Bueno,
soy nueva en esto pero espero que sus opiniones sean lo mas sinceras
posibles. Lo escribí para desahogarme.
Dedicado: a Rhin
que me había pedido que escribiera algo y aquí la estoy
complaciendo y a gabz, por el simple hecho de que es genial, una
inspiración y mi mamá.
Por: Misato Kitsune Ivanov
Hellsing, yopo.
Advertencia: sinceramente no se que poner aquí
y no se como clasificarlo, así que si es de emociones
susceptibles y le gusta el amor dulce y acaramelado, se confundió
de fic, le recomiendo que busque uno mejor. (Solo es un capitulo, si
no lo entienden sintonice en la libertad de preguntar)
"Los Deseos Mas Profundos"
Una hermosa mansión
alineada al desfiladero era bañada por la luz de la luna. Se
podía ver desde le bacón una silueta, una joven no muy
alto que dejaba caer el cabello a los costados de su cara y, en vano,
apretaba con fuerza los ojos mientras las lagrimas quemaban sus
mejillas antes de caer sobre el barandal de caoba tallada.
-si
tuvieras un deseo ¿Qué pedirías? ¿Que?
La misma pregunta rondaba una y otra ves, torturándolo.
-para ya por favor, ya no mas
-si tuvieras un deseo ¿que
pedirías?
-YA! YA NO MAS!
-¿Que
pedirías?
-Yo… desearía… con toda mi alma…
dejar de amar y que no me ame nadie nunca mas.
Paró por
fin, y sintió el abrasador silencio de nuevo, pero dolía
demasiado el pecho y las lagrimas no cesaban de salir, era probable
que su deseo se hiciera realidad
Yo que creí que con solo estar a tu lado podía ser feliz, y que aun que no me amaras al menos me querías, cuan equivocado estaba. Y ahora lloras por mi… no te creo, tu solo lloras unas cuantas lagrimas negras, yo llore toda una vida por ti…
-He! Esperarte!
Yo no tengo tu condición física, espera a los que no
nos pasamos la vida entrenando!- gritaba a todo pulmón un
joven bien vestido, de ojos azules y mirada fija, que dejaba que el
cabello rojo se le revolviera con el viento, mientras corría
detrás de otro joven de que también iba corriendo pero
que se veía menos abatido que su contraparte pelirroja.
-
Si no corres te dejare atrás y tendrás que regresar
solo a la casa- dijo con calma el joven de cabello azul que corría
delante.
- NO, sabes que todavía me pierdo en este
lugar, no te atrevas a dejarme atrás o me las pagaras- dijo
con un hilo de vos y en un forzado tono de amenaza…
Los recuerdos se mezclan con las lagrimas amargas y el veneno que corrosivo que me inyectaste con la indiferencia de tu ser.
La
puerta de hermoso tallado se abrió de par en par dejando pasar
a su legítimo dueño, junto con su permanente invitado.
-no...Te…cansas…de…torturarme…- dijo Yuriy, dejándose
caer en un acojinado sillón de la sala. El frió que
envolvía en esos días las calles empezó a
convertirse en nieve.
-te dije que tenia prisa, y aun así
te quedaste en el salón media hora más, no tengo tu
tiempo- los ojos rojos se clavaron en los azules con cierto rencor,
tal ves por haberle hecho correr. Con un hábil giro el
pelirrojo esquivó los muebles y echo a correr por las
escaleras, pasándose a caer más de una ves.
Pero en
los ojos azules aun reflejaba la silueta de Kai, mientras sentía
como los colores se le subían al rostro y dejaba de tener
frío. Abrió la tercera puerta del pasillo principal de
la segunda planta que había sido su hogar desde hacia unos
meses, un cuarto de escasa decoración, con una cama
matrimonial revestida con sabanas rojas y con una mesita de noche a
cada lado, el enorme armario, un mueble para la televisión y
otro para la laptop que le había regalado su anfitrión
y por ultimo la puerta de un majestuoso baño decorado con
velas y losas rojas. Bastante cansado tiro la mochila, bufanda y saco
en el suelo junto a la puerta. Sin mucha prisa y despreocupadamente
entro al baño y mojo varias veces su cara con agua fría,
alzo la mirada y se encontró frente a frente al espejo. No
podía apartar su mirada del espejo, entrecerró los
ojos, lentamente subió la mano hasta tocar la punta de los
dedos de su otro yo en el espejo.
- la mitad… solo soy la
mitad- susurró. En el espejo solo se veía la mitad de
su cara. Le invadió la tristeza y un fuerte dolor en el pecho
lo hizo pegarse contra la pared y resbalar hasta el suelo.
La noche me envolvía en sus brazos, la luna repetía los gemidos de nostalgia que escapaban de mi moribundo corazón, cortando el silencio que emitía la soledad.
