero de que te quejas, solo fueron 100 volteos. El cuerpo humano puede resistir hasta 250 voltios sin recibir daño colateral. — dijo guardando el guante. — Aunque claro que puede que se me haya olvidado que eras un Pararrayos humano, supongo que así estamos a mano por el Eter. —
— No sabía que eras tan quisquilloso en eso. — Levantándose de nuevo el gruñido de su charmeleon llamó su atención, el golem había parado de moverse y su mirada se había perdido en el vacío. — Hay algo que no cuadra con él. —
— Dame buenas noticias ¿Qué fue lo que oíste, ya cayó nuestro amiguito? —
— No... Aún pelea pero no por mucho, está suplicando ayuda pero apenas puedo oírlo. De verdad es raro, es como una voz en mi cabeza. —
— Si... Es algo de tu otra cara. No puedo decir mucho por Don D. — decía el cazador limpiándose las manos una contra la otra. — Bueno, al final tendrás que hacer tu truco mágico. —
— ¿Eh, de que hablas? —
— Justo como debía ser antes, ahora haz tu truco de magia. Ya sabes, tu forma pelea. — decía el cazador soltando un montón de referencias, pero ninguna de estas la había entendido el azabache, que con una expresión llena de duda, por señas le hizo entender que para él le hablaba chino. — ¿"Tu modo Sabio"?, ¿Tu "Estado Aura"? Por favor ¿Has vivido en una cueva toda tu vida? —
— Más o menos, ni a mi madre ni a mi abuelo le gustaban esas cosas. Solo hacia puzles y entrenaba con cada uno. — le respondió el entrenador volviendo en si por el momento. — Aparte que no es algo que pueda solo activar cuando quiero, de hecho no es como si supiera hacerlo. Solo esta cosa sabe y no me responde. — decía God golpeando al aro en su muñeca izquierda consecutivamente.
— Es una antigua reliquia mística de miles de años, no un reloj de juguete barato de Ben 10. — decía el cazador antes de ver como el golem reaccionaba soltando rocas de su caparazón a todas partes con gran fuerza.
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El ataque fue tan repentino que no les dio tiempo de poder esquivarlo apenas pudiendo cubrirse los pokemon, ellos dos iban a terminar igual si no fuera porque el Onix envuelto en luz los cubrió con su cola deteniendo las rocas.
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— Justo a tiempo, Onix pero para la próxima intenta dejar el drama a un lado y no lo dejes para el último segundo. —
— Me alegra tenerte de nuestro lado y no en contra. — dijo God soltando un respiro al ver lo útil que era el cazador. — Disc, Señor Bigotes. —
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El charmeleon pudo soportar bastante bien el ataque gracias a la práctica con su entrenador, pero el kadabra que no tuvo la misma suerte siendo este más débil ante los ataques físicos. Cansado el kadabra trato de salir del sitio pero sus heridas no permitían concentrarse bien. Por tal motivo se empezó a centrar en acumular energía en su mente, pero eso le hizo bajar la guardia y por poco fue aplastado por el cuerpopesado.
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Por el susto el kadabra cerró los ojos y no observó lo que paso después solo esperando el golpe, pero al abrirlos notó que el charmeleon le había salvado.
— C-chaaar… (Esta pesado...) —
Como si fuera una gran pesa el charmeleon estaba cargando con mucho esfuerzo al golem que ahora usaba su cuerpopesado para aplastar al molesto kadabra, claro que no esperaba que la salamandra variocolor se metiera en el camino. Tras evolucionar charmeleon había obtenido una fuerza mucho mayor a cuando era más pequeño, la fuerza en sus garras se podía decir que se había cuadruplicado incluso pudiendo considerarse una fuerza extraordinaria e imposible para el charmeleon, pero aun así era demasiado pesado.
