Autor Original: rexlover180
ID: 2962133
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6. Tick Tack hace el reloj
Arthur se quedó boquiabierto ante el hombre frente a él "¿Ivan?" ¿Estuvo ahí todo el tiempo?
"Hablando de nuevo contigo mismo, ¿da?" Ivan ladeó la cabeza y Arthur tragó saliva "¿Debería preocuparme?"
"N-No, en absoluto" Arthur negó con la cabeza.
"Hablar al aire no es saludable, camarada" Ivan sonrió.
"Confía en mí, estoy bien" dijo Arthur, alejándose de Ivan.
"Ah, aquí estás, mon cher" Francis suspiró con alivio y entonces dos brazos se deslizaron alrededor de su cintura, haciendo que se tensase.
"Francis, aléjate de mí" espetó Arthur.
"¿Qué está mal, Arthur?" Francis descansó la cabeza en el hombro opuesto en el que estaba Ella descansando.
"Maldición, Francis, ¡no estoy de humor!" siseó Arthur y Francis retrocedió inmediatamente. El dolor de cabeza de Arthur no hecho nada por mejorar.
"Arthur" Ludwig caminó frente a Arthur, más o menos al lado de Ivan "Puedo ver que estás estresado, pero estamos perdidos. ¿Te importaría ayudarnos a encontrar el camino de salida?"
"Sí, claro" Arthur asintió y rápidamente empezó a caminar a través del laberinto. Tenía que admitir que se sentía muy intimidado estando a solas con tres Reyes. Daba incluso más miedo cuando pensaba cómo realmente era una Reina sin un Rey.
"Arthur" susurró Ella, volando cerca del oído de Arthur "Creo que Ivan vio todo eso. Me siento realmente estúpida por no dame cuenta. ¿Tú…crees que le dirá a alguien algo?"
Arthur no respondió. Parcialmente porque no podía responder y no parecer un loco. Pero sobre todo porque no estaba seguro. Entender a Ivan era casi imposible y estaba bastante seguro de que había visto a Arthur hablar al "aire" tres veces hasta ahora. Y entonces ahí estaba cuando se emborrachó. Arthur casi se congeló ante ese pensamiento. Casi había olvidado que todos los reales se iban a quedar durante un tiempo después de la fiesta. ¿Había alguna posibilidad de que Ivan le viese borracho? Esto no era bueno…
"Aquí" Arthur se las arregló para llevarles a la entrada del laberinto y los tres se alinearon frente a él "¿Necesitas mi ayuda para algo más…?"
"Puedes venir a dar una vuelta y hablar, Arthur" probó Francis "Pareces estar bastante molesto y quizás hablar te ayude con ello"
"Es solo que tengo muchas cosas en mente" Arthur negó con la cabeza "Estaba esperando que un paseo pudiese aclararme la mente…"
"Y sería grosero evitar eso" Ludwig miró a Francis.
"Gracias" Arthur les dedico un asentimiento y se giró para volver al laberinto. Pudo ver por el rabillo del ojo, sin embargo, que cuando empezó a entrar de nuevo, Ivan estaba mirándole intensamente. Un escalofrío recorrió la columna de Arthur mientras rápidamente andaba dentro del laberinto. Todas las hadas estaban murmurando algo sobre Ivan.
"¿Crees que lo vio?"
"¿Crees que realmente puede vernos?"
"Que todo el mundo se tranquilice" espetó Arthur, frotándose la cabeza "Este no es el momento para enloquecer"
"Pero…" murmuró Ella "Ahora que el Parlamento cree que no eres adecuado, en primer lugar… Si Ivan les dice de esto, podrías ser expulsado"
"Esto" Arthur sacó el pequeño reloj que le había elegido de su bolsillo "me protege de eso. Mientras el Reloj piense que soy el correcto, entonces puedo quedarme"
"¿Y si todos piensan que estás loco?" otra hada voló hacia él "Si todos en Espadas te consideran no apto, entonces realmente podría hacerse"
"Eso no es de ayuda" suspiró Arthur, guardando de nuevo el reloj "Por ahora, espero que Ivan mantenga la boca cerrada y que el verdadero Rey sea encontrado pronto"
"¿Arthur?" llamó una nueva voz, no de hada.
"¿Si?" respondió Arthur lo suficientemente alto para que le escuchase.
"Oh, gracias a Dios, amigo" se rio la voz y era obvio que era Alfred "Me dijeron que estabas aquí, pero me perdí"
"Alfred…" gruñó Arthur.
"Pensé que podría traerte un té para tu…emmm…difícil situación" dijo Alfred "Quería intentar dártelo antes de que se enfriase"
"Quédate donde estás" suspiró Arthur y empezó a moverse hacia donde sabía que estaba la voz "Iré y te encontraré"
"Muchas gracias" suspiró la voz de Alfred. Estaba haciéndose más fuerte a medida que Arthur se acercaba. Rápidamente dobló una esquina y se encontró con Alfred mirando hacia el cielo con una taza de té en las manos.
