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I. El Peso del Prejuicio.

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En medio de un viaje, un grupo dividido por dos miembros decidieron arreglarla a la antigua. Un combate entre dos personas de carácter distintos se desataba en aquel unotordoxo camino que habían tomado para evitar la Cueva Unión.

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Amber veía de momento a otro el combate y veía que ambos peleaban a la par, se notaba la diferencia de estilos de ambos siendo que los pokemon de Naomi se movían con agilidad y desprendían movimientos con elegancia pareciendo como si bailara mientras que los movimientos de Onix eran más toscos, pero eran más firmes y certeros.

Ambos van con fuerza... – decía Amber al haber salvado la comida de la tormenta de arena y ahora viendo el combate mientras cuidaba al Growlithe variocolor que descansaba en su pecho al seguir aún inconsciente. La joven con algo de esfuerzo podía ver como el suelo rocoso se había convertido en un campo de guerra irreconocible, gran parte del suelo se había fundido por el ácido venenoso que Golbat había soltado, el tumba rocas de Onix había dejado varias de sus rocas en el campo, y la tormenta arena que complementaba la escena. – Se está poniendo muy intenso, el campo se está volviendo inestable... –

– Y que lo digas, no esperaba esto cuando dije que no se mataran entre ellos. – Amber dio un salto al oír esa voz tan cerca de ella que con eso lanzó por error al growlithe que cayó de cabeza ahora muy mareado por el golpe brusco. Amber volteó un tanto avergonzada y vio como God estaba en rodillas detrás de ella expresándole una cara fe intriga mientras veía el combate.

¿¡G...God-kun!? – Fue lo único que podía decir cayendo de espalda bastante nerviosa. 3

– Hey, Amberita. – le decía God con su típica sonrisa mientras le saluda moviendo su mano de un lado a otro sin darle mucha importancia al salto que ella había dado, mientras que esta se reincorporaba rápidamente bastante apenada por lo acababa de hacer justo en frente de él. – Es increíble ¿No crees? Naomi y Zeke van con todo, estoy que ardo en emoción por ver quién gana. –

– ¿Cuánto tiempo has estado ahí? – le preguntó un poco dudosa Amber mientras ella unía sus dedos índices un tanto nerviosa. – No te oí llegar. –

– No te culpo. Con este espectáculo quién no se fijaría su atención. – dijo God mientras el ratón eléctrico bajaba de su hombro y se sentaba a lado de él. – Literalmente vine corriendo lo más rápido que pude para verlo. Aunque si llegué hace poco, pero dime ¿Que ha pasado? –

– Bueno... – Mientras el combate seguía de manera reñida Amber le había hecho un breve resumen de lo que había pasado, aunque eso no significaba que God entendiera bien los motivos por los que combatían. – Y de ahí empezaron a combatir... –

Ya... Entonces no solo es que quisieran combatir, quieren resolver el conflicto entre ellos y así era mejor. – decía God sentándose en forma de meditación cruzando sus brazos mientras veía un poco más serio la situación. – Eso es normal entre entrenadores. Mi abuelo siempre me decía que así resolvían sus conflictos con un combate. Supongo que es una costumbre desde la era dorada de la Liga. –

– Podría ser peligroso... ¿No deberíamos tratar de detenerlos? – La joven se preocupaba por cómo todo el conflicto entre sus dos compañeros de viaje ya que había visto lo que podía pasar si ellos combatían a ese nivel. –

– No es correcto interrumpir un combate oficial, no es como si fuera una pelea a muerte. – God miro de forma seria el combate enfrente. Además, dudo que Naomi y Zeke no me lo perdonarán si interfiero en ella a este punto. –

– Pero... –

– Si te preocupa salir herida no te preocupes, en ese caso Rayo y yo nos encargaríamos en protegerte ¿No es así, compañero? – dijo God mostrando el pequeño bíceps de su brazo haciendo la pose "Podemos hacerlo" tratando de animar a la chica, pero claro que el Pikachu con solo le mencionara de proteger al cachorro de fuego simplemente volteó con repudio tras verlo aún mareado. – Oye, tampoco para que me dejes mal. –

