Disclaimer: Los personajes no son míos y nunca lo serán, pertenecen a J.K Rowling


Capítulo 1

Morpheo el dios del sueño

¿Alguna vez se han puesto a pensar como un artefacto muggle con los que, aún siendo magos, convivimos a diario pueda cambiar la vida de alguien tan drásticamente? Me refiero al elevador.

Se lo que están pensando¿cómo rayos puede un elevador cambiar la vida de alguien, bueno pues cambió la mía y esta es mi historia.

Todo comenzó una hermosa tarde de verano, por primera vez en meses mis dos amigos y yo coincidimos en tener una semana libre de las presiones del trabajo, así que decidimos tomar nuestras maletas e irnos a una pequeña casa de playa que los tres habíamos comprado juntos, a nosotros se sumaron; Ginny, quién había decidido tomarse la semana libre en el Hospital de San Mungo para hacernos compañía, su actual novio Andrew, quién también era sanador y Caroline, una "amiga" de Ron.

Tras subir mis maletas al jeep, me dispuse a casa de Hermione, un departamento en Shrubbery Street, no muy lejos de mi casa; decidí no viajar con ningún medio mágico, a diferencia de todos los demás; el tranquilo viaje hacia la costa atravesando las hermosas campiñas inglesas era algo que siempre me había fascinado y Hermione había ofrecido hacerme compañía argumentando que estaba harta de tener que cambiarse de ropa cada vez que viajaba por la red flu, así que no teniendo ninguna objeción a que mi mejor amiga de toda la vida me acompañara en el muy tranquilo y entretenido viaje de 5 horas accedí sin más, después de todo eso haría más cómodo el viaje. ¡Oh, que equivocado estaba!

-¿Tienes todo lo que necesitas,- le pregunté sarcástico, mientras subía sus 3 maletas al jeep – o se te olvida algún mueble?-

- Muy gracioso Harry- contestó dándome un débil intento de golpe en el brazo a lo que respondí con mi usual cara de "ouch, eso duele".

- Y bien, hablando enserio¿está todo empacado? – ella asintió con la cabeza.– Entonces, después de usted, mademoiselle- e hice una pequeña reverencia, abriendo la puerta del auto para que entrara, a lo que ella contestó con otra.

Partimos hacia nuestro destino, o mi cruel destino debería decir.

La primer hora del viaje transcurrió veloz entre risas y charlas, que involucraban todas nuestras travesuras y aventuras en nuestros años de estudiantes, omitiendo, claro está, todos los intentos de asesinato que sufrimos por Aquel-que- descansa-en-pedazos (hmm... eso nos dejo con 7 años de nuestra vida reducidos a 10 minutos...)

Lo que siguió del viaje fueron las charlas comunes, que involucran nuestro trabajo, familias (en el caso de Hermione, sniff), los Weasleys y lo que esperábamos para nuestro futuro. Todo marchaba bien, era como un viejo viaje en el expreso Hogwarts solo que yo conducía, y no había camarotes, ni carrito de comida, o dementores...ehem... bueno, como decía todo marchaba bien, hasta que Morpheo, el dios del sueño, hizo su aparición y sumergió a Hermione en sus temibles y furiosas nubes de ensueño; ahora bien, dedo admitir que fue en parte mi culpa, cualquier conductor experimentado sabe que entre más tarde salgas de casa, más tarde llegarás a tu destino, pero yo era todo menos un conductor experimentado, así que decidí salir de casa al mediodía, y a eso añádanle una hora aproximada de carga de equipaje y paradas en cada estación de gasolina para estirar las piernas, (nuestro auto no funcionaba con gasolina, se que dije que quería un viaje al estilo muggle, pero por favor¡gastar dinero en algo que además contamina!; no gracias.), y otra hora y media para comer. Así que para esta altura eran como las 6 de la tarde y comenzaba a oscurecer.

Ya que en varias ocasiones había visto dormir a Hermione, eso no parecía un problema y le dije que reclinara el asiento para que estuviera más cómoda¡error fatal!. No sé si fue la luz que se había vuelto anaranjada por el ocaso, o el emparedado de jamón (algo pasado por cierto) que me había comido en la última estación, lo que hizo que la viera de esa manera... su rostro parecía angelical con el reflejo de luz que jugaba con sus facciones, y su pelo tenía un no-sé-que que le hacía verse diferente, y en algún momento entre el ocaso y el brillo de las estrellas me di cuenta que había un hueco en mí y no tenía idea de donde había salido.

Al fin llegamos a la casa de playa y me di a la tarea de despertar a Hermione, algo que, desde que las preocupaciones de una muerte inminente habían desaparecido, no era nada fácil, pues había adquirido un sueño más pesado que el de Ron.