"No tienes remedio" Arthur negó con la cabeza.
"Solo estaba intentando decir lo siento…" Alfred sonrió tímidamente, sosteniendo la taza.
"Bueno, gracias" Arthur asintió, tomando la taza "¿Te importa seguir a la mesa?"
"¿Tenéis mesas aquí?" Alfred se quedó alucinado.
"Es para los idiotas que se pierden" Arthur se rio y se dio la vuelta para buscar la mesa de nuevo.
"¿Cuántas hay aquí?" preguntó Alfred con asombro.
"Alrededor de 10" dijo Arthur "Tenemos unas pocas ya que el laberinto es grande. También hay dos mesas en la entrada y la salida"
"Ohhh" dijo Alfred.
"Has trabajo aquí durante un año" dijo Arthur "¿Cómo es que no conoces el jardín también?"
"Nunca he trabajado en el jardín, en realidad" Alfred se encogió de hombros "Sé moverme por el castillo, lo conozco como la palma de mi mano. Pero… la parte de fuera es más especialidad de Mattie"
"Me gustaría conocer a tu hermano, Alfred" dijo Arthur cuando llegaron a la mesa. Arthur se sentó y le indicó a Alfred que hiciese lo mismo, lo cual hizo. Se sentaron el uno frente al otro y un enjambre de hadas se posaron en la mesa. Fue difícil para Arthur el encontrar un lugar para colocar la taza sobre la mesa.
"No es mucho una persona de estar con gente" Alfred se frotó la nuca "Y estoy seguro de que estará realmente nervioso cerca del Rey…así que…"
"Quizás con el tiempo" Arthur sonrió "Entonces, ¿tu hermano hizo este té?"
"Mmm, no" Alfred negó con la cabeza "No estaba allí, así que tuve que hacerlo yo mismo"
"¿Sabes hacer el té?" Arthur arqueó una ceja.
"Creo que lo averiguaremos" se rio Alfred.
"No sé si puedo confiar en ti" Arthur se rio y levantó la taza. Dio un sorbo de prueba y estuvo gratamente sorprendido de descubrir que estaba todavía caliente. Y en realidad sabía… agradablemente dulce. No era exactamente el té más asombroso que Arthur hubiese probado, pero era bastante bueno. Y ayudaba mucho con el dolor de cabeza "Y me has sorprendido de nuevo…"
"¿De verdad? ¿Está bueno?" Alfred le miró como un cachorro perdido.
"Si, Alfred, es maravilloso" Arthur asintió. Se dio cuenta de que muchas hadas se reían y se murmuraban cosas las unas a las otras "Ojalá hubiese llegado antes… esto habría ayudado mucho con mi dolor de cabeza…"
"Lo siento por llegar un poco tarde" Alfred se rio ligeramente. Hubo una pequeña pausa entre ellos. Pero, por alguna razón, no era incómodo. Era bastante agradable "Yo…lo siento. Por todo el asunto del ron…"
"No fue tu culpa" Arthur asintió cortésmente "Solo estabas intentando ayudar y entiendo eso. Gracias"
"Probablemente no has dormido y no te habrías metido en todos esos problemas si no hubiese llevado el ron" murmuró Alfred, jugando con sus pulgares.
"Y yo soy quien se lo bebió" dijo Arthur "Eso no fue tu culpa. No me forzaste a beber nada"
"Está bien" dijo Alfred, dudoso "Yo…eh… Tengo otra razón para intentar encontrarte"
"¿Cuál es?" Arthur dio otro sorbo a su té.
"Tu madre está aquí de nuevo" dijo Alfred "Y dijo que quería hablar contigo. Dijo que no importaba a qué hora, que entendía que estabas ocupado"
"¿Sabes de qué quería hablar conmigo?" preguntó Arthur.
"Dijo que tenía algo que ver con los otros reales" dijo Alfred.
"¿Qué pasa con ellos?" preguntó Arthur, bajando la taza.
"No lo sé" Alfred se encogió de hombros "Cuando me fui, la escuché hablando sobre relojes"
"¿Dónde está?" Arthur se levantó de repente.
"Uh… Estoy bastante seguro que en la misma sala donde se suponía que tenías que ir a esa reunión" dijo Alfred.
"Vamos" dijo Arthur y empezó a caminar rápidamente a través del laberinto, olvidando la taza sobre la mesa.
"¿Qué? ¿Por qué?" Alfred fácilmente le alcanzó.