No... No solo es eso. Si destruimos la zona entonces... –

– No te preocupes, en el caso que pase algo Rayo, Disc y yo nos encargamos de recoger y salir de aquí en un flash. –

– Muchos pokemon saldrían heridos si eso pasara. – Tanto las palabras como el gesto triste que hizo Amber fue tal que God y Rayo se miraron entre ellos con la misma idea en la cabeza. Tomando su Pokedex sin que Amber se diera cuenta le tomó una foto y luego se la mostró a su Pikachu que asintió con él. – ¿Pasa algo? –

– Mira el fondo de pantalla más tierno y dulce de todos. – Entonces esbozando una sonrisa le mostró la foto que le había tomado y con pena intentó tomar el Pokedex acercándose con la cara roja al chico mientras este le alejaba su Pokedex para que no la borrara. – Jajaja, tranquila. Si te ves adorable. –

– ¡Por favor no me tomes fotos sin decirme! – le decía Amber tratando de alcanzar el aparato guiándose más que nada por la pena de que tuviera una foto suya, aunque claro que God solo le seguía por juego mientras el Pikachu seguía viendo el combate aunque los juegos entre ellos dos le distraían de verlo. – Por favor, bórrela. –

Jajaja ok ok. Entonces... – Luego de mostrarle que había borrado la foto se sentó junto a ella y pasando su brazo por su cuello tomó la Pokedex con la mano y tomó una selfie con ella. – ¡Que divertido! Ya sé porque a Daisy le gustaba tanto la fotografía. Quedaste genial ¿Amber? –

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God trataba de mostrarle la foto pero ella se había alejado unos metros toda avergonzada mientras metía sus pies y la cabeza dentro de su suéter verde buscando un pequeño refugio. Rayo le dio un coletazo en la nuca a su entrenador mientras soltaba un respiro sin quitar la vista del combate. God solo se sobaba el golpe viendo de reojo a Amber en su pequeño capullo y luego veía la foto viendo que él había salido bien mientras que Amber había quedado como un tomate muy nerviosa mientras lo miraba a él y lo cerca que había estado.

Lo siento... – Susurró God mientras se rascaba la cabeza y volteando a ver al campo borró las fotos y con una mirada un poco más seria y tranquila se dedicó a ver el combate. Y claro que dentro del suéter de Amber donde buscaba refugio se tranquilizaba y a la vez mordía el suéter al haber actuado de esa forma tan penosa enfrente del chico, era normal sentir vergüenza por haber actuado así.

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El combate seguía explosión tras explosión, si el campo estaba mal cuando llegó para cuando God volteó vio lo destrozado que estaba ahora. Ya la tormenta arena había pasado y dejaba ver el gran desastre que se había convertido el campo. Varias rocas habían creado cráteres al explotar y lo que no estaba destruido estaba fundido por el veneno ácido y algunas partes mojadas e incluso congeladas por los ataques de Croconaw.

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Tanto Naomi como Zeke parecían estar bastantes serios viendo a sus pokemon jadear en el campo de batalla. Ambos pokemon se encontraban bastante heridos y muy cansados, Onix parecía haber usado demasiado material de su cuerpo. Parecía estar más delgado que antes y tenía varios rasguños esparcidos por todo el cuerpo que lo mostraban bastante débil pudiendo apenas manteniéndose de pie. Croconaw era otro caso pues estaba completamente herido viéndose muchos raspones y quemaduras en su piel debido a recibir tantas explosiones en su cuerpo y con verlo se podía decir que sólo se mantenía de pie por su fuerza de voluntad.

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Aunque ambos estuvieran agotados o débiles seguían de pie esperando la próxima orden de sus entrenadores, el problema era que tanto Naomi como Zeke trataban de prevenir el siguiente movimiento de su contrincante ya que sabían que no iban a aguantar otro golpe de esa magnitud. Ambos se quedaban viendo el uno al otro con pensamientos en su cabeza.

