Autor Original: iiShuChan

ID: 2326898

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Golpes. Muchos golpes. ¿Por qué había golpes en su casa? Vivía solo, nadie debería estar dando golpes en absoluto. A menos que, por supuesto, no contases al fantasma que vivía con él. Espera, ¿fantasma? Eso fue un sueño.

"Alfred…" dijo Arthur desde debajo de su almohada. El hombre había estado 'compartiendo piso' con él durante una semana. Arthur aún no lo había visto ir a ninguna reunión para ese llamado 'viaje de negocios' suyo.

El hombre más bajo se estiró un poco en la cama antes de sentarse y balancear sus piernas sobre el otro lado. Sería una buena idea ir a ver qué daño ha hecho el hombre antes de quedarse sin casa.

Bostezando, atravesó la puerta de su dormitorio, que por alguna razón estaba abierta, y bajó las escaleras. Miró el reloj en la pared de la sala de estar y notó que era casi mediodía. Suspiró, los golpes no paraban. Empezaban a provocarle dolor de cabeza.

"Alfred, ¡¿qué narices estás haciendo?!"

"¡Aquí!" gritó desde la cocina.

Arthur siguió su voz y se apoyó contra el marco de la puerta del porche trasero. Se cruzó de brazos, mirando al hombre que estaba atornillando algo en la pared, cerca de la puerta "Por dios, ¿qué estás haciendo?"

"Arreglando la luz" parpadeó Alfred.

"Obviamente" rodó sus orbes verdes "¿Por qué?"

"¿Porque no puedes ver de noche?" Alfred arqueó una ceja con confusión.

"No es necesario si nadie viene aquí, Alfred"

Alfred rio nerviosamente "Olvidé decírtelo. Mm, le dije a mi jefe que vivía contigo y quiere tener una reunión aquí"

"¡¿Qué tú QUÉ?! ¡No voy a dejar entrar a un montón de hombres engreídos vestidos de traje para que tengan una reunión de negocios en mi porche trasero! ¡Olvídalo!" se giró para regresar a su casa. Su dolor de cabeza, de repente, empeoró.

"¡Aww, vamos amigo! ¡No son tan malos!" Alfred lo siguió, dando la cara por su jefe y compañeros de negocios.

"¡Dije que no!" se sacudió el revuelto cabello cuando miró a Alfred.

"Artie, por favor. ¡Esta es la única gran oportunidad que tendré! ¡Necesito esto!"

Arthur lo miró. Esos ojos azules se llenaron de esperanza. Esperaba que Arthur se rindiese y le dijese que sí. Pero tendría que haber reglas básicas antes de que dejara entrar a un grupo de hombres en su casa.

"Bien" detuvo a Alfred en mitad del abrazo y terminó "Pero hay reglas"

"Está bien, dispara"

"Nada de beber. O de fumar. Sin discusiones ruidosas, después de todo vivo en un vecindario bastante silencioso y no puedo permitirme el lujo de ser desalojado debido a un grupo de hombres de negocios alborotadores y borrachos. Las únicas habitaciones en las que pueden estar son el baño, la sala de esta y la cocina. Nadie debe subir. No quiero que me roben nada"

"Pero son hombres de negocios, ¿por qué –"

"Dijiste que no te pagan lo suficiente"

"Buen punto"

"Así que, a menos que rompan esas reglas, adelante"

"¡Gracias!" abrazó fuerte a Arthur, levantándolo ligeramente del suelo.

"Sí, está bien, lo que sea" Arthur se apartó de él, aterrizando de pie en el suelo "Entonces, ¿cuándo es?"

"Esta noche"

"Lo supuse…"

"Oh, y una cosa más" Alfred se aclaró la garganta.

Excelente. ¿Qué más podría haberles dicho Alfred?

"¿Qué?"

