¡Saludos queridos lectores!
Esta semana les traigo este capítulo que corresponde al Día 20 Cumpleaños de Karin/Tema libre del SasuKarin Month 2021
Sin más, los dejo con la actualización.
Cuando Karin llegó a su casa, entró con cautela temiendo que le pusieran algún tipo de trampa, pero enseguida se alegró de ver a Sasuke sano y salvo. Se notaba que él había estado revisando los grimorios aún cuando desde que entró, él ya miraba a la puerta, pero ella entendía que seguramente había oído sus pasos desde mucho antes de acercarse a la cabaña.
—¿Está todo bien?
—Si, pero sería mejor no mencionar nada —pidió Sasuke, pues aún con la ausencia de la chica, seguía sintiendo gran ansiedad de sangre y cuando la vio entrar por la puerta aún si no podía olerla, sentía crecer la excitación en su cuerpo. Tocar el tema no lo iba a ayudar a distraer su mente.
—Lo siento… ¿ya has encontrado algo?
—Muy poco —señaló dos grimorios.
—No es de extrañar. Mi familia rara vez hacía pactos con otros seres —contestó ella tratando de no mostrar su duda, pues ahora no estaba segura si debía ir o no a escuchar lo que Itachi quería decirle.
—¿Pasa algo?
—¿Eh? No… nada. Es sólo que me sorprende que después de ayer… —se puso roja— Digo… Me refiero a… No estoy hablando de… olvídalo. ¿Si?
—No me estás ayudando —gruñó Sasuke que peleaba contra su instinto.
—Lo siento. Mejor… me pondré a leer los grimorios —se acercó Karin queriendo tomar uno de los libros para fingir que lo leía y reflexionar sobre encontrarse con el mayor del Uchiha o no.
—Vete al otro lado de la casa —ordenó Sasuke cuando ella quiso sentarse no muy lejos de él.
Karin obedeció, pues no quería provocarlo y pensó en preguntarle a Sasuke al respecto. Después de todo, él lo conocía mejor que ella y por otro lado, podría servir de tema de distracción.
—¿Sabes? Me encontré con alguien cuando salí de la cabaña.
—Dijiste que nadie venía porque te tenían miedo.
—Pudo haber sido el brujo… o tu hermano.
—Ellos quieren atacarnos, si te hubieses encontrado con alguno de ellos, no habrías regresado aún con el círculo en tu frente.
—¿Entonces crees poco probable que tú hermano se me haya presentado para darme información? —Sasuke, que había mantenido la vista en el grimorio que sostenía para no dejarse llevar, levantó la vista y miró con dureza a Karin.
—¿Viste a Itachi? —preguntó en un tono sepulcral, lo que hizo titubear a la pelirroja.
—No es…
Sasuke atravesó la pequeña cabaña en un abrir y cerrar de ojos para tomar a Karin entre sus brazos y olerla, pues de un momento a otro el instinto le ganó a la razón y lo empujaba a verificar que el olor de la chica no estuviera manchado. Sin embargo, el círculo de ceniza hizo su trabajo antes de poderla tocar, lanzándolo lejos y lastimando al vampiro.
—¡Sasuke! —exclamó la chica que quiso apresurarse a ayudarlo, olvidando por completo que si se había acercado así, tenía que ver con el instinto, así que ni siquiera pudo defenderse cuando el chico volvió a lanzársele.
En un movimiento rápido, el vampiro la había puesto en el piso, quedando él encima de ella y clavando sus colmillos en el cuello de la chica para beber con ansiedad, pues además de todo lo previo, ahora ya podía oler la sangre de la chica.
—Eres mía —fue lo último que dijo antes de beber de ella.
—Recuerda que tienes que controlarte —pidió Karin, dudando si debía paralizarlo o no, pero él inmovilizó sus manos antes de que ella tomara una decisión.
Sasuke bebió de Karin y sorprendentemente para ella, no bebió demasiado. Empero, él cambió su sangre por volver al sexo, lo que se convirtió en una actividad alternada dónde el chico estaba mostrando una ansiedad diferente que la pelirroja no entendía.
En esa ocasión, Sasuke se había encargado de evitar que lo paralizaran y diferente a las otras ocasiones, seguía sintiendo la misma división de su mente entre el instinto y la razón, sólo que, a pesar de que la razón trataba de controlar el instinto, éste último seguía siendo el dominante. No fue sino hasta que decidió dejar que la chica tomara el control de los movimientos, que pudo lograr que su razón tomara el mando de sus acciones, justo después de beber de ella durante el orgasmo.