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Poco a poco sus brazos iban perdiendo fuerza y descendía al no soportar tanto peso, pero el terco charmeleon no cedería tan fácilmente ante la idea de morir ahí aplastado, no con sus propias metas sin resolver y que se había prometido cumplir. Su rostro demostraba la perfecta expresión del charmeleon variocolor demostrando las señales de todos los combates que habían tenido hasta ese momento.
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Demostrando el cansancio mientras gotas de sudor pasaban por su frente mientras fruncía el ceño gruñendo por dentro ante la idea de que si no detenía el ataque seria aplastado y junto a el kadabra quedarían en ese lugar, pero el obstinado charmeleon no sedería ante tal siendo su sorpresa como su propia sudor fue evaporado con una onda de calor.
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El kadabra sorprendido notó que la única luz en el lugar. La llama en la cola empezaba a brillar con más fuerza siendo que ahora parecía que tomaba una forma parecida a una estrella. Su destello empezaba a iluminar el sitio creciendo exponencialmente pareciendo una continua cadena de explosiones en la combustión de su cola.
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— C-chaaaaaaaaarr... (No... No voy a...) — el charmeleon empezó a desprender de su piel una onda de calor aun mayor mientras que su cuerpo se rodeaba de una aura que pasaba del amarillo al naranja y terminaba casi en un rojo muy fuerte. Tomando la forma de la flama el charmeleon levantó por completo al golem levantándolo con aires de gloria aun manteniendo su gesto lleno de cansancio, pero mostrando una sonrisa algo forzada. — Grrrrrrrrr chaaaaaar (¡No perderé contra este gordo!) —
— Disc. — En un reflejo el entrenador corrió hacia ellos y tomó al kadabra para regresar al lado del cazador en un rápido movimiento. — Ahora, tíralo. —
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Con una sonrisa desafiante el charmeleon junto con otro grito lo lanzó e impacto contra una de las paredes haciendo de nuevo temblar el lugar. Otro parte de fragmentos empezaron a caer al suelo y una de las paredes se agrieto por completo apuntó de derrumbarse.
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— Recuerda que el plan es salir con vida de aquí. — dijo el cazador cubriéndose con su brazo no queriendo otro golpe roca en la cabeza. — La próxima que te pongas a imitar a una Primeape en celo avísame. —
— Te agradezco que nos hayas ayudado con todo esto, pero has llegado a tu límite y ahora te pido que descanses. — Resignado el kadabra se sentó a lado del entrenador aun atento de su alrededor.
— Típico, luego de recibir un golpe sorpresa pierde la cabeza. — dijo el cazador. — Aunque si quiero saber que le das de comer a tus pokemon, parece más fuerte que un Machoke experimentado. —
— Ya te dije, no juzgues a un libro por su portada. De verdad no lo entendiste cuando te pateamos tu grasoso trasero en aquel edificio. — dijo God defendiendo a su pokemon ahora fijándose en la aura que lo rodeaba ahora, una gran llamarada de carmesí profundo rodeaba al charmeleon que levemente denotaba un brillo de su mismo color rodeándolo debajo de las fieras flamas. — Hace tiempo que no veo ese tipo de luz dorada. —
— Es su habilidad Mar Llamas, aumenta sus ataques de tipo fuego en un apuro y supongo que cuenta el degastes como un apuro. — decía el cazador ya analizando un poco más al charmeleon con el escáner. — (Sus ojos aun no cambian por lo que no es el Ascenso, pero desprende esa misma energía rara...Que miedo). —
El entrenador iba a continuar con el cuento, pero de entre los fragmentos de la pared se empezaba a levantar y soltó un gran rugido con una voz distorsionada pareciendo tener un eco siniestro. Con una fuerza tan grande que les hizo taparse sus oídos a todos los del sitio, que cruzo por toda la cueva pudiendo llegar hasta la joven tipo hielo muy lejos de donde ellos se encontraban.
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Viendo hacia el vacío, en una dirección inespecífica, pareció poder sentir un raro sentimiento y cuando la joven de color miel lo notó, los ojos de la Lapras se habían vuelto a iluminar ahora con una luz lavanda.
