Autor Original: rexlover180
ID: 2962133
Notas de la traductora:
¡Aloha~!
Así que, sin más dilación, ¡que lo disfrutéis~!
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Capitulo 14: Pensando desde fuera
"Arthur todavía no ha despertado, aru" murmuró Yao cuando entró en la biblioteca, en la cual Alfred había estado ya sentado durante horas, leyendo. Contrariamente a la creencia popular, podía leer y lo hacía bastante bien. Había pasado por cinco libros bastante grandes. Dos o tres eran sobre los Jokers y el resto sobre las Reinas de Espadas. Había toda una serie de esas chicas…
"¿Sí?" murmuró Alfred.
"¿Has estado leyendo aquí todo el tiempo?" preguntó Yao.
"Si" Alfred se dio la vuelta rápidamente "Es raro que no haya estado mirando cosas como estas antes. Pero desde que vi a esos Jokers pensé que debería buscar, para ver si eran falsos o algo. ¡Pero no lo eran! Es realmente raro ver gente que has conocido en imágenes pintadas hace unos cien o doscientos años!"
"¿Jokers?" preguntó Yao, acercándose a su libro.
"De ese modo supe cómo solucionar lo de Arthur" Alfred se frotó la parte posterior de la cabeza "Eso es lo que me dijeron, al menos. ¿Sabes que todas las Reinas de Espadas han tenido una poderosa conexión con la magia?"
"No sabía que la magia realmente existía, aru" Yao suspiró, apoyándose contra la mesa.
"Yo tampoco" Alfred se encogió de hombros "Pero es lo que salvó la vida de Arthur. Todas las Reinas están tan profundamente conectadas con la magia y esas cosas que si esa conexión se corta, probablemente morirán. Aunque en raro. En el pasado, las Reinas eran más abiertas sobre la magia. Pero ahora todas lo guardan en secreto. Por lo que puedo decir, Arthur es el más abierto sobre eso en los últimos cien de años"
"Así que has estado estudiando, aru" Yao miró la pila de libros.
"Pero, ¿no crees que es raro?" preguntó Alfred, mirando a Yao a los ojos "Hace todos esos años, se consideraba genial ver hadas cuando nadie más podía. Era considerado así porque podían lanzar hechizos y todas esas cosas, ¿verdad? Las Reinas están a cargo del ejército, la guerra y todo eso. Pero ahora, ninguna intenta siquiera el reconocer su conexión con la magia. Quiero decir, no lo niegan o morirían. Pero es casi como si la conexión hubiese desaparecido pero realmente no lo hacían…"
"Simplemente estaban asustadas de ser juzgadas, aru" Yao se encogió de hombros, poniéndose en pie "¿Has leído sobre la décimo sexta Reina de Espadas?"
"Aún no" Alfred negó con la cabeza.
"Se la hizo ver como el hazmerreír cuando estuvo hablando sobre hadas" empezó Yao "Justo después de eso, ya no quería ser puesta en ridículo, así que empezó a esconderlo, aru. Todas las demás después de eso estaban asustadas de mostrarlo. Por eso él intentó mantenerlo en secreto. Mira a dónde le llevó el reconocimiento, aru"
"Pero…" suspiró Alfred, recostándose en su silla "Es solo que no entiendo que tiene de malo. Incluso el Rey tiene un poco de magia dentro de él. Por eso es que fui capaz de ver al Joker y a esas hadas, y no solamente porque se esforzasen. Es solo que realmente desearía poder ver al hada guardián de Arthur de nuevo… ¿Sabes que todas las Reinas tiene un hada guardián?"
"Te dejaré estudiando, aru" Yao suspiró mientras iba de nuevo hacia la puerta "Te avisaré si Arthur despierta mientras estás aquí"
"Fantástico" respondió Alfred y volvió otra página de su libro. Pero no podía hacerse a la idea de todo el asunto de la magia en su cabeza.
Sin duda, las noticias de que Arthur yendo a un asilo se extendió rápidamente. Pero cuando las noticias de que Arthur era la Reina se extendió, eso era lo que realmente alcanzó a todo el mundo. ¿Realmente todo el mundo estaba asustado de ser diferente?
Alfred suspiró, mirando hacia afuera por una de las muchas ventanas de la biblioteca. Naturalmente, no es que hubiese un grupo lo suficientemente valiente para irrumpir en el castillo porque estuviesen locos o pensasen que los relojes estaban mal y todo eso…
Por suerte no habían sido coronados aún, o probablemente serían expulsados. Eso había sucedido antes. A esa Reina de la que había hablado Yao. La cual se convirtió en el hazmerreír. En realidad fue expulsada de la realeza. Alfred todavía no había acabado de leer sobre ella, pero estaba seguro de que los otros Reales habían tenido dificultades para trabajar después de que le ocurriese eso.