Para Karin, todo aquello le parecía raro, pues no coincidía demasiado con lo que su antepasada describía en sus experimentos, algo que en parte la alegraba, porque tal como el grimorio decía, además de que no pudo hacer experimentos variados, el efecto en los Uchiha resultaría diferente. Esto le daba esperanzas para no tener que matar al chico y poder hacer el pacto cuando se convirtiera en bruja. Sin embargo, ello sólo funcionaría si lograba convertirse en bruja la siguiente noche, porque no estaba segura si Sasuke podría controlarse más tiempo. Por otro lado, necesitaba decidir si ir a buscar a Itachi y esperaba que ahora que, Sasuke había logrado controlarse nuevamente, pudiera darle una respuesta.
—Siento que me está costando más trabajo recuperar sangre —comentó Karin cuando se levantaba de encima del chico y mientras se arreglaba la ropa, se acercaba lentamente a la chimenea para poder tomar ceniza nuevamente.
—Dijiste que habías conseguido más poder —comentó Sasuke confundido y alejándose de ella para regresar a su tarea de buscar en los grimorios. Trataba de no mirarla para no incitar su instinto de nuevo.
—Sigo siendo una aprendiz ¿Recuerdas? Y llevo cuatro días alimentándote con mi sangre. Aunque haya conseguido un poco más de poder, jamás había mantenido a un vampiro —Sasuke gruñó, pues aunque se sentía más controlado, sabía que le iba a ser difícil no probar gota de sangre— Una de mis antepasadas dejó algunas instrucciones para la falta de sangre. Lo pensó para los humanos en general, pues ni ella, como bruja, alimentó a un vampiro por tanto tiempo.
—Iré a comer al pueblo —respondió el azabache de mala gana, porque no podía dejar de pensar en la sangre de la pelirroja, pero tampoco podía permitir que sus instintos lo empujaran a matarla.
—Sería mejor que no lo hicieras.
—Iré a llenarme. Así tal vez pueda aguantar más tiempo sin morderte —respondió Sasuke que ya caminaba a la salida.
—¡Espera! No puedes ir así, es muy peligroso —detuvo Karin.
—Sé que tienes que venir conmigo para detenerme.
—No es eso. Es que… Ya debiste darte cuenta que desde… —se sonrojó y desvió la mirada— Desde ayer en la cascada, tu ansia cambió.
—Si —contestó Uchiha serio.
—El compañero de tu hermano dijo el por qué. ¿Lo recuerdas?
Sasuke quedó pensativo y se dio cuenta que salvo ciertos aspectos, no recordaba mucho de la noche anterior. Especialmente después de… sacudió la cabeza, necesitaba olvidar su primera vez o se arrojaría de nuevo hacia la chica.
—Bueno, el asunto es que hice algo que no se supone que debería haber hecho y es el motivo por el cual estás así. No fue mi intención, sólo no sabía que algo así pasaría —decía la chica que desde que se enteró que Kisame tenía razón, se sentía culpable— De verdad lo siento mucho. Si tu decides ir a comer en otro lado sin controlarte, lo más probable es que mates a todo al que veas y al mismo tiempo quizá a mi, si no es que decido detenerte.
—¿Qué hiciste? —preguntó el chico pues aunque él mismo podía darse cuenta del momento en que empezó a perder la razón, no estaba seguro qué concretamente lo desencadenó.
—No quieres que lo mencione —respondió sonrojada— Te lo diré cuando hagamos el pacto —Sasuke la miró en silencio con un gesto muy serio, lo que la hacía sentir aún más culpable— Perdón.
—Sigamos buscando.
El chico regresó la mirada a los grimorios, no sólo porque era una forma de decirle a la chica que lo olvidaran, sino que sus deseos volvían y era mejor tratar de mantener la mente ocupada. A su vez, Karin regresó a la silla lejos de él, pero recordando que aún tenía la duda sobre hablar con Itachi.
—Sobre tu hermano…
—No debes acercarte a él y si realmente lo viste, no debes confiar en nada de lo que diga —Sasuke había respondido dirigiendo su vista a ella y la forma tan severa en que el chico le clavaba la mirada, hizo que la chica decidiera ser cautelosa antes de volver a tocar el tema.