— Pequeña... — dijo la joven, que aún montada en el caparazón de su espalda, intentó llamar su atención, pero fue muy tarde para cuando vio que un rayo de luz salió disparado hacia el cielo. Aunque su mayor sorpresa fue que ese potente rayo color lavanda pareció entrar en una clase de portal del mismo color, y cuando se dio cuenta la Lapras volvió en sí sin entender que había pasado. — ¿Qué... Habrá sido eso? —
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— Esa es la señal, hay que acabar esto rápido. — el entrenador empezaba a ver que las cartas con que jugar se le acababan. — Muy bien, te escucho. —
— Por fin, iré al grano. Tras tu sacudida no creo que este lugar pueda resistir mucho por lo que sería bueno sacarlo de aquí. —
— Muy bien ¿Qué debo hacer, capitán? —
— Que corra a su alrededor con nitrocarga para crear un vacío, así le quitaremos el aire y aumentará la temperatura reduciendo la resistencia de la roca. y que kadabra use confusión que concentre el vórtice y no se expanda el calor. —
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God le tomo unos segundos en entender aquello, pero logro comprenderlo sin fundirse el cerebro.
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—…Ok. Ya oyeron compañeros, hay que prender el asador. —
— ¿En serio, ahora frases ridículas? — terminaba el cazador golpeándose a sí mismo en su rostro incrédulo y haciendo preguntas de porque seguía ayudándoles. — Solo... Ve y rápido. —
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El Onix soltó de su cuerpo fragmentos de roca y a la milésima de tocar el suelo explotaron levantando una cortina de humo no pudiendo ver el golem que el charmeleon prendió carrera envuelto en fuego, y le fue bastante tarde para notar y a la vez recibir un buen zarpazo en todo el rostro de parte del garra metal.
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Aprovechando el momento el charmeleon luego de dar una pirueta acrobática hacía atrás prendió la carrera haciendo el círculo de fuego alrededor del golem que, cuando ya había recuperado su vista. Un muro de fuego lo rodeaba y las flamas lo dejaron incapaz de observar lo que pasaba. El kadabra, acatando la petición de mejor manera, utilizó reflejo alrededor de aquel torbellino de fuego, pero aparte de eso utilizó confusión en la mente del golem haciéndolo sufrir una leve jaqueca.
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— Onix, Pulimento. — dicto el cazador a su pokemon que se mantenía atento para protegerlo por lo que dudó siendo notable para este. — ¿Qué esperas? Recuerda que puedo cuidarme por mi mismo. Ya no pierdas tiempo, ve y dale brillo a tu culo. —
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El Onix, terminando por despertar e ir a cumplir la orden del cazador, se deslizo hacía adelante y empezó a cubrir su cuerpo de una tenue luz. Su cuerpo se reflejará la luz del fuego que iluminaba aquel sitio. Este brillo hizo que el entrenador tuviera que cubrirse sus ojos con su antebrazo.
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Las flamas de su pokemon desprendía una gran luz, que iluminaba la habitación en la que estaban en ese momento, un constante brillo que desprendía calor a todos los que lo rodeaban. Solo en las sombras, donde no hay nada más que oscuridad, la llama se vuelve aún más destellantes y explosivas.
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Una de las enseñanzas que God había aprendido de su madre era que los peores momentos las personas mostraban su verdadero brillo, podía ser inimaginable o lo opuesto, pero en un momento de crisis este se hacía presente.
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Este brillo era lo que veía God en el cazador, que desde el comienzo, lo veía en su mirada. No importa que tanto pueda cambiar una persona o un pokemon, en el fondo ese brillo jamás desaparecerá, al menos esa era la manera de pensar del entrenador.
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Ahora el cuerpo del Onix reflejaba la luz de las flamas haciéndolas más incandescente. Por alguna razón poder ver ese brillo aún más fuerte posible, de manera inconsciente y sin entender la razón, sonría al ver por fin el brillo del cazador.
