DISCLAIMER

Todo lo que reconozcan fue creado y pertenece por y a JK Rowling.

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Sangre de Dragón

byLianis

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Capítulo III: Revelaciones

—¿Me puse demasiado poco maquillaje, Parvaty? preguntó Lavender mirándose en la parte posterior de una cuchara que aun estaba manchada con mermelada de higos, durante el desayuno del miércoles.

—No se dice demasiado poco, Lavender corrigió Hermione, ocultando su cara tras El Profeta. Ya poco se molestaba en mirarlas al marcarles los errores, tan acostumbrada como estaba a la pobre aptitud gramatical de sus compañeras Gryffindor.

—No, linda, estás preciosa... aseguró Parvaty, ignorando a Hermione, mientras se quitaba por enésima vez una exuberante horquilla con una libélula fucsia y se la volvía a colocar.

Esa mañana tendrían la primera clase con el nuevo profesor Blake, de Defensa Contra las Artes Oscuras, y Parvaty y Lavender no podían dejar de dirigirse emocionadas miradas y, como Hermione comentó en broma la noche anterior a Harry y a Ron, es probable que ya hubieran formulado un cuestionario con las preguntas que hacer al profesor, alias la nueva estrella de las fantasías adolescentes de chicas de mente plana. Gracias a una disposición directiva, ésta era la única clase que era obligatoria para todos los estudiantes, debido al actual estado de caos del mundo mágico. Esto producía que dicha asignatura contara con un excedente en el cupo de alumnos, y que tuvieran, entonces, que mezclarse los cursos. Y, para sembrar dichosas sonrisas en muchos rostros, al séptimo año de Gryffindor le correspondía con el séptimo año de Slytherin. Sí. El destino también puede ser sarcástico.

—Hubo otro ataque, en un pequeño poblado cercano a Hereford...comentó Hermione plegando el periódico. Suspiró con tristeza y apoyó una mejilla en un puño. Quizás sonara morboso, pero todas las mañanas se levantaba con la expectativa de hallar algo de ese estilo en las noticias.

—¿Algún muerto? preguntó Ron dejando su tenedor sobre el plato. Ella negó.

—No, pero desaparecieron tres muggles —respondió. Apuesto que sólo se los llevan por diversión... para torturarlos... no era una idea reconfortante.

—No hay duda de eso dijo Harry, que ya había terminado de comer y se había cruzado de brazos. Tienen la mente tan retorcida que son capaces de cualquier cosa...

—Horrible...murmuró Ron. Hermione hizo un sonido de sorda concordancia.

Colin Creevey ocupó un asiento frente a los tres amigos.

—Adivinación es un asco... —sentenció con amargura. Harry y Ron rieron con sorna.

—Si no lo decías no lo hubiera adivinado... ironizó Harry.

—Te advertí que no te anotaras el año pasado. En sexto ya no tenías por qué cursarla dijo Hermione llevándose una taza con té a los labios.

—Pensé que se me haría más fácil, pero siguen siendo las mismas idioteces de siempre... Parvaty y Lavender le lanzaron una furiosa mirada y luego continuaron cambiando el color de sus uñas con las varitas.

—¿Y por qué te anotaste en primer lugar? preguntó Ron.

—Porque Harry se había anotado... respondió Colin sonriéndoles a Harry y a Hermione como si la pregunta hubiera sido ridícula. Harry suspiró con fastidio.

—Consíguete una vida, Colin le dijo. Colin sonrió aun más.

—Yo sé que tu me adoras, Harry... bromeó. Hermione rió mientras tragaba un pequeño pastel.

—Hermione... te manchaste con azúcar... dijo Ron sonriendo y señalando la punta de la nariz de su amiga. Ella soltó otra risa y se limpió con el dorso de la mano.

—¿Ya está? preguntó, poniendo los ojos bizcos para tratar de verse donde había señalado Ron.

—No... aun te queda... repuso él quitándole el azúcar con la punta del pulgar. Hermione se inclinó hacia él para facilitarle la tarea. Harry alzó una ceja.

—Qué tierno... dijo con un gesto de desdén. Las orejas de Ron se pusieron coloradas y se apresuro a bajar la mano.

—¿Sabes cuándo es el primer fin de semana a Hogsmeade, Hermione?preguntó Dean, frente a ella, tras tragar un trozo de pie de manzana.

—No... pero calculo que será a mediados de noviembre... respondió pensativa McGonagall dice que aun están organizando la seguridad del pueblo... Pero ni Malfoy ni yo sabemos más que el resto de los estudiantes... Parvaty y Lavender se volvieron con brusquedad al escuchar aquello.

—¿Pudiste averiguar algo de Draco? preguntó Parvaty.

—¿Duerme con pijama o en ropa interior? preguntó Lavender.

—¿Sabes si está interesado en alguna chica por el momento? preguntó Parvaty.

—¿O quizás... duerme desnudo...? preguntó Lavender.

Hermione rodó los ojos.

—Sólo hace dos días que convivo con él, y, honestamente... ¿creen que me importa en lo más mínimo cualquier cosa relacionada con Malfoy?

—Debería...terció Lavender, incrédula.

—Pues no dijo Hermione. No me interesa. Y, aunque así fuera, no tengo tiempo para preocuparme por eso. Raramente nos cruzamos en la Sala Común, y cuando lo hacemos casi ni nos hablamos. Él está en su mundo y yo en el mío.

Seamus y Dean intercambiaron una mirada escéptica.

—Hermione... ¿no ha intentado nada raro? preguntó Seamus.

—¿A qué te refieres? inquirió ella, desorientada.

—Te lo dije... es un marica... apuntó Dean sin darle oportunidad a su amigo a contestar. Parvaty y Lavender los miraron escandalizadas y agarraron sus bolsos y se levantaron de la mesa. Harry, Ron y Colin rieron.

—¿Por qué dices eso? volvió a preguntar Hermione, aun más confundida.

—Bueno...dijo Seamus, sonriéndole condescendienteEs que... tú eres una chica... le envió a Harry y a Ron una mirada de soslayo, comprobando que fuera seguro decir lo que estaba apunto de decir bonita... y... bueno... si no ha intentado nada... quizá... bueno...