—Él no me hará daño a menos que consiga la joya, pero no soy una tonta que vaya a dejarse atrapar. Él y su compañero me torturarían para sacarme información —respondió la pelirroja esperando, acertadamente, que ello desvaneciera aquella mirada que le causó miedo— Si lo menciono, es porque mientras caminaba allá afuera me encontré… con un aldeano hechizado —se inventó para no volver a alterar al chico— Nos enviaron un mensaje recordatorio de que después de mi prueba de bruja vendrían a buscarnos y que si les decía donde estaba la joya, compartirían el poder con nosotros.
—No lo harán —aseguró.
—Lo sé, pero fingí que estaba dudando en aceptarlo. Ellos me han estado tomando por idiota, y al menos si creen que podría ceder, ganaré tiempo.
—Es extraño que no intenten atacarnos y en su lugar estén negociando —sospechó Sasuke— Durante el día, el brujo sería más fuerte que tú porque no tendrías apoyo.
—Deben sospechar que la joya tiene un hechizo de seguridad, por eso prefieren negociar.
—¿Hechizo de seguridad?
—Es un hechizo que sirve para esconder o destruir cosas en caso de que ocurra cierto evento. Por ejemplo, si fuera puesta a la joya, podría hacer que si me obligan a confesar, la joya cambiara de escondite.
—No suena muy útil si se conoce el hechizo, podrían obligarte a decir el segundo escondite.
—No puedes asignar el lugar donde aparecerá. Simplemente se iría a un sitio al azar. Lo único que el hechizo permite, es colocar condiciones del tipo de lugar donde no quieres que aparezca, como evitar que un libro sea escondido bajo el mar. Sólo puedes elegir el sitio donde se esconderá, si la condición es que quien sepa el sitio muere.
—Debieron buscar la joya y ponerle ese hechizo para que se destruyera.
—Los Uzumaki somos de los brujos más poderosos por ser los brujos originales, por eso podríamos mover la joya con un hechizo como ese, pero la lágrima es un objeto creado de la magia de una Diosa. Sólo un Dios puede destruirla.
—Al menos tenemos tiempo hasta que descubran que no sabes dónde está la joya.
—Aun si no lo sé, si mi madre u otra Uzumaki puso el hechizo en mí con otra condición, se arriesgan a perderla —respondió la chica— De hecho, por ello pensé que tú hermano no se sentía hostil cuando hemos estado en su presencia, pero el brujo…
—¡No te acerques a él! —exclamó de nuevo con aquella mirada atemorizante.
—No lo haré, a menos que tenga información útil.
—¡Que no! —volvió a exclamar el joven levantándose de su silla— ¡¿Qué información podría tener?!
—Quizá algo sobre tu clan que no sabías o…
—¡No sabe nada! ¡Tú misma lo dijiste! ¡Todo sobre la maldición quedó en el olvido! —seguía exaltado y no se dió cuenta que entre desvestirse y vestirse y su enfado de ese momento, los anillos de sus padres que seguían en el pañuelo en la bolsa de su pantalón, comenzaban a asomarse.
—Dije que quizá por eso no sabías nada, pero quizá alguien en tu familia sí sabía.
—¡Nadie sabía… ! —iba a gritar de nuevo, pero su nuevo movimiento brusco tiró los anillos que ya colgaban de su bolsillo. Quizá, si hubiese sido cualquier otra cosa, ni siquiera lo habría notado, pero los anillos de sus padres no sólo lo calmaron, sino que le recordaron algo— ¡El mayordomo!
—¿El mayordomo? —preguntó Karin confundida, pues no era precisamente alguien que ella consideraría que supiera al respecto. Sasuke se apresuró a recoger los anillos.
—¡El mayordomo de la casa fue quien me dio los anillos de mis padres y me hizo huir por ese pasadizo que no conocía! —exclamó tomando con fuerza los anillos con la protección del pañuelo— ¡Él me dijo que me pusiera el anillo, que no me lo quitara y que no dejara que los "monstruos" me encontraran!
—¿Crees que sólo él lo sabía? —preguntó Karin— ¿O tal vez tus padres sabían algo?
