Saludos queridos lectores!
Voy bastante atrasada con los temas pero aún sigo trabajando para intentar subir todas las historias posibles dentro del mes n.n
Día 10 Brujas Junio 2021
No tengo nada más que decir, más allá de recordarles que la historia puede tener algunas inconsistencias y que las arreglaré cuando acabe el mes, sin embargo, me esfuerzo para que sean las mínimas.
Los dejo con el siguiente capítulo n.n
Sasuke la siguió con la mirada manteniendo su distancia y aún así notaba que ella se veía pálida. Cuando estuvo a punto de repetir su pregunta, ella se volteó hacia él y exclamó.
—¡A una bruja!
—¿Qué bruja?
—La única forma en que un vampiro o cualquier otro ser no deseado por la barrera entre sin ser detectado, es que ese ser tenga un trato con una bruja.
—¿Mi hermano hizo un trato con una bruja?
—Es la única forma de explicar el por qué atravesó la barrera. Tuvo que haberse convertido fuera y la barrera no lo detectó porque su alma está en resonancia con el de una bruja —se dejó caer en el piso— Las brujas que hacen eso, lo hacen por ambición. Debe querer algo en estas tierras y yo no puedo defenderlas porque ni siquiera he terminado el entrenamiento.
—Si lo que quiere son las tierras, no puede tenerlas sin el título concedido por la corona. No tiene sentido que mi hermano matara a la familia porque él iba a heredarlas. Mi padre estaba dispuesto a cedérselas en vida si él se las pedía.
—¡Esto no es por las tierras! Si una bruja fue capaz de hacer un pacto con un vampiro, es porque aquí hay algo que puede darle más poder a la bruja y al vampiro —corrigió Karin para luego debatirse mentalmente si debía decirle la verdad al chico.
—Sabes qué buscan ¿Verdad? —preguntó molesto, no porque ella no le dijera, sino porque le enfurecía pensar que su hermano había asesinado a toda su familia por poder.
—Se dice que en la época de los dioses, una de las diosas lloró por su amor perdido. La tierra absorbió las lágrimas y se dice que dentro, se convirtieron en joyas que podían darle el poder de los dioses a quien tuviera las joyas. Los dioses mandaron buscar todas esas joyas para evitar que se desatará el caos, pero no lograron recuperar todas —contaba Karin— Originalmente, mi familia vino a estas tierras porque aquí hay una de esas joyas y nuestro deber es evitar que alguien la use para desequilibrar el mundo y como parte de esa misión, también debíamos cuidar a los humanos de la maldición Uchiha.
—¡Entonces tú la tienes o sabes dónde está! ¡Debes darme la joya! ¡No voy a permitir que mi hermano la tenga!
—No la tengo y no sé dónde está y aunque la tuviera, no puedo dártela.
—¿Prefieres que la tengan mi hermano y esa bruja?
—No pero…
—Tienes que ayudarme a buscarla... —ordenó el Uchiha y Karin le tiró ceniza en la cara para hacerlo callar.
—¿Sabes por qué mi familia jamás ha buscado la joya? Es porque tener tanto poder puede corromper a cualquiera, por eso hemos evitado buscarla mientras la protegemos —él la miraba enfadado con la cara sucia— Si la tomas, podrías cambiar por completo tu personalidad. Sólo alguien con el espíritu equilibrado podría tocar la joya sin dejarse influir por su poder.
—¿Qué vas a hacer entonces? Se supone que eres la guardiana y no sólo dejaste entrar un vampiro en la propiedad, sino que está buscando esa joya.
—¡No sé! ¡No tengo el poder para hacer las cosas como haría mi familia! —exclamó ella con frustración.
Sasuke miró a la chica que realmente se veía derrotada y no parecía que pudiera enfrentarse al peligro que ella le describía. Sin embargo, él estaba furioso con su hermano y no iba a permitir que se saliera con la suya. No importaba si él conocía poco ese mundo sobrenatural, ya encontraría la manera.
—Voy a convertirme —afirmó el chico de repente y ella levantó el rostro para mirarlo.
—No tomes esta decisión sólo por lo que te acabo de decir, yo tengo que buscar una forma para evitar que se apoderen de la joya, es mi trabajo.
—No me importa que sea o no tu trabajo, mi hermano está involucrado en esto y tiene que pagar lo que le hizo a nuestra familia.
—De nada sirve que te conviertas para enfrentarlo. No eres rival para él.
—¡¿Por qué dices eso?! —preguntó furioso— Puedo hacer las cosas igual o mejor que mi hermano.
—No podrás hasta que no domines la ansiedad una vez que te conviertas —señaló la pelirroja— Además, un vampiro con un pacto es más fuerte que uno recién transformado.
—Lo tengo que intentar —comentó el chico decidido a irse a buscar una víctima, porque no quería arriesgarse con la chica.
—¡Espera! ¿Dónde vas?
—Iré a completar la transformación —contestó sin detenerse, pero ella lo alcanzó a sostener del brazo antes de que saliera de la casa.
—Si haces eso...
—Debo hacerlo lo antes posible para empezar a practicar mi control.
—Lo entiendo, pero aún es de día. Si bebes sangre, morirás enseguida. Tendrías que hacer esto en una cueva o una casa donde entre poca luz de sol —señaló Karin— Por la hora, va a ser difícil que encuentres a alguien en su casa, especialmente tras el incendio.