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– (En cualquier momento usara una poción o puede que use algún otro producto.) – (se preguntaba Naomi con mirada y una gota de sudor pasaba por su frente. – (No puedo confiarme en que sucio truco pueda hacer. Incluso si es un combate oficial, un cazador es un sucio corrompedor de la ley.) –

(Mmm... Esa cosa que me dieron antes sabía muy bien, parece que pechos grandes sabe cocinar, casi igual que Nana). – Era en verdad lo que Zeke estaba pensando enfocándose de reojo en Amber quien seguía oculta en su refugio. – (Veamos… Es alguien amable, muy dócil y sumisa aparte de que tiene ese cuerpo. Si juego bien mis cartas no solo conseguiré a un Growlithe variocolor muy valioso sino que también puede que gane algo de diversión de la buena y aparte seguir comiendo este tipo de comida). –

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– No sé qué está pasando pero unas palomitas serían geniales en este momento. – God se empezaba a aburrir al ver como el tiqui-taca entre ellos se estaba enfriando. – Ojala que Daisy estuviera aquí. Seguramente tendría palomitas fritas en ese mágico bolso suyo –

Pi… –

Oye, debe de ser mágico. Tú viste todas las cosas que ella sacaba de ahí. – dijo God bromeando. – Aun no me olvido de la nada cuando salimos a campar. Recuerdas la cara de Tony cuando vio toda la mesa de buffet y el trayendo unos cuantas ramas para hacer una fogata. Era divertido verlos pelear entre sus ideas de campamento. –

Pikapi… -

Si, también los extraño... — God vio por unos segundos el cielo que estaba nublado encima de ellos. Con una sonrisa tranquila, God suspiraba con nostalgia. – Me gustaría saber cómo están ellos, o si estarán bien, o si están comiendo… –

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God veía con una sonrisa más melancólica. Había pasado bastante sin ver sus rostros. Estaba seguro que estarían bien. Tony seguro arrasaría a cualquiera que se ponga en frente de sus flamas. Aunque parecía tomar un perfil bajo desde el incendio en la Torre Bellsprout, estaba seguro que estaría persiguiendo a los problemas. Daisy por su lado, bueno, God les tenia lastima a quien la hiciera enojar. Mientras que no la tiente mucho, estaba seguro que Daisy seria gentil con ellos. Era extraño pensar así, pero extrañaba pasar el tiempo con ellos. Ya era mucho sin saber de ellos, pero era un precio de viajar. Solo deseaba tener la oportunidad de volverse a reunir pronto. Quería ver que tal les ha ido y contarles sus cosas.

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Pikapi... –

– Lo sé, luego de esto comeremos y comer algo así dañara mi apetito. –

– Pikapikachu... –

– Y me cepillare los dientes, tranquilo. No tienes que actuar como ella, al menos se hacer eso, Rayo. – Le decía God al pikachu un tanto fastidiado al escuchar al responsable de la relación. Amber con eso subió un poco la cabeza al oír el "ella" en las palabras del entrenador, más cuando este se dio cuenta escondió la cabeza como si fuera un Diglett. – (Cada quien tiene su propio ritmo para todo. Supongo que tengo que ir más despacio…. Diablos, esto de ser nuevos amigos es más difícil de lo que pensaba.) –

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– Me sorprendes, duraste más de lo que pensé que una ratona de biblioteca hubiera podido fuera de su acogedora madriguera. – decía Zeke con un tono burlón mirando con soberbia a Naomi quien solo quería crujir los dientes más tenía confianza en su espalda.

– Deberías ser tu quién debería estar cauteloso, quien va ganando en el combate es mi persona. – decía Naomi con un tono serio pero sin quitar su sonrisa, el plan de Zeke había funcionado. Naomi estaba confiada de sí misma, era ahora que debía comenzar a pelear de verdad.

– Si estas tan segura, entonces pruébalo. –

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El Onix soltó un rugido ante las palabras de su entrenador mientras que el Croconaw se reincorporó y estando en guardia esperaba la orden de su entrenadora. Naomi solo veía como su pokemon también se le podía ver el cansancio, pero está bien si el caía pues sin el Onix ya el cazador estaría vencido. Inclusive no tenía que arriesgarse a atacarlo de cerca, su pistola agua bastaba para callarlo de una vez por todas.

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– ¡Wrecker, Pistola Agua! / ¡Pulimento! –

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El croconaw como pudo soltó un chorro de agua igual de potente. El cuerpo de Onix en un segundo se volvió más iluminado. Esquivó haciendo un círculo con su cuerpo dejando pasar el ataque. En ello y por su cuenta el croconaw se decidió a atacar con su Colmillo Hielo, pero el Onix logró esquivarlo y le dio un fuerte coletazo en su espalda mandándolo a volar unos metros.

