Autor Original: rexlover180

ID: 2962133

Notas de la traductora:

¡Aloha~!

Así que, sin más dilación, ¡que lo disfrutéis~!

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Capitulo 7: La locura de la Reina

Arthur miraba los relojes que se le acababan de dar, ambos descansando al lado el uno del otro sobre su escritorio en su habitación. El Reloj del Jack tenía la manecilla de la hora moviéndose en la dirección que parecía ser el Este, mientras que las otras dos manecillas estaban a unos segundos de distancia. Probablemente estaba lejos… eso haría la búsqueda del Jack un poco más difícil… El Reloj del Rey, sin embargo, era una historia diferente. La manecilla de los segundos permanecía relativamente quieta, lo que significaba que el Rey estaba cerca con las otras dos que marcaban los segundos. La segunda manecilla se movía de un lado a otro, como si la persona estuviese paseándose. Teniendo en cuenta que era la segunda manecilla, la persona debía estar realmente cerca.

Finalmente, la segunda mano se detuvo, apuntando hacia la puerta de Arthur. Arthur alternó la mirada entre la puerta y el reloj durante un tiempo y que parecería un silencio sepulcral si no fuese por el tic-tac de los relojes. Después de un buen rato, los golpes en la puerta empezaron a sonar.

Y, entonces, Alfred entró a la habitación. Arthur rápidamente bajó la mirada al reloj y la alzó de nuevo hacia Alfred. La segunda manecilla definitivamente le estaba señalando.

"Hey, Arthur, tengo algo que decirte" dijo Alfred, buscando torpemente las palabras.

"Si, bueno, yo también tengo algo que decirte" murmuró Arthur, mirando hacia el reloj.

"¿De verdad?" preguntó Alfred, sorprendido "¿No estás enfadado conmigo por irrumpir en tu habitación y usar una mala gramática?"

"Bueno, podrías haber llamado" dijo Arthur sin mucha diversión "Y es bueno para ti el ver tus propios errores, pero esto no tiene nada que ver con eso. Quiero que veas estos relojes"

"Claro" dijo Alfred y caminó hacia la mesa. Arthur alzó la mirada para asegurarse de que estaba mirándolos antes de volver a mirar hacia abajo.

"Estos relojes no son unos cualquiera, obviamente" dijo Arthur "Estos son los relojes usados para encontrar a los reales de Espadas. Tienen poderes mágicos pero, ya que la mayor parte de la gente no cree en la magia, creen que los del Parlamento o las personas les eligen por ser los mejores. Cuando la manecilla del minutero y segundero se están moviendo juntas para marcar los segundos, entonces la manecilla de la hora básicamente está indicando donde están, siguiéndoles. Lo mismo ocurre con los otros dos. Si la manecilla de la hora está señalando hacia ellos, entonces es que están lejos, pero si la manecilla de los segundos está siguiéndolas, entonces están cerca. ¿Me sigues?"

"Si"

"Bien" Arthur sacó su propio reloj del bolsillo "Mira, cuando el real elegido coge el reloj que le pertenece, las manos dejan de actuar extrañamente e inmediatamente empieza a mostrar la hora. Observa" Arthur dejó el reloj encima de la mesa y las manecillas de la hora y minutos empezaron marcar a los segundos, pero la manecilla de los segundos señalaba hacia él. Cuando lo recogió, sin embargo, las manos volvieron a sus lugares correspondientes "Ahora, quiero que sepas que simplemente me dieron estos hoy, así que no tenía modo de saber a quién elegirían los relojes"

"Mmm, vale" dijo Alfred.

Arthur bajó la mirada hacia el Reloj del Rey de nuevo, asegurándose de que estaba en Alfred todavía "Además, este reloj, el que me eligió, es de hecho el Reloj de la Reina… He estado escondiéndolo por mi orgullo… Este" señaló el reloj que estaba apuntando hacia Alfred "es el Reloj del Rey"

Alfred bajó la mirada durante un segundo, con los ojos muy abiertos.

"Amigo, está señalándome totalmente" murmuró Alfred.

"Exactamente" asintió Arthur.

"Pero…" Alfred se quedó mirándolo durante un tiempo "Pero… No puedo ser e-el Rey…Soy un… un campesino y eso…"

"El destino decide" afirmó Arthur "Pero, el único modo de saberlo realmente es si lo coges"

"Así que… si soy el Rey…" murmuró Alfred, moviendo sus dedos de modo que estuviesen a punto de tocar el reloj "¿Cómo le dirás a las personas que les has engañado?"

"Estarán más distraídos por el hecho de que soy una Reina de sexo masculino" suspiró Arthur "Aun así, por favor. Necesito saber si tengo un Rey"

"Claro" Alfred se frotó la nuca con una mano y cogió el reloj con la otra. Pero de un modo en que Arthur no podía ver lo que estaba mostrando. Pero Arthur podía verlo por la manera en que Alfred estaba mirando lo que mostraba "J-Joder…"

"Mi reacción fue bastante similar" Arthur se rio ligeramente entre dientes.