—Lo que Seamus quiere decir cortó Dean, lamentando la falta de elocuencia de su amigo, es que no hay chico que pueda dejar de advertir ciertas cosas, y pensar que él viva contigo y que no haya...

—Ustedes vivieron conmigo por seis años dijo Hermione cruzándose de brazos, y ninguno me ha tocado.

—Eso no significa que no quisiéramos... repuso Colin con fervor. Seamus le dio un codazo.

—Hermione, con Harry y Ron revoloteando... dijo éste sonriendo y ojeando a los aludidos, que lo contemplaban con aire amenazador. Hermione ahogó un grito de frustración.

—¿Están diciendo que cualquier chico que no quiera acostarse conmigo es homosexual? preguntó molesta. Harry, Ron, Seamus y Dean se miraron incómodos.

—¡Por supuesto! afirmó Colin sonriendo. Los otros cuatro muchachos lo miraron furiosos.

—No puedo creerlo... murmuró Hermione enojada, y untó una tostada con jalea de membrillo, dispuesta a abandonar aquella ridícula conversación.

—Bueno... pues Ron pasó con ella todo el verano y no le tocó un pelo. comentó Harry casualmente mirándose las uñas de una mano. Hermione soltó un bufido y Ron se ruborizó y miró a Harry reprochante. Seamus, Dean y Colin dilataron sus ojos y los posaron en el pelirrojo.

—¿Qué sucede contigo, Weasley? preguntó Seamus golpeándolo con suavidad en la cabeza

—¿Ahora juegas para el otro equipo? preguntó Dean, riendo.

—¡Es mi amiga! chilló Ron, irguiéndose y sobándose donde Seamus le había pegado Además... ¿creen que quiero que me eche el petrificus totalus? Dean rió aun más Bastante tenía con mantener a raya a Fred y a George...

—Es lo menos que podías hacer... apuntó Harry con un dejo de frialdad. Hermione apoyó con fuerza sus cubiertos sobre su plato.

—Ya basta ordenó con ira. Dejen de molestar a Ron. Fue un caballero conmigo todo el verano, y quizá no sea como ustedes, que sólo tienen una idea en mente...

—Hermione, no... comenzó Ron, pero ella lo detuvo con una mano.

—Me repugna que hablen así... continuó ¿Estoy aquí, saben? Sobre todo tú, Harry... ¿Cómo puedes hablar con tal soltura? Harry entornó los ojos al mirarla.

—Lo siento... dijo con una suave voz llena de cólera No sabía que te pondrías tan furiosa si me metía con tu querido Ron... Hermione abrió la boca y lo contempló azorada. Entonces soltó una risa.

—Oh, Harry... exclamó meneando la cabeza.

—¿Qué?preguntó él con brusquedad.

—Señorita Granger... llamó una voz a sus espaldas, interrumpiendo su conversación. Hermione se volteó y halló a la profesora McGonagall.

—Buenos días, profesora saludó ella.

—Aquí tienes el horario de tus rondas de vigilancia dijo la bruja entregándole dos trozos de pergamino. Puedes acomodarlo según tus conveniencias, pero que la distribución general no varíe.

—De acuerdo respondió Hermione escudriñando uno de los pergaminos.

—Por favor, entrégale el otro horario al señor Malfoy pidió luego la profesora.

—Sí... claro que sí... la profesora McGonagall asintió con énfasis, y Hermione ya estaba lista a darse vuelta una vez más. Pero entonces comprobó que la bruja permanecía a su lado, con los labios apretados y mirando a Harry. Posó sus ojos sobre su amigo, que había vuelto a cruzarse de brazos y miraba hacia el frente, ignorando a la profesora.

—Potterllamó ella entonces. Harry continuó en silencio, sin dar muestras de haberla oído. Potterrepitió ella. Guardó silencio unos instantes más, y al ver que Harry no contestaría siguió hablando. El profesor Dumbledore quiere hablarte.

Harry tomó su vaso y le echó una mirada al interior. Al ver que estaba vacío, volvió a dejarlo en la mesa y se cruzó nuevamente de brazos. Todos prestaban atención a sus acciones.

—Ahora tengo clases dijo con sequedad. La profesora oprimió sus labios con más fuerza.

—No habrá problema con eso, Potter aseguró con voz tranquila. Hubieron otros segundos de silencio.

—Biendijo Harry por fin. Se levantó del banco y se colgó la mochila al hombro. Guárdenme un asiento dijo sin voltearse a Ron y Hermione, mientras comenzaba a seguir a la profesora McGonagall.

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Draco ingresó al aula de Defensa junto a Blaise, precedidos por Pansy y otras chicas de Slytherin, lideradas por Bianca Lastrone. Pansy les contaba algo aparentemente muy emocionante, pero sus amigas no parecían prestarle demasiada atención. Cada tanto se daban vuelta y miraban a Draco y Blaise, para luego reír como tontas.

—Las chicas se comportan raro con Pansy... comentó Blaise ceñudo ¿crees que se hayan peleado? le preguntó a Draco. Éste se encogió de hombros y bostezó. Había pasado una noche terrible. No pudo dormir casi nada, y cuando al fin lo logró, cerca de las cuatro de la mañana, tuvo un extraño sueño en el cual se veía a sí mismo hundiéndose el las heladas aguas del lago durante una gran nevada. Había amanecido con fiebre, se le había hecho tarde para desayunar y no había podido comer casi nada, aunque eso le importaba poco, ya que últimamente hambre era algo de lo que carecía.

Se sentaron en una mesa casi al final del aula, y en seguida Pansy se les unió, resoplando.

—¿Qué sucede con esas? preguntó Blaise señalando al grupo de chicas de Slytherin que se habían sentado algo más adelante.

—Nada...respondió ella evasiva. Crabbe pasó a su lado, taciturno, caminando desgarbado y mirando al suelo. Se sentó unas mesas de por medio, a su derecha, solo.

—Otro miserable más... comentó Blaise misterioso. Draco contempló a Crabbe, mirando sus manos vacías. Parecía perdido y moralmente agotado. Jamás había estado en Hogwarts sin Goyle. Draco no pudo evitar sentirse culpable. Una nueva punzada en su antebrazo le hizo cerrar los ojos y apretar los dientes. Pansy lo miró escudriñante.

