Autor Original: iiShuChan

ID: 2326898

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"¿Quizás 'te gusto un poco'? ¿O te gusto?"

Los ojos azules miraron los esmeraldas mientras los dos hombres se sentaban en silencio en la cocina. Alfred se aclaró la garganta antes de preparar sus platos y sentarse junto a Arthur. ¿Cómo podía explicar sus sentimientos sin parecer un colegial obsesionado? O un acosador, que era el término que usó Arthur.

"¡Tío, no hagas esto más difícil de lo que ya es!" gruñó el americano.

Arthur ladeó la cabeza "Solo intento entender lo que estás diciendo, Alfred"

El rubio más alto tragó saliva. No perdía nada "Está bien, no sé si fue por estar borracho o qué, pero me gustaste desde que nos conocimos. Esa es la razón por la que te seguí a casa y mentí sobre… que mi jefe no me pagaba el h-hotel…"

Arthur miró a Alfred en silencio durante un rato. Si había escuchado bien, Alfred acababa de admitir haber mentido sobre sus razones para estar aquí. Claro, Arthur no aceptaría la propuesta de amor de inmediato, ¡pero era mejor que mentir! ¡Y no lo habría rechazado si ya hubiera llegado hasta allí con Arthur!

"¡Eres un idiota!" se puso de pie "¡Cómo te atreves a mentirme!"

"¡Bueno, no es como si pudiese salir y decírtelo! ¡Estabas siendo un completo capullo, hombre!"

"¡Porque nuestro primer encuentro fue contigo siendo un bastardo borracho! ¡¿Por qué iba a ser amable contigo después de eso?! ¡Simplemente demostró lo grosero que puedes ser!"

Alfred lo fulminó con la mirada "¡No soy grosero! ¡He arreglado casi todo en esta maldita casa porque no tienes tiempo para hacerlo tú mismo! He cocinado para ti porque no tienes talento en ello y ni loco me voy a comer tu basura otro día, ¡y también he lavado la ropa algunas veces!"

"¡¿A quién demonios le importa la ropa sucia?! ¡De todos modos, era toda tu ropa!" gritó Arthur "¡Y no te atrevas a insultar mi manera de cocinar! ¡Está bastante bien como está!"

"¡Sí, si llamas comida a esas cenizas radiactivas!"

"¡Eres tan egocéntrico que crees que el mundo gira a tu alrededor y eres el mejor en todo! ¡¿Qué cojones importa que puedas cocinar y hacer las tareas del hogar?! ¡Bien por ti, amigo! ¡Pero nada de eso compensar por mentirme! ¡Te he dicho antes lo mucho que odio las mentiras!" siseó Arthur.

Mientras el nervioso británico frente a él seguía divagando, Alfred se dio cuenta de lo estúpida que se había vuelto la pelea. Los puntos que ambos mencionaron y que pensaban que tenían sentido, realmente no tenían ninguno. Todo esto era inútil y seguramente era la forma en que Arthur evitaba el tema. Si Alfred recordaba bien, el hombre no había tenido mucho éxito en el amor.

Silenciosamente se puso en pie, Arthur se detuvo a mitad de la frase ante el movimiento. El estadounidense se movió para quedarse parado de pie frente al más bajo, mirándolo a los ojos nuevamente. Puso su mano sobre la cadera de Arthur, haciendo que el hombre se tensara un poco, pero no se movió. Alfred se inclinó y besó los labios de Arthur suavemente, sonriendo en el beso cuando los ojos de Arthur se cerraron. El más alto acercó al otro hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura mientras Arthur le rodeaba el cuello. Dios, había soñado con esto…

Arthur se apartó primero y lanzó una mirada furiosa al hombre que lo sostenía "Bésame así de nuevo y te arrestaré"

El día había transcurrido en silencio en su mayor parte. Después de la pelea y el beso, ninguno de los dos se dirigió la palabra. Casi hizo que Alfred se arrepintiera de haber dicho algo, para empezar. Si hubiera sabido que este sería el resultado, hubiese preferido seguir siendo amigos.

Miró al británico, que estaba leyendo en su silla. Debido al esguince de tobillo por lo de la valla de anoche mientras perseguía a los malhechores, Arthur tenía unos días de descanso antes de volver al trabajo. Aunque, seguramente volvería mañana de todas maneras…

"Mira" finalmente habló Alfred "Lo siento, ¿vale? N pensé que lo tomarías de esa manera. Es solo –"

"Alfred, para. No eres tú, soy yo. No estoy acostumbrado a que la gente me diga cosa como… eso. ¿De acuerdo? Deja de disculparte todo el tiempo"

Dicho americano suspiró. ¿Su relación llegaría alguna vez a ser algo más de lo que era ahora? En las películas, una vez que el hombre que estaba profundamente enamorado de la chica expresaba sus sentimientos, se casaban, tenían hijos, y vivían felices para siempre. ¿Por qué no funcionó? Funcionó para todos los demás. ¿Alfred lo hizo mal?

"¿Alfred?"

"¿Sí…?"

"¿Cómo narices pudiste enamorarte de alguien como yo?"

Extraña pregunta. Pero tendría que responder. Se sentiría como un idiota si no lo hiciera.

"No sé. Estabas realmente lindo con ese uniforme de oficial esa noche. Simplemente sucedió así" se encogió de hombros.

Arthur se sonrojó un poco, pero mantuvo la mirada fija por encima de Alfred. Tenía que admitir que el estadounidense sabía cómo llevar un traje de negocios…

"Ya veo"

"Pero, chico, tu actitud me desconcertó un poco. Quiero decir, fuiste más amable conmigo que con Francis, pero aún así" se rio Alfred.

"Eso es porque he tenido que lidiar con él antes. Me molesta muchísimo y siempre se emborracha en mis turnos de noche"

El americano gruñó un poco. Entonces, Francis era una amenaza, ¿verdad? "¿Lo hace? Eh. Bueno, pensé que tu actitud era sexy, de todas maneras"

Se sentaron en un cómodo silencio durante un rato. Ninguno de los dos hombres hizo ningún movimiento. El único sonido provenía del televisor que Alfred había encendido una vez que se había sentado en el sofá. Arthur estaba jugando ligeramente con una página del libro que estaba leyendo, pensando para sí mismo. Los dos se quedaron así durante algún tiempo antes de que Arthur hablara.

"No puedo ir a Estados Unidos contigo, Alfred"

"¿Por qué no?"

"Mi trabajo está aquí. Esta es mi casa. No te pediría que te fueras de Estados Unidos por mí"

Tenía razón. Parecía algún tipo de crueldad el pedirle eso a alguien. Especialmente en tan poco tiempo. Alfred suspiró.

"Podría conseguir que me transfiriesen en el trabajo, ¿sabes?" Alfred sonrió "¡No es como si mi familia me fuese a extrañar y mi hermano no viviese en otro país!"

"Alfred…"

"¡Vamos, ya hemos vividos juntos durante casi dos semanas! ¡Estaría bien!"

"Por favor, escúchame" suplicó Arthur "no puedo dejar que hagas eso. Quieres un aumento, no que te transfieran. De todos modos, no puedes irte de la ciudad si tienes deudas"

Eso también era cierto. Maldita sea, ¿por qué Alfred tenía que volver a casa al final de la semana? ¡Esperaba que al menos el británico lo acompañara!

"¿Qué pasa si pago todo? ¿Y entonces consigo la transferencia? ¿Podríamos intentarlo entonces?" casi suplicó Alfred.

El británico suspiró pero sonrió al hombre sentado en el sofá frente a él "Bien"