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El calor aumentaba y el golem, que aunque no tuviera mucho efecto gracias a su muy grande ventaja de tipo, empezaba a sufrir los efectos de la alta temperatura sintiendo como la falta de aire se hacía presente asfixiándose.
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En un intento desesperado soltó fragmentos de su coraza hacía todas partes para detener la carrera del charmeleon variocolor, pero aunque algunos de estos le golpearan, este seguía corriendo con todo lo que podía intensificando el torbellino de fuego llegando a que el reflejo que los rodeaba empezaba a agrietarse.
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El golem, aún con la falta de aire y la jaqueca de parte del kadabra, no pudo mantenerse de pie por más tiempo y sentía que el mismo aire dentro de su cuerpo se iba consumiendo en la combustión quemándole sus intestinos. Ya con esto, siendo la señal esperada, el cazador entró en acción.
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— Enano, a mi señal harás que el charmeleon continúe la nitrocarga contra nosotros, que use garra metal como una palanca o como un Uppercut. Onix usará el Doble Filo para retenerlo ya que está débil, vayan por la piedra oscura y sáquenla de su pecho. —
— Espera, no entiendo bien ¿Qué es lo que planeas? —
— Solo hazlo, déjame el plan a mí. ¡Tú! el amarillo, quiero que uses tu teletransporte por última vez. Ya sabes, como intentaste acabarme hace unos días por sorpresa, pero esta vez ahora lo harás contra él. — dijo secamente el cazador, pero el kadabra no tomó sus palabras bien mostrando una expresión de odio y enojo ante el cazador que la presenció sin inmutarse. — Oye, yo tampoco planee esto tampoco pero ahora nuestros objetivos se cruzaron. Hay que trabajar juntos ahora siguiendo el plan y luego puedes odiarme el resto de tu vida. —
— Oye... — El entrenador no entendía muy bien lo que pasaba entre aquellos dos, el cazador parecía no tener interés pero el kadabra parecía que se estaba reteniendo de atacarlo. — (¿Estos dos se conocen?) —
— Al menos claro que quieras, junto al hecho de que podríamos infectarnos o morir aplastados por ese golem misántropo y suicida, que vidas inocentes entre las cuales están las dos jóvenes que ayudaste antes junto a muchos otros pokemon inocentes. Tú eliges. —
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El kadabra parecía que no se iba a contener ahora tras las palabras del cazador. La mano y la actitud del azabache logro calmarlo a la vez que lo sorprendía que el entrenador pusiera su mano en su cabeza.
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— Siento pedírtelo pero necesitamos tu ayuda por última vez. Luego salgamos de aquí y disfrutemos de unos sándwiches de queso juntos. — dijo sonriente el entrenador al kadabra que, aún el cazador incomprendido el porqué, terminó aceptando a ayudarlos. — A tu orden, lo haremos. —
— B-bien... Adelante. —
— ¡Disc, ya oíste! —
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El charmeleon variocolor aun corriendo se encontraba atento de las palabras de su entrenador. Por lo que este en el momento corrió con fuerza en la nitrocarga en dirección de su entrenador, dudando un poco de aquella decisión, pero confiando por completo en que si era decisión de su entrenador todo estaría bien.
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Fueron unos segundos en lo que todo lo que paso luego se realizó, apenas el entrenador pudo ver qué fue lo que ocurrió. La nitrocarga salió disparada hacia ellos mientras creaba la garra espectral grisácea en ambas garras. El kadabra se puso enfrente del entrenador mientras sus ojos se iluminaban junto a la estrella en su frente y que la cuchara en su mano se doblaba.
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— Doble Filo, detenlo. — ordenó el cazador, que con una expresión sería.