—Sé que no quieres oírlo... le dijo pero realmente te ves mal. Creo que deberías ir con Madam Pomfrey, o al menos pedir que te excusen de la clase Draco negó con la cabeza.

—Es más terco que una mula dijo Blaise. Ni lo intentes, Pan. No hace caso a nadie más que a su cabeza dura.

—Estoy bien aseguró Draco. Sólo tuve una mala noche.

—Tuviste malas noches todo el verano... dijo Blaise Y no entiendo cómo puedes pasar una mala noche compartiendo la Sala Común con Granger... agregó sacando de su mochila sus libros y pergaminos.

—Es problema mío susurró Draco imitando a su amigo.

—Creo que no discutió Pansy. Si somos amigos, lo somos siempre. Ya sea cuando estás mal, cuando estás bien, o cuando no puedes contar algún secreto... concluyó con una amargada mirada hacia el grupo de Bianca. Blaise alzó una ceja.

—¿Qué pasó con ellas? preguntó de nuevo.

—Te dije que nada respondió Pansy con fastidio. Draco cruzó sus brazos sobre la mesa y descansó allí su cabeza.

—¿Podrían hablar más bajo? pidió con voz ahogada. Blaise y Pansy se miraron lúgubremente.

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Incertidumbre. Quizás esa fuera la mejor palabra para describir lo que Hermione y Ron sentían mientras entraban al aula de Defensa, aun algo cabizbajos. O quizá no fuera esa palabra para nada.

Ocuparon una mesa al fondo del salón, y Ron colocó a su izquierda su mochila para guardarle un lugar a Harry. Ambos estaban igual de preocupados, y sabían que no servía de nada decirlo en voz alta. Hermione buscó con sus ojos una cabellera platinada, y halló a Draco sentado unas mesas más abajo.

—Ya vengo le dijo a Ron, y volvió a ponerse de pie para dirigirse donde su compañero Premio Anual. Draco tenía la cabeza oculta en sus brazos, sobre la mesa—. Malfoyllamó Hermione. Blaise y Pansy, uno a cada lado de Draco, voltearon de inmediato al oírla. Pansy alzó un labio con desdén y Blaise sonrió de lado. Draco se tomó su tiempo para alzar la cabeza.

—¿Qué quieres, Granger? preguntó monótono. Ella le entregó el horario que le había dado la profesora McGonagall durante el desayuno.

—Los horarios de rondas de vigilancia dijo mientras él lo tomaba. Debemos reorganizarlos, porque algunos no coinciden. Creo que podríamos comenzar esta noche.

—Muy bien... repuso Draco guardando el pergamino sin siquiera mirarlo dentro de su mochila, y de inmediato volvió a ocultar su cabeza.

—Te ves bien, Granger... comentó Blaise entornando los ojos La insignia te queda... Exuberante... dijo, fijando sus ojos en el pecho de la chica. Hermione resopló y regresó a su lugar.

Volvió a sentarse junto a Ron y sacó sus útiles. Su amigo la miró, escudriñante.

—¿Qué tendría que hablar Dumbledore con Harry? preguntó ella en un susurro, sin poder contenerse. Ron permaneció callado, no sabiendo qué contestar. O tal vez no quería contestar. Parecía reacio de hablar del tema. Hermione continuó, a pesar que aquello Harry realmente me está angustiando. Se comporta tan... insoportable... No sé qué habrá tenido que soportar, pero está irreconocible... y no creo que le haga mejor hablar con Dumbledore... Es decir, no debe ser su persona favorita en este momento... Ron seguía en silencio, mirándose sus manos lazadas sobre la mesa. Hermione lo estudió ceñuda Ciertamente, no tenía por qué tratarte así...dijo, intentando que su amigo agregara algo.

—Ya déjalo, Hermione... murmuró él con desgano Entiendo cómo debe sentirse Harry, luego de haber pasado solo todo el verano, entrenando todo el tiempo, separado de las personas que quiere... se ha vuelto algo más...

—Cínico...interrumpió ella Entiendo lo que dices, Ron. Es lógico que esté inseguro, ya que nosotros pasamos tanto tiempo juntos y él solo... y se debe sentir parte de otro mundo... Pero se comporta como un niño caprichoso, celoso... Ron la miró con brusquedad Y, realmente, no tiene de qué ponerse celoso... concluyó Hermione sin advertir el cambio en la actitud del pelirrojo.

—Hermione...dijo él no creo que Harry esté pasando unos momentos mejores que los nuestros... Creo que lo único que podemos hacer ahora es darle nuestro apoyo... Hermione contempló a Ron sonriendo ¿Qué?preguntó éste entonces, algo abochornado. Hermione sonrió aun más.

—Eres muy leal con Harry, Ron... dijo Tiene mucha suerte de tener un amigo como tú Ron se ruborizó apenas.

—Tú también eres buena amiga dijo.

—Y yo sé que Harry está viviendo cosas... horribles...continuó ella Pero realmente me molesta que se comporte tan mal, porque sé que en realidad es una de las mejores personas que conozco... y me duele saber que está sufriendo... Ron bajó la cabeza.

—Estás muy preocupada... ¿verdad? le preguntó con voz queda. Ella asintió.

—Muchorespondió. Ron suspiró y tomó aire.

—Hermione...comenzó con cautela, eligiendo bien las palabras Lo que dijeron Harry... y Seamus y... Dean... la chica frunció el ceño sobre que yo... que yo no... en el verano... que yo no...

—No seas tonto, Ron... dijo Hermione soltando una risita No debes hacer caso a lo que dicen...Ron negó con la cabeza.

—No. Escúchame pidió, nervioso y evitando sus ojos. Si yo no... intenté nada, durante el verano... no fue porque... es decir... tú eres... eres... eres muy linda y... y no quiero que pienses que porque yo no haya intentado nada... que eso significa que tú no me... no me gustes... Hermione sintió un torrente de sangre caliente agrupándose en sus mejillas. Fijó su vista en el frente del aula y abrió la boca un par de veces.

—Qué ridiculeces dices, Ron... dijo con una temblante risita. Él la miró fijamente Ya sé que soy hermosa...agregó, fingiendo arrogancia. Ron sonrió, meneando la cabeza.