Alfred se levantó de la mesa en la que tenía una gran pila de libros y caminó hacia la ventana. Miró hacia abajo y justo alrededor de un piso por debajo de él había una pequeña multitud de personas gritando. A nadie realmente le importaba escucharles. Eso es algo que no había cambiado a lo largo de la historia.
"¡Hey!" llamó Alfred bruscamente y la mayoría dejaron de gritar y alzaron la mirada hacia él, aparentemente desconcertados de que alguien les gritase "¿Podéis callaos? Algunas personas aquí están intentando leer"
"¿Quién eres tú para negarle a la gente lo que quiere?" gritó uno de ellos.
"Soy un 5" dijo Alfred casualmente. Técnicamente, eso era todavía cierto. No podían quitarle eso.
"Entonces deberías unirte a nosotros" dijo uno de ellos "No deberías tener que servir a un hombre Reina y loco. Está mal, en primer lugar"
"Pues a mí me gusta de algún modo la Reina Arthur" Alfred apoyó la cabeza en la mano "Es bastante genial, ¿verdad?"
"Eres un idiota si te gusta ese loco fraude…" suspiró uno de ellos.
"¿Qué eres ahí arriba?" otro ladeó la cabeza "¿Camarero? ¿De la limpieza?"
"Bueno, verás" Alfred buscó en su bolsillo y sacó su reloj "Este extraño reloj" se lo enseñó, no estaba seguro si podían ver la "K" marcándolo como el Reloj del Rey, pero eso no importaba "me eligió para hacer un gran trabajo aquí. Una posición llamada Rey o algo así… así que simplemente estoy atrapado aquí hasta que decidan que hacer conmigo"
"¿Nuestro nuevo Rey es un 5?" se maravilló uno de ellos.
"Yo soy un 5…" murmuró alguien.
"Escuché que era un sirviente, pero, ¿un 5? ¿De verdad? ¡Yo soy un 7!"
"Me imagine porqué te me hacías conocido, amigo 5" Alfred se inclinó un poco más sobre la ventana "¿No te he visto antes?"
"Mi Rey" dijo alguien tras Alfred y giró la cabeza para ver un sirviente. Suspiró cuando vio que era uno de sus amigos más cercanos antes de que lo eligiesen.
"Puedes llamarme Alfred" se quejó.
"M-Me han dicho que traiga su atención de vuelta al trabajo" tartamudeó el sirviente.
"Gracias" Alfred asintió hacia ella y se giró de nuevo hacia la gente "Me tengo que ir, trabajo, ya sabéis como es" Alfred se alejó un paso, recordando algo que quería decir, y se volvió hacia la ventana "Por cierto. Decid de nuevo que mi Reina está loca y me aseguraré de que os mande a algún sitio lejano. Quizás a Tréboles… ¡Encantado de conoceros, por cierto!"
Entonces se marchó.
Se sonrió a sí mismo.
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Arthur abrió lentamente los ojos, la luz del sol los dañaba ligeramente, pero no demasiado. Se sentía realmente cálido… Tuvo que parpadear un par de veces para aclarar su visión y descubrió que estaba acostado sobre su espalda. Cuanto más tiempo pasaba así, más se daba cuenta de que simplemente estaba aburrido. No sabía por qué estuvo así durante tanto tiempo. Se sentía bien.
De hecho, se sentía mejor que bien. Mejor de lo que se había sentido en mucho tiempo, para ser sinceros. Lentamente se incorporó y miró alrededor en la habitación. Nada había cambiado mucho a excepción de que la pila gigante de papeles se había ido y los papeles arrugados tras su escritorio estaban retirados. El Reloj de la Reina estaba descansando en el centro del escritorio. Podía escucharlo marcando los segundos.
Se pasó una mano por el pelo, eso siempre le ayudaba un poco más a pensar. Se dio cuenta de que no se había parado a pensar mucho desde hace un par de días por ese maldito tratamiento del agua. Mientras se pasaba la mano, frunció el ceño ante lo grasiento que se sentía su pelo. No había tomado un baño en condiciones desde que se lo habían llevado…
Arthur suspiró y dejó caer su mano. A juzgar por la luz que entraba por la ventana, era mediodía. Sin embargo, aunque fuese la mitad de la noche, no sería capaz de dormirse. Se sentía como si hubiese dormido suficiente para el resto de su vida. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había estado dormido.