Por la
ventana se colaban los últimos rallos de la tarde, que
luchaban contra las corrientes frías que empañaban los
cristales. Con la mirada perdida en sus pensamientos, Yuriy se puso
el pantalón del pijama, antes de abotonar la camisa tocaron
con mano firme la puerta de la habitación. La mojada melena
azul choco contra su nariz y la piel de su brazo rozo contra su pecho
desnudo.
- ocupado...?- pregunto Kai con un tono de indiferencia
y sarcasmo. Con un poco de esfuerzo tala se recupero de la impresión,
nunca antes había irrumpido en la habitación y menos de
ese modo.
- No, pero me sorprende que tu tampoco, no tienes nada
mejor que hacer que…- al voltear, su mirada se topo con un peliazul
sin camisa acostado en la cama viendo el techo con los brazos
cruzados detrás de la nuca.
-que?...- repitió
mientras despegaba la mirada del techo, para ver a un pelirrojo que
tenia los ojos abiertos de la sorpresa y la cara del mismo tono que
el cabello, petrificado ante la puerta.- te pasa algo?- el tono
cambio a uno mas seductor, que encendió los sentidos del
pelirrojo. Con movimientos lentos se separo de las sabanas de
terciopelo rojo, y camino hasta que los labios del pelirrojo probaron
el aliento cliente que se escapaba de los labios que casi chocan con
los suyos. La punta de los dedos de Kai alcanzaron a serrar la
puerta, para luego atraparlo por la cintura, apretándolo
fuerte contra la suya.
- ¿que haces?- pudo escuchar el
ridículo tono de voz con que dijo la frase, en realidad no
quería siquiera preguntar.
- vamos, cállate y
disfruta, es lo que quieres tanto como yo- su voz era fuego que
quemaba la piel del cuello del pelirrojo, pero no pudo notar la
lujuria con la que lo veía.
Mil ideas pasaban por la mente
del pelirrojo, pero los ardientes besos nublaron poco a poco la razón
y solo se entrego a las caricias que encendían cada centímetro
de piel que tocaban. Las sombras se alargaron hasta cubrir los
espacios con luz que quedaban, dejando el cuarto en penumbras. Fue la
noche la única testigo, se perdieron los colores, las formas.
Se respiraba la pasión y se sentía el calor.
-no…-
una vos entrecortada interrumpió los gemidos
-no? Quieres
que pare- dijo una vos firme mientras lo tomaba por los brazos, los
ponía sobre su cabeza y se encorvaba para darle un beso.
-
yo, no se…- se estremecía con cada roce de la piel del
cuerpo que sentía sobre su ser - duele?
-que pregunta mas
entupida…- respondió con frialdad- averígualo tu
mismo.
Con un movimiento brusco le soltó los brazos, lo
tomo de la cintura y lo sentó frente a el, sobre su regazo,
sin dejar de apretar la piel que rodeaba las caderas. No pudo hacer
más que abrasarlo, mientras sentía cada movimiento que
pasaba entre sus caderas.
Punzadas de agujas que traspasan mi piel, que cortan los labios, acaban con las ilusiones, los sueños; y te deleita el verme sufrir.
Los rayos tenues de la luna
entraban a través de la ventana iluminando la cama.
-dime,
si tuvieras un deseo, un solo deseo que cambiara tu vida para hacerla
mejor ¿Qué pedirías? ¿Qué seria?-
una voz llena de ilusión y alegría, esperado la
respuesta.
-No lo se, ¿que pedirías tu?- contesto
con cierta indiferencia, desgana y somnolencia.
-Pues pasar toda
la vida enamorado, contigo- dijo con firmeza y convicción.
El
joven pliazul se levanto de la cama se puso los pantalones y se
enfiló a la puerta, para la sorpresa del joven que dejo atrás
en la cama.- ¿por que te vas?
- por que tienes ilusiones
que yo perdí hace mucho. Te enamoraste de mi, pero yo no de
ti. Para ti esto significa más que sexo, para mi solo es una
vez más de las muchas otras- no lo volteo a ver ni un solo
momento y después de cerrar la puerta el silencio rechinaba en
los oídos. El pelirrojo se paro y corrió hacia la
puerta del baño abriéndola y enfrentándose al
espejo sobre el lavamanos. Los ojos se abrieron de par en par dejando
caer lágrimas gruesas que acabaron en el suelo. La ira domino
y de un golpe rompió el espejo esparciendo los retazos
pringados de sangre por el suelo- nada, ya no hay nada… te lo
llevaste todo- los lamentos se acompañaban de la sangre que
resbalaba por le brazo cortado y las huellas rojas por cortarse los
pies. Abrió las puertas del bacón y dejo entrar los
fantasmas de la nieve a la habitación, mientras el viento le
hacia alacranes de cabello sobre la frente.
Debí tener
cuidado al desearte, apunte muy alto y la caída fue peor,
creer que me amaste, fue el error. Pago ahora por tus ofensas, ojalá
te vaya peor.