"Les dije que hemos estado saliendo durante algunos años y que esa era la razón por la que vivía contigo"

Arthur se sentó en la sala de estar en su sofá, mirando la pantalla de televisión en blanco, deseando por dios que fuese Alfred para que la mirada fulminante no fuera tan inútil como lo era ahora. ¡¿Cómo se atrevía a decirle a un grupo de hombres que Arthur no conocía que estaban saliendo?! ¡Era tan irresponsable que no tenía gracia! Obviamente, asumieron que era a larga distancia, ya que Alfred representaba a la sucursal estadounidense de la empresa. Y, si es posible, Alfred seguramente pensaba que contárselo a ellos haría que se ganase el favor del jefe, con eso de decir que estaba saliendo con alguien que también era de Reino Unido.

"¿Estás listo?" Alfred asomó la cabeza a la sala de esta y le sonrió a su 'novio'.

"Tan listo como podría estarlo" dijo Arthur con una sonrisa sarcástica "cariño"

"Oh, jaja, deja de ser sarcástico o esto nunca funcionará" suspiró el rubio más alto, arreglando su corbata.

"¿Quién dice que lo hará con o sin ser sarcástico?"

Alfred lo fulminó un poco y miró por la ventana para ver cuándo iba a llegar el primer coche. Obviamente estaba nervioso. Les mintió a todos y sabía que existía la abrumadora posibilidad de que algo saliera mal y se enteraran. Entonces, Alfred seguramente sería degradado o, peor aún, despedido. Así que Arthur tendría que dejarlo vivir con él durante el resto de sus vidas o usar su dinero para mandar su trasero de regreso a Estados Unidos, a donde pertenecía.

"¿No tendría más sentido si yo abriera la puerta? Después de todo, es mi casa" suspiró Arthur.

"Bueno, sí, supongo. Pero, amigo, ¡tienes que ser extremadamente amable! ¡Cómo, demasiado feliz y amigable! ¿De acuerdo?" suplicó Alfred mientras Arthur se dirigía a la ventana junto a la puerta.

"No dejarte con el culo al aire, entendido" Arthur le indicó que se fuera, apoyándose contra la pared cerca de la ventana. Empujó la cortina hacia un lado para mirar afuera, buscando cualquier señal de visitantes.

Alfred suspiró y se dejó caer en el sofá de dos plazas. Claramente él mismo estaba preocupado. Después de todo, mintió.

"Mira, cuanto más lo pienses, más difícil será" Arthur lo miró "Si quieres esta promoción tanto como dices, deja de preocuparte por ella. Dije que te seguiría el rollo con eso"

"Lo sé, pero mi jefe puede oler mentiras desde kilómetros de distancia. Solo me preocupa que nuestra actuación no sea lo suficientemente bueno" se paso las manos por su cabello dorado.

"Estudié teatro en la secundaria, creo que mi actuación será bastante buena" anunció el hombre más bajo, poniendo su atención de nuevo en la ventana.

"¿Teatro?"

"Sí, ¿es eso algo malo?"

"No, es solo que… los raritos son los que hacen teatro, tío" dijo Alfred, riendo.

"Entonces, ¿por qué tú no lo hiciste?"

Arthur le sonrió al ahora silencioso Alfred. ¡El primer punto es para Arthur! De repente, alguien llamó a la puerta, sacando a ambos hombres de sus pensamientos.

Simplemente genial.

Alfred se levantó de un salto, se acercó al espejo y se arregló el pelo lo mejor que pudo. Arthur solo puso los ojos en blanco y abrió la puerta, sonriendo alegremente al hombre frente a él. Vestía un traje gris y tenía el pelo rubio peinado hacia atrás. Miró a Arthur con una pequeña sonrisa.

"Está aquí por negocios con Alfred, ¿verdad?" el hombre solo asintió con la cabeza "Bien, bueno, puedes intentar mantener una conversación con él, pero está bastante nervioso, así que" Arthur se hizo a un lado para que el hombre entrara. Se apoyó en la puerta mientras el tipo miraba alrededor de la sala.