—Me siento mal diciéndote esto cuando Harry...

—No debemos sentirnos culpables por bromear interrumpió Hermione, precavida. Ron, cuya frase había sido cortada a la mitad, parpadeó un par de veces.

—¿Y por qué asumes que estoy bromeando? preguntó con fría calma, lo cual le daba a Hermione la pauta para saber que se estaba enojando.

—Oh, Ron... No irás a creer que puedo tomarme en serio nada de lo que dijiste... las puntas de las orejas de Ron se colorearon.

—Por supuesto... me olvidaba que yo no soy más que el payaso del grupo... ¿verdad? terció acalorado. Hermione rodó los ojos.

—Esono es verdad...

—No puedes creer que yo pueda aspirar a alguien como tú... la cortó Ron, cruzándose de brazos. Hermione contuvo un suspiro y se colocó el pelo tras las orejas.

—Ron...comenzó, pero de inmediato debió callarse otra vez, ya que el profesor Blake entró en ese momento. Caminó con paso firme hasta el escritorio y al llegar allí depositó varios libros. Hermione le echó una última mirada a Ron, que estaba tieso y con el rostro contraído.

—Buenos días saludó el profesor con voz potente. Algunos devolvieron el saludo. Como ya informó el profesor Dumbledore en el banquete de bienvenida, yo soy el profesor Garret Blake, e impartiré Defensa Contra las Artes Oscuras este año.

—¿Sólo este año? preguntó Lavender sin molestarse en alzar la mano, y procurando que sus pestañas, llenas máscara, llamaran la atención.

—No puedo saberlo respondió él. Y me gustaría que antes de hablar levantaran las manos Lavender sonrió.

—Si usted lo pide... susurró. Blake pareció no escucharla.

—Sus antiguos profesores me dieron un detallado informe sobre sus conocimientos, y no creo que vaya a haber ningún problema con el plan de estudio que tengo previsto guardó silencio, mirando a la clase. Bien, calculo que todos han leído ya su ejemplar de Maleficios avanzados... hubo un murmullo de asentimiento Muy bien, ahora quiero que, sin consultar el libro, escriban una lista de los maleficios mencionados en el primer capítulo junto con el contramaleficio. La parte práctica será la semana que viene.

Un susurró de hojas de pergamino llenó el aire. Parvaty levantó la mano y Blake la observó con interés.

—Si, señorita...

—Parvaty Patil completó ella con voz ronca. Profesor, me gustaría saber si es verdad que convivió con chamanes... todos dejaron de hacer lo que sea que estuvieran haciendo y miraron al profesor impresionados. Blake calló por un buen rato.

—Si, es verdad, señorita Patil... dijo haciendo algunas anotaciones en un trozo de pergamino Pero no veo cómo eso afecta a nuestra clase...

—¿Y es cierto que tiene el título de sanador y que tiene los estudios de Auror a la mitad en América? preguntó Lavender sin dejarlo acabar su frase.

—También es correcto respondió con frialdad. Pero esta clase no es una entrevista... Hermione contuvo un suspiro de exasperación justo con una risa al oír al profesor, haciendo realidad sus predicciones.

—¿Y es verdad que tuvo de mascota a una Esfinge? preguntó Bianca Lastrone, junto al resto de las chicas de Slytherin, interrumpiendo. Hermione soltó una risa fingida. Bianca le envió una mirada asesina.

—Las Esfinges no pueden domesticarse dijo desdeñosa. Blake la observó alzando una ceja. Hermione se ruborizó ante la penetrante mirada.

—Hermione Granger, presumo... dijo en un susurro. Hermione dilató los ojos y los llevó inconscientemente a su insignia de Premio Anual.

—Sí, profesor afirmó. Blake asintió apenas y volvió a anotar algo en el pergamino.

—Lo de la Esfinge es un mito dijo luego. Granger tiene razón. Esas criaturas no pueden domesticarse. Ahora, sin no les molesta, pónganse a trabajar.

Hermione chasqueó la lengua y abrió un pergamino. Ron la miró por el rabillo del ojo.

—Es bastante pedante... comentó ella en un murmullo. Ron sonrió. Ella también.

Toda la clase se sumió en su trabajo en total silencio. Al cabo de diez minutos, Hermione había completado todos los maleficios y contramaleficios del primer capítulo del libro. Era la única que había terminado. Paseando sus ojos por la clase, comprobó que todos aun rasgaban sus plumas por el pergamino. Todos excepto Draco, que tenía su cabeza ladeada sobre sus brazos y miraba por la ventana con ojos vidriosos. Hermione se mordió el labio. Poco era lo que había hablado con él, y cuando lo había hecho, Draco siempre se mostraba aburrido y cerrado. No es que a ella le molestara, pero había sido curiosa toda su vida.

Ron continuaba con la vista fija en su pergamino, frunciendo el entrecejo, concentrado. Hermione colocó su propio trabajo algo en diagonal y pinchó a su amigo en las costillas. Éste dio un leve brinco, pero luego le sonrió al ver que le ofrecía la posibilidad de copiarse. Hermione meneó la cabeza sonriendo permisiva. Neville, en la mesa de adelante, no estaba mucho mejor que Ron. Hermione se recargó un poco sobre la mesa para susurrarle al oído:

—Confundiste el contramaleficio, Neville... Ese va con el último...Neville asintió sin darse vuelta y arregló su error. Hermione volvió a acomodarse.

Dejó otra vez que sus ojos recorrieran el aula y los posó sobre el profesor, quien tenía su mentón apoyado sobre ambas manos, una ceja alzada y, como Hermione, paseaba sus ojos por la clase. La chica vio con horror cómo Blake fijaba sus ojos en Ron, que a cada momento echaba miradas al pergamino de Hermione, y cómo entonces el profesor alzaba su otra ceja también. Hermione intentó llamarle la atención a Ron para que no fuera tan obvio, pero su amigo estaba bastante ocupado. Blake posó sus ojos sobre Hermione, y ella supo que había comprendido todo. Bajó la vista, nerviosa, deseando que no tuviera la misma mala costumbre de Snape.

Pero el profesor no hizo nada más que continuar en silencio.