-Herm, ya llegamos, Herm- le dije cuando detuve el jeep fuera de la casa.

-Herm, despierta-

-Drmgs misg-

-Vamos, levántate-

-Otros cinco minutos más- dijo media dormida

-Anda, ya llegamos-

No me quiero parar, mamá- dijo muy somnolienta, moviéndose brusca y torpemente, lo que provocó que se fuera de lado hacia donde yo estaba, poniéndome en una situación embarazosa.

Ehem...ehem... Herm, despierta, Herm... Señorita Granger si no se levanta, estará reprobada- dije haciendo mi mejor imitación de la profesora McGonagall.

¿Qué?... ¿cómo?... ¡ya me levanté!- dijo nerviosa, sentándose rápidamente en su asiento reclinado, provocando que esta vez se fuera para atrás al no haber respaldo- Muy gracioso, Harry- me gruñó al darse cuenta de donde estaba y escuchar mis carcajadas.

Bajamos las cosas y nos instalamos, los demás habían llegado horas atrás y por órdenes de Ron se habían instalado, hombres en una habitación y mujeres en otra, lo que fue un alivio porque sólo había 3 habitaciones en la casa, y con 2 pares de parejas, no creo que Herm hubiera estado de acuerdo en compartir la habitación conmigo y habría terminado en el sofá.

Tras una deliciosa cena en el balcón nos fuimos todos a la cama.


Harry, despierta-

...-

¡Despierta!-

...-

Siempre es lo mismo-

¡Ahhh!- un balde de agua helada me cayó encima – ¡Qué!-

Vístete, iremos a la playa – me dijo Ron tratando de parecer impaciente. (imposible con sus risotadas)

Así que tras un excelente comienzo, me vestí y baje a la playa con todos. Todo pintaba muy bien hasta que llegó la hora de ir al agua.

-Podrías ponerme un poco? – me dijo Hermione mostrándome un tubo de bloqueador solar

-Seguro – dije, y Hermione se quitó la playera.

Ahora, ya la había visto en traje de baño, de una pieza claro, pero esta vez se había puesto un bikini, un bikini rojo...¡rayos! porqué el destino sigue siendo tan cruel conmigo?... Es verdad que es mi mejor amiga, pero ese es el problema; ella es mi amiga y yo soy su amigo, soy hombre y ella es mujer; su amigo, pero al fin de cuentas hombre.

¿Harry? – escuchaba su voz pero mi cerebro no respondía – oye Harry –

¿Sí? – logré articular

Toma – dijo, entregándome el bloqueador – ponme en la espalda -

¿Huh?.. ah, si claro – tomé el bloqueador e hice lo que me pidió o al menos eso traté.

Ahora retomemos todo esto por si alguien se lo perdió, Hermione me pide que le unte el bloqueador en la espalda y trae puesto un bikini rojo... es una escena muy comprometedora y creo que cualquier hombre lo comprendería, es decir; una chica, cuyo cuerpo no está nada mal, y repito NO ESTA MAL; de hecho ESTA MUY BIEN, les pide que le unten bloqueador en su espalda semidesnuda¡que harían, les diré que es lo que yo hice: entré en pánico. Yo, Harry Potter, el niño que vivió, entré en pánico, eso no pasa muy a menudo, así que torpemente y con los ojos cerrados le unté el bloqueador en la espalda.

Listo – le dije entregándole el tubo aún con los ojos cerrados.

Gracias¿quieres que te ponga? –

¡Qué? Esto sí que no me lo esperaba...

¿Perdón?- dije con los ojos abiertos como platos

Que si quieres que te ponga – repitió extrañada

Oh no, gracias...ehem... mi piel es resistente a los rayos solares -

Esta bien – me dijo mirándome aún más extrañada que antes – ¿vienes?- y se puso de pie

Sí, en un segundo – respondí; ella se encogió de hombros y caminó a la orilla del mar donde los demás estaban.

Yo me quedé sentado sobre mi toalla observándola caminar y todo lo demás pareció desaparecer, era como una película cursi donde la chica esta rodeada por destellos celestiales y cantos de ángeles, su movimiento de caderas era...era... ni siquiera puedo describirlo.

Allí estaba yo, sentado y mirando como idiota hasta que...

¡Ouch!- algo me golpeo duro en la cabeza.

Lo siento, Harry - era un frisbee - ¿Qué haces allí¿No piensas venir? – me preguntó Ron, mientras me ayudaba a incorporarme.

