Autor Original: iiShuChan

ID: 2326898

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Arthur bajó el volumen de la televisión y se sentó en el sofá. Cruzó las piernas mientras esperaba a que se iniciara su vieja PlayStation. Justo a tiempo para que entrase Alfred.

"Oh, bien. Sabía que podía cronometrar esto bien" sonrió.

Alfred miró la televisión mientras el juego comenzaba y sonrió levemente. Sabía que había accedido a ver el juego. Y el hombre sentado frente a él en el sofá, sonriendo, le había asegurado todo el día que el juego no era tan aterrador como el título lo dejaba ver. Pero todavía no estaba seguro de esto.

Muy incierto.

"Entonces, no me estás engañando para que te vea jugar Ju-On, ¿verdad, amigo?" Alfred se sentó al lado de Arthur lentamente, pasando sus brazos por el respaldo del sofá.

"¿No viste pasar el logo de PlayStation? Si fue Wii, no habría puesto PlayStation"

De nuevo, más tranquilidad. Si fuera un juego de terror, de ninguna jodida manera no daría miedo. Titulaban juegos como ese para mostrarte que da miedo. Arthur era una persona extraña.

Comenzó el juego. Arthur explicó que estaba jugando la tercera entrega de Fatal Frame porque no había tenido tiempo de terminarla y estaba cerca del final. Una vez que entró en el juego, aparecieron números romanos en la parte inferior, explicando en qué capítulo estaba Arthur. Obviamente, lo había jugado lo suficiente como para haber llegado tan lejos. Alfred seguramente se habría rendido y lo habría dejado todo tirado, consola y todo, en su armario, encadenando la puerta para cerrarla.

Según la explicación de Arthur, estaba cerca de la parte donde su personaje jugable, conocido como Kei, tenía que reunir las estacas para sellar a la 'sacerdotisa' y enviarla de vuelta a su 'sueño eterno'. Menos mal que Alfred era el mejor amigo de su compañero de secundaria, Kiku, o Arthur le habría perdido hace horas.

Alfred se hundió más en el sofá, como refugio temporal. No había sucedido nada mientras Arthur corría por ahí, recolectando una extraña medicina herbal para su personaje, por lo que estaba haciendo que Alfred bajara la guardia. Mucho.

Arthur obligó a Kei a atravesar una puerta cuadrada muy pequeña. Caminó hasta un altar en la pequeña habitación y resolvió el rompecabezas para abrir una caja, recibiendo la estaca. Alfred notó por el rabillo del ojo que Arthur sonreía y no había salido del dialogo que apareció en la televisión.

"Esto será bueno…" lo escuchó murmurar.

Alfred estaba a punto de preguntar qué, pero Arthur cerró la caja y se dirigió a la puerta. La puerta hizo un sonido de bloqueo y apareció otra cajita de diálogo.

'La puerta está sellada. Se siente como si alguien la estuviera manteniendo cerrada'.

Un espeluznante tintineo comenzó a sonar en los altavoces del televisor. Alfred tragó saliva e intentó hundirse más en el sofá. Arthur encamino al pobre hombre del juego hasta el centro de la habitación y acercó la cámara. En cuanto entró, una pequeña niña vestida de sacerdotisa voló hacia él. Alfred saltó hacia atrás, haciendo que el sofá rebotara ligeramente.

La música se había vuelto más fuerte cuanto más luchaba Arthur contra la cosa. Las únicas palabras que Alfred pudo distinguir de la música fueron las cosas más espeluznantes que jamás había escuchado, y sabía que nunca dormiría esa noche.

"¿Asustado?" Arthur detuvo el juego y miró a su 'amigo'. ¿Podría llamarlo así?

"N-Nope. ¡Para nada, tío! Es solo que este sofá es… ¡realmente cómodo! Eso es todo" tragó saliva Alfred.

"Claro. Está bien, 'héroe', pruébalo" antes de que pudiese negarse, el mando fue empujado contra su pecho.

Bajó la mirada hacia este. No es que Alfred nunca haya jugado. Nunca jugaba juegos como este. Nunca. Lo evitaba tanto como podía e incluso rechazaba las invitaciones de Kiku a su casa cuando sabía qué tipo de juegos había alquilado el hombre para la noche.

"Y si me matas, te mataré, literalmente, amigo" suspiró Arthur, estirándose un poco.

Alfred realmente había ganado la pelea. De hecho, había terminado bastantes, para Arthur. Juntos, tanto él como Arthur, habían terminado el capítulo y habían pasado al siguiente.

Alfred entró en la cocina donde Arthur se estaba preparando un té. El rubio se sentó en la mesa y lo miró. Con su uniforme, parecía más fuerte (delgado o no) que en pijama. Arthur en realidad tenía algunas curvas agradables, aunque Alfred nunca lo diría en voz alta. Y su pelo era muy esponjoso, el color rubio parecía dorado bajo la tenue luz de la cocina.

Mientras Alfred reflexionaba para sí mismo y miraba a Arthur de arriba abajo, Arthur se giró para decirle algo. Solo para quedarse congelado cuando notó la forma en que dicho hombre lo estaba mirando.

"Bueno, eres más acosador de lo que había pensado originalmente" se cruzó de brazos.

"¿Hacer qué?" Alfred miró hacia arriba y se sonrojó un poco "Oh, jeje, lo siento. Solo…mmm… bueno. Eh, qué narices. Eres bastante lindo. Eso es todo"

Esta vez, Arthur se sonrojó "Mierda. No digas esas cosas si no las dices en serio"

Vio como el hombre bajo se giraba "¿Cómo es… que quieres decir con eso?"

"Es una mierda porque no es verdad" Arthur se había vuelto para verter el agua caliente en la taza con la bolsita de té.

"Amigo, anímate, no es como si estuviera confesándote mi 'amor eterno' por ti. Dios" Alfred se levantó, riendo.

Arthur miró su espalda cuando pasó junto a él para dirigirse hacia las escaleras. Escuchó el rumor mientras el hombre caminaba hacia la habitación de invitados que Arthur le dijo. El hombre dejo escapar un suspiro, apoyado en la encimera.

¿Cómo pudo tomar las palabas de ese chico como verdad? Apenas tenía más de veintitrés años y seguramente ni siquiera estaba seguro de por qué decía esas cosas. Especialmente a un oficial de policía. El mismo policía que lo encerró durante una noche.

Se pasó una mano por el pelo y suspiró para sí mismo, recogiendo su taza de té. El mejor enfoque para esta situación en este momento era irse a la cama y olvidar que ocurrió siquiera. De todos modos, tenía trabajo por la mañana.