La puerta del aula se abrió, sin que nadie hubiera golpeado, y Harry entró en ella. Sin detenerse a disculparse, o siquiera a mirar al profesor, se encaminó al final del salón, junto a Ron y a Hermione. Todos lo observaban confundidos.

—Llegas tarde... dijo entonces Blake, como quien comenta un hecho irrelevante, sin levantarse de su lugar. Harry se detuvo a mitad de camino y se volteó para enfrentarlo.

—Ya me había dado cuenta dijo encogiéndose de hombros. Seamus y Dean rieron por lo bajo. Draco quitó por primera vez sus ojos de la ventana y miró a Harry. Blake sonrió.

—¿Tu nombre? preguntó.

—Harry Potter respondió desafiante, como si esperara que replicara algo. El profesor asintió y acentuó su sonrisa.

—Por supuesto que sí... murmuró. Bueno, señor Potter... me temo que no puedo dejar que llegue tarde a mi clase...

—¿Y cómo piensa impedirlo? preguntó el muchacho burlón. Hermione meneó la cabeza y frunció el entrecejo. Ya la escucharía cuando estuvieran solos...

—Quizás, si debe cumplir algún castigo, lo recuerde para la próxima vez... dijo con aire casual. Harry forzó una risa despectiva. Hermione levantó la mano.

—Por favor, profesor... dijo. Todos se volvieron a ella Harry llegó tarde porque el profesor Dumbledore lo mandó a llamar... Blake alzó una ceja Es en serio... La profesora McGonagall puede atestiguarlo. Ella fue a buscar a Harry durante el desayuno... Harry le envió a Hermione una mirada de reproche y le hizo un gesto para que se callara. Draco rodó los ojos y volvió a mirar por la ventana.

Blake se puso de pie y comenzó a caminar por el aula alrededor de Harry.

—¿Y acaso eres tú la vocera de Potter, Granger? preguntó con voz suave. Pansy soltó una risita O quizá te preocupe que si está castigado no pueda salir contigo...ahora rieron todos los de Slytherin. Hermione dejó que su boca se abriera, incrédula.

—No...dijo No, es que... no es justo que Harry sea castigado...

—Muy bien... aceptó el profesor Tal vez te gustaría hacerle compañía en el castigo... será una especie de cita...

—Ella no hizo nada saltó Harry. Castígeme a mí, si quiere.

—No, Harry...eso no es justo contradijo Hermione—. Hable con la profesora McGonagall... ella dirá la verdad, profesor... Blake llevó sus ojos hasta Harry y luego a Hermione.

—Biendijo. Ya que no podemos ponernos de acuerdo, sólo le quitaré diez puntos a Gryffindor por cada uno... ¿Eso está bien?

—Perfectorespondió Harry de inmediato.

—Biensiguió el rofesor. Señor Potter, ocupe su lugar. Sus amigos podrán explicarle en qué consiste la tarea...

Harry se sentó junto a Ron y se cruzó de brazos sobre el pecho. No sacó sus útiles durante el resto de la clase.

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—Potter perdió la cabeza... comentó Blaise mientras salían del aula de Defensa Creo que se le subieron los humos...

—Siempre tuvo los humos por los cielos, Blaise... replicó Draco descolgándose la mochila para evitar que el hombro se le agarrotara.

—Pues, yo creo que su nueva actitud le da un toque irresistible... declaró Pansy con una sonrisita Hay que admitir que se ha puesto muy guapo.

—¿Quieres que tenga pesadillas? terció Draco molesto Pansy, es Potter...

—¿Y por qué está mal cuando es Potter y ustedes pueden babearse por Granger...? inquirió ella frunciendo los hombros.

—Beneficios de ser el sexo dominante, mi amiga... dijo Blaise. Pansy bufó Además, sabes que Potter está hasta los huesos con su amiguita y... ¿Draco? Draco se había detenido a la mitad del pasillo y estaba apoyándose contra un muro, guardándose de no caer.

—¿Estás bien, Draco? preguntó Pansy acercándose. Draco, que tenía los ojos cerrados, asintió débilmente. Pansy colocó una mano en su frente ¡Estás hirviendo! chilló Draco, debes ir con Madam Pomfrey... Draco tragó saliva.

—Claro...dijo con sarcasmo Seguro que le encantará ver mi nuevo tatuaje... Pansy, usa tu cabeza para algo más que sostener tu pelo...

—No hacía falta la agresión... se quejó Pansy, dolida.

—Deberías ir a acostarte, Draco... dijo Blaise Vuelas de fiebre...

—Estoy bien dijo Draco irguiéndose y procurando no abrir demasiado la boca. Sólo tengo la garganta algo seca. Con un poco de agua se me pasará... Blaise lo miró incrédulo.

—Muy bien... aceptó resignándose Te acompaño hasta el baño... y pasó un brazo de Draco (el derecho, pues sabía que si le tocaba el izquierdo su amigo se acordaría de su madre de forma no muy educada, como siempre pasaba) por sobre su cuello. Draco intentó impedirlo.

—Aun tengo una reputación que mantener dijo fastidiado. Puedo caminar solo.

—No hay nadie en el pasillo apuntó Blaise. ¿Siempre debes quejarte por todo?

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Hermione sabía que había mucho autoritarismo corriendo por sus venas. Si bien no era una fanática de la disciplina como la profesora McGonagall, le gustaba que las cosas se hicieran con cierto orden, y que se respetaran algunas normas. Si algo no se sucedía como en verdad debía hacerlo, ella quería saber el motivo exacto de por qué. Sobre todo si estaba afectando a quienes ella amaba. Por eso es que debía hablar con Harry.

No había compartido con Harry o Ron ninguna clase más aquel día, ya que habían tomado algunas asignaturas separadas, y casi todas había coincidido en miércoles, así que volvió a reunirse con ellos en la hora de la merienda. Entró al Gran Comedor con aire decidido, ignorando saludos de su amigo de Hufflepuff, Ernie Macmillan, de Luna Lovewood, de Ravenclaw, y de Colin y Dennis Creevey, en la mesa e Gryffindor. Se encaminó directamente hasta donde estaba Harry.