"¿Arthur?" preguntó una vocecita tentativamente. Sonaba conocida, pero Arthur no podía localizarla por alguna razón. Miró alrededor mientras deslizaba sus piernas a un lado de la cama y se quitaba las sabanas de encima "¡Oh, Dios mío! ¡Puedes escucharme!" Arthur sintió algo atacar su oreja, haciendo que su cabeza se fuese un poco hacia el lado.
Arthur parpadeó un par de veces, registrando la voz en su cabeza "¿Ella?" Arthur sintió su sonrisa crecer en su rostro.
"¡Arthur!" el conocido rostro de Ella voló hacia su cara y abrazó su nariz. Arthur dejó escapar una risotada y Ella retrocedió un par de centímetros para poder ver a Arthur claramente.
"L-Lo siento…" Arthur se frotó la nuca "Debería haber sido obstinado pero…"
"Está bien" sonrió Ella "Porque creíste de nuevo y todavía estás vivo y…y te extrañé…"
"Estoy vivo…" murmuró Arthur "¿Qué significa eso?"
Ella se enderezó "Nada…" rápidamente voló hasta el reloj que descansaba en la mesa.
"Ella" Arthur la miró fijamente "¿Qué quieres decir con 'sigues vivo'?"
"Rompiste tu conexión con la magia" suspiró Ella y tocó el reloj con su pie "Tienes una conexión tan fuerte que casi te mató. Si no fuese porque Alfred te salvó. Lo que nadie más vio, sin embargo, fue que tu reloj se detuvo cuando admitiste que creías…"
"¿Se detuvo?" Arthur se movió para sentarse derecho, pero su visión se nubló y se mareó, así que se volvió a recostar "¿Q-Qué significa eso, si se detiene?"
"Si no fuese arreglado pronto, los otros relojes se detendrían" murmuró Ella "Eso es un signo de la muerte de los Reales. Cuando uno muere, todos los demás lo hacen. Así es como funciona porque el set de Reales tiene que estar conectado y tener química"
"Por eso es que la última Reina murió misteriosamente en el jardín…" murmuró Arthur "Porque murieron el Rey y el Jack…"
"Los relojes se reinician después de que todos los miembros de la realeza mueren" suspiró Ella "Ibas a saberlo eventualmente, así que pensé que deberías saberlo ya"
"¿Así que casi maté a Alfred porque dejé de creer en ti?" preguntó Arthur con voz temblorosa.
"Y Yao" murmuró Ella.
"Cierto" suspiró Arthur "El Jack…"
"Probablemente deberías ir a buscarles ahora" dijo Ella, volando de vuelta hacia Arthur "Están preocupados y Alfred no ha sido capaz de ver como estabas últimamente… Además," el humor de Ella mejoró repentinamente "¡Quiero ver la expresión de su cara cuando te vea de nuevo!"
"Bien, entonces, vamos a ir" suspiró Arthur.
"Bueno, no parece así" se burló Ella.
"¿Q-Qué quieres decir?" Arthur le miró e hizo una mueca cuando descubrió que tenía las mismas ropas con las que se lo habían llevado. Estaban arrugadas y había unos pocos agujeros en ellas "Maldita sea" Arthur rodó los ojos. Inmediatamente se movió hacia el vestidor e intentó encontrar algo.
"Probablemente deberías tomar un baño también" Ella alzó el vuelo y aterró en la parte superior de la cómoda.
Arthur dejó de mover las ropas y dejó escapar un profundo suspiro "No ahora…"
"¿Mmm?" Ella ladeó la cabeza "¿Qué te ocurrió que necesitas ser un caballero perfecto y estirado?" puso énfasis al pavonearse por ahí con su cabeza en alto y moviendo mucho los brazos.
"Ella" Arthur la miró fijamente hasta que se detuvo "Lo haré con el tiempo. ¿Es justo?"
"¿Esto es por el asilo?" preguntó Ella con tacto.
"Por favor, no preguntes" Arthur sacó una camisa al azar y un par de pantalones y se dio la vuelta.
"De acuerdo" dijo Ella "Solo esperaré fuera de la habitación para que te cambies y esas cosas"
Arthur se sacó la vieja camisa y suspiró. No había pensado en tomar un baño… La sola idea en su cabeza de ir bajo el agua le hacía temblar. Tuvo los ojos cerrados durante un segundo y se sentó.
Dios mío, ¿tenía miedo al agua?