—Será fácil ordenarle a alguien que entre a algún sitio cuando me reconozcan —dijo queriendo salir de la casa pero la chica se puso en su camino.
—Si haces eso, alguien podría verte y descubrirán que te convertiste. Serás vulnerable en el día —insistió Karin— Además, te acercarás a muchas personas y será más fácil que pierdas el control después de que pruebes la sangre.
—De igual forma se enterarán si no puedo controlarme.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? ¿Al menos eres consciente de lo que significa convertirte?
—No importa, si puedo detener a mi hermano…
—Vas a vagar por la tierra bebiendo sangre humana hasta que tú mismo te aburras y salgas al sol o hasta que algún humano o bruja te mate —le decía inquieta— Verás a todos a tu alrededor morir y te consumirá la soledad. Si alguna vez conviertes a alguien, no lo tolerarás porque verás que la eternidad te cambia.
—Dijiste que tú trabajo es evitar que mi familia se convierta, así que tus palabras no van a asustarme, sé lo que quiero hacer y si te pones en mi camino...
—¡Estoy hablando enserio! No es sólo un discurso para que desistas —ella insistía— ¡Si hiciera mi trabajo contigo, te habría inmovilizado bajo el sol cuando te encontré!
—¿Puedes hacer eso? —preguntó confundido, porque si ella podía hacerlo, no tenía sentido que sólo se mantuviera lejos para protegerse, sino que entonces no tenía sentido que ella le hubiese dado a elegir.
—Es el primer hechizo que se enseña en mi familia para mantenernos a salvo. Aunque no haya acabado mi entrenamiento, es algo que puedo hacer con facilidad.
—¿Y por qué no lo hiciste?
—Yo… —bajó la mirada avergonzada de haber fallado a su familia, pero también por el motivo por el que no había hecho las cosas como se suponía que tenía que hacerlas.
—No importa. Si vas a detenerme, hazlo ahora, porque yo no voy a cambiar de opinión —dijo el azabache cuando ella permaneció muda y la hizo a un lado para poder salir.
Cuando Sasuke salió al sol, comenzó a sentir el ardor en la piel, pero antes de poder llegar a la primera sombra más cercana, sintió la mano de la chica tomarlo por la camisa, para luego halarlo dentro de la casa.
—Te ayudo.
—¿Cómo vas a ayudarme? Dijiste que nadie viene aquí por miedo —señaló el chico pensando que ella se refería a traerle una víctima.
—No puedo traer a nadie, pero puedes beber de mi —contestó con la mirada baja— Si muero en tus manos, no podrás salir de aquí a dañar a nadie hasta que anochezca —explicaba— Tendrás varias horas para tratar de controlarte antes de que se meta el sol.
—Si no tienes magia para detenerme en caso de que me descontrole, estarías arriesgando tu vida —señaló el chico confundido por el ofrecimiento, pues ella habría podido usar el hechizo para detenerla cuando salió bajo el sol.
—Lo sé. Pero te dije que te ayudaría ¿recuerdas? No estaba mintiendo —contestó no queriendo profundizar en el tema— Si lo hacemos de esta forma, tendrás más posibilidades de éxito que si lo haces como planeas.
—¿Puedes detenerme? —se animó a preguntar, porque no creía que ella fuera a arriesgar así su vida. Además, si ella tenía una forma de detenerlo, ella podría ayudar si no lograba controlarse frente a la gente.
—Cuando bebas mi sangre, me iré debilitando y como aprendiz, no tengo suficiente magia —contestó con honestidad— Si fuera una bruja completa podría detenerte aunque bebieras de mi.
—Entonces busquemos otro individuo y detenme si enloquezco.
—Ya te lo dije, no tengo suficiente magia. Sólo podría detenerte un par de veces antes de quedarme sin poder —insistió Karin— Por eso es mejor que te quedes atrapado en la casa si te conviertes.
Sasuke quedó mudo con la sugerencia de la chica. Ella realmente estaba dispuesta a arriesgar su vida para convertirlo a pesar de que su tarea era la de detenerlo y él no podía entender por qué. Quizá en el pasado él la había salvado y podría decirse que habían empezado a entablar una amistad, pero ésta no floreció ni perduró porque habían sido separados, no sólo porque ella y su madre fueron desterradas a las orillas del Ducado, sino que sus padres le habían advertido al chico que no querían verlo interactuando con ella y su madre. Entonces ¿por qué ella quería arriesgarse?
—¿Qué hay con tu deber? ¿No se supone que debas cuidar que nadie obtenga la joya?
—Tu quieres evitar que encuentren la joya, si doy mi sangre para darte poder, sería como ayudar a cumplir mi tarea —contestó después de unos momentos de silencio, por lo que el Uchiha se dio cuenta que aquellas palabras sólo las había dicho para contestarle algo.
—¿No hay más familia tuya que pueda detenerme? —preguntó esperando que la respuesta fuera sí a pesar de que recordaba que de niños, él le había dicho que de su familia, en ese entonces, sólo quedaban ella y su madre. Ahora podía comprender un poco más el cómo ella se sentía.