—Debemos hablar dijo en un tono al cual era imposible contradecirle. Harry, que estaba masticando un trozo de tarta de arándanos y riendo de algo que habría dicho Ron, la miró por sobre su hombro con aire confundido. Se sacudió las manos golpeándolas entre sí, pasó una pierna al otro lado del banco para verla mejor y tragó lo que tenía en la boca.

—Soy todo oídos dijo. Hermione alzó una ceja e ignoró el hecho de que Parvaty y Lavender prestaran tanta atención, o a que el tenedor de Dean se había quedado a mitad de camino hasta su boca.

—En privado aclaró abriendo más los ojos. Harry le sostuvo la mirada unos instantes y entonces sonrió de lado. Se volvió hacia Ron, Neville, Seamus y Dean.

—Me encanta cuando se pone traviesa... les dijo con descaro. Hermione bufó y rodó los ojos.

—Harry...apremió exasperada. Harry se puso de pie.

—Te estoy siguiendo dijo. Hermione se encaminó hacia el Hall de entrada precediendo a su amigo. Cuando estuvieron a salvo de las curiosas miradas del Gran Comedor, Hermione se enfrentó a Harry mordiéndose un labio. Guardó silencio unos instantes, observándolo.

—¿Qué sucede, Harry? preguntó al fin relajando sus facciones y dejando que viera su preocupación. Harry pareció sorprendido ante esto. Se movió, algo incómodo.

—¿Qué quieres decir? preguntó inseguro. Hermione suspiró.

—Harry... Durante todo el verano estuve angustiadísima por ti... igual que Ron... dijo en un susurro sin mirarlo a los ojos¿Crees que la pasamos bien? Porque de hecho no lo hicimos... ¿Crees que fue una fiesta para nosotros saber que tú estabas haciendo algo que en verdad valiera la pena mientras que nosotros estábamos encerrados y sin saber nada de ti...? Harry escondió sus manos en los bolsillos.

—¿Por qué dices esto? preguntó frunciendo un hombro.

—Harry, actúas de forma tan... tan poco parecida a ti respondió ella, y notó que sus ojos se habían comenzado a humedecer. No eres el Harry al que queremos... Harry dio un paso al frente, sin saber qué hacerHarry... Te extrañamos... Yo te extrañé... ¿Tienes idea lo doloroso que es verte así?

—Hermione yo... balbuceó Harry Yo... no sé por qué... calló de nuevo, desconcertado, y hundió sus dedos en su cabello Es que está todo tan... arruinado... dijo dándole la espalda. Hermione frunció el entrecejo.

—¿Qué está arruinado, Harry? preguntó aproximándose.

—¡Todo!gritó Harry asustando a su amigaTodo, Hermione... No puedo reír... Si río lo hago sólo porque me obligo a hacerlo... Me enfurece ver a gente que está al margen de toda esta porquería que está sucediendo... Y... y no soporto saber que ustedes tienen algo... algo que yo no...concluyó volteándose de nuevo.

—¿Qué quieres decir? inquirió ella desorientada ¿Quiénes tienen algo que tú no? Harry ahogó un grito de frustración y se dejó arrastrar contra la pared hasta terminar sentado en el suelo, apoyando su espalda contra el muro y ocultando su cabeza entre sus piernas. Hermione se agachó a su lado y colocó una mano en una rodilla del muchacho Harry...

—Desde que llegué a Hogwarts... comenzó Harry con voz ahogada Tú y Ron han sido... han sido... muy importantes para mí... Hermione sonrió Y... y... sólo por el hecho de ser mis amigos, sufrieron cosas... terribles y... no lo sé... Durante el verano comprendí que todo es relativo y que nada es para siempre...

—Oh, Harry... exclamó Hermione.

—No sé por qué actúo de esta forma... siguió Harry, alzando la vista y clavándola en sus zapatillas Quizás es porque... no lo sé... es más fácil... menos doloroso...

—No tienes por qué fingir con nosotros, Harry... dijo Hermione.

—Es que no finjo, Hermione... contradijo él Tengo una parte... maligna... Hermione rió.

—Harry... tú no tienes una parte maligna... le dijo con suavidad Es lógico que te sientas así...Harry negó con la cabeza.

—Hago sufrir a las personas... dijo con voz mustia.

—Pero no lo haces porque en verdad quieras que sufran apuntó Hermione. Mira, es simple. Tú sufres, y te enoja que seas el único que lo hace, entonces buscas otras maneras de que sufran los demás.

—¿Y acaso eso no es maligno?

—No es maligno, Harry... siguió ella perdiendo un poco la paciencia Es el normal comportamiento humano, y la última vez que chequeé eras humano.

—¿Entonces dices que está bien que me comporte así? preguntó Harry con el asomo de una sonrisa en sus labios.

—No. No está bien repuso Hermione. Sólo está justificado. Pero tienes que entender, y hacerle entender a tu insoportable inconsciente Harry sonrió, que los demás ya estamos sufriendo mucho sin tu ayuda el muchacho guardó silencio por varios segundos. Al final asintió.

—De acuerdo dijo. Pero, Hermione... aun así debes saber que yo he cambiado.

—Si, lo sé concordó Hermione. Ya lo había notado Harry volvió a asentir y se puso de pie. Luego tendió una mano a su amiga para ayudarla a pararse, y cuando ambos estuvieron erguidos, sin poder contenerse, Hermione abrazó a Harry. Éste tardó un par de instantes en reaccionar, pero entonces también la abrazó.

—Tú también cambiaste... comentó, apoyando su mentón en un hombro de la chica Tus pechos crecieron mucho durante el verano... Hermione soltó una risa y se separó.

—¿Qué voy a hacer contigo? preguntó meneando la cabeza.

—Se me ocurren un par de cosas...

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¿Es que su cuerpo estaba jugándole una mala pasada? Debería haberse ya acostumbrado, pero cada vez le resultaba más extraño. ¿Cómo podía ser que sólo una hora atrás se hubiera recuperado de la súbita desmejora que había sufrido al salir de la clase de Defensa, y que ahora ya se sintiera mal nuevamente? Se había salteado la cena, pues no tenía demasiadas ganas de comer, y en lugar de eso había subido a su Sala Común para intentar bajarse la fiebre con un ducha.