Sí, lo siento, me quede pensando... – él me miró extrañado

Me puse de pie y fui a divertirme, sin poder sacar la imagen de Hermione caminando, lo que me costó otros dos golpes en la cabeza. Después de que nos cansamos de jugar con el "bisfree", como Ron lo llamaba, volvimos al mar y así entre juegos de playa e imágenes celestiales (saben a lo que me refiero¿no? ) el día terminó. Cuando anocheció decidimos cenar en el balcón y simplemente relajarnos con algunas cervezas de mantequilla y algo un poco más fuerte; whisky de fuego.

Toda la semana pasó casi igual; Hermione siempre me pedía lo mismo, y yo siempre hacia lo mismo, al terminar siempre me preguntaba lo mismo: "¿Quieres que te ponga yo?" y yo siempre contestaba lo mismo: "Oh no gracias, mi piel es resistente." Cosa estúpida por decir para alguien tan blanco como yo. Así que para el último día yo era el más quemado de los seis (¿o debería decir rojo? ), y el que mayores problemas para dormir tenía; no soportaba ni el más mínimo roce de las sábanas, si alguien por accidente tocaba mi espalda o mis hombros, provocaba un ardor en mi piel muy parecido a las muestras de afecto que Voldemort me daba en mis días en Hogwarts.

Así que todo rojo y quemado, decidí que mi último día en la casa de playa dormiría sentado en un banco en el balcón, para evitar cualquier roce, o al menos ese era mi plan.

¿Que haces afuera? – escuché a alguien decirme por detrás.

No puedo dormir – contesté sin mirar

Ah, el señor "mi-piel-es-resistente" tiene problemas con la quemazón,- era Hermione

Algo así – le dije sonriendo y señalándole una silla a un lado de mi banco para que se sentara.

Me lo imaginé, así que te traje algo que te hará sentir mejor – dijo, mostrándome un frasco y sentándose.

¿Una poción?- le pregunté tomándolo

Algo así, es un remedio muggle bastante efectivo-

¿Qué es? – pregunté destapando el frasco para olerlo

Leche de magnesia, mi madre me la untaba cada vez que regresábamos de vacaciones y estaba toda quemada-

Oh, hmmmm... ¿que no es para purgar?- le pregunté recordando

Sí, y para las agruras también – me dijo poniéndose de pie y tomando el frasco de mis manos.

¿Qué haces? – dije desconcertado

Voy a untártelo o ¿qué¿Prefieres quedarte despierto toda la noche?

No, pero...-

Entonces, anda voltéate, te sentirás mejor –

Esta bien – a estas alturas, con la piel ardiéndome así, prefería que ella hiciera lo que yo había estado evitando toda la semana.

Vaya que tenía razón, en cuanto comenzó a untarme la leche, mi piel se sentía más fresca, sus manos me untaban el menjurje tan delicadamente que pronto la piel comenzó a arderme de otra manera, de pronto el vacío que había sentido en el jeep y que me había acompañado toda la semana, se había desvanecido; sus manos, su tacto, su presencia lo habían hecho desaparecer; comenzaba a sentir una felicidad tan grande, algo que jamás había sentido cuando de pronto...

Listo, seguro que ya te sientes mejor- el vacío había regresado, estuve a punto de gritarle porqué había parado.

Si, mucho mejor, gracias- dije conteniendo mi primer impulso

Se siente bien¿no? –

Si, genial- dije, recordando como me había sentido mientras me untaba la leche, y comenzaba a preguntarme si ella se habría sentido así cuando le ponía el bronceador, si había algún vacío que se llenaba cuando yo le untaba el ...

Me refiero a la tranquilidad, la brisa del mar – dijo sacándome de mis pensamientos.

Eh...ah...si, es maravilloso –

Me encanta venir aquí – dijo sentándose en el columpio de jardín, que estaba muy cerca del barandal- deberíamos hacer esto más seguido.

Sí, deberíamos –

Ven, acompáñame – dijo señalándome el asiento para que me sentara junto a ella.

No podía rechazar su invitación aunque estaba tentado a salir corriendo de ahí. Pero a pesar de ese impulso fui a sentarme junto a ella.

Nos quedamos allí mirando al mar sin decir nada, hasta que el sueño fue venciéndola y puso su cabeza en mi regazo, haciéndome sentir un poco incómodo, estuve tentado a decirle que no, argumentando que la piel aún me ardía, pero en cuanto puso su cabeza sobre mis piernas el vacío se llenó nuevamente, así que deje que ella se acomodara como quisiera. Y nos quedamos así, ella acostada sobre mi regazo y yo acariciando su pelo hasta que Morpheome rodeo con sus endemoniadas nubes de ensueño.