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– Bye Bye, Wrecker. –

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Con el chasquido de sus dedos Zeke cerró los ojos a lo que dos de las rocas que quedaban esparcidas en el campo recibieron la bienvenida al croconaw con dos explosiones. La tierra se levantó, y se pudo ver entre la cortina de polvo al Croconaw caer al suelo inconsciente. Ante la vista molesta de Naomi, Wrecker cayó debilitado.

– EL PEJELAGARTO YA NO PUEDE PELEAR, ROCKY GANA. – dijo animadamente la I.A haciendo gestos que molestaban más aún a Naomi y que volteando a ver a donde estaba Amber vio a God quién veía un tanto serio a donde Croconaw se encontraba desmayado. – RATONA DE BIBLIOTECA, POR FAVOR SACA A LA SIGUIENTE VICTI... PERDÓN, POKEMON. –

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Naomi miro el suelo dudosa. Se preguntaba a si misma si de verdad había caído por un truco tan básico. Se molestaba de caer en ello.

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II. Ingenio Imbatible.

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– ¿Que espera, ratoncita? ¿No era que iba a callarme la boca? – decía Zeke sonriendo de forma burlona mientras imitaba los movimientos de Naomi. Ella simplemente guardó rápidamente a Wrecker en su pokeball y sacó de inmediato a Nitro dejando algo curioso al cazador. – Oye, no nos subestimes. No creas que por estar a dieta mi Onix es alguien fácil de vencer. Me ofende que uses al ponyta cuando tengo completa ventaja. –

– No dudes de Nitro, verás lo fuerte que es. – decía Naomi con un tono muy serio en su voz, y aunque quisiera mostrar una faceta imponente God pudo oír cómo le tembló por un segundo la voz. Solo fue un segundo, luego de ello le asintió a su Ponyta y de nuevo regresó a su fría mirada preparada para combatir. – Nitro es suficiente para vencer a tu Onix. –

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Su voz titubeaba, y Zeke se dio cuenta.

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– Por favor. Sé que tienes un tipo dragón muy fuerte. Pude escanearlo en la cueva, así que hagamos lo siguiente. Aprovecha mi generosidad de dejarte cambiar al dragón, combatamos y cuando te aplaste fingiremos que esa fachada de chica fuerte tan ridícula que tienes no paso en realidad y me dejaras en paz. –

– ¡Nitrocharge! – El ponyta de inmediato obedeció saliendo de la cortina de humo para chocar con el Onix, pero lo esquivó dando un salto a segundos de ser tocado, ser ágil no era su mejor cualidad pero se la ideaba como podía. – ¡Roue de Feu! –

– Pulimento. –

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El Onix intentó esquivar el ataque pero la rueda fuego del ponyta fue mucho más veloz golpeándolo de lleno, aun así Onix pudo soltar más brillo de su cuerpo ahora moviéndose más rápido.

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– ¡Nitrocharge!/Tormenta de Arena. –

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Ponyta se volvió a cubrir de fuego y salió disparado en una gran carrera decidido a terminar rápido con el Onix. God podía ver que Naomi que quería terminar el con él cuanto antes, y claro que no la culpaba pues aún tenía la desventaja. Debía acabar cuanto antes con Onix ahora que se encontraba débil, él sabía perfecto que no debía dejar a Zeke pensar o lo podría lamentar. El problema era que nitrocarga era demasiada velocidad para ver por dónde iba y esta vez el Onix pudo esquivar el ataque dando un gran salto y en ese saltó soltó un chorro de arena que al dispersarse creó la tormenta de arena.

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– ¡Roue de Feu! –

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Para contrarrestar, el ponyta envuelto en fuego se hizo una rueda fuego y dando vuelta junto a un salto fue directo hacía él, o eso era lo que pensaba al ir contra una gran silueta entra la arena. La rueda fuego impactó con fuerza pero resultó que había golpeado a un montón de rocas del cuerpo de Onix. Naomi abrió los ojos por ello.