—¡No…! —quiso asegurar el chico, porque no quería pensar que sus padres sabían algo tan importante y nunca le mencionaron nada. Empero, tampoco podía ignorar que había algo extraño allí— No sé…
Desde que Karin le puso la prueba al chico sobre el instinto del vampiro, Sasuke había rezagado los recuerdos del incendio cada vez que estos pensamientos aparecían, pues inicialmente, esperaba poder reunirse con sus padres en la muerte cuando tuvo que elegir un camino, pero cuando decidió convertirse para vengarse, mantuvo los recuerdos alejados porque no quería distraer su venganza con el dolor. Sin embargo, ahora que había recordado que el mayordomo hablaba como si supiera del tema, sabía que debía recordar lo que había ocurrido esa noche.
—Sasuke, si…
Él le hizo una señal para que la chica dejara de hablar y poder concentrarse en sus pensamientos.
Tres días antes del incendio, había llegado una carta de su hermano anunciando que regresaría antes de tiempo y les explicaría todo al llegar. Habló de la fecha y hora aproximada de su llegada e incluso escribió que no se preocuparan si se retrasaba un poco porque, aparentemente los caminos estaban algo transitados, por ello, cuando anocheció e Itachi no llegaba, él y sus padres habían decido esperarlo despiertos.
Sasuke estuvo un rato en la sala con sus padres, pero ya había acabado el libro que leía, cuando decidió ir por otro a la biblioteca mientras seguían esperando. Fue en ese momento que todo ocurrió y si prestaba atención a los detalles, el mayordomo había llegado hasta él para darle los anillos y meterlo al pasadizo antes de haber oído los gritos de sus padres. En pocas palabras, el mayordomo no quitó los anillos de las manos de sus padres, ellos tuvieron que habérselos dado y si él mayordomo sabía de "los monstruos" y la protección de los anillos, entonces sus padres también.
—Si lo sabían, existe la posibilidad de que…
—¡¿Por qué no me lo dijeron?! —exclamó furioso, pues aunque ya se había preguntado si sus padres, el mayordomo e Itachi sabían de la maldición, él no se había detenido a buscar la respuesta sino hasta ese momento y ahora incluso, había llegado a una suposición que tomó cómo respuesta.
—No te…
—¡Era algo que debían decirme!
—Quizá ellos…
—¡Seguramente Itachi lo sabía! ¡Ellos siempre…!
—¡Sasuke! —Karin levantó la voz logrando obtener la atención del chico— No te enfades.
—¡No puedes entenderlo! —exclamó el azabache, que, sin darse cuenta, la furia había quitado todo deseo de sangre o placer.
—Entiendo que estás enojado, pero no puedes saber si el que no te dijeran nada fue porque te hicieran menos. Tus padres…
—¡¿Y por qué otra razón lo harían? ¡Esto es algo que merecía saber! ¡Saber que hay una maldición en la familia es…!
—Para protegerte.
—¿Tu sabías que ellos sabían? —preguntó Sasuke en reproche cuando Karin le había contestado con tanta seguridad.
—No, ya te dije que yo no sabía si tu familia aún recordaba la maldición o no, pero mamá me dijo que por generaciones, los Uchiha mantuvieron el secreto escondido por seguridad y que no era de extrañar que se perdiera en algún punto porque los Uzumaki evitábamos que se transformaran —aseguró la chica, pues no mentía— Piensa, cuando su religión llegó a estas tierras, cualquier cosa relacionada con nuestra religión se tachaba y aún hoy se acusa de brujería. ¿Qué crees que pasaría si se enteraran que los nobles Uchiha se transforman en vampiros?
—Pero…
—¿Por qué crees que te lo dirían si no era necesario? Fuiste educado para creer en esa religión extranjera para mantener el estatus y posición de tu familia —señaló la pelirroja pues no iba a decirle lo que Itachi le dijo hacía poco— Si tus padres sabían, seguramente estaban esperando otro momento para decírtelo, para que disfrutaras de tu vida.
Sasuke apretó los puños contrariado. Le costaba trabajo creer que la chica tuviera razón, pero al mismo tiempo deseaba que fuera cierto.
—¿Crees entonces que tampoco se lo dijeron a mi hermano? —logró preguntar tras pensarlo.
—No lo sé. Quizá se enteró hasta que murió o enterarse de la noticia fue lo que lo hizo morir. Sólo él lo sabe —contestó Karin que ya no quería mencionar que se había encontrado con el hermano mayor, pues Sasuke parecía ponerse agresivo al respecto— Si realmente crees que tus padres te menospreciaban tanto, quizá deberías quitarte de la mente vengarlos —Sasuke se vio ofendido, pero antes de que él pudiera hablar, la joven le ganó la palabra— Si quieres continuar, está bien, pero no te apresures a sacar conclusiones sin analizarlo detenidamente.