—Soy la única que queda de mi familia —contestó ella mirándolo con tristeza, le dolía que él no lo recordara.
—¿Quién seguirá cuidando de la joya si tú no estás? —preguntó acusadoramente.
—Prométeme que convertido, evitarás que alguien encuentre la joya —pidió Karin después de buscar una excusa que lo convenciera, el problema era que ella había tardado bastante en responder, así que el Uchiha notó que ella no estaba siendo sincera— Ese sería mi pago por ayudarte.
—Me estás pidiendo una tarea tan importante aún sin saber si puedes confiar en que cumpliré mi parte —señaló el Uchiha para hacerle saber que se daba cuenta que mentía— Quiero saber por qué estás dispuesta a arriesgar tu vida y dejarme una tarea tan importante.
Karin no sabía qué más decirle para tratar de convencerlo y no quería que él se fuera por su propia cuenta, así que decidió sincerarse un poco.
—Tu salvaste mi vida y yo no he podido hacer nada para devolverte el favor. Estoy en deuda contigo y si doy mi vida para que obtengas una nueva, lo haré —contestó sonrojada.
—No te salvé para que me debieras algo ni para que te sacrificaras por mi.
—Lo sé, pero es algo que yo quiero hacer.
Sasuke la miró, se veía bastante decidida y por primera vez sentía que la respuesta a la pregunta del por qué hacía todo eso por él era sincera. Él sabía de honor, algo bastante marcado en las enseñanzas de su familia, así que podía entender el deseo de la chica por saldar su cuenta y ahora entendía por qué ella no pudo sólo dejarlo bajo el sol como su deber dictaba. Empero, pensar en ponerla en riesgo seguía siendo algo que no quería hacer.
—¿Estás segura? Puedes ayudarme sin poner en riesgo tu vida.
—No. Ya te dije que no puedo traerte a nadie, aún si uso un hechizo para que venga, el resto de la gente podría seguirlo hasta aquí y acercarte tú al pueblo, te pone en riesgo. —ella se acercó a él y sacó un pañuelo para limpiarle la cara al chico que estaba pensativo— Yo soy tu mejor opción. Si realmente te preocupa mi vida, entonces sólo intenta controlarte. Según sé, cuando la voluntad es más fuerte por un objetivo, es más sencillo controlar la ansiedad.
El Uchiha tomó la mano de Karin cuando ella iba a alejar el pañuelo de su cara y olisqueó su mano. Entre más tiempo pasaba, el aroma que ella despedía era más tentador y ahora incluso, podía sentir cómo la temperatura de su cuerpo subía por la excitación de probar la sangre. Sin embargo, la chica retiró su mano e hizo un movimiento cuando el azabache intentó retenerla. Él quedó paralizado.
—Antes de hacerlo, creo que deberíamos comer primero —sugirió alejándose algunos pasos antes de chasquear los dedos para liberar al joven del hechizo— No has comido nada.
—Eso no va a importar cuando me transforme —contestó él cuando salió de la sorpresa que le causó comprobar que ella realmente tenía poderes. De hecho, esa sorpresa fue la que distrajo su mente del atractivo aroma de la sangre.
—La ansiedad es por el hambre, creo que te será más difícil controlarte si te transformas con el estómago vacío —decía ella dándole la espalda para no mostrar que estaba sonrojada y sacaba algunas cosas de la canasta que había dejado en la mesa— Mejor sáciate con comida humana para ayudarte —le arrojó una manzana— Cómetela mientras cocino, no tengo ingredientes lujosos como los que acostumbras, pero servirán para llenar tu estómago.
Habría preferido no tener que esperar para transformarse, deseaba pasar por ese proceso rápidamente para tener más tiempo de controlarse antes de que llegara la noche. Sin embargo, si lo que ella decía era verdad, no perdía nada con esperar un poco más para comer lo que sería su último alimento humano.
Mordió la manzana y buscó una silla alejada de la cocina desde donde poder verla en silencio. El sabor de la fruta le resultó extraño, era como si pudiera saborearla mejor, pero aunque en otro tiempo, por esa maximización del sabor, esa habría sido la manzana más deliciosa que hubiese probado, ahora el sabor lo hacía sentirse insatisfecho.
Karin movió aquí y allá como una humana normal la cocina, pero de vez en cuando usaba sus conocimientos mágicos para acelerar el proceso y una que otra vez, miraba de reojo al chico que no despegaba la vista de ella.
La pelirroja estaba tensa e intentaba no demostrarlo, pero esa inquietud no se debía a que se había ofrecido a un proceso que podría matarla, sino que, desde que supo quién era la persona que estaba en transición, había hecho todo lo contrario a lo que su madre le había enseñado.
"Están malditos y si formas lazos con los Uchiha, te será más difícil cumplir con tu misión como Uzumaki", fueron las palabras de su madre cuando ella llegó a su casa después de que Sasuke la salvara. Empero, ya era demasiado tarde, porque desde ese día, Karin se había enamorado de él y aún en contra de las advertencias de su madre, ella siguió buscándolo.
Lo único que detuvo aquellos encuentros, fue que ella y su madre fueron orilladas a irse lejos del resto de los pobladores y ellos no despegaban la vista de ellas cada que se acercaban al pueblo. Sasuke tampoco la buscó, pero ella entendía que difícilmente un niño de la alta sociedad fuera a buscar a una campesina con sospechas de brujería sobre ella.