"Buen, Alfred. Tu novio realmente tiene" hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas "un gusto extraño en la decoración"

Alfred se rio a carcajadas, frotándose la nuca "¡Sí! ¡Sigo diciéndole que deberíamos pintar para quitar este azul!"

Arthur lo fulminó con la mirada. ¡Estúpida risa desagradable!

Otro hombre se asomó por la puerta abierta, sonriendo a los tres hombres de adentro "Bueno, parece que no llego tan tarde como pensaba"

Este hombre tenía acento español, obviamente sobresaliendo del alemán que tenía el otro. Arthur sonrió y lo invitó a pasar. De todos modos, ¿qué tan grande era este negocio?

"Bueno, amigo, veo que estás viviendo la buena vida aquí" anunció, mirando a su alrededor "Muy elegante"

"Sí, gracias, Antonio" tragó saliva Alfred.

Claramente, el jefe aún no había llegado. Arthur se acercó a la puerta y colocó una cuña de madera debajo. Mejor mantenerla abierta que quedarse ahí toda la noche. Se sentó en la silla más cercana a la puerta y cruzó las piernas. Esta noche iba a ser la más larga de la historia.

"Entonces, ¿quién es tu novio, amigo? ¡No nos has presentado!" dijo el hombre ahora conocido como Antonio, señalando en dirección a Arthur.

"Oh, ese es solo Arthur"

"¿Solo Arthur?" dijo inexpresivamente Arthur, mirando al hombre.

"¡Quiero decir! ¡Es mi hermoso novio Arthur!" la amplia sonrisa de Alfred amenazaba con agrandarse cuando se corrigió.

"Parece que alguien estará durmiendo en el sofá esta noche" dijo el alemán, cruzando los brazos.

Después de una hora de presentaciones, todos los que representaban a alguna parte del mundo estaban aquí. Todos se sentaron alrededor de la mesa del patio en el porche trasero, discutiendo cómo contrarrestar una organización de imitación que acababa de aparecer. Mientras miraba, Arthur notó que Alfred se mantuvo en silencio durante la mayor parte de esta. Lo cual era inusual.

Arthur suspiró para sí mismo. No podía soportar ver sin hablar a Alfred un minuto más. Estaba tan hablador antes de que llegara su jefe. Riendo y bromeando con todos los demás. Ahora que el gran hombre estaba aquí, Alfred no diría una palabra.

El rubio bajito removió su té mientras escuchaba la conversación más lejos de la mesa de la cocina. Por supuesto, tener ideas extrañas y dejar que todos los que conoces las rechacen tampoco aumentaría tu autoestima.

Así que Arthur tendría que hacer que Alfred hablara. Esa era la única forma en que podía ver que esto sucediese. Todos trataban a Arthur con tanto respeto, sabiendo que él y Alfred estaban 'saliendo'. Entonces, tendrían que escucharlo, ¿verdad?

Alfred apareció en la puerta y Arthur saltó, mirándolo "¿Está todo bien?"

"Sí, solo necesitamos más té. Mi jefe lo bebe más rápido que el whisky, y eso ya es decir"

El rubio más bajo asintió. Entonces tendría que usar esto a su favor. Incluso si odiaba hace de 'ama de casa'.

Mientras más hablaban sobre qué hacer, Arthur caminó hacia el asiento de Alfred, colocando la bandeja con las tazas de té frente a él. Habían establecido un sistema después de que Alfred entrase la primera vez y se las entregase individualmente a todos. Colocó la bandeja frente a Alfred, quien luego se la pasaba a la persona sentada a su lado. La bandeja eventualmente regresaba al final de la mesa para que Arthur pudiese cogerla y regresar al interior.

Solo que esta vez iba a hablar. Siempre había una pausa cuando la bandeja llegaba al jefe de Alfred. Como si estuvieran esperando su aprobación.