"Esto supera totalmente lo que iba a decirte" Alfred pasó una mano a través de su pelo "¿C-Como vamos a arreglar esto? Ni siquiera sabes lo que se supone que tengo que hacer o…cualquiera cosa…"

"Te encargas del país, justamente como he estado haciendo todo este tiempo" explicó Arthur "Excepto porque tienes mi ayuda. Y, ahora que tenemos el reloj, podemos encontrar a nuestro Jack. Con un conjunto completo de miembros de la realeza, seremos mucho más fuertes. Y me temo que será necesario con Tréboles, teniendo en cuanto como su Rey ha estado actuando" Había una cosa que Arthur estaba esquivando, sin embargo, y se sentía un poco culpable. Pero no estaba seguro de cómo decirle a Alfred… el hecho de que el Rey y la Reina de Espadas estaban destinados a enamorarse el uno del otro.

"Cierto…" Alfred dejó el reloj cuidadosamente.

"¿Sabes? Se supone que tienes que quedártelo" Arthur sonrió ligeramente "Por cierto, ¿qué viniste aquí a decirme, para empezar? De acuerdo con el reloj, estabas paseándote delante de la puerta"

"Oh, cierto, q-quería decirte algo" dijo Alfred torpemente "He estado queriendo decírtelo desde hace un tiempo, la verdad…"

Antes de que cualquiera de ellos pudiese decir nada más, las puertas se abrieron de golpe, ambos dirigiendo su atención hacia allí. Cuatro hombres entraron, acompañados por algunos caballeros.

"Mmm, ¿hola?" dijo Alfred, pero rápidamente le apartaron de en medio "¡Hey!"

Dos hombres se pusieron a cada lado de Arthur, los más cercanos agarrándole y levantándole de la silla.

"¿Qué significa esto?" exigió Arthur, intentando en vano librarse del agarre.

"Reina Arthur Kirkland, se le ha diagnosticado como loco. Serás llevado al manicomio de Espadas para el tratamiento" declaró un caballero sin rodeos.

Arthur detuvo sus protestas, sus ojos abriéndose ampliamente. ¿Cómo sabían que era la Reina? Más importante, sin embargo… "¡No estoy loco!" espetó Arthur.

"Tenemos evidencia de un Rey" declaró uno de los hombres que le sujetaban "Le ha visto, en múltiples ocasiones, hablando a la nada como si hubiese alguien ahí"

"¿Qué Rey?" preguntó Arthur, ya sabiendo quién era.

"El Rey Ivan de Tréboles" informó un caballero y los hombres empezaron a arrastrar a Arthur hacia la puerta.

"¡No estoy loco, joder!" Arthur intentó de nuevo el escaparse del agarre.

"¡Arthur!" gritó Alfred, pero Arthur vio al puerta cerrarse tras ellos "¡Arthur!"

"¡No tenéis derecho a llevar a un… un manicomio!" les espetó Arthur.

"Estas incapacitado para trabajar" le informó uno de los hombres que le sostenía "Será desprovisto de sus responsabilidades hasta que esté de nuevo en forma"

"Que alguien piense que le hablo a la nada, no significa que no sea apto" argumentó Arthur.

"Esa persona fue un Rey" comentó otro de los que le sostenían "Y no como tú, que estuviese pretendiendo serlo"

"No se preocupe, como un Real, recibirá el mejor tratamiento que tenemos para ayudarle a que se recupere rápidamente" dijo el otro que le sostenía.

"¡No necesito ser curado de nada!" espetó Arthur.

"Dile eso a tus 'hadas'" se rio uno de ellos y Arthur le miró.

"¡Arthur!" gritó Alfred mientras observaba a Arthur ser arrastrado fuera de la habitación. Intentó correr tras ellos, pero la puerta se cerró de golpe frente a él "¡Arthur!" Alfred se estrelló contra la puerta. Esto no podía estar ocurriendo. Arthur dijo que le ayudaría con lo de ser Rey… No podía hacerlo solo… Alfred dio un puñetazo contra la puerta por último antes de volver al escritorio.

Todo lo que Alfred quería hacer en primer lugar era confesarle a Arthur cómo se sentía realmente. Como se sentía desde hace un tiempo, realmente… que le amaba…

El reloj de Arthur estaba descansando sobre el escritorio con los otros dos. Todas estaban marcando los segundos, juntas. El reloj de Alfred tenía la manecilla del segundero señalándole, el Reloj del Jack tenía la manecilla de la hora señalando a alguna parte, y el reloj de Arthur tenía la mano del minutero señalando fuera del castillo…

La puerta tras él se abrió y Alfred se dio la vuelta, cogiendo su reloj.

"Mis disculpas por ese lío…" dijo un caballero.