El tiempo pasó y el terror más grande para Karin era que la barrera de su madre anunciara que había un Uchiha en transición, porque podría tratarse de Sasuke y por desgracia, la primera vez que sonó, fue precisamente el hijo menor de la familia quien había muerto.
Cuando Karin lo vio a las orillas del río, sabía que debía hacer su trabajo como guardiana, pero su madre tenía razón, los lazos que ella formó, no le permitieron dañarlo y se obligó a sí misma a resistir la tristeza de la notícia para que él la escuchara.
Karin no estaba segura qué esperar de hablar con Sasuke al respecto de su condición, pero pensó que si el chico decidía por sí mismo morir como humano, ella podría cumplir su tarea no sólo por ser su obligación, sino como una forma de ayudar al chico que le gustaba. Sin embargo, cuando él decidió que quería transformarse, ella entró en conflicto.
Los vampiros eran seres que mataban humanos para poder moverse con libertad por la tierra y uno solo era suficiente para provocar caos y terror entre los humanos, así que habiendo dos sólo duplicaba el problema. Empero, Karin había terminado por ceder a ayudar a Sasuke con su decisión aún a costa de su vida, no sólo porque ella quisiera regresarle el favor, sino que odiaba que él hubiese muerto tan joven después de una tragedia como lo era el ver desaparecer su mundo en manos de alguien a quien amaba.
Para empeorar las cosas, había una bruja tras las joyas de la diosa que se supone, ella también debía proteger, pero aún cuando la chica quiso hacerle caso a la razón, la voz de su corazón ganó. Además, una de las enseñanzas como bruja, era que la mejor forma de morir, era hacerlo estando en paz con una misma, y la pelirroja sólo podría estarlo sabiendo que hizo algo por ayudarlo a él.
—Listo —anunció la chica cuando los platillos que preparó estaban listos en la mesa.
—Usaste magia —comentó Sasuke caminando con cautela hacia la mesa. Al principio el hecho lo había impresionado pero conforme seguía viéndola usar un hechizo aquí y otro acá, se fue acostumbrando.
—Un poco si, aún no logro hacer más de dos hechizos a la vez —respondió intuyendo lo que él quería saber— Tengo que hacer pausas entre ellos también para recuperar fuerzas.
—¿Por qué no sólo apareciste la comida? —cuestionó sentándose a la mesa.
—Crear cosas instantáneamente es muy avanzado —contestó avergonzada— Además la magia no es tan sencilla como crees —ella servía la comida— No puedes andar apareciendo cosas sólo porque sí.
—¿Cuáles son las reglas de la magia?
—Esa es una pregunta difícil de responder —contestó sentándose a la mesa y él la miró con insistencia— Hay reglas generales pero pueden contradecirse en algunas ocasiones —tomó una cuchara y movió el contenido de su plato— La regla principal, es que no debemos alterar el equilibrio del mundo, pero lo hacemos todo el tiempo.
—¿A qué te refieres?
—Hay un flujo que podemos llamar "normal" en la naturaleza y este debe seguir su curso. Las brujas aprendemos cómo funciona la naturaleza y la manipulamos a nuestro favor, por tanto, movemos ese flujo hasta con el más pequeño de los hechizos —explicaba y dio un bocado a la sopa antes de continuar— Al saber cómo funciona la naturaleza, estamos conscientes que hacer grandes manipulaciones la afecta y tiene consecuencias catastróficas, así que básicamente desequilibramos la naturaleza evitando llevarla al caos.
—¿Entonces qué sentido tiene usar la magia?
—Que también sirve para evitar las catástrofes que provocan otros seres que interrumpen o desvían el flujo de la naturaleza, como los vampiros —dio otro bocado a su comida y notó que él no había probado nada— ¿No te gusta lo que cociné? Si lo que quieres es la comida que acostumbras, puedo intentar conseguir los ingredientes pero…
—No tienes que esforzarte por complacerme.
—Después de hoy, ya no disfrutarás las cosas como humano —contestó ella sin mirarlo.
—Si me controlo o no, yo seguiré viviendo —contestó él— Tú eres la que morirá si fallo.
—¿Entonces tú vas a cocinarme mi platillo favorito? —preguntó ella forzando una sonrisa.
—¿Hay algún deseo que pueda ayudarte a cumplir?
—Sólo no dejes que nadie obtenga la joya de la diosa —contestó Karin antes de llenarse la boca con más comida.
—Me refiero a algo personal.
—Tener una comida acompañada después de tanto tiempo ya me hace feliz —contestó con sinceridad— He vivido sola desde que mataron a mi madre, así que tener compañía antes de morir me es suficiente.
Sasuke miró a la chica y se dio cuenta que cuando ella le habló de ser consumido por la soledad, lo había dicho por experiencia. Según recordaba, Karin tendría unos doce o trece años cuando quemaron a su madre y comenzó a vivir sola en esa cabaña. También recordó haber querido ir a buscarla cuando se enteró de lo que le habían hecho a su madre, pero Mikoto le aseguró que la chica se habría escapado para que no la atraparan.