—Si mis padres sabían, entonces ¿También sabían que tú y tu madre son brujas?
Distraído, no había pensando en esa posibilidad, pero al ver lo convencida que Karin estaba de sus respuestas, la pregunta apareció. Es decir, la pelirroja había estado hablando casi todo el tiempo como si supiera todo y si intentaba convencerlo de que sus padres no quisieron herirlo al ocultarle ese secreto, debía ser por algo.
—Mamá jamás me dijo que ellos lo supieran, pero siempre decía que era gracias a tus padres que el resto de los aldeanos no nos echaron del ducado —respondió Karin sinceramente— Según mamá, era la Duquesa quien más sentía compasión por una mujer sola con su hija. Si fuera por ser brujas, quizá habrían actuado diferente.
—Volveré a los grimorios —respondió Sasuke, pues aunque quería detenerse a pensar en las palabras de la chica y lo que él sabía de sus padres, los pensamientos comenzaban a nublarse cuando al amenguarse su ira, el instinto quería volver a apoderarse de su razón.
—Podremos pensar mejor en el tema cuando hagamos el pacto —comentó Karin al notar el cuerpo del chico tensarse, por lo que intuyó que nuevamente estaba luchando con el instinto.
Sasuke no respondió tratando de no darle cualquier tipo de atención a la joven que pudiera impulsarlo al arrebato y Karin tampoco insistió, pues ahora estaba convencida que debía ir a hablar con Itachi y que no podía decirle nada al joven para no alterarlo. Ahora la pregunta sería cómo irse sin levantar las sospechas del azabache.
Mientras pensaba, la pelirroja había regresado a revisar los grimorios, aunque ciertamente no les prestaba demasiada atención, pero al cabo de unos diez minutos, en que ni ella ni Sasuke habían cruzado palabra, se le ocurrió una forma de salir.
—Aun no me recupero lo suficiente y tengo mucha hambre —declaró cerrando el grimorio que tenía en las manos y se levantó de la silla— Iré a buscar la comida que mi antepasada sugiere.
—¿Puedes protegerte? —preguntó Sasuke, quien ni siquiera podía ver la posibilidad de ir con ella cuando trataba de controlarse, sin embargo, a diferencia de la última vez, tenía suficiente conciencia para saber que era peligroso si su hermano o el brujo la encontraban y tampoco se atrevía a oponerse a que ella buscara alimento cuando había sido él quien la dejó débil.
—Dijeron que me darían hasta la siguiente noche después de mi examen, no creo que pase nada malo —aseguró la pelirroja— Además, ya te he dicho que mientras piensen que sé dónde está la joya, no me matarán.
—No vayas lejos. Estaré al pendiente de ti.
—Necesito algunos hongos que crecen del otro lado del río. Según mi antepasada, es el alimento más efectivo para recuperar sangre —contestó Karin, pues necesitaba una excusa para salir del radar del chico— El lugar está algo retirado, pero iré y regresaré antes de que se cumpla una hora. Así no tendrás que esperar demasiado para alimentarte conmigo.
Sasuke frunció el ceño. No le agradaba en nada que ella se fuera tan lejos, pero tampoco podía hacer mucho con el hecho de que la sed, a diferencia de las primeras veces, difícilmente se calmaba. De hecho, sólo podía sentir calma cuando bebía los fluidos que la chica expulsaba cuando ambos habían alcanzado el clímax, pero esa calma no duraba lo suficiente.
—Ha pasado media hora desde que bebí y me harás esperar otra hora sin alimento —señaló Uchiha irritado— Cuando vuelvas, podría no lograr controlarme.
—Podrías beber un poco antes de que me vaya, pero sólo un poco. Aún no me recupero —propuso la pelirroja— ¿Crees poder controlarte? Tampoco puedo dejar que me lo hagas, sigo débil.
El joven quería negarse, le preocupaba no poder controlarse y aunque lo lograra, le inquietaba dejar a la chica más débil, especialmente porque saldría sola, pero tampoco podía ignorar que sabía que esperar más tiempo haría que esa mitad salvaje de su mente lo dominaría cuando ella volviera.
—No puedo garantizarlo, pero sé con certeza que si no como ahora, no podré controlarme cuando vuelvas.