"Sabes que es este reloj, ¿verdad?" Alfred caminó hacia él, mostrándole el reloj al hombre.

"Ese sería el…" el caballero se detuvo por un segundo, mirando el reloj "Reloj del Rey" y entonces se arrodilló, inclinando la cabeza "Mi Rey…"

"Correcto" Alfred se rascó la nuca incómodamente "Fue el Rey de Tréboles el que acusó a Arthur de locura, ¿verdad?"

"Si, señor" dijo el caballero.

"Puedes levantarte, amigo" dijo Alfred. El caballero le dedico una mirada extrañada antes de levantarse "Los otros Reyes y Reinas están todavía aquí, ¿cierto?"

"Se irán mañana" declaró un caballero.

"Gracias" murmuró Alfred y salió corriendo de la habitación. Iba a encontrar a ese Rey de Tréboles incluso si le mataba. ¿Cuál era su nombre…? ¿Ivan…? Preguntándoles a unos pocos sirvientes que conocía, fue capaz de descubrir que todos los Reyes estaban en el jardín. Se suponía que iban a estar en frente del laberinto.

Alfred corrió hacia afuera del castillo y hacia el jardín. Fácilmente encontrando el laberinto, con los otros tres Reyes de pie frente a la entrada. Por lo que podía recordar, el rubio alto e intimidante era el Rey de Corazones; ese de pelo largo rubio era el Rey de Diamantes, Francis; y entonces el hombre con la bufanda y pelo blanco era el Rey de Tréboles, Ivan. Al menos, eso esperaba…

Alfred caminó más despacio cuando llegó a donde ellos y se detuvo cuando todos se giraron hacia él.

"¿Quién eres?" preguntó el Rey de Corazones.

"¿Y dónde está mon cher, Arthur?" Francis se apartó el pelo.

"Él…no puede venir" dijo Alfred lentamente.

"Y nos dirás lo que le ha sucedido a nuestro compañero Rey, camarada" Ivan sonrió de manera espeluznante.

"Tú" gruñó Alfred, mirándole. Antes de que pudiese pensar con claridad, Alfred dio un paso hacia él, pero el Rey de Corazones se puso en medio.

"No hay necesidad de violencia" indicó, masajeándose el puente de la nariz "Todavía no has respondido a mi pregunta. ¿Quién eres?"

"Mi nombre es Alfred F. Jones" declaró Alfred "Podrías decir que estoy aquí en nombre del Rey"

"Una forma de decirlo, ¿da?" se rio Ivan y Alfred se sintió estallar.

Dio un paso de lado para alejarse del Rey de Corazones e inmediatamente agarró a Ivan por el cuello de la camisa. Eran más o menos de la misma altura, así que era ligeramente incómodo "¿Qué diablos te da derecho de clamar que alguien está loco?" le espetó Alfred "Esta es la primera vez que me reúno contigo y puedo decir que tú estás mucho más loco que Arthur"

"Estaba hablándole a la nada" declaró Ivan con simpleza, obviamente para anda intimidado. El Rey de Corazones colocó una mano en el hombro de Alfred, pero Alfred rápidamente se la sacudió de encima "Pensaba que era mi deber decirle a Espadas que su Reina no era apto para gobernar"

"¿De qué estáis hablando?" preguntó Francis con preocupación mientras el Rey de Corazones finalmente tenía éxito en apartarles. Ivan estaba muy quieto, mientras que Alfred estaba luchando por darle un puñetazo a Ivan en la cara.

"Vi a nuestro compañero teniendo una conversación con la nada" dijo Ivan con calma "Así que decidí que lo mejor era conseguirle la adecuada atención médica para corregir su mentalidad"

"¡No hay nada malo en él!" espetó Alfred.

"¿Arthur ha sido enviado a un manicomio?"

"Da" Ivan sonrió "Creo que es el mejor lugar para él"

"Pero eso deja a Espadas sin un gobernante de nuevo" el Rey de Corazones negó con la cabeza "Eso quizás no ha sido la mejor decisión, Ivan"

"Quizás" Ivan sonrió ligeramente. Y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció en el laberinto.

"¡Vuelve aquí!" gritó Alfred, fácilmente empujando al Rey de Corazones fuera de su camino, y siguiéndole dentro. Alfred corrió a toda velocidad, iba a hacerle pagar a ese idiota por hacerle esto a Arthur. En el momento en que le encontró… "¡Ivan!"

En muy poco tiempo, corrió fuera por el otro lado del laberinto, encontrándose con la mirada de las tres Reinas, Ivan de pie tranquilamente junto a la Reina de Tréboles. Alfred le miró peligrosamente mientras Francis y el Rey de Corazones corrían tras él.

"¿Quién eres tú?" preguntó educadamente la Reina de Diamantes.

"Mi nombre es Alfred F. Jones" Alfred no rompió el contacto visual con Ivan "Rey de Espadas"