Por cuatro años, ella estuvo sola siendo despreciada por la gente de su alrededor y sin embargo, ella había estado cuidando a estas mismas personas y a la familia de él de la maldición.
—No le debes nada a nadie, ni siquiera a mi. Deberías irte y vivir tu vida —le dijo con rudeza— No merecemos tu protección.
—Lo sé. No lo hago porque quiera proteger a toda esta gente que no tuvo compasión de una mujer que protegía a su hija —contestó la pelirroja— Lo hago por mi familia y porque dejar que se rompa el equilibrio me afectará a mi aunque me vaya del otro lado del mundo —él se vio confundido por su respuesta y ella rió— ¿Creíste que era una mártir? No soy tan noble como mamá.
—Si es así, entonces debes tener un deseo egoísta antes de morir —contestó Sasuke finalmente dándole un bocado a la sopa que tenía enfrente. Así como la manzana, los sabores resultaban más vivos en su boca, pero no se sentía del todo complacido.
—Por supuesto, todos tenemos. Yo tengo tres, pero sólo puedes cumplirme uno —él levantó una ceja curioso mientras daba otro bocado a la comida— Te lo diré antes de que te conviertas o estaremos incómodos el resto del día.
Sasuke la miró confundido sin poderse imaginar lo que ella le pediría, pero no indagó más y decidió comer tanto hasta que no le cupo ni una migaja. Si la teoría de la chica era correcta, sería más sencillo controlarse así y cuando hubo acabado, no supo cómo pedirle tomar su sangre sin oírse tan agresivo.
—No puedo comer más —fue lo único que se le ocurrió decir.
—Antes de hacerlo ¿Tienes alguna duda o pregunta?
—Lo que hay en la literatura sobre los vampiros ¿Todo es cierto? —Sasuke recordó que Karin sólo era una campesina y que quizá ni siquiera sabía leer, así que intentó retractar su pregunta, pero ella respondió.
—Bueno… mamá decía que la mayoría es cierto, pero con respecto a sus poderes, hay algunos inventos. Por ejemplo, no puedes hipnotizar a los humanos, pero si puedes seducirlos para convencerlos —ella hizo un mohín— Tampoco puedes leer la mente y tu sangre tampoco cura heridas ni enfermedades. No conozco toda la literatura, pero esos son algunos puntos que recuerdo.
—¿Y los ataúdes?
—Si, va a ser necesario que consigas uno. Cuando te conviertas, puedes dormir en el armario de mi habitación, pero debes conseguir un ataúd antes del amanecer. Quizá puedas esconderlo aquí en la casa, mientras piensen que sigo viviendo aquí no vendrá nadie, pero también tendrás que buscar un lugar donde dormir sin que te descubran cuando sepan que estoy muerta.
Karin quedó pensativa tratando de repasar en su mente alguna otra indicación, pero ella tampoco tenía tanto conocimiento al respecto. Todo ello su madre se lo decía por etapas de su entrenamiento.
Mientras tanto, Sasuke miraba a Karin que hablaba con mucha calma sobre su propia muerte a diferencia de él y aunque en principio creyó que se debía a que ella conocía de esos temas y él no, recordó que ella parecía más afligida cuando hablaba de la muerte de él.
—¿No tienes miedo?
—No, porque yo soy la que lo está eligiendo —dejó al chico pensativo, pues él también estaba en el proceso de elegir y aunque en primera instancia había elegido la muerte, él si tenía miedo— ¿Empezamos?
—Aun no me has dicho qué quieres —contestó cuando la pregunta de la chica lo sacó de sus pensamientos.
—¡Oh! ¡Eso! —ella se sonrojó y tras pasar saliva, comenzó a desabrocharse los botones de la blusa— No llevará mucho tiempo.
—¿Qué haces? —preguntó el chico confundido. Sus mejillas también se habían sonrojado y desvío la mirada cuando el pecho de la chica quedó al descubierto. Quizá en fiestas, Sasuke había visto escotes más pronunciados; a ella ni siquiera se le notaba el nacimiento de los senos, pero era la primera vez que veía a una chica desbotonar su propia ropa frente a él.
—Es mejor que muerdas mi cuello, la sangre pasa mejor por allí que por otra parte —contestó acercándose a él con cautela— Voy a tomar lo que quiero ¿De acuerdo?
Él asintió sin voltearla a ver y ella extendió los brazos para agarrar su cara con suavidad y voltearla hacia ella. Se miraron unos instantes antes de que ella se pusiera de puntitas para juntar sus labios con los de él.
Desde que ella se había acercado, él pudo oler ese perfume que lo había estado llamando cada que ella estaba cerca y cuando saboreó sus labios él correspondió el beso sin dudarlo. Y no, no lo correspondió por satisfacer el deseo de la chica, sino que se estaba embriagando con el sabor y el aroma de su piel.
Tomó entre sus brazos a Karin para profundizar el beso haciéndolo más fogoso y sentía cómo su cuerpo se calentaba cada vez más. Sin embargo, al mismo tiempo el deseo de morder su piel se incrementó y cuando no lo soportó más, la empujó.
—¿Te incomodé? —preguntó sonrojada y con la respiración agitada cuando él la apartó.
—No. Pero estaba a punto de morderte —contestó agitado.