Arthur se cruzó de brazos mientras todos guardaban silencio en el momento en que el hombre, al final de la mesa, puso su mano en la bandeja "Entonces, todavía no he escuchado lo que Alfred tiene que decir sobre vuestro problema"

Todos lo miraron fijamente, Arthur solo les dedicó a todos una brillante sonrisa en respuesta "Solo me estoy asegurando de que mi novio hago lo suyo, es todo"

"¡Oh, por supuesto!" el hombre le devolvió la sonrisa a Arthur "Entonces, Alfred, ¿tienes alguna idea?"

Arthur miró fijamente a Alfred, el cual se aclaró la garganta. Pronunció las palabas 'de nada' antes de volver adentro mientras Alfred comenzaba a explicar su idea. Evidentemente, el pobre se había estado conteniendo toda la noche. Hablaba tan rápido que Arthur se sorprendería si alguien entendiera una palara de lo que había dicho.

Arthur suspiró y miró el reloj sobre la estufa. Eran casi las diez de la noche y la reunión aún no había terminado. Ahora estaban empezando a contar chistes y claramente la reunión había terminado. Solo estaban hablando. Arthur estaba tan cansado ahora que apenas podía mantener los ojos abiertos. Lo tuvieron yendo de un lado a otro todo el día, yendo a por bebidas y comida y más bebidas.

Una mano cayó suavemente sobre el hombro de Arthur, lo que hizo que saltara y abriera los ojos de golpe "¿Ya estás cansado?"

"Oh, solo eres tú" los ojos de Arthur se posaron en el rostro sonriente de Alfred.

Alfred se rio, frotando en círculos el hombro de Arthur "Ya casi terminamos, ¿de acuerdo?"

Arthur asintió mientras los hombres entraban, uno por uno, el jefe se detuvo frente a los dos rubios, sonriendo.

"Bueno, Jones, puedo decir sinceramente que esta reunión ha sido la mejor que has organizado" Alfred sonrió "Y tu novio es todo un anfitrión" Arthur miró a la mesa.

"Gracias, señor" Alfred se frotó la nuca "aunque seguramente debería llevar a Arthur a la cama. Está un poco cansado"

"Ya veo, bueno, id entonces" el hombre se hizo a un lado, con una brillante sonrisa plasmada en su rostro.

Arthur podía sentir a Alfred tensarse un poco. Claramente, esta era una de esas cosas de las que Alfred estaba hablando con 'puedo oler algo raro, así que demuéstramelo'. Sería mejor que siguiesen con ello mientras pudiesen.

Empujó a Alfred hacia atrás unos pasos y se puso en pie, con la mano sobre el hombro de Alfred. Arthur puso la sonrisa más bonita y brillante que pudo esbozar y miró a Alfred "Seguramente deberías llevarme"

Su sonrisa se convirtió en una mueca cuando el rostro de Alfred se tornó de un lindo tono rosa. Pero, no obstante, cargó a Arthur. Llevó al más pequeño a las escaleras, ganándose unos abucheos por ello todo el tiempo. Arthur no pudo evitar reírse para sí mismo. Sabía que esta iba a ser la mejor forma de venganza y Alfred nunca mentiría y le diría de nuevo a otra persona que estaban saliendo.

Alfred sentó a Arthur en su cama y retrocedió, sin ruborizarse. Arthur miró al hombre y se cruzó de brazos "Seguramente deberías acompañarles a la salida antes de que cojan algo de valor"

"Sí, lo sé" Alfred se dirigió a la puerta y se giró para mirar a Alfred de nuevo "Por cierto, amigo, gracias"

"¿Por qué?"

"Por lo de esta noche. Ha sido la primera vez que he conseguido decirles mis ideas"

"Oh, por eso. No fue nada, no te preocupes" Arthur hizo un gesto para quitarle importancia.

"Tío, quizás no fuese nada para ti, pero lo fue todo para mí" Alfred miró a Arthur a los ojos. Esta vez, fue el turno de Arthur de sonrojarse "Bueno, ¡buenas noches!"

Arthur observó al hombre marcharse. Escuchó el crujido de las escaleras detenerse lentamente al llegar a la puerta de enfrente.

Esa noche había sido verdaderamente agitada.