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– ¡¿Que?! ¿Un señuelo? –

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Naomi abrió los ojos al ver que había actuado imprudente y que con la tormenta de arena Onix había saltado más alto y se había escondido entre las rocas y su propia arena. Era increíble ver a un Onix saltar tan alto y estar lejos del suelo. Todo lo había planeado Zeke y ella había caído en su trampa. No. ¡No! Ella se negaba a ello. No iba a caer otra vez contra sus sucios trucos.

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– ¡B-Bote! –

Naomi gritó a la desesperada tratando de que su pokemon saliera de ahí. Encima del Ponyta pudo ver al gran Onix encima de él a punto de aplastarlo, pero a diferencia de Wrecker, Nitro tenía más experiencia y actuó rápido. Usó las rocas que había golpeado con su Rueda Fuego dio un gran salto llegando aún más alto a donde la tormenta de arena no le alcanzaba. El ponyta pudo sentir el calor del sol al estar tan arriba, pero que después unas pequeñas sombras lo cubrieran tomó su atención y al voltear pudo notar un montón de rocas a unos metros encima de él.

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– ¿Q-Qué? Como... –

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Naomi al ver lo que paso fijó su vista de inmediato en Zeke. Él estaba sonriendo, y su mano estaba a punto de chasquear.

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– Jaque Mate. –

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Todas las cartas habían caído a la perfección para él.

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¡BROOOOM!

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Un fuerte estruendo se escuchó. Una gran explosión azotó el lugar, y una onda de potente viento casi se lleva la comida si no fuera por la acción inmediata de Rayo Y God. Fragmentos de rocas caían al suelo de la nube de polvo encima de sus cabezas, y a; segundo Onix cayó al suelo recibiendo daño. Seguido de es un objeto mayor cayó al suelo. El polvo tardó un poco en despejarse pero Zeke sonreía al saber el obvio resultad. Aunque por otro lado, estaba sorprendido de sentirse feliz al ver al Ponyta debilitado.

No... ¡Nitro!

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Naomi de inmediato fue a ver a su pokemon. Este escuchó la voz de su entrenadora y ante la sorpresa de Zeke se volvía a levantar. Eso trajo un frio sudor a Zeke al ver a Onix jadeando con fuerza. Tanto God como Naomi veían con atención mientras que Amber se tapaba los ojos al ver las heridas del Ponyta.

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Con esfuerzo y temblando aun con el tinitus por la explosión, Nitro trato de levantarse y mantenerse de pie. Zeke se puso estático mientras calculaba lo siguiente. Si ese Dratini de antes era tan potente o incluso más que ese Ponyta, entonces tendría problemas serios. Tenía cuatro pokemon, y deberías de usar todos sus recursos para frenarlo, pero pudo respirar tranquilo.

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Nitro terminó poder caer de lado, y Naomi fue directo hacia él. Con cuidado de no lastimarlo más, trato de hacerlo reaccionar. Seguía respirando y al ver sus ojos viéndola entendió lo que quería decirle antes de caer inconsciente.

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"Lo siento."

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Naomi quería llorar, pero retuvo las lágrimas. Zeke por su parte esperaba pasivo en su lugar. Amber veía con dolor la escena mientras preparaba medicinas para tratarlos luego de terminar con el absurdo combate. God por su parte veía serio toda la situación. Poco a poco seguía una enseñanza de las pocas veces que veía a su madre.

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"Si solo continuas dejándote llevar por el sol, prácticamente iras a ciegas."

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Aunque el contexto era diferente, God lo ponía en práctica. Analizaba lo que había pasado luego de toda la emoción.

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Rayo... Vistes eso... ¿cierto? –

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Su pikachu variocolor asintió sin apartar la vista.

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Eso fue... –

Pikapi... – terminó la frase el pikachu variocolor que veía igual de sorprendido lo que había pasado. God solo se limpió una lágrima que se le escapaba.