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Mandando a su Onix envuelto ahora en luz y usando su nueva velocidad para cruzar el torbellino de fuego con un fuerte rugido. Envistiéndolo con un fuerte cabezazo en el Doble Filo, el Onix aprovechó el mal estado del Golem y se deslizó por su cuerpo.
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El Onix sujetando sus brazos con su cuerpo aun con el Doble Filo, se usó a sí mismo como arnés para sujetarlo con firmeza dejando la piedra oscura, como lo había planeado el cazador, expuesta.
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Zeke solo sonrió, Y con un chasqueo al mismo tiempo, del cuerpo de Onix pequeños fragmentos empezaron a explotar hiriéndolo más al golem terminándolo de distraer listo para el último paso.
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El charmeleon apuntó de impactarles fue teletransportado por el kadabra a la perfección a unos dos pasos de la roca oscura y de un zarpazo en la base, la garra espectral dio en el blanco. E Golem soltó un grito lleno de dolor y furia. Trato de moverse al sentir las dos cuchillas incrustarse en su cuerpo, pero Onix le impedía.
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— Bien, Disc. Ahora con ambas garras sácalo como a una astilla. —
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El golem se retorcía del doler, obligando al Onix a ejercer más fuerza en las explosiones también lastimándose así mismo. Mientras el charmeleon empezaba a jalar con fuerza la roca de un tono oscuro que poco a poco iba cediendo, pero los gritos de dolor del golem solo aumentaron con más fuerza y la luz de la misma roca empezaba a brillar con mayor intensidad soltando. De repente, leves relámpagos morados empezaban a destellar...
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— ¡Con todo! —
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El charmeleon soltando un grito de ánimo seguía jalando y aun sacando poco a poco la extraña roca mientras que su cuerpo, por reflejo propio ante la situación, empezó a desprender un aura de color intenso rojo tomando una inmensa forma.
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En ella misma notó un par de marcas en forma de ojos de una bestia, y trayendo un poco de sorpresa al cazador sin tener idea alguna de que era. La luz violeta fue opacada por completo por la intensa luz de la llama y el mismo calor terminó por descomponer más rápido la coraza del golem y con esto el charmeleon logró, aun rompiéndola en miles de pedazos, sacar la piedra del cuerpo del golem. Partes de su cuerpo estaban sueltos y desperdigadas por el suelo, pero la habían sacado.
— Bien, está afuera… —
End of the Song
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II. Brasas Remanentes.
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— Oye... —
El cazador sorprendido y a la vez preocupado veía la gran llama de casi 4 metros encima de él. Con una figura llameante que, a parte del hecho que empezaba a consumir el oxígeno de aquel lugar, tomaba una forma parecida a un enorme charizard. Era la evolución final de la salamandra, pero para el entrenador este tenía características más propias de un tipo dragón.
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Entre estas se podrían ver cuernos más largos, alas más grandes y aún con la poca forma que podía ver por estar hecho de una combustión de gas podía notar que tenían un aura amenazante, pero un fuerte latido que no era suyo lo mandó al suelo. God repente cayó al suelo.
— Enano... Oye, ¿Estas bien? No te mueras, por favor. —
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Al entrenador le costaba respirar mientras sostenía su pecho sintiendo el latir de su corazón acelerándose, y sentía un fuerte ardor. Zeke notaba que el entrenador parecía moverse, y temiendo lo que podía pasar saco su guante.
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— (Duele… Duele mucho… Mucho más que antes…) Espera... Estoy bien, solo... dame un momento... — el entrenador empezaba a recuperarse levantándose poco a poco mientras su respiración volvía a la normalidad. — Me duele la cabeza... —
— Oye, mira. —
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Las grandes flamas del sitio empezaban a dispersarse dejando al final al charmeleon desprendiendo de su cuerpo humo antes de que cayera al suelo incapaz de moverse y preocupando a su entrenador cuando la flama de su cola llegaba a casi extinguirse. Tratando de levantarse el entrenador quería ir a ayudarlo, pero el kadabra se adelantó y usando su teletransporte lo trajo hasta su entrenador.