—Se supone que lo hicieras —dijo sorprendida y se acercó a él de nuevo. Estiró sus manos para volverlo a tomar del rostro. Dirigió su cara a su cuello y Sasuke se dejó llevar porque aún deseaba el contacto— Estoy lista.
El Uchiha respiraba agitado. Era el momento de ver qué tanto podía controlarse y quería beber de ella despacio para saber que podía dominarse.
Acarició el cuello de la chica con su nariz y paseó la punta de un lado y de otro de su cuello mientras su respiración chocaba con su piel. En ese ir y venir, él pudo ver sus senos por el escote del vestido que ella había abierto sólo lo suficiente para destapar su cuello, pero él estaba tan cerca que era imposible no verlos.
—Voy a lograrlo —dijo pesadamente y lamió su piel mientras la sostenía entre sus brazos.
—Sasuke —jadeó ella al sentir su lengua y esa reacción provocó al chico para continuar.
Pudo sentir cómo sus colmillos cambiaban cuando él se disponía a morderla y cuando estos penetraron la piel de la chica, ella volvió a decir su nombre en un gemido acelerado.
Inmediatamente de haber sentido la sangre surgir de la herida, él succionó con brío, excitado por el aroma, el sabor e incluso los gemidos que la chica emitía, los cuales, aunque si denotaban dolor, también derramaban placer.
Rápidamente, las fuerzas de Karin se iban perdiendo entre los brazos de Sasuke, pero ella no hizo nada por librarse, ni siquiera por instinto de supervivencia y él podía sentir como la vida de la chica se escapaba de su delgado cuerpo para ser succionada por él.
Los gemidos de Karin comenzaron a hacerse más delgados y suaves hasta apagarse.
El éxtasis nubló la consciencia de Sasuke mientras succionaba la sangre, pero cuando sintió el cuerpo de la chica dejarse caer, un brillo de lucidez llegó a él acompañado de miedo.
Se separó violentamente de la chica que terminó en el suelo mientras él se alejó tanto como la casa se lo permitió. Estuvo incluso a punto de salir de la cabaña para no acercarse a ella, pero recordó que después de beber, el sol lo mataría. Empero, sentía el absoluto deseo de volver al cuello de la chica y seguir bebiendo.
Ingenuamente, Sasuke esperaba que al alejarse y apartar la vista de ella, pudiera controlarse, pero ahora, aún estando lejos de ella, podía seguir percibiendo el embriagante aroma de la chica como si estuviera a su lado y pese a haberse saciado con comida hacía sólo unos minutos, sentía un hambre tan grande, que llegó a pensar que se devoraría por dentro.
Por largo rato, el chico se sintió asfixiado por sus emociones que se dividían en tres: su deseo por la sangre, su preocupación por Karin y un montón de cambios en su cuerpo que llegaban a doler, era como si todo su cuerpo expulsara todo lo innecesario para dejar de trabajar.
Transcurrieron algunas horas en las que el Uchiha seguía peleando consigo mismo, al principio para demostrarse que podía controlarse, pero su lucha se hizo mayor cuando notó que sus sentidos se habían agudizado y pudo escuchar, aunque débil, el corazón de Karin. Si seguía viva, él tenía que evitar matarla por culpa de su ansiedad.
Cuando la pelirroja pudo despertar, se sentía muy débil y le dolía el cuello donde había sido mordida. Ni siquiera podía levantarse ella sola y respiraba con dificultad.
—¿Sasuke? —lo llamó débilmente al no verlo dentro de su rango de visión y se asustó de que él pudiera haber salido de la casa. Aún había bastante luz natural que se colaba de las ventanas como para saber que seguía siendo de día.
—No te muevas —se oyó la voz del chico que seguía luchando por no acercarse a ella— El aroma se agita si te mueves.
—¿Estás bien? —preguntó tras soltar un suspiro de alivio.
—Me mentiste —quiso cambiar el tema para no confesar que seguía sufriendo por el esfuerzo— La comida no ayudó.
—¿Cómo sabes que no ayudó? —contestó ella tratando de normalizar su respiración.
—Apenas me transformé, mi cuerpo desechó todo como comida y fluidos.
—Entonces debo llevar dormida mucho tiempo.
—Se ha sentido como una eternidad.
—Te dije que la ansiedad podía consumirte —decía en un hilo de voz y el chico tardó en contestar— Y si te mentí, fue porque quería que lo último humano que hicieras, no fueran cosas desagradables.
—¿Mi hermano también pasó por esto? —preguntó desviando el tema, porque si hablaban de lo último que hizo como humano, habría sido el beso.
—Si. Sin importar cómo se conviertan, tienen que pasar por lo mismo.
—Yo también puedo controlarme —aseguró decidido pero aún doliente.
—No pensé que siguieras compitiendo con tu hermano aún con esto —respondió Karin— Pero si de algo te sirve, lo estás haciendo bien.
—Ni siquiera sabes cuánto le llevó a mi hermano controlarse.
—Se fue hace un mes ¿no? Aunque se hubiese transformado desde el primer día, un mes sigue siendo muy poco para dominarse —hizo una pausa obligada por la debilidad.
—Estás diciendo que mi hermano sigue resaltando incluso en esto —replicó enojado.
—Sólo los de voluntad fuerte no matan a su primera víctima y yo sigo viva.