Karin se levantó de su lugar y con pasos lentos se acercó al chico que no le despegó la mirada desde que la oyó aproximarse hacia él. Ella limpió el círculo de su frente antes de llegar hasta él.
—Bebe —la pelirroja ofreció su muñeca y el chico se vio confundido— Siempre bebes de mi cuello porque es donde mejor fluye la sangre, pero quizá desde aquí te sea más sencillo controlarte —sugirió la chica y él se miró renuente— Bebe.
—Si me excedo, paralízame y vete. Déjame encerrado con la barrera —pidió él, pues aunque no confiaba en que su hermano y el brujo cumplieran su palabra, sabía que ella conocía mejor los alrededores para huir, así que si se volvía loco, era mejor que lo encerrara ahí. Ella asintió.
Tomó el brazo de la chica aun con reticencia, pues además de que deseaba dirigirse a su cuello, estaba tratando de concentrarse en la razón para no excederse al beber, por lo que, cuando puso la muñeca cerca de su rostro, lo primero que hizo fue olfatearla.
Olía casi tan bien como la primera vez que ella le extendió el brazo para demostrarle que el instinto del vampiro estaba despertando y quizá ahora olía mejor porque sus sentidos eran más agudos que cuando estaba en estado de transición.
Mordió la muñeca y cuando la sangre comenzó a fluir la bebió, mientras mentalmente se repetía una y otra vez que sólo sería un poco.
—Sasuke, es suficiente —pidió Karin suavemente y aunque el joven dejó de succionar, no despegaba la boca de su piel.
Desde el principio y pese a lo que se repetía una y otra vez, Sasuke no podía suprimir por completo su instinto, mucho menos cuando desde el primer día de su conversión, él no había bebido suficiente sangre como para saciarse.
Cuando oyó la voz de Karin pedirle que se detuviera, Sasuke realmente esperaba poder parar, y aunque en efecto, paró, no tenía suficiente voluntad para dejarla ir.
—Volveré tan pronto como pueda —habló la pelirroja— Estaré más fuerte para ese entonces.
—¡Vete! —exclamó Sasuke de repente cuando después de unos instantes de luchar contra él mismo, logró separarse de ella.
A pesar de que sabía que él podría caer en la tentación de un momento a otro, Karin anduvo despacio para tomar ceniza de la chimenea y volver a dibujarse el círculo en su frente, también lanzó un pequeño poder a esta para activar la barrera, lo que lastimó a Uchiha al estar dentro. Sin embargo, cuando ella quiso acercarse preocupada, él le gritó que se fuera rápido y así lo hizo.
Desde fuera, Karin miró por la ventana para asegurarse que el impacto que Sasuke había recibido no hubiese sido tan fuerte, pero si lo fue, pues además de la fuerza de la barrera, él no bebía suficiente sangre, así que pese a no aparentarlo de la misma forma que la joven, el vampiro también estaba débil.
—Lo siento —ella se disculpó y Sasuke, aunque débil y aturdido, intentó acercarse a la chica para beber, pero la barrera lo hizo retroceder.
Karin quedó preocupada por él, pero sabía que seguir ahí cerca no ayudaría al chico y en su lugar corrió a buscar los hongos que le ayudarían a recuperar sangre, pues contrario a lo que le dijo a Sasuke, estos crecían muy cerca de la cabaña. El resto del tiempo lo aprovecharía para hablar con Itachi.
Cuando llegó al lugar donde el mayor de los Uchiha le había asegurado que la esperaría, ella llegó a temer caer en alguna trampa aún cuando en efecto, él estaba ahí esperándola, pero después de lo dicho por Sasuke sobre sus padres y el mayordomo, quizá, Itachi si sabía algo.
—Ojalá pudiera olerte —comentó el hombre cuando la vio.
—Escucha, no confío en ti, pero tengo curiosidad por lo que tienes que decir —Karin ignoró su comentario— No intentes acercarte a mi, porque tengo una protección muy poderosa que también funciona contra tu compañero y tengo bastante poder para defenderme —señaló el círculo en su frente mientras miraba los alrededores vigilando— Sasuke está a salvo en mi casa con la barrera que evita que cualquier enemigo, sea vampiro o no, entre —se paró a una distancia prudente de él— Te escucho, pero sólo tienes media hora, no me quedaré más tiempo.
—Me pone celoso que seas tan protectora con mi hermano.
—Empieza a hablar o me voy —advirtió Karin.