– No pude haberlo dicho mejor. – God veía como el Onix se levantaba de donde estaba y un tanto cansado regresaba a donde estaba su entrenador. – Zeke estuvo todo este tiempo recopilando información, ¿verdad? Como el estilo de Naomi, aprendió sus tácticas e ideó un plan para ello. Es sorprendente que puede hacer con ingenio. –

– ¿Pika? –

No, es en serio. Piénsalo, usó a Golbat un tanto para aprender de Nitro y su debilidad. Un poco para poner el campo inestable para la vista de Naomi con Tormenta Arena y predecir lo que Naomi predecía.. Si ves detalladamente todo... Estaba planeado, me da escalofríos. –

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Aunque Rayo veía con cierta duda, veía brillos de admiración en los ojos de God. Parecía anhelar, envidiar, e idealizar esa forma de pensar rápido. Aunque no carecía de reaccionar bien a las situaciones, Rayo sabía que ni con unos años de estudio en La mejores bibliotecas podía esperar algo así de su entrenador. Antes de eso estaba seguro que su entrenador haría un fuerte con los libros, o una imitación del rio Nilo con su saliva. Aun así, no le cortaría la felicidad y solo le asentía. Le molestaba un poco como su entrenador le daba a veces muchas vueltas a algo trivial. Si lo dejaba pasar y no lo explicaba más, mejor para él.

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– Pero... – la voz de Amber llamó su atención y vio que ella le estaba escuchando. – ¿De dónde apareció las rocas de más arriba? No entiendo cómo llegaron tan alto. –

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Rayo solo pego su frentecita con su manita mientras suspiraba resignado. Acababa de ponerle leña a un fuego que no se apagaría pronto.

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– ¡Esa es la mejor parte! Onix al esquivar las había soltado de su cola. – God habló con un tono más suave y calmado para no asustar a la joven que escondiendo su mirada entre sus cabellos color miel lo volteó a ver. – Onix al saltar soltó bastantes rocas que usó como señuelo, pero él sabía que Naomi no caería en eso y en pleno salto lanzó rocas de su cola como si fuera un látigo para que estas llegarán tan alto. En pocas palabras, vio venir la contraestrategia de su estrategia e hizo una estrategia ante esa estrategia con otra contraestrategia, es como... –

Una contraestrategia de otra contraestrategia... – le terminó de decir Amber la frase haciendo que su ánimo se elevara. – Es... Increíble... –

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Rayo solo se levantó silencioso mientras tomaba una vasito con jugo de bayas y se volvía a sentar cerca de su entrenador. No se iba a malhumorar con frenarlo si eso le hacía feliz, ¿Lo mejor ahorita? No pelear y dejarse llevar. De cualquier forma, God parecía entender una mejor forma como

– ¡Exacto! Ambos son increíbles. Naomi con talento y estrategia, y Zeke con sus planes e ingenio. – Amber volteó disimuladamente un momento a ver a God quién contemplaba con ojos de niños lo que acababa de ver, a decir verdad mostraba una actitud positiva pero al ver combates parecía ser una clase de niño pequeño que había entrado por primera vez a una juguetería.

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Con ese pequeño detalle Amber sonrió un poco al ver lo simple que podía ver la escena, él lo veía como si fuera algo normal, pero ella sabía que después de algo así algo en Zeke y Naomi cambiaría.

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Gracias, Nitro... – Naomi regresó a Ponyta forzando una sonrisa, pero el hecho de perder no le caía para nada bien y mucho menos contra ese edición barata de hombre. – Esto no... –

– Bueno, esto fue divertido pero ya me aburrí. Vas a sacar ya al dragón o debo derrotar a la bola de lana que se oculta en la ensalada de Bayas Pinia. – Zeke al apuntar hacía donde estaba la comida dirigió la miradas de todos al tazón de bayas donde se encontraban una gran bola de lana que temblaba mientras levantaba la cabeza un tanto apenado al haber llamado la atención (Dato extra: el tazón está vacío, todo gracias a Mareep y su apetito) y soltó un leve y tierno eructo. – En fin... Decide ¿Quién saldrá a callarme? –

Yo... – Las palabras de Naomi eran débiles y su tono de voz estaba quebrado, había perdido la ventaja que tenía y aparte había caído en la trampa del despreciable cazador que había subestimado. – Yo no... –

– ¿Qué esperas, ratoncita? Cállame la boca como el idiota e inmaduro que soy. –Zeke se burlaba cruzado de brazos. Desde donde estaba veía con el zoom de su visor como le temblaban un poco las rodillas. – Adelante, muestra lo que te hace una Gema, niña prodigio. –

– Yo... –

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Naomi muy lento iba a tomar la tercera pokeball de su cinturón. Aunque estuviera lejos tanto God como Rayo veían que le temblaban las manos al solo pensar en sacar al Dratini, pero guiado por la emoción del combate God solo quería ver como terminaría el combate si sacaba al Dratini que todo este tiempo tuvo un aura de misterio. Al estar a punto de tomar la pokeball la soltó y cayendo de rodillas Naomi con la mirada oculta en su flequillo terminó por decir.