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— Disc... ¿Disc? No. No no no no No. Disc, despierta. ¡Disc!—
— Relájate, solo esta inconsciente. Fue mucha carga negativa para su cuerpo, me sorprende más que solo se haya desmayado y no que su cuerpo se desestabilizara o algo peor. — dijo fríamente el cazador regresando a su pokemon a su pokeball esperando el comentario cómico del entrenador en respuesta.
No fue lo que esperaba al ver como este veía preocupado a su charmeleon mostrando sentimientos cruzados por dentro. Estaba alegre de haber triunfado en sacarle esa cosa al golem (Junto con otras varias cosas), pero también le invadía la preocupación al ver a su pokemon en tal mal estado recordándole que se había sobrepasado al dejarlo combatir. Tal vez él podía soportar tanta carga debido a varios años de entrenamiento con su abuelo, pero su charmeleon solo estaba con él desde hace unos tres meses.
— No... No sé qué hacer, esta... muy herido. Apenas respira... — el entrenador tomaba en sus brazos temblorosos al charmeleon que no respondía apenas pudiendo sentir con su mano en el estómago los leves movimientos que hacía el corazón del pequeño charmeleon. — Disc... —
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El cambio de actitud tan extremo de estar el típico entrenador desafiante siendo un reto para él a un chico que ahora se lamentaba del estado de sus pokemon y las acciones que tomó. Este cambio repentino dejo dudoso al cazador haciéndolo sentir incómodo mientras que el entrenador iba a soltar un par de lágrimas. Simplemente volteándose a ver a otro lado el cazador peleaba una guerra interna.
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— Lo que faltaba, le dio la regla. — de su bolso en la espalda el cazador saco una tercera lata de aerosol dorada mientras se acercaba y empezaba a rociarla en la leve flama de la cola del charmeleon.
— ¿Qué demonios haces? —
— No es obvio, alimento la combustión con mi propia patente de repelente. — dijo sin interés el cazador mientras que el entrenador notaba como la flama empezaba a crecer un poco más pudiendo compararse a como era normalmente. El alivio volvió al entrenador al ver que parecía se recuperaba un poco su pokemon. — La flama de su cola representa la fuerza de su cuerpo, si sabes que si esta se apaga este chaleco de piel dorada puede morir, aunque es más un mito que una realidad, alimentar su flama puede darnos un poco más de tiempo. —
— ¿Qué debo hacer? —
— Solo guárdalo en su pokeball y déjalo descansar, cuando vuelvan al centro pokemon solo déjalo con la Doctora y ella se encargara de curarlo. Pero ahora lo importante... — decía el cazador haciendo una pausa volteando a ver al golem que de igual manera que el cansado charmeleon, cayo inconsciente en el suelo a varios metros de donde se encontraban. — ¿Qué hacemos con la bella durmiente de allá? —
— No podemos dejarlo aquí, tal vez si quería matarnos y todo pero no creo que lo debamos dejar así. — el entrenador guardaba al pokemon en su pokeball volviendo en si a como era antes. — No lo sé, no se siente correcto. —
— Sé que eres optimista y todo viendo lo bueno, pero abre los ojos. Casi nos entierra vivos, y darle una segunda oportunidad para lograrlo no está en mis maneras preferidas para morir. —
— ¿Qué tal si tú lo capturas? Antes habías dicho que podías venderlo a un buen precio a otros entrenadores. —
— ¿Y arriesgarme a que contagie a mi equipo? Gracias, pero paso. — dijo sarcástico el cazador mientras veía ahora hacía el entrenador. — Incluso si no se volvió uno, los pokemon oscuros son muy peligrosos para cualquier pokemon o persona. Conozco poco más que los mitos en mi región, pero pueden afectar su comportamiento y su salud mental. Sería un suicidio si se lleva por mucho tiempo. —
— Sí, mi abuelo me ha contado de ellos. Aunque hasta antes de Suicune nunca había visto cómo se convertía uno. —
— Nadie sabe, los pocos que saben de ellos solo prefieren detenlos antes de que se esparzan y propaguen una epidemia. —
— ¿Pero dejarlo aquí donde puede infectar a toda una zona te parece mejor? —
— Para mí sí, si no tengo ganancias de esto entonces no me involucrare. —
— Y hasta ahí llego tu cambio ¿eh? — se dijo el entrenador rascándose la cabeza algo curioso. — Igual, no podemos dejarlo acá así no más. — El entrenador empezaba a acercarse al kadabra que parecía aun teniendo problemas para estar de pie. — Gracias por tu ayuda, cuando volvamos te prometo que te daremos un banquete con todos los sándwiches de bayas que te puedas imaginar que yo invito. —
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Ante esto el kadabra sólo río algo nervioso no entendiendo de todo la forma en que pensaba el entrenador, pero la forma en que se comportaba le daba intriga y le agradaba su forma de pensar desde el momento que lo liberó.