"Sé que no serás capaz de encontrar el camino en esto" Arthur miró atrás por encima de su hombro, a Alfred "Así que supuse que sería mejor para ti el volver conmigo"
"¿Te has perdido alguna vez aquí?" preguntó Alfred.
"Cuando era niño" Arthur se encogió de hombros "Ya lo he memorizado"
"¿Acostumbrabas a vivir aquí?" preguntó Alfred mientras llegaban a la entrada y empezaba a caminar por el jardín, de vuelta al castillo.
"No, solamente la familia inmediata de los Reales puede" dijo Arthur "Mi tío era el Rey y ser su sobrino no cuenta. Veníamos mucho de visitar, y prefería quedarme en el laberinto para huir de mis hermanos"
"Entonces… ¿tu madre no vive aquí?" preguntó Alfred.
"No quería quedarse aquí cuando mi tío gobernaba" dijo Arthur "porque eso significaría dejar a su familia atrás. Y, como no soy un Real oficial aun, no puede quedarse. Mis hermanos tampoco pueden"
"¿Cuántos hermanos tienes?" Alfred ladeó la cabeza.
"Tres" dijo Arthur con simpleza.
"¿Son cercanos?" preguntó Alfred.
"En realidad no" suspiró Arthur "No hemos sido precisamente buenos los unos con los otros en el último par de años. ¿Por qué quieres saber tanto sobre mi?"
"Bueno, eres mi Rey, o lo serás" Alfred se encogió de hombros "Pensé que debería saber más de ti"
"Si, bueno, gracias por eso" Arthur asintió mientras entraban al castillo "Dijiste que estaba en la sala de reuniones, ¿verdad?"
"Si" asintió Alfred "Debería decirte, sin embargo, que unos pocos miembros del Parlamento estaban allí con ella, la última vez que miré"
"Encantador" suspiró Arthur "Justo lo que necesitaba…"
"Así que… ¿sabes de lo que ella quiera hablar?"
"Si" Arthur asintió "Es…un poco complicado de explicar, a pesar de todo"
"Aun así, ¿qué tienen que ver los relojes con encontrar a la realeza?"
"Preferiría no tener que explicarlo ahora" Arthur suspiró y se detuvo frente a las puertas de la sala de reuniones. Mientras se detenían, sin embargo, Arthur podía escuchar voces discutiendo. Alfred estaba a punto de decir algo, pero Arthur le detuvo "Sh, ¿puedes escuchar lo que están diciendo?"
"No sabía que eras un cotilla" Alfred se rio; pero Arthur le hizo callar.
Pronto, los dos tenían las orejas presionadas contra la puerta, tratando de escuchar la conversación.
"¡Es solo un niño, no es el adecuado!"
"Si no lo fuese, entonces el reloj no le habría elegido"
"¡Es un niño! ¡Se quedó dormido por la resaca!"
"Y estará bien. Una vez que encontremos a alguien que le ayude–"
"¡Quién intentaría siquiera ayudar a arreglar este desastre! ¡Estoy a un error de irme!"
Arthur apretó la mandíbula. Era su Reina y estaban hablando de él como si fuese un niño que no era bueno para nada más que causar problemas.
"Si no encontramos a alguien pronto, Espadas morirá"
"Dudo que alguien pueda siquiera ser compatible con él. Habéis escuchado lo que ocurre entre el Rey y la Reina de Espadas"
"Si dejamos que alguien como él intente gobernar, estamos condenados"
"Eso es todo" murmuró Arthur e irrumpió en la habitación, la puerta abriéndose de golpe "Soy el único jodido Real que tenéis" les espetó Arthur "¿Y tenéis el descaro de decir que estoy haciendo que todo se caiga en pedazos?"
La habitación tenía a cuatro personas dentro. Tres miembros del Parlamento y , luego, la madre de Arthur. Alfred, al parecer, había elegido quedarse fuera.
"No puede reinar siquiera sin un Rey adecuado para gobernar por ti, ¿recuerdas?" replicó uno del Parlamento.
"Entonces, ¿por qué estoy haciendo todo el trabajo por vosotros?" Arthur le miró.
"Estamos tentados a quitarte eso" suspiró otro miembro "Estás haciendo un trabajo terrible, de todos modos"
"Y podemos arreglar eso" interrumpió la madre de Arthur rápida y felizmente "Por fin han encontrado los relojes del Rey y el Jack"
"¿Los tienen?" Arthur dirigió su atención a ella y corrió hacia ella.
"Justo a tiempo" bufó otro miembro y Arthur rodó los ojos.
"Les llevó un tiempo encontrarlos… por lo que sucedió" dijo la madre de Arthur con tacto. Arthur sabía completamente bien lo que les ocurrió a los últimos Reales. Era algo demasiado horrible de lo que hablar, así que nadie lo hizo "Maravillosas noticas, claro. Parece que vuestro Rey está en realidad en este castillo"