– Me rindo. –

¿Qué? – God esperaba ver lo que seguía, pero en ningún momento espero aquellas palabras.

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DAMAS Y CABALLEROS, EL COMBATE POR FIN HA LLEGADO A SU FIN. NAOMI SE HA RENDIDO, EL GANADOR ES EL AMO BAKA. MUCHAS GRACIAS POR PARTICIPAR, NOS VEMOS EN OTRA OCASIÓN. CHAOU~ –

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Ahí el holograma desapareció y la inteligencia artificial regresó a su entrenador junto al aparato que Zeke guardó en su bolsillo al acercarse.

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Con eso Zeke un tanto incrédulo regresó a Onix a su greatball al ver que este empezaba a tambalearse. Tal vez sus provocaciones eran demasiado peligrosas pues su Onix apenas se pudo mantener de pie aunque los demás no se dieran cuenta. Con soberbia y casi haciendo un bailecito, Zeke se dirigió a donde estaba Naomi mientras que ella seguía viendo el suelo con un montón de pensamientos chocando en su cabeza.

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– Bueno, de verdad eres diferente a las Gemas. Si te soy sincero esperaba que por lo menos siguieras hasta el final. – Zeke forzaba una sonrisa en su rostro, y Naomi tomaba con fuerza la pokeball que iba a lanzar. – Ya sabes, ese honor de nobles que tienen al venir. Bueno, tú sabes, de sangre de caballeros nobles de Kalos. –

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Zeke trataba de hacer reaccionar a Naomi, pero esta solo se quedó viendo en el suelo y no pudiendo ver sus ojos por el flequillo de su cabello sólo pudo suspirar un poco decepcionado. Como un balde de agua fría, esto le quitaba el buen humor. Esperaba por fin tener paz y quizás restregarle a Naomi sobre esto, pero no sentía más que decepción. De nada servía patear a alguien tirado en el suelo si este ni se defendía. Así que chiste había si no iba a discutir o por los menos pelear un poco.

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Le empezaba a tener gusto, pero ahora que se había callado y no había reacción alguna empezaba a pensar un poco en cómo había dejado a sus pokemon. Posiblemente se sentía mal por ellos y a él le empezaba a dar culpa. Cuando volteo y vio a God y Amber con cara seria y preocupada respectivamente podía imaginarse que puede habérsele resbalado un poco la mano esta vez. Debía admitirlo, God era alguien que no parecía afectarle y se había dado cuenta que su nuevo sistema puede ser mucho power para algunos. Era humano después de todo y el hecho de ser mayor también le hacía pensar que debía actuar como uno. Así que tomando de su bulto dos revivires. Los tiró suavemente al suelo donde Naomi podía tomarlo. Luego de eso se alejó sintiéndose extrañado del combate.

– No soy una mala persona como tú crees, no soy un santo pero tampoco un diablo. Al menos con eso y un par de pociones tus pokemon estarán bien. – decía Zeke mientras se rascaba la cabeza y se iba a alejando. – No sé qué esperar ya de ti, por lo menos que cumplas tu palabra y me dejes en paz. Si no tienes ese honor de Gema Real, por lo menos cumple el código de honor de tu clase. Tal vez así te pueda tener algo de respeto. –

Tu... – Naomi cerraba sus puños con furia agarrando una buena parte de arena en ellas. Zeke solo volteo de reojo al oírla. – Tú no sabes nada de mí... –

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Zeke paro en seco, y solo suspiro con molestia.

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Que curioso que lo digas... – decía Zeke sonriendo a lo que se alejaba. – Eso mismo te lo digo a ti. –

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