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Mientras esto pasaba, el cazador analizaba un poco más a fondo todo los acontecimientos que habían pasado con la misma pregunta; ¿Por qué pasa esto? La actitud de los pokemon contra los humanos, el extraño sitio en el que había venido el golem y que aparte de saber de la propia existencia en ese sitio y de aquella extraña roca, ahora venía y trataba de usarla contra ellos, algo olía mal en ese sitio y era notable que esto no era coincidencia, esto estaba planeado.
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— Oye aun me pregunto cómo estarán tus amigas cuando sepan que las dejaste en medio de un montón de pokemon enfurecidos con temor a los seres humanos. — dijo el cazador guardando sus artefactos, pero casi soltándolos en pleno aire por el grito del entrenador y cachándolo en pleno aire luego de un malabareo.
— ¡Mierda, los otros! Me había olvidado de ellos por completo. — El grito de preocupación se levantó deprisa y se acercó al kadabra cortando la distancia entre ellos en menos de un segundo ahora haciendo mucha presión en él. — Por favor, no conozco el camino para ir y no llegare a tiempo si lo hago al azar. Por llévame con ellos, te lo suplico. —
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El kadabra sudaba en frío al ver el cambio volátil de su actitud tras recordar a quienes había dejado atrás. El cazador solo veía algo molesto su visor por el ruido tratando de analizar y almacenar los nuevos datos obtenidos, pero no soportando más los gritos el cazador tomo de su bolso una esfera y lanzó con fuerza hacia el suelo cerca del entrenador. Un gran susto tuvo el entrenador cuando una gran explosión a sus pies levantó una cortina de humo junto con un fuerte estruendo.
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— ¡Cállense de una vez! están perdiendo más tiempo hablando de eso que haciéndolo. — dijo enojado el castaño molesto por el ruido que empezaba a hacer el entrenador, por la impresión del momento el entrenador quedo callado viendo ahora con atención al cazador. — Ya me aburrí de estar en este sitio, salgamos de aquí. —
— B-bien... Bien pensado. Señor Bigotes... por favor. — El kadabra entendiendo la situación cargó suficiente energía en su frente y le dio la mano al entrenador para teletrasportarlo y el entrenador le extendió su mano al cazador. — ¿Vienes, Capitán? —
— Es mejor que estar aquí, da escalofríos luego de un rato. —
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Así los tres envueltos en la luz rosada de un segundo a otro desaparecieron del sitio sin notar que el golem empezaba a despertar, y confundido sin entender lo que había pasado veía a su alrededor buscando alguna idea de porque se encontraba ahí. El único detalle que no entendía bien era porque ese sitio parecía un campo de guerra donde se veían partes del suelo roto y alrededor de él que parecía haberse marcado un sol en espiral. Intentó levantarse como podía, pero su mismo cuerpo no le dejaba. Estaba demasiado lastimado y su coraza se encontraba toda destrozada siendo apenas capaz de moverse lentamente impidiéndole poder soportar su propio peso.