—No puedo garantizar que no vaya hacia ti ahora mismo y te mate.
—Si él puede dominarse ahora, es porque tiene un pacto con una bruja. Eso calma las ansias —señaló Karin— Los vampiros no suelen aceptar esos pactos, así que tal vez lo hizo para controlarse.
—¿Por qué no me dijiste eso antes? —preguntó él tras un momento de sorpresa.
—Porque esperaba que decidieras morir como humano —confesó apenada.
—Si preferías verme muerto, era mejor que no te ofrecieras a esto.
—No es eso. Es sólo que si morías como humano, podríamos encontrarnos en la siguiente vida como humanos —confesó apenada— Ahora vivirás cientos de años y aunque nos encontremos…
"No tendré la oportunidad de vivir a tu lado" fue lo que ella quiso decir, pero no se atrevió y aunque el chico no pudo deducir todo lo que ella no dijo, recordó el beso que ella le dió y pudo inferir algo.
—Dijiste que un mes es poco para controlarse, pero yo no tengo tiempo para eso —desvió el tema— Voy a hacer lo mismo que mi hermano para poder enfrentarlo.
—¿Conoces a alguna bruja? —preguntó Karin con voz apagada, la declaración no le gustó.
—Estaba pensando en ti.
—Ya te dije que sigo siendo una aprendiz —contestó avergonzada al tiempo que enojada consigo misma, porque de tener completado su entrenamiento, habría aceptado.
—¿Es necesario que lo completes? —preguntó él sintiéndose sólo un poco más calmado. Platicar parecía estar distrayéndolo.
—Supongo que puedo hacerlo, pero no tengo mucho poder, así que tal vez se disuelva el pacto antes de cumplirse el acuerdo —contestó Karin tras meditarlo un poco— Necesitaría revisar cómo hacer los pactos para entender lo que pasaría o si realmente puede hacerse.
—Entonces revísalo en cuanto puedas.
—¿No preferirías buscar a alguna bruja? —preguntó la chica tras tratar de levantarse sin éxito. No quería proponerle aquello pero quería ayudarlo— Sería más fácil para mí localizar a una.
—Dijiste que sólo las brujas ambiciosas hacían pactos con vampiros y yo no quiero la joya para entregársela a alguien —contestó el chico— Tú tampoco la quieres para tu beneficio. Además, confío en ti.
Karin se sonrojó con aquellas palabras y de la emoción su corazón comenzó a palpitar más rápido. Esto Sasuke lo pudo notar por su oído agudo y estuvo a punto de acercarse a ella para volver a morderla, pero la voz de la chica lo trajo de nuevo a la razón.
—Voy a encontrar la forma —dijo sonriendo y después de unos minutos de silencio en que ambos intentaban componerse, Karin volvió a hablar— Aún faltan algunas horas para que anochezca. Recuerdo haberte dicho que durmieras en mi armario. No dormir te debilita y acrecienta las ansias, además que dormido no sentirás hambre —recordó— Te llamaré cuando anochezca.
—¿Estarás bien? —preguntó dudoso de dejarla ahí aunque era consciente que ni siquiera podía acercarse a ayudarla.
—Aunque sea una aprendiz, me recupero más rápido que un humano normal —dijo confiada— De lo contrario habría muerto por la cantidad de sangre que bebiste de mi.
—Lo siento —dijo Sasuke tras unos instantes de silencio y en un movimiento rápido se metió al clóset de la chica como se lo había sugerido para no salir hasta que ella lo llamara.
Karin se quedó en el suelo una hora más. Realmente había perdido mucha sangre pero a pesar de todo, se sentía contenta y mientras esperaba recuperar sus fuerzas, repasaba sus hechizos mentalmente. Quería completar su entrenamiento lo antes posible para poder ayudar a Sasuke y en cuanto pudo levantarse, buscó el grimorio de su madre para revisar lo relacionado a los pactos.
Llegada la noche, Karin ya tenía buenas y malas noticias con respecto a los pactos y quería despertar a Sasuke para hablar con él al respecto, sin embargo, cuando se paró frente al clóset, recordó que él seguía peleando con la ansiedad y que una vez que lo despertara, era probable que se lanzara directo a ella.
En esta ocasión, no era necesario que ella se dejara morder y podría usar su poder para detenerlo cuando se le acercara, pero también sabía que no tenía suficiente poder para controlarlo hasta el amanecer. Pensó incluso en buscar la forma de llevar a alguien a su cabaña para que él pudiera comer, al final, de noche era menos probable que alguien los viera, pero sería peligroso si él despertaba si ella no estaba cerca.
Después de pensarlo un poco, se dio cuenta que su única opción era sólo despertarlo. Si él la atacaba, ella lo detendría y le daría tiempo para tratar de regresarlo a la razón. Si fallaba, simplemente moriría como había pensado cuando le ofreció su sangre, pero si no, podría continuar con sus planes.
—Voy a confiar en Sasuke —dijo antes de respirar hondo y abrir el clóset— ¿Sasuke?
Abrió los ojos apenas ella pronunció su nombre y él quiso lanzarse sobre Karin, sin embargo, ella ralentizó sus movimientos antes de que la tocara.
—¿Qué…?