—Se ve algo... perturbado, joven Malfoy... le había dicho Van ocultando una sonrisa, mientras atravesaba el retrato. Draco sólo le había dedicado una mueca sarcástica que bien podría haber significado 'gracias por el dato', y había entrado.

En el baño, procuró que el agua estuviera más bien fría para disminuir la temperatura corporal, pero, como ya había presumido, su cuerpo no lo soportó ni un minuto, pues empezó a temblar sin control. Así que debió utilizar agua caliente, con lo cual la fiebre, o al menos su sentimiento de malestar, aumentó.

Se recostó en su cama, ocultando su cabeza bajo las mantas, tratando de ignorar el dolor y de conciliar el sueño. Pero, a decir verdad, le era complicado.

Alguien golpeó a la puerta de su habitación con ahínco. Draco sólo intentó ignorarlo. Pero los golpes se reiteraron, insistentes, y esta vez vinieron acompañados.

—Malfoy...le llegó la impaciente voz de Hermione desde el otro lado Sé que estás allí... Vamos, dijimos que hoy haríamos la primera ronda... Draco soltó un gruñido contra su almohada. Rondas. Lo único que le faltaba... Se levantó con desgano y se dirigió a la puerta para abrirla. Hermione estaba allí, cruzada de brazos y con aspecto severo. Alzó una ceja al verlo.

—¿Estás bien? preguntó.

—¿Me veo bien? preguntó él. Hermione lo examinó con atención.

—No, de hecho... dijo honestamente ¿Quieres que busque a Madam Pomfrey?

—No, Granger, no quiero que busques a Madam Pomfrey respondió hastiado.

—Entonces... ¿quieres quedarte esta noche y que yo me ocupe de las rondas?ofreció ella. Draco rodó los ojos.

—¿Por qué todo el mundo cree que ya debe ir vistiéndose para mi funeral? preguntó fastidiado No pienso morirme por ahora...

—Bueno, Malfoy, estás con un aspecto terrible desde que llegamos a Howgarts dijo Hermione en un tono simple, es lógico que la gente se preocupe Draco alzó las cejas.

—¿ te preocupas? preguntó.

—Sícontestó ella indiferente. Draco tardó en asimilar esa respuesta, frunciendo el entrecejo y mirándola detenidamente. No estuviste en la cena dijo Hermione al cabo de unos segundos.

—No...corroboró él, cada vez más extrañado No bajé a cenar... ¿Cómo lo sabes? ella sonrió misteriosa.

—Yo lo sé todo... sentenció. Draco dilató apenas sus ojos. ¿Era eso una advertencia? Hermione soltó una risa al ver la expresión del muchacho Es broma... aseguró Es sólo que había un poquito menos de olor a hormonas femeninas adolescentes exaltadas... dijo separando apenas su pulgar y su índice derechos y frunciendo la nariz. Draco sonrió de lado.

—Estás de buen humor, Granger... dijo. Ella asintió.

—Podría decirse... murmuró. Draco meneó la cabeza. No podía presionar a su suerte. Tomó su túnica del perchero junto a la puerta de su dormitorio.

—Vamos a hacer la ronda dijo echándose la túnica por sobre los hombros.

—¿Estás seguro? preguntó ella no muy convencida, escudriñándolo.

—Claro que estoy seguro, Granger... respondió con un dejo de impaciencia.

—De acuerdo... Sólo que no quiero cargar con tu muerte en mi conciencia... bromeó ella Dime... ¿para tu funeral prefieres flores silvestres o azucenas? preguntó luego comenzando a bajar la escalera.

—Ja, ja, Granger...

—¿Por dónde crees que deberíamos comenzar? inquirió entonces Hermione.

—No lo sé respondió Draco, que estaba aferrándose a la baranda de la escalera para no caer, pues acababa de advertir un fuerte mareo.

—Creo que la biblioteca es una buena opción comentó ella mientras atravesaban el retrato.

—¿De veras? preguntó él distraído, ya que toda su lucidez la empleaba en que Hermione no notase su deterioro.

—Aja... bueno, ya sabes, yo creo que es el lugar más interesante de todo Hogwarts... Buenas noches, Van.

—Buenas noches, señorita Hermione correspondió Van con una reverencia ¿Rondas nocturnas?

—Así es, la primera del año...

—Algo indispensable en las noches de los Premios Anuales... comentó él Y déjeme decirle, es una excelente elección la biblioteca para la primera vez, puesto que es un sitio noblemente tranquilo, por lo general. Es un buen... entrenamiento, si me permite...

—Bien, gracias... Hasta luego, Van dijo Hermione dando la vuelta para alcanzar a Draco, que no la había esperado.

Draco apuró el paso, anticipando con deleite el momento en que pudiera volver a su cama. Hermione iba un poco más atrás, sonriendo. Muchas veces había caminado por aquellos pasillo por la noche, mientras todos dormían, pero siempre había sido de forma... ilícita (su corazón dio un pequeño salto al pensar en eso), lidiando con la adrenalina de saber que estaba haciendo algo prohibido y que podía ser atrapada (¡expulsada, por Merlín!), siempre en compañía de Harry o Ron, ocultándose bajo la capa para hacerse invisible. Pero era un buen cambio, pensó, mientras los sagaces ojos de la Señora Norris la observaban desde una esquina oscura, sin tener nada que reprocharle.

—Bueno... ¿te parece que nos separemos? preguntó Hermione diez minutos después mientras abría la puerta de la biblioteca usando una de las tantas llaves del inmenso llavero que le había entregado la profesora McGonagall.

—Sírespondió Draco sin dudar, deseando separarse de ella para poder sufrir en paz. Hermione asintió.

—Bien...dijo Creo que yo tomaré el lado este, y tú puedes ir por el oeste. Iremos bajando de norte a sur. Dejaremos la sección prohibida para el final, y la haremos juntos. No es que crea que vaya a ocurrir nada malo, pero convengamos que es bastante peligrosa. Si encuentras a alguien, no lo castigues tú solo. Ven a buscarme y pautaremos qué hacer. Bueno... eso es todo... ¿alguna duda?

—No, Granger... ¡Merlín! Eres la única persona que puede hacer tanto escándalo por tan poca cosa.