Viendo a su alrededor no entendía muy bien donde se encontraba ni que hacía ahí, pero un detalle que si logro ver, y reconocer a la perfección fue un pedazo de roca que estaba a unos pasos de él. Con todo lo que podía se movió para tomarla y al verla más de cerca la reconocía enseguida como parte de aquel Onix de diferente color.
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Viendo las marcas del suelo reconocía de quienes eran, los humanos y sus pokemon habían hecho esto, ellos le habían dejado así en ese sitio y se habían ido a encargar de los demás también. Poco a poco el golem empezaba a levantarse con furia y desesperación, ante las imágenes que pasaban en su cabeza no le importaba nada más que deshacerse de aquellos humanos costará lo que costará, esa experiencia era parte de él ahora y estaba decidido a acabar con ellos.
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Destrozando el fragmento del cuerpo del Onix con su mano se dirigía a la salida de aquel extraño sitio a un paso muy lento sin notar que pequeños fragmentos violetas levemente destellaban un poco de luz respondiendo ante el golem hasta apagarse por completo en la fría oscuridad.
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/MIENTRAS/CUEVA UNION/
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De un destello de luz magenta el azabache apareció junto al kadabra y al cazador, pero luego solo quedo el azabache para luego aparecer de nuevo el kadabra ahora sin el cazador cerca de él.
— Rayo aquí estoy, vengo a salvar... ¿los? — el entrenador saltando a la acción se preparó para cuando se dio cuenta de que dio un mal paso deslizándose y cayendo de espalda contra una roca golpeándose fuertemente la cabeza, no entendía que había pasado pero cuando lo notó las náuseas le invadieron no pudiendo sostener lo que le quedaba en el estómago.
— God, por fin llegas. Estábamos preocupadas por... — la joven de ojos como amatistas se acercaba al azabache tras verlo llegar, pero se detuvo de inmediato al ver lo que pasaba. — ¿Ti? —
— Bluuuaaar. — era lo que se escuchaba aparte del salpiqueo de aquel líquido obligando a la joven a dar unos pasos atrás cubriéndose la nariz por aquel olor tan desagradable. — Creo que ya es todo. Sí, creo que ya no hay… Bluuuuruaaaar. —
— Por Celestia ¿Que comiste, God? — la joven se alejaba unos pasos por el hedor que desprendía el "desayuno". — ¿Qué fue lo que paso, como porque estas así? —
— Teletransporte peligroso... peor que volar incluso. —
— Ya veo... No se te da bien. Pero de todos modos ¿Dónde estaban? —
— Larga historia, y Nao... — el entrenador veía atentamente hacía en la roca que tenía enfrente recubierta de pedazos de su comida, pero lo que le dejó en shock era que esta tenía un par de ojos abiertos. — Tal vez sean los mareos pero esta roca tiene un par de ojos. —
— Es un geodude congelado, y al parecer es uno con una mala suerte. — dijo Naomi mientras se cubría su nariz. —
— Muy bien, creo que necesito saber más información. —
— Te contare todo luego, por ahora hay que salir de aquí antes que se liberen del hielo y perdamos la oportunidad. —
— Nah, no te preocupes. Ya nos encargamos del golem así que este combate terminó, ya no debemos preocuparnos de los demás ahora que son libres. —
— Aun así creo que mejor sería salir de aquí cuanto antes. —
— Antes de eso, hay un par de cosas que debemos hacer. Primero que nada, reunámonos todos que hoy veremos algo único. —
— ¿Podría preguntar porque? —
— Es simple Nao. — el entrenador se levantó con cuidado mientras veía como la lapras se acercaba nadando y junto a ella la joven color miel quien veía alegre que el entrenador había regresado, más este solo se fijado en el lastimado geodude que se encontraba junto con ellas. — Hay que elegir a un nuevo Alfa. —