—Te dije que podía detenerte, pero no puedo hacerlo por mucho tiempo —contestó Karin— Así que necesito que intentes controlarte para que pueda hablarte de lo que encontré.
—Mejor aléjate —ordenó cuando sintió que no podía controlarse y temeroso de que ella perdiera poder— Tengo mucha sed.
—Aún si corro vas a alcanzarme en cuanto se desvanezca el hechizo —señaló Karin nerviosa— Voy a alejarme de a poco a ver si eso ayuda, pero…
La pelirroja volteó a la puerta súbitamente y al poco de ello llamaron a la misma.
—Dijiste que nadie venía por miedo.
—Mejor vuelve al clóset —pidió Karin, quien supo enseguida de quién se trataba y temía que eso alterara a Sasuke.
—A ti puedo olerte desde el otro lado de la casa y no huelo a nadie afuera —señaló el azabache sospechando.
—Es mejor que…
—¡Sasuke! ¡Sé que estás ahí! —se oyó una voz masculina que el aludido identificó de inmediato y le hizo olvidar la ansiedad con esa misma rapidez— ¡Sal ahora!
—Él...
—¡No lo hagas! —exclamó Karin al ver que Sasuke comenzaba a liberarse de su hechizo— No puedes ganarle así.
—¿Vendrás? —insistió el hombre afuera.
—¡No irá! —exclamó la pelirroja y en un despliegue temporal de poder, ella paralizó por completo al azabache—No te muevas —ella le suplicó y dio la media vuelta para abrir la puerta— No puedes entrar sin invitación.
—Itachi… —apenas se le entendía al chico lo que decía por la parálisis.
—Lo sé —contestó el joven que compartía rasgos con Sasuke.
—Sasuke tampoco va a salir —insistió Karin tratando de contener al chico en su hechizo pues batallaba por librarse— Es mejor que se vaya.
—Aunque logres contener aquí a mi hermano, no vas a poder refugiarte en esta choza toda la vida —contestó Itachi mirando a la chica y notó las marcas de colmillos en su cuello. Cuando ella se dio cuenta, se cubrió con el cabello— Pero puedo dejar que sigan jugando otro rato si me dices dónde están las joyas de la diosa.
—No sé dónde están y aunque lo supiera, no te lo diría.
—Pensé que eras más dócil y tímida —miró a Sasuke, pues él no la conocía pero había oído hablar de ella de su hermano— Pero espero que no seas tonta.
—Usted será el tonto si no se larga de aquí ahora mismo —replicó Karin— Aunque no lo crea, puedo echarlo de aquí cuando quiera.
—Voy a hacer que pagues —se oyó la voz de Sasuke que comenzaba a liberarse.
—¿Crees que no sé que eres una aprendiz? Aunque tengas edad para ser bruja, tu formación sigue incompleta —señaló Itachi ignorando a su hermano— Y si tienes algo de talento, debes saber que no estoy solo, así que más te vale decirme lo que quiero o mi compañero vendrá a sacarte de aquí —amenazó el Uchiha mayor— Si lo haces, podrás quedarte con mi hermano unos días más.
—¿Crees que les tengo miedo? Aunque sea una prendiz me subestimas —contestó la chica y lanzó un poder hacia la chimenea, de la cual, salió un disparo de poder que se extendió hasta cubrir la casa y disparó lejos a Itachi— ¡No vuelvas por aquí! —gritó orgullosa y cerró la puerta para voltear a ver a Sasuke, quien estaba tirado en el suelo gravemente herido— ¡Sasuke! ¡Lo siento! ¡Lo olvidé!
Karin corrió hasta el Uchiha para auxiliarlo con sus poderes, pero sabía que eso no sería suficiente para sanarlo, así que, sin siquiera detenerse a pensar si el chico podría controlarse o no, ella se abrió la muñeca y la puso bajo la nariz del chico, quien reaccionó enseguida para beber.
Las heridas de Sasuke sanaron tan rápido como él bebía la sangre de Karin, pero cuando ella se puso pálida, la voz de Itachi sonó fuera de la cabaña.
—Volveré mañana por la noche para que me digas lo que quiero saber —se oía herido— Traeré a mi compañero y no vas a poder defenderte.
Sasuke soltó a Karin al oír la voz de su hermano e intentó seguirlo, pero cuando intentó salir de la casa, algo lo repelía y dañaba cada que lo intentaba.
—Basta, si sigues así quedarás muy dañado —suplicó Karin— La casa tiene una barrera que no vas a poder cruzar.
—¡¿Por qué me detuviste?! —reclamó Sasuke, cuya mente estaba más centrada en su ira que en el ansia.
—Ya te dije que él es más fuerte que tu por ahora. Si lo atacas en ese estado, sólo vas a lograr que te mate —la chica se levantaba del piso respirando con dificultad—Si actúas sin pensar, sólo vas a conseguir que te maten y todo lo que hicimos será en vano.
—¡Déjame salir de aquí! —exclamó frustrado porque aunque sabía que ella tenía razón, sus emociones se habían vuelto más desbordantes por la conversión y le era difícil controlarlas.
—No podré quitar la barrera hasta que recupere fuerzas —señaló Karin—Así que sería bueno que mientras esperamos, te calmes —se acercó a una silla y se dejó caer— Además, tengo noticias sobre el pacto.