—Tomaré eso como un halago replicó ella comenzando a alejarse. Draco la vio doblar por una estantería, y cuando estuvo ya seguro de que estaba fuera de su campo de visión, se relajó. Se llevó una mano a la frente y se limpió un poco de sudor frío, suspirando cansado. Sabía que tenía que dejar de llamar la atención de Hermione, que ya de por sí bastante deductiva era, pero no sabía si podría fingir que estaba bien cada vez que estuviera con ella.

Empezó a alejarse hacia el oeste, como Hermione había dicho, girando su cabeza cada vez que llegaba a un pasillo para comprobar que todo estuviera en orden. Con melancolía recordó como todo el año anterior había deseado llegar a Premio Anual para encontrarse en la exacta situación en la que estaba allí mismo, para poder hacer uso de un poder superior, ejercer su supremacía; pero de repente, castigar a unos novatos no representaba una idea fascinante, como había creído. Todas las prioridades de su vida habían cambiado drásticamente.

Llevaba su brazo derecho levantado, con la varita en alto y encendida, pero debía mantener sus ojos entornados, pues aquella pequeña fuente de luz le quemaba las pupilas y hacía que su dolor de cabeza aumentara en demasía. Continuó caminando, notando que sus pasos eran cada vez menos seguros y que cada vez su cuerpo temblaba un poco más. Comprobó con una mano que su fiebre había aumentado, y lamentó el que no se hubiera abrigado más antes de salir. Llegó a la mitad de su recorrido, con sus ojos prácticamente cerrados y sus pasos tambaleantes debido al insoportable mareo.

Bajó su brazo, incapaz de mantenerlo alzado por más tiempo, y cuando la punta de la varita con el pequeño haz de luz pasó apenas cerca de su antebrazo izquierdo, sintió allí una terrible punzada de dolor, como si lo hubieran quemado al rojo vivo. Ahogó un grito que se había formado inconsciente en el fondo de su garganta mientras dejaba caer su varita y llevaba la mano derecha al punto del dolor. Perdió por completo el equilibrio cuando su mareo se vio aumentado, y fue a dar con violencia y estrépito contra una estantería, produciendo que varios libros cayeran al suelo, donde él se les unió casi de inmediato.

Permaneció tirado en el suelo, respirando con agitación y manteniendo sus ojos cerrados. Esto no estaba bien. No estaba nada bien...

Un pequeño haz de luz se acercaba rápidamente, y Draco comprendió, en medio de su pobre estado, que debía ser Hermione con su varita encendida.

—Malfoy...exclamó ella con aire asustado mientras se arrodillaba a su lado Malfoy, por Merlín... ¿Qué sucedió? Draco tragó saliva. Intentó decirle que se tranquilizara y que por lo que más quisiera dejara de chillar así, porque su cabeza iba a explotarle, y que apagara la varita. Pero al abrir la boca el único sonido que salió de allí fue el de una fuerte arcada. Hermione le quitó el pelo del flequillo para que no le estorbara si llegaba a vomitar, mas al tocar con su mano la frente del muchacho, soltó una exclamación de sorpresa.

—¡Estás hirviendo, Malfoy! dijo frenética ¿Qué demonios sucedió?

—La... luz... balbuceó Draco apaga... la... luz... Hermione parpadeó confundida pero alejó su varita de delante de la cara de Draco.

—Malfoy... ¿Qué te sucede? preguntó desesperada

—Granger... estoy... comenzó él, pero en seguida fue interrumpido.

—Y ni pienses en decirme que estás bien dijo Hermione con firmeza. Te llevaré con Madam Pomfrey Draco negó con la cabeza. Oh, sí... Y si no piensas caminar entonces te cargaré, Malfoy...

Hermione se acomodó junto a Draco, y sin que éste tuviera tiempo para impedirlo o negarse, ella sujeto su antebrazo para poder pasarlo por sobre su cuello. Pero, ya que la mala suerte lo había acompañado todo el día, no lo abandonaría justo ahora. Así que Hermione lo tomó por su antebrazo izquierdo. Draco soltó un desgarrador gritó de dolor al sentir los pequeños dedos de Hermione cerrarse justo en el sitio donde tenía la Marca, y se alejó como pudo, a rastras, llevando otra vez su mano derecha al punto de dolor.

Hermione, que se había asustado con el grito, también había retrocedido, confundida. Miraba con expresión totalmente desorientada al rostro de Draco, contraído por el dolor.

—Malfoy, qué demonios... comenzó, pero entonces llevó su vista hasta la mano derecha de Draco, oprimiendo su antebrazo izquierdo. ¿Por qué había algo inquietante en ese simple hecho? Quizá porque sabía lo que algunas personas ocultaban allí... Llevó sus ojos, otra vez desorbitados, nuevamente hasta el rostro de Draco, y se llevó una mano a la boca, comprendiendo.

—Granger...comenzó Draco con increíble esfuerzo, suponiendo que el cerebro de Hermione había atado todos los cabos necesarios Granger, escúchame... pero ella no parecía dispuesta a escucharlo. Se puso de pie lentamente, con aspecto aterrado y sorprendido, aun tapándose la boca con una mano y señalando el antebrazo de Draco con la otra.

—Tú...susurró, comenzando a alejarse caminando hacia atrás Tú...

—No, Granger, escúchame... intentó él, pero se vio interrumpido por una nueva arcada, más fuerte que la anterior. Hermione dejó escapar un suave quejido y se tapó los oídos con sus palmas. Dirigiéndole una última mirada horrorizada, dio media vuelta y echó a correr hacia la puerta de la biblioteca.

—¡Granger!gritó Draco, y trató de ponerse de pie para ir tras ella, pero eso sólo consiguió que volviera a caer. Su cabeza, si eso era posible, le dolía aun más.

Esto no podía estar pasando. Debía ser una pesadilla.

Sin poder contener más sus náuseas, dejó que el vómito se escapara cálido por su boca, manchando su túnica y varios libros. Cuando el torrente acabó, Draco se limpió la comisura de sus labios con el dorso de la mano y tragó saliva mientras descansaba su cabeza sobre Pociones medicinales y derivados. Quizá las rondas no eran lo únicoque le faltaba.

—Flores silvestres... estarán bien... pensó, mientras sus ojos se cerraban.